domingo, 7 de octubre de 2018


EN LA MIRA



“LA NUEVA BIPOLARIDAD”

Cómo se halla la Argentina en su actual crisis y las circunstancias globales



Por Charles H. Slim
Casi sin darnos cuenta, quienes hemos sido testigos y participes del siglo que se ha ido, no podemos dejar de resaltar las semejanzas existentes en lo referente a la llamada “guerra fría” que se dio por aquellas épocas entre el bloque occidental y el bloque del este. Al mismo tiempo no se puede pasar por alto las diferencias que existen entre aquel momento de la historia y la actual situación internacional, mucho más dinámica y volátil que cualquier época que se haya visto antes.

Hoy no existen dos bloques homogéneos y sólidos disputándose el dominio global como en aquel entonces.

Aunque la idea central sigue siendo la misma, la dominación global, las estrategias y las tácticas han variado considerablemente llevando al mundo a ser un lugar demasiado pequeño para encontrar seguridad.  Es en este mismo mundo en el cual la Argentina ha venido viendo pasar la realidad de los grandes asuntos globales, como un actor ausente y hasta podríamos decir un autista sin querer hacerse cargo de la parte que le toca en esta nueva realidad que comenzó allá por el 2001.

Todas las advertencias que algunos pocos políticos honestos y de voces independientes, cayeron en saco roto y hoy por hoy ante el desastre consumado, los mismos que se rieron de aquellos vaticinios, se rasgan las vestiduras y hasta en algunos casos osan presentarse como  conocedores del tema. Para estos sectores que van desde el intelectualismo liberal hasta el neo marxista, Argentina no podía elegir su propio camino sin estar influida por corrientes externas coincidiendo también en la innecesariedad de una geopolítica basada en intereses nacionales, por lo cual, la inversión en políticas a los fines de articular sus propios intereses y la defensa de los mismos debían estar a la par con los danzantes en cada época. Durante la “guerra fría” los posicionamientos adoptados fueron como siempre, meramente oportunistas y sin el menor atisbo de poner un agregado propio.  

Hoy acudimos a una nueva “guerra fría” pero bajo nuevos parámetros y la profundización de estrategias que anteriormente fueron solo un complemento –que aunque necesario- hoy son la punta de lanza para la conquista de un país o una región.

En este sentido los conceptos y los objetivos de la geopolítica han variado superlativamente yendo de la mano sin lugar a dudas de los avances en la ciencia y tecnología, factores ineludibles al momento de tratar de controlar a la opinión publica de un país, una región o de todo un hemisferio. Hemos visto como en los últimos diez años la tecnología militar se ha sofisticado a niveles impredecibles y en similar tónica la de las comunicaciones, siendo esta última el centro de la nueva estrategia global de dominación.

Presentar una realidad acorde a las necesidades de la agenda política del momento es crucial para ganar la batalla moral y de influencia sobre el ánimo de una opinión pública cada vez más informada y descreída de las políticas gubernamentales. No olvidemos que pese a todo lo argumentado por George W. Bush y su administración tras el 11/S del 2001, no pudo sostener por mucho tiempo la justificación de invadir Afganistán en 2001 y luego Iraq en 2003; e incluso, pese a la formidable mano que le dieron las corporaciones de medios por tratar de conectar a Bagdad con “Al Qaeda” al poco tiempo quedo en evidencia que solo habían sido excusas inventadas.

Siguiendo con el mismo ejemplo, se vio como para tratar de mantener una visión maquillada de las operaciones militares que terminaron en la ocupación,  se puso énfasis no solo en eliminar a los partidarios de Saddam Hussein (desbaatización) sino también, en acallar a los medios, periodistas y cualquier otra fuente local que no estuviera controlada por los huéspedes. 
Fue así como un simple pasquín apoyando la resistencia o criticando a la administración republicana de Bush y Cheney o a la “administración provisional” instalada en la “Zona Verde” en Bagdad se volvió tan o más peligroso que las trampa-bomba que destruían sus tanques en calles y carreteras. En aquel momento “ganarse la mente y los corazones de los iraquíes” era el objetivo político pero como sabemos, fracasó rotundamente.

Fue una lección dura pero a la vez invalorable para los expertos en guerra psicológica quienes inmediatamente tras los fracasos mencionados, pasaron a subir un escalón más arriba que los generales y asesores militares. Aún faltaban unos años para que Rusia tomara la determinación de dar el paso fundamental de llevar su visión informativa más allá de las fronteras asiáticas, que la posicionaría en un sitial no pronosticado por los expertos occidentales.  Para cuando ello ocurrió (en 2010) en Washington y Londres se menosprecio el crecimiento y alcance de éste emprendimiento y muy pronto se darían cuenta de ello. Hoy los medios rusos tienen un alcance global y accesible en varios idiomas, representando una voz alternativa respetable y muy consultada de la realidad internacional.

En este contexto la Argentina continuamente se bandeo de un lado hacia el otro y como cualquier otro estado subordinado a los intereses dominantes, lo hizo conforme le convenía a Washington y Londres. Quede claro que los doce años de supuesto socialismo “progresista” no infirió en nada para que el país tomara caminos independientes o de reconstrucción de una soberanía política económica y financiera; solo se trató de una máscara de cartón de cara a la plebe, pero nada más.  Hoy por hoy, Argentina sigue siendo un monigote de trapo, sacudido por los huracanes de estas nuevas circunstancias geopolíticas.