viernes, 29 de julio de 2016

EN LA MIRA



“GONNA”

Esto es lo que clara y tácitamente se ha escuchado en los círculos elitistas de Washington a favor de Hillary Clinton




Por Charles H. Slim
Sin dudas, que el escandaloso cierre de las causas penales contra Hillary Clinton por parte de la fiscalía del gobierno de Barak Obama, fue una de las lavadas de cara más descaradas de la historia política estadounidense, que a pesar de la evidente indignación que desató en amplios sectores de la ciudadanía estadounidense, deja una muy buena enseñanza a todos los espectadores de alrededor del globo y ella es que “más vale prestar oídos a sus propios razonamientos que a los sermones de Washington”.  Es una adaptación de aquella sabía frase de Confucio quien dijo El mayor defecto de los hombres consiste en preocuparse arrancar la cizaña de los campos ajenos, descuidando el cultivo de sus propios campos, una enseñanza que deja expuesto en forma irrefutable, que Washington no es el faro más indicado para guiarse.

Es que lo visto por la justicia norteamericana, demuestra que sus autoridades políticas lejos están de poder o tener autoridad moral para andar señalando los errores ajenos.

Y la medida absolutoria no fue caprichosa. El 26 de julio pasado la señora Clinton fue ungida como la candidata del partido Demócrata para las elecciones presidenciales del mes de noviembre lo que viene a explicar éste oportuno y tan irregular borrado de gravísimos antecedentes criminales.

A pesar de los graves cargos que la candidata demócrata debía haber rendido ante un juez federal, los “Think Tanks” y los adictos medios neconservadores del país del norte, la ensalzan como la nueva esperanza para los EEUU y para el mundo, una alucinación tan increíble como nociva. Igualmente y como forma de reforzar  la masiva campaña mediática por “humanizar su figura”, se han planteado varias tácticas de campaña entre las que se cuentan, las alocuciones de su hija Chelsea Victoria Clinton haciendo emotivas alocuciones recordando las fortalezas de su madre hasta la publicación de su propio puño y letra de sus experiencias en la función pública. Como ella misma relata en un artículo publicado en el sitio Foreing Affairs  (v.  https://www.foreignaffairs.com/articles/north-america/2010-11-01/leading-through-civilian-power ), su experiencia en el cargo de secretario de estado,  la llevo a implementar la diplomacia con el poder de la defensa (militar) como supuesta fórmula para darle un “enfoque inteligente” para resolver los problemas globales. Tan solo estas líneas, reflejan una clara inconsecuencia histórica con lo que ha realizado en el terreno de los hechos que no dejan lugar a una réplica.

Esta formulación de un “enfoque inteligente”, pareciera referirse a los planes desplegados en el norte de África en 2010 y que bajo el rótulo tragicómico de la “Primavera árabe”,  sumió en la miseria y la desgracia a varios países de la región sin que se haya escuchado aún de los labios de la candidata, algún tipo de reflexión coherente. Con estas semblanzas sensibeleras  para el consumo editorial, Clinton  trata de tapar el sol con el dedo.

Recordemos sino a Libia, un resultado de ese “enfoque”, que tras la agresión e invasión de la OTAN, hoy se haya convertido en el campo de entrenamiento a cielo abierto más grande del mundo para todos los grupos mercenarios que los militares norteamericanos, británicos y franceses puedan adiestrar para su lanzamiento a los escenarios en Siria e Iraq.

Tal cual lo habíamos adelantado en previas editoriales, la candidata Hillary Clinton es la sucesora de facto en la Casa Blanca y para ello, el desmedido Donald Trump es un aliado involuntario para que ello se concrete. Y aunque muchos nieguen el carácter claramente conspirativo de esta estos análisis, solo basta detenerse un momento y mirar lo que pasaba hace unos meses atrás con la insostenible situación judicial de la candidata demócrata.  No es posible que ante semejantes cargos y las ineludibles evidencias que había contra la senadora por el estado de New York pudiera salir airosa sin ni siquiera una citación para testificar informativamente de esos hechos. Ante esto, los simples ciudadanos estadounidenses se preguntaran ¿Podremos gozar de estas ventajas si mato a mi vecino y le robo todas sus pertenencias? Obviamente que no, sería la respuesta, para ustedes caerá todo el peso de la ley y un hermoso traje anaranjado.

Pero es que ha quedado muy claro a estas alturas, cómo y quiénes dentro de los EEUU son los que digitan las políticas de Washington, que sin rodeos y eufemismos son aquellos que tienen el dinero contante y sonante. Y son estos sectores que con sus abultados aportes de campaña y claro, sus muy buenas referencias a sus nexos externos especialmente con Tel Aviv, esperan como contra prestación políticas propensas a no descuidar el irrestricto apoyo militar, financiero y político a la causa mesiánica del “Gran Israel”.

Sobre aquello, para los sionistas en general, Clinton es la opción más razonable en el anaquel de los postulantes, aún cuando sus propuestas para los ciudadanos comunes de su país sean tan sosas como ambiguas.

Asimismo hay que señalar que no solo por este histórico punto  los Lobbies sionistas americanos le dan la derecha a la hoy candidata demócrata a la Casa Blanca, sino también por la clara incondicionalidad y previsibilidad que Hillary Clinton presenta en comparación con un  díscolo y hasta peligroso Trump, que entre sus últimas propuestas de política exterior, reveló que para descomprimir la situación de continua hostilidad de los EEUU en el este de Europa, propuso reconocer a la Península de Crimea como parte de la federación rusa, algo que además del malestar en el gobierno de Obama, causó un abierto rechazo en los sectores del Neocon y por supuesto, los sionistas del Congreso.

A contrario de esto, Hillary Clinton garantiza que no solo no habría ningún tipo de reconocimiento como el propuesto por Trump y menos aún algún grado de reconciliación, sino que ajustara aún más la política de sanciones y hostigamiento militar en torno a la Federación rusa algo de lo cual, Moscú es consciente y trabaja en para contra restar esa situación. Es que Clinton está en la sintonía de aquellos sectores que consideran a Rusia como un estado “enemigo” a quienes muchos han señalado como un punto de vista retrogrado y claramente “rusofobo” ya que, pretende reinstalar las viejas formas de pensar de una época pretérita en la que el mundo se halló sumido en la llamada “guerra fría”.

Hillary Clinton garantiza que al complejo de la Industria militar no le faltaran jugosos contratos de defensa y sus productos de última generación, podrán ser ampliamente vendidos y testeados en teatros de guerra reales tanto en el Medio Oriente como en  posibles nuevos frentes que podrían abrirse en el extremo oriente. 

Junto a estos, los negocios de empresas privadas de servicios subcontratados para mantenimiento de instalaciones, repuestos, servicios de comida, vigilancia de complejos e instalaciones, contratistas de seguridad para operaciones militares especiales y de inteligencia y muchos otros, se verán beneficiados por el incremento de la economía de guerra que a costa del sufrimiento de las poblaciones de otros países, lubrica la inestable economía domestica norteamericana desde el 2001.

Otras garantías que ofrece una Hillary Clinton en la Casa Blanca será sin dudas, la ampliación de las tareas de inteligencia y contra inteligencia que bajo el rótulo de la “guerra contra el terrorismo”, llegaran a los países de todo Latinoamérica con más profundidad y seguramente crudeza para entre otras “tareas” estará la definitiva terminación de  gobiernos opositores (Venezuela, Nicaragua, Ecuador) con la consecuente eliminación física de sujetos que cuestionen las políticas y las consecuencias que ellas están dejando en el camino.   Sobre este particular tópico han sido muy suspicaces las últimas noticias sobre la presencia de “ISIS” en varios países de sud América que se vieron ilustradas con la detención de diez ciudadanos brasileños acusados de planificar ataques en los juegos olímpicos presuntamente bajo las órdenes de aquella organización. Las últimas informaciones dieron cuenta que se trataban de meros pinches amateur, sin recursos, entrenamiento y menos aún armas para concretar sus amenazas.

Sobre esto último valga el recordatorio que vino desde el Líbano allá por septiembre del 2015, cuando el líder del Movimiento de resistencia Chiita Hesbolla, advirtió de los planes de Arabia Saudita y Cía, de trasladar y financiar su programa de “Yihadistas” a Sudamérica  donde podrían comenzar a darse hechos que luego se los vincularían con “ISIS”.  Estos señalamientos se cumplieron y hoy se ha comenzado a dejar rodar, rumores de que habría células del “ISIS” incluso en el norte argentino. Es claro que con ésta advertencias que pasaron silenciosas por los medios convencionales argentinos pero que ha sido difundida por los variados medios alternativos, rompen el factor sorpresa que los interesados en crear el terror buscan en una determinada región.

También hay que señalar que, casualmente con la nueva corriente por-estadounidense entre los gobiernos de la región, como sucede con Argentina,  los encargados de la seguridad interna y exterior, están siendo “asesorados”  por el Pentágono y la intervención de las agencias de inteligencia como la CIA, el Mossad israelí y la DGSE francesa en el rediseño de las estructuras de inteligencia como sucede con la AFI. Las consecuencias de ello las veremos pronto y una de ellas podría ser el involucramiento directo del país en sus operaciones en el Medio oriente.


En este sentido, Hillary Clinton en sus propuestas ha sido clara en mantener el relato de la “guerra contra el terrorismo”, un embuste que cubre un cúmulo de basura política que no podrá sostenerse oculto por mucho tiempo.  De este modo, la candidata demócrata reimpulsa su iniciativa de imponer una zona de exclusión aérea sobre el norte de Siria –tal como lo logro con la vergonzosa resolución 1973 de la ONU contra Libia- algo que podría verse muy difícil por la actuación de las fuerzas aeroespaciales rusas y por supuesto, mantener la ocupación en Afganistán.

miércoles, 27 de julio de 2016

EN DEBATE



“LIBELOS DE BARRO”

Así podría denominarse a la voluminosa causa AMIA que pese a las irregularidades que la manchan se insiste en tesis claramente tendenciosas e incongruentes




Por Charles H. Slim
El atentado contra la embajada de Israel en 1992 y la voladura de la mutual AMIA de 1994 ambos ejecutados en la ciudad de Buenos Aires, sin lugar a dudas, fueron dos hechos repudiables que pese a la magnitud de semejante crimen, sigue siendo una materia pendiente para la justicia argentina que no hay que olvidar, pero ahora bien: ¿Cuáles han sido las reales implicancias que se movieron detrás de cada uno de estos actos y el interés continuo por detener las investigaciones hasta tanto no se rumbearan por líneas señaladas desde el exterior? Estos interrogantes han sido continuamente evadidos por los periodistas –salvo contados casos- y medios masivos en el país llegando a quedar en evidencia aquel dicho que reza “hay un elefante en la sala” y nadie pareciera verlo.

En realidad más bien habría que decir “que no quieren verlo” ya que los intereses que se verían involucrados detrás de estas dos masacres, además de muy influyentes son terriblemente peligrosos para tocar. De esta manera el mejor y único argumento que estos periodistas y medios gustan levantar es aquel en el que –recordemos bien- “los árabes”,  “el islam” y más tarde los “musulmanes” en general, deben ser los únicos implicados en las voladuras de estos sitios. Claro que para quienes no se hallaban informados, incluyendo a la párvula clase política, sobre cuáles eran las implicancias geopolíticas internacionales de comienzos de la década de los noventas, vender esta versión casi “Hollywoodense” se hizo muy fácil en un momento muy sensibilizado para la población en general.

Según esta versión, una célula de árabes locos muy bien escondidos y con una conexión local, habían sido los indudables autores de estos ataques.

De esta forma y mediante aquel fantástico relato, hubo una camioneta Traffic con un chofer libanés, preferentemente chiita y si es posible de adjudicar al movimiento de resistencia Islámica “Hesbolla” mejor, quien condujo el vehículo con una carga mortal de explosivos y mediante una maniobra bastante rebuscada se lanzo contra el portón  de ambas edificaciones. La misma táctica y los mismos autores. Todo muy claro, demasiado para las mentes inquietas que pudieron advertir casi en forma inmediata, que muchas cosas no cerraban en torno a esta versión. En este mismo sentido ¿por qué la seguridad del Shin Bet del edificio de la embajada y los representantes de alto grado, se había retirado unos momentos antes de este suceso? O ¿por qué ni bien sucedió el hecho, lo primero que aseguraron estos afortunados agentes del Shin Bet era que había sido  una camioneta bomba de Hesbolla? Y si esa era su certeza ¿por qué la continua negativa a realizar la pericia del radar para confirmar esa aserción? Para quienes no sepan que es el “Shin Bet”, es ni más ni menos que la “policía secreta” israelí que tiene en su haber, largos historiales de brutalidad y  torturas contra la población palestina.

Sobre estas incongruencias que los medios locales y sus insignes periodistas tratan de ralear, recordemos otras como fueron  las espurias relaciones de Rubén Beraja, el silencio del gobierno de Menem, las inconvenientes declaraciones del entonces canciller israelí Ithzak Aviran que fueron calificadas de “fantasías” por Tel Aviv y la lista sigue.

Pero volviendo al asunto central, mediante este acto horroroso y sorpresivo y con una población sumida en la más absoluta ignorancia de cómo se juega en el submundo del espionaje, las tácticas sucias y al engaño como argamasa para concretar sus planes, junto a la victimización eran elementos que servirían para enmascarar los verdaderos propósitos que acuciaban impulsar a Tel Aviv y en especial a sus sectores más radicalizados del sionismo.  Ello era que Argentina no entregara tecnología nuclear a Irán.

Era una circunstancialidad central que muy pocos estaban al tanto. Argentina como cualquier país soberano llevaba adelante –dentro de lo posible- relaciones políticas con cualquier país con el cual, pudiera desarrollar vínculos beneficiosos sin la interferencia de potencias extranjeras. En este sentido Argentina (durante el gobierno de Raúl Alfonsín) se había comprometido con la república Islámica de Irán mediante acuerdos bilaterales para la provisión de un reactor  nuclear que se vio recurrentemente retrasado por “misteriosos” contratiempos.

Para los iraníes estaba claro de donde provenían aquellas zanjadillas, pero estaban seguros de que el gobierno argentino no se dejaría presionar por intereses internos que se alineaban –y hoy continúan-  a las directivas que radiaban desde Tel Aviv vía embajada de Israel en Buenos Aires y que además, se alineaban por la derecha con Washington.  Pese a esta ominosa presión, el país siguió con su agenda bilateral con Irán como si se tratara de cualquier otro país del mundo y claramente rechazo las apretadas que continuamente recibía de los entes políticos sionistas para detener esa relación.

Incluso un año después del ataque a la embajada de Israel, las relaciones con Irán siguieron normalmente, pese a las fuertes presiones por vincular a cualquier nexo “árabe-islámico” –incluyendo a Teherán por supuesto-  a la autoría. Casualmente en 1993 y pese al alineamiento del gobierno argentino con Washington,  las relaciones comerciales y de intercambio de tecnología con Irán fueron inmejorables donde incluso Buenos Aires le entregó a Teherán Uranio U-235 enriquecido al 20% para el campo de la medicina. 

Esto a cuento de la fábula que surgió de las supuestas fuentes del fiscal Nisman y que hoy invocan con vehemencia algunos como el fiscal Pablo Lanusse, sobre “la reunión en Alepo, Siria” que se habría desarrollado en ese mismo año donde presuntamente y –como en las películas de villanos- los iraníes reunidos en secreto en un cuarto entre penumbras, sentenciaron que había que atacar en Argentina. ¿Acaso tiene algún sentido esa supuesta versión surgida de fuentes de inteligencia israelíes? Pese a que existen intensiones de sacralizar estos “informes”  como accesorios de las investigaciones judiciales, la historia contemporánea ha demostrado con creces como las agencias de inteligencia –en especial la CIA y el Mossad- están más allá de la ley y de la justicia.

Pero a pesar de que se trato de endilgar la autoría a los “árabes” en general, el relato sionista fue puliéndose y de esa generalidad pasaron a ponerle nacionalidad y de ese modo fueron primero por una implicancia palestina –dirigida contra la Jihad Islámica- muy fogoneada por periodistas con historia funcional con la embajada israelí en el país; cuando esto se hizo inviable, se le tiro el bulto a Siria poniendo bajo sospecha a toda la comunidad sirio-libanesa del país. Cuando la llamada “pista siria” no iba a ninguna parte y con la clara intervención de las agencias como la CIA y el Mossad en la “aportación de pistas”, aquella fue abandonada. Cuando para finales de la década de los noventas y comienzos de los dos mil las ambiciones geopolíticas de Israel se orientaban a rivalizar frontalmente contra el desarrollo tecnológico de Irán, surgió el  presunto y más conveniente autor.  

A partir de ese momento y como parte de esa visión geopolítica de Tel Aviv, que cabe recordar veía –y aún sigue viendo con frustración- como se veía limitada a actuar con impunidad sobre territorios libaneses especialmente por la presencia de “Hesbolla”,  fue sin dudas el elemento libanés –importante comunidad presente en la argentina- que serviría de nexo para tratar de vincular como más fuera posible, a la pista iraní.   Sin dudas, una jugada sucia y engañosa que no era nada nuevo en las tácticas usadas por Tel Aviv a lo largo de su guerra con los vecinos árabes.

Durante el periodo de Menem las investigaciones siguieron en el mismo sitial de estancamiento. Tras los informes presentados por la CIA y el Mossad al entonces jefe de la SIDE Miguel Ángel Toma, se trató de movilizar la pista hacia una ingeniería trazada en Teherán que poniendo en el centro a supuestos hermanos libaneses de apellido Berro en la cual uno de ellos, acusado de haber sido el presunto conductor de aquella presunta Traffic en la mañana de julio de 1994, no llego a ningún lado ya que éste joven  había quedado tullido por un bombardeo israelí. Además, aquél jamás había tocado  sud América,  e incluso había muerto en septiembre de 1994 por una incursión de la aviación israelí.  Al constatarse esto y pese al sistemático ocultamiento de la corporación de medios argentinos, el entonces fiscal “especial” Alberto Nisman se las vio en figuritas para tratar de seguir la hoja de ruta trazada por Washington y Tel Aviv.

Tal como lo han señalado algunos medios alternativos, solo por la valiente actuación de periodistas probos fue que allá por mayo del 2006, increíblemente el diario “La Nación” publico una nota lapidaria para el relato montado por el fiscal Nisman y Cia, llevando a que muchos periodistas que tratan de insistir en la misma tesis queden muy mal parados (v. http://pajarorojo.com.ar/?p=26009 ). Al mismo tiempo como lo señalan algunas fuentes, éstos periodistas que tan bien habían venido siguiendo las vicisitudes de ambas causas,  por un notable gusto por el dinero, han tomado por rumbos tan estrafalarios como racistas o acaso ¿Cómo puede interpretarse que de la nada y con el cambio de gobierno, se han encontrado presuntos “grumos de sangre” del supuesto atacante  –que deberá ser árabe- en una pieza de la supuesta Traffic presuntamente encontrada en los restos frente a la AMIA?

Otros aspectos que no han salido a la luz pública, son las extrañas incongruencias entre varios personajes que habían declarado una cosa y luego otros los contradecían. El caso de la enfermera que dijo haber visto una “Traffic color Beige”, cuando los restos presuntamente hallados eran blancos, hizo colapsar su declaración que hizo que –carcomida por los nervios- terminara denunciando que lo había hecho por la presión de altos funcionarios de Bomberos de la Policía Federal vinculado al Departamento de Explosivos de la PFA y que  a su vez se ven involucrados en la sospechosa muerte del bombero Alberto Cánepa Carrizo, quien venía denunciando a éstos jefes policiales. ¿Y quiénes estaban encima de estos funcionarios corruptos?

Hoy por hoy, el ascenso del gobierno de Mauricio Macri parece haber encarado una política de “revisión” en la justicia que, obviamente, incluirá a las causas AMIA que tal como lo han señalado los fiscales que ocupan actualmente la fiscalía especial, se halla repleta de fallas –algo que no asombra- pero que asombrosamente, no afectan la tesis central y la cual sigue siendo a toda costa, endilgarle a Irán el ataque.


Como sea que fuere, la acumulación de más de un millón de fojas, documentos, piezas informativas sueltas y sin lugar a dudas, montañas de basura desinformativa –incluidos los informes de la CIA y sus socios- destinada a embarrar y planchar la causa, hará falta mucho más que una “fiscalía especial” para llegar a la verdad de los hechos; solo será el compromiso de los mismos argentinos en no dejarse embaucar con un nuevo engaño que busca más bien objetivos geopolíticos sin interesarle para nada la justicia.