sábado, 26 de noviembre de 2022

 

“UNA GUERRA QUE NO ES”

Cuando no se puede justificar el fracaso propio y cualquier argumento sirve para justificarse. La guerra que los argentinos tienen consigo mismo. La vieja historia de la Argentina

 

Por Pepe Beru

Cuando el presidente Alberto Fernández sermoneaba sobre los a los presentes en la Cumbre de Bali por los efectos de la guerra haciendo puntual señalamiento a su país y ante la mirada azorada de un Emanuel Macron quien parecía preguntarse: Qu'est-ce qu'il dit?, cualquiera hubiera dicho que la Argentina se halla en medio de las hostilidades. Pero cuando estuve caminando por las calles de Buenos Aires no oí las sirenas de ataque antiaéreo, ni estruendos de cañones o explosiones en la lejanía y tampoco vi caer un solo misil sobre esta maravillosa capital; entonces me pregunte ¿De qué diablos estaba hablando el presidente?

Se sabe que Argentina se halla en una severa crisis económica institucional, tal vez se la peor de toda la región producto de la acendrada corrupción que la infecta, pero eso no explica las palabras de Alberto Fernández ¿A dónde estaba la guerra? Tal vez el gobierno argentino estuviera cooperando con la OTAN en la guerra de forma secreta y las consecuencias las están sufriendo del mismo modo.

Solo un par de horas allí pude ver de que estaría hablando. La miseria, la inestabilidad económica y la precariedad social de sus ciudadanos no viene de lo que pasa en Ucrania, más bien viene de la mano de una larga y extendida decrepitud ética y moral que visualizada en el quehacer de sus gobernantes se está comiendo a los ciudadanos. Sumado a esto, un estado ineficiente y clientelista cooptado por el partidismo y que hace tiempo abandono sus objetivos estratégicos como estado, solo sirve para alimentar a punteros y arribistas. He aquí el meollo de la cuestión del por qué la guerra en Ucrania perjudica a la Argentina y ello solo se debe, a que este estado, hoy (por la corrupción, la venalidad y el desguace) carece de los elementos (buques, aviones, infraestructura, una educación y desarrollo de una política exterior propia) para aprovechar las oportunidades que este episodio de la historia brinda.

La inseguridad es un capítulo aparte y cuando se hace ver, impacta con la violencia de una batalla urbana, síntoma de una descomposición en la que el narcotráfico y el lavado de dinero en altas esferas lo está pudriendo todo.

Los argentinos no están en guerra contra otra potencia ni contra fuerzas subversivas que se han infiltrado sigilosamente en el país, es una lucha entre ellos mismos quienes entre entuertos, desconfianzas y traiciones van dividiéndose cada vez más. Aún parecen estar luchando por una identidad común.

Aquí la contienda es por y solo por el por el poder y el dinero a tal punto que a pocos les importa de dónde provenga éste último. Como si se tratara de un cíclico Deja vú, la Argentina vuelve como si de un sonámbulo se tratase al borde de un precipicio donde no ha caído aparentemente por la gracia divina, pero en realidad no lo ha hecho por la intervención de manos interesadas. Estas últimas vinculadas al poder anglosajón saben que el país puede estar en estado de coma pero no lo dejarán morir.

Igualmente los efectos de esta crisis se sienten en el aire y en cierta medida se asemejan a los de una guerra (salvando las diferencias que existen con quienes realmente la sufren). Hay incertidumbre, temor, la economía hecha trizas, el dinero no vale nada y la desconfianza mutua puedo percibirla ya no solo hacia sus gobernantes sino entre los propios transeúntes que pasan caminando por la esquina donde me hallo sentado tomando un café.

Es solo una postal de muestra de lo que se ve en su capital. La Argentina es mucho más que Buenos Aires e incluso, mucho más que su populoso cono urbano, donde miles de personas migran desde el interior y de los países vecinos buscando mejores alternativas de vida. Haciendo una comparación se podría decir que la llamada CABA es como el castillo del rey y ese cono urbano que lo rodea, son las villas de los andrajosos súbditos allende los murallones y el foso que en este caso serían la avenida General Paz. Si así se ven las cosas por aquí, no es de esperar que cambien en el interior, o incluso estoy seguro de que estén mucho peor. Ello lleva a una pregunta obligada y que es muy razonable que me haga ¿Cuánto faltaría para alzamientos y revueltas contra esta situación?  

Mientras por aquí se habla de macro economía, qué hacer con los dólares y los problemas de algunos privilegiados preocupados de cómo pagaran sus gastos en dólares en sus viajes al extranjero, el ciudadano común, el indigente, el desahuciado y el criminal caminan por la misma calle sin ser percibidos por aquellos que distraen sus cuitas con las banalidades del circo mediático , un voluntario servil del Status Quo de los plutócratas que se esconden tras el cartel de la “democracia” ¿Qué harían los poderosos y sus políticos sino existiera este verdadero partido que son los medios?

Mientras los simples ciudadanos de a pie ven como los precios de la comida y de los servicios se inflan día con día, los políticos y sus espónsores se actualizan los sueldos a grados obscenos demostrando que solo están allí para mejorar sus propias existencias. La arrogancia y la ineptitud de esta clase política se ve potenciada por esta sofocante corrupción elitista, tabicada por charlatanes y filósofos a sueldo de los medios sistémicos de esta capital ¿Cómo ubican a la justicia platónica en esta actualidad los filósofos de feria que se venden como eminencias? Humanistas de salón y con lenguas prudentes ante el poder y más interesados en el divague con doble intensión, no cuestionan la insoportable cotideanidad del hombre común ni las injusticias más aberrantes ¿Acaso un kilo de pan puede llegar a ser un bien de lujo como lo demuestran los precios? ¿A dónde está ese pensamiento tendiente al conocimiento de la verdad que Sócrates alguna vez enseño?

Como los medios a los que sirven, son buenos en crear antagonismos y manipulaciones que aparentan el ejercicio de un sentido crítico y aséptico de la realidad pero que en realidad solo buscan alimentar al “sistema” plutocrático. Así nacieron el “Kirchnerismo” y luego el “Macrismo”, dos monigotes para distraer la atención del ciudadano haciéndole creer que ellos son la única alternativa para soluciones que nunca llegaran.  

Solo son grandes difuminadores de la realidad que esconden tras sus máscaras de intelectuales, intereses que están muy lejos de una argentinidad que desprecian. Son los sacerdotes del Globalismo aunque traten de disimularlo. Tienen un pie aquí y otro allá y como los políticos, sirven al “sistema” el cual es lo que les sustenta.  

Podríamos decir que los argentinos de a pie se dividen entre quienes aún creen a estos predicadores (tanto de un lado como del otro) y aquellos que hace tiempo han dado la espalda a ese sistema y que hoy, de forma no tan representativa tratan de ser captados por personajes autodenominados como “libertarios” quienes (mirando detrás del telón de quienes les apoyan) poco o nada tienen de ese término.  

Hay entre ellos una grieta que ya se ha convertido en sectarismo que hace imposible cuajar un acuerdo común para reiniciar el sistema. Alberto Fernández es una víctima de ello y hoy vemos como su salud le pasa factura. En este enfrentamiento eminentemente socio-económico van quedando bien claros los bandos. En un lado están los que aún pueden gozar de algo de estabilidad temporal, en otro los, la elite política y gobernante (plutócratas) que se hallan asegurados por sus continuos reajustes económicos que favorecen sus vidas y en otro los olvidados, los que están sufriendo los efectos de esta guerra intestina y quienes en tal posición no tienen más expectativas que sobrevivir como puedan.  

miércoles, 23 de noviembre de 2022

 

“LOS HIJOS DE LA BESTIA”

El problema y las consecuencias de emplear el terrorismo como táctica masiva de la guerra hibrida


Por Charles H. Slim y Ali Al Najafi

Mucho antes de que la bandera negra de ISIS fuera arriada de la ciudad de Mosul, en los lugares donde se manejaban y dirigía la matanza en Iraq conocían la naturaleza falsa de esa organización ¿Cómo lo sabían? Simplemente porque ellos la construyeron. Este monstruo ingenierizado y armado por las agencias de inteligencia además de sembrar la muerte y el terror, apoderándose de la simbología islámica (como la “Shahada” que luce en el paño) ha sido un fabuloso negocio, fue un activo para la propaganda islamófoba que campea por Europa.

Su sorpresivo salto a la escena en junio de 2014 trajo consigo un fabuloso negocio para la venta de armas y el reclutamiento de mercenarios (en principio árabes) como peones imprescindibles para el juego que Washington y sus colegas europeos de la OTAN y las monarquías del golfo habían puesto a rodar sobre el norte de África en 2010. Tras destituir al gobierno libio y asesinar al presidente Mohammar Al Gadafi, convirtieron al país en base de toda clase de agrupaciones yihadistas de orientación Takfir y Wahabis entre ellas, los remanentes del “Estado Islámico de Iraq” dispersos en el desierto “Al Sham” ubicado entre Siria e Iraq ¿Quién y por qué los llevaron hasta allí? La respuesta la conoceríamos pronto.

Mientras los servicios de inteligencia franceses y británicos coordinaban con sus colegas emiratíes el despliegue de agitadores contra Siria, Ankara y Washington pactaban en secreto rearmar y poner en actividad al “Estado Islámico de Iraq” con nuevos elementos, moderno armamento y objetivos tácticos exclusivamente atinentes a la agenda geopolítica de EEUU. Pero el primer ministro turco Erdogan puso una condición para jugar este juego: Vía libre para llevar adelante su propia guerra contra los kurdos sirios a lo que Obama no puso reparos siempre y cuando cumpliera con su parte. Pero esto último no significaba que los estadounidenses (y en particular los israelíes) no se sirvieran de los kurdos YPG y PKK para atacar a Damasco.

Estos elementos eran vitales para las operaciones y estaba en sus planes, sumarlos a los kurdos iraquíes del Clan Barzani, algo que muchos de los kurdos sirios no estaban dispuestos a aceptar. Cuando la ciudad de Kobane fue sitiada por el ISIS, fue muy difícil convencer al Clan Barzani para que ayudara a sus hermanos sirios. Barzani no movería ni un dedo sin lograr algo a cambio y el despliegue del ISIS le dio la oportunidad para tomar ganancias de estas circunstancias. Fue así que aprovecho para apoderarse de los campos petrolíferos de Kirkuk arrebatándole el control a Bagdad. Otra cuestión que no hay que olvidar es su cooperación permitiendo albergar en el Kurdistán bases estadounidenses y cuarteles del Mossad israelí desde donde se opera tanto contra los países árabes como contra Irán.

Así, mientras Obama hablaba de sus preocupaciones por la violación de los derechos humanos en Siria por parte de Assad y proclamaba la “lucha contra el terrorismo”, la CIA y el Pentágono ya estaban en acción, ultimando los preparativos para el despliegue del “ISIS” sobre Iraq y al mismo tiempo, compraban las voluntades de algunos comandantes kurdos sirios, bajo la promesa de protegerlos de Turquía, si volvían sus esfuerzos contra Damasco.

De esta manera y con estas complicidades, Washington y Ankara propiciaron que se instauraran santuarios para un terrorismo a su servicio. Así Idlib bajo el control de una confederación de yihadistas afiliados a “Al Qaeda” tutelados por Ankara y la provincia siria de Deir Ezzor bajo el control de pistoleros kurdos protegidos por EEUU han venido siendo las fuentes y puntos de salida para los ataques terroristas no solo sobre Turquía sino también en toda la región. Hoy seguramente Erdogan mira hacia atrás y ve muy difícil desanudar esa madeja de enredos que él mismo ayudo a crear.

Lo ocurrido en Estambul el 13 de noviembre pasado es consecuencia de esta siniestra geopolítica. Una bomba colocada por una mujer siria en la concurrida peatonal del barrio Beyoglu que mató a seis personas e hirió a otras ochenta personas puso en discusión las consecuencias de estas políticas sucias de los estados ¿Por qué colocó esta bomba? Según las primeras investigaciones, la mujer habría confesado que cumplió órdenes del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), dichos que según las autoridades turcas fueron confirmados por grabaciones interceptadas de una llamada telefónica en la que elementos kurdos de esa organización ordenaban eliminarla después del ataque.

El problema con estas situaciones es poder identificar con certeza y precisión a los atacantes. Cuando son ataques suicidas la identificación se hace más factible y las dudas pueden disiparse. Pero cuando son esta clase de atentados en los que se plantan los explosivos las cosas se complican y la posibilidad de una manipulación esta presente. Como lo hemos venido viendo a lo largo de las últimas décadas, ataques terroristas que se endilgan a ciertos autores han sido Banderas Falsas fabricadas por ciertas agencias de inteligencia; entonces cabría preguntar ¿Será realmente esta mujer detenida la perpetradora del atentado o, es una coartada puesta por la policía o el MIT? Si bien los kurdos del PKK habían estado lanzando sangrientos atentados desde 2015 y que se extendieron hasta 2017, las circunstancias preexistentes en el que se produce el ataque del 13 de noviembre pasado obliga a sospechar sino podría estar motivado por otros asuntos, ajenos a los kurdos.

Recept Tiyip Erdogan llego al poder en agosto de 2014, precisamente por su dura postura en asuntos de seguridad pública y en particular, la referida a la persecución del terrorismo separatista kurdo. Sin dudas, su presidencia fue vital para posibilitar que los planes de desestabilización contra Siria y particularmente para el despliegue del “ISIS” contra Iraq. Desde hace un tiempo hasta esta parte la imagen de su gobierno se ha venido abajo, especialmente por la severa crisis económica que azota al país. El atentado del 13 de noviembre podría suponer la reactivación de los ataques terroristas del PKK y sus colegas del YPG (Unidades de Defensa Popular) dentro de Turquía, pero también podría tratarse de una operación orquestada desde adentro (Falsa Bandera) para reimpulsar su reelección.

 

 

lunes, 21 de noviembre de 2022

 

“UNA LUCHA CONTRA LA IMPUNIDAD”

Las investigaciones por el asesinato de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akle estuvieron al borde de ser cajoneado producto de la poderosa influencia global que aún siguen desplegando Israel y sus partidarios ¿Es posible romper esta cadena de complicidades?

Por Charles H. Slim

Como se viene viendo desde que se creo Naciones Unidas allá por 1945, el entendimiento y alcance de lo que significa el respeto a los derechos humanos a tomado carriles caprichosos y discrecionales de acuerdo al momento, a los actores y a las situaciones en que ellos se ven involucrados. Si consideramos que todos somos parte de una misma familia (raza humana) no deberían existir estas arbitrarias discriminaciones; pero lamentablemente las hay.

El asesinato a sangre fría de la periodista palestina Shireen Abu Akleh llevado a cabo el 11 de mayo de 2022 en momentos que cubría el asalto de las fuerzas israelíes al campo de refugiados situado al norte de la localidad de Jenin, vino a poner sobre la mesa la persistencia de esta discriminación e impunidad con la que aún se siguen moviendo ciertos actores internacionales. La señal de ello no podría haber quedado más manifiesto si consideramos que Shireen trabajaba para la influyente y controvertida cadena árabe qatarí “Al Jazzera” que (en teoría) debería haberla protegido por no ser parte en el conflicto.

Las circunstancias en las que se cometió el hecho estaban muy claras. Un tirador de las FDI puso en la mira a la periodista y pese a que sabía su condición -además que seguramente ya la tenían identificada-, apretó el gatillo. En realidad, nada nuevo para un estado acostumbrado a la impunidad y prueba de ello son los 33 periodistas y cámaras palestinos asesinados (entre el año 2000 al 2022) por Israel. Incluso, un mes después, el 1º de junio las fuerzas israelíes asesinaron a otra periodista palestino llamada Ghufran Harun Warasneh en momentos que cubría choques en Hebrón dejando en claro que a los personeros israelíes no les preocupa la legalidad.

A pesar de que las víctimas fueron dos mujeres, no se vio la impostada indignación que los medios occidentales han desplegado hechos similares en Irán o incluso dentro de sus propios países. 

A pesar de que el gobierno israelí y la militancia sionista trato de fabricar una versión engañosa sobre la muerte de Shireen, las evidencias eran imposibles de negar. Ni fue asesinada por palestinos armados (pistoleros como suelen llamarlos los medios adeptos a Israel) ni podría haber sido confundida ella con un militante de la resistencia que amenazaba a los militares israelíes. La periodista estaba muy bien identificada con su chaleco y casco blindado color azul con la leyenda bien legible en inglés de “prensa”, idioma que conocen bien ya que gran parte son de origen anglosajón. Incluso el mismo perpetrador, podía leer muy bien esa leyenda, aunque no era necesario el cartel si atendía a la vestimenta y el micrófono que ella llevaba al momento de su ejecución. Ello revela el acendrado odio y desprecio que, producto de una educación racista y bajo el ideario sionista cala en los huesos de muchos israelíes.

En la imagen partida podemos ver a la joven periodista palestina Ghufran Harun Warasneh quien fue asesinada a sangre fría por otro soldado israelí y tras ello su cuerpo quedo tendido en una calle de Hebrón. La justicia internacional aún no se ha expedido sobre este otro caso

Los asesinatos y la arbitrariedad bajo ocupación son para los palestinos el pan de cada día. La obstrucción y la negativa de Israel a cooperar con las investigaciones de estos hechos también es parte de su política. La realidad de un Apartheid es tan evidente que los intelectuales sionistas desperdigados en el continente americano (en especial en Argentina) tienen pocos argumentos para poder contrarestarlo. Es por ello que su acostumbrada táctica para tapar esa aberración de la realidad actual, se remite al silencio, a ignorar los acontecimientos o para el caso de ser imposible de eludir a machacar con el solemne victimismo que les caracteriza justificándose con el antisemitismo y el holocausto. 

Y ciertamente que fue una ejecución a sangre fría ya que, el disparo fue realizado por un francotirador israelí quien a pesar de estar situado a una distancia considerable, tenía (como todos en esa especialidad) una sofisticada mira con la cual, apunto deliberadamente a la cara de la periodista, único sitio descubierto y desprotegido de su cuerpo. La intención de matar queda muy clara.

A pesar de que el hecho fue filmado desde otros ángulos y presentada la denuncia, Tel Aviv y Washington negaron abordar una investigación imparcial y de inmediato, de forma silenciosa comenzaron a boicotear cualquier intento de pesquisar el hecho. A tal punto se llego que se denunció que EEUU había encubierto las responsabilidades de Israel en este hecho tratando de dar por terminadas las investigaciones.

En razón de verdad esto no asombra. Los lazos políticos existentes (en especial en lo militar y de inteligencia) entre Washington y el estado de Israel son tan extensos y comprometedores que este tipo de componendas eran de esperar. Sumado a que existe una estrecha interrelación (más allá de la archi conocida pata político-financiera) socio-cultural que se comprueba con las familias judías estadounidenses que mantienen e intercalan su estancia entre EEUU e Israel cooperando de forma constante con la leva en las FDI, lleva a que exista un grado de lealtad que muchos no quieren traicionar.

Igualmente, un crimen es un crimen y este sin dudas es uno capital. Aquí no se trata de una persecución contra los judíos como siguen tratando de presentarlos los militantes y medios sionistas que muchas veces ni siquiera son judíos. Por el contrario, los judíos que no están insertos en los enjuagues políticos y la tendenciosidad discursiva de ser o no ser mejores que otros, saben muy bien que se ha cometido otro crimen atroz y del cual, no se lo debe ocultar. Como ya hemos dicho antes, hay muchos judíos que reniegan del establecimiento de ese estado y por el cual, sus partidarios, lo presentan como la razón de ser para todos los judíos ¿Por qué deben ser metidos en la misma bolsa?

Ha sido desde su incrustación en Palestina, el motivo y la excusa para apropiarse de forma continua (y por todos los medios) de territorios árabes y a su vez, generar una espiral de odio y desconfianza que les fue funcional para perpetuar esos planes pero que tras volverse contraproducente y descontrolado ven que no se termina.

Ellos pensaron que el asesinato de Shireen Abu Akleh era solo un palestino más que sería olvidado en la extensa lista de crímenes cometidos por el estado. Los sionistas pudieron construir su infraestructura al amparo de esta impunidad y favorecidos por una época en la que los medios eran totalmente manejados por el mundo anglosajón. Tal era el poder que habían alcanzado que podían acallar a judíos que no estaban de acuerdo con sus metodologías y objetivos mesiánicos.

Actualmente se están llevando a cabo audiencias sobre este hecho en el ámbito del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra donde tratan de ser investigadas las raíces del conflicto, pero esta muy claro que es un esfuerzo que no alcanza para atender “todos” los crímenes cometidos y la raíz de sus causas.

El 17 de noviembre pasado el congresista demócrata André Carson presentó ante la Cámara de Representantes un proyecto de ley para impartir justicia por el asesinato de la corresponsal palestina por medio del cual, se investigue de forma completa y sin restricciones todas las circunstancias que rodearon la muerte de Shireen Abu Akleh y eso significa, todo lo previo, lo sucedido en el momento y todo lo posterior al hecho, lo que implicaría las escandalosas obstrucciones, presiones y los ocultamientos para cerrar la causa que develarían una connivencia política entre Washington y Tel Aviv.