viernes, 29 de marzo de 2019



EN LA MIRA



“JUEGOS DE GUERRA”

Cuánto tiempo más deberá soportar la población árabe palestina las arbitrariedades y los crímenes de un estado invasor


Por Javier B. Dal
Cae la noche en Palestina y las luces de Gaza comienzan a encenderse en medio de las alarmas de un inminente ataque aéreo y naval por parte de las FDI. Los colonos judíos de los asentamientos de Eshkol,  Shaar Hanegev y Sdot Negev sacan sus reposeras para disfrutar de un espectáculo aterrador que pronto dará inicio. Así se vivía por parte de los colonos israelíes el terror que debían sufrir los palestinos de la Franja de Gaza. En muchos, caras de algarabía y sonrisas, nada nuevo en todo esto, dejando en evidencia el profundo odio y racismo que anida en una parte importante de la población israelí.

Desde el anochecer del 25 de marzo, los aviones israelíes y sus obuses de tierra y mar no han dado clemencia a la población palestina de Gaza, causando una cantidad abrumadora de heridos y muertos entre la población más vulnerable. La zona céntrica se vio golpeada por potentes bombas de 500 kg y lluvia de fósforo blanco iluminando las siluetas de los edificios cercanos. Los argumentos de Tel Aviv para estas bestialidades son las supuestas “ofensivas” de Hamas que acusan el disparo de cohetes a las colonias judías cercanas a Gaza. Pero las fuentes palestinas acusan a Israel de haber estado lanzando ataques previos y a causa de ellos, Hamas y otras facciones de la resistencia palestina habrían decidido responder con todo lo que puedan.

Pero el inicio de la escalada israelí se habría dado por el ataque con vector palestinos disparado desde el interior de la Franja. En lo referente al único cohete que fue disparado desde Gaza sobre el asentamiento de Eshkol y que no cayó en ninguna parte –usado como excusa para la campaña de bombardeos actual-, según comunicaron las fuentes palestinas fue disparado sin autorización de los movimientos de la resistencia Hamas ni de la Jihad Islámica.

Igualmente, ello fue la excusa perfecta para Netanyahu y Cia. La desproporción que acusa el uso de la fuerza israelí no es nueva. Contraria a toda la legislación humanitaria internacional (Entre ella de la misma Carta de Naciones Unidas), Tel Aviv ha cometido ingentes e incontables crímenes contra las poblaciones civiles de toda Palestina, siendo la Franja de Gaza su más encarnizado y claro objetivo por erradicar.

Y es que, jugar a la guerra contra milicias a pie y con armamento obsoleto es fácil de sortear para el ejército más poderoso de la región, con lo cual estamos en presencia de un abusador con todas las letras. Otro cantar es cuando debe hacer frente a combatientes que se hallan medianamente a su altura como el caso de “Hezbolla” o el ejército árabe sirio, de quienes ha preferido evadirlos en una confrontación directa con sus acostumbrados golpes agazapados.

Pero con los palestinos es más fácil y movilizar varias brigadas mecanizadas con infantería ligera a pie, no representa un riesgo ante Hamas siempre y cuando, se hallen cubiertos por la aviación. Además no pierdan de vista que Tel Aviv emplea muchos mercenarios en las filas de las FDI con lo cual trata de frenar los crecientes casos de soldados con problemas de conciencia (que terminan con problemas psicológicos y psiquiátricos)  y un alza de suicidios entre ellos y tal vez lo más importante para los férreos sionistas es que, se reduce el derramamiento de sangre judía; después de todo, hay suficiente dinero como para alquilar criminales de los cuatro rincones del globo. Al mismo tiempo y desde comienzos del 2018, los pobladores de la Franja de Gaza y de otros lugares, han estado concurriendo a la llamada “Marcha del regreso”, una manifestación popular que se volvió masiva y que pese a la brutal represión ejercida por Israel, hoy continúa activa.
Niños palestinos rescatando sus cosas tras el bombardeo israeli

Precisamente en momentos que la aviación israelí lanzó sus primeros ataques este 25 de marzo sobre la ciudad de Gaza, los francotiradores israelíes apostados en zonas altas cercanas al desarrollo de la manifestación asesinaron a dos jóvenes palestinos que estaban en esos momentos en el Campamento “Bureij”, levantado por los palestinos en el borde de la alambrada colocada por Israel.

Uno de sus confesos autores políticos e intelectuales de ésta política de neto cuneo sionista es el ex ministro de defensa Avigdor Lieberman quien además de defender estos asesinatos, solo es uno más,  de un colectivo mucho más grande dentro de la comunidad judía mundial que aplaude y apoya la comisión de estos crímenes de lesa humanidad. 

Desde el régimen liderado por Benjamín Netanyahu, hay una clara y obscena política por tratar de erradicar a cualquier costo a la población palestina en general y la de Gaza en particular , buscando todas las excusas posibles para acelerar una “solución final”, como paradójicamente lo buscaron los nazis con los judíos europeos en el siglo XX. Ello ha despertado el desprecio de muchos ciudadanos judíos tanto dentro como fuera de Israel y ello ha creado una grieta dentro de la misma comunidad, aunque no se quiera reconocer.

Desde la instalación del estado de Israel en 1948 y desde allí durante décadas los subsiguientes gobiernos que vinieron, se procuró mantener en silencio las políticas estatales del ente que siempre estuvieron dirigidas a expulsar a los habitantes nativos árabes de todo el territorio palestino para reemplazarlos por habitantes de origen judío en la diáspora. Parece loco o incluso, un delirio paranoico, pero los ingenieros de estas intenciones desde aquel entonces,  llevaron adelante varios programas que se convirtieron en operaciones que involucraron la expropiación forzada de territorios y la expulsión de los árabes palestinos y a su vez, la suplantación por judíos traídos desde otros países. Una de las consecuencias de aquellas aspiraciones es la existencia de la hoy conocida “Triple frontera”, cuyos habitantes originarios de origen árabe llegaron por las gestiones de una compleja y muy costosa operación montada por Israel allá en la década de los cincuentas y sesentas, con la esperanza de deshacerse de la mayor cantidad de árabes palestinos posible.

Por supuesto que para llevar adelante todo ello, hubo mucho dinero en danza  que compro las voluntades de políticos y militares corruptos de los países que terminaron jugando a favor de lo que Tel Aviv dispuso en ese entonces.

Hoy Tel Aviv apuesta por adueñarse de todo el territorio palestino sin necesidad de negociar nada y para ello ha recibido una colaboración invalorable de Donald Trump y su administración compuesta –no casualmente- por reconocidos militantes sionistas tanto judíos como no judíos que cabildean en el congreso.

Si bien los israelíes cuentan con la superioridad militar y de recursos tecnológicos de última generación –posibilitados por el apoyo de EEUU- que les facilita estar por encima de las milicias palestinas, ello no les ha bastado para doblegar a la voluntad de la población árabe y mucho menos, argüir algún grado de moralidad en sus acciones.

Por su parte la población palestina ha demostrado estar más allá del heroísmo y el martirio, soportando además de las brutales e indiscriminadas acciones de las fuerzas militares israelíes, de las siniestras tácticas de eugenesia para tratar de dañar la salud de las mujeres palestinas rociando con Drones y aviones, elementos químicos (algunos perceptibles) y cortando el suministro de agua potable de Gaza obligando a los palestinos que allí se hallan encerrados a tomar aguas altamente contaminadas.  

Los últimos eventos en Gaza no son nuevos. En realidad desde el año pasado, los aviones y los helicópteros israelíes han estado lanzando esporádicos pero destructivos ataques contra blancos en el centro poblado de la franja mientras al mismo tiempo y como una forma por tratar de justificar estas mostruosidades, sus grupos de tareas tratan de hacer creer que existe una alianza entre “Hamas” y el “Estado Islámico”. Que ello no se halla hecho público por los medios, no quiere significar que no haya sucedido. A estas alturas no es necesario aclarar el porqué de ello y quienes son los que sostienen a las corporaciones de medios occidentales. 

Igualmente y pese a todo esto, hay algo positivo que puede sacarse a concluir y ello es, que pese a la gran influencia desplegada por Tel Aviv y sus organizaciones sionistas alrededor del mundo que tratan de argumentar estas masacres como acaecidos en el marco de “enfrentamientos”, no logran callar ni esconder los crímenes contra la humanidad y solo es cuestión de tiempo para que los responsables sean llevados a una Corte Penal Internacional más empoderada e independiente de lo que lo es ahora.

miércoles, 27 de marzo de 2019


VETERANOS DE AYER






“EL ROL DEL OP. ALFIL EN 
LA INTELIGENCIA DE LA GUERRA DEL GOLFO”

Aspectos operacionales llevados adelante por la flota aliada y su papel en las tareas de inteligencia en la Crisis y guerra del golfo




Por Charles H. Slim
Continuando con la extensa casuística de hechos que formaron parte de la llamada “Guerra del Golfo” de 1991, vamos a repasar algunos aspectos muy poco conocidos por la opinión pública en general pero de la argentina en particular ya que como hemos venido estudiando, no existe aún una conciencia clara de cuales fueron los alcances y las incumbencias a las que se vieron sometidos los efectivos de la Armada Argentina en el Teatro de operaciones bélico de aquel entonces.

Los eventos que se desataron desde aquella misma madrugada del 2 de agosto de 1990 cuando los iraquíes cruzaron la frontera kuwaití ya estaban previstos por el Pentágono. Desde meses antes los aviones “E-3 Sentry” AWACS (Airborne Warning and Control Systems) y el comando satelital NORAD (North American Aerospace Defense Command) venían monitoreando los movimientos del ejército iraquí sin que en esos momentos ello hubiera causado  inquietudes  en la Casa Blanca. Bush, Powell y obviamente el entonces secretario de estado James Baker conocían esto. A la distancia a nadie le queda dudas de ello, salvo el caso de algunos aliados de entonces –caso del gobierno de Argentina- que ni siquiera se informaron y evaluaron como evolucionarían los eventos. Hussein no se salió con la suya (como arguyeron varios personeros en esos momentos), fue Washington quien usándolo para sus propósitos, lograron lo que necesitaban: La excusa perfecta para entrar a la región. 

En ese sentido el rol de Naciones Unidas y su función de mantenedor de la paz fue claramente un fracaso. No solo no hubo paz sino que incluso se le relego de las actividades que se designan en el capítulo VI y VII de la Carta que habría dado la legitimidad para que se conformara una fuerza militar bajo los auspicios y el control operacional de la organización. Como es sabido, nunca hubieron cascos azules en las operaciones que se desarrollaron en el TOK[1], sino fue mucho más tarde, una vez finalizada la guerra con la firma de la rendición en la base iraquí de “Safwan” en marzo de 1991, y fue allí cuando se  conformó una fuerza de paz y de observadores el 9 de abril de ese mismo año (UNIKOM).

Regresando a las incidencias que ocurrieron antes y durante las acciones bélicas, debemos tener en cuenta que en esos momentos, los movimientos de tropas, carros y suministros iraquíes eran perfectamente monitoreados por los satélites de vigilancia estadounidenses aunque, cierto es de señalar, que los iraquíes en cierta medida estaban conscientes de estas capacidades de sus anteriores amigos y fue por ello que tomaron varias medidas exitosas para confundir a los agresores.

Pero veamos uno de los aspectos pocos conocidos de aquella guerra y de la cual, todos los partícipes –incluyendo a la Argentina- ejecutaron bajo la dirección de los comandos de operaciones liderados por los EEUU, actividades preparativas y encubiertas antes y en pleno de las hostilidades. 
Nos referimos a las operaciones de inteligencia y contrainteligencia, las cuales fueron clave para el desarrollo de las acciones militares contra los objetivos iraquíes en Kuwait e Iraq. Uno de los documentos más destacados denominado Excutive Summary elaborado en julio de 1991 (Clasificado por CINCCENT y desclasificado unos años más tarde por la OADR), determina con precisión el alcance de las misiones y sus partícipes durante las operaciones “Escudo del desierto” y “Tormenta del Desierto”. Allí se detalla la importancia central en recopilar y producir información capaz de lidiar con un “enemigo íntimo” y altamente preparado para combatir en un terreno con el cual estaban familiarizados.

Sobre aquello, no hay que olvidar que Washington conocía al milímetro las existencias del número y clase de armamento en los búnkeres y bases de las Fuerzas Armadas iraquíes, gracias a la estrecha colaboración forjada años antes en el marco de la guerra impulsada contra Irán.  Pese a ello, se supo que Saddam Hussein nunca confío en sus socios americanos y fue por ello que ordenó el traslado continuo de varias instalaciones estratégicas conllevando a que muchos de los objetivos que fueron bombardeados durante la guerra estuvieran vacíos.

El capítulo que inaugura este documento se refiere a la decisiva importancia que fue el sostenimiento de los requerimientos logísticos que sostuvieron las operaciones militares de la primera línea. El caso del “Op. Alfil” compuesto por una corbeta y un destructor de la Armada Argentina, (según documentos reservados) su actuación dentro del Teatro de Operaciones gravito entre la segunda y tercera línea (comprendiendo un total de tres en grado concéntrico) algo de lo cual, constituyo un importante antecedente del alcance de las operaciones que se realizaron tanto en la faz previa como en el pleno de las hostilidades. El operativo argentino compartió actividades y con similares tareas junto a la misión canadiense (Operación Fricción), habiéndose –según evaluaciones del Pentágono- complementado altamente eficiente.
vecinos iraquies contemplando los efectos de las bombas en sus casas

Estos grupos de tareas conformados por cada país que se alió a la Coalición angloestadounidense y que en la faz naval se subordinó a las órdenes del Almirante Stanley R. Arthur, no solo llevo a cabo las tareas operacionales de interceptación e interdicción para ejecutar el embargo que autorizó Naciones Unidas sino que en pleno de la “Operación escudo del Desierto”, previa a las hostilidades, jugaron un papel crucial para mantener controlada la actividad marítima en el Golfo y para ello, sirvieron indirectamente a las tareas encubiertas de la inteligencia electrónica (SIGINT) trasmitiendo y retrasmitiendo señales dentro del Teatro de Operaciones con el objetivo de despistar a las fuerzas iraquíes (Niebla). Esto tuvo vital importancia al momento de lanzar el ataque en las primeras horas tras vencer el ultimátum ya que, con ello se interfirieron las comunicaciones y los sistemas antiaéreos de origen soviético que poseían los iraquíes tanto en Kuwait como en Iraq.

En aquel sentido, cada grupo de tareas en el mar eran los ojos del CENTCOM de cara no solo para evitar ataques iraquíes sino también de posibles acciones desde Irán. Para ello, la instalación de sistemas de guerra electrónica (entre ellos el GPS) y antenas en las unidades navales,  sirvió para establecer en el mapa de operaciones, un posicionamiento en tiempo real de las actividades de los grupos de tareas.

Durante años, esta gravitación parece haberse mantenido en el más estricto secreto, al menos en lo que respecta a lo que la Armada Argentina se refiere ya que, según fuentes confiables dentro del Ministerio de Defensa de épocas del gobierno de Fernando De La Rúa (comienzos del 2000), no existían antecedentes oficiales o informes disponibles en sus archivos para la consulta referidos a las acciones de los buques que habían conformado aquel grupo naval que –como señala aquel informe-  fue parte de los 800.000 hombres y mujeres que conformaron la “Coalición aliada” contra Iraq y que se reporta en el informe como de gran mérito.

La participación naval argentina fue decidida a partir de lo determinado en la cumbre llevada adelante tras la el acuerdo arribado en la “Conferencia de Planeamiento Naval”  realizada el 9 de septiembre de 1990 en Bahrein (influenciado por Londres) bajo los auspicios de EEUU. Es a partir de estas conversaciones donde varios países –entre ellos la Argentina- aceptan ser parte de una coalición con miras a presionar a Iraq. Recuerden que inmediatamente de concluida esta conferencia el presidente Menem ordena a su Estado Mayor Conjunto alistar las unidades que se encontraran en condiciones para una larga travesía y obviamente, para afrontar un escenario complicado.

Fue así que el 25 de septiembre zarparon bajo el código “GT.88”, el destructor “ARA Brown” y la corbeta “ARA Spiro”. Producto de esta conferencia se logró presionar a Naciones Unidas para que elaborase las resoluciones 666 y la 669, como base legal para imponer un embargo marítimo contra Iraq, no tanto para hacer valer la ley internacional sino más bien como un factor de presión más, una táctica claramente hostil orientada a minar políticamente al liderazgo iraquí ante su pueblo y obviamente también para debilitar las defensas iraquíes ante una ya advertida e indetenible campaña bélica.  

También se deja constancia del éxito de las operaciones de intercepción e interdicción marítima ejecutada por la flota aliada en la cual participaron unidades navales argentinas (Conf. Res. Consejo de Seguridad 665), señalando en este informe, que dichas acciones degradaron en grado sumo las condiciones comerciales y de la infraestructura económica del país árabe, aunque ello –a la vista de los analistas en Washington- no bastaba para cumplir con la misión central; con lo cual y pese a ello, había que proseguir con una operación militar a gran escala.

Como parte de las tareas de la flota aliada estaba la custodia de la ruta de abastecimiento por la cual, según este informe, se transportaron 1.7 billones de galones de combustible sin el cual no se habría movido la maquinaria que se desplego en Arabia Saudita.

Allí también se detalla como los informes previos a esta guerra, ya determinaba como contener o mejor dicho, como resolver el asunto de un Iraq potencia con aspiraciones regionales, dejando entrever cual fue la verdadera naturaleza de la intervención estadounidense. También se lee como el Comando regional USCINCCENT a cargo de monitorear las posibles penetraciones de la Unión Soviética en el Suroeste de Asia hasta finales de la guerra fría ya delegaba gran parte de sus tareas al USCENTCOM que había sido creado para ejercer jurisdicción de control y vigilancia electrónica más específica en el Medio Oriente teniendo como principal aliado a Arabia Saudita.

En esta estructura de exhaustiva planificación y de muy bien previstas acciones fue que ingreso la Argentina sin haber tenido, para contener sus efectos, una propia agenda de contingencias que estudiara los pormenores de una situación a la cual no se habían entrenado en específico. Sin dudas que el factor improvisación les jugo a favor pero no puede esperarse que ello se mantenga en una forma constante y para siempre. Pese a ello, las tareas encomendadas fueron acometidas con éxito y profesionalismo, incluso en aquellas de inteligencia de las que nunca supieron que estaban llevando a cabo.


[1] Teatro de Operaciones de Kuwait