jueves, 9 de abril de 2020



“UN FRENTE JUDICIAL”
¿Por qué una demanda judicial de un bufete de abogados norteamericanos ante la Corte Penal Internacional sería una maniobra política deliberada?

Por Charles H. Slim
Tan pronto se conoció el brote del Coronavirus en la provincia de Hubei, China, los medios estadounidenses en particular CNN, la FOXNEWS y sus repetidoras europeas y sudamericanas (especialmente argentinas) no repararon en afirmar que esto era una cuestión estrictamente china y por ende, responsable de cada una de las consecuencias que dicho brote causaría sobre las poblaciones autóctonas y foráneas.

El sensacionalismo informativo  ha sido la pauta constante en la transmisión de lo que ha estado ocurriendo desde aquel momento y cabe aclarar que esto no nació con las llamadas “fake news” que Donald Trump puso en voga para desacreditar ataques a su persona o a su gestión, para nada. Las principales falsedades y noticias armadas a la medida de –en algunos casos- del gobierno federal y de las las grandes corporaciones trasnacionales que tienen tanto o más poder que el gobierno, surgen de las grandes cadenas noticiosas que se encolumnan detrás de los grandes Conglomerados de medios como el COMCAST, TIME WARNER entre muchos más.

Durante décadas jugaron el papel de los reveladores de la realidad y lo peor de todo, de formadores de opinión. A tal punto llegaron a influir en los asuntos públicos que fueron actores clave en la ejecución de grandes latrocinios y crímenes en masa alrededor del globo. Tanto en una como en la otra función, sus actividades  estuvieron (y siguen estando) sustentados por fabulosas inversiones privadas que terminaron conformando, fabricas de verdad a pedido.

Los embustes históricos son épicos y en todos han cooperado los medios para mantenerlos como veridictos durante varias décadas. Desde la invasión norteamericana a Panamá en 1989 pasando por lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 y las brutales invasiones sobre Afganistán e Iraq en 2001 y 2003 respectivamente los medios fueron la quinta columna de las fuerzas militares y la fuente de difusión masiva de los argumentos políticos para sustentar y luego maquillar estos verdaderos crímenes de lesa humanidad.

La aparición a lo largo de las dos últimas décadas de fuentes alternativas e independientes  de información –posibilitadas por el internet- que dieron origen a opiniones diversas y contrarias al uniformismo informativo e intelectual pro-estadounidense y anglosajon, le dieron una estocada a la credibilidad y el negocio empresarial de la información sobre el cual se apoyan los gobiernos con grandes intereses geopolíticos y hegemonistas. 
Hoy por hoy, en Argentina hay una profunda crisis en la industria televisiva que revela que la gente ya no tiene interés por encender su televisión para ver programas nada atrayentes y noticieros nada creibles.  

Actualmente en medio de la crisis de la pandemia del Coronavirus, estos medios pretenden retomar aquel rol de fuentes veridictas arrojando la indiscutible verdad sobre supuestas teorías sobre el origen del brote de COVID-19  en Wuhan en China. Esto viene a cuento de la última novedad surgida sobre la intención de un Bufete de abogados neoyorkinos encabezado por el abogado Larry Klayman y asociados que invoncado el ESTATUTO DE ROMA –el mismo que Washington no reconoce-, ha entablado una demanda ante la Corte Penal Internacional por 20 billones de dólares contra el gobierno de la república Popular China aseverando en su pretensión que fue este país asiático el responsable de la actual situación pandémica a nivel mundial. Los argumentos centrales de la demanda rondan en la aseveración de que China habría sido el desarrollador de éste virus en los laboratorios de Virología en Wuhan como un “arma biológica” del cual habría perdido el control.  Estas acusaciones se aclaró se basaron en “un análisis experto” que afirman que el virus “se filtro de una instalación china de armas biológicas”.

Larry Klayman abogado
Klayman y sus socios incluso van más allá y proponen una investigación sobre la posible dispersión intensional de este COVID-19 como factor (en forma arrojadiza) desencadenante de la actual pandemia.  

Si bien la demanda de Klayman es decididamente firme en sus aseveraciones y convicciones, la tesis que sostiene sobre el origen de la enfermedad y su expansión global se apega muy convenientemente al relato mediático conservador angloestadounidense el cual a su vez (con algunos matices), se asemeja a las declaraciones del Departamento de Estado dejando de lado –obviamente- cualquier implicancia o parte del gobierno federal de su país.

Klayman y sus socios parecen querer ignorar la realidad geopolítica y militar de su propio país, como desarrollador y almacenador de armamento biológico utilizando incluso a otros países (Tiblisi, Georgia) para crear cepas más letales y peligrosas para la salud de la población. Los antecedentes de uso de éste tipo de armamento se encuentran en la historia contemporánea y han escapado escandalosamente a la justicia internacional.

Pero pese a que la demanda de este bufete norteamericano pretende (muy convenientemente) direccionar las culpas y responsabilidades solamente sobre China, los elementos e informaciones sobre algo totalmente diferente han estado saliendo a la luz en las últimas horas destrozando las pretensiones de su demanda.  

En las últimas horas se conoció la existencia de unos informes vehiculizados por correos electrónicos de un agente consular y comercial llamado Peter Navarro quien por finales del mes de enero y febrero habría enviado unos memorándum que fueron distribuidos a travez del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) a toda la administración federal de Donald Trump advirtiendo del peligro que amenazaba la llegada de esta enfermedad a los EEUU. Por lo que se puede intuir, Navarro tenía alguna certeza de que ese virus tenía una llegada inminente, pese a las distancias entre ambas naciones.

Según una parte del documento enviado también al correo personal del mismo Trump, advertía: “Esta falta de protección eleva el riesgo de que el coronavirus se convierta en una pandemia en toda regla, poniendo en peligro la vida de millones de estadounidenses”. Pese a que Trump tomo a la ligera la advertencia sus asesores no lo habrían tomado del mismo modo, concluyendo alguno de ellos que “el coronavirus tenía el potencial  de matar a cientos de miles de estadounidenses y descarrilar la economía de EE. UU”. Al parecer los mismos asesores de Trump estaban bien al tanto de la expansividad de este virus, arrojando legítimas sospechas de que sabían de antemano lo que ocurriría.

El tenor de los documentos, dejaban entrever una seria advertencia sobre una potencial catástrofe humanitaria dentro de las fronteras de EEUU. 
Igualmente y a pesar de lo sorprendente y puntual de las advertencias en estos memorándum, varios funcionarios leales al presidente Trump como el cirujano general Jerome Adams, niegan haber recibido y visto esa información. Lo curioso de estos documentos es la falta de un contexto cierto y detallado sobre el origen de la amenaza y el por qué de esta advertencia  ¿Acaso se trato de un aviso sobre una posible retaliación china por una operación negra de EEUU descubierta en Wuhan?  Klayman parece no haber considerado la lucha intestina entre EEUU y China que elementos como estos apuntan a esta otra tesis.

La demanda planteada se asemeja (en cuanto al marco fáctico) a la delirante decisión de un tribunal neoyorkino que sentencio a la republica Islamica de Irán a pagar una inmdemnizacion de 6000 millones de dólares a  las victimas del 11/S alegando que el país islámico es un “patrocinador del terrorismo” y por tal motivo, fue el responsable de los eventos de aquel día. 
Una incongruencia total. Sin dudas, dicha sentencia además de una aberración jurídica es una incoherencia absoluta ya que parte claramente de prejuicios religiosos y políticos –impulsada desde sectores neocon y los Lobbies sionistas- que demuestra la supina ignorancia del tribunal en la consideración y valoración de los hechos, de las pruebas y de los actores involucrados en aquella oportunidad.

Como contra parte no se ha visto que ninguna causa haya sido promovida con éxito contra EEUU por sus incontables crímenes de guerra y de lesa humanidad llevando a que las nuevas generaciones abocadas a la carrera del derecho internacional se estén preguntando ¿Justicia para todos?

Por mediados de marzo fuentes estadounidenses comenzaron a difundir una inusual información referente a una situación ocurrida en el “Fort Detrik” una base militar ubicada en Maryland donde se encuentran instalaciones de laboratorios Microbianos y de guerra Biologica que a mediados del mes de junio de 2019 debio ser cerrado y todo su personal aislado por un brote infeccioso desconocido que por sus síntomas se asimila en sus síntomas al Coronavirus.  Sobre esto, ni el Departamento de Estado, el Pentágono y mucho menos la Casa Blanca han dicho una palabra y a su vez rompe el esquema lógico de la demanda de Klayman con una sola preguna ¿Quién fue primero, el huevo o la gallina?

Existe una gran incertidumbre acerca de las actividades del Laboratorio Microbiano del Ejército de EE.UU. (Fort Detrick) respecto a la propagación del coronavirus, denominado COVID-19, lo que ha llevado a los ciudadanos a pedir una aclaración de sus actividades”, escribió el sábado el periódico oficial del Partido Comunista de China (PCCh), “People's Daily”.

Tampoco parece haber tomado en consideración las aseveraciones y notables predicciones de la Fundación GATES que desde hace años viene anunciando las consecuencias –entre ellas las económicas y financieras- de un escenario pandémico global y que tuvo su  tope en la simulación realizada a puertas cerradas y con la presencia de representantes de organizaciones privadas y de la CIA en 2019, donde se vaticino una situación casi calcada a lo que actualmente esta sucediendo a nivel global. 
No olvidar que entre algunas consideraciones de Bill Gates para combatir la actual crisis pandémica esta la de cerrar las empresas y actividades por tres meses para frenar la propagación del virus como mejor alternativa tanto desde el punto de vista económico como de la salud pero ¿Quiénes salen beneficiados con esta medida?

Sin lugar a dudas que el mismo Bill Gates puede ser otro buen testigo de cargo en este proceso judicial si es que realmente prospera y hay interés en Klayman para determinar quiénes son realmente los responsables de lo que está ocurriendo.

Como se puede ver y aunque la aparente preocupación que se vierte en la demanda, al bufete de abogados estadounidense se le han escapado estos pequeños detalles que rompen el esquema de hechos que argumentan la exclusiva responsabilidad de China en lo que esta ocurriendo. Si Klayman y asociados están tan interesados por las responsabilidades de esta calamidad, habría que mirar también que está sucediendo en casa.