domingo, 2 de mayo de 2021

 

“¿CUÁL ES LA DEMOCRACIA QUE IMPORTA?”

La historia política norteamericana de los últimos treinta años a esta parte ha dejado en claro que muchos términos que se usan y abusan en los discursos de sus gobernantes poco o nada son respetados en su acepción real. En ese sentido ¿Qué es la democracia para EEUU?

Por Javier B. Dal

Cuando en algunas circunstancias solemos escuchar la invocación de la palabra “democracia” ya sospechamos que será para justificar alguna política o proceder que terminara en resultados que no se condicen con su etimología. Mayormente sus principales invocadores son los funcionarios de gobiernos anglosajones, principalmente los estadounidenses quienes han pretendido hacérsela suya, como si se tratara de una marca registrada a la cual nadie más que ellos tienen derecho a interpretar, pero ¿Ello es realmente así?

La democracia es un estilo de vida para unos, un sistema de gobierno para otros o la combinación de ambas y básicamente significa la organización política a cargo de una mayoría que ha sido electa en una votación libre. Pero esto es la teoría clásica devenida de los griegos del siglo VI (a.c.) ya que como tal en lo que ha sido su ejercicio en la vida política contemporánea en occidente, poco o nada tiene que ver con el término de aquel entonces. Así bajo los ropajes de una “sagrada” institucionalidad, la democracia norteamericana (de carácter representativo por colegios electorales) se ha convertido en una marca registrada, un negocio político rentable de una élite política que sin distinciones entre demócratas y republicanos solo busca sus propios beneficios siendo la corrupción la fuente de estos. En especial quienes han producido y alimentado esto es la élite político-financiera-especulativa anglosajona que ha dado extendidas, certeras y tangibles pruebas de que poco le importa respetar la libertad de elección de sus propios habitantes y mucho lo que otros pueblos y sus habitantes puedan hacer. Incluso ello ha demostrado que más que demócratas son parte de una plutocracia (gobierno de los ricos) que -además de llenarse los bolsillos propios- solo beneficiarán a quienes colaboren y beneficien a sus negocios e intereses.  Más bien, han usado el termino “democracia” para argumentar y tratar de justificar doctrinas egocentristas que sustentaran las acciones violentas y calamitosas que -como ha quedado extensamente demostrado- persiguen otros fines vinculados al control estratégico de rutas comerciales, potenciales mercados y la apropiación de los recursos energéticos.

No hay democracia en instituciones infectadas de racismo, en discursos y arengas de odio contra otras religiones, o en presumidas “cruzadas del bien contra el mal”, mucho menos en “guerras preventivas” ni que decir en los “asesinatos preventivos” urdidos a las sombras de burócratas decisores que nadie conoce -y que nadie a votado- y que solo tienen como fundamento único frases mesiánicas como aquella nefasta expresada por el presidente George W. Bush para condicionar el pensamiento del colectivo diciendo “o estas con nosotros o con los terroristas” que implicaba aceptar las bestialidades que se cometían en sus agresiones externas. Mucho menos puede alegarse el liderazgo o el autoproclamado “faro de la democracia” cuando no se respeta ni garantiza la búsqueda de justicia para crímenes de rango universal que tipifica el Estatuto de Roma y que debe procesar sin interferencias la Corte Penal Internacional.

Desde el final de la Segunda guerra mundial (1945), EEUU y sus aliados en especial Gran Bretaña, han sido protagonistas de todo tipo de actos que van a contramano de la democracia. Sin dudas que los complots y los golpes de estado orquestados a lo largo de la mitad del siglo XX contra gobiernos en Latinoamérica y Asia no son una tarjeta de presentación muy democrática que digamos. 

Contradictoriamente, uno de los fundamentos para cambiar sistemas de gobierno en otras regiones que hemos venido viendo desde aquel entonces y que aún se intentan al presente con maniobras más discretas y silentes como son las banderas falsas y operaciones negras, es precisamente alegar las bondades de la democracia, pero ¿Qué tiene de democrático apelar a subversión, el engaño mediante falsas banderas, la intervención política y económica (mediante sanciones comerciales), la agresión militar y la violación de los derechos humanos contra quienes optan por otros sistemas políticos? Lo mismo deberíamos reflexionar con las privaciones de libertad y de sus derechos humanos contra aquellos investigadores que como Julian Assange han puesto en evidencia estas incongruencias con el discurso político y propagandistico anglosajón.

Ultimamente el lineamiento bajado desde La Casa Blanca a cargo de Joe Biden, apela al paradigma que funda un supuesto nuevo peligro de alcance global que requiere la intervención de EEUU y que es levantado por los obsecuentes demócratas de la región (en particular de Brasil y Argentina), quienes lo presentan como una presumida pulseada entre la “democracia y la autocracia”, que a la vista de aquellos antecedentes, es un planteo tan falso y simplista que resuena como un oxímoron. Si en realidad esa es la nueva disyuntiva cabría preguntarse si aliados como Turquía y Arabia Saudita ¿Serán autocracias buenas? Y es que, promover la democracia a punta de fusil, bombas, las torturas y la desinformación para eliminar a quienes molestan, va a contramano de esta concepción.

Hay en esta concepción anglosajona de la democracia, de tinte liberal, una severa inconsecuencia que ya lleva en lo que va del milenio millares de muertos y la producción de crisis humanitarias que no ayudan precisamente a dar credibilidad en dicho sistema. Y sino usted pregúntese ¿Qué bondad podría ver un niño en un país que luego de ser bestialmente agredido por quienes se auto perciben democráticos, matado a su gente e invadidos por un ejercito de ocupación, termina secuestrando, torturando y matando a sus padres y sumiéndole a él y a todos a quienes conoce en seres miserables sin futuro? Remover gobiernos para implantar la democracia con bombas y tanques no es una fórmula precisamente democrática.

Supuestamente, la democracia liberal apela a la libre participación y elección de los representantes, a la pluralidad de opiniones y a la defensa de la libertad de expresión pero, como lo señale antes, agredir a naciones soberanas, fomentar el caos e incluso llevarlo a la práctica con el uso del terrorismo (como herramienta de presión política), la fabricación de guerras para remover esos gobiernos que molestan a sus intereses pero que las poblaciones de otras naciones han elegido, choca con esa supuesta prerrogativa democrática ¿Por qué un burócrata de turno en Washington decide quién y cómo va a gobernar una nación que no es la suya a miles de kilómetros de los EEUU? Esto es como suelen decir los mismos estadounidenses, insane.

Cuando George W. Bush y su colega británico Tony Blair argumentaron falsamente (sobre la base de informes de inteligencia mentirosos) la tenencia de armas de destrucción masiva en Iraq, sus principales caballitos de batalla para persuadir a la opinión pública que les observaba, fue que debían intervenir y de esa manera “llevarían la democracia a los iraquíes” y que aquellos, agradecidos, les recibirían con flores y aplausos entre otras mentiras que pronto quedarían expuestas. La brutalidad de los primeros días de esa invasión en 2003 dejó miles de civiles sepultados bajo los escombros y ello solo sería el comienzo de una siniestra estrategia ya planificada conocida de la “guerra perpetua”. El derrocamiento del gobierno del Partido Baas fue seguido por una campaña sangrienta y clandestina de “desbaatización” que además de orquestada por la CIA y otras agencias aliadas, no fue otra cosa que la persecución y eliminación física de todos aquellos por el solo merito de ser partidarios del nacionalismo árabe y que se oponían a la intervención angloestadounidense y al gobierno colaboracionista que pusieron los mismos invasores. Muy democrático ¿No lo cree usted?

Incluso los mismos mafiosos de la secta “Dawa” encabezados por el primer ministro Nouri Al Maliki colocados al mando en Bagdad por el Departamento de Estado de Bush no querían saber nada de la democracia de la que CNN y los medios masivos estadounidenses vendían coloridamente al mundo. Incluso más, los mismos militares y equipos de la CIA que trabajaron para armar y entrenar las bandas armadas que denominaron “Cuerpos de Seguridad” fueron incisivos y terminantes en cómo ejecutar los objetivos para destruir a la resistencia y ello lo vimos en los infames ejemplos (expuestos por la difusión en internet) de violaciones a los derechos humanos en los campos de concentración y torturas de “Guantánamo” en Cuba, “Abu-Graib” y “Campo Bucca” para citar los más horrendos y conocidos.  

No amigos, ciertamente que no hay nada de democracia en todo esto y mucho menos en lo que EEUU continuó y continúa orquestando en la región. No se olvide usted, que aún no hay explicaciones a los contubernios y jamás negadas conexiones entre “Estado Islámico” con las fuerzas especiales militares y sus agencias de inteligencia que (denunciadas por testigos iraquíes y sirios) pudieron conocerse gracias a la ya cuestionada libertad que ofrecía el internet. Indudablemente que el Establishment en Washington acuso recibo de esta etapa negra y buscó sin éxito enterrarla en lo más profundo del jardín de la Casa Blanca, pero ello no funcionó. Los muertos siguieron y siguen saliendo a la luz como una maldición que afea y mancha con el color rojo sangre la ya pésima imagen de una nación con un sistema político archicorrupto que por la desigualdad social-económica y el racismo estructural que lo infecta, va camino a la implosión social.

La promoción de la democracia al estilo norteamericano ha ido variando con el paso de los años, en especial con sus metidas de pata en el exterior. Cuando en Washington se dieron cuenta que los relatos de los medios masivos como CNN y FOX ya no servían para tapar las inconsecuencias de sus administraciones, en particular las masacres colectivas como las cometidas en Iraq y Afganistán que se filtraban anonimamente por internet, ni surtían efecto sus reinterpretaciones para reducir el impacto sobre la opinión pública, pasaron a diversificar sus estrategias para tratar de lavarse las manos poniendo en manos privadas (Empresas de seguridad) ciertas áreas de la defensa. Por cierto, las próximas intervenciones externas no serán como las ya vistas, sino que se apoyaran en una combinación de ciberataques, Drones remotos y empleo de novedosos sistemas robóticos para reemplazar (al menos en parte) un costoso ejército de ocupación.

Hoy por hoy, la mentada democracia no existe y mucho menos en los EEUU. Incluso uno de los objetivos planteados por el flamante presidente Joe Biden para “proteger la democracia” es controlar la información; es decir, todo aquello que ponga en aprietos a Washington será catalogado como desinformación. Desde 2001 quienes se autoproclaman como faro de este sistema de gobierno y de las libertades que el mismo conlleva, han ido creando cerrojos, controles y filtros ilegales en las comunicaciones que desde entonces hasta la actualidad (y bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo), han ampliado de forma abusiva y desmesurada las facultades de intervención e invasión de la intimidad por parte del estado a niveles insospechados y que en los últimos años se enmarcan en la llamada “Ciberseguridad” que a modo de un sofisticado sistema panóptico ciberelectrónico, está mas dedicado a espiar lo que hacen, hablan, opinan y monitorear a dónde van los ciudadanos del común alrededor del globo, que vigilar actividades extremistas.

El control ideológico y de la información que circula en el ciberespacio es la principal finalidad de esta presumida política en un discutido marco democrático que cabe dejar claro, no distingue entre demócratas y republicanos, claramente no. Sobre ello recordemos si no, la administración demócrata de Barak Obama (supuestamente mejoradora de la administración republicana de Bush-Cheney) en 2010 fue protagonista junto a Gran Bretaña y Francia de la brutal intervención sobre Libia jactándose entre otras cuestiones de haber asesinado a su presidente Mohammar Al Gadafy. Y eso no fue todo. En mayo de 2011 la promesa de un cambio para “América” llevó adelante dos hechos más, tan controversiales como discutibles en lo que hace a la vida democrática y el respeto por la autodeterminación.

El 2 de mayo de 2011 el presidente Obama anunciaba la muerte de Osama Bin Ladem en una operación secreta que -tras intrusar en la soberanía de Pakistán- además de increíble y nunca verificable, su versión se hallaba rodeada de insalvables inconsistencias y situaciones que la asemejan más a una película bélica hollywoodense que a un hecho real. Unos días después de este anuncio, más precisamente el 16 de mayo el Departamento de Estado a cargo de Hillary Clinton publicó un documento titulado “Estrategia Internacional para el Ciberespacio” en el cual, además de proponer herramientas de ejercicio de policía de contenidos en el ciberespacio se parece más un manual de fundamentos de un pretendido deber moral de los EEUU para custodiar al mundo que otra cosa. Uno de los principales fines de esto era y sigue siendo sin dudas controlar el tráfico informativo, criminalizar a los difusores, fuentes informativas y a periodistas que además de contradecir las políticas de “Seguridad nacional” de la Casa Blanca, compliquen los intereses norteamericanos en el exterior. Con esto a la vista, está muy claro que la democracia y en particular la libertad de pensamiento está en peligro, pero no por obra y gracia de “autocracias” Asiáticas (China y Corea del Norte) o Euroasiáticas (Rusia) como tanto gusta a Washington acusar sino, por los mismos y contradictorios procederes en lo que incurre su propio sistema que se halla claramente corrompido y al servicio final del Establishment norteamericano. 

 

domingo, 25 de abril de 2021

 

“DESESTABILIZACION EN CIERNES”

Los despliegues militares de EEUU, Gran Bretaña y sus aliados de la OTAN en Eurasia han ido más allá de lo tolerable para la legalidad internacional y en particular para la seguridad de Rusia entonces ¿Cuánto está dispuesta la OTAN a perder por imponer la hegemonía estadounidense en Eurasia?

 

Por Charles H. Slim

Mientras los medios occidentales distraen las miradas de la opinión pública con el miedo al COVID, los gobiernos de su predilección no cesan en aventurarse en una peligrosa empresa geopolítica contra China y Rusia. El año tuvo un comienzo agitado con el formidable despliegue militar de la OTAN denominado Defender Europe-21 que se conjugo con las maniobras provocativas en las fronteras de Bielorusia y las “espontáneas” manifestaciones que estallaron dentro de este país que no fue otra cosa que un fallido intento de golpe de estado contra el gobierno de Alexandr Lukashenko. Ello fue el preludio de la política de la nueva administración en La Casa Blanca que no se conformaría con insultos y descalificaciones personales.

Biden con la intensión de encarrilar tras de si el apoyo de los sectores republicanos y conservadores que apoyaban a Trump en su política exterior, salió a jugar rudo dejando en claro que EEUU regresaría a la carrera por reconquistar la supremacía global (que implica la puesta en marcha de la estrategia del “caos permanente”). Uno de sus puntos para iniciar esta campaña se halla en Ucrania y es por ello que Biden comisionó a su Secretario de Estado Anthony Blinken para que junto a su par británico Dominic Raab, tomaran contacto con su homologo ucraniano Dymtro Kuleba y al mismo tiempo gestionaran y coordinaran un mayor involucramiento de la OTAN en estos ambiciosos planes.

Entre tanto se gestionaban estas coordinaciones diplomáticas, el presidente de la Cámara de Representantes estadounidense para las Fuerzas Armadas negociaba con representantes ucranianos el otorgamiento de subvenciones para mejorar el equipamiento de su ejército a cambio de impulsar la oposición de su país al gasoducto Nord Stream 2 que aprovisionará de gas ruso a Europa.

Recordemos que Biden y su gente forman parte de la “elite” político-financiera conservadora que (indistintamente de su filiación republicana o demócrata) detesta a Donald Trump y sus políticas aislacionistas que frenaron entre otras cuestiones, el aventurerismo militar en Medio Oriente (que tan buenas ganancias daba) y la continuidad de la política belicista sobre Eurasia, Asia Central y el extremo Oriente (centrada en China) como estrategia de conquista que responde a la doctrina “Rumsfeld/Cebrowski”. Es el mismo que durante la presidencia de Obama defendió a los neonazis ucranianos que participaron en el golpe de la Plaza de Maidan en 2014. Pese a ello Biden y Cia se presentan como la representación de la democracia global contra el autoritarismo, un formulismo tan falso como carente de realidad que quedo acabadamente expuesto con el rechazo a la propuesta de Putin a Biden para debatir públicamente sobre los puntos de desencuentro entre ambas naciones ¿Por qué Biden teme al debate? Lo cierto que él como su país son la representación de la inconsencuencia política. Solo basta ver las consecuencias nefastas que han traído para la seguridad del mundo las políticas norteamericanas en los últimos veinte años y que hoy por hoy están siendo motivo de investigaciones ante la Corte Penal Internacional (CPI).

Desde hace más de un mes se han venido viendo intensos movimientos navales en el Mar Negro, en el Ártico y por supuesto, continuos despliegues de tropas y vehículos acorazados en los países satélites de la OTAN en la Europa del este ¿Casualidad? Claro que no. Al mismo tiempo todo ello vino a coincidir con las provocaciones que “desconocidos” han estado creando en la Cuenca del Donets mas conocido como el Donbass, con el incremento de sanciones comerciales implementadas desde Washington y la Unión Europea (aquí con serias reticencias) contra personalidades y empresarios rusos y la maniquea agitación mediática occidental que se viene viendo por la detención del disidente político Alexei Navalny, demuestran acciones coordinadas que buscan la desestabilización. Sobre esto último, se devela una notoria tendenciosidad ya que estos supuestos demócratas preocupados por la libertad no dicen nada de los sombríos, arbitrarios y vergonzosos casos de Julian Assange o de Bradley Manning. En resumen, estamos una vez más ante la fabricación de un relato tóxico (que como en épocas de la Unión Soviética) disimule la notable y larga aversión prejuiciosa de la élite anglosajona contra Rusia que justifica la búsqueda de un colapso.

También como lo hemos dicho antes, para lograr este propósito occidente necesita de Ucrania (como posición geográfica estratégica) para concretar estos planes y Rusia lo sabe.

Ucrania se ha convertido en el centro y motivo de estos movimientos y ellos han -por supuesto- sido permitidos por el gobierno de Kiev con la aparente intensión de retomar a como de lugar los territorios autonómicos de la región del este del país que se halla poblada por una mayoría ruso parlante que no reconoce su autoridad. Lo peor de todo es que el gobierno de Volodomir Zelensky no parece advertir que las manipulaciones de la OTAN pueden llegar a convertir a su país en un campo de batalla perpetuo.

Ciertamente no solo hay implicancias políticas en esto. El golpe de estado gestado y dirigido por Washington y la embajada norteamericana en Kiev en febrero de 2014 y que causó esta fragmentación político social entre los ucranianos, revivió los viejos enconos de la Segunda guerra mundial, ahondo las diferencias culturales y afianzó aún más la identidad de estos pobladores rusoparlantes de la región del Donbass.

Los complotadores aprovecharon estas físuras, aunque también es cierto, no calcularon con precisión las consecuencias de aquel pequeño detalle. Los habitantes del este de Ucrania tienen una larga historia de sentido de pertenencia que los vincula con Rusia. En este sentido, los medios occidentales especialmente los anglo estadounidenses y en particular sus subsidiarias en Sudamérica a cargo de -además de ignorantes y parciales- verdaderos agitadores a sueldo, pasan por arriba estas implicancias etincas, culturales y religiosas que hacen que la situación de esta región se presente como la vemos. Cuando la mafia ultraderechista apoyada por mercenarios venidos de varios lugares del globo (incluidos Gran Bretaña e Israel) se apodero del poder en Kiev, se estableció un control sistemático de las comunicaciones (vigilancia por GPS) para disolver manifestaciones y la represión direccionada contra los disidentes se volvió diaria. Los ciudadanos ruso parlantes debieron huir de la capital ante la ola de agresiones, golpizas y crímenes ejecutados en plena calle contra ellos, cometidas por grupos de matones encapuchados de la ultraderecha ucraniana quienes (casualmente) eran apoyados por células de instigadores israelies. También debieron huir muchos rusoparlantes de otras ciudades como Poltava, Jarcov y pueblos más pequeños hacia el este para lograr encontrar protección en las fuerzas autonómicas de Donetsk y Lugansk ¿Se esbozaron preocupaciones por el Departamento de Estado norteamericanos de aquel entonces?

Fueron horas oscuras y al amparo de ellas se cometieron muchos crímenes infames contra los ucranianos ruso parlantes, muchos de ellos financiados por oligarcas millonarios sionistas leales a la mafia de Yarnucovick y al mismo tiempo de Tel Aviv. Sus carnicerías no discriminaban entre hombre, mujeres o niños. No hubo otra opción para los pobladores de Donbass que organizarse, tomar las armas y resistir el embate de un gobierno brutal y subalterno a los planes geopolíticos de Washington y Bruselas. En este contexto intervino Rusia, no como parte sino como un agente neutral de mediación para gestar conversaciones y negociaciones entre los contendientes que evitara una masacre colectiva que claramente los políticos ucranianos y sus comandantes militares estaban dispuestos a cometer por la velada protección política y diplomática que recibirían de sus mentores de EEUU y la OTAN. 

Fue ese compromiso asumido por Moscu y en particular por el presidente Vladimir Putin que se pudo detener esta catástrofe planificada. De este modo Rusia logró el alto al fuego y acerco a la mesa de conversaciones a las autoridades de la autoproclamada República Popular de Donestk, la República Popular de Logansk y de Ucrania los cuales firmaron el 5 de septiembre de 2014 el compromiso de detener los combates. Pese a tan formidable esfuerzo diplomático impulsado por Moscu los esbirros de la OTAN (grupos de Operaciones Encubiertas) que actuaban (y siguen actuando) bajo cubierta en la región, lograron perpetuar el conflicto avivando los odios entre los bandos.

Si hacemos un mero análisis de la lógica y el sentido común podremos advertir quienes son los agresores y quienes los defensores y sino preguntese usted ¿Qué hacen tropas de EEUU, del Reino Unido y Alemania en las fronteras de la Federación rusa? Demasiado lejos de casa para justificar defender a sus países. Incluso, podríamos resumirlo en ver solo un dato y ese es el gasto presupuestario astronómico que Washington dedica anualmente a la industria bélica y de la defensa ¿Será acaso para esparcir la democracia?

Para disuadir el aventurerismo anglosajón que se viene proyectando sobre Kiev y que se ha traducido en constantes provocaciones de las fuerzas gubernamentales ucranianas y de oscuros grupos de tareas, por comienzos de abril el gobierno de Vladimir Putin ordenó el despliegue de ejercicios de guerra en la frontera occidental con Ucrania, sobre el sur en la región de Crimea pero también en el Ártico (por la actividad de submarinos de EEUU) con el fin de mostrar los músculos a quienes amenazan su soberanía. En lo que se refiere a los despliegues en las gélidas aguas del Polo norte, Rusia no permitirá que EEUU controle estratégicas rutas marítimas que (por los continuos deshielos) serán alternativas más seguras al Canal de Suez acortando las distancias entre el Atlántico y el Pacífico y a su vez estrechando la conectividad comercial entre puertos europeos y asiáticos.

Otro espacio marítimo amenazado se halla al sur en la Península de Crimea donde EEUU desde 2014 trata de penetrar para apoyar las pretensiones de Kiev. De esta forma el 4 de abril las Fuerzas Armadas rusas desplegaron unidades para ejercicios en el polígono de “Opuk” en la península que podían ser observados desde los buques de la OTAN que merodean en el Mar Negro.

Como sabemos las autoridades de la UE como Josep Borrell y los medios anglosajones no expresaron ninguna preocupación ante la acumulación de tropas de la OTAN en las fronteras rusas y mucho menos, han criticado las injerencias que tienen en el conflicto ucraniano. Entre finales de marzo y comienzos de abril pudieron advertirse preocupantes movimientos militares occidentales que coincidían con los despliegues del ejército ucraniano sobre el punto de contacto en Donbass. Sumado a esto, el incremento de las operaciones navales de EEUU y sus aliados británicos en el Mar Negro causaron preocupación a Rusia ya que allí se halla la tan ambicionada península de Crimea, una pretensión que Rusia abortó en 2014. Para justificar esto el 8 de abril el Pentágono anunció en rueda de prensa que ante cualquier intensión de envío de buques al Mar Negro debían notificar previamente a Turquía para que permitiera el paso por los estrechos de Dardanelos y Bósforo. Casualmente un día después, Turquía (un miembro de la OTAN) anunciaba públicamente que EEUU le había avisado de que dos fragatas pasarían por dichos estrechos con destino al Mar Negro con detalles de su llegada y hasta cuando permanecerían. En razón de verdad eso era un blef dado que los norteamericanos y sus aliados ya estaban desde mucho antes incursionando en las adyacencias de las aguas de la península de Crimea apoyando a las actividades navales ucranianas y tratando a su vez de ejecutar operaciones de espionaje electrónico.

Por lo pronto, las provocaciones y las amenazas occidentales parecen haberse estancado tras la demostración del despliegue militar ruso. Asimismo, esto sumado a las medidas implementadas por el gobierno de Putin aparentan haber disuadido a los ucranianos y sus amigos anglosajones, al menos por el momento. Pese a ello, no significa que Rusia deba bajar la guardia ni mucho menos. Esto le sirve para recordarles que deben seguir trabajando para ampliar las tratativas diplomáticas y mejorar aún más sus capacidades defensivas. Sin dudas tanto Washington, Londres y Bruselas han ponderado que un roce que implique una escalada, en consideración a las demostradas capacidades de retaliación estratégica con las que cuenta Rusia (como es el Sistema “Avangar”), podría acabar con sus planes mucho antes de comenzar.

domingo, 18 de abril de 2021

 

“UNA PINZA DE TRES PUNTAS”

¿Por qué Tel Aviv realizó los recientes ataques informáticos contra el programa nuclear iraní?


Por Dany Smith

El último incidente en las instalaciones nucleares iraníes de Natanz, podría no ser uno más. Las crecientes tensiones en Eurasia que vinculan a los movimientos militares de Ucrania (con veladas injerencias de Washington y la OTAN) sobre la línea de contacto con el Dombass y las provocaciones de EEUU a China en el asunto de Taiwan podrían estar guiando los movimientos conspirativos de los enemigos de Irán como el momento oportuno para iniciar alguna acción relámpago. Sin dudas, cuando hay planificaciones para lanzar una agresión lo que prima es saber cuando será el momento oportuno.

Si el engaño y la sorpresa son elementos importantes para lanzar una operación militar, tomar la iniciativa y ganar el “momentum” es central para derrotar a un enemigo. Eso lo saben y muy bien lo han explotado los israelíes en todo lo que tiene de existencia el estado de Israel. En los últimos diez años los ataques terroristas y los sabotajes contra la infraestructura cintifica iraní han venido siendo combinados con sofisticados ataques cibernéticos utilizando potentes virus informáticos. Estos se han convertido una de las vías de sabotaje más utilizadas por las ciberunidades de guerra del estado de Israel.

El avance en la tecnología informática ha llegado a tales extremos que si un estado como Israel pretende anular todo el sistema eléctrico de una ciudad o de un país vecino o del otro lado del hemisferio, podría conseguirlo con un “click” desde una consola montada en algún recinto secreto (Base de Ciberguerra) bajo las arenas del desierto Bersheva. Los alcances de ésta sofisticadas tácticas de terror y extorsión contra la soberanía de otros estados parecen estar lejos de ser (o tal vez no querer) controladas por Naciones Unidas. Durante la administración de Donald Trump la cooperación estratégica en el campo de la Ciberguerra y el Ciberespionaje entre EEUU e Israel, prospero a niveles que se mantienen bajo estricto secreto, aunque es sabido que parte importante de las tareas que llevan adelante, se hallan el espionaje de las redes globales del internet y los ataques informáticos como el visto.

Distraer la vista de la opinión pública es una de las estratagemas más vistas en los conflictos modernos y eso lo hemos visto en varios escenarios con la inocultable (y desvergonzada) colaboración de los grandes medios. Lanzar la piedra en una dirección contraria a donde realmente se pretende golpear es un viejo truco que sigue funcionando, pero no como en tiempos pasados ¿Recuerdan la última guerra entre Armenia y Azerbaiyán? Hasta el día de hoy nadie sabe explicar o probar quién de ambos fue el que comenzó la contienda siendo una de las posibilidades que un tercer actor agazapado en las sombras hubiera creado el incidente que encendió la mecha. Es sabido que Tel Aviv desde hace años intenta posicionar células con bases permanentes en el Cáucaso (como en el Kurdistán iraquí) para operar solapadamente contra Irán.  Igualmente, muy convenientemente esto les sirvió a ciertos intereses (que se relacionaban con ambos bandos) para capitalizar negocios futuros vinculados con la explotación de gas con el vencedor. Fue por ello que el gobierno armenio y los armenios en general consideraron el apoyo de Israel a Azerbaiyán como una traición.

El ataque cibernético del 11 de abril último contra las instalaciones nucleares de Natanz se inscriben en una larga lucha intestina de Israel y de EEUU por tratar de desestabilizar los progresos tecnológicos de Irán algo que además de violatorio de la Carta de Naciones Unidas es claramente contrario a la ley internacional.  Pero éste episodio que no es otra cosa que un ataque terrorista altamente sofisticado, pero terrorista al fin, pudo haber tenido consecuencias mucho más destructivas que las informadas por Teherán. Según denunció el canciller iraní Mohammad Javad Zarif este hecho que catalogo como “crimen de guerra” y “terrorismo nuclear” pudo haber causado la liberación de material radiactivo que podría haber tenido severas consecuencias humanas y ambientales. Ciertamente el razonamiento es atendible dado que si se hubiera producido un colapso que terminara en una fuga radiactiva o aún peor, una explosión nuclear ¿Quién podría luego advertir la diferencia entre un accidente o un sabotaje?

Sin dudas esto a puesto en la mesa una situación que los medios occidentales obvian de clarificar ¿Quién pondrá límites claros a estas constantes agresiones?

Es un hecho que las células del Mossad que durante años pudieron infiltrarse y crear bases locales en países como Iraq y Jordania de un tiempo a esta parte se encuentran bajo un constante ataque que ya acusa varios reveces, incluso bajas y la perdida de sus algunas bases secretas que les posibilitaba operar contra Siria e Irán. Pero también se están produciendo ataques directos contra objetivos navales israelíes que desde la firma de los acuerdos con los Emiratos Árabes Unidos incursionan en aguas de la península arábiga como respuesta a los sabotajes que las unidades especiales israelíes “Sayeret” han llevado a cabo contra tanqueros iraníes. Uno de estos hechos sucedió en el Golfo de Omán en febrero pasado cuando el buque portacontenedores israelí “MV HELIOS RAY” que se hallaba próximo a Dubai registró varias explosiones algo de lo cual Tel Aviv inmediatamente acuso a Irán, algo que Teherán negó. Igualmente, y pese a las explosiones registradas en el casco, no produjeron bajas en la tripulación ni deshabilitaron al buque por lo cual es una posibilidad de que se haya tratado de un falso ataque montado por los mismos que se presentan como victimas ¿los motivos? Plantar fundamentos de cara a la opinión publica para buscar la intervención internacional contra Irán.

El ataque informático contra las instalaciones nucleares de Natanz se inscribirían en este círculo vicioso que como puede verse, se están saliendo de los límites. En realidad, hace tiempo que Tel Aviv no respeta ningún límite y prueba de ello son los constantes ataques misilisticos que realiza desde el espacio aéreo libanés contra Damasco, los asesinatos montados por el Mossad contra científicos y personalidades iraníes y sus brutales acciones que de constante emprende contra la población palestina en Gaza ¿Por qué habría de preocuparle matar más personas usando el sabotaje informático altamente sofisticado?

A pesar del silencio que suele mantener Tel Aviv cuando se lo acusa públicamente de acciones como esta, en este caso hay fuertes indicios que lo ocurrido tiene origen en un ataque informático algo de lo cual los medios israelíes y occidentales se jactan presentándolo como una hazaña. Hay precedentes de acciones similares que intentaron frenar el desarrollo nuclear de Irán. En 2010 se produjo un ataque mediante el gusano informático denominado “STUXNET” infectando más de 30.000 ordenadores en todo Irán con el claro objetivo de fundir la red informática y eléctrica de las instalaciones de Busheir en la costa occidental del Golfo Pérsico. El especialista informático e investigador alemán Ralph Langner había declarado que este virus es un arma de un solo tiro aunque, para lograr su propósito destructivo debe ser insertado mediante un USB infectado siendo necesario, que alguien lo haya conectado desde dentro del complejo. Es muy posible que el ejecutor de esta infiltración haya estado dentro de las comitivas de inspección de Naciones Unidas o incluso facilitado por algún elemento corrupto o chantajeable, algo que no debe sorprender a nadie.

Hay una peculiaridad en este gusano y es que según han señalado algunos expertos, ataca con curiosa precisión a circuitos y programas de la marca alemana SIEMENS que convenientemente controlan oleoductos, centrales eléctricas y otro tipo de instalaciones ¿Acaso esta empresa alemana cooperó con los fabricantes y usuarios de este virus informático?

Si bien en este caso se sindicó a los EEUU como el principal responsable (dado que la Administración Bush-Cheney dedicó esfuerzos para sabotear a Irán), se sabe que Israel (además de instigar mediante sus lobbies en el Congreso) participa en todas las operaciones que puedan causar daño a los avances científicos y tecnológicos de Irán y cualquier otro país de la región que puedan entorpecer su agenda geopolítica. Al mismo tiempo desestabilizar a Irán representaría una ventaja estratégica invalorable para EEUU que vería la oportunidad para establecer un nuevo punto para hacer pie y obtener acceso a China y Rusia.

A la par de estas agresiones, la difusión de una continua propaganda anti Irán, la intoxicación informativa y de demonización mediática que deforma la realidad de forma maniquea pintando a “Occidente e Israel” como los buenos y a los “iraníes y Oriente” como una amenaza para la paz del mundo, es el montaje escenográfico acostumbrado para tapar los daños y relativizar las bajas humanas que producen.

Esto no es nada nuevo a la ya conocida propaganda islamófoba preexistente y que tiene sus antecedentes en la década de los ochentas con la guerra con Iraq. Cuando por acciones terroristas como las que acostumbra montar Israel y sus aliados, se asesinan seres humanos en los países árabes o islámicos no pareciera haber la misma valoración en la humanidad de quienes mueren ni mucho menos, conmueven a los organismos internacionales que bregan -o al menos así se presentan- por el respeto a los derechos humanos. En realidad, no se trata de eso sino más bien, el reflejo de funcionarios infieles que (con sus parcialidades compradas) corrompen con estos comportamientos el espíritu loable que persiguen dichos organismos.

Por cierto, que este último episodio en Natanz puede ser el preludio de otro movimiento de pinzas mucho más amplio y peligroso que, aprovechando las escaladas que propician Washington con la OTAN en Eurasia y el lejano oriente puede llevar a que la región se incendie poniendo en serio riesgo no solo la paz en la región sino, la subsistencia del propio estado de Israel.

 

domingo, 11 de abril de 2021

 

“EL ESTADO DEL NO ESTADO”

¿A dónde va la Argentina con el actual estado político?

Por Charles H. Slim

Perdonaran ustedes el juego de palabras del título de este artículo, pero es lo más descriptivo que hay para explicar lo que sucede en la Argentina. Ante todo, esto no es un ataque unidireccional y parcilizadamente político contra el actual gobierno del presidente Alberto Fernández y Cia, no ciertamente no lo es. Aquí hay un vacío de poder en el estado que viene gestándose desde hace casi cuarenta años a la fecha y ninguno de quienes han gobernado (incluyendo a muchos de los actuales funcionarios) se han ocupado del tema, volviéndose en el más estricto sentido de la palabra, administradores de despojos en medio de un Chao regnat.

Sin dudas ya podemos advertir cual es la génesis del problema existencial del estado nación argentino contemporáneo.

La Argentina es un país con un terreno envidiosamente extenso y rico en diversidad de materias primas que se puede extraer de él. Pese a ello, un pobre desarrollo tecnológico y la ausencia (o más bien, desaprovechamiento) de inversiones hace que no los aproveche. Con todos los climas y un extenso litoral marítimo que se proyecta hacia la Antártida, lo posicionan con un privilegiado sitial estratégico en el Cono sur.  Compuesta por provincias que por su tamaño -y desarrollo burocrático de sus gobiernos- muy bien podrían ser países independientes y pese a ello son deficitarios, es una primera muestra de que hay una falla estructural en la administración y asignación de sus recursos.

Otros ven en este déficit la posibilidad de un creciente regionalismo que fracturaría al estado nación en varias entidades. Esto ha reavivado viejos fantasmas de secesión territorial de algunas de estas provincias por considerarse discriminadas en el trato y en las políticas de reparto de los recursos que recibe del estado federal.

Su cabeza administrativa general se ubica en la ciudad Autónoma de Buenos Aires dentro de la provincia más importante del mismo nombre. Desde el nacimiento de la república, esta ciudad fue estratégica para controlar al interior y ello por el solo hecho de tener el puerto por donde ingresaban las rentas y mercaderías del exterior. Pese a que pasaron 200 años de aquellas épocas se sigue diciendo que “Dios atiende en Buenos Aires” como una forma de graficar la aún subsistente centralidad administrativa y política a la que al día de hoy se ven sometidos los argentinos dejando en evidencia al mismo tiempo, la realidad de un federalismo bastante destartalado.

Desde hace cuarenta años el país viene siendo sometido a todo tipo de experimentos políticos y alineamientos estériles que han desembocado en la actual anomia y abulia social que no ofrece horizontes de una perspectiva con previsibilidades de una mejora a mediano plazo. Aquí la destrucción del estado no ha pasado por una guerra devastadora, una revolución sangrienta o la persistente y blanda interferencia subversiva de operaciones lanzadas desde Washington o de Londres (o al menos no aún).

Incluso no se hizo necesaria una guerra perpetua (como se orquestan en Oriente Medio) para debilitar al estado nación argentino. No para nada. Más allá de los condicionamientos que trajeron la derrota de la guerra de Malvinas en 1982 (plasmados en los Acuerdos de Madrid I y II), el actual estado de cosas en este país se lo deben a sus propios funcionarios y la clase política que vive de las roscas, las dádivas y los negociados a costa del erario y los puestos públicos que ocupan transitoriamente. Son los argentinos quienes tienen que cuestionar ¿Quién los ha puesto allí? Pues han sido los mismos argentinos que hoy resienten las políticas de sus gobernantes por lo que deberían reevaluar un instante su parte como ciudadanos y bregar por un cambio sustancial.

Hoy el estado argentino podría describirse como deforme, es decir, no es ni pequeño ni grande o elefanteaseo como llegó a serlo en la década de los ochentas; no diremos inexistente (porque minimamente existe) pero esta al borde de ser uno fallido. En lo referente a su calidad institucional para atender y proteger los intereses externos podemos asegurar que aquella es paupérrima y prueba de ello es la imperdonable debilidad en el área de la de defensa que tiene un trasfondo netamente político.

Simplemente no reviste la entidad, relevancia y eficacia mínima requerida para ser tal, algo de lo cual ha dejado de ser una percepción meramente local para ser confirmado de manera brutal por otros gobiernos y funcionarios extranjeros. Algunas muestras de esto último son los escándalos por la inoperancia del Mercosur por inquinas interminables (en especial con Brasil y Ururguay), la nada clara política exterior, las dificultades de Argentina para adquirir y transportar cargamentos de vacunas (por carencias materiales estratégicas) o la falta de estrategias ante la reiterada política británica de ignorar los reclamos por Malvinas, son un reflejo de esa impotencia del estado argentino que en el último caso citado, se han traspolado a un empoderamiento de las minúsculas e irrelevantes autoridades coloniales “Kelper”.

Al día de hoy y acorde con la actual realidad global, las diferencias ideológicas entre izquierdas y derechas son inexistentes y solo son patomimas utilizadas por los dirigentes políticos como meras alegorías sin sentido que unos y otros usan para tratar -a los ojos de la opinión publica- de desacreditarse mutuamente. Muestras de estas patéticas formas de pensar las vemos cuando algunos periodistas, intelectuales e influyentes informadores de medios insignes, para tratar de fundar sus criticas usan arquetipos línguisticos de la guerra fría tratando de presentar a los “EEUU y la UE” como los buenos y a “Rusia, China y países islámicos como Irán” -con una acostumbrada aversión al Islam- como los malos, una irreverencia maniquea que actualmente se traspoló al origen de las vacunas contra el COVID-19 que de acuerdo a quienes sean sus fabricantes, afirman (sin pruebas acabadas y con una notoria malicia) de que son “veneno” o “no sirven para nada”. Ello además de la sintonía ideológica con los intereses anglófilos (entreverados por el sionismo), demuestra el atraso y el anacronismo que estanca el pensamiento político argentino, sustentado en estos falsos contendores (simulando enfrentamientos) que ya han quedado en evidencia, ser caras de la misma moneda. Tanto unos como otros, terminan negociando con Washington.

Pero sabemos que muchos de los políticos más experimentados y con años dentro del escenario de la cosa pública son conscientes de esta falacia y solo se mueven al son de la correntada política del momento. Miren si no al ex mandatario y gobernador de la provincia de Buenos Aires Eduardo Duhalde quien en los noventas fue el vice del corrupto gobierno de Carlos Menem, hoy pareciera posicionarse como un líder de la decencia, un peronista “moderado” contra los peronistas seudo-izquierdistas de Cristina Fernández de Kirchner. Pero todo eso es un gran montaje escénico y parte de los medios ayudan a mantener esa ilusión. En cierto sentido, los políticos argentinos y sus lideres sociales se comportan como los neoconservadores estadounidenses quienes poco les importa ser demócratas o republicanos siempre que cualquiera de estas opciones los coloque en el centro del poder.

Pero esta analogía es exageradamente extravagante ya que más bien podriamos catalogar a estas elites argentas como simplemente oportunistas y parasitarias ya que carecen de objetivos estratégicos previamente planificados sin más aspiraciones ni objetivos, que la conquista del poder para satisfacer necesidades y ambiciones propias e inmediatas. En este sentido el asistencialismo (que tuvo su origen en la caja PAN del gobierno de Alfonsín) se convirtió en una política de estado que hoy lleva a que, tras años de dádivas y victimismo social, se hayan formado ejércitos de piqueteros y desocupados transgeneracionales quienes sin rodeos y organizados por cuadros de dirigentes sociales (altamente profesionalizados) presionan en las calles por el aumento de sus subsidios.

A contracara de esto, hay una gran parte de la población que vive de su trabajo (que no cobran del estado y pagan sus impuestos) se ve en la desazón y la desesperanza producto de una crisis económica inédita y de la presión impositiva insoportable enmarcada en la calamidad de una pandemia de la cual ningún -vale dejarlo en claro- “experto” (incluyendo la OMS) ha sabido prevenir o explicar como se ha ido propagando, pero mucho menos, junto a los estados quiere investigar de dónde surgió realmente.

En última instancia esta situación del estado de no estado la vemos en la continua desinteligencia y las contradicciones que se han visto entre el estado federal y las jurisdicciones provinciales y de estas a su vez con sus correspondientes municipios cuando tratan de articular políticas de seguridad (reflejadas en el enfrentamiento entre el Ministro de Seguridad bonaerense y su homologa federal) y sanitarias dentro del territorio nacional. A la sazón de ello, el oficialismo para tratar de tapar su falta de autoridad apela a la perorata del federalismo y el progresismo como una forma de tapar su impericia y falta de carácter para hacer cumplir sus mandatos.

Puertas adentro del mismo partido de gobierno, los tironeos entre los “moderados” del presidente Alberto Fernández y los “extremos” de  La Campora subordinados a la vicepresidente Cristina Fernández, causan más fisuras a la ya precaria convivencia entre peronistas y kirchneristas.

En medio de esto y fuera del tratamiento mediático, va creciendo la pugna entre un sector retrogrado del peronismo denominado “K” (representado por La Campora) que presuntamente trata de establecer nexos con Oriente (Rusia y China) y otro que se autoproclama “democrático y liberal” que, pese a la máscara de un supuesto republicanismo se apoyan o más bien anhelan hacerlo, en una ambiciosa planificación global que no casualmente encabeza el actual mandatario en La Casa Blanca y que tiene su correlato en Gran Bretaña con el BREXIT y que se ha potenciado con la ambiciosa agenda últimamente anunciada por Boris Johnson enfocada a trabajar por retomar su sitial de potencia global, obviamente secundando a EEUU. Ante esta realidad imperante ¿Qué hace o hará el estado argentino?, ¿Podrá hacer algo?