domingo, 18 de abril de 2021

 

“UNA PINZA DE TRES PUNTAS”

¿Por qué Tel Aviv realizó los recientes ataques informáticos contra el programa nuclear iraní?


Por Dany Smith

El último incidente en las instalaciones nucleares iraníes de Natanz, podría no ser uno más. Las crecientes tensiones en Eurasia que vinculan a los movimientos militares de Ucrania (con veladas injerencias de Washington y la OTAN) sobre la línea de contacto con el Dombass y las provocaciones de EEUU a China en el asunto de Taiwan podrían estar guiando los movimientos conspirativos de los enemigos de Irán como el momento oportuno para iniciar alguna acción relámpago. Sin dudas, cuando hay planificaciones para lanzar una agresión lo que prima es saber cuando será el momento oportuno.

Si el engaño y la sorpresa son elementos importantes para lanzar una operación militar, tomar la iniciativa y ganar el “momentum” es central para derrotar a un enemigo. Eso lo saben y muy bien lo han explotado los israelíes en todo lo que tiene de existencia el estado de Israel. En los últimos diez años los ataques terroristas y los sabotajes contra la infraestructura cintifica iraní han venido siendo combinados con sofisticados ataques cibernéticos utilizando potentes virus informáticos. Estos se han convertido una de las vías de sabotaje más utilizadas por las ciberunidades de guerra del estado de Israel.

El avance en la tecnología informática ha llegado a tales extremos que si un estado como Israel pretende anular todo el sistema eléctrico de una ciudad o de un país vecino o del otro lado del hemisferio, podría conseguirlo con un “click” desde una consola montada en algún recinto secreto (Base de Ciberguerra) bajo las arenas del desierto Bersheva. Los alcances de ésta sofisticadas tácticas de terror y extorsión contra la soberanía de otros estados parecen estar lejos de ser (o tal vez no querer) controladas por Naciones Unidas. Durante la administración de Donald Trump la cooperación estratégica en el campo de la Ciberguerra y el Ciberespionaje entre EEUU e Israel, prospero a niveles que se mantienen bajo estricto secreto, aunque es sabido que parte importante de las tareas que llevan adelante, se hallan el espionaje de las redes globales del internet y los ataques informáticos como el visto.

Distraer la vista de la opinión pública es una de las estratagemas más vistas en los conflictos modernos y eso lo hemos visto en varios escenarios con la inocultable (y desvergonzada) colaboración de los grandes medios. Lanzar la piedra en una dirección contraria a donde realmente se pretende golpear es un viejo truco que sigue funcionando, pero no como en tiempos pasados ¿Recuerdan la última guerra entre Armenia y Azerbaiyán? Hasta el día de hoy nadie sabe explicar o probar quién de ambos fue el que comenzó la contienda siendo una de las posibilidades que un tercer actor agazapado en las sombras hubiera creado el incidente que encendió la mecha. Es sabido que Tel Aviv desde hace años intenta posicionar células con bases permanentes en el Cáucaso (como en el Kurdistán iraquí) para operar solapadamente contra Irán.  Igualmente, muy convenientemente esto les sirvió a ciertos intereses (que se relacionaban con ambos bandos) para capitalizar negocios futuros vinculados con la explotación de gas con el vencedor. Fue por ello que el gobierno armenio y los armenios en general consideraron el apoyo de Israel a Azerbaiyán como una traición.

El ataque cibernético del 11 de abril último contra las instalaciones nucleares de Natanz se inscriben en una larga lucha intestina de Israel y de EEUU por tratar de desestabilizar los progresos tecnológicos de Irán algo que además de violatorio de la Carta de Naciones Unidas es claramente contrario a la ley internacional.  Pero éste episodio que no es otra cosa que un ataque terrorista altamente sofisticado, pero terrorista al fin, pudo haber tenido consecuencias mucho más destructivas que las informadas por Teherán. Según denunció el canciller iraní Mohammad Javad Zarif este hecho que catalogo como “crimen de guerra” y “terrorismo nuclear” pudo haber causado la liberación de material radiactivo que podría haber tenido severas consecuencias humanas y ambientales. Ciertamente el razonamiento es atendible dado que si se hubiera producido un colapso que terminara en una fuga radiactiva o aún peor, una explosión nuclear ¿Quién podría luego advertir la diferencia entre un accidente o un sabotaje?

Sin dudas esto a puesto en la mesa una situación que los medios occidentales obvian de clarificar ¿Quién pondrá límites claros a estas constantes agresiones?

Es un hecho que las células del Mossad que durante años pudieron infiltrarse y crear bases locales en países como Iraq y Jordania de un tiempo a esta parte se encuentran bajo un constante ataque que ya acusa varios reveces, incluso bajas y la perdida de sus algunas bases secretas que les posibilitaba operar contra Siria e Irán. Pero también se están produciendo ataques directos contra objetivos navales israelíes que desde la firma de los acuerdos con los Emiratos Árabes Unidos incursionan en aguas de la península arábiga como respuesta a los sabotajes que las unidades especiales israelíes “Sayeret” han llevado a cabo contra tanqueros iraníes. Uno de estos hechos sucedió en el Golfo de Omán en febrero pasado cuando el buque portacontenedores israelí “MV HELIOS RAY” que se hallaba próximo a Dubai registró varias explosiones algo de lo cual Tel Aviv inmediatamente acuso a Irán, algo que Teherán negó. Igualmente, y pese a las explosiones registradas en el casco, no produjeron bajas en la tripulación ni deshabilitaron al buque por lo cual es una posibilidad de que se haya tratado de un falso ataque montado por los mismos que se presentan como victimas ¿los motivos? Plantar fundamentos de cara a la opinión publica para buscar la intervención internacional contra Irán.

El ataque informático contra las instalaciones nucleares de Natanz se inscribirían en este círculo vicioso que como puede verse, se están saliendo de los límites. En realidad, hace tiempo que Tel Aviv no respeta ningún límite y prueba de ello son los constantes ataques misilisticos que realiza desde el espacio aéreo libanés contra Damasco, los asesinatos montados por el Mossad contra científicos y personalidades iraníes y sus brutales acciones que de constante emprende contra la población palestina en Gaza ¿Por qué habría de preocuparle matar más personas usando el sabotaje informático altamente sofisticado?

A pesar del silencio que suele mantener Tel Aviv cuando se lo acusa públicamente de acciones como esta, en este caso hay fuertes indicios que lo ocurrido tiene origen en un ataque informático algo de lo cual los medios israelíes y occidentales se jactan presentándolo como una hazaña. Hay precedentes de acciones similares que intentaron frenar el desarrollo nuclear de Irán. En 2010 se produjo un ataque mediante el gusano informático denominado “STUXNET” infectando más de 30.000 ordenadores en todo Irán con el claro objetivo de fundir la red informática y eléctrica de las instalaciones de Busheir en la costa occidental del Golfo Pérsico. El especialista informático e investigador alemán Ralph Langner había declarado que este virus es un arma de un solo tiro aunque, para lograr su propósito destructivo debe ser insertado mediante un USB infectado siendo necesario, que alguien lo haya conectado desde dentro del complejo. Es muy posible que el ejecutor de esta infiltración haya estado dentro de las comitivas de inspección de Naciones Unidas o incluso facilitado por algún elemento corrupto o chantajeable, algo que no debe sorprender a nadie.

Hay una peculiaridad en este gusano y es que según han señalado algunos expertos, ataca con curiosa precisión a circuitos y programas de la marca alemana SIEMENS que convenientemente controlan oleoductos, centrales eléctricas y otro tipo de instalaciones ¿Acaso esta empresa alemana cooperó con los fabricantes y usuarios de este virus informático?

Si bien en este caso se sindicó a los EEUU como el principal responsable (dado que la Administración Bush-Cheney dedicó esfuerzos para sabotear a Irán), se sabe que Israel (además de instigar mediante sus lobbies en el Congreso) participa en todas las operaciones que puedan causar daño a los avances científicos y tecnológicos de Irán y cualquier otro país de la región que puedan entorpecer su agenda geopolítica. Al mismo tiempo desestabilizar a Irán representaría una ventaja estratégica invalorable para EEUU que vería la oportunidad para establecer un nuevo punto para hacer pie y obtener acceso a China y Rusia.

A la par de estas agresiones, la difusión de una continua propaganda anti Irán, la intoxicación informativa y de demonización mediática que deforma la realidad de forma maniquea pintando a “Occidente e Israel” como los buenos y a los “iraníes y Oriente” como una amenaza para la paz del mundo, es el montaje escenográfico acostumbrado para tapar los daños y relativizar las bajas humanas que producen.

Esto no es nada nuevo a la ya conocida propaganda islamófoba preexistente y que tiene sus antecedentes en la década de los ochentas con la guerra con Iraq. Cuando por acciones terroristas como las que acostumbra montar Israel y sus aliados, se asesinan seres humanos en los países árabes o islámicos no pareciera haber la misma valoración en la humanidad de quienes mueren ni mucho menos, conmueven a los organismos internacionales que bregan -o al menos así se presentan- por el respeto a los derechos humanos. En realidad, no se trata de eso sino más bien, el reflejo de funcionarios infieles que (con sus parcialidades compradas) corrompen con estos comportamientos el espíritu loable que persiguen dichos organismos.

Por cierto, que este último episodio en Natanz puede ser el preludio de otro movimiento de pinzas mucho más amplio y peligroso que, aprovechando las escaladas que propician Washington con la OTAN en Eurasia y el lejano oriente puede llevar a que la región se incendie poniendo en serio riesgo no solo la paz en la región sino, la subsistencia del propio estado de Israel.