jueves, 11 de abril de 2019


EN DEBATE




GEOESTRATEGIA DEL AGUA”

La guerra por el petróleo termino siendo una cruenta realidad y desde hace unos años EEUU y sus aliados han comenzado a desandar los planes por concretar su nuevo objetivo geoestratégico destinado a controlar los recursos acuíferos globales ¿Cuál es la situación de Argentina en este peligroso contexto?


Por Charles H. Slim
Mientras el mundo se ve en una constante predica por los conflictos creados por los negocios especulativos sobre las fuentes energéticas como lo son el petróleo y el gas, hay otros recursos que por su carácter limitado no parecen estar en el radio de atención de los gobiernos de los países que los albergan en sus territorios. El caso de la Argentina con el tema del agua potable –de una pureza inigualable- que se alberga en gigantescos acuíferos en el noreste (Acuífero Guaraní que se extiende bajo el subsuelo de Brasil, Uruguay y Paraguay) y el sur del país (Hielos Continentales en la provincia de Santa Cruz y los hielos antárticos) hacen a éste como un objetivo estratégico apetecible y prioritario por parte de las potencias más importantes del globo (entre ellas Gran Bretaña). 

El agua ya es un recurso escaso a nivel global y motivo de serios conflictos entre algunos estados e incluso al nivel regional. Los ejemplos en los países africanos como Eritrea y Somalia o el que mantiene el estado de Israel con el Líbano (desvío del Jordán al lago Tiberiades) y la población palestina (corte del agua potable a Gaza, el desvío del “Wadi Gaza”  y el control de las fuentes de Cizjordania), son tal vez los más insignes en lo que se refiere a los esfuerzos por arrebatar y controlar cursos de agua potable necesarios y vitales para abastecer los asentamientos poblacionales de sus propios conciudadanos.   

El crecimiento poblacional, las deficiencias en la infraestructura sanitaria por falta de inversiones y la corrupción estructural que afecta a grandes sectores del estado, falta de sistemas cloacales eficientes por los mismos motivos, desinterés político por el tratamiento de las aguas servidas por una evidente falta de conciencia,  educación preventiva y el vuelco indiscriminado de las aguas contaminadas sobre las napas y las costas de muchos países, ha causado la presente crisis que no parece encontrar una solución inteligente, salvo algunos pocos casos.

Como recurso vital para la creación y desarrollo de la vida hace que muchos estados hayan tomado el tema como un tema estratégico del cual están determinados a tomar todas las medidas necesarias en pro de custodiar la integridad y propiedad de sus yacimientos y cursos de agua sin caer en las mismas lógicas mercantilistas que se desarrolló con el petróleo.

Precisamente en el este del continente africano, gobiernos con sus revitalizadas aspiraciones coloniales (Francia y Gran Bretaña), multinacionales y corporaciones privadas ligadas a los intereses políticos de potencias occidentales, hace años que se encuentran en campaña por controlar  extensos territorios en lugares como Tanzania y Etiopía con especial punto de interés, en el acceso a los afluentes del río Nilo, que atraviesa Egipto y sus aguas bañan al vecino Sudán.

Aquellos intereses operan de varias formas, pero la principal se camufla bajo los ropajes de ONG y misiones humanitarias con la financiación de firmas privadas que exploran y prospectan muy disimuladamente los territorios que han sido declarados como ricos en el líquido elemento. Una de esas corporaciones dedicadas a explotar el agua bajo el suelo africano es NGBP Global Adaptation Partners que ha centrado sus actividades en los afluentes del Nilo, una región que por éste tema hace décadas que se ha vuelto muy inestable. Lamentablemente no existen tratados internacionales sobre el uso y conservación del agua haciendo el abordaje de este problema, un serio desafío para los estados que se ven explotados o amenazados de ser sometidos a una posible intervención para tal fin.

Las tácticas utilizadas actualmente se basan en una conquista por medio de la persuasión (siendo los medios una parte importante para ello) y obviamente, la de aprovechar la codicia y corrupción de los gobiernos que administran los países que poseen tan valioso recurso. En este sentido, el nivel de cultura y preparación de su población redunda en los objetivos que persiguen estos intereses. Si la población se halla con serios problemas de pobreza y desempleo, de alfabetización y sometidos a gobiernos abyectos, la labor de manipulación será mucho más fácil que la que hay que desplegar en una población –aunque bajo gobiernos corruptos- con alto nivel de educación y preparación per cápita.  Igualmente, la vieja regla de “divide y vencerás” sigue siendo la piedra angular del accionar de estos intereses llegando a crear situaciones de inestabilidad política, caos social, inestabilidad política y militar que facilita su instalación sin controles gubernamentales.  

En los países centrales la gestión y el acceso a sus propios recursos acuíferos es un problema. El caso de los Estados Unidos es acuciante, según un informe realizado en 2007 que pronosticaba que en el término de cinco años de los 50 estados que componen la Unión 36 tendrían serios problemas de abastecimiento de agua potable. Pese a la organización y el omnipresente actuar del gobierno federal en la prestación de servicios, las sequías, el crecimiento de sus poblaciones que produce una sobrecarga en infraestructuras con desperfectos en los tendidos, el derroche imprudente de los usuarios  y el abuso de muchas empresas en el vertido de líquidos químicos de gran impacto ambiental, ha llevado a que gran parte de las fuentes de agua se hallen contaminadas conllevando a una creciente carestía del líquido elemento

En el cono sur donde existen grandes reservorios vírgenes de agua potable, las tácticas para establecer un control para establecer un total acceso a aquellos, ha escalado a niveles similares al ejercido en países africanos o asiáticos, viéndose en el caso de Argentina una progresiva y discreta intervención de fuerzas militares e inteligencia. Precisamente en éste último país, el ingreso de inversiones extranjeras en especial de la mano de las mineras para la explotación metálica y de hidrocarburos, han causado y continúan causando un serio perjuicio en el recurso del agua en los lugares donde desarrollan sus explotaciones. Caso de las provincias de Catamarca, Santiago del Estero, San Juan, Jujuy y Santa Cruz dónde el empleo de sustancias químicas venenosas, debido al no tratamiento de sus vertidos a fuentes de agua naturales o directamente sobre piletones en el terreno que terminan permeándose a las napas de las corrientes de agua subterráneas, las cuales en muchos casos terminan siendo la fuente de abastecimiento de agua potable de las localidades circundantes causando graves afecciones en la salud de los habitantes.

Aquí también se denota la indefensión y debilidad del estado argentino que, además de estar claramente infectado del virus de la corrupción, no cuenta con recursos potentes (legales y materiales) con los cuales moderar y condicionar a las empresas transnacionales que operan la actividad minera dentro de las provincias. Sumado a esto, se debe agregar la ya caótica situación de las redes cloacales tan solo de la provincia de Buenos Aires, que sigue siendo uno de los temas menos tratados y más requeridos en los últimos años a todos los gobiernos que han pasado. La falta de redes cloacales en muchos municipios y de estaciones de tratamiento de aguas negras  causa focos de contaminación de las fuentes de agua de ríos, lagunas y aguas subterráneas.

Como fuese, lo cierto es que los recursos acuíferos en el territorio argentino, se hallan a merced de los intereses extranjeros quienes con la complacencia de los gobiernos de turno y en especial el actual, no tardaran en –democráticamente- apropiárselos para su explotación en beneficio de sus propios países.

lunes, 8 de abril de 2019


EN LA MIRA      



“¿Y LA POLITICA DE LA PREVENCIÓN?”

Crisis política, económica y financiera es una realidad omnipresente en la Argentina y ello a su vez profundiza la referente a la del área de la defensa. El estado argentino no puede continuar con esta incertidumbre ¿Existe una política de prevención para contenerla?




Por Charles H. Slim
 Quedarse quieto en el mundo actual puede significar la eliminación, así de simple. Esto en referencia a las políticas de estado de los países ante una cada vez más agresiva e invasiva política occidental (entendiendo a tal como EEUU y la Europa occidental) por tratar de ganar más espacio dentro de los negocios de la energía con agresivo y especial interés en Oriente. El puño de hierro de Washington ya no está enfundado en un guante florido; por el contrario, se halla desnudo y quienes se ven amenazados por éste no se deben quedar simplemente observando.  

Por supuesto que una política preventiva, representa la elaboración de una concienzuda planificación de estado y por ello tiene una capital importancia ya que de aquella dependerá la supervivencia del estado como tal y la independencia política, económica y comercial de todos sus habitantes. Para ello debe haber una fuerte y sostenida inversión que se dirija al desarrollo de una educación (no confundir con elevar los salarios de un sector docente parasitario e ineficiente) acorde a los cambiantes desafíos tecnológicos y el avance la Inteligencia Artificial como paradigma de ello, hace que deban repensarse las áreas estratégicas y sensibles del estado. Lamentablemente ello es algo que en Argentina aún no se toma conciencia y por ello es que el país como ente político dentro del concierto regional y global, pende de un hilo ya que su soberanía actualmente solo es una cascara de papel mache pintada y nada más.

En este sentido los gobernantes y la casta política argentina (en su amplio espectro y sin diferenciar posiciones) no han asumido la responsabilidad de hacer política para crear un estado sólido y solo se avocan (por claros intereses sectoriales) a temas locales que en vez de buscar soluciones desde el origen y con una visión integral nacional se hallan más interesados en crear un caos e inorganicidad en un estado cada vez más  grande e inútil. En este sentido, la inviabilidad del actual estado que solo sirve para dar puestos de trabajos a familiares, amigos y partidarios del gobierno de turno hace que deba optarse por terminar con esta dinámica viciosa que consume recursos económicos (propios y prestados) para pagar abultados salarios de burócratas inservibles y sus empleados que ocupan secretarias no funcionales y con objetivos irreconocibles.

Ello ha sido (en parte) uno de los factores que ha llevado al deterioro actual de la situación de las Fuerzas Armadas y al postergamiento in eternum de las carencias materiales destinadas al área de la defensa. Un ejemplo de ello puede ilustrar la situación. Mientras el ejército argentino sigue utilizando tácticas convencionales  de combate,  tanques de más de treinta años de antigüedad y equipos de comunicaciones de origen británico (del enemigo), el mundo bélico actual demuestra con crudeza como una pequeña célula de mercenarios bien pagados, entrenados y pertrechados con equipos de miras “Takion” y misiles anti carro de última generación (TOW), pueden barrer en solo unos minutos con toda la fuerza mecanizada argentina. Pero para los políticos que descansan sus ampulosos traseros en sus despachos de la Casa Rosada y el Congreso, eso no sucederá nunca…hasta que suceda.
Marines y personal israelí en Buenos Aires

La defensa fue, sigue y seguirá siendo un factor trascendental para estabilidad y la supervivencia del estado nación que se precie de serlo y no un gasto superfluo e innecesario como plantean los sectores que se pretenden calificarse como “progresistas” (sin entenderse aún que significa dicho término) y una izquierda cada vez más alejada de la realidad. La garra imperialista siempre estuvo allí solo que estaba cubierta con un hermoso guante de seda que no es ni más ni menos que la política de persuasión mediante la diplomacia y la propaganda masiva de los medios de los países centrales.  No caben dudas de que ignorar esto ha traído consecuencias nefastas para los países que como Argentina, se han convertido en meras entelequias administrativas y financieras de negocios foráneos tanto legales como ilegales.

Con ésta situación, los ciudadanos argentinos de a pie no tienen chance de un cambio real para su país, salvo que decidan sacudirse de esta realidad o acepten ser parte, una pieza más en el juego geopolítico y estratégico de norteamericanos y británicos. Los primeros pasos ya se han dado y no quedan dudas de que continuaran avanzando hasta que no queden dudas de cuál es el papel de Argentina en éste rediseño de la geoestrategia global. El gobierno de Cambiemos ha ampliado en forma escandalosa la “cooperación” con el Departamento de Estado norteamericano y con el Foreign Office británico quienes a su vez garantizan la continuidad de este proceso de cooptación política e institucional que, bajo la excusa del combate al narcotráfico y el terrorismo, operan dentro del territorio precisamente desde donde se asienta la estructura de seguridad y la defensa. 
Solamente con el apoyo de estos sectores y de aliados como Israel (quien provee –entre otras- una amplia cooperación en el campo de la inteligencia cibernética en las comunicaciones  y de alianzas internas–siendo el caso D´Alessio y Barreiro elementos de aquello-), un gobierno tan impopular y con señeras facetas de anacionalidad puede quedarse un tiempo más en el poder.

Las actuales y complejas circunstancias económico-financieras del país (esposado al FMI), condicionan seriamente esto y lo peor de todo que las opciones en vista (representadas por el posible regreso de un falso nacionalismo de la mano del Kirchnerismo) son tan malas como la actual administración. Incluso téngase por seguro, que ni la llegada de la misma Cristina Fernández al poder hará que se desmantele la actual e incipiente infraestructura de inteligencia y de doctrina militar importada de regímenes tan oprobiosos; sin dudas, todo seguirá marchando silenciosamente y al amparo de discursos vacíos.

En este mismo sentido hay que señalar que pese a los graves problemas y amenazas que afronta Argentina en materia de control de espacios marítimos y continentales vitales para su desarrollo económico, político y comercial, hay en el actual gobierno un gran interés de que ello no se note o a lo menos, no tomen una entidad relevante, haciendo de la situación creada por las actividades británicas en el Atlántico sur con la cooperación de Chile, un tema deliberadamente ignorado en los asuntos del día del Ministerio de Defensa y su cancillería.

Que no queden dudas de que el asunto del hundimiento del submarino “ARA San Juan” (sometido a un estricto proceso de encubrimiento sobre las pesquisas de sus miles de fotografías sacadas por el buque oceanográfico de capitales británicos) es parte de todo ello aunque, por lo que han sugerido algunas fuentes, que el mismo gobierno argentino habría sido el principal responsable por haber encomendado una misión rodeadas de estos riesgos con un mero interés privado (exploración de una zona de posible prospección de petróleo para inversiones)  ajena a la seguridad nacional.  

Con lo cual se puede advertir que no existe en danza, ningún tipo de política de poner en marcha una planificación estratégica en materia de defensa y seguridad propia que exponga el interés y el compromiso por desarrollar una política de prevención en el área de la defensa, dejando en evidencia una vez más,  la continuidad en el estado de inercia y deterioro para el desarrollo de una estructura nueva y moderna para la estructuración de una defensa nacional a la altura de las amenazas actuales, que en éste caso y de ponerse en marcho hoy mismo, recién podría comenzar a dar frutos en quince años o más.