sábado, 20 de abril de 2024

 

PLOTTING THE COUNTER-ATTACK

Why might Netanyahu and Colleg's desire for revenge be riskier than calculated?

 

By Sidney Hey

In the end, the Iranians did it and that's not all, through operation “True Promise” they kicked the IDF's ass. Of course, if you were informed by what the TV and radio stations of the established media said, forget it, you haven't heard anything, or rather, you have only seen what your governments have wanted you to see. What has been described in these quarters as an “unprecedented attack” or even a “terrorist attack” was in fact a retaliation in response to the Israeli air strike on April 1st that blew up the Iranian consulate in Damascus.

To understand why this happened, one has to go back to the root causes, and that is something the Western Establishment media refuses to do.

But beyond the historical-political justifications, let us look at the consequences of the Iranian attack and the considerations Tel Aviv is taking into account for a response against Tehran.

The media in the West (and in Argentina of course) showed on their screens the dance of lights and explosions at night in Israel as a result of the interception of the missiles with the batteries deployed in strategic sites in Tel Aviv and other cities of the “Iron Dome” system. Alongside these images, the journalists, following the Israeli script, added over-acted victimhood comments in favour of Israel and the experiences of Argentinian citizens living there. As they say here, “pure smoke”.

The same could be seen -and how could it be otherwise- on the BBC, on CNN and on the breaking news in Australia, which right now are cranking the machine to prepare public opinion on why it would be good for Netanyahu to launch an attack against Iran, honouring the customary subalternity that the government of the big island has with the geopolitics dictated by Washington DC.

But the effects of the attack would have been far more damaging and worrying than the actions of Netanyahu's cabinet and dutifully reproduced in the mass media. Although Tel Aviv intercepted a large part of the drones and missiles entering its capital, the same did not happen at other points where the hacking of the Iron Dome's computer system has been hinted at.

In addition, pressure on the Australian government from Netanyahu's office to join a warmongering adventure against Tehran under the pretext of aggression is causing speculation in Canberra when there is no doubt that such an idea should be dropped. It would be an intelligent contribution to peace if PM Anthony Albanese did not allow himself to be pressured by the butcher of Tel Aviv.

But what these brilliant politicians do not seem to realise is that Iran would not only be testing Israel, but all its allies.

It is also noticeable how Zionist propaganda tries to see this attack as a supposed victory because, according to some in these quarters, it would have diverted attention from what Israel is doing in Gaza and that this has realigned its hesitant European allies, but that is not so. This way of seeing things is akin to the messianic thinking that underpins Zionist ideology in which God has put them above anyone who is not Jewish and therefore they can walk all over them.

Last Saturday's attack made it clear that Israel is no longer unpunished and it is quite possible that Iran has taken this opportunity to measure and calibrate new weapons and possibly those will be the ones that hit the military bases that Tel Aviv has refused to recognise.

Israel has not yet achieved its main purpose of emptying the Gaza Strip of Palestinians, but it hopes to do so with its plans to attack Rafah. These plans could be set in motion by keeping the Iranian attack hot as a way of diverting public attention, which it would achieve with the ever-ready cooperation of the media.

But beyond these desires, reality prevails. Israel is not a power in its own right and depends (as has become abundantly clear) on material assistance from the US and its European partners. On the latter point, it is worth noting that some of the drones were intercepted by Anglo-American, French and Jordanian aircraft. To carry out two undertakings such as an offensive in Rafah and a counter-attack on Iran in retaliation for the missile barrage of Saturday 14 April is too much.

It is not only a question of cost and force management, there is another problem that Tel Aviv and in particular the media in the West are silencing and that is... Hezbollah. The northern border of what the Islamic resistance calls “occupied Palestine” has become a powder keg creating a sense of insecurity that among other consequences has pushed thousands of settlers to flee southwards and many others to return to their respective European countries or to the US.

 

 

 

miércoles, 17 de abril de 2024

 

UN DIBUJO JUDICIAL

¿Por qué es muy sospechosa y a la vez conveniente la repentina resolución de la Cámara de Casación federal sobre los atentados de la embajada y la AMIA?

 

Por Charles H. Slim y Yossi Tevi


Si hay algo en la Argentina que no cambia con el paso del tiempo, es la administración de justicia que dicho sea de paso, no es lo mismo que el valor justicia. Una es el conjunto de edificios y burócratas que conforman este poder del estado y otro, el propender a impartir justicia. Acostumbrada a moverse al ton de la administración política de turno, la “justicia federal argentina” no ha dejado de lado este reprochable hábito, que en las actuales y muy complejas circunstancias geopolíticas en las que los Milei insertan al país, debiera primar la prudencia y el verdadero ejercicio de ese valor.

El jueves 11 de abril una noticia puso en autos sobre lo que menciono. La repentina (y muy conveniente) resolución expedida por la Cámara de Casación sobre las causas embajada de Israel y AMIA difundida a bombo y platillo por los medios de la capital, me dio una sensación extraña, tanto como los aparentes fundamentos de lo resuelto. En realidad, más que informar la conclusión fundada de dos causas que estuvieron por años frizadas en “letra”, se trató de un golpe mediático ajustado a la nueva sintonía política en “La Rosada” con finalidades estrictamente geopolíticas.

Sin más fundamentos que las apariencias plantadas por operadores al servicio de las agencias de inteligencia Mossad y la CIA, los camaristas han entendido muy convenientemente que los responsables de aquellos ataques fueron la República Islámica de Irán y (por supuesto) Hesbollah. “Fin”.

Con ello, Buenos Aires se pone a tono con la geopolítica estadounidense y a la vez trata de lavarle la cara al estado de Israel que ya causado un genocidio de más de 33.000 palestinos asesinados y contando más el ataque terrorista a la embajada iraní en Damasco perpetrado el 1º de abril último que abrió la puerta para que Irán ejerciera su legítimo derecho a una respuesta la cual (y aunque los medios israelíes y locales no mencionan) fue dura y muy precisa[1].

Si tenemos en consideración este último evento, pareciera que Tel Aviv esperaba la réplica iraní para usarla como argumento político con el cual influir en esta repentina decisión judicial.

Pero, aunque ese sería el plan del actual gobierno argentino, no debería de entrometerse e influir en las decisiones de la justicia, si es que en realidad fuese independiente ¿Acaso es una sorpresa esta clase de intrusiones intrapoderes? Tan escandalosa es esta conclusión, que a la secuencia procesal, histórico-temporal y los elementos que debieran probar su argumentación, simplemente no existen.

Tanto el atentado de la embajada de 1992 y el de la AMIA de 1994 presentan inconsistencias, contradicciones y hechos que han sido pasados por alto desde el inicio de las investigaciones. Ambas son grandes ejemplos de lo que es “dormir” causas judiciales cuando hay involucrados muy influyentes que no deben ser expuestos en el expediente judicial. Lo único que se mostró en cada una de estas causas fue la imperiosa necesidad de desviar las pesquisas a hipotesis bien limitadas y estereotipadas. Así, en el inicio se achacaron estos ataques a una célula de neonazis, luego a los palestinos de la “Yihad Islámica”, luego a los sirios y ya dos años después tras el segundo atentado y rodeado por un gran interés geopolítico, se decidieron por centrarse en Irán y el Hesbollah libanes.

Nadie al parecer reparó en esta veleidosa y maniquea propuesta de candidatos a culpar y que incluso más tarde fue desmentida por el mismo Mossad desde Tel Aviv.  El público en general menos aún ha estado al tanto del contenido de dichos expedientes y las incongruencias documentadas de algunos periodistas que en los micrófonos decían (o notas) una cosa y sus declaraciones entre las cuatro paredes del despacho del juez, todo lo contrario. Con esto y durante treinta años los intereses que se esconden detrás de los medios pudieron manipular a la opinión pública planteando un relato islamófobo y a los posibles y convenientes autores de ambos ataques ¿Es normal que esto ocurra?

A pesar de algunas medidas políticas y designaciones para reactivar ambas causas (como la del Dr. Alberto Nisman), nunca se sumó un solo elemento comprobable que ayudara a ello. En este sentido, la famosa denuncia del Dr. Nisman implicando elípticamente a Irán como el autor de esos ataques no solo estuvo huérfana de pruebas sino, que y que por dicho motivo fue desestimada en siete instancias. Incluso hasta la sospechosa muerte de éste fiscal en 2015 (y de la cual el agente Pacher estuvo al tanto) ha estado sometida bajo un halo de total incertidumbre, meras suspicacias y operaciones judiciales que demuestran que alguien muy influyente se esconde detrás del telón y que no es precisamente CFK y su pandilla de revoltosos setentistas.

Se puede decir con mucho, que los interesados en encubrir a los verdaderos autores responden a un poder que está más allá de la famélica influencia estatal argentina o de una organización terrorista.

Siguiendo con esta mirada crítica, podemos ver que a la artificiosa lista de sospechosos para colgarles este crimen, se les escaparon algunos sin argumentar por qué. Por ejemplo, hay quienes señalan que se dejó de lado la pista siria por el estrecho lazo que existía con la familia Menem, pero también se dejó de lado otra hipotesis conducente pero muy incómoda (en especial para las autoridades políticas de la comunidad) como es la pista del extremismo judío -sucesores del grupo Leji[2]-  ligado a los colonos ilegales que no solo operaba en los territorios ocupados sino, que en ese preciso momento estaba en pie de guerra contra el primer ministro Rabin[3].

El actual y obsecuente alineamiento del gobierno de los Milei con Israel y Washington es el motivo por el cual la Cámara de Casación sacó este engendro jurídico que tiene como claro fin, convertir a Irán en la cabeza de turco de estos crímenes. Pero ¿Por qué ahora?

Sin dudas que la motivación se apoya en la espiralización de la violencia en Oriente medio especialmente tras el ataque israelí contra la embajada de Irán en Damasco, un acto terrorista que ha representado una declaración de guerra y que dio lugar a la captura del portacontenedores israelí “MSC Aries” en el estrecho de Ormuz y la respuesta del 14 de abril en la que los misiles y Drones del El Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica de Irán (CGRI) golpearon entre otros puntos, el aeropuerto internacional Ramón, la base aérea Nevatim (desde donde salió el F-35 que bombardeo el consulado iraní en Damasco) y la base de misiles en el Monte Hermón.

Queda esperar y más allá de la sobreactuación, que la obsecuencia del gobierno de los Milei y su posicionamiento ante esta crisis no implique actos de irresponsabilidad con participaciones militares o implicaciones en operaciones de inteligencia que arrastren al país a un punto de no retorno, salvo que (como se advirtió en la reunión de gabinete de su gobierno) sean otros quienes conducen la política exterior del país.



[1] Según fuentes dentro de Palestina, varios misiles cayeron sobre bases militares israelíes causando grandes explosiones. Entre los blancos golpeados estuvieron el aeropuerto Ramón, la base en el monte Hermón, la base Nevtim y otros emplazamientos no precisados. Parte de esos golpes fueron filmados y pueden verse aquí: https://spanish.almanar.com.lb/955055 

[3] El Primer ministro Yizack Rabin fue asesinado el 4 de noviembre de 1995 por uno de los colonos extremistas de la misma rama. https://es.wikipedia.org/wiki/Asesinato_de_Isaac_Rabin

lunes, 15 de abril de 2024

 

MAS ALLÁ DE PUTIN

¿Por qué la OTAN ha sido el gran responsable de realzar la figura del presidente ruso Vladimir Putin y de perpetuar su producto geopolítico el BRICS+?

 

Por Charles H. Slim

Cuando el presidente ruso Vladimir Vladimirovich Putin advirtió ante una atenta audiencia en la Conferencia de Seguridad celebrada el 10 de febrero de 2007 en Münich sobre un constante y peligroso avance de la OTAN y sus socios hacia el este, al descredito del entonces secretario de la OTAN Jaap de Hoop Scheffer, la mayoría de los medios en occidente no le dieron mayor importancia e incluso se tomaron a la ligera lo que se estaba exponiendo. Siete años después de aquel evento vimos materializarse en el golpe de estado del Maidan en Ucrania una parte de aquellos temores y pese a las pruebas de la injerencia atlantista en aquel evento, ni Naciones Unidas ni los organismos de justicia internacional hicieron nada por frenarlos.

Por aquel entonces el “sistema internacional” claramente influenciado (y ciertamente corrompido) por Washington comenzaba a resentirse producto de una creciente oposición de la opinión pública global a las políticas belicistas e invasivas de Washington y sus aliados atlantistas, que pusieron de manifiesto aberraciones contra los derechos humanos en especial con los casos de Afganistán, Iraq y el asunto de Guantánamo. En esas circunstancias la personificación de George W. Bush como el artífice y responsable de todo aquello fue una manera (inútil y crédula) por tratar de mantener a salvo la imagen de los EEUU y en especial, a ese sistema de cosas que permitió concretar sus atrocidades.

Así como Bush no pudo hacer todo aquello y ser el único responsable del millón y medio de iraquíes asesinados, de otros millones que debieron huir o ser desplazados y de todo el dolor causado, Vladimir Putin en un sentido inverso, fue quien tras intervenir en Siria logró erradicar las bandas terroristas que respondían a agencias de inteligencia occidentales y puso una regla para que no prosperasen.

Así mismo, ha sido quien materializó la idea del multilateralismo. En ese camino, invita a construir una geopolítica multipolar como alternativa a la hegemonía angloestadounidense y que se traduce en el agrupamiento de países del sur global en torno a los BRICS+. Ha sido el producto de la organización inteligente de un estado ruso renovado acompañado por instituciones modernizadas y funcionales administradas por la dirección de un estadista sin parangón.  

Esta alternativa multipolar ha representado para lo que se denomina “sur global”, una esperanza de un proyecto de relaciones internacionales más equitativas y coherentes, separándose de las demenciales y peligrosas políticas angloestadounidenses -y de sus aliados- que durante los últimos 30 años han llevado al caos a vastas regiones del mundo con las consecuencias que hoy presenciamos.

Esta creación que va en un crecimiento paulatino, sin duda sobrevivirá a Putin y más allá de la costosa propaganda demonizadora de los medios occidentales, existe un consenso en ambos hemisferios sobre sus indiscutibles capacidades como estadista-visionario y los logros que ha cosechado en esa función.

Putin no surge del lanzamiento de la Operación Especial sobre Ucrania en febrero de 2022, ni es el único responsable por esta compleja maniobra. Tras de sí hay tres décadas de un marco circunstancial que los medios occidentales -incluidos los argentinos- desenfadadamente adeptos a Washington y Bruselas gustan de tapar. Pero no se puede abordar un tema y un punto de vista, en especial de la geopolítica, sin situarlo en el debido marco referencial.

Si se quiere entender un problema hay que ver la película entera y no fotogramas sueltos como ha sido el artilugio de los medios en la región y que hoy se busca repetir con lo que sucede en Oriente Medio.

La llegada de Putin al poder se dio en medio de una administración incapaz de controlar y menos aún resolver la caótica situación de la Rusia de la pos guerra fría. Como suele recordar el mismo Putin, “Boris Yeltsin hizo lo que pudo” sin inquirirle mayores responsabilidades por su calamitosa gestión.

Ciertamente que Yeltsin no podía hacer más y eso era funcional para Washington y en especial, para los planes que ya había puesto en marcha desde el mismo instante que los alemanes comenzaron a derribar el muro en Berlín. En vista a ello, Putin sabía que los estadounidenses y sus socios europeos no se detendrían en su avance hacia las fronteras de la joven Federación y aunque el joven Putin poco podía hacer para evitarlo, fue algo que siempre tuvo como objetivo muy claro y a mediano plazo para resolver si quería ver florecer a su nación.

Obviamente que el cambio de un Yeltsin con serios problemas de salud por un Putin vigoroso y conocedor de los intersticios del estado representaría a la larga una calamidad para los intereses angloestadounidenses, aunque esta muy claro que el Departamento de Estado y la misma CIA no pudieron preverlo o simplemente lo menospreciaron. Es más, de seguro que subestimaron sus capacidades y como de costumbre, solo se quedaron en el estereotipo sin profundizar en la realidad del propio hombre, su carácter y las circunstancias que lo rodeaban.

Ese mismo prejuicio primó en la Cumbre de Münich y fue por ello que no dieron importancia a las advertencias de aquel Putin creyendo que solo serían palabras sin una sustancia.

La misma subestimación se vio en la preparación e instigación (en la que se comprobó la participación de la señora Victoria Nuland y el embajador estadounidense en Kiev Geoffrey Pyatt) de los hechos del Maidan de febrero de 2014, con la velada pero equivocada expectativa que podían salirse con la suya, imponiendo relatos -como lo hicieron en Libia allá por 2010- completamente manipulados sobre lo que realmente había ocurrido en Kiev.

No olvidemos que en esas circunstancias, aquel Putin en una maniobra política de sagacidad y coraje, tomo la decisión de intervenir para controlar a la península de Crimea cortándole las expectativas a la OTAN de ingresar para apoderarse de su estratégica posición y así concretar lo que realmente estaba en los planes de Washington y Bruselas.

Desde entonces la presión sobre la Federación, a la cual se le agregó la guerra en Ucrania y que lleva a cuestas Putin ha sido incesante y pese a ello, ha logrado reiniciar la economía rusa y sostener a la Federación pese a las sanciones unilaterales de EEUU más allá de lo que cualquier asesor en Washington ha podido prever.