miércoles, 18 de abril de 2018

EN LA MIRA



“REESTRUCTURACIÓN ETERNA”

Excusas y dilaciones que mantienen a la Argentina postrada ¿Cuánto puede durar esta situación?




Por Dany Smith
La semana pasada un viejo amigo que suele andar de visita por Rusia, estuvo de paso y más precisamente por San Petersburgo, desde donde tomo un tren “Sapsan” a Moscú para ir a ver los últimos adelantos de la industria militar rusa que actualmente están siendo ensayados con gran éxito en los campos de batalla de Siria y otros escenarios menos publicitados.  En ese momento cuando llego al centro y miro las noticias por su tablet vio en uno de los portales de noticias, que al señor embajador argentino en Rusia le habían hecho una entrevista. No paso mucho para ver que, el interés de la misma estaba centrado en la posición de Buenos Aires en torno a la aplicación de nuevas sanciones por parte de Washington a Rusia.

Apenas leyó las primeras líneas que refieren a lo que dijo el embajador ante la pregunta si “Argentina estaba siendo presionada para suspender sus contratos y operaciones comerciales con  Moscú”[1],  lanzó una potente carcajada ante los serios y adustos rostros de los transeúntes moscovitas, quienes lo miraron como si de un loco se tratara. Cuando leyó que el señor Ricardo Lagorio dijo que “Argentina no se deja presionar por nadie”, solo pudo decir entre dientes, “esto solamente se lo cree él” –refiriéndose al embajador- ya que, en Argentina sabemos que además de estar bajo un gobierno pro-estadounidense, estamos por los suelos en todos los aspectos de la vida política, económico y militar.

En lo que hace precisamente al aspecto militar, Argentina está peor cada día. 
Tras la inaudita desaparición del submarino “ARA San Juan” y la aún más inexplicable posición del gobierno de Mauricio Macri por no permitir la libre búsqueda del equipo del buque ruso “Yantar”, dejó en claro que el país no es tan libre de las presiones externas como este canciller pretende impostar con tanta altanería ante la representación rusa.   A tono con esto, usted estimado lector podría preguntarse ¿Qué propósitos podrían haber perseguido las obstrucciones del gobierno de Macri a la libre búsqueda del buque ruso? O incluso también, antes las pruebas que fueron exhibidas al gobierno, le cabe muy bien aquel refrán que dice “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.

Precisamente sobre la aún no explicada desgracia del submarino, por estas horas el ministro de defensa argentino y su equipo se hallaban siendo interpelado por los familiares de la tripulación en la Cámara de Diputados para que brinden explicaciones del caso, de las cuales obviamente son muy difíciles de dar. El papel de los diputados es francamente lamentable. Su inoperancia para interpelar a los responsables del área se asemeja a la ineptitud de éstos últimos y no deja lugar a dudas de que mientras más callan, más en evidencia quedan.

Si aquel submarino se hundió por defectos de mantenimiento o por la acción de unidades británicas y chilenas, será motivo de pesquisa cuando hallen el cuerpo del delito, por lo pronto todo es conjetura. Igualmente, fuere por una o por otra de estas causas el motivo de su desaparición, ello señala una pésima situación operativa de la Armada Argentina que no podría sostener un solo día de operaciones en una guerra convencional para la cual incluso, en las actuales condiciones no tiene capacidad de enfrentar.

Ante esto, muchas veces se oyó al gobierno sobre planes para reestructurar las Fuerzas Armadas que tras los últimos doce años de un gobierno absolutamente inepto y sin la menor visión geoestratégica[2], quedaron prácticamente inoperantes por carencia de material y doctrina.  Varias fueron las propuestas y los análisis para mejorar superlativamente el área, considerando la posición del país en un triángulo geoestratégico importante sumado, a la disputa existente con Gran Bretaña por las islas Malvinas y todo el archipiélago circundante. 
Ante esto último y por las simpatías ideológicas del presidente argentino y su entorno hacía Londres, se ha visto muy maleable a la hora de considerar la adquisición de material bélico de importancia, especialmente el proveniente de Rusia.

En ese sentido, es claro que para el gobierno de Macri, adoptar decisiones tan importantes  que hacen a la capacidad real de sus defensas, no son del agrado y conveniencia del Foreign Office ni de Downing Street 10, no pareciendo haber entendido que las relaciones internacionales se basan en intereses comunes y que en las actuales circunstancias Buenos Aires puede sacar muy buen provecho del conflicto diplomático entre Londres y Moscú por el caso Skripal.
Muchas veces hemos concluido en lo positivo que sería para un país con las dimensiones geográficas de Argentina y ante los desafíos que –alguna generación argentina- deberá enfrentar, que adopte en sus líneas defensivas el material de las industrias armamentísticas rusas, que ofrece una variedad de sistemas que, además de haber probado sus notables capacidades,  podrían ser muy útiles para la defensa[3].

Tal vez sea el tiempo de terminar con las dilaciones administrativas que esconden temores políticos y/o intereses contra natura para la Argentina, ya que no hay posibilidad de un mínimo poder de negociación con otro estado y menos aún con bloques regionales con reestructuraciones in eternum en el sector de defensa.



[1]SPUTNIK. “Embajador: Argentina no tolera presiones en el pulso entre EEUU y Rusia”. https://mundo.sputniknews.com/politica/201804171077956986-politica-relaciones-buenos-aires-moscu-washington-tensiones/
[2]Pensamiento Estratégico y Político. “El rol geoestratégico argentino”.  https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/05/nacional-el-rol-geoestrategico.html
[3] Pensamiento Estratégico y Politico. “Kalbir: Una opción accesible y eficaz”. https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/11/veteranosde-ayer-kalibr-una-opcion.html

domingo, 15 de abril de 2018

EN LA MIRA


“CREAR EL PROBLEMA”

¿Hasta dónde se tolerara éste tipo de tácticas sucias que sirven para violentar las soberanías de los estados?


Por Charles H. Slim
Tal vez esto no les resulte muy familiar o incluso razonable, proponer que cuando sea necesario conseguir algo “hay que crear un problema” acorde a la solución que se quiere imponer. Esto es lo que más o menos plantean como fórmula recurrente, los cerebros que diseñan las políticas estratégicas tanto en Washington como Londres. Decir esto en esos ámbitos es algo que no sorprende a nadie, pero solo desde hace unos diez años hasta esta parte, recién se han ido develando con un cúmulo sorprendente de pruebas, como es que realmente se puede hacer realidad y a cualquier costo, lo que conviene a un gobierno.

Esto involucra a lo que conocemos como “Banderas Falsas” y “Operaciones Negras”, dos terminologías que desde el 2001 han ganado un lugar en el vocabulario usual de la opinión pública global. Se tratan de maniobras muy bien planificadas destinadas a varios propósitos pero sobresaliendo uno en especial: Crear un culpable. Ellas refieren a acciones de engaño que llegan a tal grado de perfidia, que incluyen incluso el sacrificio de ciudadanos de su propia nacionalidad, tanto por acción como por omisión. En realidad desde hace décadas que se emplean estas maniobras sucias para ejecutar coordinadamente, acciones políticas y militares contra un enemigo externo pero también interno, solo que el tema ha estado rodeado de un silencioso Tabú mediático que dejó a hechos como la voladura del buque “USS Maine” en Cuba, pasando por el bombardeo de “Pearl Harbor” y el ataque en el “Golfo de Tonkín “, como hechos muy difíciles de explicar a la luz de evidencias que contradecían la versión oficial. La sorpresiva explosión del USS-Maine el 15 de febrero de 1898 cuando se hallaba anclado en el puerto de la Habana, dio los argumentos a Washington para culpar a España de esto y arrebatarle el control de la isla. El ataque japonés de “Pearl Harbor” en diciembre de 1941, pese a que los militares fueron alertados de que habían movimientos sospechosos en el pacifico, ello fue pasado por alto por la Casa Blanca y el resultado de esa embestida justifico el ingreso de EEUU a la guerra. El incidente de “Tonkín”  del 2 de agosto de 1964 fue una de estas operaciones y por la cual, EEUU pudo intervenir en Vietnam[1]. Las pruebas sobre el embuste que resulto ser éste último incidente, hace que hoy día sea imposible de rebatir.

El 11 de septiembre de 2001 marco sin dudas un quiebre en esta línea. La espectacularidad del ataque y el exceso de irregularidades detectadas en esa mañana, fue sin dudas contraproducente para la propaganda que seguía detrás. 
Desde simples ciudadanos que pasaban esa mañana rumbo a sus trabajos, bomberos, policías hasta funcionarios políticos, militares y de inteligencia que analizaron posteriormente las imágenes de aquellos hechos, han coincidido en lo extraño de todo. Lejos de aquellos días en que todos acataban a pie juntillas lo que los medios difundían, comenzaron las preguntas y con ellas, a obtenerse las respuestas inconvenientes. El público comenzó a demostrar que no se creía cualquier versión y menos aún la gubernamental, por más elaborada que esta fuera. El sentido crítico y de compromiso se vio en el mismo público estadounidense que no se quedo como testigo mudo de lo que aconteció sino que, comenzó a investigar  con los riesgos que le conllevaba, lo que realmente había ocurrido.

El resultado de ello, la puesta en una duda más que razonable al intento del gobierno federal estadounidense por pretender endilgar la culpa del 11/S a simples terroristas del Medio Oriente y perpetrar un ideario colectivo unificado. Y si bien muchos simples ciudadanos de a pie comenzaron a cuestionar lo que los medios repetían a coro de lo que La Casa Blanca alegaba que había ocurrido, las palabras más fuertes y molestas provinieron de ex funcionarios que advertían de un cúmulo de irregularidades dentro del sistema que permitieron que esto pasara. Solo para señalar uno de ellos, tenemos la declaración de un ex general de inteligencia nacional (INSCOM) retirado llamado Albert Stubblebine[2], quien tras analizar las imágenes captadas en aquella mañana, determino que alguien debió desactivar los sensores y defensas aéreas del Pentágono para permitir que un bólido (que no fue un avión) impactara contra uno de sus frentes.  Incluso sobre esto último Stubblebine tras estudiar el agujero en aquella cara del edificio y la forma que presentaba, concluyó que allí había impactado un misil grande.

A ello se unió el sentido crítico y agudo de autores norteamericanos como Gore Vidal donde en un artículo muy interesante publicado en el The Observer [3] en 2002 deja en claro que, además de no creerse la versión de la administración Bush, lo ocurrido había estado dirigido a restringir las libertades individuales de cara a embarcar a la Unión en una aventura geoestratégica en Eurasia, entre otros objetivos.

Desde que se produjeron las revueltas en el norte de África en 2010/2011, intoxicadas por la implicancia de las agencias de inteligencia de países occidentales –con la invalorable cooperación de países como Arabia Saudita y Qatar- y que los medios bautizaron artificiosamente como “Primavera Árabe”, el uso de operaciones negras y de falsa bandera se han incrementado a un ritmo descarado, algo que se ha venido viendo con total desparpajo en los continuos intentos de Washington y de sus aliados por derrocar al legítimo gobierno sirio de Bashar Al Assad. Últimamente hemos venido viendo como extraños ataques con gas venenoso tratan de ser endilgados al gobierno, cuando en realidad se sabe desde hace años que los “rebeldes moderados” fabrican (con la ayuda de laboratorios extranjeros) Cloro y Sarín. A ello se agregan los montajes escénicos de una supuesta ONG humanitaria llamada Cascos Blancos[4] que no es más que una fachada del MI-6 británico.

Sobre esto último, el mismo canciller ruso Sergei Lavrov denuncio hace unos días, la intervención de agentes británicos en la creación de un ataque con gas Cloro en Duma, algo que fue confirmado por el vocero de las Fuerzas Armadas rusas Igor Konachenkov[5].

Desde el año pasado, la fabricación de escenarios falsos se ha venido multiplicando en forma descomunal, a tal punto que los autores de estos embustes no pudieron disfrazar varios de sus engaños y borrar algunos rastros. Con el último episodio montado en Duma y tras el ataque artero realizado por EEUU, Francia y Gran Bretaña el 14 de abril último en un intento desesperado por derrocar al legitimo gobierno de Damasco, el respeto a la ley internacional (una vez más) ha quedado por los suelos llevando a meditar seriamente, si Naciones Unidas puede seguir sosteniendo algo de legitimidad como órgano que debiera hacer aplicar, con igualdad e imparcialidad, los preceptos de la Carta orgánica.  



[1] WIKIPEDIA.Org. “Incidente del Golfo de Tonkín”. https://es.wikipedia.org/wiki/Incidente_del_golfo_de_Tonk%C3%ADn
[2] TELEGRAPH.UK. “Major General Albert Stubblebine III US Intelligence chief involved in psychokinetics –obituary”. April, 7, 2017. https://www.telegraph.co.uk/obituaries/2017/04/07/major-general-albert-stubblebine-iii-us-intelligence-chief-involved/
[3] VIDAL Gore, “El enemigo interior”, publicado el 27 de octubre de 2002, disponible en: http://www.amics21.com/911/gore-vidal.html
[4] SPUTNIK. “Syrian Army Discovers White Helmet´s filming site in Eastern Ghouta”. Published in April, 11, 2018. https://sputniknews.com/middleeast/201804111063422215-white-helmets-fake-video-site/ 
[5] RED VOLTAIRE-Org. “Rusia denuncia que el Reino Unido  implicado en el incidente químico de la Ghouta”.  Publicado el 13 de abril 2018. http://www.voltairenet.org/article200670.html