sábado, 20 de enero de 2024

 

EL FILO DEL SABLE DE ALI

¿Por qué los ataques de Irán contra tres objetivos en tres países diferentes son una seria advertencia de las que EEUU e Israel deben tomar nota?

 

Por Charles H. Slim

La cadena de atentados contra importantes objetivos palestinos e iraníes realizados la semana pasada por las agencias de inteligencia israelíes y estadounidenses, lejos estuvo de amedrentar a la resistencia islámica palestina y a Teherán. Ha sido la gota que rebalso el vaso. El ataque terrorista realizado contra una manifestación popular en conmemoración del general Soleimani asesinado en enero del 2020 por un atentado terrorista ejecutado por la CIA y sus colegas israelíes, forman parte de los intentos de estos gobiernos por tratar de amedrentar a Irán para que a su vez, amoneste a los grupos de la resistencia islámica.

Las administraciones occidentales y en especial su socio israelí, parecen ignorar que “Ansar Allah” en Yemen, el “Hesbolá” libanés y las agrupaciones iraquíes no necesitan órdenes ni direccionamiento político de Teherán para operar. Mucho menos las agrupaciones armadas de la resistencia palestina que no dependen de ninguna decisión iraní. Si en realidad eso es lo que creen se han quedado atrasados en el tiempo y sus asesores desconocen cual es la dinámica ideológica que moviliza a la resistencia islámica. Todos están unidos en la “Moqawama” para frenar el genocidio palestino perpetrado por el estado sionista que goza de la impunidad provista por occidente y que no se detendrán hasta concretar el objetivo.

La represalia múltiple ejecutada contra tres objetivos ubicados en tres países ha dejado un mensaje alto y claro a Tel Aviv y Washington que se traduciría en que sus bases y sus agentes no están seguros. Esto en respuesta a los ataques israelíes contra los representantes de la resistencia palestina en Beirut, el asesinato en Siria de uno de sus oficiales de la Guardia Revolucionaria y obviamente, por la masacre en Kermán que pese a ser reivindicada por el “ISIS” se sabe que indirectamente implican a las agencias de inteligencia EEUU y a Israel.

El medio empleado por Teherán para ejecutar estas retaliaciones llama la atención y es por ello que vamos a ver con detenimiento los blancos y la motivación para ello.

Según se sabe, la Guardia Revolucionaria lanzo ataques con misiles a emplazamientos de un grupo armado anti iraní denominado “Jaysh Al Adl” que ubican del otro lado de la frontera en el Baluchistán, Pakistán. Desde Teherán se sospecha que dicho grupo es parte de los programas del “yihadismo” creados desde occidente para -mediante la instigación sectaria- desestabilizar el régimen político iraní y para ello cuentan con ayuda y financiamiento de las agencias de inteligencia paquistaníes (ISI) que es sabido, colabora en la región con las operaciones de la CIA y consiguientemente también con el Mossad.

El segundo objetivo fue contra un edificio en Irbil en el Kurdistán iraquí donde se ubicaba una base del Mossad israelí matando en el acto a un empresario kurdo vinculado a las operaciones de esta agencia. Según testigos fueron ocho las explosiones que se escucharon en la capital kurda y todas ellas se centraron sobre un edificio de apartamentos donde se hallarían oficinas que daban cobertura a las operaciones israelíes.

Pese a que el insulso gobierno iraquí que sigue siendo una sombra de la pasada ocupación angloestadounidense elevo una queja contra Teherán, sus fuerzas son totalmente ineficaces para controlar la región del norte por el simple hecho de que las peshmerga kurdas tienen el apoyo de los estadounidenses y de los israelíes.

Desde hace décadas es conocida la relación de los kurdos iraquíes dirigidos por el Clan Barzani con Israel. Precisamente fueron los kurdos los que le abrieron la puerta a los estadounidenses en 1991 y colaboraron en 2003 para facilitar las operaciones militares contra Iraq y se sospecha que participaron en 2014 en la operatividad del embuste denominado “Estado Islámico”. Desde la ocupación los israelíes pudieron profundizar su estancia en el Kurdistán ubicando bases fijas desde donde lanzan sus ataques terroristas tanto contra Irán, Siria o el mismo Bagdad.

No es la primera vez que Teherán golpea al Mossad en el Kurdistán iraquí.

El su tercer ataque dirigido a objetivos del “Estado Islámico” en suelo sirio, la Guardia Revolucionaria lanzó 13 misiles balísticos de fabricación nacional “Kheibar Shekan” que causaron varios muertos y heridos. Por la distancia recorrida y la precisión en los blancos alcanzados se deja en evidencia el poder con el que cuentan los iraníes para llegar a donde fuese necesario.

Más allá de los argumentos de Teherán para justificar cada uno de estos ataques, hay en el accionar mismo algo que no habíamos visto anteriormente (salvo tras el asesinato de Soleimani) y es precisamente la reacción transfronteriza para golpear objetivos del enemigo. Esto que EEUU e Israel han practicado con total impunidad durante décadas hoy es ejecutado por sus adversarios y en este caso Irán, comienzan a ejercitar la misma metodología que sin dudas, son agresivas y motivos suficientes para crear más guerras.

Sin lugar a dudas, Teherán ha aprendido de la valentía política y militar de Yemen, que siendo uno de los países árabes más pobres y sufridos de la península, no dudo en lanzarse sobre el estado de Israel para intentar frenar el genocidio que -con el apoyo de EEUU y la UE- está llevando a cabo contra la población civil árabe-palestina.

Esto a su vez demuestra que pese a la pobreza material de los yemenís y de la modestia del armamento con el que cuenta “Ansar Allah”, hay un capital espiritual invalorable que no se compra en ninguna corporación. Quien quizá haya inspirado este salto adelante no sea otro que el líder espiritual Alí Hoseiní Jamenei quien como erudito de las escrituras coránicas sabe que el comportamiento de los yemenís esta claramente inspirado en la solidaridad y el mandato de ir a la guerra contra los opresores a costa de tus bienes y de la vida de ser necesario.

Si los combatientes yemenís no dudaron en ir contra Israel y enfrentar directamente a los EEUU ¿Por qué Irán que es un estado con muchos más recursos y poder se debería quedar de brazos cruzados cuando es agredido por estos mismos actores? Sin dudas y para mal que les pese a los jerarcas en Washington, ha comenzado una nueva y cruenta era.

También refleja un claro hastío por esperar la intervención de mecanismos internaciones ineficaces y altamente sospechados de ser conniventes con Washington. La situación en los territorios ocupados palestinos y en particular de la población civil de la Franja de Gaza suma mayor irritación ante esa burocracia inútil y corrupta que solo sirve para alargar los plazos beneficiando a los agresores. Esto es el comienzo de una nueva y muy peligrosa espiral de violencia que no podemos predecir hasta donde podrá llegar.

miércoles, 17 de enero de 2024

 

THE RED SEA CRISIS

Thirty-four years after the Persian Gulf war against Iraq, Joe Biden and the War Party in Washington seek to draw the Union into another endless war. Will the American people tolerate it?

 

By Dany Smith

Why is the current crisis in the Red Sea different from the 1990 Persian Gulf crisis? This is one of the questions that crossed my mind when I saw what is happening in the waters of the Red Sea and especially at the entrance of the “Bab Al Mandeb” strait.

It is clear that all situations cannot be the same, although there may be factors that are similar and to some extent yield similar conclusions. In 1990, as a result of a settling of scores with its oil-rich neighbor Kuwait, Iraq, after talks distorted by Washington, led Saddam Hussein to take the bait and launch his invasion on August 2, 1990, which ended with the war that lasted from January 17 to February 28, 1991. It is now clear why this was in Washington's interest and inspired Baghdad to launch as it did.

What advantages did Washington gain from this? First, to justify its landing on the Arabian Peninsula, where the holy places of Islam are located, with all that that entailed. Second, to establish itself as the protector and regulator of the Middle East by making the Saudis the forced hosts of its military bases. Third, to establish the US CENTCOM operations center just a few kilometers from Iran. Fourth, the destruction of the most relevant Arab military and political force at the time (Iraq) that could rival Israel.

At that time the George H. Bush administration was in a US on the cusp of power given that with the USSR crumbling and no contenders to rival, it made it the only global superpower.

Under those circumstances it was easy for Washington to recruit and line up partners in the campaign we would come to know as “Desert Storm”. Candidates lined up to sign up. Thus a Coalition of countries was formed to support the war effort and operations against Iraq that were to be launched on January 16, 1991. But could that war have been avoided?

Of course, it could have been avoided, there were even proposals and negotiations for Iraq to withdraw its troops if previously (according to the Russian proposal) talks were held on the situation of the Palestinians under Israeli occupation, something that the US Secretary of State James Baker would not even take into consideration. Simply because the plans involved that war had already been planned and with 31 armies under the unified command of General Norman Schwarzkopf the adventure could not fail.

But today in the Red Sea, although the situation is different, the operational framework and the circumstances that have unleashed the hostilities there have some similarities and basically involve the same actors and the same causes.

Here the Yemenis have not invaded anyone and on the contrary, they are exercising their right to self-determination by supporting the Palestinian cause against an unjustifiable genocide that is today intolerable for all to see.

Unlike the Iraqis in 1990, the Yemenis of both the “Ansar Allah” resistance militias and the armed forces have opted for direct and decisive action just as Israel has been doing when it takes the liberty of launching air strikes or terrorist attacks against other countries. Obviously, the framework is different, although there are some similarities in terms of the characteristics of the theater of operations.

We have in this case a water space as in 1991, an Arab riverine state attacked by the USA and Great Britain who are allies of Israel and the most important thing for them is the control of the sea lane over the “Bab Al Mandeb” strait to prevent the Israelis from having any more economic losses due to Yemen's actions. As you can see, the same actors for different reasons.

When the “Ansar Allah” groups demonstrated that they could successfully retaliate against Israeli ships and those of other flags carrying goods to ports such as Eilat from occupied Palestine, Joe Biden raised a hue and cry and assured his old friend “Bibi” Netanyahu that he would do something to stop this. And so he did, effectively declaring war on Yemen.

Biden and his neocon colleagues (like Lindsey Graham) thought they could put together another Allied Coalition like Bush did in 1990 but they did not realize how wrong they were. Unlike then, the moderate Arab states, including the Gulf monarchists, especially Saudi Arabia, want nothing to do with this and even many of their European partners excused themselves from taking part in the adventure.

In addition to this, the massacres that Israel continues to commit, including the hostages, have created widespread popular rejection in countries under governments aligned with Washington. In Latin America, luck was no better and although there is a renaissance of pro-US liberal governments such as in Argentina (which participated in 1991), no one wants to put their head under the guillotine.

Another big difference from the Iraqis in 1990, is that the Yemenis did not wait to be pounded by the Americans or to swallow the whole diplomatic circus of talks at the United Nations. The missiles and drones of “Ansar Allah” went straight for their frigates threatening their operations and that is how the “USS Carney” trying to protect Israeli transport ships became a legitimate target for the arab resistance.

For Yemenis, the US and its Israeli partners, are two sides of the same coin representing a stage of pain and suffering. They supported since 2015 Saudi Arabia by providing weapons (especially 2000 lbs bombs), fuel and advisors. They were also the ones who imposed a maritime embargo against Yemen that deprived food, fuel and medicines that slowly killed thousands of Yemeni children, just as they did with the embargo imposed on Iraq from 1990 to 2003 killing in the same suffering way more than 500,000 Iraqi children.

As they have demonstrated, the Yemenis know how to use ballistic missiles and drones very well and they also know how to take advantage of the scenario especially in the strait area. The American and British frigates despite the advanced technology already figured it out, maybe Biden will ask them to go down to see what is down below.

Finally, there is another thing that is very clear my friends, and that is that this time there is no cannon fodder for a new “Desert Storm” and much less, generals willing to sink in this terrain. Those of us who were there in 1991 know that and I can assure you that I wouldn't go back for the world. But suppose Biden tried to pull out all the stops for his buddy Netanyahu and his club of Ashkenazi racists and decided to send in the US infantry or paratroopers, let this decrepit old fuck know that the “Seals” and other CIA special teams that tried to seed “Daesh” were made mincemeat of by the “Huties”.

 

martes, 16 de enero de 2024

WHERE IS JUSTICE?

Why are there reasons to be suspicious of the impartiality and institutional commitment of international judicial bodies in the case of the crimes that the state of Israel committed and continues to commit against the Palestinian population?


By Sidney Hey

 

Justice has two ways of intervening in criminal cases: ex officio or at the request of a party. Although this would be the general principle in some judicial systems, when it comes to the application of criminal law at the international level, things get complicated. When a country has been invaded and the invader removes its government, any crime perpetuated in the process will go unpunished.

As you can already guess, this is related to the so-called international law that US officials are trying to rename “a rules-based order”, which is nothing more than trying to impose their own rules in this field.

There is no codex of all international law and it would certainly be a bit difficult to compile, although if the will were there, nothing is impossible. We have treaties, protocols and conventions that we see how every day the great powers (which is not the same as great countries) trample on with impunity.

But there has been progress before the turn of the century. The Rome Statute of the International Criminal Court of 1998[1], on which the international body with its physical headquarters in the Netherlands was built, deals with nothing less than the most serious crimes committed against humanity, and seemed to be the beginning of an international justice system that was impervious to political influences and the pressures of the powerful states involved in the cases that were brought before it.

The situation of Palestine and its people is perhaps the one that most awaited such a judicial instance since, despite the media silence and the customary intoxication of the Israeli occupation and its consequences for decades, there is still the possibility of prosecuting not only the bestialities that have been committed in these three months of intervention in Gaza, but also the countless war crimes and crimes against humanity that Israel and its officials have had to their credit for decades.

Following South Africa's submission to the ICC denouncing crimes that fall within the scope of the Rome Statute and the 1948 Genocide Convention, there has been an uproar in Israeli circles and, of course, in Washington. On 11 January, at a hearing before the Court, South Africa presented the case requesting urgent interim measures (art. 41) that imply the immediate cessation of military action, based on the sense of urgency due to the certain risk to the lives of civilians in the Strip.

The submission also alludes to the assertion of Principle IV of the Nuremberg Charter, which basically entitles Israeli troops engaged in operations inside the Gaza Strip not to be exempted from responsibility for crimes committed against the civilian population on the grounds that they were carrying out superior orders. Or more bluntly, that they are not obliged to carry out immoral orders and leave the battlefield if pressed.

The danger to the Palestinian population is certain and the evidence for this is overwhelming. Israel has not only bombed flats and private homes, has demolished hospitals, schools, mosques, churches, refugee camps where it murdered dozens of UNWRA aid workers, doctors and some eighty Palestinian and other Arab journalists[2]. Such a monstrosity executed by some other underdeveloped state would have set in motion all the levers in the UN and the ICC, supported, of course, by the paid media, making a big melodrama out of it... But if the perpetrators are Israel and the USA, nothing works?

The state of Israel with a well documented colonial vocation is trying to make a people disappear from the face of its territory and this implies the commission of the crime of genocide that must be prevented in its continuation and therefore the request for the application of provisional measures.

Despite the fact that these legal measures are in force, there is no guarantee that Israel will comply with them, and this leads us to ask ourselves: What kind of justice can be expected then?

Reactions in Washington soon followed. Secretary of State Anthony Blinken, who staunchly supports Tel Aviv by exposing - inappropriately his Jewishness-, called the lawsuit “unfounded and irritating”, showing once again that Washington is not an impartial actor in all this. How can it be when it provides arms and support on the ground for these crimes to be committed? Of course, that did not stop the outrage of the elite in Washington. The same outrage inflamed Israeli officials and their Zionist supporters around the world.

Tel Aviv's rejection and the disqualifications that followed were to be expected. As always, victimhood is a substantial part of its tantrums and in that plan among its arguments it accused South Africa of cooperating with Hamas making it clear to all that this is as false as it is dirty since at the time of the 7 October attack the South African government condemned the actions against Israeli civilians.

As of today, Israel in its veiled attempt to push the Palestinians to flee to Sinai and occupy the Strip has so far killed more than 29,000 civilians (including thousands of children) and maimed approximately 50,000 more. Certainly, in the absence of resistance from Palestinian armed groups and the latent second front with Lebanon, Israel would have swept through the strip without a word from the United Nations, let alone the European Union.

But what really bothers Israel is that South Africa could hinder its plans to drive the Palestinians out of the strip for good and annex it in order to develop real estate (linked to illegal settlements) and control the gas fields in Gaza's waters.

The judicial presentation is sufficient in itself with the background and the abundant documentary evidence that accompanies it, so that there is a solid case against the state of Israel and its political and military leaders. However, in reality, we know that this court was created at the behest of the EU and that means, through a political decision in which pro-Israeli supporters are intertwined. Added to this, the appointment of some of its members at the behest of US officials such as Hillary Clinton (although they never say so) conditions the functioning of a judicial body.

The precedents of corruption in the ICC were seen with NATO's aggression against Libya and the assassination of its president (which was managed by then Secretary of State Hillary Clinton) in 2011 and in which the then Argentine prosecutor Moreno Ocampo participated in a lamentable role to forget.

To this day, the ICC authorities do not give much hope that they have overcome these drawbacks, let alone have the will to prosecute Israeli crimes. Because there is evidence of their lack of impartiality and even the closeness of ICC president Piotr Hofmański to Benjamin Netanyahu, the mastermind and planner of the massacres in Palestine, casts doubt on their impartiality.

 

 

 



[2] ISRAEL BOMBED AN AL JAZEERA CAMERAMAN — AND BLOCKED EVACUATION EFFORTS AS HE BLED TO DEATH, https://theintercept.com/2024/01/12/al-jazeera-journalist-israel-gaza/

lunes, 15 de enero de 2024

 

EL IMPERIALISMO CONTRAATACA

Los ataques contra Yemen ordenados por la administración demócrata de Joe Biden además de ilegales esconden objetivos estratégicos muy difíciles de explicar a la opinión publica

 

Por Ali Al Najafi

Entrada la madrugada del 11 de enero misiles crucero lanzados desde fragatas estadounidenses y británicos (justo el mismo día en que Sudáfrica formalizaba la denuncia por genocidio contra Israel) penetraban el cielo de Yemen para bombardear Saná y otros objetivos de la resistencia yemení de “Ansar Allah” en Dhamar y en la gobernación de Hodeida como respuesta a las exitosas operaciones de interdicción contra navíos israelíes y de otras banderas que llevaban mercancías a puertos de la Palestina ocupada.

En occidente la noticia fue tomada como un hecho sorpresivo y como “Breaking News” pero en realidad, la vigilancia de las fuerzas armadas yemenís como de los combatientes de la resistencia islámica estaban sobre aviso de un posible ataque. Mirado desde afuera, este golpe es un escarmiento de la “civilidad y la democracia de occidente” contra los atrevidos yemenís. Pero en realidad, es una reacción desesperada ante la progresiva e irremisible (para los neoconservadores) pérdida de la influencia geopolítica de los angloestadounidenses en el Medio Oriente.

La decisión fue tejida entre el Foreign Office británico y el Departamento de Estado norteamericano que se hizo visible con los comentarios del Secretario de Asuntos Exteriores británico David Cameron en los que trató de involucrar a Irán en las acciones de “Ansar Allah” y de esa forma buscar excusas para escalar en la región. En ese mismo sentido el presidente estadounidense Joe Biden se refirió al asunto diciendo que envió “un mensaje privado” a Teherán como advertencia pretendiendo involucrarlos en las acciones yemenís. A ello se sumó el argumento de la “defensa propia” algo que a estas alturas y por la acostumbrada inconsecuencia con la que se manejan las potencias anglosajonas no nos debería asombrar.

Al parecer los anglosajones además de responder por Israel, buscan con estas acciones intimidar a Yemen para que cesen en sus acciones contra los buques israelíes que pasan por el Mar Rojo ya que están causando pérdidas económicas considerables y problemáticos reclamos de los administradores del puerto de Eilat y empresarios a Tel Aviv. Pero lo que más atemoriza a estos socios del sionismo es la creciente adhesión global a la causa palestina y a las acciones de la resistencia.

En Occidente la opinión pública tal vez no lo recuerde, pero el pueblo yemení soportó ocho años de monstruosos bombardeos en una guerra contra el reino de Arabia Saudí de la que salió victoriosa pese a que éste fue apoyado tras bambalinas por EEUU e Israel.

Es por eso que no hay sorpresas para los yemenís en general y mucho menos para sus combatientes. Que los británicos vuelvan a sus aguas es volver a recordar a esos mismos colonialistas que cometieron incontables abusos y crímenes contra sus ancestros. Hoy regresan para traer la muerte como lo hicieron con los iraquíes. Sin dudas que los bombardeos del 11 de enero hayan destruido algún radar en la capital y algunas posiciones fortificadas de la resistencia no causa sorpresa y de seguro que la continuación en estas agresiones no amedrentará a los combatientes de “Ansar Allah” y mucho menos hará ningún rasguño a la moral del pueblo yemení.

Antes que nada, dejemos aclarado que los “Huties” como despectivamente se les denomina en occidente, no son una secta o una banda armada como suelen pintarla en los medios como CNN y la BBC. Ellos son parte de integral de la población del Yemen y pese a profesar una corriente del chiismo eso no les ha contrariado al momento de apoyar sus hermanos musulmanes palestinos suníes ¿Por qué? Por el simple hecho de que ese conflicto sectario tan difundido por los medios occidentales fue ingenierizado e infiltrado por las agencias de inteligencia anglosajonas.

Incluso no olvidemos que fueron los yemenís quienes, a diferencia de lo que sucedió en Libia o lo que vimos que hicieron en Siria e Iraq, lograron desmantelar y eliminar a las células del “ISIS” que -son una continuación de Al Qaeda- fueron implantadas por las agencias de inteligencia angloestadounidenses y sus socios de la Mukhabarat emiratíes, estando al día de hoy la península libre de ese embuste.

Tanto Washington como Londres y los países que secundaron estos ataques (entre ellos Australia) no fueron autorizados por ninguna resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con lo cual, volvemos a ver el lamentable papel de este foro y la violación sistemática del derecho internacional por parte de estos actores. El único argumento visible para esta agresión es su alianza con Israel y en ese sentido queda bien claro por qué estos gobiernos son cómplices de sus acciones haciendo la vista gorda (y trabando los pedidos de alto al fuego) ante las masacres que está cometiendo en Gaza.

Como esos argumentos no bastan para dar una explicación suficientemente convincente tanto los burócratas británicos como norteamericanos acudieron a su tan acostumbrada elástica y contradictoria argumentación. La alusión de “defender la libertad de navegación” además de la falacia que representa, es un argumento muy poco creíble ya que, como lo han documentado los propios yemenís, sus objetivos puntuales son navíos israelíes o de terceros países que transportan cargas con destino a Israel.

Para el gobierno de Yemen y la representación política de “Ansar Allah” esto forma parte de los riesgos de apoyar activamente al resiliente pueblo palestino y la lucha de su heroica resistencia armada que ya lleva más de 100 días en acción.

A diferencia de los agresores que sustentan su apoyo al estado de Israel por fuertes intereses meramente geopolíticos, estratégicos y económicos (como Bahrein), los yemenís han entablado esta política de apoyar al pueblo palestino (no a Mahmmud Abbas y su gobierno de papel) hasta las últimas consecuencias basados en la solidaridad reforzada por los valores comunes que les unen y a una obligación que surge de la relación étnico-religiosa que va más allá de la simple nacionalidad. La “Moqawama” contra los opresores no es una alternativa, es una obligación ineludible. Los palestinos son árabes y nativos del lugar, descendientes de la tribu de Shem y en su mayoría musulmanes que desde hace 76 años vienen siendo oprimidos por un ente sionista de raíz europea que se ha levantado a mitad del siglo XX a base de violencia sobre los territorios robados a sus verdaderos propietarios.

Ese mismo estado, fundado por sionistas europeos de origen askenazi, fueron quienes entre otras tropelías, hicieron desaparecer a unos 30.000 bebés judíos de origen yemení, siendo ese tema un doloroso y a la vez, sucio tabú ocultado durante décadas por el núcleo del poder sionista que participó en ese crimen pero que las familias yemenís no olvidan.

Por eso, si lo británicos y estadounidenses pretenden amenazar a los yemenís con estos bombardeos, al parecer no han se han educado lo suficiente en historia para aprender que todos los invasores y los colonialistas (especialmente los británicos) que pisaron la península más tarde o temprano fueron expulsados con éxito.