sábado, 13 de agosto de 2016

DEFENSA Y SEGURIDAD



“EXPANSIONISMO
CHILENO”

Cómo silenciosa y muy sigilosamente crece el poder militar chileno amenazando la soberanía de sus vecinos





Por Javier B. Dall
Los argentinos están acostumbrados a no estar al tanto de lo que ocurre fronteras afuera, incluso cuando ello sea una amenaza para sus intereses territoriales, ellos parecen estar siempre absortos en las pequeñas contingencias cotidianas. De cualquier  modo hay que entender que el país, además de desinformado se halla administrado por una elite de familias y funcionarios que se orientan mirando hacia el norte y de espaldas a la extensa realidad geográfica de su territorio.  Tal vez fuera entendible cuando se trata de temas complejos como el terrorismo, la continua política británica de injerencia en el Atlántico sur o las sigilosas maniobras de las Corporaciones internacionales que tratan de instalar en la región oscuros tratados como el TPP. Pero cuando las amenazas están apenas del otro lado de la frontera, los habitantes de la nación debieran sacudir a sus flemáticos gobernantes para que pongan pies en polvorosa.

Detrás de las monumentales cordilleras andinas, se esconde una intensa actividad militar que parece estar ausente de la agenda de los asuntos exteriores de Buenos Aires. A contrario de Argentina, Chile ha venido trabajando sin pausa en el fortalecimiento y modernización de sus Fuerzas Armadas algo que para los insulsos e inconsecuentes políticos argentinos no significa nada. Y es curioso el detalle ya que, esta temeraria ignorancia abarca todo el arco de la clase política que va desde la llamada “izquierda” pasando por el “centro” hasta la “derecha”.

Haciendo una breve observación de cada uno de estos sectores, diremos que, la llamada “izquierda” que al día de hoy no se sabe bien qué es y la cual en parte se dejó cooptar por los camaleónicos “K”,  ha venido siendo una contradicción andante cuando pese a las críticas que continuadamente realiza contra el “imperialismo” yanqui o las políticas neoliberales financieras de la burguesía, se manda al mazo cuando esas políticas imperialistas amenazan de hecho la integridad nacional.  Los llamados del “centro”, son los que se acomodan al momento político y no son más que verdaderos parásitos de la política nacional; son los típicos conversos de la era menemista, los mismos de la era Kirchnerista  y los que hoy se doblan en los medios para  despegarse de sus pasados. Los de la derecha claramente, son aquellos que tienen una decidida filiación a la “democracia a la norteamericana” y una admiración a modelos como el de “Israel”-claro, sin aclarar a que costo-, que, a costa del zaqueo  brutal y despiadado,  buscan traspolar experiencias y recetas que supuestamente son buenas para el país.  Son éstos últimos quienes están a tono con los planes que Washington, Londres y Tel Aviv han comenzado a desandar desde el primer día que Mauricio Macri ha llegado al poder.

A cualquiera de los tres les importa un bledo que se sepa lo que realmente ocurre en el vecindario de al lado, simplemente por una cuestión de no querer comprometerse  y porque obviamente, son temas que les quedan muy grandes para sus mediocres horizontes políticos. Claramente en Argentina no hay estadistas y eso acusara un costoso precio que luego todos lamentaran. 

Y es que, los chilenos han implementado un sistema de Fuerzas armadas de crecimiento gradual a la par de una modernización cualitativa con un objetivo estratégico vital que es, el control de los recursos naturales más importantes de su territorio y adyacencias. Con esta política de estado –que es apoyada e impulsada desde sus instituciones políticas- se están cubriendo ante las cada vez más amenazantes circunstancias geopolíticas que ya no dejan a nadie fuera del escenario. Pero cuando el crecimiento de este poder y respaldados por Londres y sus aliados, han dado ínfulas a Santiago para extender sus influencias más allá y sobre recursos naturales foráneos.
Unidad blindada chilena en Tarapacá

 En el caso de las crecientes ambiciones chilenas por usufructuar riquezas naturales, se han puesto en marcha con actividades para tomar el control de fuentes tales,  como el agua potable que baja del río boliviano “Silala” y que se han visto ampliadas con la instalación de una poderosa base de misiles a solo 15 kilómetros de la frontera, lo que es sin dudas una señal para preocuparse.

Sin perder tiempo el mandatario boliviano Evo Morales no dudo en denunciar esta empresa chilena que claramente tiene intensiones amenazantes sobre la soberanía del país altiplánico, algo de lo cual, no pasara sin consecuencias. Igualmente, el mandatario boliviano ha sido firme en su postura en la cual, es acompañado en pleno por todo su pueblo que sabe muy bien que su vecino chileno, no da puntada sin hilo. 

Pero más allá de que Morales ha ido por el carril de la justicia internacional ante la Haya, lo cierto es que Chile actúa de hecho y sin interesarle mucho las opiniones del tribunal internacional.

Más allá de ésta disputa y de la cierta preocupación que despierta el despliegue militar chileno a pocos kilómetros de la frontera boliviana, queda en claro que los problemas regionales lejos están de haberse acabado. La instalación de una base chilena para la 2º Brigada Acorazada en Tarapacá, claramente está lejos de ser para propósitos de “patrulla fronteriza”, más aún cuando la misma cuenta con un poder ofensivo notable.   En estos momentos existe una desbalance potencial altamente preocupante y quien claramente tiene el monopolio de la fuerza por sobre sus vecinos es sin dudas Chile que, no hay que perder de vista su cercanía con Londres y las muy buenas relaciones institucionales entre La Moneda y el Pentágono.

A contraparte de estas maniobras, Bolivia no se ha quedado en la mera dialéctica discursiva como la que acostumbran los políticos argentinos. El gobierno de Evo Morales está dispuesto a defender su soberanía y los recursos que en ella existen, realizando políticas pro-activas en el sector de la defensa profundizando los lazos institucionales tanto con Rusia como con China de quienes ha logrado obtener, material bélico que reforzara sus fuerzas armadas ante posibles contingencias con el vecino país. Está claro que Morales, un político de extracción marxista pone los intereses de su nación, por sobre los de su partido político enseñando una vez más a todos aquellos teóricos del “marxismo académico” , que en la realidad política el nacionalismo es una fuerza mucho más cohesiva que las utópicas  fantasías de los “comunismos trasnacionales”.

Pero volviendo al terreno de militar, existe otro actor muy comprometido con las industrias militares chilenas y el desarrollo de sus FFAA para el siglo XXI y es nada menos que Israel.  Tal como era de esperar, en Argentina poco o nada se sabe de esto y es que, es una premisa de la embajada israelí en Buenos Aires que dichas actividades en la región y en especial del otro lado de la cordillera pasen lo más desapercibida posible. Pese a los intentos de mantener esto bajo la alfombra, los hermanos bolivianos no han tardado en poder comprobar la mano de Tel Aviv en todo éste despliegue de poder con fines poco defensivos. 

Y aunque los generales y almirantes chilenos estén más que satisfechos con el constante progreso en la modernización de sus fuerzas Armadas, con la adquisición de misiles tales como el NIMROD con capacidad de llevar cabeza explosiva termobárica  y de pulso electromagnético, lo cierto es que Israel está usándolos como conejillos de indias para testear sus novedades elaboradas en las industrias militares israelíes, un negocio que supera en ganancias anuales al obtenido en el tráfico ilegal  drogas.
Misil Gabriel en acción

En el área naval, la Armada chilena ha modernizado sus buques de origen británico y ha montado en varias fragatas, sistemas de misiles “GABRIEL” en su versión modernizada con cabeza inteligente teledirigida que se lo conoce también como “ESCORPION” y que le dan a su flota, un poder ofensivo cualitativo.  En esta especial fuerza y comparada a la de Argentina, las evaluaciones sobre el poder de fuego y capacidad de operatividad, la Armada Argentina –o lo que queda de ella- es superada amplia y dramáticamente.

Por otra parte, los chilenos vienen renovando con bastante periodicidad sus sistemas de radar de su flota, siendo uno de sus más comunes el sistema británico  PLESSEY TYPE-996 y sus variantes, que dotan a sus comandos navales de uno de los mejores vigilantes electrónicos aire-tierra de toda la región.  Como radar tridimensional, puede detectar con bastante claridad un objetivo que se halle escondido entre obstáculos del terreno pudiendo determinar, gracias al sistema IFF, si es amigo o enemigo.

En el campo de la inteligencia militar, el ejército chileno ha sido dotado con equipos de Drones “HERMES 900” de fabricación israelí  para los cuales, se complementan con la asesoría técnica y personalizada de elementos de AMAN (Inteligencia militar israelí) que trabajan en conjunto con sus camaradas chilenos. 

 Según algunas fuentes, estos Drones ya están en operaciones tanto sobre el espacio aéreo boliviano como sobre ciertos sectores de la Patagonia argentina, éstos últimos seguramente para recopilar topografía para sus propios intereses.

Por último otro punto interesante para remarcar y que se vincula con la Fuerza Aérea chilena es el despliegue de modernos sistemas de vigilancia aérea de corto y mediano alcance, adquiridos de EEUU otorgándole a una buena cobertura a sus cielos. En 2013 los chilenos recibieron embarques aéreos consistentes en los sistemas SENTINEL –AN/MPQ-64-F1,  que constan de un sistema móvil que puede instalarse en cualquier paraje inhóspito para cubrir un determinado sector aéreo. Por lo pronto, del lado argentino solo hay expectativas para posibles inversiones en, posibles sistemas de radares que algunos comienzan a advertir, pueden llegar a ser tan obsoletos como costosos.



jueves, 11 de agosto de 2016

NACIONAL



“ALTERNATIVAS GEOPOLITICAS”

Cuál será la agenda geopolítica que adoptara la Argentina ante la encrucijada global que se presenta actualmente




Por Charles H. Slim
Un país sin una agenda geopolítica es sin dudas, una quimera que no resiste ante la cruenta realidad que envuelve a la actual situación política global, que ya no discrimina entre aislacionistas, intervencionistas o cualquier otra denominación que se le quiera dar a las políticas de los países dentro del concierto mundial.  

Un país sin geopolítica y por ende sin una geoestrategia, es como una empresa sin objetivos comerciales. Sin más rodeos, un estado nación sin geopolítica es imposible de concebir.

Este aspecto de la realidad argentina ha venido siendo deliberadamente relegada desde los últimos 34 años, casualmente desde la asunción de los llamados gobiernos democráticos, que dicho sea de paso fueron –mal que les pese a los puritanos de la llamada “democracia”- sistemáticamente funcionales a los intereses de Washington y Londres.

En ese tono monocorde y sin variaciones, la república Argentina abandono sus pilares estratégicos en pos de una “democracia” que supuestamente cubriría todos los temas y las necesidades que hacen a la existencia política del ente nacional.  Cabe aclarar que dicho término era prácticamente desconocido en el vulgo político nacional y absolutamente ausente de los preceptos constitucionales. De esta manera y con el guión soplado desde Washington, la “república” como sistema de gobierno –y sus pilares- paso a ser reemplazada por el llamado “estilo democrático” que no era otro, que el particular sistema  de gobierno al estilo norteamericano.

De este modo, los intelectualoides y obsecuentes de la “Gran manzana” y auto proclamados partidarios del “mundo libre”, avalaron sin ruborizarse la inserción de esa “democracia” como un valor agregado digno de imitar.

Engañosamente y propiciado por la derrota militar en la guerra de Malvinas en 1982, la clase política que se había visto harto complicada en las épocas del llamado “Proceso de Reorganización nacional”, aprovechando éste nuevo marco  pudo lavarse la cara y usufructuar  la oportunidad que Washington planificó para toda la región.  Esto último debe quedar claro y es que Washington en la década de los sesentas y setentas fue quien, a la sombra del maquiabelico intelectual de su política exterior Henry Kissinger,  implemento la llamada “Doctrina de seguridad nacional” para todo el continente  y cuando ella  se volvió innecesaria –por el cambio de sus intereses geopolíticos- simplemente  impulso el derribo de las dictaduras que habían apoyado para instaurar, gobiernos genuflexos y timoratos.

El paso del tiempo ha demostrado que la llamada “democracia” no era tal y peor aún,  si lo era, pero estaba acondicionada y condicionada a los intereses políticos-financieros con centro en “Wall Street” de  New York y la Banca “Rothschild” londinense.  Entre aquellas últimas están, el desmonte de los objetivos geoestratégicos del país y el abandono de sus hipótesis de conflicto en forma definitiva ya que para los cerebros del momento –llámense Dante Caputo; Herman Gonzales;  Guido Di tella, Rafael Bielsa,  etc;- la Argentina era un país de paz; una frase muy prendida para el oído popular, pero nada realista para la peligrosa selva en la que hoy por hoy vivimos.

Para los círculos de políticos naif y sin sesos que han anidado en los cenáculos del poder argentino, se trata de una situación cómoda y conveniente. Cómoda porque, desde esa visión, no hay enemigos de los que preocuparse  y conveniente porque,  bajo esa mirada obtusa no hay necesidad de prepararse para luchar. 

Simplemente, el estado nacional pasó a ser un ente pasivo que, echado en el suelo del letargo político que los mismos políticos tendieron, solo tiene la opción de recibir lo poco bueno y lo mucho malo que las potencias extranjeras desearen volcar en el país.

Y fue en ese sentido, que en vez de usufructuar la experiencia de la guerra de 1982 para  mejorar a futuro la fase geoestratégica y defensiva,  sus FFAA cayeron en el abandono propiciada por una clase política que ayudo sin dudas a su paulatino desguace.

Sumidos en esa soporífera mediocridad, la población argentina paso décadas de atraso y entreguismo sin pausa. Asunción de deudas ilegitimas, explotaciones de recursos por compañías extranjeras  y negociados para inversiones para obras que no se hicieron nunca, son solo algunos de los antecedentes de  esa falta de una guía política clara desde el estado. Con persistente insistencia, cada uno de los gobiernos que han transitado en estos últimos 34 años –incluyendo también a los revolucionarios K- erraron en interpretar cuales eran los intereses del país o más bien, abandonaron deliberadamente bregar por ellos.  Y es que, la tarea es demasiado pesada y peligrosa para una clase política conformista, corrupta y adicta a lo que se señala desde afuera.  Mientras llegaran las inversiones monetarias en forma de créditos que a su vez se transformaron en deuda para la posteridad, los personeros ( y personeras) del momento, miraron para otro lado y solo propendieron a crear industrias mediocres de lavarropas y cocinas,  abandonando el desarrollo de industrias automotrices, del acero o de punta como la aeronáutica y espacial que tuvo como señera cuna a la provincia de Córdoba.

Pero esos intereses no eran buenos para los argentinos –les sugirieron desde Washington- por ello y para su seguridad, “entréguenlo  a nuestros expertos del Pentágono y a cambio les daremos el acceso al primer mundo”, le dijo el embajador estadounidense Terence Todman al entonces canciller del gobierno de Menem Herman Gonzales mientras involucraban al país en una guerra en el Medio Oriente a cambio de nada.

Como se pudo ver, primaron los intereses de una potencia que entre otras cuestiones, abandono y traicionó a la Argentina cuando en 1982 en plena vigencia del Tratado de Asistencia Reciproca TIAR que obligaba a respaldar a un país americano ante la agresión proveniente de otro continente y mientras el gobierno de Ronald Reagan jugaba al “intermediario imparcial”, el Pentágono bajo cuerda proporcionaba toda la asistencia disponible para que el Reino Unido no perdiera la guerra.

Pero las estafas anglosajonas no comenzaron en 1982 ni en 1945 con la dicotómica situación “Braden o Perón”; no, todo viene desde los inicios del país en el siglo XIX cuando el norte tuvo en claro que el sur, no debería acceder al desarrollo cualitativo que da el conocimiento científico y tecnológico.  Su papel debería reducirse a ser solo un granero y nada más. Si habría un polo industrial tolerable, sería en Brasil y con límites bien marcados. Acorde con los intereses británicos las pampas argentinas deben ser el reservorio verde para satisfacer sus necesidades de trigo, ganado, madera y recursos energéticos. Fue por ello que los británicos tendieron tan fabulosas redes ferroviarias en Argentina, para poder sacar por sus puertos aquellos bienes.

Es por ello, que Argentina no debe desarrollar una idea propia de geopolítica y menos aún de defensa estratégica.

En este sentido, cualquier aspiración de construir un poder militar disuasorio y autóctono acorde a los invalorables y variados intereses geoestratégicos  que presenta el triangulo territorial del sur, fue paulatinamente postergado gracias y en parte, a las profundas divisiones dentro de la sociedad política argentina. Si los argentinos tomaban conciencia de aquello, deberían pasar a estructurar una planificación defensiva acorde,  lo que llevaría al desarrollo de industrias especializadas que requerirían de mano de obra calificada que a su vez, crearía un sistema de educación altamente tecnificado y en constante cambio.

De esta manera, las industrias navieras, aeronáutica y de tecnología para sus implementos, terminaría en pocas décadas con el gran problema de la dependencia tecnológica que en las últimas décadas se han visto caracterizadas en la recepción de rezagos y todo tipo de chatarras que a los estadounidenses no les sirve.

La mejor excusa para frenar cualquier tipo de avance tecnológico y científico que podía darse desde el área de la defensa, fue frenado por la clase partidocratica que brega por sus propios intereses y no los del común de la sociedad; menos aún por una potencialidad nacional. Y es que bajo su auto adjudicada imprescindibilidad, los principales partidos políticos argentinos, se antepusieron a cualquier otro interés que no sea el de ellos y de sus adherentes, creando divisiones sociales que persisten hasta nuestros días. Quien no esté dentro de sus formaciones, no pertenece al “club” y son apartados con el simple slogan “no es del palo”.

A tono con esa inconfesable mentalidad segregacionista,  se manejo la política exterior en la cual,  con la dirección de una clase patricia pro-europea y con especial predilección a lo británico que a lo largo del siglo XX se extendió a lo estadounidense,  las relaciones exteriores de la Argentina se reservaron con especial interés a los países europeos, despreciando a las demás realidades foráneas  por el simple hecho de que “no compartían la cultura y religión “ punto de vista que, escondía sin lugar a dudas, una  vil discriminación racial que paradójicamente llegó de aquella Europa de “blanquitos y civilizados”.   

Hace apenas diez años era impensado trabar relaciones de intereses comunes con Rusia, China o naciones árabes-islámicas. Tan solo hacer un ademán sobre posibles acuerdos para compra-venta de equipos  militares a dichos países era tachada como una “propuesta inviable”. Proponer semejantes intensiones hubiera sido desdeñado bajo argumentos oscurantistas y estigmatizantes que convenían a los centros de poder del norte.

Con esta manera de pensar, los objetivos del país solo quedaban relegados a seguir siendo un simple proveedor de mercancías, materias primas para la elaboración de productos finales en aquellas plazas extranjeras sin miras de llegar a ser tratado como un socio de peso. De este modo, el modelo agro-exportador que parió a la clase burguesa nacional pro-británica de comienzos del siglo XX, fue poco a poco, dejando paso a un empresariado más diversificado pero, sin dejar aquella línea europeísta y con una mayor dependencia financiera de las reglas estadounidenses. Y a final de cuentas, primo el interés particular –económica y financiero- de los sectores por encima del nacional.

El siglo XX fue para la política externa argentina, una caracterizada por la cordialidad y la neutralidad ante los conflictos externos, salvo por el conflicto reivindicativo de las islas  Malvinas en donde quedo claro, quienes eran los amigos y quienes los enemigos. También muy influenciada por las políticas estadounidenses –salvo periodos conflictivos- lo que se traspoló al campo de la industria y de la defensa, que la volvieron dependiente de lo que le sobraba a las Fuerzas Armadas norteamericanas e incluso británicas. Hablar de autodeterminación política y del impulso de un desarrollo industrial y científico propio causaría las consecuencias que  se vieron con el segundo gobierno de Perón o más cerca en el tiempo, con la cancelación del “Proyecto Cóndor”.


Actualmente y más allá de las simpatías del gobierno actual hacia Washington y los peligrosos compromisos que está adquiriendo con Tel Aviv,  tiene un mayor margen de maniobra para establecer nexos más profundos y serios con Rusia, China y los países asiáticos.  Es probable que se haya aprendido de la historia y que las relaciones estaduales entre los países e incluso bloques, no pasan por las semejanzas meramente externas o presumidamente de origen como se hubieron venido viendo, especialmente durante los últimos 34 años. Los intereses de un país no suelen coincidir con los de otros –incluso entre vecinos- y es en la búsqueda de esos mismos intereses,  que la Argentina debe entablar relaciones convenientes con países y bloques emergentes, para el definitivo y continuado desarrollo industrial propio sin los acostumbrados condicionamientos políticos y financieros a los que, precisamente le someten los que sus políticos consideran como “amigos”.  

domingo, 7 de agosto de 2016

INTERNACIONAL




“MAS INESTABLE QUE NUNCA”

A pocos meses de que Obama abandone la Casa Blanca, pocas son las cosas que han cambiado en la política exterior estadounidense y sus consecuencias se ven claramente en Aganistán




Por Charles H. Slim
A medida que se acercan las elecciones en los Estados Unidos, las cosas se van poniendo más feas en aquellos lugares donde las tropas estacionadas, tratan de cooptar de una vez por todas a las sociedades orientales que han invadido. Nos referimos en este caso a lo que viene sucediendo en Afganistán, lugar que fue invadido en 2001 por orden del entonces presidente George W. Bush que bajo la excusa de los ataques del “11/S”, trataron de eliminar a sus antiguos socios, nada menos que los “Talibán”.

Oh sí, así es; el talibán pudo nacer gracias a la participación de la CIA y de sus colegas del Pentágono en proporcionar todos los elementos necesarios para poder operar contra la Unión Soviética allá por finales de la década de los setentas y que continuo con todo furor hasta casi mediados de los ochentas, perdiéndose el rastro de lo que había pasado con aquel programa de insurgencia que llamaron “La Base” en árabe “Al Qaeda”.  De esas colaboraciones, se destacaron los sauditas quienes además de proporcionar las rutas de dinero y los asesores religiosos para formar a los “Yajid” al estilo “Wahabi”  para los muyajedin en los campamentos de entrenamiento dirigidos por la CIA en Pakistán, quienes luego pasarían a operar en Afganistán. Fue en estas colaboraciones donde saldría el joven Osama bin Ladem, un aventurero y multimillonario hijo de una poderosa familia petrolera saudita que a su vez, era socia de la familia Bush y que en las jornadas del 11 de septiembre del 2001, pudieron  salir de Estados Unidos cuando regia una prohibición de vuelos.

Lo que los medios estadounidenses como “The Washington Post”, “The New York Times” entre otros presentaron allá por mediados de los ochentas al Talibán como los “luchadores por la libertad contra la invasión soviética” desde el 2001 no solo se olvidaron de sus propias editoriales sino que incluso, tratan de reescribir la historia con supuestas posiciones políticas que en realidad jamás tuvieron. 
Talibanes en la Casa Blanca

Pero en la política estadounidense, las cosas son así. Un día los necesitas y al otro los tiras a la basura y eso fue lo que Washington trato de hacer con el Talibán –como en realidad acostumbra hacer con cualquiera con los que se asocia- al tratar de arrebatarles el control de las cuencas vírgenes de gas y carbón que existen a lo largo del territorio afgano, con un plus muy lucrativo para financiar la “caja negra” de la CIA como es la industria de la heroína que surge de los extensos campos de cultivos del Opio. Sobre esto, ya no existe el más mínimo escrúpulo por parte de los norteamericanos por negar estas intensiones.

Pero volviendo a lo que pasa hoy por hoy, a casi quince años de aquella invasión, Afganistán sigue estando tan miserable como lo estaba antes nada más que, con la ocupación estadounidense,  las necesidades y la pobreza se maquillan con mucha escenografía colorida, tráfico de drogas, prostitución y pederastia manejada por mafias ligadas al gobierno corrupto por la que los “salvadores de la OTAN” pagan muy buenas sumas de dinero.

A pesar de los decorados y de las coloridas marquesinas occidentaloides que lucen en algunas zonas de Kabul, la inseguridad y los ataques sorpresa del Talibán no dan tregua a los invasores y a las fuerzas colaboracionistas que son sorprendidas en pleno centro de la capital.  ¿Qué ha mejorado la irrupción y presencia de las ISAF en la región? A la vista de los años de ocupación y de un gobierno archi-corrupto colocado por Washington, se puede asegurar que nada.

Uno de los últimos episodios de la realidad que azota al país asiático, fue el osado ataque de un comando Talibán a un complejo de trabajadores extranjeros en Kabul que causó una verdadera conmoción que llegó hasta el salón Oval en  La Casa Blanca. El complejo NorthGate, ubicado al sureste de la capital, fue sorprendido por la detonación de una camioneta cargada de explosivos que no llego a dañar la infraestructura del complejo y sus atacantes lograron ser eliminados por las fuerzas de seguridad pero el mensaje era alto y claro: “La lucha no ha terminado”.

El Talibán ha venido golpeando objetivos norteamericanos y de británicos en plena capital, reivindicando sin tapujos cada uno de ellos. En medio de estos actos, se han colado supuestos ataques del ISIS, quienes desde hace un año hicieron su “mágica” aparición en el escenario afgano para atacar al Talibán y matar a civiles inocentes, algo que no concuerda con las tácticas de la resistencia afgana. Según fuentes de inteligencia del Talibán y de agencias orientales, detrás de la franquicia del ISIS están nada más ni nada menos que las manos de la CIA, que ha venido fracasando en sus intentos por crear un escenario similar al creado en Irak, donde mediante la inyección de elementos de “Al Qaeda”, trataron de desgarrar la cohesión de la resistencia iraquí mediante supuestos enfrentamientos dentro de su seno y bestiales crímenes contra civiles.

Desde el 2010 y bajo la egida del secretario de estado Hillary Clinton,  los programas secretos de mercenarios islamistas abrieron un nuevo capítulo en el desarrollo de un actor que superaría a “Al Qaeda”  que tendría base en una Libia destruida.  Pero incluso mucho antes, según la revelación de miles de correos electrónicos por el odiado Julian Assange que exponen los contactos con grupos irregulares y sus planes para operar contra el gobierno de Gadafi       ( v  http://www.democracynow.org/2016/7/25/assange_why_i_created_wikileaks_searchable ) Hillary Clinton tuvo allá por comienzos de la década de los noventas, una participación indirecta con empresas como la constructora “Lafarge” que trabajaban con la CIA para financiar a los grupos extremistas como ISIS.

Las últimas filtraciones sobre las actividades de Clinton en sus funciones, han llevado a que pese a que la justicia le “borró” desvergonzadamente su record criminal,  los electores demócratas norteamericanos ya le hayan bajado el pulgar y no están dispuestos a tolerarla como una posible presidente. Si esta corrupta funcionaria llega al poder, el país deberá prepararse para más guerra y más inestabilidad, tal como ya se advierte en Libia, Siria y Afganistán.

La dinámica parece repetirse en forma calcada y los afganos ya se han dado cuenta de ello. A pesar de que estas células del ISIS han logrado asesinar algunos lugartenientes Talibán,  esta organización ha pensado rápido y no ha caído en los engaños que dichas tácticas pretenden lograr.   

Observando lo que sucede en Siria actualmente, se han podido hallar patrones semejantes que llevan a señalar con meridiana claridad, la sospechada complicidad de EEUU en la supervivencia del “ISIS” en los campos de batalla e incluso, de cubrir sus retiradas cuando no les ha quedado más opción ante los avances de las fuerzas árabes sirias que con el apoyo aéreo ruso les significaba la segura aniquilación.  Tal como lo señalan enjundiosos análisis de expertos internacionales, EEUU se ha abstenido sistemáticamente de atacar a las organizaciones como “Al Nusra”-filial siria de Al Qaeda-  y el “ISIS” por el simple hecho de que, son funcionales a sus planes que se vinculan con destruir al gobierno sirio laico y nacionalista. (v. http://www.globalresearch.ca/allying-with-political-islam-washingtons-tactical-alliances-with-al-qaeda-and-isis-in-syria/5536306 )

En este sentido el desenmascaramiento sobre el involucramiento de la CIA y otras agencias de inteligencia en apoyar a las diversas células de “Al Qaeda” que mediáticamente se disfrazan con eufemismos tales como “rebeldes”  o los llamados “desertores” que conforman el “Ejército Libre Sirio” , ha puesto en una encrucijada sin perspectivas para una solución a medida de los intereses norteamericanos.  Ha sido por ello que se han venido viendo acciones desesperadas ( y evidentes) por  abrirles paso a sus “rebeldes” para que puedan sobreponerse a las aplastantes ofensivas que encabezan los rusos.

De esta manera, Washington ha ido continuadamente contra la ley internacional e incluso contra las mismas resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas  que llaman a redoblar esfuerzos para reprimir y combatir las acciones de las agrupaciones terroristas que operan en la región. Igualmente y con una total impunidad, se ha ido viendo como además de no cumplir con nada de ello, ha tratado traspolar esa dinámica del “Daesh” a los escenarios afganos donde aparentemente se han topado con una realidad muy diferente a la que existe en los escenarios árabes de la Mesopotamia, lo que ha entorpecido en su principal objetivo que es, el de crear la confusión entre las filas Talibán.


En el operar de estas células del ISIS, se puede detectar aquella misma esquiva tendencia a no atacar a los norteamericanos y centrar sus acciones sobre civiles y de ser posible, contra musulmanes chiitas. Tal como lo han advertido en Libia, Iraq y Siria, esta supuesta organización islámica es un gran embuste elaborado por cerebros que nada tienen que ver con los árabes y menos aún con el Islam. Sin lugar a dudas, los engaños de los maestros del caos que están detrás de esto, no han surtido efecto sobre los simples combatientes de sandalias y Chapán que no buscan mejor recompensa que –voluntad de Alá mediante- lanzar a los invasores de sus tierras.