sábado, 11 de mayo de 2024

 

A LIVING ANNIVERSARY

Why should the parade on 9 May be a commemoration of a double victory for the Russian Federation?

 

By Sir Charlattam

The traditional and renewed victory parade that Russia has held since 1945 to commemorate what it was like to fight, suffer and defeat Nazi Germany now takes on a new meaning as the homeland finds itself in the midst of a struggle against the pro-Nazi Ukrainian remnants sponsored by the supposedly Anglo-American democracies.

President Vladimir Putin, unlike his Western colleagues and especially US President Joe ‘Sleepy’ Biden, knows very well how to deal with the most complex and intricate issues that a state faces when faced with dilemmas posed by external enemies. This particular experience gleaned from his years of service as a KGB (USSR intelligence) officer is invaluable and gives him a broader and very different view from that of Western bureaucrats.

This 9 May was undoubtedly a special day. The troops and equipment of the army of the Russian Federation paraded under a light snowfall and yet they did so in a special spirit, with their exultant morale and professionalism that they pass on to their comrades fighting in Ukraine to preserve and protect the Ukrainian-Russian-speaking population of Novorossiya.

Vladimir Putin as on every occasion to commemorate ‘Victory Day’, but especially on this one demonstrated his statesmanship and commitment to the circumstances that arose from the tough but necessary decision taken two years earlier to launch the Special Military Operation (SMO). Putin does not need to imposture in his speeches, his voice is matched by the power of his words and that was very clear on this occasion. He has made it clear that he will not allow threats against his nation from the arrogance of certain Western leaders, which is why he reiterated that his strategic forces are ready for any challenge.

The potentiality of Putin's words translates into his military forces parading in the snow demonstrating to Western observers and their snitches in the vicinity that there is no chance for what is left of the Ukrainian armed forces and the neo-Nazi gangs served by the corrupt kleptocrat Volodymyr Zelensky. Even with the British sending more “Storm-Shadow” missile parts and “ATACMS” long-range missiles and other equipment worth some 50 billion dollars from Washington, the assembled men of the decimated brigades and divisions have no way of turning the score on the chessboard.

Putin has also shown that he will not allow the Anglo-Americans to do what they did inside the Arab-Islamic world, creating animosity, conflict and chaos by infiltrating the spawn designed and financed by their intelligence agencies (and Arab partners) such as ‘Al Qaeda’, the ‘Islamic State’ in Iraq, as they tried to do in Afghanistan and finally Syria. They tried it during the 1990s with the progressive disintegration of the USSR by encouraging and supporting the pro-independence claims of the Chechen rebels who, thanks to MI6, could rest comfortably in flats in the centre of London itself.

This logic of creating a dogfight (fierce and blind) between Slavs, as instigated by Washington since before the USSR imploded in 1991, began to show its first signs in 2006 with the failed colour revolutions, which later came to fruition with the 2014 coup in Maidan and ended with NATO's plan to launch an offensive on the Donbass in March 2022, aborted by the Russian intervention.

With just a little reasoning, anyone who watched the parade realised that there is plenty of firepower available in the Federation to persuade the Western instigators that if they persisted in their ambitious plans, they would pay a heavy price. Precisely the parade of the portentous ‘RS 24-YARS’ intercontinental missiles is a reminder to the plotters in Washington, London and Brussels that, while they may be rolling into Red Square, others are ready and waiting for immediate service at the slightest threat to Russia.

With that, Macron, Scholz and the ineffable Sunak will be having second thoughts if they continue with their crazy ideas of putting their armies on the battlefield, even if those ideas are just mental masturbations of these subjects of a collapsing empire. The German, Swedish, Polish and, of course, British (Bradley tanks) scrap metal now rotting in Ukrainian fields is proof of this.

The latter is not a speculation or a hypothesis coming from a sector of anti-Western propaganda. The Anglo-American empire with the failure of NATO is sinking into the swamp they created and their own people are experiencing it.

Over the years since the US became the political and military leader of the West and since the existence of NATO, the wars have not ceased and, far from their piffle arguments, war for their political elites has become a big, billion-dollar business with which they maintain the entire infrastructure they represent.

If Biden is as old as the rusting infrastructure of NATO, it is clear that both could collapse in unison, which would be ironic, wouldn't it? And it is also quite possible that the coup that will bring all this down will be the Russian power that has so far held back in the face of the various provocations of hybrid warfare.

 

 

miércoles, 8 de mayo de 2024

 

MILLA 201: SOBERANAMENTE ENTREGADOS

¿Por qué las pretensiones del presidente Milei por meter al país en la OTAN no representará ninguna ventaja estratégica para la Argentina? Solo se trata de un cambio de grilletes y la soberanía seguirá siendo una ilusión.

 

Por Charles H. Slim

La Argentina claramente ha entrado en una nueva dimensión geopolítica que con el tiempo veremos cuáles serán sus resultados, pero ante todo aclaremos, el gobierno actual solo es un reflejo y el resultado de décadas de desidia de su clase representativa y la abulia de una buena parte de su población meramente apática y quejosa.

Quienes han votado por los Milei ya están sintiendo en carne propia (especialmente en la economía) los efectos de sus políticas neoliberales que son solo una parte de los cambios que sus patrocinadores han inspirado y esperan ver concretadas para insuflar las ansiadas inversiones (que solo les beneficiarán a ellos). Pero esto recién comienza.

Esta claro que los pro-estadoundenses y los sionistas (militantes pro-Israel) conforman el núcleo duro del actual gobierno y como tales, atlantistas de convicción y por ende abiertamente islamófobos y rusófobos de corazón. Fue por ello que lo primero que hizo Milei al entrar en la Casa Rosada fue rechazar el ingreso a los BRICS+.

En sintonía con esto, a Milei y su cercanos poco les importa el genocidio que Israel lleva a cabo en la Franja de Gaza (entre las que se cuentan más de 16.000 mujeres palestinas asesinadas) y mucho menos ese pequeño detalle que hay en Ucrania como es el régimen filonazi de Kiev (que arresta y asesina periodistas como Gonzalo Lira) dirigido por un judío askenazi como Volodymyr Zelensky. En la trastornada mente del mandatario argentino, Zelensky es un héroe y eso, es música para los oídos de los neoconservadores en Washington.  Igualmente, hablar de eso es imposible sin caer en las contradicciones que esas relaciones develan y es por ello que la principal táctica para evitarla es simplemente, ignorarlas aún a sabiendas de que la mayor parte de la opinión pública sabe la verdad.

Igualmente, y aplicando las enseñanzas de Goebbels (adoptada por la Hasbará israelí), la narrativa de Milei con tintes mesiánicos, continua. Con algunas diferencias, se respiran aires similares a la pasada “era menemista” lo que suena muy promisorio para esta casta de pro-angloestadounidense (especialmente los financistas y empresarios) que poco les importa quién sea el ocupante de La Casa Blanca siempre y cuando les arroje unas migajas. Este gobierno a diferencia de Menem y Cía ha ido mucho más lejos en su postración para agradar, e incluso con su posicionamiento geopolítico, colocando al país en una peligrosa y delgada línea entre la neutralidad consciente y la parcialidad rabiosa.

Hoy y por este posicionamiento, Argentina toma partido por la OTAN en la guerra de Eurasia y se pone al lado del estado de Israel en la calamitosa limpieza étnica que sigue practicando sobre la Franja de Gaza.  

Al mismo tiempo vemos como hoy tras desembarcar, los “US marines” (que se unen a los ya desplegados en Neuquén por 2017) controlan las estratégicas vías fluviales del norte, preparan la instalación de un puerto militar en Ushuaia y como guinda de esto, se ha permitido que una lancha rápida estadounidense “patrulle” los mares argentinos bajo el cómico pretexto de ayudar a combatir la pesca furtiva cuando es obvio que el objetivo principal es monitorear la presencia china.

Esta claro que todo esto, pone al país dentro del juego geopolítico como una ficha más de la OTAN.

Bajo este marco, los Milei y sus partidarios creen que lograran la ayuda financiera que el país necesita para reactivar un estado quebrado y a su vez revitalizar una economía doméstica recesiva y controlar un dólar atrasado que por efecto del severo ajuste, está comprimiendo (por los descomunales aumentos en alimentos, combustibles, impuestos y servicios) de forma brutal a las bases de la sociedad argentina. De no obtener prontas señales de esa reactivación, las cosas se pondrán muy difíciles.

Ahora más que nunca se comienza a visualizar una grieta geopolítica muy clara entre los anglófilos-sionistas del gobierno y una dispersa, pero muy presente simpatía por un posicionamiento con el sur global junto a los BRICS. Justamente fue la posibilidad que la anterior gestión de gobierno desaprovecho sin una clara visión estratégica y mucho menos, la necesaria decisión política para vencer la corrosiva (y notoriamente discriminatoria) oposición a construir puentes sólidos con Rusia, China y el mundo islámico.

Pero si hay algo que definitivamente va contra la lógica de los intereses estratégicos de la nación, es la intensión de los Milei de ingresar al país a la OTAN sin considerar (entre otras cuestiones) que Gran Bretaña es un enemigo histórico (y por ende con intereses contrapuestos) que además de haber estado desarrollando inteligencia sobre el país, aún mantiene la ocupación de facto sobre las islas y aguas del Atlántico sur.

Sobre esto último, dejemos de lado los sentimentalismos que la guerra de 1982 sigue despertando entre los argentinos. Aquí los principales puntos de interés que deben tenerse en cuenta para el estado pasan por cuestiones geoestratégicas que conforme a cómo y con quiénes se desarrollen, influirán en los destinos del país. Teniendo en consideración la latente disputa del Atlántico sur y el notable atraso del estado -que coincide con el final de la guerra de 1982- en el abordaje y atención de sus intereses estratégicos, pretender ingresar a la Argentina a una organización político-militar-inteligencia en la cual el enemigo tiene una influencia destacable, es un error que pagarán las generaciones venideras.

Así mismo si fuera aceptado en la OTAN ¿Cuáles son los recursos militares que la Argentina puede ofrecer en la alianza? La situación material de su defensa no es la mejor ni mejorará con los rezagos que les ha financiado Washington. Entonces, ¿Será acaso, la ubicación del territorio lo único que interesa?

Es por eso, que los simplones argumentos que por estos días se difunden desde ciertos periodistas al servicio de medios pro-atlantistas hablando de los beneficios de esta intervención estadounidense en los mares argentinos además de ridículos son simplemente insultantes para la inteligencia de los ciudadanos y al mismo tiempo, una advertencia de a dónde los Milei están llevando a su país.