viernes, 14 de octubre de 2016

VETERANOS DE AYER




“UNA MALA IDEA”

Por qué el gobierno argentino debe tomar distancia de los planes geopolíticos desplegados por Washington y sus aliados en el Medio Oriente




Por Charles H. Slim

El buque saudi "Az Sadiq" golpeado por un misil
Una noticia que estuvo a punto de pasar inadvertida por los medios occidentales, fue el hundimiento de un moderno buque de ataque de la real marina saudita de fabricación estadounidense en las aguas próximas a la costa de Yemen.  El 8 de octubre en horas de la noche, la flota saudita que operaba en el estrecho de Bab-Al Mandeb fue sorprendida cuando un misil tierra-agua proveniente de territorio yemenita, golpeó de lleno al buque  clase “As Sadiq”  dejándolo en llamas y totalmente inutilizado arrojando como saldo una veintena de marinos muertos y otra treintena heridos. Pero este episodio no fue un golpe fortuito o un tiro de suerte ejecutado por la resistencia yemenita. Recordemos que el 1º de octubre un moderno catamarán de la real armada de los Emiratos árabes Unidos HSV-2-Swift de fabricación norteamericana era hecho añicos por un misil de las mismas características lanzado por la agrupación “Ansar Allah” (Espada de Dios) que ha desatado una catarata de preguntas entre Riad y Washington.

En apariencias la guerrilla chiita ha adquirido sistemas antibuque de notable capacidad para evadir las contramedidas más modernas de los buques norteamericanos. Más allá que las tripulaciones saudita y emiratí no descollan como las mejores de la región, es cierto que solo una tripulación bien adiestrada en guerra electrónica puede evadir un ataque con sistemas modernos de misiles navales. Incluso, sería muy posible que los Huties tengan hábiles operadores de los viejos misiles chinos “Frog-7”  o incluso un “K300 Bastion” de origen ruso, pero algunas fuentes señalan que esos misiles serían de otro origen.

Pero a cuento de qué y cuáles serían las preocupaciones para los argentinos estos episodios que además de ajenos, ocurren en las lejanas tierras del Medio Oriente; pues, aunque la situación de sus FFAA no sea muy operativa algunas fuentes han dejado entrever que hay ingentes tratativas por parte de EEUU y de otros socios en que Argentina “colabore” con las acciones en la región, tratando de involucrarla en la dinámica de la llamada “guerra contra el terrorismo” que haría participes nuevamente a la Armada.

No olvidemos el encuentro que a mediados del mes de junio tuvieron el ministro de defensa Julio Martínez, el embajador estadounidense Noah Mamet  y el Comandante del Comando sur Alte. Kurt W. Tidd  en el cual se trataron temas como, la posible compra de aviones F-16 (de dudosa concreción), pertrechos y equipos para el ejército (rezagos) y las posibles mejoras y cooperación en el área naval (a cambio de algo). 

Pese a que a lo estrictamente político quedo fuera de las conversaciones  la orientación de la charla castrense evidencio un notable interés en el representante del Pentágono por aportar un papel importante a la Armada.

Algunos hemos especulado que tras estos “beneficios” y auspiciosos adornos a las maltrechas FFAA y bajo las llamadas “clausulas secretas” se esconden objetivos que tras haberse tratado en el encuentro que tuvo la comitiva argentina en el mes de mayo con la Adjunta de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental Rebecca Chávez y el think tank William Perry, solo satisfacen a los intereses de  Washington.  

Más allá de los engañosos argumentos que despliega Washington, Londres y Tel Aviv, hemos explicado con anterioridad los peligros que representaría para las modestas –para no decir vetustas- naves de la marina de guerra argentina, volver a surcar las aguas del Golfo Pérsico  como lo hicieron allá por 1990 y 1991 o incluso entrar a las del Golfo de Adén (v. http://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2015/09/veteranos-de-ayer-el-peligro-de.html ).  A la poco clara posición geopolítica de la Casa Rosada se agregan varios vacíos legales que no permitirían una reedición como la de 1991 contra Iraq. Aún Buenos Aires no termina de aclarar cuál es el marco legal  para enviar tropas a zonas de guerra como sucedió con el grupo de tareas “ALFIL 1”  y menos aún, cuáles son sus intereses geopolíticos en dicha región. Aunque para ser más concretos, cualquier tipo de injerencia de Buenos Aires en este juego, puede terminar muy mal.
cubierta del Alte Brown 1991

Hemos visto como desde el inicio del año, ha habido varios intentos de extender las hostilidades sobre la región con la intensión velada de crear un falso casus belli contra el gobierno sirio que allane el camino a un ataque contra Damasco abriendo la posibilidad de extenderlo contra Irán.  La incursión a comienzos de año de dos lanchas rápidas norteamericanas en aguas iraníes que fueron capturadas por la Guardia revolucionaria iraní, fue una fracasada operación por tratar de crear un incidente político-militar entre Washington y Teherán. Según fuentes reservadas ambas naves fueron usadas como cebos sacrificables –obviamente sin que ellos lo supieran- para ser voladas a distancia por “misiles guiados” operados desde territorio Qatarí. Continuando con estas fuentes, el plan habría sido ideado por la inteligencia militar israelí (AMAN) con la colaboración de los servicios de inteligencia qataríes y de una facción dentro de la CIA, para que dicho incidente fuera cargado a la cuenta de Irán.

Según puntualizaba esta fuente, la guía del misil que se utilizaría provendría desde un Drone que triangulando la información con el Comando de operaciones secreto en alguna localización desconocida en las costas del golfo, aseguraría un golpe limpio e invisible que garantizaría la responsabilidad a la única fuerza hostil en el área, la marina iraní. Lo interesante de este episodio es que al parecer, la operación fracaso al verse imposibilitados de disparar el vector por haber perdido la capacidad electrónica para guiarlo al blanco por efecto de “interferencia” imposible de saltar. De esta manera al entrar las lanchas en aguas territoriales iraníes, fueron rápidamente rodeadas por las lanchas rápidas y tras ser abordados, llevados a puerto iraní.

El fracaso de esta operación fue por la activación del arma secreta que Rusia está usando en Siria y que para ser breves, logra contar todo tipo de señal electrónica o de microondas que sean lanzadas desde buques, aviones AWACS  o desde los satélites espía en órbita, con la intensión de escudriñar, interceptar o capturar comunicaciones de toda índole y por supuesto, para guiar remotamente misiles o artefactos como los Drones. Sería el mismo dispositivo pero con un alcance mucho más amplio que aquel que activo un avión SU-24 e inutilizó la electrónica del moderno lanzamisiles “USS Donald Cook” en el Mar negro hace dos años y que documentaron algunos artículos de investigación  como Jibiny (v. http://www.voltairenet.org/article185319.html ).

Aquel moderno destructor norteamericano vio en parpadear de ojos, quemado todo sus circuitos de abordo, dejando inutilizados entre otros al sistema Aegis y todo el sistema de armas. Tal como lo comento un alto oficial naval, la situación del “Cook” era la de una chatarra flotante. Ahora bien, con estos precedentes y con las novedosas provocaciones que se están viendo en el golfo de Adén ¿Podría un navío argentino hacer frente a semejantes obstáculos? Y aunque a algún imaginativo y obsecuente funcionario de las políticas de Washington propusieran enviar recursos humanos argentinos (tripulación) para operar buques de segunda mano norteamericanos, la idea sigue siendo pésima.
Catamaran de EAU destruido en dos minutos

Es por ello que Buenos Aires debe ser prudente y no dejarse tentar por los cantos de sirena y entrar en cuentas de que  EEUU se halla en una campaña de “conscripción” para reclutar carne de cañón para extender sus operaciones militares sobre Siria e Irán, que hasta el momento ha venido siendo frenada por factores que Washington no había considerado.

Más allá del bochorno que represento para el Pentágono que dos de sus lanchas fueran capturadas sin disparar un solo tiro y haber tenido que ver como los iraníes difundieron por la televisión abierta en toda la región a sus marines marchando mansos con las manos en la cabeza a cumplir con el arresto por su intrusión, puertas adentro los altos mandos navales y de inteligencia trataban de dilucidar por qué esos dos buques habían entrado en la zona sin que en apariencias, hubiera habido ordenes de que se movieran en esa dirección.  La respuesta oficial fue “un error técnico” que desvió el curso de las naves, algo que no resulta creíble. Tal vez si, tal vez no, estos altos mandos hayan develado quién ordenó esa incursión y cuáles eran sus verdaderos propósitos; eso no cambia nada ya que nunca saldrá a la luz del día.

Hace tan solo unos días, el destructor norteamericano “USS Mason” que navegaba en el estrecho entre Sanná y Yibuti, logro evadir un ataque con misiles navales no identificados que por poco termina en un desastre.  Tal como lo remarcaban los medios anglosajones y sus repetidoras en Argentina, esto significaba presionar a los EEUU para que “contraatacara contra la resistencia Hutie, alineada a Irán”. Al advertir estas líneas ideológicas en las editoriales, se puede oler un aroma a claro embuste en este presunto ataque que sin dudas –por los precedentes- pudo haber existido, pero programado para fallar. Otra posibilidad es que se halla tratado de un ataque real, realizado efectivamente por los Huties gracias a la entrega de misiles antibuque de manos de agentes negros que sin saberlo están al servicio de Israel. Con esto en consideración podríamos asegurar que todo esto es una operación negra para darle argumentos políticos a la Casa Blanca para una arremetida sobre la región.

Con este panorama se hace muy claro que despachar alguna nave de combate de la Armada sería simplemente un suicidio para sus tripulantes y una invitación para que ellos se vuelvan el blanco de alguno de estos planes sucios que actualmente se desarrollan en la región.  Tan distorsionada se ve la situación, que incluso a Naciones Unidas le cuesta maquillar  esta turbia situación  en la que Washington tiene un amplio protagonismo.


Tal vez el gobierno de Macri lo ignore o quizás lo esté tomando a la ligera, pero sin dudas parece no advertir que en aquella región hay en curso una frenética  búsqueda por desatar una guerra abierta contra Siria y que quienes le soplan al oído sobre las “maldades de Assad”, el “peligro de Hesbolla” y de una supuesta expansión “chiita” no solo no están haciendo nada por combatir al “terrorismo” de los grupos como “Al Nusra”, “Al Qaeda”  y el “Daesh”sino que por el contrario, tal como lo documentan medulosos artículos de investigadores serios (v. http://www.globalresearch.ca/air-strikes-against-syria-who-are-the-war-criminals-who-is-supporting-al-qaeda-russia-or-america/5548799 ) ellos -y no precisamente los rusos o los iraníes- son quienes los están apoyando.

lunes, 10 de octubre de 2016

EN LA MIRA



“LA GUERRA SIN TERMINO”

Cómo fue el inicio, evolución y posible desenlace de la guerra en el Medio Oriente




Por Charles H. Slim
La mayoría del público que se informa sobre lo que actualmente ocurre en torno a la llamada “guerra contra el terrorismo” tiene una parcializada visión de cuál es el origen de todo esto, reduciendo las causas de éste calvario –especialmente para el mundo islámico- sin fin a partir del 11 de septiembre del 2001 tras los ataques en New York y Washington. Pero esto no es así. Tal como lo vienen señalando varios investigadores y periodistas independientes, el lanzamiento de esta campaña bélica ya había sido planificada desde mediados de la década de los setentas cuando el gigante soviético comenzaba a mostrar señales de que le quedaban pocos años de existencia.

Por supuesto que el contexto geopolítico en el que se trazaron aquellos planes para incursionar en el Medio Oriente y tomar por asalto en centro de Asia, justo en el patio trasero de la China Popular y de la entonces URSS, hoy ya no existe y esos planes se han visto claramente modificados pero en lo que hace a los “colaboradores” en concretarlos materialmente, no parecen haber variado. Durante aquellos años, la política exterior norteamericana se vio ilustrada por los cerebros maquiabelicos más productivos para La Casa Blanca y el Pentágono, abriéndoles las puertas al intervencionismo mediante la creación de nuevos enemigos y la fabricación de falsos casus bellis.

De este modo el entonces consejero de seguridad del gobierno norteamericano Zbigniew Brezinski y el “master mind” de las políticas intervencionistas en América Latina, el ex Secretario de Estado y Consejero de seguridad Henry Kissinger, pusieron sus ineludibles talentos para perfeccionar lo que se iría urdiendo con el paso de la década de los ochentas hasta la llegada de la llamada “crisis del Golfo” en 1990, cuando de la noche a la mañana, el aliado de Washington en Bagdad, decidió en apariencias y sin justificaciones agredir al pequeño emirato de Kuwait.  Fue a partir de aquella crisis, que Washington pulso el reloj del cronómetro para tomar el tiempo y ver cuánto le tomaría adueñarse de los recursos petrolíferos de la región y llegar a establecer bases militares para cimentar los primeros pasos para rodear a una Unión Soviética que se venía abajo y a una China que permanecía callada pero expectante.

En el caso de Brezinski, en momentos que cumplía funciones en la administración demócrata de James Carter, fue el responsable de impulsar y coordinar que la CIA y agencias de inteligencia aliadas como la saudita y el ISI Pakistaní, formaran y pusieran en marcha un programa de mercenarios árabes y no árabes que con financiamiento de petrodólares y asistencia técnica-militar de Washington, conformarían lo que los archivos de la inteligencia norteamericana llamó “The Base” en árabe “Al Qaeda”.  El objetivo de aquellos era socavar a los gobiernos izquierdistas dentro del mundo islámico, especialmente al de Afganistán que tenía una fuerte relación con la entonces URSS.

De esa manera la política exterior norteamericana y en especial, la que involucraba a las operaciones de la CIA en Afganistán para derribar al gobierno pro-comunista  de la URSS, propicio la creación y multiplicación de centros de adoctrinamiento islamista en Pakistán que hoy se conocen como Madrazas, algo  de lo cual, el mismo Brezinski no negó e incluso justifico al comprar al Talibán con la Unión soviética como amenazas entre las que había que elegir(v http://www.globalresearch.ca/al-qaeda-and-the-war-on-terrorism/7718 ).

Según se ha podido ver, el desarrollo de estas “Brigadas islámicas” contra el poder ateo comunista fue previo a la invasión soviética a Afganistán en 1979, con lo cual se puede intuir que si Moscú no realizaba esta movida en ese país musulmán, los equipos de la CIA con el apoyo de estos grupos mercenarios, habrían intervenido igual y horadado mediante sabotajes, atentados y asesinatos al gobierno comunista de Kabul.  Así podemos ver como estas agrupaciones como “Al Qaeda” creadas clandestinamente por EEUU pasaron de ser grupos operativos para sus intereses exteriores en épocas de la “guerra fría”  en Medio Oriente y Asia, a ser parte de llamada “Doctrina de Seguridad Nacional” pero que desde hace quince años, pasaron a ser el objetivo de dicha doctrina. 

Fue con el apoyo de Washington que el Talibán pudo crecer hasta convertirse en la máquina de combate insurgente más formidable de lo que iba del siglo XX, logrando nada menos que expulsar a un ejército duro como el soviético y tomar para 1996 el poder en Kabul. “Al Qaeda” por otra parte, jugaría su papel del “tercero en las sombras” para ejecutar operaciones de confusión.

¿Qué quiere significar todo esto?  Ello significa que el problema “Al Qaeda” no solo no salió de la nada sino que peor aún,  fue creado y ha venido siendo sustentado por EEUU  desde hace mucho tiempo variando tan solo en la cantidad y origen de los miembros que la operan. Sobre la apariencia de “enemigo” que desde los ataques en Kenia en 1998 viene teniendo este grupo, solo es eso, una apariencia.  A partir de allí el nombre de Osama Bin Ladem pasaría a ser la clave para darle entidad mediática al grupo y catapultarlo al estrellato de los “malos de la película”.  Desde ese entonces las operaciones de “Al Qaeda” pasaron a ser –en apariencias- “independientes” y comenzaron a recibir el apoyo clandestino no solo de la CIA sino del Mossad israelí.

Pero volviendo unos años para atrás, recordemos lo que ocurrió en agosto de 1990, cuando las FFAA iraquíes lanzaron “sorpresivamente” una  invasión sobre el vecino emirato de Kuwait, porque según la CNN y el resto de los medios estadounidenses  “Saddam Hussein estaba loco”. Ni una cosa ni la otra. Aquel movimiento de Bagdad fue una celada que fue pacientemente urdida por Washington y puso como cebo, al rico emirato kuwaití que dicho sea de paso, robaba crudo a los campos petrolíferos iraquíes del sur ¿Pero como el pequeño emirato se atrevería a robarle a la potencia árabe regional de aquel momento? Aunque cueste creerlo, fue una maniobra orquestada por el Departamento de Estado y llevada a cabo por la CIA que mediante falsos trascendidos e informes dibujados que hicieron creer a los kuwaitíes que ellos eran víctima de malas intensiones de “Saddam” mientras que al mismo tiempo en Bagdad, azuzaban por los mismos medios engañosos al gobierno del partido Baath de que los desagradecidos kuwaitíes le estaba robando crudo con perforaciones inclinadas en los campos de Rumailah.
matones iraquies de la CIA preparados para degollar a
sus propios hermanos

Iraq era la puerta para ir metiéndose en la región y por ello se creó esta situación que culmino en el comienzo de la guerra del Golfo la cual aún perdura. Para concretar esta campaña no se debe olvidar el fuerte Lobby israelí dentro del Congreso estadounidense, que por todos los medios –especialmente con generosas contribuciones- argumentaron con ponencias, informes y tesis académicas las bondades de atacar a Iraq y desbancarle de su podio de potencia regional; obviamente para allanar el camino a Israel que –pese a la cooperación clandestina que recibía de Riad- veía limitada su operatividad con la amenaza iraquí.  Para ello, estos sectores sionistas junto a los neocon, proporcionaron el impulso a los intereses del partido Likud que mejor que nade, buscaron la desgracia contra Iraq. Con la creación de este conflicto y su permanencia con un brutal bloqueo de trece años, se fueron creando las condiciones socio-político-estratégicas, ideales para que la agitación y el caos regional fuera más allá del conflicto con Iraq.

Al mismo tiempo por 1992 en adelante el MI-6 británico y sus colegas, cooperaban con los grupos de mercenarios musulmanes que llegaban a los Balcanes con asesores sauditas, dándoles armas y entrenamiento  para más tarde trasladarlos a operar en Chechenia contra las tropas rusas. Para ese entonces, la red de estos grupos clandestinos que operaban a la sombra de las decisiones políticas en Londres, Washington e incluso Tel Aviv se interconectaba entre el norte de África, Afganistán y zonas caucásicas como Chechenia, Daguestán e Ingushetia.  Obviamente, el movimiento de esta red y sus operaciones –financiadas en parte con delitos como el narcotráfico y el tráfico de armas- contaban con la anuencia de la inteligencia estadounidense que tenía para ese entonces la capacidad de monitorear las comunicaciones, espiar los campos de entrenamiento y controlar el tráfico de armas que abastecían a estos grupos.

En 1998 “Al Qaeda” hace su aparición estelar realizando dos espectaculares ataques contra las embajadas de EEUU en Kenia y Tanzania  que sirvieron para poner en los medios a la franquicia, dando la impresión de que aquello se asimilaba una provocación. Solo dos años después, en el 2000 un extraño ataque ocurrió en Yemen contra el buque estadounidense “USS Cole” que –pese a no haber sido reivindicado- fue inmediatamente endilgado a “Osama Bin Ladem” y que curiosamente Israel uso para advertir al mundo del “peligro del terrorismo islámico”. Como si eso no hubiese bastado para convencer sobre ese argumento, un año después se produciría lo que hoy conocemos como el 11/S.

Lo curioso de todo esto fue, que pese al estrecho control que ejercía el sistema de vigilancia electrónica que se enlazaba con los satélites espías que barrían la región, no fueron capaces de antelar lo que podía ocurrir ¿pudieron haber confundido los movimientos de sus “insurgentes” con los verdaderos elementos de la resistencia islámica?

Recordemos que EEUU y sus socios de la OTAN dejaban fluir libremente las rutas que eran útiles a estos programas de insurgencia que más tarde se insertarían tras la invasión a  Iraq en 2003 como una forma de estrategia contra-insurgente para contrarestar a la resistencia iraquí. A partir de ese momento, la ocupación de Iraq se volvió una pesadilla inimaginable que supero en “suciedad y brutalidad” a los pasados programas de la CIA y el Pentágono ejecutados en lugares tan distantes como Vietnam y América Latina. La aparición de una supuesta subsidiaria de “Al Qaeda-Iraq” en 2004 que se presentaba con videos donde cortaban la cabeza a rehenes extranjeros, volaba mezquitas chiitas y que se rumoreaba que estaba liderada por un misterioso  jordano llamado “Abu Musab Al Zarqawi”,  trajo el intento de cooptar a la resistencia nacional iraquí que supo ver desde el inicio, que ese grupo era nada menos que un artilugio de EEUU.

Incluso la inserción de ese virus “pseudo-yihadista” –que raras veces ataco a los estadounidenses- tuvo reacciones contraproducentes causando entre otras, el nacimiento y crecimiento de una rama de la resistencia iraquí de origen chiita con inspiración en el Hesbollah libanés que golpeo y muy duramente a los norteamericanos y británicos en el centro sur del país.

Sin dudas, Iraq representó el campo de ensayo más fructífero para aceitar el uso de estas agrupaciones “terroristas” que impostando fanatismo sunita, operaban la agenda de la inteligencia militar ocupante y de las agencias como la CIA y el Mossad que las usaron para cubrir la finalidad real de sus propias operaciones.  

Incluso se supo, como varios de estos grupos que merodeaban impunemente por Bagdad, eran  nada menos “fuerzas especiales” norteamericanos y británicos que enmascarados como árabes, causaron indistintamente masacres contra chiitas como contra sunitas. 

A mediados del 2009 una intensa actividad estadounidense en el norte de África pasaría inadvertida a los medios y para el 2010 veríamos como de la nada,  la región era inundada con mercenarios llegados de todas partes que respaldados por la OTAN, se deshicieron del molesto gobierno árabe-socialista de Libia.

Desde el 2012 vemos con pavor como una ola de estos mismos grupos, salidos de la misma ingeniería occidental (OTAN) tratan impunemente y usando todo tipo de tácticas  destruir a Siria. También desde junio del 2014, venimos viendo con escandaloso asombro, como aquella pequeña célula del “Islamic State of Iraq” (ISI) aparecida tras el asesinato de Zarqawi en 2006 y que tras una intensa persecución del régimen de Bagdad, sobrevivió oculta merodeando el desierto de Al Anbar durante casi los siete años que siguieron, se convirtió de la noche a la mañana en un ejército organizado muy bien armado y entrenado.


Actualmente, se han caído las máscaras y el misterio que rodeaba a esos grupos ya han quedado develados. 

En realidad nunca hubo misterio sino, encubrimiento. Esos grupos no son parte de la resistencia árabe-islámica y la prueba de ello, está en quienes le financian y quienes les arman. Un ejemplo de sus juegos sucios, fue la masacre de “Al Goutha” que se comprobó fue de autoría de una “tercera fuerza”. Tal como lo estamos viendo hoy, con los éxitos de la intervención rusa, los norteamericanos han cometido un error tras otro y han dejado sus huellas en cada una de sus acciones que curiosamente, no están orientadas a combatir a los “terroristas”.  Esto ha desatado una psicosis en Washington que amenaza con una posible confrontación con Rusia y China Popular.