AL MOQAWAMA
¿Cuál es fundamento para que exista la resistencia árabe-islámica?
Por
Ali Al Najafi
Una de las estrategias más utilizadas por los medios occidentales ha
sido la demonización mediática de cada uno de los referentes árabes-islámicos
que durante las últimas tres décadas se levantaron contra las políticas
estadounidenses y las acciones inhumanas del estado de Israel contra la
población palestina.
Tratar de
desacreditar a la resistencia árabe-islámica sin más argumentos que histéricos
planteos de victimismo solo buscan tapar las causas de su origen. Sin acción no
hay reacción, tan simple como eso. Sin ocupación no veríamos lo que desde hace
mucho tiempo se viene viendo.
Manipular
el desconocimiento de la cultura, la lengua y las costumbres de pueblos
milenarios como los que componen el mundo árabe-islámico, ha sido una constante
para hacer de ellos algo extraño, alienado y peligroso con el velado objetivo
de restarle valor humano tal como lo vemos hoy con el descarado e injustificado
genocidio que ya lleva más de 11.000 civiles palestinos entre los cuales la
mitad solo eran niños.
Esa
infravaloración para con los palestinos forma parte de un razonamiento
siniestro que persigue sin más rodeos no solo el exterminio físico (iniciado
antes de 1948 con la organización Haganá) sino también la aniquilación de una
identidad.
El derecho
a la resistencia, es una manda universal y no un aporte de la legislación
occidental que surgió de los libretos de las películas hollywoodenses donde la
“resistencia” francesa y los partisanos comunistas fueron una creación por la inspiración
de algún burócrata que fumaba puros en Londres.
Para
occidente y en concordancia con sus socios israelíes, los palestinos no tienen
derecho a ejercer ningún derecho y menos aún el de resistirse. El único derecho
(si así le podemos decir) que los ocupantes le reconocen a quienes desde hace
décadas en la jerga israelí llaman “ratas”, es el derecho a morir.
La
denominada “Moqawama” es la palabra árabe que se traduciría como “resistencia
permanente” y es quizá el fundamento político más fuerte que los pueblos
árabes-islámicos han cultivado a lo largo de estas décadas y que como los
argelinos contra la ocupación colonial francesa (entre 1956-1957), los afganos
contra los imperialismos que trataron de subyugarles (incluido el
estadounidense) y más cerca en el tiempo los iraquíes, los sirios y yemenitas contra
la agresión angloestadounidense y en particular, la de su socio Israel.
El derecho
a la resistencia que traduce la “Moqawama”, es un derecho universal y es
reconocido a todos los pueblos del mundo. Pretender que los ocupados y
oprimidos como los iraquíes se quedaran de brazos cruzados cuando en las
mazmorras de la CIA, el MI6 y sus socios israelíes hacían bacanales de torturas
y muerte en sitios como “Abu-Graib”, es de una total irrazonabilidad.
Lo mismo
con la población palestina, ocupada desde 1948 por un estado que (desde 1967) ha
ido apropiándose paulatinamente de sus tierras y matando a familias enteras
para reemplazarlas por asentamientos para colonias judías. La realidad de los
palestinos es algo que durante 70 años ha sido constantemente desinformado
tratando de hacerle creer al mundo que, nadie les agrede y menos el estado de
Israel. Eso duro hasta que los medios occidentales perdieron el monopolio de
las coberturas y la internet hizo su estrepitosa aparición dejando en evidencia
hechos y situaciones que hasta unos años antes el cinismo de los gobiernos y
sus medios amplificadores se atrevía a negar con mentiras o el ya conocido…No
coment.
Los continuados
intentos de desvalorizar este concepto a lo largo de los años han venido
viéndose con la maliciosa asociación de la palabra “terrorismo” con el derecho
que los pueblos tienen a armarse y expulsar a un enemigo que ha invadido y
oprime a su población. De esa manera se trata de criminalizar una acción
legítima llegando incluso a crear eventos que suponen el ejercicio de ese
derecho solo que terminan creando situaciones cruentas y desproporcionadas.
Esta
tergiversación es similar a la de aquellos que en occidente presentan al Mossad
o a la CIA como organismos al servicio de la justicia o algo similar.
Al mismo
tiempo los ingenieros linguistas de la inteligencia y la contrapropaganda,
vienen haciendo grandes esfuerzos para desacreditar las instituciones
árabes-islámicas, entre ellas a la Moqawama asociando las fonéticas árabes y su
escritura como un rasgo de terrorismo. Manipular estos elementos para
asociarlos al “mal” es una ardua tarea de la guerra psicológica bien aprendida
de las SS nazi y de los medios “liberales” que trabajan en esa línea.
Así nació
la islamofobia (el odio al Islam), como una reacción adversa y rabiosa que
curiosamente es muy militada por simpatizantes pro-israelies europeos.
Esta forma
de pensamiento está muy presente en los característicos racistas y
supremacistas, para quienes el prejuicio es un valor intrínseco en su manera de
pensar. Cuando los combatientes de la resistencia palestina se infiltraron en
las granjas cercanas a la Franja de Gaza, muchos de los colonos y residentes
judíos al advertir que esos hombres armados que venían caminando por sus calles
hablaban árabe, simplemente entraron en pánico y huyeron a los refugios.
Obviamente tenían muchos motivos para esa reacción. Estaban en kibutz que
fueron levantados sobre terrenos robados a los palestinos. Pero los
especialistas israelíes se han roto el cerebro con esta cuestión ¿Cómo
trasladar esa aversión a los árabes-palestinos al occidente?
Una de esas
formas es deformar la imagen de lo que sucede con los palestinos y en
particular, su derecho a resistir. Si rechazan un ataque, ellos son mostrados
como agresores.
La Moqawama
es un concepto a-estatal. No forma parte de una doctrina nacional ni de una
estrategia militar para unir fuerzas contra los agresores y los invasores. Se
podría conceptualizar como una forma de voluntad, individual y consciente de
propender a estar preparado a una lucha intermitente y sin más horizonte que la
de llegar a la victoria final. Podríamos decir algo así como un espíritu de cooperación
comunitaria y de solidaridad dentro de la UMMA que no tiene Cuartel general ni
mando y control.
Esta
concepción que los angloestadounidenses aborrecen pero que en el pasado usaron
para sus propósitos (con los Muyahidines de Osama Bin Ladem, los Hermanos
Musulmanes y el Talibán), ha sido una materia de estudio y disección de la
inteligencia israelí en busca de hallar debilidades y hasta en alguna manera,
copiar su dinámica para generar una versión aberrante del concepto y funcional
a sus propósitos. El intento de AMAN (inteligencia militar) de crear células
del “ISIS” (una creación de la CIA y la inteligencia militar estadounidense),
como rival de “Hamas” en Gaza fue parte de esa dinámica.
Sus
intentos por demonizar el significado de la Moqawama han sido extensos y las
operaciones de banderas falsas son la táctica sucia más usada para esos
propósitos.
Igualmente
y a estas alturas, pese a los costosos esfuerzos por controlar el tráfico
informativo, existen fuentes de información de las cuales los ciudadanos de
este globo pueden abrevar para no dejarse engañar y comenzar a discernir sobre
lo que realmente ocurre en la Palestina ocupada.