jueves, 20 de febrero de 2020



“UNA ENSEÑANZA ESTRATEGICA”
Cómo la dependencia tecnológica y la obsecuencia política de gobiernos débiles y corruptos han generado ventajas estratégicas para algunos y el perjuicio para muchos otros. Argentina: El Peligro de la estupidez perpetua


Por Charles H Slim
Una de las enseñanzas más conocidas y clásicas de la forma de infiltrarse dentro del seno de un pueblo enemigo es sin dudas la leyenda del “Caballo de Troya”. Aquella historia narra la artimaña tramada por los griegos en su guerra contra los troyanos para poder penetrar en la fortaleza de Troya, la cual se ubicaba en el extremo de la peninusla de Anatolia, Turquía. Apelando a la vanidad de sus enemigos y mediante el engaño, los griegos a modo de obsequio fabricaron un gigantesco caballo de madera que simulaba una estatua sólida pero que en realidad, ocultaba en su interior un compartimento que albergaba a un grupo de soldados que una vez dentro de la fortaleza, saldrían silenciosamente y asesinarían a sus enemigos mientras dormían.

En la historia contemporánea hay muchos otros ejemplos similares aunque, con diversos actores y modalidades en su ejecución.

El caso de Argentina es uno de ellos cuando llegada la década de los sesentas y setentas, se vio inmersa en las discontinuidades institucionales que producto de las revueltas políticas internas y la agitación subversiva de inspiración marxista, llevo a continuos golpes de estado. La instauración de los gobiernos militares de esas épocas estuvieron avalados e incluso apoyados por Washington que apelando a su política de Seguridad nacional hemisférica por el “peligro del comunismo” que irradiaba desde la Unión Soviética, autorizó y coordinó programas de seguridad hemisférica de carácter secreto como fue el llamado “Plan Cóndor”.

Hasta no hace mucho, todos suponían que Washington y sus agencias de inteligencia no sabían o no estaban al tanto de las cruentas actividades de los gobiernos militares, los mismos que ellos ayudaron a instaurar y de sus crímenes de lesa humanidad.  Ese era argumento baladí y poco creíble que los medios estadounidenses y los obsecuentes repetidores argentinos blandían hasta no hace mucho y de continuo para que el Departamento de Estado, la CIA y la Casa Blanca no se vieran expuestos al escarnio público.
En realidad los funcionarios norteamericanos siempre estuvieron al tanto y al detalle de lo que sucedía tanto en Argentina como en todo el Cono Sur. Incluso más. La misma CIA participo en diversos grados y formas en los procesos militares llevados adelante tanto en la Argentina como en toda la región.

Por supuesto que no había un agente de la CIA agazapado detrás de las cortinas del despacho presidencial en la Casa Rosada o camuflado con un micrófono entre los matorrales de la Quinta de Olivos; no nada de eso. El estereotipo del “James Bond” que occidente ha vendido en el cine y que tanto maravilla a los intelectuales anglófilos argentinos es una fantasia que nada tiene que ver con el frío despiadado mundo del espionaje. Las artimañas utilizadas por los estadounidenses se basaron más en el aprovechamiento de sujetos inescrupulosos dentro de los estados objetivo (funcionarios sobornables) y los avances tecnológicos que otra cosa. Los supuestos “amigos” y “aliados” estadounidenses podían estar al tanto de cada una de sus comunicaciones secretas y confidenciales del gobierno argentino sin tener que mover un pie de sus oficinas en Langley o incluso de la embajada de EEUU en Buenos Aires. Entonces ¿Cómo lo hacían?

Del mismo modo que el “Caballo de Troya”. Aprovechando la credulidad y la oportunidad que la posición geopolítica les daba en aquella época de guerra fría, los estadounidenses hicieron que los gobernantes argentinos, con la obsecuencia que les caracterizaba –y les sigue caracterizando- y sin poner en dudas aquellas sugerencias, compraran ciertos equipos de comunicaciones cifradas (supuestamente invulnerables) a una firma suiza garantizándoles que con ellas, mantendrían intercambio de datos e información de sus diversas áreas del estado (en especial militar e inteligencia) bajo el más estricto secreto. 

La sugerencia implicaba la adquisición de equipos de encriptación a la desaparecida empresa suiza “Crypto AG” la cual -y obviamente sin que lo supiera Buenos Aires- trabajaba bajo cubierta para la CIA, la BND alemana y posiblemente para el Mossad israelí. Si bien las fuentes estadounidenses plantean una colaboración voluntaria de la inteligencia alemana de pos-guerra, lo real era que la flamante CIA (fundada en 1947) por efecto de la ocupación y limpieza ideológica controlaba totalmente las actividades de aquella.  Las compras de estos equipos criptográficos a la empresa suiza dirigida por Boris Hagelin estaban digitadas y controladas por la “Agencia” y no a la inversa. En el mismo sentido, el acceso de los equipos M-209 y CX-52  a “gobiernos amigos” –entre ellos Argentina-, los mismos eran entregados con instrucciones limitadas y hasta manipuladas para que sirvieran a los propósitos de la CIA.

Las revelaciones surgieron recientemente de investigaciones judiciales que se estaban llevando a cabo en Suiza y que entre algunos de los argumentos planteados por los suizos, estaba el que “ellos no sabían que EEUU había manipulado sus equipos”, un argumento bastante discutible si nos remontamos a la época en que ello ocurrió.

Las principales agencias de inteligencia como la CIA, el MI-6 y el Mossad israelí contaban y siguen contando con acceso irrestricto a las industrias de desarrollo técnico-cientifico (en especial comunicaciones) de cualquier parte del globo que pueda serles útil para sus propósitos. De esa manera, cuando requerían ingresar a una dependencia que tenía puertas con cerraduras especiales fabricadas por una determinada firma y que se promocionaban como “invulnerables”, aquellos contaban con el acceso a sus llaves. O si querían escuchar lo que ocurría o lo que decía un determinado funcionario dentro de un determinado edificio gubernamental de un país enemigo, se las ingeniaban para que algún mueble (mesa, escritorio o sillas) fuese reemplazado mandando a fabricar uno similar con un micrófono de largo alcance y con una batería de larga duración en su interior.

Por aquellas épocas esto era imposible de sospechar y mucho más para los argentinos quienes, confiados y sin la gimnasia en estas acciones arteras, no podían imaginar hasta donde serían traicionados en su buena fe. La obsecuencia y la candidez no tienen lugar en estos temas. En el mundo de la política internacional esto último es un espejismo y la credulidad ciega puede traer consecuencias como las que más tarde pagaría. 

Desde aquellas épocas y pasando por todos los gobiernos militares y civiles hasta 2018, todos ellos sin excepción fueron escuchados ilegal e impunemente por la CIA. Los descargos de la “Agencia” y del Departamento de Estado no se hicieron esperar y pronto se argumento que pese a ello, “funcionarios de la CIA estaban alarmados por los abusos contra los derechos humanos”, un argumento muy poco creíble atendiendo a las implicancias de la agencia con los escuadrones de la muerte, las torturas y desapariciones, prácticas que la agencia siguió realizando a mansalva tal como ser comprobó en Iraq y Afganistán.

Pero las consecuencias de esta traición tuvo ribetes aún más escabrosos. El grado de insidia con la que procedió Washington fue tal que llego a compartir el producido de este espionaje con Gran Bretaña y éste a su vez con sus aliados regionales como Chile. Esto último fue concretado en 1982 en momentos que Argentina llevo adelante la recuperación (No invasión) de las Islas Malvinas, Sandwiches y Georgias del sur.

El cúmulo de información traspasado a sus colegas del MI-6 y la inteligencia militar británica es desconocida, pero no quedan dudas de que sirvió (y en mucho) para sacar ventajas estratégicas de los movimientos militares y diplomáticos que Buenos Aires estaba por realizar. De esta manera los británicos siempre estuvieron un paso adelante y es muy posible, que el Foreign Office la misma Primer ministra Thatcher estuviera con un año de sobreaviso sobre los planes inciales de lo que más tarde se conocería como la “Operación Rosario”.  Esto último podría llevar a que muchos de ustedes se pregunten ¿Por qué los británicos no reforzaron la guarnición de las islas? Y las respuestas a la vista de todo esto y de las circunstancias de aquel entonces son claras: La acción argentina era muy provechosa para la alicaída carrera política de Margaret Thatcher y con la ventaja de tener una fuente informativa dentro del seno mismo del estado nacional argentino –sin despreciar a los alcahuetes que trabajaban para la embajada en Buenos Aires- las chances (a pesar de lo comprobado más tarde en el terreno) de perder una guerra eran casi nulas.

Ello deja al descubierto una política opaca y desleal que le costo a la Argentina la vida de muchos de sus ciudadanos y por supuesto –por efecto de la derrota de 1982- un postramiento geopolítico sin fin, producto de su derrumbe socio político interno que se extiende a nuestros días.

Pero ¿Cuál ha sido el alcance real de este espionaje? La respuesta solo puede hallarse en los archivos del Departamento de Estado norteamericano, la NSA y de la CIA en Langley y está claro que el estado argentino no tiene intensión –y mucho menos el poder- de impulsar un pedido oficial de información ante la FOIA para que se liberen todos los archivos acumulados durante décadas por las agencias federales estadounidenses  referidos a la Argentina.

lunes, 17 de febrero de 2020





“ESCALADA SUCIA”
La crisis creada en torno a la “aparición” de esta supuesta pandemia del Coronavirus en China puede tener un origen mucho más identificable que lo que algunos quisieran aceptar ¿Se abrirá alguna investigación seria por parte de la OMS?

Por Charles H. Slim
El repentino brote de una gripe atípica en la provincia china de Wuhan además de haber provenido de un origen artificial, demostró hasta donde se puede llegar la irracionalidad y la perfidia con tal de desbancar a un competidor. El 15 de enero último el representante chino Liu He y el presidente de los EEUU Donald Trump firmaban en la Casa Blanca un acuerdo para frenar la “guerra comercial” en la que ambos estaban enfrascados. Desde lo protocolar, todo maravilloso y muy  auspicioso, un triunfo de la diplomacia pero deberíamos preguntarnos ¿Era suficiente este acuerdo para que EEUU o más bien, su Establishment político y financiero norteamericano pudiera limitar la expansión mundial de la economía china? 

Para muchos no y la conocida falta de escrúpulos de estos sectores del poder que se mueven en el bajo mundo anglosajón no les habría impedido impulsar una acción siniestra que dejara a China en una posición muy desfavorable tras la firma.

La repentina aparición de este virus causo además del complejo problema de salud pública, una catarata de consecuencias que impactan directamente en la economía y las finanzas del gigante asiático. Pese a que la opinión pública mundial pueda llegar a creer que este tipo de enfermedades surgen de la polusion ambiental, de costumbres alimenticias poco frecuentes en oriente  y los bruscos cambios que están sucediendo en el factor climático global, no se pueden pasar por alto los factores oscuros que desde las sombras potencian o incluso crean artificialmente estos vectores infecciosos.

Según reportan los informes sanitarios chinos el primer caso de este tipo de SARS fue detectado el 8 de diciembre de 2019 en un grupo de personas que laboraban en un mercado de mariscos en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei.

Los casos evidenciaban una especie de neumonía agresiva que causo a los pocos días la muerte de los afectados. Incluso varios de los funcionarios médicos y algunos de los trabajadores de la Comisión Nacional de Salud china intervinientes murieron a las semanas por haberse contagiado. Para contener la posible extensión de esta extraña infección, el gobierno ordeno la inmediata cuarentena de toda la población de Wuhan (11 millones de habitantes), la cual fue cercada y aislada por las fuerzas armadas populares. Por estas horas los medios occidentales han creado una oleada de pánico con todo lo relacionado a China y eso ha propiciado un impacto negativo sobre la población china que entre otros aspectos, impacta sobre su comercio internacional.

Los medios masivos de información occidentales han hecho epicentro en difundir una supuesta”infección desconocida”, una “pandemia” nunca vista que podría matar a millones de personas.  Esto al mismo tiempo generó el pánico por parte de sus vecinos quienes tomaron inmediatas medidas de seguridad sanitaria, dejando a China prácticamente aislada del tráfico e intercambio de personas y mercaderías por tierra con socios tan importantes como son Mongolia y Rusia.

El efecto de la inflación mediática occidental que incluso ha creado una oleada de “chinofobia” (temor a los chinos) en todo el hemisferio, parece tener  benefactores directos e inmediatos, desatando fundadas sospechas de que este brote podría haber sido creado deliberadamente. Para ello hay que tener en cuenta las probabilidades para ello. Las armas biológicas son desde hace mucho una temible realidad y no están precisamente en manos de “locos terroristas” como nos han acostumbrado los pasquines de la prensa occidental. Para ir deduciendo quienes son y como pudieron hacerlo, veamos algunos efectos de todo esto.

Las exportaciones de materias primas chinas se han detenido súbitamente y sus productos no pueden ingresar dentro de los países de la UE, de Australia, EEUU y Latinoamerica hasta que no haya perspectivas de una mejora en la situación de salud en China.

Lo mismo está sucediendo con las importaciones de gas natural del Golfo Pérsico a China. Sus más importantes exportadores de este producto Qatar e Indonesia ya no están pudiendo entregar sus cargas en los puertos chinos desatando una catarata de demandas por incumplimientos de contrato invocando en muchos casos “fuerza mayor” (Como el caso de la empresa china China National Offshore Oil Corporation).

Como señalan los medios estadounidenses, la declaración del brote de éste Coronavirus esta produciendo la acumulación de materias primas sin colocar en los mercados chinos lo que ha planchado los precios de materias primas industriales (imprescindibles para la industria China) afectando obviamente a los países exportadores quienes han debido bajar sus precios causando al mismo tiempo, el temor en los fabricantes de productos que ante las perspectivas de saturar sus stocks, retrasan o incluso detienen su cadena de producción.

Ello por consiguiente ha llevado a un impacto negativo sobre los mercados financieros  pronosticando al mismo tiempo la brusca desaceleración de la economía china que por efecto de esto último frenara el crecimiento sostenido que había venido teniendo en los últimos años y al mismo tiempo, abaratara –muy convenientemente- los costos de producción para los EEUU. 

Para Donald Trump y en especial para el Establishment que planifica y ordena la agenda imperial de Washington la situación no puede ser más auspiciosa.

Al mismo tiempo algunos han denunciado que los grandes intereses operando en “Wall Street” estarían inflando los precios como parte de una maniobra para concretar una nueva “estafa Ponzi” que llevaría a una crisis financiera similar a la de 2008. Y si eso no era suficiente, ésta crisis esta siendo aprovechada por Washington para dejar al gobierno chino como ineficiente y poco seguro para enfrentar una catástrofe sanitaria como la que los medios occidentales plantean. Ahora bien, como podrá usted advertir es todo demasiado conveniente para EEUU.
Ojiva con Agentes Biológicos

Esta última conclusión no es azarosa ni ligera. Las evidencias obtenidas en los últimos días así lo indican. Según las investigaciones de los científicos chinos, el SARS que compone esta infección no era una cepa desconocida y mucho menos, corresponde a una mutación salida de una “sopa de murciélago” o de otro pobre animal como publicaron en unos primeros instantes los medios norteamericanos. Cuando existen conexiones con sectores de la política altamente complejos y que pueden traer consecuencias ciertas, es cuando más esfuerzos hay en los medios oficiales por tapar algo. Sin más rodeos, la pandemia que los medios occidentales han estado fabricando para diseminar indiscriminadamente contra China no es otra cosa que un virus previamente conocido y elaborado por la bioingeniería estadounidense.

Se trata del “SARS CoV”, patentado el 25 de abril de 2003 a nombre de  una docena de científicos estadounidenses Center of Desease Control and Prevention, una agencia federal gubernamental dependiente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EEUU, dejando en evidencia que dicho virus además de no ser de origen natural, es una construcción antigua de los laboratorios de guerra biológica estadounidenses los cuales no solo están en situados en territorio de los EEUU sino que muchos de ellos se hayan territorialmente diseminados en al menos seis lugares alrededor del globo.

La revelación además de la fecha, informa cual es la patente de este virus que se halla bajo la denominación US7220852B1, lo que no deja lugar a dudas de que esta cepa, además de preexistir a éste brote y estar almacenada en los depósitos de armas biológicas del gobierno estadounidense, podría –operación negra mediante- haber sido transportada a China y esparcida disimuladamente entre la población de Wuhan en previsión del acuerdo que se estaba por firmar. Obviamente esto es una suposición construida con los fuertes argumentos aquí vistos y basada en los extensos y destructivos precedentes que ha granjeado los EEUU en su inocultable ambición de controlar al mundo o sino ¿Usted que cree?