EXODO Y CULPA
¿Por qué los judíos
israelíes siguen abandonando el estado de Israel? No, no es una fábula, es la
crónica de un estado inviable
Por Yossi Tevi
Hay situaciones que
con detenerse a observar un minuto se explican por sí mismas. Por ejemplo, si
un grupo de bandidos están tratando de asaltar tu vivienda y ves a tu familia
comprometida ante esa amenaza no creo que los abandones. En la extensa y penosa
situación de Palestina esta lógica explica con rapidez quienes son (y quienes
no son) los verdaderos propietarios de la tierra.
Los sucesos del 7
de octubre del 2023 profundizaron y visualizaron como nunca la situación en la
franja de Gaza y de toda Palestina obligando a muchos a investigar de que se
trataba esto. Desde 2006 Israel vino hostigando con todas las tácticas,
recursos y formas posibles a los habitantes de Gaza y jugo con las internas
políticas de la población palestina creando (y eso implica financiar, armar y
sostener) situaciones de tensión dando su apoyo a la corrupta y nada
representativa administración de AL FATA de Mahmmud Abas.
Pero fue Israel y
su inteligencia la que facilito la creación de Hamas, sí, la misma que los
sionistas hoy consideran el demonio y que “Bibi” y su gente permitió financiar
¿Lo recuerdan? La década de los ochentas fue una pesadilla para Tel Aviv y eso se
potenció con la “Intifada” de 1987 (Revolución de las piedras) que llevó la
situación de los territorios ocupados a un corredor sin salida. Fue allí donde
los cerebros del Shin Bet y sus colegas de las unidades antiterroristas maquinaron
la idea de dividir a los palestinos y para agosto de 1988 se oficializaba la
organización “Hamas” (Algarabía en árabe).
Esto que puede
sonar increíble para el profano o para ciertos periodistas obsecuentes de éste
lado del mundo, fue un secreto oscuro guardado por décadas hasta que se supo
que los sionistas, expertos en crear discordias y bulos, buscando debilitar el
nacionalismo palestino de la OLP con Yasser Arafat, alentó la militancia
religiosa islamista e incluso proporcionó financiación para que la juventud se
volcará a las mezquitas bajo el liderazgo espiritual de Ahmed Yassin antes que
a los campamentos militares de la OLP. Hoy esa creación, que trata de ser
demonizada por la prensa occidental adicta al sionismo (particularmente en Buenos
Aires) debe su existencia a los genios del AMAN (inteligencia militar) y el
Shin Bet y sostenida a espaldas de sus propios ciudadanos por políticos corruptos
de la ultraderecha más rancia del “Likud” con Netanyahu y Lieberman.
Desde que comenzó
la aniquilación sobre la población gazatí en octubre del 2023 y ante la
respuesta inesperada de la resistencia islámica, el flujo de ciudadanos
israelíes huyendo a occidente fue creciendo a medida que las hostilidades
fueron creciendo en intensidad. Entre los más presurosos en huir estuvieron los
colonos de asentamientos limítrofes con el Líbano y los que se ubicaban en el
norte de la franja de Gaza. Sin dudas aquella sensación de impunidad con la que
muchos israelíes se jactaban con sonrisas cuando la cúpula de hierro
interceptaba los cohetes artesanales “Al Qassam” o los GRAD de Hesbolá que
lanzaba desde el sur del Líbano cambio de forma radical cuando la república Islámica
de Irán le demostró a Israel que si se ponía con un igual podían causarle un
daño similar al que causaban a quienes no tenían defensa.
Los daños a Tel
Aviv y a blancos muy puntuales de la estructura gubernamental en todo Israel (incluyendo
al propio cuartel del Mossad) fue una señal que muchos israelíes entendieron
alto y claro. La era de impunidad parecía haberse acabado y mejor nos vamos.
Pero si bien los
misiles hipersónicos iraníes fueron un buen incentivo para este goteo inmigratorio
a este lado del mundo, cierto es también que muchos están abandonando el estado
abrumados por una situación imposible de explicar de cara a ellos y al mundo
que les observa. No es que les conmueva el asesinato de mujeres y niños
palestinos ya que durante mucho tiempo estos mismos que hoy huyen fueron
formados bajo un sistema educativo supremacista y racista en donde los
árabes-palestinos no son considerados humanos. También tenemos que contar en
este flujo a individuos (dado que son muy pocos) quienes deciden abandonar
Israel e incluso deshacerse de su ciudadanía por considerar al estado como una “herramienta
del genocidio” que apoyándose en el argumento de dar refugio a los judíos
contra la persecución y el antisemitismo en sus países de origen, se vuelven persecutores
y verdugos de los semitas árabes palestinos, ¿Qué contrariedad, no?
Hay en muchos de
estos emigrantes un sentimiento de desilusión y furia ya que Israel no es lo
que su propaganda promete.
La presión
psicológica por esta situación bélica a la que se agregan las reformas
judiciales que buscan constituir un verdadero estado teológico controlado por los
sionistas talmúdicos y los crecientes problemas en una economía muy complicada que
coarta oportunidades a los profesionales y mentes prodigiosas, hace imposible
vivir como lo promete la propaganda de las oficinas de la agencia política ALIA
(No el Talmud o la Torah) y sus promotores en occidente.
De esta forma el
estado por medio de estas oficinas y sus reclutadores en los países donde
reclutan judíos y captan incautos que no necesariamente lo sean, prometen seguridad
(dado que la palabra persecución es otra muletilla para estos traslados) una
vida de ensueño y fraternidad en “Kibutz” o granjas colectivas que han sido
montadas sobre terrenos de pobladores árabes palestinos que o han sido
desplazados (eso implica a golpes, arrestos y deportaciones) o fueron
asesinados por las fuerzas del estado de Israel o de sus colonos extremistas.
Esta realidad que
tanto molesta al gobierno israelí, a los sionistas extremos y a sus conspicuos
partidarios no judíos quienes incluso no perdonan a los judíos que denuncian
estas criminalidades, es imposible de tapar aún, con los más esmerados y lacrimógenos
argumentos como los que solemos escuchar en los medios masivos de occidente.
También es una preocupación de estos exponentes del supremacismo judío la huida
de un importante número de “colonos blancos” (de piel), una preferencia que
ratifica su abyecta naturaleza racista.
Solo para tener en
cuenta algunas cifras, en 2023 unos 80.000 israelíes salieron del estado rumbo
a sus países de origen. En 2024 la estimación creció a unos 83.000 ciudadanos
israelíes quien salieron desde el aeropuerto Ben Gurión superando por mucho a los
judíos que el estado se encarga de trasladar desde otros lugares para sus
planes de colonización de los territorios palestinos que van siendo apropiados.
Según algunas estimaciones para el presente año 2025, se mantendría una cifra
similar ya que no es posible precisar un número cierto dado el estricto control
y la censura que aplican las agencias gubernamentales israelíes sobre las estadísticas.
La crisis es notable y preocupante para
Netanyahu y Cía.
A la par de estas
políticas de control y recorte informativo, hay en occidente y en países con
gobiernos alineados (como el argentino) a lo que viene cometiendo Israel, una
extensión de esas políticas que incluso van más allá con supuestos “chequeos”
de información intentando desacreditar lo que las estadísticas, documentos y
testimonios dan cuenta.

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