viernes, 12 de mayo de 2023

 

EL DIA DE LA VICTORIA…ESTA LLEGANDO

Ha quedado claro que la administración de Biden y sus colegas de la OTAN apuestan a tratar de destruir a Rusia más que asistir a Ucrania. Teniendo en cuenta esta agenda ¿Cómo puede terminar esto?


Por Dany Smith

 

El 9 de mayo pasado y como todos los años desde la victoria sobre el Tercer Reich, la Plaza Roja de Moscú fue testigo de otra celebración con el usual desfile militar en el marco de un momento muy especial y crítico en el que se entremezclan el pasado glorioso, un presente muy complejo y un posible futuro que amenaza a la paz, la soberanía y la libertad de los pueblos.

El presidente Vladimir Putin fue claro en su discurso al señalar que una guerra real se ha desatado contra Rusia detrás de la cual están los intereses globalistas que están claramente encabezados por la elite político-financiera angloestadounidense que hoy -sin argumentos creíbles- apoyan al extremismo de las reminiscencias nazis eslavas.  

Ni el futurólogo más avezado ni el politólogo más brillante pudo prever lo que hoy está viviendo el mundo. Ni Francis Fukuyama ni Samuel Huntington ni el historiador británico Eric Hobsbawm se habrían atrevido a predecir que Rusia y EEUU se volverían a trenzar en una nueva era de desconfianzas con la amenaza cada día más real de un choque nuclear.

Aquí no hay juegos bajo la mesa ni dobles raseros ni teléfonos rojos como los que en algún momento antes del colapso de la URSS, los políticos en Washington y sus socios de la OTAN utilizaban para tratar que esa caída no se llevara consigo el gran negocio de la administración de la guerra. Para las todas administraciones de La Casa Blanca el Status Quo nuclear era un negocio no negociable y eso significaba que la paz, no era parte de las políticas de la guerra fría.

Ahora Washington y sus socios, en especial los británicos, tratan de desbancar el consumo del gas y petróleo ruso con el claro intento (además de tratar de colapsar la economía y las finanzas rusas) de acaparar el lucrativo negocio de la energía que necesita Europa. Un simple y puro atraco a mano armada (tal como lo hicieron contra Iraq, Libia y Siria), solo que en este caso el ladrón puede terminar lleno de plomo.

Mientras se mantenga la guerra perdurara el caos y como sabemos, mediante este, Washington y la oclocracia que se beneficia de todo esto, podrán obtener ganancias siderales con la muerte, la demolición de las ciudades y obviamente, la venta de toda clase de armamento a granel y el ensayo de novedosos sistemas de armas para matar más y mejor. En estos últimos se apuntan la investigación y desarrollo de las peligrosas armas bacteriológicas dirigidas por programas del Pentágono que los avances rusos en el territorio ucraniano han logrado comprobar.

El hallazgo de estos laboratorios donde se elaboraban estas pestilencias, suma otro punto a favor de la Operación Militar Especial. Así se pudo hallar abundante material documental que incluso involucra al Hunter Biden, como parte en las inversiones para el desarrollo en estas empresas sucias y los negociados con personeros de Kiev. Si esta no se llevaba adelante ¿Cuánto tiempo habría pasado hasta que las células extremistas filonazis de Kiev coordinados por la CIA y el MI6 comenzaran a dispersar esos experimentos dentro de la población rusa?

Todavía seguimos preguntándonos ¿De dónde provino ese Covid-19 que sirvió para violar todos los derechos y garantías que las democracias tanto decían defender? Cuando ya sabemos que el SarS-CoV era un agente modificado y patentado por los laboratorios norteamericanos allá temprano en el tiempo en 2003, no quedan muchas dudas sobre quienes estaban detrás. No olvidar también que en esos hallazgos, se pudo comprobar que no solo el Pentágono se hallaba involucrado en estas investigaciones “científicas” sino las beneméritas y desinteresadas farmacéuticas que tanto les preocupa la salud pública como Pfzier y Moderna, a las que en occidente se les rinde pleitecía por sus vacunas.

Detrás de toda esta calamidad inhumana, se esconde ese progreso que el capitalismo de Wall Street y La City londinense aplaude de pie y que como tales, son los autores o más bien los instigadores junto a la elite política de la multiplicación de las guerras alrededor del globo.

Para estos sectarios de la corriente neoconservadora, que se creen (además de estar por encima del Congreso) puritanos en sus conductas y elegidos por algún designio divino, quienes junto a sus aliados sionistas, hacen de la guerra y la muerte un culto que persigue beneficios, sucios, pero beneficios económicos al fin que en última instancia terminan siendo la ruina para propios y extraños.

Así la guerra tras sus daños colaterales y el sufrimiento que pagan otros y es allí donde radica la importancia de que se peleen en otros territorios. Así la carnicería que se esta llevando a cabo en “Artemovsk” poco interesa a los occidentales quienes están cómodos y con un plato de comida caliente en sus mesas. Por supuesto que nada de esto le importa a Biden y Cia. Los estadounidenses pueden ver lejos y apáticos estas consecuencias, aunque en el actual cuadro de situación eso puede cambiar instantáneamente y los mismos EEUU convertirse en un pandemónium. Pero hasta tanto eso no pase, la guerra seguirá siendo un negocio redondo.

Lo mismo y más de cerca para los británicos quienes por estar en una isla no hoy no les garantiza estar seguros. El envío de misiles de largo alcance “Storm-Shadow” al régimen filonazi de Kiev solo alimenta las ínfulas de Zelensky y legitima a Moscú una devolución de gentilezas que bien puede cobrarse con los buques de la Royal Navy que merodean el Mar Negro.

En lo que hace a la inflación y aumento de los costos de energía para los europeos por la voladura de los gasoductos rusos, los ganadores y perdedores están bien diferenciados. Las industrias europeas ahora pagan más caro y tienen menor volumen de acceso al gas. Esta subalternidad radica en creerse a la fuerza que con ello cooperan en los esfuerzos para apoyar a Ucrania ¿Y los esfuerzos de los estadounidenses dónde están?

Es ahí donde radica el interés de los estadounidenses de que la guerra no se detenga. Mientras esto se traduce en un monumental negocio para Washington, es proporcionalmente costoso y desventajoso para la Unión Europea. El gas y el petróleo ruso que los ciudadanos europeos han dejado de consumir, hoy es adquirido por la India quien a su vez lo revende a los gobiernos europeos que lo pagan ocho veces más caro que lo que pagaban a GAZPROM y su facturación se lo trasmiten al simple ciudadano de a pie quienes deben seguir soportando a charlatanes como Von Der Leyen, Borrell o los obsecuentes como el ministro de Países Bajos Mark Rutte que se tiran a los pies de la OTAN con tal que le presten atención ¿Quién gana en esta siniestra ecuación? Esta muy claro quienes son.

 

 

 

martes, 9 de mayo de 2023

 

A SLIPPERY EDGE TO THE PRECIPICE

Contempt or stupidity What are the Americans' rationales for bringing Europe and the rest of the globe to the brink of nuclear catastrophe?

 

By Sidney Hey

For many of the Western slanderers of the launch of the Special Military Operation in Ukraine, that view has begun to change, thanks to the very actions of the segregationist regime they have been supporting. In Washington and in EU political structures, criticism is beginning to rumble through the corridors of government agencies over the slippery slope being taken by Ukrainian intelligence operations, which, incidentally, are largely supported by the CIA and MI6.

Perhaps for the gullible innocents who believe in the slogan of the US as the leader of the free world, democracy and other such nonsense, they may not quite understand what this is all about. But for the old jackals who have spent more than two decades in the shadows, in charge of covert and dirty operations, this is just another chapter in their profession.

Unlike what they orchestrated against the Iraqis and the wider Arab Islamic world they must tread carefully today if they are not to lose their heads in the process.  On that occasion they fabricated a casus belli tailored to the interests of the neocon Bush and Cheney[1] administration and on the basis of that, with the cooperation of the media, they got a war. Here it is the other way around. What they have been trying to do is to provoke Russia into making a wrong move and justifying a whitewash of its interference in Ukraine. Using the tactic of terrorism executed by proxy hoaxes, they have been trying to create that sense of insecurity and terror that during the occupation of Iraq and Afghanistan those henchmen knew how to create in order to dissociate the inhabitants. During that dark period, they made an orgy of bloodshed with the Arabs and Afghans but paid the ultimate price in defeat and at best a Pyrrhic victory.

For the Foreign Office bureaucrats, it is just a new agenda to put the Vauxhall boys in charge who as part of the establishment's foul sewer of power are grateful to get to work with shit. They have long been operating around the Russian Federation especially moving assets in the Caucasus to use against Moscow.

At the core of these operations are simple acts of terrorism in Russian cities against the Russian civilian population. Infiltrations by Ukrainian armed groups to mercilessly shoot at ordinary residents of Russian border towns, bomb attacks and sabotage against public buildings inside Russian territory have crossed all lines of tolerance. But this took on a darker colour when the head of Ukrainian military intelligence Kiril Budanov[2] threatened to extend his terror campaigns against all Russian citizens around the globe. The official's remarks confirmed that the regime in Kiev poses a real threat to Russia's security and in that plan they are responding to a campaign of terrorist attacks that have been targeting Russian intellectuals and informants who support Vladimir Putin's government.

Apart from the brazen drone attack on the Kremlin palace, the latest terrorist actions include the attempted assassination of Russian novelist and activist Zakhar Prilepin[3] and the death of his driver who was driving the car in which they were travelling on a street in the Russian city of Nizhny Novgorod, 425 kilometres from Moscow. It is not only the work of Ukrainian intelligence but also the shadow of their American and British advisors, who have extensive experience in setting up such plots. Precedents such as the blowing up of the Kerch bridge, the Nord Stream I and II pipelines, the assassination of Darya Dugina (whose murderer was silenced) and the murder of Russian blogger Maxim Fomin are perhaps the most salient bloody events to account for the actions of the “democratic” Anglo-Americans.

Although in the past it was very easy for the sponsors of these acts to hide behind religious masks by manipulating local extremism (cooperation of Arab agencies), this is no longer possible. Despite the scandalous attempt to censor information coming from Russia or to distort it through intoxication, news is still circulating and episodes such as the one in question highlight the responsibilities of the instigators and collaborators of this Slavic terrorism. It seems to be bad news for the creators of these monsters of the Western Intelligence Community who, like “Al Qaeda”, “Al Nusra” and “ISIS”, seem to be losing control of these philo-Nazi monsters.

Once again, we must remember the differences between then and today's international framework. Here, neither Western governments nor even less credible media will be able to disguise this complicity, so if the SBU and its neo-Nazi cells continue their criminal operations against Russia, Washington and London will be held accountable for their actions.

Undoubtedly, for Joe Biden and his inner circle (including his son Hunter), the war is the best business he has ever been able to conduct in his entire political life. Yes, for him and his mafia associates, not for the simple American citizens, and much less for the European lackeys who, with guys like Joseph Borrell, can only aspire to be nothing more than a scouring pad for cleaning latrines. Equally, Europeans are gradually laying the foundations for a change that will put an end to their leaders' subservience to Washington's policies.  Perhaps French President Macron's latest moves with China, which so annoyed British bureaucrats, are a sign of such changes.

If Europeans come to their senses, Washington's eagerness to perpetuate war by any means, including terrorist provocations against Russia, peace will be possible.

Perhaps this deployment and encouragement of such acts has a far more sinister, and potentially more profitable, covert objective for Washington's interests. Perhaps the Americans hope that Moscow will engage in a covert war with Europe and the Americas as its sphere of action. And while Putin may be aware of this trap, it would not be surprising if the CIA and MI6 fabricate a convenient event to pin it on Russia.

 

 

 

lunes, 8 de mayo de 2023

 

¿HAY FUTURO

GEOESTRATEGICO?

Sea cual fuere el próximo gobierno en Buenos Aires deberá definir una geopolítica seria y sostenible ¿Cuál será su orientación?

 

Por Charles H. Slim

Hablar de este aspecto de la realidad política de la Argentina es como hablar del agua potable en medio de un desierto. Así de importante ha sido para sus gobernantes y políticos en general, los temas de la macro política y su geopolítica en medio de una rampante evolución que se ha venido dando desde finales del siglo XX hasta estos días.

Mientras la geopolítica de las naciones ha evolucionado de forma crítica en medio de un mundo cada vez más complejo y agresivo, la Argentina se quedó parada como un mero espectador mirando desde afuera y sin ninguna expectativa como el mundo cambia por efecto de nuevas relaciones culturales, políticas, comerciales y financieras no solo generadas pacíficamente sino también las nacidas de la guerra y la agresión entre las naciones en medio de un tironeo entre el decadente hegemonismo estadounidense y la propuesta de un multilateralismo con apoyo en Oriente.

En proximidades de elecciones para elegir un nuevo gobierno, no hay claridad sobre cuál será el rumbo geopolítico para el país.

Esta parálisis y consecuente degradación del estado argentino sin dudas tuvo origen en 1983 con asenso del gobierno de Raúl Alfonsín que rodeado de pura mística y un voluntarismo infantil, impulsado por mero revanchismo ideológico solo se aboco a desestructurar las bases estratégicas del estado sin volver a montarlas con renovadas y pulidas estructuras.

Así se continuo con el devenir de las décadas para llegar al actual estado nación deficitario, obsoleto, sobredimensionado y financieramente inviable que además, se halla paralizado en todo lo referente a sus funciones estratégicas que como cualquier ente de su categoría debe apuntar a desarrollar con el avance del tiempo.

El problema en Argentina siempre es el dinero. Nunca parecen alcanzar los presupuestos y sus asignaciones terminan desviándose a cualquier otro lugar (o a las manos de los vivos) pero nunca para los proyectos designados o estratégicamente prioritarios. Es por ello que en este país a la ley presupuestaria que anualmente sanciona el Congreso se la considera la más importante de todas. Bajo esta dinámica durante los últimos veinte años y en especial en los últimos cuatro, los dineros del PBI se han volcado a la subvención y subsidio para administrar la pobreza y para financiar secretarías y direcciones tan innecesarias como inútiles y que solo sirven para costear ampulosos sueldos de funcionarios nada funcionales.

La democracia argentina ha sido el muestrario más acabado de esta corruptela institucionalizada. Los trajes y las corbatas de los burócratas políticos que reemplazaron los uniformes militares en 1983, han pretendido ser una justificación de este robo continuo que ha llevado a la situación actual. Tanto unos como los otros (de izquierda a derecha y ni hablar de los centristas liberales) han seguido cayendo bajo los engañosos influjos de Washington.

Por supuesto que esto no pudo haber sucedido sin la anuencia y permisión de los mismos ciudadanos que un tiempo después, despotrican contra lo que ellos consagraron. Similar situación se ve los estamentos periféricos al poder político y en especial con los allegados al llamado Peronismo como son los sindicatos (en especial la CGT y Camioneros), convertidos en verdaderos Lobbies oportunistas y grupos de presión contra los empresarios, los sectores y gobiernos no-peronistas.

Precisamente sobre la degeneración socio-político-económica e institucional en la que el país actualmente se vive, ya comienza a mostrar sus inéditos efectos en el campo geopolítico. Sin una moneda con valor sustancial, mucho menos soberana (que es la demostración de ausencia de soberanía política), con una educación elemental en crisis (por una deficiencia notoria de los educadores más dedicados a la actividad sindical que a educar), sin estructura de seguridad interna y ni hablemos de la aniquilación de la defensa exterior (en momentos que más que nunca se hace necesaria), el país en cuanto a su política económica no solo es inexistente sino que, ya se ha convertido en un polo de ventajosas operaciones económicas no ya para Corporaciones extranjeras o incluso otros estados, sino para los simples habitantes de los países vecinos que cruzan las fronteras para llevarse toda clase de mercaderías y servicios por unos cientos de dólares.

De esta manera toda la geografía fronteriza del país se ha convertido en un gigantesco mercado de pulgas que sin estructura macro-económica coherente y solo dedicada a la especulación financiera, con un sistema político archi corrupto que no distingue entre oficialismo y oposición y un gobierno federal (con su sede en la ciudad de Buenos Aires) meramente decorativo sin autoridad institucional, no se puede esperar que el país o más bien, su estado desarrolle los altos temas de una geopolítica propia. En resumidas cuentas, hay un vacío en este campo altamente peligroso que desde hace tiempo (y en lo que se refiere a todas las áreas estratégicas) buscan llenar otros estados imponiendo sus particulares puntos de vista (especialmente el jurídico) que obviamente, atienden solamente a sus intereses.

Para los polos de poder en occidente y también de oriente, la Argentina es un país quebrado e impotente en el cual todo esta por hacer y es allí donde radica su valor como plaza estratégica para los intereses de cada uno de ellos. Sin dudas que los británicos corren con ventaja no solo por la ocupación que mantienen en el Atlántico sur sino, por la complacencia y anglofilia existente (que sueñan con ser parte del Commonwealth) en un núcleo de la elite política y financiera capitalina que bien se identifica con el PRO y otros exponentes políticos del llamado Frente por el Cambio. Todos estos en lo referente a Ucrania se han alineado detrás de la política atlantista que encabeza Washington demostrando esa vocación por tratar de pertenecer a un club sin contar con los requisitos (poder político, fuerza militar e importancia geopolítica) indispensables para su membrecía.

Para peor, hay sectores de la política argentina -del lado del oficialismo y de la oposición- que desde hace tiempo coquetean con esos intereses sin (aparentemente) darse cuenta los riesgos que ello implica máxime si tenemos en cuenta como actores de gran peso geopolítico han violado no solo el derecho internacional y toda la doctrina humanitaria que lo complementa sino incluso, la letra de acuerdos que ellos mismos habían firmado un tiempo antes.

Con este panorama en danza, es evidente la existencia de otra “grieta” que se proyecta en los altos niveles de la política y la diplomacia que se dividiría entre un posible gobierno de pro-atlantistas y otro favorable al multilateralismo que impulsan China y Rusia. En cualquiera de estos escenarios la Argentina no se halla preparada para ser un actor decisivo en cualquiera de estas tendencias ¿La razón? Décadas de degradación y falta de desarrollo lo imposibilita.

El amateurismo de la clase política argentina es imperdonable, pero ello no excusa la que les cabe a sus electores. El público argentino parece estar anestesiado o tal vez más bien, metido en los problemas cotidianos y meramente contingentes que no van más allá de sus propios bolsillos.  En este año de elecciones, la oferta electoral en danza no es nada brillante y en honor al realismo político, ninguno de los candidatos tiene la fórmula ni la fuerza para resolver una situación altamente compleja.

En este trágico y abúlico escenario, los altos intereses del país se ven tironeados en la actual compulsa por el control de la realidad global entre los partidarios de una moribunda pretensión angloestadounidense de seguir sujetando a los estados con el yugo hegemonista y las expectativas de las potencias orientales con China a la cabeza para extender las relaciones comerciales con el resto del mundo.