jueves, 2 de agosto de 2018

VETERANOS DE AYER



“LA FASE QUE NO FUE”

La historia poco conocida de los planes del gobierno menemista por ampliar la participación del país en la guerra del Golfo de 1991



Por Charles H. Slim

Sin lugar a dudas se puede decir que poco se ha dicho y mucho menos la opinión pública se ha enterado, sobre muchas cosas que se tejieron en el comienzo de la crisis del Golfo Pérsico allá por mediados de 1990.  Uno de los más ignorantes en todo ello ha sido sin lugar a dudas, los ciudadanos argentinos quienes suelen adolecer como de costumbre de una notable amnesia cuando se trata de hechos comprometedores y difíciles de abordar. Este episodio de la historia contemporánea en la que Argentina fue parte, no escapa a ese carácter timorato que acostumbra.

Según la historia oficial, cuando Iraq entro en Kuwait el 2 de agosto de 1990, comenzó una etapa de crisis internacional que pese a que se puso como disparador a la figura del entonces líder iraquí Saddam Hussein, fue especialmente propulsada desde Washington con intensiones que –a la distancia y por los hechos que ya se conocen- se hallaban encubiertas detrás de argumentos falaces sobre la defensa de la democracia, la libertad y los derechos humanos.  Haciendo uso de su notoria influencia sobre Naciones Unidas, la entonces administración republicana de George H. Bush  desplego (mediante una campaña mediática feroz) y al amparo del foro internacional, una de las guerras más terribles de final del siglo XX.

En aquellas circunstancias el entonces gobierno argentino presidido por el justicialista Carlo S. Menem asintió a la propuesta que, por una escandalosa influencia de Washington, Naciones Unidas proclamo y resolvió trabar sanciones económicas y comerciales contra la república árabe de Iraq. Los argumentos de Menem para semejante obsecuencia política fue el “respeto a la legalidad internacional”, en el marco de un “nuevo orden” que ya se asomaba dirigido desde el norte. Para ello aplicaron al pie de la letra el entendimiento del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas y se esforzaron para que el entonces gobierno iraquí pareciera una amenaza de alcance global al cual había que frenar.

En esos momentos la CNN y las cadenas europeas solo hacían alarde de una sorpresiva situación que en realidad, no lo era ni para Washington ni Londres. Tanto George H. Bush como la entonces primer Ministra británica Margaret Thatcher sabían que había asuntos pendientes entre Kuwait City y Bagdad y ellos estaban haciendo todo lo posible para sacar partido de ese entuerto. La CIA y el MI-6 estaban muy presentes en las discordias fronterizas por el robo de crudo en los campos petrolíferos iraquíes de Rumailah y se encargaron de que ambas partes se acusaran mutuamente.

Todo estaba digitado y obviamente ello no estaría a la vista de los incautos y muchos menos disponible para la difusión mediática. Semanas antes de que esto se desatara, las tropas estadounidenses movilizaban tropas en Europa y los británicos daban inusuales señales de preparativos con acopio de pertrechos y vehículos en Rutland y Gutersloh, Alemania.

Por el contrario en Buenos Aires meses antes de que todo esto estallara no se sabía nada y el gobierno se hallaba más preocupado por concretar las privatizaciones de las empresas del estado que otra cosa. Aseverar que Argentina tenía una política de estado con respecto al Medio Oriente y en particular hacía los asuntos que disputaban Iraq y Kuwait es de una falacia inconmensurable. Incluso se puede asegurar que como estado, carecía de un posicionamiento político y estratégico hacia esa región.

¿Recuerdan la posición de Argentina? Brevemente, en ese momento el gobierno supuestamente nacionalista de Menem dio una patada a toda la historia del partido que decía representar y simplemente adopto la posición intervencionista de Washington, que obviamente justificó ante la opinión pública como un apoyo a la democracia y a la ley internacional. Es aquí donde comienza toda la farsa argumentativa del gobierno argentino para introducir a su país en un conflicto que aún perdura hasta nuestros días.

Conocemos bien como se desarrollo todo. Menem asintió inmediatamente a colaborar sin tener la más mínima información imparcial y propia de lo que realmente estaba ocurriendo allá. Visto a la distancia y atendiendo a la gravedad de la situación el comportamiento de ese gobierno fue claramente amateur y nada serio ya que, puso a la Argentina en una posición de la que históricamente había renegado (Como miembro del bloque de los países no alineados). Para sostener su posición, Menem y su canciller Domingo Cavallo aseguraron que su participación se daba en el marco de un “mandato” de Naciones Unidas y que por ende, ello era obligatorio. De esa manera ordenó el envió de dos buques de la Armada (Grupo Alfil 1) que zarparon el 25 de septiembre de 1990 de la base Naval “Puerto Belgrano” en momentos que habían muchas reticencias no solo políticas sino también militares sobre las implicancias de esa misión.

Desde el punto de vista legislativo internacional, jamás existió un mandato de Naciones Unidas y por ende no había obligación de remitir elementos para cooperar con los esfuerzos liderados por EEUU que desembocarían en una guerra terrible. Incluso al día de hoy, está muy discutida la participación orgánica y el maleable comportamiento del foro internacional en aquellas circunstancias. Fue una lamentable muestra de lo que devendría en el futuro, el uso de máscara para refrendar actos urdidos por Washington y sus aliados.

Pero el gobierno de ese entonces estaba decidido a colgarse del furgón de cola de la historia de un presunto triunfador y con ello obtener las mieles del éxito y la complacencia de la por ese entonces “única superpotencia” emergente de aquella era bipolar que se había caído junto al Muro de Berlín en 1989. Menem contaba con que en el peor de los casos EEUU aplastaría a los iraquíes; después de todo –debió haber pensado- Iraq no tiene como enfrentar a la única superpotencia emergente.  Como bien decimos, aquel gobierno estaba decidido hacer lo que fuese por caer en gracia a los anglosajones y no se quedaría con la remisión de una misión naval; no claro que no.

Según archivos e informes de la época revelan que Menem y su cúpula del Estado Mayor Conjunto, estaban preparando ampliar la colaboración militar para intervenir contra Iraq ya que, esperaban obtener muy buenos réditos (políticos y económicos) con esas señales. En algunos documentos de la época se revelan los planes (fechados por finales de agosto y comienzos de septiembre de 1990) para el envío de una fuerza terrestre compuesta por unos cien hombres de infantería del ejército argentino en una compañía mecanizada. 

Aquella misión había estado pensada asignársela a quien revestía como Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército Jorge Maffey, quien contaba con una amplia experiencia en misiones de paz (Cascos Azules). Aquel cuadro de hombres debería estar compuesto por oficiales y suboficiales, que hablaran inglés fluido y por supuesto, que no tuvieran en sus curriculas personales antecedentes de ideas nacionalistas.  Eso obviamente en momentos que presuponían que solo habría unas escaramuzas y nada más, demostrando el grado de ignorancia y el alcance de los verdaderos planes que tenían predeterminados en la Casa Blanca desde mucho antes que todo esto comenzara.

De haberse concretado esto, las tropas que estarían pertrechadas para el combate (ya que no eran cuerpos de paz), además de estar posicionadas dentro del teatro de operaciones y bajo el comando del USCENTCOM, se habrían visto obligadas a participar de las operaciones ofensivas y a devolver el fuego (Conforme lo dispuesto por la Ley 23.904/91).

A esto solo se lo puede llamar inconsciencia por no decir otro calificativo más grosero ya que sin lugar a dudas el gobierno argentino terminó tragándose la carnada y todo el redil como un simple aficionado. De haberse concretado el envió de estos hombres seguramente muchos de ellos no habrían regresado y los que si lo hubieran hecho, estarían actualmente con complicaciones en su salud y luchando para que su gobierno les reconozca el derecho de veteranía.

Quedo claro que aquella crisis había estado planificada y controlada desde cerca por Washington. No solo lo han revelado documentos desclasificados y testimonios oficiales de la administración estadounidense sino también muchos de los documentos que se archivaban en los edificios del gobierno de Saddam Hussein los cuales fueron curiosamente saqueados por la invasión de 2003.

miércoles, 1 de agosto de 2018

EN DEBATE



“LENGUAJE ESTRATEGICO”

Qué puede interpretarse del viaje de Macri a Sudáfrica?



Por Javier B. Dal
El lenguaje es la forma en que nos comunicamos. Decirlo parecer una obviedad, pero es que en el mundo de la política y máxime de la internacional, sus formas pueden decir mucho dependiendo de cómo se lo exprese. Sabemos que puede hablado, con señas, con la forma de vestir o de comportarnos en ciertos momentos se trasmiten mensajes que pueden llegar a ser confusos. El viaje realizado por Macri a la cumbre BRICS es una señal que expresa un lenguaje para sus interlocutores de este bloque pero también, para la administración aislacionista de Washington de la cual parece querer tomar distancia.

En lo que va del año se puede decir que ha ocurrido mucho en lo que hace a los asuntos geopolíticos. Los continuos cambios en las relaciones internacionales y las constantes fluctuaciones de poder que se registran entre los grandes actores han llevado a una mayor interrelación política, acercando como nunca a los supuestos bandos antagónicos. En este contexto vemos a la Argentina como el paradigma de una reconfiguración de su estructura como país que para algunos es la consecuencia de una profunda modernización de cara a relacionarse más abiertamente con los polos de poder, mientras que para otros es el prefacio de la definitiva desintegración de su soberanía.

La Argentina venía en bajada desde mucho antes de que Macri se hiciera con el gobierno en 2015, incluso desde antes de los doce años del falso progresismo nacional del gobierno del FPV. No se puede tapar el sol con el dedo y pretender explicar la actual situación sin tener una visión completa del panorama para responder a la pregunta ¿Por qué el país sudamericano llego a tan bajo?

Visto desde la superficie todo esto ocurre por una cuestión de choque de intereses en una Argentina fuertemente corporativa que se acostumbro durante décadas a sacarle algo al estado. Recordemos sino lo que significo para la corporación de abogados los juicios de millones de pesos contra Ferrocarriles Argentinos (empresa del estado) allá por la década de los ochentas, las precauciones legislativas para que reformas al código civil no invirtieran la carga de la prueba en los casos de mala praxis médica; los maestros y sus chantajes para aumentar sus salarios; el gremio piquetero como fuerza de choque alquilable para protestas sociales  y así podríamos seguir horas.    

El descalabro interior del país radica en su progresiva anomia política social y económica, puesta a rodar por la misma clase política que se enquista y aún subsiste en las viejas y anquilosadas estructuras partidarias que defintivamente carecen de ideologías y no representan a nadie. Esta situación se traslada y refleja en sus relaciones con otros estados. Tras décadas de una desintegración progresiva de la vida política doméstica, Argentina no pudo articular mejores esfuerzos para llevar adelante políticas regionales de bloque como ser el caso del MERCOSUR, que hoy por hoy es una entelequia que ha quedado más bien en los deseos de buena voluntad que en algún grado de operatividad real.

En las épocas de Menem pedir mayores retos o ideas imaginativas para insertar al país en el concierto mundial más allá de lo permitido por Washington y Londres, habría sido motivo de risas y nada más. La prostibularia relación carnal establecida con Washington además de humillante resulto ser nada lucrativa para el país. Por aquel entonces la sola idea de establecer puentes diplomáticos para trabajar una cooperación comercial, político y cultural con Asia habría encontrado reparos surgidos de argumentos rancios devenidos de una idiosincrasia europeísta y sajona que infectaba (y aun se mantiene) a los círculos de funcionarios de carrera de aquel entonces.  Mucho menos se le ocurriera a alguien plantear un acercamiento a China y a Rusia si no quería ser vilipendiado y tildado de “comunista”.

Ni hablemos de establecer relaciones fluidas y de intercambio con el mundo árabe islámico, al cual siempre se lo mantuvo como un actor sospechoso y hasta peligroso gracias a las influencias que embajadas y sectores políticos de comunidades locales que han ayudado a establecer con la cooperación de los medios, una imagen negativa. Como se puede ver la estupidez y la obsecuencia han regido por mucho tiempo en las cabezas de quienes deberían haber conducido al país a objetivos beneficiosos.

La corrupción llevó a la ineficacia y todo ello termino agrietando las bases y puntos estratégicos del estado para que allí se enquistaran mafias fuera de la ley que solo responden al dinero sin importar la bandera de donde provenga.  Lejos de hacer algo, la partidocracia miro para otro lado. El fruto de ello puede verse trágicamente en las más catastróficas situaciones que sufrió el país producto de esta improvisación y obsecuencia manifiesta. Desde el golpe de 1976 instigado por Washington y bendecido por la clase política argentina, pasando por el alineamiento automático de Menem con EEUU en 1990 (Guerra del Golfo), los irresueltos atentados en Buenos Aires, el atentado de Río Tercero en 1995, la corrupción inmanente que se multiplico durante doce años K en todos los estamentos del estado, no son buenos precedentes que indiquen una buena salud republicana.

Llegado el nuevo milenio, los cambios fueron más bien cosméticos y los gobiernos que se sucedieron en solo tres años, poco o nada demostraron su voluntad por establecer cambios profundos en la visión del mundo, en las políticas de estado dentro del revulsionado contexto regional e internacional que estaba dando comienzo. El gobierno de Néstor Kirchner no paso del panfleto y la arenga populista que se desteñía inmediatamente cuando seguía oficialmente, cada punto y señalamiento de Washington y Londres. Cuando su esposa Cristina Fernández llego al poder el circo continuó solo que mayor color y más estridencia, pero nada más. Pese a que pretendía a jugar de “revolucionaria” no hizo ningún cambio de ese carácter cuando pudo bien haber gestionado acercamientos inteligentes con Rusia y China llevando a que Argentina –entre algunos de tantas áreas- ingresara al BRICS. Igual que su anterior jefe político Carlos Menem y su marido, se mantuvo caminando derecho y sin salirse de la línea que se trazaba desde Washington.

Con todo esto, pedirle a Macri no reincidir en semejantes errores es pedirle peras al olmo, mucho más cuando a éste gobierno le fascina interrelacionarse con EEUU en algunas de sus políticas, aunque las mismas hundan al país en una ciénaga sin fondo[1]. Igualmente hay que rescatar ciertos aspectos de su política que últimamente  parecen haberse reconducido y alejándose del modelo neoliberal obsecuente de Menem y Cia de los noventas, pareciera demostrar un pragmatismo más inteligente al momento de evaluar los continuos cambios en las relaciones internacionales. El viaje a Sudáfrica del presidente argentino para reunirse con los miembros del BRICS, en especial con Vladimir Putin, Xi Jinping y Narenda Modi pareciera dar muestra de ello ¿Cómo será interpretada esta señal por los miembros del grupo?





[1] SPUTNIK. “La mexicanización de la lucha contra la delincuencia: a Argentina le espera un baño de sangre”. América Latina. Publicado el 29 de julio de 2018. https://mundo.sputniknews.com/americalatina/201807291080769635-lucha-contra-delincuencia-mexicanizacion-argentina-ffaa/  

lunes, 30 de julio de 2018




EN LA MIRA



“REABRIENDO LA FRANQUICIA”

Cómo y quiénes son los que sustentan el resurgimiento de “ISIS” en Siria e Iraq




Por Charles H. Slim
Algo huele horrible en Siria y no es precisamente el gobierno sirio como acostumbradamente lo relatan desde las editoriales del “Washington Post” y el “New York Times”. Desde que por finales del 2017 el ejército árabe sirio y la aviación rusa[1] lograron imponerse en gran parte del territorio que se hallaba ocupado por militantes y mercenarios de las bandas armadas “Al Nusra”, el ELS” y el “Estado Islámico”  en Washington los jerarcas detrás de éstos “programas” parecieron haber entendido el mensaje: Todo se acabo! Un mensaje que quedo más claro cuando el gobierno sirio logro recapturar el acceso de “Al Nasib” fronterizo con Jordania.

Otro gran perdedor fue el complejo de medios occidentales encargados de manipular las informaciones a conveniencia de las acciones políticas y diplomáticas de Washington y sus aliados. Su continua predica de una artificiosa división entre los terroristas distinguiéndolos entre  “moderados” y “no moderados” no se la creyeron ni se la creen los ciudadanos medianamente pensantes del globo. Incluso este embuste argumentativo ha sufrido los reveces en su credibilidad al contrastarse la realidad de lo hallado en el terreno. Inmensos depósitos de armas, explosivos, Drones, equipos de comunicaciones y demás pertrechos provenientes de los arsenales e industrias de Occidente pusieron en cuestionamientos a Washington. Quedo así más que claro que EEUU estaba íntimamente involucrado en la asistencia a estos grupos armados los cuales son autores de incontables crímenes.

Durante la era Obama estos grupos de mercenarios que eran reclutados  y preparados por asesores de la CIA y el Pentágono (con la complicidad de las agencias de inteligencia de Turquía, Qatar y Jordania) gozaron de un apoyo ilimitado hasta que muchas pruebas fueron saliendo a la luz y puestas de manifiesto sobre éstas inconvenientes conexiones. Fue allí y en la necesidad de desviar la vista de aquellos eventos que Obama declara púbicamente la formación de una “Coalición anti-Daesh” que en la realidad –además de ser una caja negra más de recaudación- se dedico más bien a bombardear la infraestructura petrolera de Siria e Iraq. Fue una gran estafa, una más dentro de la llamada lucha contra el terrorismo que solo sirve a cosechar las ganancias billonarias de la industria armamentística.

En ningún momento los estadounidenses que actualmente ocupan parte del territorio sirio con una base aérea instalada sin permiso en “Tal Anf”, han chocado contra el “ISIS”. Por el contrario, con ellos han mantenido reuniones en sus campamentos tanto en Siria como en Iraq. A quienes han dedicado sus agresiones con mucha precisión han sido contra las fuerzas árabes sirias quienes verdaderamente luchan contra los terroristas. Incluso ya no es un secreto el hecho de las evacuaciones helitransportadas de los comandantes del “Daesh” para ponerlos a resguardo en sitios desconocidos[2]. Esta situación ha dejado de ser un Tabú mediático y político ya que a la altura de las circunstancias es simplemente imposible de esconder. Ante esto los medios estadounidenses han estado ensayando todo tipo de argumentos para tratar de desviar la atención de la opinión pública con todo tipo de artificios.

Toda esa política del doble rasero y de continuadas mentiras mediáticas era imposible de sostener y llego a su punto culmine con la salida de Obama de la Casa Blanca y el inesperado fracaso de Hillary Clinton para continuar esta agenda que no es otra que la del “Deep State”.  Sin dudas que para profundizar el embuste de la guerra bajo los falsos argumentos de una preocupación por la violación de los derechos humanos de los sirios, Hillary Clinton era la pieza indispensable para su continuación pero igualmente la entonces candidata demócrata  no podía despegarse de su siniestro pasado.

En aquellos momentos pensaron en el equipo de campaña de Clinton y desde el “Deep State” que las vociferaciones de aquel fenómeno de la TV se perderían antes de llegar a los últimos debates de campaña. Pero la realidad fue peor que una pesadilla y Trump quien durante la campaña acuso a Hillary de ser la co-fundadora del “ISIS” junto a Obama terminó llegando a la Casa Blanca. Y ciertamente que pese a sus crasas contradicciones y absurdidades, Trump implemento un giro de 180 grados en Siria y a regañadientes de los más recalcitrantes elementos del Departamento de estado y del Pentágono, limito severamente –no las cancelo- las funciones de los “asesores” de la CIA con los grupos armados en Siria.

Con la caída de Mosul y los éxitos sirios de 2017, el mapa se había reconfigurado dramáticamente. Todo aparentaba que “ISIS” estaba liquidado y no se podía esperar un resucitar, así al menos lo diagnosticaron los analistas de inteligencia militar rusa por finales del 2017. Pero como por arte de magia y en solo unos meses la banda armada reapareció con más hombres, mejor armada y con la iniciativa de recuperar territorios perdidos ¿De dónde salieron todos estos tipos y por supuesto, quiénes les estaban financiando? No se puede dejar de responder esta pregunta sin ver quiénes son los que se han beneficiado y se benefician con el accionar de estos grupos terroristas. En este sentido no solo los norteamericanos han sacado provecho de esto sino también, sus socios israelíes quienes vienen siendo los actores subrepticios contra la integridad territorial siria.

Los últimos acontecimientos ocurridos el 25 de julio en “Sweida” al sur de Siria y que fueron testimoniados por sus propios ciudadanos[3], demuestran que EEUU y en particular sus efectivos enclavados en Al Tanf tienen mucho que ver con esta libertad para el operar del “ISIS”. Más de 600 combatientes de esta franquicia aparecieron de la nada y causaron una matanza indescriptible en las villas de la zona ¿Hizo algo EEUU?? Claro que no. De no haber sido por los pobladores Drusos que se hallaban organizados para la defensa y cooperando con las fuerzas gubernamentales lograron expulsar e infringirle muchas bajas a los mercenarios que se retiraron al desierto en cercanías de la base de Al Tanf. Obviamente el Conglomerado de medios estadounidense no informa estas situaciones y si lo hace, expone relatos deformados y descontextualizados con la evidente misión de maquillar la realidad.

Es posible que parte del pueblo estadounidense aún hoy se crea estos embustes o incluso que apoye estas políticas sucias de su gobierno, pero hay algo que es mucho más cierto y ello es que los sirios en particular y los árabes de toda la región en general saben bien para quién trabaja el “ISIS” y sus diversas variantes.



[1] PENSAMIENTO ESTRATEGICO Y POLITICO. “Hurra, Hurra!!”. Por Dany Smith. Publicado el 16 de diciembre de 2017. http://pensamientoestraegico.blogspot.com/2017/12/en-debate-hurra-hurra-los-gritos-del.html
[2] SPUTNIK. “US Choppers allegedly evacuate Daesh militants amid Trump Vow to attack Syria”. April, 4, 2018. https://sputniknews.com/middleeast/201804111063456875-us-daesh-trump/ 
[3] GLOBALRESEARCH.Ca. “Las victorias del ISIS son victorias occidentales”. Por Mark Taliano. Publicado el 27 de julio de 2018. https://www.globalresearch.ca/isis-victories-are-western-victories/5648745