viernes, 10 de marzo de 2017

VETERANOS DE AYER


“CUESTIONES SEMÁNTICAS”

Según un análisis desde el punto de vista jurídico sobre la participación argentina en la guerra del Golfo no deja lugar a dudas sobre la naturaleza de su misión



Por Charles H. Slim
USS Wisconsin  1991
En realidad nadie puede decir lo que allí sucedió sino solo quienes fueron protagonistas directos de la guerra. Esto ante las continuas manipulaciones e inexactas informaciones que dan cuenta de las acciones que llevaron a cabo las dos naves de la fuerza de tareas T.88.0 compuesta por el destructor “ARA Alte Brown” y la corbeta “ARA Spiro”, actores principales y testigos directos de lo que fue aquella guerra a miles de kilómetros de su patria que muchos continúan erróneamente denominando “operaciones de paz”.

Contextualicemos la intervención de esta “fuerza de combate”. Primeramente veremos que lo que desató la crisis en el golfo fue la invasión de Iraq sobre el vecino Kuwait, cuestión que no nos avocaremos a analizar como lo hemos hecho anteriormente. En ese mismo instante el mundo estaba cambiando. El equilibrio geoestratégico de la bipolaridad existente entre EEUU y la Europa de oeste y la URSS se había roto con la disgregación de éste último.

El gobierno argentino al tener conocimiento de dicho evento, no tardo en expresar su apoyo irrestricto a Washington y recién después adherir a los supuestos mandatos de Naciones Unidas. En ese sentido el gobierno de Carlos Saúl Menem vio la oportunidad de colgarse de uno de los episodios con trascendencia internacional que catapultaría a su gobierno a los altos niveles de la política internacional y que a su vez, lo pondría a la vista de la Casa Blanca.

De este modo podemos ver como los acontecimientos se desarrollaban por dos carriles políticos diferentes. Uno iba por la preocupación de la ONU expresada con la resolución 660 del 2 de agosto de 1990, mediante la cual condena a Iraq por la invasión y ocupación de Kuwait y unos días después, el 6 de agosto la resolución 661 que estableció un embargo económico sobre la república árabe de Iraq siendo para la Casa Rosada, motivos suficientes para argumentar su intervención. El otro carril iba por la vía de los preparativos netamente militares y los cuales estaban liderados por los EEUU, preparativos que no estuvieron exentos de ciertas curiosidades que los historiadores militares –especialmente norteamericanos- tratan de obviar.


Alouette III embarcado en el Golfo, 1991

Desde el punto de vista jurídico, las resoluciones de Naciones Unidas no son vinculantes por lo cual, no tenían fuerza para “obligar” a la Argentina a intervenir. Por otra parte y como veremos, nunca hubo un mandato para el establecimiento de paz.

Sin meternos en asuntos políticos y centrándonos en la mera cuestión operativa de las unidades argentinas, vamos a esclarecer algunos puntos oscuros que han sido aprovechados para confundir a los legos en la materia y en especial con lo que tiene que ver con el derecho internacional.

Mucho antes de que Naciones Unidas tratara en profundidad lo que había desatado la crisis en el Golfo Pérsico, Washington ya había desplegado una fuerza militar a Arabia Saudita y gestionaba tratativas con Ankara para utilizar su país para desplegar tropas norteamericanas en la frontera norte de Iraq.  La familia real saudita llamó a Washington urgente notificando lo que pasaba y como respuesta el mismo presidente estadounidense George H. Bush y su general del estado mayor Collin Powell fueron transportados inmediatamente a Arabia Saudita en las horas posteriores al 2 de agosto.

En ese mismo momento, en Washington  (el 2 de agosto de 1990) se hallaba una comitiva del Ministerio de defensa encabezada por Humberto Antonio Romero quienes por estos motivos, no pudieron ser recibidos por el mismo presidente Bush debiendo contentarse con el recibimiento del vice Dan Quayle quien estaba a cargo del Consejo Nacional de Seguridad. Igualmente el momento fue oportuno para que –consultas telefónicas mediante- se le expresara a Washington que “la Argentina colaboraría con lo indispensable en esta crisis”, recibiendo el agradecimiento de Quayle y que luego serían reforzadas con misivas personales del mismo Menem dirigidas a su par George H. Bush.

A partir de ese momento y sin que Naciones Unidas ni el Consejo de Seguridad se expidieran sobre algún “mandato” de cómo se procedería en este caso, el gobierno argentino se puso a la par de los procedimientos que Washington estaba impulsando por su propio carril sin interesarle si aquellos órganos internacionales se expedirían por legalizar una intervención bajo la bandera de Naciones Unidas. Recordemos que George H. Bush utilizó el incidente para justificar una escalada alegando que “Iraq había agredido a un país vecino”, “que había violentado la ley internacional” y una serie de argumentos que le sirvieron para ordenar la creación de una Coalición militar sin el aval de Naciones Unidas.
Consecuencias de la guerra

Importante también tener en cuenta, que los comandantes a cargo de la “Coalición” y del Comando de operaciones que se monto en la capital saudita y en Darham estuvo compuesto por oficiales de alta graduación dirigidos por una plana de generales y almirantes norteamericanos quienes a su vez estaban liderados por el general del ejército de los EEUU Norman Schwarzkcopf; comando al que se subordinaría luego el grupo de tareas “ALFIL I”.

Al mismo tiempo y calcando la posición norteamericana, el 16 de septiembre Menem alega que “Argentina enviará tropas al golfo sin ningún tipo de consulta”  y agregó que sus decisión estaba justificada “si el objetivo perseguido es consolidar la paz”.  El 18 de septiembre tras haber comprometido su colaboración a Washington, alego públicamente que se enviaría una fuerza “para restablecer la paz y evitar una tragedia de imprevisibles consecuencias en la zona del conflicto”. Un día después el mismo Menem reconoce que el gobierno kuwaití le requirió unilateralmente –y obviamente por consejo de Washington- colaboración, asimilando el pedido como si “la misma ONU lo hubiera hecho”.  Pero una de las cerezas que decoran este pastel, es que el 24 de septiembre se reunieron en Buenos Aires, el Subjefe del estado Mayor Conjunto de los EEUU el Almirante Jeremiah y el embajador norteamericano en Buenos Aires Terence Todman con el ministro de defensa Humberto Romero y con el Jefe del Estado Mayor de la Armada el Vice Almirante Emilio Osses en donde se ultimaron los detalles técnicos y se concluyó con la participación argentina en la “Coalición”.

Un día después, el 25 de septiembre  y tras agotar todos los repuestos de los pañoles de Puerto Belgrano, zarpan con sus bodegas de armas y municiones completas  las dos naves argentinas rumbo al Golfo Pérsico.

No olvidemos que a esa fecha en Naciones Unidas no se había expedido sobre la “autorización para el uso de la fuerza y ultimátum” para que Iraq se retirara de Kuwait (Res. 670/678) y menos aún, esbozó el proyecto de un “mandato” para sí, evitar la guerra y hacer prevalecer la paz.

Precisamente sobre el tema de un “mandato”, sin más rodeos hay que dejar en claro que Naciones Unidas jamás otorgó entre agosto de 1990 y marzo de 1991 mandato alguno para involucrarse como organismo en la conformación de una “fuerza de paz”, dando un paso al costado y dejando a que fuera EEUU y sus aliados quienes conformaran una fuerza en forma de Coalición que tuvo su Comando de operaciones en Riad, Arabia Saudita.

El último argumento esgrimido por el presidente argentino fue expuesto el 19 de septiembre cuando afirmo que  “Argentina no puede darse el lujo, en este momento que estamos emergiendo de una crisis, de quedar aislados del resto del mundo”, culminando con la aseveración de que “no son tropas intervencionistas sino para consolidar la paz, para evitar consecuencias de un enfrentamiento”, había señalado con énfasis, quedando en claro que esto último nunca se cumplió y que ante el inevitable involucramiento en las hostilidades, el Congreso sanciono a las apuradas en enero de 1991 la ley 23904 autorizando a la fuerza T.88 a responder el fuego.
La ruta de la muerte. Miles de iraquies asesinados en su retirada

Antes de seguir hay que dejar en claro que Argentina al apoyarse en la res. 661 que impuso un embargo a Iraq, puso en marcha la primera medida políticamente hostil contra otra nación soberana que luego ampliara con su participación activa en su aplicación mediante el bloqueo marítimo (Acto hostil).

Como vemos al no haber habido un “mandato” no hubo representación ni menos aún involucramiento operativo de Naciones Unidas en esta Coalición armada. Lo que si existió fue una “autorización” (Cf. Art. 42 Carta de N.U.) del Consejo de seguridad para el uso de la fuerza, que fue el desencadenante de la guerra –y no de operaciones de paz- que se abrió a las 00hs del 16 de enero de 1991 y que recién culminó con terribles consecuencias para la población civil el 27 de febrero del mismo año.

Las naves argentinas no se interpusieron en el medio de los contendientes (Como hubiera supuesto un mandato de mantenimiento de paz) ni menos aún enarbolaron la bandera de Naciones Unidas; por el contrario fueron parte del bando aliado contra Iraq.

En conclusión, con estos antecedentes que están muy bien documentados y conjugados con la normativa del derecho internacional aplicable a la participación naval argentina, en especial a la referente al “Derecho de la guerra Marítima” que se elaboro a partir de las Conferencias de la Haya y de las previsiones de la “CONVEMAR 1982”, las dotaciones argentinas participaron en acciones bélicas y no en operaciones de mantenimiento de la paz.


miércoles, 8 de marzo de 2017

EN DEBATE





“MASSAJ”

La visita programada del candidato del Frente Renovador Sergio Massa a Israel y sus propósitos.



Por Javier B. Dal
La semana pasada Tierra Santa tuvo una visita no anunciada; no al menos al conocimiento público masivo. El líder del Frente Renovador, Sergio Massa y su esposa, quienes fueron acompañados por una comitiva de trabajo visitaron el estado de Israel en donde tuvo el recibimiento de un huésped de honor. Massa había sido invitado por el gobierno de Netanyahu para que se interiorice en sus novedosos implementos de vigilancia e interceptación de comunicaciones electrónicas con los cuales Tel Aviv mantiene un paso delante de sus contrincantes árabes.

Como el buen demagogo que es, Massa se convirtió en un judío más y como buen actor, no tardó en asimilar con agrado la arenga ideológica que acompaña a los visitantes que llegan a ese estado. Son casi pasajes obligados, que los personajes políticos visiten el Muro de los Lamentos y el Museo del Holocausto como una forma de legitimar al estado que debe lidiar con una creciente oposición en la opinión pública internacional por sus aberrantes crímenes contra la humanidad.

Pese a que Massa es cristiano, no le interesó ir a Belén donde tuvo su lugar de nacimiento Jesús. No, claro que no. Jesús no reporta ningún beneficio mediático y menos aún económico para los intereses del candidato camaleónico. Massa como un perro de presa, tiene el olfato para rastrear la mejor pieza y sabe muy bien que Israel y sus poderosas influencias en la Argentina tienen el dinero y las conexiones para subirlo hasta la cima del poder.

Massa e Israel comparten intereses y cada uno por su lado trata de obtener lo que quieren. El demagogo busca el apoyo económico y buenas migas políticas que lo sustenten en sus ambiciones por llegar a la Casa Rosada. Israel, poder tener una presencia más acomodada en Argentina, despejada de grupos que apoyan a la causa palestina y exenta de posibles reclamaciones judiciales cuando sus funcionarios lleguen por Ezeiza.

Como buen político y demostrando cómo se manejan los asuntos en la política internacional, Massa sabe que en los EEUU pese a la llegada de un supuesto “nacionalista” como Trump, quienes manejan los asuntos de trascendencia en lo que hace a la política de aquel país, pasa por los estrados y mostradores de los Lobbies pro-israelíes. En ese sentido queda claro que el tigrense trata de crear las condiciones para que ese “poder”  se instale definitivamente en el país y a cambio de buenas recompensas, pueda desplegar con seguridad su activismo sionista.

En realidad lo que hace Massa no es nuevo y no ha estado exento de lo que han venido realizando los demás políticos del Stablishment argentino que, aunque se rasguen los vestidos diciendo que lo combaten –como lo hace “Santa Lilita”- reciben el buen cobijo de esos sectores.

Se trata de un juego, hipócrita, pero es solo eso. Es un canje en el que los politiquillos como Massa venden las pelusas que le quedan de dignidad para que demostrando su adhesión al estado de Israel, éste le conceda algunos beneficios para su trepidante carrera.  Aunque para los israelíes que se jactan de que se la saben todas y que los demás están por debajo de sus zapatos, los políticos argentinos no tendrían el valor de reflejar tan solo una sola de las aberraciones que se diariamente cometen traspasando ese muro inmundo que tipos como Massa, hacen como si no existiera.

Massa es agradable a Tel Aviv por sus antecedentes. Durante su gestión en Tigre, el entonces funcionario “K” y obsecuente incondicional de Cristina celebró contratos de compra con empresas israelíes de equipos y sistemas de vigilancia con cámaras en la vía pública, las mismas que sirven a las fuerzas militares y policiales en sus “operaciones” contra la población palestina, la cual dicho sea de paso, sigue soportando la “picadora de carne” a la que la maquinaria sionista los somete.

En este mismo sentido y haciendo un poco de “ciencia ficción”, si Massa hubiera estado realmente interesado en el mejoramiento de la calidad de vida y en los avances que la tecnología israelí proporciona para sus propios ciudadanos –excluyendo a los palestino claros-  no habría aceptado la invitación. Si en realidad es un ser preocupado por la justicia y los “valores humanos”, no debería haber avalado las monstruosidades que las fuerzas de “seguridad e inteligencia” israelíes llevan a cabo a diario contra la población árabe.

¿Acaso usted podría imaginarse a un Massa increpando a Netanyahu o al nada amigable Avidgor Lieberman por la desaparición de miles de bebes judíos de origen yemení en los comienzos de los cincuentas? O de la brutalidad e impunidad con la que la maquinaria represiva israelí arrasa contra los pobladores árabes palestinos. O incluso, solicitar alguna explicación ante la aberrante causa del soldado israelí Elor Azaria que tras herir a un joven palestino y a plena luz del día le voló los sesos con disparo a la cabeza? (http://www.veteranstoday.com/2017/03/04/elor-azaria-and-the-myth-of-jewish-universal-values/). Por supuesto que no. Ni en mil años se podría haber producido tal situación y si por alguna rara razón eso se hubiera producido, que no le quede dudas a nadie que allí se habría terminado la carrera política de éste ilustre política argentino.  

Igualmente y aunque Massa crea que esto es una jugada maestra para arrimarse las simpatías de estos poderosos –especialmente en lo económico- sectores sionistas, ellos le marcaran el paso y solo le darán migajas. Al mismo tiempo algún que otro lector podría preguntarse ¿Es qué acaso estos sectores no han encontrado su lugar en el gobierno de CAMBIEMOS? Y la respuesta estridente es ¡Por supuesto!!, pero ellos nunca se quedan de un solo lado e incluso mantienen contactos con todos los niveles de la vida política.


Mientras lisonjean a Massa tienen sus dedos en el gobierno actual, solo se trata de momentos de oportunidad y sujetos que pueden ofrecerles los pasadizos para colarse en los asuntos políticos y económicos financieros del estado sin interesar quienes son ni de que partidos sean los gobernantes. Después de todo, para ellos los políticos argentinos son como los preservativos, una vez que se usan luego se descartan.

lunes, 6 de marzo de 2017

VETERANOS DE AYER







“SEALS EN YEMEN”

Cuál será el impacto político sobre la confirmación de que los EEUU está operando directamente en Yemen cuando Donald Trump había prometido cesar con este tipo de intervenciones?




Por Charles H. Slim
Si alguien creía que EEUU no tenía sus botas en Yemen o le quedaba dudas sobre ello, ahora puede confirmarlo. Tan solo hace unos semanas el grupo especial de la marina norteamericana denominado SEALS, fue protagonista de una carnicería en la Península arábiga, cuando tras haber desembarcado en terreno yemení, causaron nada menos que la muerte a más de 57 civiles entre los cuales había unos diez niños.  http://www.veteranstoday.com/2017/02/28/deadly-us-raid-on-yemen-produced-no-major-intelligence/ . Pero eso no termina allí. Según algunos informes el grupo tuvo bajas y pérdidas materiales al tratar de retirarse impune, detalle que no será ventilado por ningún medio noticioso “convencional”.

Demasiado malo para que Washington y en especial el Pentágono, invente algún argumento ligero que le reste la severidad a este nuevo crimen de lesa humanidad que se viene llevando a cabo contra la población yemenita. Similar a lo que han pretendido vender sobre lo que ocurre en Siria, los medios conservadores y también varios medios alternativos financiados discretamente por los mecenas sionistas que apoyan a Washington y Tel Aviv, se hacen cargo de deformar los hechos.

Solo algunos centros de pensamiento independiente y periodistas valientes se están atreviendo a remar contra la corriente, demostrando la gran manipulación que existe sobre lo que está ocurriendo en toda esta región ( GLOBALRESEARCH.ca. “Video: La guerra en Siria.. http://www.globalresearch.ca/war-on-syria-manufactured-revolution-and-fake-media-narrative/5577303 )

Desde el comienzo del 2015 Arabia Saudita se vio envalentonado para lanzar una operación militar contra Yemen en la cual aparentemente, actuaba solo y en interés de su aliado yemení Abu Rabu Mansur Hadi quién tras haber estafado de continuo al pueblo, había sido destronado del poder en Sanaa. En pocos días se cumplirán dos años desde que Riad lanzó su operación “Tormenta decisiva”, una notable emulación en la denominación que recuerda la detestable operación “Tormenta del desierto” que lanzo EEUU contra Iraq en 1991.

Pero a pesar de que Riad había adquirido mucho material bélico de los EEUU y de varios países europeos e incluso aumento el número de reclutas mercenarios en sus “tropas de elite”, los resultados en su intento de salvar a su corrupto aliado Mansur Hadi han fracasado estrepitosamente. Y éste fracaso no ha sido por falta de pericia de los soldados sauditas o por el manejo deficiente de los costosísimos equipos que el Pentágono le proporciono para lograr sus objetivos en una esperada operación relámpago. No, ha sido la inesperada resistencia que la milicia “Ansar Allah” (Espada de Dios) le viene presentando a sus avanzadas que terminan siendo un desastre.
Huties

Incluso cuando Washington durante la administración del “Nobel de Paz” Barak Obama le otorgó bombas tácticas nucleares para aterrorizar a la población yemenita sino se volvían contra los combatientes de “Ansar Allah”, lejos estuvieron los pobladores y menos aun sus combatientes en amilanarse  y solo fijaron con mayor determinación, la meta de expulsar a los sauditas y a sus aliados de la Península. Fue precisamente con ellos quienes se toparon los SEALS y sintieron el rigor de esto magníficos los combatientes árabes que les pusieron en fugan dejando en el camino los rastros de su presencia.

La resistencia “Hutie” está conformada por hombres de la rama zaidi chiita pero que incluye también a sunitas sin que hallan habido problemas como en occidente se suele especular.  Esta particular confección de la cultura árabe yemenita ha complicado las sórdidas tácticas de manipulación y desinformación que las agencias como la CIA usan para dividir a las poblaciones musulmanas y enfrentarlas entre sunitas y chiitas. Esto en referencia a la continua excusa de Washington de “atacar a Al Qaeda”, algo que los yemenitas tampoco se tragan. Pese a la pobreza o mejor dicho, la elemental forma de vida de estos clanes, en el terreno han demostrado por lejos que además de la inteligencia con la cual estudian a sus enemigos, poseen una voluntad de lucha inagotable.

A cada bombardeo sobre poblaciones civiles y supuestos objetivos “terroristas” que les indicaba la CIA, los combatientes “Hutie”  que conforman el “Ansar Allah”( que no tiene nada que ver con Al Qaeda), golpeaban y siguen golpeando con dureza a las posiciones sauditas e incluso, llegando a penetrar en territorio del reino hachemita para demostrarle que si quieren pueden llegar hasta Riad.

Testimonios gráficos de la dureza de los combatientes “Huties” pueden verse a lo largo del territorio que los sauditas quisieron ocupar. Tanques, vehículos blindados e incluso algunos de sus aviones son chatarra que decora el suelo.
ISIS Yemen, video del 2015

A pesar de los recursos de Riad y de la cooperación que recibe de Washington y Tel Aviv para intentar sobreponerse en el campo de batalla, los sauditas no logran sus propósitos y eso ha hecho que aquellos actores hallan puesto sus manos en tratar de darle un toque de eficacia a las operaciones sauditas. Igualmente y pese a lo discreto de sus intervenciones, los “Huties” han demostrado sus injerencias e incluso han abortado operaciones en progreso que involucraban a grupos de tareas de mercenarios estadounidenses, seguramente con intensiones de crear olas de ataques terroristas emulando a “ISIS”.

Precisamente cuando la situación se le escapo de las manos a los sauditas comenzaron a suceder algunos extraños episodios que rememoraban a situaciones que ya se habían dado en Iraq, Libia y más cerca en el tiempo en Siria. Puntualmente y muy convenientemente para finales del 2015 y unos meses del 2016 el “ISIS” declaraba por videos muy sospechosos que se encontraba en Yemen para luchar contra “los apostatas Huties”  a quienes les cortarían la cabeza por su cercanía con la rama chiita del Islam.

Igualmente y más allá del impacto mediático que ello provoco y que sirvió para que los medios anglosajones en particular y los occidentales en general, comenzaran a tratar de interrelacionar a la resistencia Hutie con el “ISIS” –tal como lo hicieron con Al Qaeda con la resistencia iraquí- éstas células supuestamente de aquella dudosa organización islámica tras realizar algunos atentados contra los yemenitas, fue prácticamente erradicada por los combatientes de “Ansar Allah”, abortando la “lucha sectaria” que  los medios preparaban para sus titulares.


Tal como sucede en Afganistán, para los norteamericanos y sus aliados será muy difícil crear la cizaña entre los habitantes de Yemen quienes a diferencia de los iraquíes, nunca tuvieron arreglos en el pasado o trabajaron juntos en asuntos sucios que le dé a Washington, espacios de trabajo dentro de la península sin que corran el riesgo de ser descubiertos. Lo ocurrido con este comando SEAL es solo un episodio más en la larga lista de crímenes que se llevan adelante contra la soberanía y la población del Yemen; y lo peor de todo es que Trump y Mattis han explicitado ampliar este tipo de “operaciones”.