“AUTORIDAD DESAUTORIZADA”
¿Cómo el
gobierno argentino ante la pandemia del Coronavirus puede hacer cumplir la ley
en una sociedad anomica?
Por Javier B. Dal
Cómo reconstruir un elemento tan básico y primordial
para gobernar como es la autoridad política cuando durante décadas quienes hoy
gobiernan, han cooperado en destruirla
de forma continua e inconsciente.
Eso es
lo que hoy esta vislumbrándose en el gobierno del socialdemócrata de Alberto Fernandez,
un estado sin poder ante la imposición
de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y una sociedad fragmentada por la
ignorancia en parte, por las interminables rencillas sectoriales e ideológicas
y por la desidia de la misma clase política en ejercer el poder público
estadual lo que a su vez ha sido en parte, impulsora del desencuentro y la
anomia de la sociedad argentina.
¿Qué es la autoridad? Según la definición más común
es la facultad o el derecho de mandar, esto al menos en la teoría ¿Pero cuál es
la realidad en Argentina?
El gobierno argentino fue tomado desprevenido por
una situación inedita como lo es una pandemia dejando en evidencia la
improvisación y la falta de planificación para atender semejante realidad.
Ningún presidente había pasado por una situación semejante y mucho menos se
preparo para su manejo. Igualmente ello no excusa la improvisación y el
menosprecio a lo que ocurre fuera de las fronteras. Muestra de ello fue ignorar
lo que ocurrían en China. El mismo ministro de salud Ginés González minimizo en
su momento la expansividad del COVID-19 demostrando su absoluto desconocimiento
sobre lo que esta ocurriendo en el mundo. Pero ¿Acaso es el único culpable de
esto?
Obviamente no. La ligereza del ministro de salud
dejó entrever el absoluto desconocimiento de toda la comunidad política sobre la
dinámica geopolítica global que involucra un enfrentamiento entre EEUU y China[1]
que a su vez involucra una peligrosa
realidad como es la industria armamentística de la guerra bacteriológica que se
desarrollo al amparo del silencio de los medios. Al ministro (como a todo el arco político
argentino) le basto la incipiente explicación de la OMS y nada más. Pero la
misma agencia internacional cambiaría al poco tiempo sus argumentos y haciéndolos
suyos aquellos que hablan del origen natural de la enfermedad, sugirió protocolos
bastante discutidos por muchos virólogos quien por contradecir la “verdad
oficial”, serían ninguneados por los medios.
Pero ¿Cómo el gobierno y el estado argentino pueden
estar un paso atrás de estos temas estratégicos tan sensibles para la defensa de
sus intereses y su población? La salud
pública es un interés estratégico para cualquier país. Las décadas precedentes
reflejan el desprecio y el abandono por el desarrollo propio del campo
tecnológico y científico tanto para el uso civil como para la defensa militar.
La actual situación tomo a la Argentina sin un sistema de emergencias para
catástrofes, sin personal capacitado y con Fuerzas Armadas desmembradas y
desactualizadas (Sin equipos de guerra NBQ).
Ante esto y para no ser menos –copiando a Francia-, el presidente ordeno una cuarentena que
además de frenar la poca actividad económica que ya existía, esta tratando de
limitar la libertad individual algo que encontró una clara resistencia en parte
de la población. Ante esta demostración de desobediencia producto de la ausencia
de autoridad y sobrepasadas las fuerzas del orden para hacer cumplir sus
directivas, con la ayuda de los medios y de sus obsecuentes periodistas, Fernández trata de
amedrentar a quienes no obedezcan con aplicarles “la fuerza” como una forma de
compensar todas las falencias propias acumuladas por años.
De este modo Fernández tratando de impostar
severidad y resolución en el carácter, trata de paliar la falta de autoridad y las
carencias materiales para afrontar la situación. Y es que años de desmanejos
financieros y pésimas asignaciones vaciaron las arcas del estado para atender
temas intrascendentes. De este modo fondos que podrían haber sido destinados a
la investigación y desarrollo científico y la defensa que conllevaría a crear
estructuras de prevención ante situaciones similares, terminaron perdiéndose en
el camino y en el bolsillo de funcionarios corruptos y compensaciones de dudosa
legitmidad.
El argumento mediatico de “estar en una guerra” que
por estos días se difunde con notable inquistoriedad por las empresas de
noticias (y sus obsecuentes monigotes de la pantalla), llama a preguntarse
¿Guerra contra quién? ¿Puede catalogarse como un estado de guerra la aparición
y difusión de un virus? Y de aceptar esta curiosa calificación ¿Qué clase de
guerra es? La respuesta es tan compremetedora y peligrosa que el gobierno
argentino de conocerla, jamás se atrevería a mencionarla.
Por el contrario los Establishment de los centros de
poder global saben muy bien de que se trata y pese a que los medios convencionales
tratan de ocultar a toda costa el origen de esta pandemia con insultantes
teorías gastronómicas –además de
racistas- con claros intereses geopolíticos, las personas del común han
aprendido a pensar por si mismas. Quizá calificar a la presente situación como
un “estado de guerra”, representa una descripción muy conveniente para que el estado y en
particular el gobierno pueda motivar a sus fuerzas de seguridad a ejercer todo
su poder de control sobre la población, pero ello igualmente no alcanza para
convencer.
No son pocos los que critican esta inflación
informativa y el sobredimensionamiento sobre la peligrosidad del COVID-19. El profesor frances Didier Roult ha criticado
la medida de la cuarentena calificándola
como ineficiente y anticuada. Si Roult esta en lo cierto ¿Por qué adoptar una
medida que destruirá la economía global? Hay mucho en juego y no son precisamente la
vida de los habitantes o el tan blandido “interés general”. El meganegocio de
las farmacéuticas y laboratorios para elaborar una vacuna[2] es
el trasfondo que se mueve detrás de toda la psicosis que se alimenta desde la
Corporacion occidental de medios.
A contrario sensu en La Casa Rosada poco o nada se
supo y aún no sabe sobre que es lo que realmente esta ocurriendo. Igualmente y
adoptando la versión mediática de una enfermedad de brote expontaneo y origen
natural, el gobierno de Fernández trata de ejercer el control total sobre la población
con muchas dificultades para ser obedecido ¿Las razones de ello? La falta de
credibilidad en la clase política a la que pertenece, la desconfianza en instituciones
como la administración de justicia altamente desprestigiada y el desgastado
respeto a las autoridades policiales que el gobierno kirchnerista al que
perteneció ayudo a crear.
Sin información certera de lo que sucedía y mucho
menos, recursos para contrastar la información proporcionada desde afuera, el
gobierno debio aceptar la versión “amarilla” mayormente difundida por los
medios anglosajones que señalaba como culpable de este virus a “una sopa de
murciélago” de China o como lo llamo en algun momento el Departamento de Estado
norteamericano “el virus de Wuhan”.
Más allá de cualquier análisis y sin la posibilidad
de la producción de información critica propia de lo que realmente origina todo
esto y sin la independencia política para hacerlo, los argentinos con gobiernos
vacíos de autoridad deberán seguir marchando detrás de las consecuencias de causas
en las que nada tenían que ver.
[1]
RED VOLTAIRE. Org. “Propaganda y preguntas sin respuesta sobre el origen del
Covid-19”. Publicado el 25 de marzo de 2020. https://www.voltairenet.org/article209548.html
[2]
Globalresearch.ca. “COVID-19 - La lucha por una cura: una estafa gigantesca de
Western Pharma”, https://www.globalresearch.ca/covid-19-fight-cure-western-pharma-rip-off/5707360