lunes, 1 de marzo de 2021

 

“GAME BEGINS”

Por qué Biden promete restaurar la estrategia de la Guerra permanente

 

Por Charles H. Slim

Aun recuerdo las acaloradas horas en las que el Departamento de Defensa, la CIA y el Pentágono (con la influencia de sus colegas israelíes) azusaban por marzo de 2017 al presidente Donald Trump para que autorizara lanzar un ataque desvastador sobre Siria para proseguir con una invasión terrestre que habría culminado con la toma de Damasco y el derrocamiento de Bashar Al Assad. Pero a pesar de estas presiones, Trump por puro capricho o tal vez por un rapto de intuición no hizo caso a estos planes y solo se contentó con lanzar aquel ataque misilistico en abril de 2017.

Aquello fue un fiasco que dio más perdidas que ganancias y fue al mismo tiempo, la comprobación de la efectividad de los sistemas electromagnéticos de defensa antiaéreos rusos que pueden inhibir la guía de los misiles desviándolos de su trayectoria. En aquel ataque, las corbetas y submarinos norteamericanos en el Mediterraneo lanzaron 59 misiles crucero “TomaHawk” que en su mayoría por efecto de este novedoso sistema ruso- cayeron en cualquier parte. Trump quedo en ridículo y sus opositores –entre los que se hallaban Biden y Clinton- no dudaron en vilipendearlo públicamente tratando de impostar una postura anti belicista.

Aunque un año después con el apoyo del Reino Unido y Francia, ordenó otro ataque, Trump no hizo nada por ampliar la presencia militar en Siria y ello enfureció a los neoconservadores y a sus aliados del Lobie pro-israelí quienes a su vez entraron en conflicto con los sectores moderados existentes dentro de sus propias estructuras que simpatizan con las imposturas de aquel mandatario.

Cuando en enero del 2020 en un verdadero atentado terrorista la CIA y el Mossad asesinaron a la salida del Aeropuerto de Bagdad al general iraní Qassem Soleimani y al jefe de las milicias chiitas de Iraq Abu Madhi Al Muhandis, Trump estuvo apunto de afrontar una escalada con Iran que culmino con el sangriento desquite iraní contra la base estadounidense en “Ain Al Assad” y el aeropuerto de “Irbil”. Trump y los medios (supuestos antagonistas del mandatario) trataron de impostar inconmovilidad tras estos ataques y argumentaron que ellos no tuvieron consecuencias para su personal aunque la realidad ocultada al público y que fue documentada por fotos satelitales, causaron muchos daños materiales y bajas centenarias estadounidenses.  La consternación de Biden y el ala izquierdista de los demócratas se hicieron evidentes.

En realidad nadie se creía estas posturas de demagogia pura ya que Joe Biden fue el vice de una administración que continuó con las horrendas y reprobables prácticas de la tortura, los asesinatos preventivos y por supuesto, las intervenciones militares sobre Libia y las que están escalando en Siria. Entonces ¿De qué podría asombrarse usted?

Soleimani y Muhandis

Hace apenas unos días la flamante administración demócrata de Biden y Harris ordeno el bombardeo a objetivos chiitas en Siria refrendando la imagen relativista que EEUU tiene y proyecta hacia el mundo árabe islámico ¿La excusa para esta acción que viola el derecho internacional? La supuesta respuesta por los ataques con cohetes sobre la Zona Verde en Bagdad y sobre la base aérea de Irbil en el Kurdistán. Sin pruebas tangibles y mucho menos la certeza de la autoría de estos hechos, Washington reedita el proceder arbitrario de disparar primero y preguntar después.

Las condenas por esta nueva e injustificada agresión de EEUU han provenido tanto desde Iraq y Siria como dentro del Congreso norteamericano. La orden ejecutiva de Biden sin la autorización del Congreso desató una profunda controversia dentro de los aliados demócratas quienes han puesto en tela de juicio el uso de los “poderes de guerra” por parte del presidente. En lo que respecta a Iraq las reacciones han sido ambivalentes. Desde el gobierno de Mustafa Khadimi (un agente de la CIA y acusado de colaborar en el asesinato de Soleimani y Muhandis) no se hicieron declaraciones de ningún tipo mientras que las manifestaciones de los iraquíes de la calle no han dudado en condenar esta nueva agresión contra reconocidos pilares de la resistencia árabe islámica. Desde Damasco, el gobierno de Bashar Al Assad condeno la acción calificándola de “cobarde”. Al mismo tiempo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia expresó su condena energica a dichas acciones y llamo a los EEUU al “respeto absoluto a la soberanía y la integridad territorial de Siria”. En lo que respecta a las voces dentro de EEUU, el congresista por el estado de California Ro Khanna sentenció diciendo “No hay absolutamente ninguna justificación para que un presidente autorice un ataque militar que no es en defensa propia, no representa una amenaza inminente, ni ha sido autorizado por el Congreso. Necesitamos desvincularnos del Medio Oriente, no intervenir aún más”. A simple vista, no hay diferencias entre cualitativas entre Biden y cualquiera de los mandatarios precedentes que metieron al país en guerras interminables.

Pero veamos bien el contexto. Aquellos ataques se vienen a dar en momentos que el Parlamento iraquí insiste en la retirada total de los efectivos estadounidenses de su país y en vista de los preparativos para la visita del Papa Francisco a Bagdad por lo cual habría que preguntarse ¿Quiénes se benefician con estos ataques que muestran  como inseguro al país o amenazante para la visita del Santo padre?

Francisco y Rohani en el Vaticano

No es la primera ni será la última vez que la mukhabarat colaboracionista (es decir aquella depurada y ajustada a los parámetros de la CIA) fabrica “ataques de la insurgencia”. Estos trucos ya vienen siendo orquestados desde que los estadounidenses ocuparon el país en 2003 ¿Casualidad? Creemos que no y en cierta medida es una forma por tratar de cancelar esta visita ya que la personalidad de actual pontífice, lejos de sus predecesores (incluyendo a Juan Pablo II) ha demostrado tener un mayor olfato político y audaz empatía y voluntad de acercamiento al mundo Islámico. No sería nada bueno para el gobierno “títere” de Bagdad dirigido por un agente de la CIA y mucho menos para el Departamento de Estado norteamericano que Francisco, un Papa tan urticante para los poderes establecidos, aliente a unidad en la diversidad.

Hoy Washington ha renovado la identidad de sus enemigos. A contrario que fue en los noventas y comienzos de los 2000 con la estigmatización de los musulmanes sunitas, en la actualidad los musulmanes chiitas son los culpables de todo y si son iraníes mucho mejor. Detrás de esta predica venenosa se halla Tel Aviv y sus soportes intelectuales en occidente quienes no paran de promover la intriga y la mala prensa contra Irán y el chiismo libanes. De esta manera para los responsables del Departamento de Defensa, el Pentágono y el Secretario de Estado Anthony Blinken los autores de los ataques fueron las unidades del “Kataib Hesbola de Iraq” y “Kataib Sayid Al Shuhada” dos grupos de raíz chiita provenientes de la lucha contra la ocupación angloestadounidense (2003 a 2011) y del bulo “Estado Islámico” que participan en los combates contra los grupos mercenarios que ocupan el norte de Siria.

Estos ataques no son una sorpresa para los iraquíes ya que durante la campaña para desalojar a “Daesh” del norte de Iraq, los aviones estadounidenses atacaron en varias oportunidades a las milicias chiitas iraquíes que se hallaban en el frente. Sobre estos incidentes hay que remarcar que algunos de ellos fueron direccionados de forma deliberada a tratar de borrar testigos del abastecimiento aéreo que se le proveía al “Daesh”.

Durante la administración Trump, los esfuerzos de Washington por purificar al régimen colaboracionista de estos elementos indeseables llevó a muy discretamente que se produjeran varios allanamientos y arrestos contra los comandantes de estas agrupaciones chiitas. Fue por ello que comenzaron a crecer las manifestaciones y las revueltas en las calles de Bagdad. Ciertamente que a la catastrófica situación económico y social de los iraquíes –que viene de arrastre desde 2003- se sumó esta compulsa política existente dentro de la coalición política chiita que se tironea entre los “colaboracionistas a EEUU” y los “proiraníes”  quienes a su vez, están enfrentados a los sectores chiitas nacionalistas liderados por el “Movimiento Al Sadr.

Es por ello que la realidad de lo que ocurre en Iraq, no se resume en los embustes que informan las agencias de informaciones occidentales y mucho menos las anglosajonas. Para pesar de los estadounidenses, las organizaciones populares chiitas han demostrado que tienen un compromiso más allá de las lealtades a un gobierno corrupto o a una facción sectaria como el partido “Dawa”.

Ciertamente es algo muy contradictorio que EEUU y sus aliados se ensañen con los chiitas cuando ha sido gracias a ellos y en particular los partidarios de Moqtadar Al Sadr, que los cristianos en Siria e Iraq han podido sortear las amenazas del sectarismo (sunita y chiita) de las bandas armadas financiadas desde el exterior (como el ISIS) y de recuperar sus propiedades usurpadas o robadas por los funcionarios corruptos y sujetos privados (internos y externos) que se beneficiaron con el derrocamiento de Saddam Hussein. En realidad solo es una más de todas las contradicciones que rodean el accionar de EEUU en la región y a ellas sin dudas se agregara el acercamiento de Joe Biden al Vaticano intentando presentarse ante la opinión pública mundial como un buscador de la paz y ante la norteamericana como el restaurador de una nación de creyentes (que no significa que sean católicos).

Pero la realidad es muy diferente. Biden es un belicista que entre otras cuestiones ha ratificado la aberración legal de reconocer a Jerusalen como capital de Israel, un cercano a los banqueros de “Wall Street” que (además de haber sido los generadores del llamado “dinero Fiat”) han financiado las guerras y las políticas de intervención de EEUU y un viejo partidario del segregacionismo racial en su país. Con esto a la vista ¿Puede asombrarle a usted lo que ordenó contra Siria? Si hay algo que destaca a la política norteamericana de los últimos setentas años hasta el presente es que, quien alega públicamente que “ama a Israel” o que “reafirma su compromiso con dicho estado” ello se traduce automáticamente en una carta blanca para agredir al mundo árabe-islámico.

Los hechos que hemos visto reafirman esto. Al parecer el "viejito pacifista" ha sacado las garras y promete más episodios como este y detrás de los cuales vienen endosados beneficios estratégicos para Tel Aviv. Desde fuentes de inteligencia se asegura los ataques han sido un mensaje directo a Teherán ya que, según La Casa Blanca, estos grupos iraquíes son “proiraníes”. Ello ha motivado los elogios y aplausos del Lobie sionista que opera dentro del Congreso estadounidense quienes desde hace décadas pujan por este intervencionismo sobre el mundo árabe islámico siendo su más ambicionado y contemporáneo interés, el destruir a Irán.