sábado, 23 de diciembre de 2023

 

EL TEMBLOR DE LA SERPIENTE

Ya van más de 76 días de cruentas e indiscriminadas incursiones israelíes sobre la Franja de Gaza y solo han logrado asesinar a civiles palestinos y varios de los cautivos israelíes ¿Cuáles serán las consecuencias para Netanyahu, su gobierno y todo Israel?


Por Yossi Tevi

Aún después que se le ha cortado la cabeza, la serpiente sigue sacudiendo su cuerpo como si conservara vida, pero solo es una apariencia que refleja el inminente final de su existencia. Así es como se puede graficar como se percibe a la administración sionista de Benjamín Netanyahu considerada por algunos miembros de la Knesset como un “peligro” y su gabinete de racistas askenazis.

Su desesperación por tratar de agradar a sus partidarios (entre los que se hallan sionistas argentinos) y responder a las expectativas de los negociantes que esperan hacerse con las tierras de Gaza para realizar sus inversiones gasíferas y las inmobiliarias destinadas a nuevos asentamientos para colonos importados, lleva a su monstruosa maquinara a masacrar a los propios cautivos israelíes como así también a la población palestina.

Ya es una excusa evidente el argumento de luchar contra Hamas. Pese a tener un ejército modernamente equipado, armado con las mejores y más destructivas armas y apoyado por nada menos que EEUU, sus tropas se hallan empantanadas en las arenas de Gaza y para peor, perdiendo muchos hombres. Aun peor es que los generales se imaginaron, está sucediendo.

La ira por esta impotencia se dirige hacia los pobladores civiles ya que, o no son capaces de ver con anticipación a los comandos de las “Brigadas Al Qassam” o son aniquilados en sus emboscadas. Como siempre lo han hecho, las FDI solo pueden contra los indefensos que no pueden responder. Contra mujeres y niños sus armas son muy eficaces, pero cuando se topan con las decididas y muy bien preparadas agrupaciones de la resistencia palestina, o mueren o huyen en lo que sus voceros luego dirán a la opinión pública que se trató de una “retirada estratégica”.

Los medios occidentales y en particular los sudamericanos han estado muy callados en el último mes y eso no es casual. Y es que a las pérdidas que Israel tiene diariamente surgen cuestionamientos ¿Cómo se puede explicar las bestialidades que estos mismos medios anteriormente falseaban diciendo que eran invenciones de “Hamas”? Hay muchas cuestiones demasiado inconvenientes para tapar. Desde hace un tiempo hasta hoy no solo la resistencia palestina es un problema; ahora se sabe que entre las filas de las FDI cada vez hay más problemas individuales de soldados con pánico y trastornos de nervios que no pueden controlar. Y es que no es lo mismo golpear a un hombre desarmado y con sus manos amarradas, o las mujeres o a los niños en sus razias nocturnas contras los hogares palestinos.

Ese pánico es el que les obliga a retirarse para que la artillería y los aviones aplanen grandes zonas residenciales donde aún hay civiles. Incluso cuando han realizado sus masacres desde la distancia los FDI y sus mercenarios (entre los que hay ucranianos y argentinos) de a pie no están seguros y los números de sus bajas así lo evidencian. Los jóvenes judíos que viajaron desde varios países incluido Argentina para enredarse en esta carnicería creyendo que van a un paseo, los que tengan suerte de salir vivos o enteros, igualmente no saldrán con la misma cabeza.

Van más de 76 días de una lucha asimétrica y en la cual la determinación palestina por no permitir una nueva “Nakba” y con ella la ocupación de la Franja de Gaza, han estado frenando al monstruo sionista que a pesar de los medios materiales y el apoyo político del mundo angloestadounidense no han podido imponer (por intermedio de los medios) su relato torcido y recortado del origen de lo que esta ocurriendo.

A pesar de todo eso, la impunidad de Israel y sus partidarios se acabó. Aun cuando tengan el control de los principales medios y puedan privar a los palestinos de agua y comida, la verdad ya es conocida por la opinión pública global. También se ha degradado el apoyo de la ciudadanía estadounidense al papel de la administración Biden en su apoyo a Netanyahu y su régimen supremacista judío. El crecimiento en el rechazo a las brutalidades que comete Israel se puede comprobar en las masivas protestas callejeras que se siguen produciendo en ciudades como New York, Washington y otras ciudades del este donde se le pide al gobierno terminar con ese apoyo. También se acrecientan las presiones en el Congreso donde los republicanos están arrinconando al ejecutivo. Biden y su círculo a pesar de que no se dan por aludido está siendo cómplice del genocidio en Gaza, sigue prestando con entusiasmo ese apoyo y no hay mejor prueba de ello que todos los bloqueos y vetos ante Naciones Unidas para detener las masacres.

Pero esta influencia que Washington proyecta sobre Naciones Unidas no podría fructificar sin la complicidad de los estados que le secundan ni tampoco de las ambigüedades de los funcionarios del foro.

Gran parte de esa hipocresía se ve reflejada en que hace un año antes, esos mismos estados que siguieron a EEUU en su condena a Rusia por sus “anexiones ilegales” en Ucrania fueron bastante lerdos en condenar la brutalidad con la que Israel se conduce contra la población palestina de la Franja de Gaza. Incluso más. Israel ha realizado una invasión sobre territorio palestino sin que los resortes del foro se hubiesen puesto en movimiento con la misma celeridad y minuciosidad con la que se dirigieron contra Rusia.

A pesar de ello, poco a poco estos mismos estados que se doblaban ante Washington, hoy ante lo que sucede en Gaza le han dado la espalda y siguen pidiendo un alto al fuego humanitario demostrando que no están dispuestos a ser cómplices de tamaños crímenes de lesa humanidad.

Biden sabe que esta desaprobación impactara sobre su intento de reelección e incluso si lograse volver a la presidencia en 2024 deberá soportar los cuestionamientos a nivel global sobre lo que ha estado dejando pasar en Palestina. Con esto en vista, Netanyahu y sus secuaces tratarán de apresurar sus objetivos genocidas aunque con ello, se lleve la sostenibilidad y la estabilidad de un estado claramente inviable.

 

 

miércoles, 20 de diciembre de 2023

 

A MISTAKE IN THE FAR EAST

The world needs to lower tensions and conflict, so why does Washington insist on insisting on the South Sea and the Korean peninsula?

 

By Sidney Hey

 

In the current global scenario, the conflicts in Ukraine, the Gaza Strip and their reverberations on the Lebanese border and the Red Sea have been distracting public opinion from another possible war front that the Pentagon has been working on for some time and is about to open at any moment.

The situation on the Korean peninsula is far from stable or even peaceful, but when we look more closely and see in detail the constant back and forth between Seoul and Pyongyang we can intuit that there is a progressive degradation between the two sides which, to make matters worse, is encouraged by the ever clandestine meddling of Washington and its Atlanticist allies.

It is impossible not to repeat it. If Washington were not fuelling the secessionist ambitions of the political elite in Taiwan, the animosities and suspicions against China in the states bordering the South Sea, and provoking North Korea (which Washington considers a dangerous actor) at every turn, we would certainly not have a high fever in this region.

The US needs unconditional vassals in the region, such as Japan, who are willing to be fulminated by a nuclear strike first.

This concern is not only seen by the Japanese who, every now and then, have to watch North Korean intercontinental missiles whizzing past their heads as if it were a lottery or rather a "Russian roulette" in which every Japanese wonders: Will it land in the sea or on the island?

Australia, for its part, is not that far from North Korean missiles without meaning that Kim Jon Un has any intention of launching a strike against the big island. Sadly, the Canberra government's flirtations with Washington are getting Pyongyang to target us with a number of numbers.  But the ordinary Aussie who is more concerned about the rising cost of living, unemployment and high taxes might well ask, Hey mate! Why would the fat boy in Pyongyang launch an attack on us if we haven't done anything to him? And someone standing next to him who is well informed about what is going on over the horizon might ask him, "You don't think so?

It is governments that weave or cooperate with these plots of intrigue and constant threats. At the gates of the Pacific Ocean we have Papua New Guinea and Australia, as two obsequious collaborators with the plans of the State Department and the Pentagon. In the case of Australia, the obsequiousness with which the government of Prime Minister Anthony Albanese approaches the White House and the US State Department is a tradition. Without considering all the manoeuvres that the Americans carry out, such as the private negotiations conducted by actors like USAID, USIP and other supposedly innocent initiatives to open dialogue between the two Koreas, as well as the large black holes of money, they are nothing more than part of the soft tactics implemented -together with the “Five Eyes” agency- by the US intelligence agencies to impose their guidelines.

Of course, Canberra is not going to question these games. Prime Minister Albanese and his entire cabinet are in the mistaken belief that “we are Anglos” and as part of the Commonwealth, the Americans and the British regard us as equals and as such will stick up for Australians. If the issue were not so serious I would certainly laugh uncontrollably. Many would ask you what part of our nation's history have you studied? So obedient has the local government proved to be that all that is missing from official communiqués is a caption saying “I will do immediately as you command!!”.

This is no exaggeration. For decades we have been playing the American side's dirty games and what have we gained? We participated in the aggressions against Iraq and had a role to forget after the 2003 invasion and let's not dig into what we did in Afghanistan. Oh sure, a big handshake from the US president that our conspicuous representatives receive, lagging military hardware and promises of many benefits for supporting the agendas they weave in Washington.

But down here, in reality, things are different. We are currently playing the Biden administration's little games to maintain “security” in the Indo-Pacific in exchange for a few old US Navy ships and a promise to provide the RAN Royal Australian Navy with used "Virginia Class" nuclear submarines by 2032 or 2035 at the latest.

If that is not enough, the government has also reached an agreement with Britain to build a nuclear submarine SSN-AUKUS that would operate in both fleets, with the first to be delivered by the late 2030s and allowing Canberra to build its first ship only in the 2040s, which is already being considered for future budgets.

Meanwhile the Australian Navy as a mere vassal of Washington will continue to be involved in operations in international waters to screw whoever they command, the ultimate goal being to go to the Red Sea to deal with the Huties.

As can be seen, we are giving magnificent signals that we intend to keep the peace in the region. It is not enough for our conventional ships to prowl non-national jurisdictional waters. Our Navy is part of a task force such as AUKUS, which the Americans formed and which the Americans direct, and which is only destined to fulfil objectives that the Americans want. We have to get out of this narrow mindset that our politicians and our military have adopted from the Americans that only sees what they see, the rest does not matter.

In the last month, Seoul has been threatening its northern neighbour with possible consequences for its development in the space field. The launch of a North Korean satellite last November using its advanced TAEPO DONG propellant development not only raised the ire of Seoul but also raised alarms in Washington and the NATO secretariat who immediately came out to condemn this development and, of course, to sow further fear in the South Koreans about this technological advance which, if you haven't noticed, can propel their missiles as far as New Zealand, including Stewart Island and a few hundred kilometres beyond.

martes, 19 de diciembre de 2023

 

¿HACIA UN ESTADO CONFESIONAL?

¿Qué quiso decir el presidente Milei con su concurrencia a la festividad judía de Januká? Norteamericanizando la política argentina

 

Por Charles H. Slim

Muchas son las ocasiones en la cual he señalado que la Argentina o más bien su clase dirigente, tiene un serio problema de identidad ya que hace mucho tiempo que no saben a dónde apuntar sus lealtades. Se podría decir que la política ha perdido su mística o en este caso, los políticos argentinos ya no necesitan de ninguna para ocupar los puestos y cargos que aspiran en el estado.

Pero la pregunta que encabeza este articulo surge de la nueva mística que parece haber sido entronizada por el presidente Javier Milei y en la cual, la mezcla de religión, ideología mesiánica, emociones personales y política es un coctel que por una u otra razón ya está molestando a muchos.

La asistencia del mandatario a la ceremonia judía de “Januká”, podría ser interpretada como una señal de respeto a una de tantas comunidades que pueblan el país, pero ¿Por qué Milei y su gente le dieron una importancia central para esta aparición en público?

No descubrimos nada si decimos que éste gobierno es abiertamente pro-israelí y como tal, seguirá al pie de la letra los lineamientos de la política de Tel Aviv. Incluso en los medios, los ejemplos de este activismo descarado son tan abrumadores que hasta incluso hay programas de ciertos periodistas en la televisión abierta como en el “Streaming” que tienen en sus escritorios la bandera argentina y la de Israel. Ese no sería el problema ya que en la Argentina por el momento hay libertad de expresión pero, no sabemos si en realidad serían tan tolerantes si en otros escritorios de otros medios estuviera la bandera de Palestina.

Tampoco es materia de discusión que el mandatario haya decidido elegir como base de su creencia religiosa al judaísmo. Pero una cosa es la elección espiritual personal y otra el manejo del estado al cual representa por igual a todos sus habitantes bajo la doctrina religiosa de aquella elección personal.

Su participación en dicha festividad, ampliamente cubierta por los medios capitalinos no fue una casualidad ni desligada de mensajes políticos en momentos altamente volátiles para la paz y el respeto a los derechos humanos a nivel internacional. Más allá de la simbología, el mensaje político disfrazado tras las escrituras de la Tora judía plantea sin tapujos una mística mesiánica de tinte sionista ajena al credo oficial que el artículo 2 de la Constitución nacional prevé.

En un país presumiblemente de mayoría católica ¿Por qué su presidente pone por encima de aquella a la escatología del judaísmo? Más allá de las diferencias dogmáticas (las cuales no son pocas) y de la predilección demostrada en este acto, es la posición que abiertamente y mediante una historia épica del antiguo testamento pone el presidente argentino a su país junto a Israel.

Hablar de la Rebelión de los Macabeos como un ejemplo de la lucha de unos pocos guerreros contra una fuerza enemiga muy superior no precisamente describe al actual estado secular de Israel, interpretación que se deduce ha pretendido hacer el presidente Milei para inspirar su “cruzada” contra la casta política.

El momento no pudo haber sido el más conveniente. Pintar a Israel como parte “de la luz” con 75 años de ocupación y una situación de brutalidad inhumana contra la población civil de Gaza es cuanto menos una chorrada como dicen los españoles. Igualmente, no hace falta convencer a nadie de estas inconsecuencias entre lo que se dice y lo que en la realidad se hace. Esto y las brutalidades en Palestina están a la vista de la opinión mundial y no necesitan traducción o aclaraciones. Si hubiera estado presente el mismo Benjamín Netanyahu (sospechado de saber lo que iba a ocurrir el 7 de octubre) en esta celebración encendiendo la menorá, esa contrariedad habría quedado mucho más destacada.

“La Rebelión de los Macabeos” (ocurrida entre 167 a 160 ac) no es la única historia que habla del sacrificio de hombres indómitos dispuestos a morir antes que aceptar ser conquistados. Dentro de la historia del mismo cristianismo abundan historias semejantes de heroísmo y santidad. Obviamente que si los mismos cristianos argentinos no las honren ni valoren, o sus sacerdotes no hagan proselitismo de ellas no significa no hayan existido.

Quienes son musulmanes también tienen una rica historia de sacrificios por la rectitud y de lucha incansable por la justicia ante enemigos mucho muy superiores. Los musulmanes argentinos las conocen y las llevan implícitas en sus conductas de la vida diaria. No sólo la “Hejira” protagonizada por el profeta Mahoma (BP) es una de esas historias épicas, también la del Imán Hussein (BP) quien en medio de una época de corrupción y brutalidad de los gobernantes Omeya lucho junto a 70 de sus compañeros contra un ejército muy superior que finalmente los martirizó en la batalla de “Karbalá” en el actual Iraq.  Es por eso que se lo conoce como un ejemplo de la lucha por la justicia. Tal vez nunca como en estas épocas de gran injusticia el Islam ha debido hacer frente (y sigue haciéndolo) a los intentos de degradarle con maliciosas campañas de desinformación, injurias (como el calificativo de "islamonazi que algunos difunden) y difamación que claramente se originan en aquellos que se consideran la moralidad encarnada.

Todas las creencias tienen su historia épica y su teología, pero están contextualizadas en un momento y circunstancias políticas bien determinadas. En resumen de cuentas, esta participación en apariencias inocente busco dar un mensaje más político que espiritual. Si el presidente Milei hace suya la épica de una historia que forma parte de la religión que ha elegido para practicar en su fuero interno, no hay problema. El problema -y por su evidente tendencia ideológica- es que la trata de argentinizar con fines políticos. Ahora bien, pretender ligar esa épica religiosa a situaciones políticas y geopolíticas de la actualidad para forzar una alianza con un estado como Israel que se halla en medio de una guerra en la cual Argentina no tiene parte (y mucho menos comprende), eso si es algo que está fuera de lugar.

En resumen de cuentas, si el presidente argentino quiere vivir su espiritualidad en toda su magnitud no hay nadie que se lo impida. Pero si pretende volverla parte de una política de estado con finalidades geopolíticas eso, ya es otra historia y les incumbe a todos los argentinos.