miércoles, 1 de mayo de 2024

  

RULETA RUSA

¿Locura o estupidez? Esa es la disyuntiva que plantea Joe Biden y que debería ser la cuestión que los estadounidenses deberían dilucidar sobre las políticas exteriores de su gobierno

 

Por Charles H. Slim 

¿Cuál es el objetivo militar en una panadería de Donetsk o en un edificio de apartamentos donde solo viven familias con niños y ancianos? Esta es una de las tantas preguntas que la opinión pública global pero especialmente los organismos internacionales como la ONU deberían formularle a los patrocinadores occidentales que financian y arman al régimen filonazi de Kiev.

Las cosas no van nada bien para Volodymyr Zelenski y su gente quienes ante la desesperación de un frente que se desmorona (en especial en Donetsk, Kupiansk, Advidka y Zaporiya), han optado por hacer de la táctica del terror la punta de lanza en sus acciones bélicas. A la par de esto, el occidente colectivo liderado por los angloestadounidenses es quien -y como lo vimos con el ataque a Crocus Hall- coopera con el despliegue de esta táctica sucia como una herramienta más en su guerra híbrida contra la Federación de Rusia.

Por supuesto que el gobierno británico, alemán y francés han estado prestando sus propias cosechas de mercenarios y hooligans que son entrenados en campamentos secretos amparados por los gobiernos y regenteados por ex paracaidistas, ex S.B.S., legionarios, todos supervisados por el MI-6.

Entre tanto la maquinaria de desinformación y propaganda de la OTAN sigue con sus dudosas estadísticas -de más que dudosas fuentes- hablando sobre las bajas rusas tratando de afectar la psicología del colectivo ruso en un develado (y pobre) intento por crear animadversión contra su gobierno. Viejas tretas que ya no funcionan y menos aún contra Rusia; claro que funcionaron con Iraq y Libia cuando la CNN y la BBC tenían el monopolio del espectro informativo pero eso comenzó a decaer inmediatamente a mediados de los noventas y hoy tras el largo compendio de embustes, intoxicaciones y falsificación de realidades, están enterradas.

Tampoco han funcionado las argucias por tratar de imponer un derecho internacional basado en reglas escritas a gusto y conveniencia de Washington con el cual establecer su ansiada “gobernanza global” de tinte neoliberal ¿Cuáles han sido los principales obstáculos para ello? Sin dudas, todos aquellos precedentes que hoy lo hallan con poco crédito moral para imponerlas y el surgimiento de la alternativa geopolítica como son los BRICS+.

Biden y su gente han ampliado esta brecha de desconfianza, aun cuando la maquinaria de propaganda mediática diga otra cosa y niegue esta realidad.

Pero la realidad sobre la aventura atlantista que se desarrolla en Ucrania es muy dura y difícil de explicar al público de sus respectivos países y para Washington y en particular para Biden el tiempo urge. El régimen de Kiev está dando manotazos de ahogado y el mismo Zelensky advierte a sus patrocinadores que si no reciben más ayuda (especialmente dinero) la guerra terminará pronto y no precisamente por ganar. El nivel de los diálogos entre éste régimen vintage y Washington ha descendido al de los mafiosos que buscan pactar acuerdos oscuros y en la más absoluta clandestinidad por lo irreproducible de sus objetivos.

En la última semana Biden logró que se aprobara en el Congreso (y a instancias de Mike Johnson) otro gigantesco paquete de ayuda a Kiev de unos 61.000 millones de dólares lo que viene a representar un esfuerzo denodado y muy pesado para las complicadas finanzas de la Unión (entiéndase dinero de impuestos que pagan sus ciudadanos) y también, otra vuelta al tambor de un revolver que Biden sostiene contra su cabeza para ver si esta vez y como en la ruleta rusa, la gatillada es favorable para sus planes.

Pero con esto a Washington y en particular a Biden, se les están acabando las chances de que no le toque la bala en la recamara y termine volándose la cabeza. En los últimos meses ha estado haciendo todo para que su suerte se le acabe y arrimando aún más al país al borde de una guerra global. El envío -no tan secreto para el FSB y el GRU- de los misiles balísticos de producción estadounidense MGM-140 “ATACMS” de largo alcance y que pueden amenazar al territorio de la Federación de Rusia no solo es una línea roja más que cruza La Casa Blanca sino también, es otro paso más hacia el abismo.

Lo mismo con los misiles nucleares que posiblemente se moverían a Polonia (aunque es posible que ya hayan llegado algunas ojivas a la base de Redzikowo) que sin saberlo Andrzej Duda y los políticos polacos que le secundan, los norteamericanos les han puesto una bandera roja en medio de los ojos para ser los primeros en ser barridos ante una escalada nuclear.

Al mismo tiempo en el Kremlin y en particular el mismo Vladimir Putin están al tanto de lo que representan estos movimientos. Son señales muy claras que los atentados terroristas contra la población civil en Donetsk, Kursk, Belgorod y los insensatos ataques contra la planta nuclear de Zaporiya de la desesperación de Zelensky y su banda.

Pero Zelensky también sabe que si él se hunde, Biden y su gente también se hundirán y eso es algo que los neoconservadores no van a permitir aún a riesgo de crear un holocausto nuclear. Además, son conscientes de que Trump podría llegar a ser un obstáculo si llega a La Casa Blanca, pero con los últimos problemas del millonario hay dudas de que lo logre. Saben que Josep Biden tiene serios problemas con su popularidad y ello representa un serio obstáculo para las presidenciales de noviembre próximo y es por ello que está poniendo todo lo que tiene en la política exterior para remontar esa situación. El problema que en ese plan Biden esta jugando tal como lo haría en la ruleta rusa y esta vez la bala podría estar en la recamara y sería el fin de su carrera y de los EEUU. 

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