miércoles, 26 de octubre de 2022

 

“FABRICANTES DE LA PESTE”

Al parecer no era errada la postura de muchos virólogos sobre la artificialidad del Covid-19. De ser ciertas dichas conclusiones y tras las consecuencias económicas, políticas y sociales creadas por la declaración de la pandemia ¿Quiénes se harán cargo?


Por Javier B. Dal

Tal vez la gran mayoría de las personas se hallan olvidado de los dos tortuosos años que debimos pasar confinados por la supuesta aparición de un virus que los “expertos” de la OMS denominaron como “COVID-19” poniendo a los virólogos e infectologos a cargo de la dirección de la vida de los habitantes obligando a los gobiernos a adoptar medidas draconianas y medievales dirigidas a prevenir una aparente y masiva infección que según sus discursos, era letal.

Muchos fueron quienes no se tragaron esto e incluso otros expusieron pruebas sobre la falsedad del mediatizado origen de un “murciélago en un sucio mercado de la ciudad de Wuhan”. Se conformo un discurso uniforme y para el cual no había lugar a disensos. Incluso los médicos que se resistieron a creer en la versión oficial fueron silenciados, ridiculizados, encarcelados y otros corrieron una suerte mucho peor.

Ni mencionemos las inconsistencias que surgieron desde la administración de Trump que sindicaban cuando menos, un conocimiento de “que algo se había producido” y sin dejar pasar, que eran momentos críticos en las relaciones comerciales con China. Inmediatamente se implanto una censura al estilo militar innegable.

¿Cómo impacto esto en la Argentina? Como no podía ser de otro modo, tanto el gobierno como los medios se plegaron a pie juntillas a la versión oficial y en tal sentido fueron fieles acatadores en sembrar el pánico 24 horas al día y 7 días a la semana con “expertos” más interesados en sembrar las culpas sobre los ciudadanos que querían respirar en libertad (sin barbijo) que debatir la realidad de ese “virus”. Sobre los dobleces aquí mencionados, ni una sola letra. Para ser sinceros ¿Quiénes de estos empleados de los medios se hubieran atrevido a mencionar la sola posibilidad de una fuga de un engendro biológico creado por estadounidenses y chinos?

En un país como Argentina hablar de estas cosas no despierta interés en los sagaces medios informativos y mucho menos en sus filósofos baratos avenidos en cruzados de la democracia, aunque se presenten como la expresión de la libertad y comprometidos con la verdad, son simples y enanos subalternos del poder de turno. Incondicionales adscriptos a lo que de continuo dice Washington, no había por qué dudar de lo que los “expertos” como Anthony Fauci y del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) afirmaban sobre esta pandemia. Tampoco se interesarán en revisar el papel de Fauci en los programas de Armas Biológicas durante las administraciones de Reagan y Bush; pero tal vez lo más embarazoso en cuanto a su papel fue el encubrimiento de correos electrónicos de otro virólogo estadounidense que informaba de la artificialidad del Covid.

En ningún noticiero ni de la boca de ningún “formador de opinión” de los que se pavonean en la Tv abierta, se escucho un ápice de estos antecedentes y menos aún de hechos como fue la fuga biológica que infectó a todo el personal de “Fort Detrick” meses antes de que se declarase esta “pandemia” o cuál es la realidad de los EEUU en cuanto al desarrollo de estas armas prohibidas y pestilentes.

Lo que menos se les cruzo por la cabeza en aquellas circunstancias fue poner en duda lo que decía la OMS, El Pentágono y mucho menos a los “expertos” que copaban los paneles televisivos para sermonear a la población.

El tiempo ha pasado y, la luz está revelando lo que muchos acusaban en soledad por aquellas horas: “El Covid es una fabricación artificial”. Lo más interesante es que son médicos estadounidenses y alemanes los que se han unido a las voces de estas conclusiones. Sin dudas que las actuales circunstancias de guerra en Ucrania han servido para generar estas revelaciones. Y es que, el descubrimiento de una veintena de laboratorios secretos controlados por EEUU desperdigados en el este de ese país euroasiático (con implicancia de laboratorios como Pfizer) en los que se hallaron pruebas de fabricación y experimentos con SarS-CoV2 y otras variantes bacteriológicas como el SARS 2003 y el MERS-CoV pusieron en una embarazosa situación a los EEUU.

A pesar de que Washington negó en todo momento esto, los silencios de los más altos responsables del área como el Dr. Fauci en referencia a los hallazgos rusos pone a los norteamericanos en un predicamento y si así no fuera ¿Por qué EEUU y sus socios de la OTAN se han opuesto a las investigaciones que solicito Rusia ante el Consejo de Seguridad?

Estas últimas implicancias quedaron reforzadas con el comprobado uso de armas químicas contra las tropas rusas en Zaporiye y un informe de expertos rusos quienes también determinaron el origen artificial tanto del SarS-Cov 2 como su antecesor SARS 2003 (patentado por el Pentágono) ¿Y quiénes les proporcionaron estos agentes biológicos? La moralidad de occidente hace agua por los cuatro costados.

Los recientes anuncios de investigaciones de expertos estadounidenses y alemanes se unen a los valientes virólogos indios quienes en las primeras horas de todo ese montaje, denunciaban que dicho “virus” (que no era tal) tenía componentes biológicos ensamblados como el HIV. También reivindica al distinguido y hoy fallecido virólogo francés Luc Montagnier quien tras poner reparos científicamente argumentados a todo el circo armado y un firme opositor a las vacunas “ARm”, fue atacado, vilipendiado y ridiculizado por sus colegas del Status Quo más preocupados por las ganancias y lo que decían los demás que por la verdad. En este último caso deberíamos clamar ¿Quién de todos estos irá a su tumba a pedir disculpas por tales agravios?

Así en una publicación científica cuyos autores son Valentin Bruttel de la Universidad de Wuerzburg de Alemania, Alex Washburne del centro de investigación Selva Analytics con sede en EE.UU. y Antonius VanDongen de la Universidad de Duke también estadounidense concluyeron tras sus estudios que el denominado “Covid-19” era en 99,9% una copia artificial del virus natural y que además presentaba señales de haber sido “cosido”, es decir manipulado en un ambiente controlado como lo es un laboratorio.

Obviamente hubo una reacción de otros virólogos del sistema que trataron de contra restar estas conclusiones calificándolas como “tonterías” aunque y más allá de lo que estos especialistas puedan ver en sus microscopios, las evidencias circunstanciales que se presentaron inmediatamente a la declaración de la pandemia más las halladas durante los últimos meses vuelcan la credibilidad a favor de la tesis de la artificialidad. La reacción es entendible y no es para menos. Ello pone sobre la mesa la existencia de una promiscua actividad de laboratorios de guerra bacteriológica de la “democracia” occidental y sus “enemigos” chinos y al mismo tiempo genera una pregunta muy incómoda como es ¿Fue dispersado o fumigado en el aire mediante?

La cacería de brujas también (y como iba a ser de otra manera) cundió en Argentina pero, los críticos fueron rápidamente aplacados. El lameculismo y la obsecuencia es por acá una actitud que muchos consideran una virtud. Si en el norte a estas cuestiones las llaman “teorías conspiranoicas”, para los obsecuentes de por aquí es suficiente para no ahondar en el tema. Sin dudas que este tipo de información tampoco está en el interés para los médicos, virólogos y sus colegas farmacéuticos llegue al conocimiento general y es que, como dice el refrán “no hay que no hay que morder la mano que les da de comer”.

lunes, 24 de octubre de 2022

 

“LA GRAN CRI$I$ DEL GAS”

Cómo se halla la Argentina en el actual contexto de la crisis energética que se interrelaciona con la geopolítica y la guerra en Ucrania


Por Charles H. Slim

Mientras el presidente argentino Alberto Fernández demostraba estar más atento a realitys Shows televisivos en donde algunos comentarios lo dejaban mal parado y su vocera se dedicaba con vehemencia a lavarle la cara ante la opinión pública, la realidad global le pasa por encima a la Argentina. No falta mucho para que a la crisis económico-financiera y social que aqueja al país comience a sentir los violentos sacudones de las consecuencias por la crisis de energética de alcance global.

Se necesitaron 39 años de ineptitud en las decisiones estratégicas del estado argentino para caer en cuenta sobre la importancia de desarrollar la industria energética nacional ¿Quién se hubiera imaginado que en el siglo XXI el gas iba a ser un recurso estratégico crítico de alcance global? Sin dudas que los burócratas y los políticos estaban mucho más preocupados por los dineros que se embolsaban que prever las contingencias del estado que se les confiaba administrar.

El suelo argentino tiene todo lo que actualmente demanda el mundo y el gas, es uno de esos productos. Pero, cada uno de los gobiernos que han pasado durante estos años, se han contentado con abocarse a las contingencias flemáticas más dedicadas al partidismo y al revanchismo internalista que a un desarrollo sostenido e integral del país. Más allá de las taras de la idiosincrasia, los argentinos tenían una infraestructura que habían heredado de mejores épocas. No olvidemos que el tan maldecido por los anglófilos y liberales de pacotilla del intelectualismo local, Juan D. Perón impulsó -para su desagrado- el crecimiento de las estructuras para el desarrollo energético nacional que ya existían desde 1922.

Fue así que la nacionalización de YPF y YCF de haberlas seguido administrando con eficiencia y celo (castigando la corrupción y corrigiendo las malas administraciones) y de haberse centrado en recuperarse tras la guerra de 1982, los gobiernos sobrevinientes habrían encumbrado al país a un sitial de potencia, más allá de las zanjadillas de Londres.

La historia ya la conocemos. Cada uno de estos gobiernos fue el peor enemigo para el desarrollo de su país. Si bien la década del “peronismo neoliberal” de Carlos Menem aparento un avance en el campo económico, solo se trató de maquillaje consumista que le hizo creer al ciudadano argentino que habían llegado a ese idílico “primer mundo” que no era otra cosa que, una mala fotocopia de la hegemonía estadounidense. El dinero sin un objetivo y mucho menos, sin un control terminara generando corrupción algo que el país sufre de forma crónica.

El problema que la clase política argentina ha venido exhibiendo sin solución de continuidad, es su total falta de visión de cómo lo externo afecta a lo interno. No solo su inmovilidad político-académica y fáctica lo demuestra sino incluso, la falta de contemplación realista a las políticas de los centros de poder. Cada uno de estos gobiernos han optado por no salirse del molde y aplaudir sin miramientos (y en algunos casos con enfermizo entusiasmo) todas las políticas restrictivas y dañinas que bajaron desde el norte.

Abordar con mesura los asuntos de la política exterior y con una postura unificada es otra de las fallas del estado que da señales ambiguas que le restan seriedad ante los ojos del mundo.

Cuando Argentina participó en la Coalición contra Iraq en 1990/1991 creyó que estaba colaborando con la “paz, la legalidad internacional” y toda otra párvula de sandeces sin ver que lo que realmente estaban haciendo era ayudar a los EEUU (ya sin la existencia de la URSS) a conquistar uno de sus primeros objetivos estratégicos señalados por Henry Kissinger: “Controlar el petróleo para controlar a los países”. 

Aquí y ahora, la realidad internacional una vez más ha pasado por encima a los políticos argentinos y les halla en un total desconcierto. Esto va más allá del filibustero discursivo que los argentinos tienen como presidente. Los empresarios que si estaban en sintonía con la realidad energética global podían prever esto pero, o no fueron escuchados por el gobierno (que es lo más probable) o simplemente tienen sus lealtades compradas por empresas estadounidenses y europeas (una realidad más que probable).

Los argentinos en el último año han venido escuchando y viendo por coloridos spots televisivos, la potencialidad y supuestas obras para explotar el yacimiento de “Vaca Muerta” en la provincia del Neuquén en la Patagonia. Las obras del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) proporcionaría un 25% más de capacidad de transporte de gas natural propio terminando con una gran parte de la dependencia energética externa. Pero si bien aparenta una nota brillante y esperanzadora en medio de la actual oscuridad, pocos se preguntan ¿Cuándo estará disponible ese tendido?; ¿Habrá suficiente caudal para exportar? Y la pregunta más políticamente molesta es ¿A quiénes realmente, en el sentido financiero, beneficiará la explotación de Vaca Muerta? A la primera cuestión, nadie lo sabe. Y en cuanto a la segunda, la desregulación del precio del gas producto de la actual crisis por la guerra en Ucrania y los sabotajes al gasoducto Nord Stream que desconectaron a la Unión Europea de este recurso sin dudas ya están beneficiando a las Corporaciones estadounidenses de GNL y por supuesto, a los especuladores con los derivados financieros (en particular JP Morgan Chase) de “Wall Street” y también  a los de la “City Londinense”.

Bajo este marco, los argentinos tendrán que bailar al compás de los especuladores angloestadounidenses quedando sujeto el precio a lo que esos carteles impongan.

Hemos visto que, el corte del gas ruso (que incluyen los gasoductos que pasaban por Ucrania y Turquía) sin dudas ha causado más daño a la Unión Europea y en particular a Alemania y Francia que GAZPROM o la misma Federación Rusa. Como vemos, hay involucrados altos intereses estratégicos con actores preparados para sortear estas maniobras sucias aunque, con consecuencias indeseables que pueden llevar a una escalada mayor.

Argentina una vez más parece llegar tarde a los eventos. Pero hay esperanzas, si las nuevas generaciones de políticos argentinos salen del falso neutralismo (o más bien de la abulia) que solo sirve para los lobbies atlantistas y anglófilos que benefician a quienes pretenden usufructuar de esta crisis, en unos treinta años podrían llevar al país a poder autoabastecerse y tras un desarrollo serio y sostenido a llevar al país una importancia estratégica dentro del Cono sur.