viernes, 16 de febrero de 2018

VETERANOS DE AYER




“LA PEQUEÑA LETRA DE LA LEY”

Cómo se interpretan los hechos con las leyes y los reglamentos de servicio con las resoluciones de Naciones Unidas y la ley fundamental?



Por Dany Smith
¿Qué diablos pasa cuando hay un conflicto entre lo que dicen los hechos y lo que dice la ley? O más bien ¿Cuándo los hechos tratan de ser interpretados con una maraña legal de resoluciones, dictámenes y leyes? Esto es lo que parece verse en la actual compulsa de los veteranos argentinos quienes al parecer han tomado conciencia de que la lucha nunca terminó y que debían arremangarse las camisas para vindicar ellos mismos sus propios derechos.

Tal como le hemos mencionado antes, la lucha de los veteranos de la guerra del Golfo Pérsico ha sido tan dura y desigual en Estados Unidos, en Gran Bretaña o como lo están viendo nuestros camaradas argentinos; nada es un regalo y menos aún cuando hay tanta basura detrás de aquella guerra. Solo se trata de luchar nuevamente pero con otras armas y contra nuestros propios gobiernos (Pensamiento Político y Estratégico. “La Nueva Lucha”. https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2017/08/veteranosde-ayer-la-nueva-lucha-por.html )

Solo para dejarlo bien en claro, la participación argentina en la guerra del Golfo fue un hecho que ha pasado a la historia y no se trata de una hipótesis o de la interpretación de un supuesto, nada de eso, es un hecho duro que no tiene prueba en contra.

Pues, veamos con calma el tema. Según lo que se sabe de la misión asignada a los buques argentinos bajo la denominación ALFIL 1, la misma entro en operaciones en tiempo real y se unió a los esfuerzos de los demás grupos de tareas bajo el comando de operaciones navales MARCENT y del CENTCOM a establecer zonas de patrullaje de seguridad y control para hacer cumplir el embargo decretado por Naciones Unidas, esto hasta las 00:00 horas del 16 de enero de 1991.

Cuando expiró el ultimátum, todo el Teatro de Operaciones montado para las tareas de bloqueo y cumplimiento del embargo económico y comercial se agrego el componente de la hostilidad es decir, el inicio de la guerra contra las fuerzas iraquíes. En este marco la misión argentina junto a otros grupos de tareas internacionales (Canadá, España, Australia etc) se alinearon a las nuevas tareas que demandaría el inicio de las hostilidades, especialmente a las de vigilancia de la zona y de la ruta de abastecimiento.

El comentario viene a la sazón de los revuelos que parecen haber habido dentro de varios sectores de estamento militar argentino y del área de la defensa cuando se ha estado solicitando por los canales administrativos legales la remisión de informes referentes a las operaciones navales de la Armada en el Golfo Pérsico durante 1990 hasta 1991. Ciertamente el momento no es el mejor para el área luego del incidente del submarino “ARA San Juan”, pero separemos las cuestiones; el tema de la lucha por los derechos de los veteranos de aquel entonces es tan gravitante como aquella desgracia.

Volviendo a lo estrictamente legal, vemos que los hechos que la historia ya plasma en diferentes libros y documentales de varios países, incluyendo a la Argentina no dejan lugar a dudas de que fue lo que paso en la guerra del Golfo Pérsico ni de cuál fue el papel de la misión ALFIL 1, la más comprometida y activa participante en las operaciones de la “Tormenta del Desierto” que se extendieron desde el 16 de enero hasta el 28 de febrero de 1991.

Pareciera una grosera contradicción que a pesar de tan reconocidas y documentadas tareas por los entonces comandantes del Estado Mayor de la Armada de los Estados Unidos y los jefes de la inteligencia naval para con las dotaciones, particularmente con la compuesta por el destructor “ARA Almirante Brown” y la corbeta “ARA Spiro”, durante años el Estado Mayor de la Armada Argentina no tenía registros de ese evento trascendente de la geopolítica internacional.

Cuando se planteo el tema a algunos almirantes retirados, fueron reticentes en dar su opinión y simplemente nos cortaron el teléfono. No muy caballero, verdad?  Desde esta perspectiva hubo desde la llegada de la misión ALFIL 1 a Puerto Belgrano allá por abril de 1991 hasta unos pocos años atrás una nebulosa, un limbo en el que dicha participación prácticamente no aparecía como existente ¿Cómo podía ser posible mi Dios? Cuando se comento esto con algunos abogados especialistas en temas de veteranos simplemente no se extrañaron, pero si señalaron que tanta negación era absurdo.

Era sin dudas una torpeza absoluta. Cuando los mapas de operaciones del Comando central de operaciones (COC) en Darham que coordinaba las operaciones navales y aéreas en una importante parte del Teatro de Operaciones y donde los buques argentinos aparecen registrados con todos sus itinerarios, rutas, horarios, rutinas y tareas asignadas, no parece tener sentido una actitud semejante. Si el grupo de tareas no hubiera cumplido con sus objetivos hubiera sido muy duro para los muchachos en tierra que tuvieran el combustible para sus vehículos, llegaran los cohetes MK-20 “Rockeye”, que pudieran beber agua fresca sin los purificadores de agua (ROWPUs) o que las municiones para la artillería estuvieran disponible para los puestos de avanzada general (GOP).

El problema o mejor dicho, la novedad que surge de todo esto, es que se ha descubierto cómo se estuvo encubriendo el real carácter de la participación del grupo ALFIL1 (no mencionamos al ALFIL 2 ya que ingreso a posterior del fin de las hostilidades) por una cuestión meramente política más que de interpretaciones de la ley ¿Pero de qué ley me habla usted, podrá decir?

Es un hecho que el grupo de tareas T.88 partió con rumbo al Golfo Pérsico el 25 de septiembre de 1990 y que tras cruzar el estrecho de Ormuz por finales del mes de noviembre ingreso al Teatro de Operaciones en el cual se estaba desarrollando en ese momento la Operación Escudo del Desierto destinada a bloquear las rutas marítimas hacía Iraq y patrullar el litoral marítimo saudita, que se hallaba amenazado por una posible ofensiva iraquí. En aquel momento reportes de inteligencia advertían de una posible incursión rápida sobre las instalaciones portuarias de “Al Jubail”.

Todo esto, más allá de las resoluciones de Naciones Unidas que debemos reiterar, eran (y siguen siendo) de carácter facultativo.  Tras ello, el rol de las unidades navales muto ante el cambio de la situación y lo que era un mero bloqueo pasó a ser una situación de guerra abierta y fue por ello que su estado pasó a ser pro activo (a situación de combate)  a favor de la Coalición Aliada.

Ahora bien ¿Qué determino en esos momentos el Consejo Nacional de Defensa y el Ministerio de Defensa de aquel entonces? Si nos atenemos a lo que determina la ley de Defensa Nacional 23554 la Secretaría de Asuntos Militares a cargo de la Subsecretaria de Política y Estrategia debería haber elaborado un pormenorizado informe sobre la situación real en dicho Teatro de Operaciones, y no solo como paso previo para su envío sino también tras el arribo con la misión cumplida.  

Precisamente se hallan entre sus funciones la de Determinar los requerimientos para el planeamiento conjunto y formular y aplicar los principios y normas  para el funcionamiento y el empleo de las fuerzas armadas, tareas que dicho sea de paso también están a cargo del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas (EMCFFAA). En lo referente a la Secretaría de Asuntos Militares una de las funciones vitales para determinar el despliegue de una fuerza de combate es “determinar las políticas en materia logística”, una materia por cierto vital en la campaña llevada a cabo en la Tormenta del Desierto y en la que la misión ALFIL 1 presto admirable y reconocido servicio.


Por último (pero por ello no menos importante), el tema de la actuación “conjunta” que la misma ley y los decretos reglamentarios refieren, se vinculan a la amornización de las tareas entre las fuerzas de tierra, aire y mar que fueron aprendidas tras la guerra de Malvinas de 1982, pero que se aplicaron con mayor rigor y complejidad en la guerra contra Iraq de 1991 y donde más allá de la relativa independencia operativa de la agrupación argentina en pleno de las hostilidades, debía seguir y acatar sin la menor discusión las órdenes que surgían del Comando central de operaciones y que se vinculaban con la importante tarea de mantener el “grifo abierto” de suministros y cuidar que no fueran blanco de un agresión inesperada. 

miércoles, 14 de febrero de 2018

NACIONAL



“LA GRIETA JUDÍA”

Se cae a pedazos la versión islamofoba sobre la autoría de los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA y la discusión se profundiza dentro de la misma comunidad judía




Por Charles H. Slim
Para quienes no aceptan la idea de la existencia de una grieta social y política que divide a la sociedad argentina, lo que se está viendo con lo que sucede con el tema AMIA y las nuevas visiones que ciertos personajes de la vida política están dando, pueden sacarse las dudas con lo que a continuación les comentare

Al parecer la grieta está rajando aún más  a la conflictiva comunidad judía argentina, que como en todas las comunidades que alberga el país, no son monolíticas ni escapan a las discordias y las desinteligencias que existen dentro del seno de sus posiciones políticas.

Quién no recuerda a Carlos Escudé, ese politólogo de la época menemista que defendía a capa y espada a EEUU y a Israel, tratando de vender que Argentina iba a la cima del primer mundo con las políticas anodinas de Carlos Menem y Cía.  Pero todo eso ha pasado a la historia y actualmente al parecer, Escudé se halla embarcado en la misión de buscar la verdad caiga quien caiga, según lo ha dejado claro en una entrevista a uno de los medios judíos como “La Voz y La Opinión” (Pájarorojo.com. http://pajarorojo.com.ar/?p=37973 )

La novedad que nos trae es su nueva obra llamada “Y Delia tenía razón” en la cual trata en forma profunda y detallada las circunstancias que rodearon la perpetración del atentado de la AMIA, (para la sorpresa de muchos) reafirma el verdadero papel de la CIA y el Mossad en las acusaciones contra la república Islámica de Irán. Solo bastó el titulo para que los más recalcitrantes sionistas locales arrugaran sus caras en muestra de desagrado ante semejante afirmación.

Más allá de los argumentos que Escudé expone sobre los encubridores, ideólogos y cómplices que complican a importantes sectores y personajes de la misma comunidad judía, el tema de acusar a Irán por este crimen irresuelto va más allá de una simple islamofobia que surge de los sectores sionistas que se conjugan y conniven desde hace décadas con los actores estatales como EEUU e Israel. El pináculo de toda esta montaña de mierda que pareciera encubrir definitivamente un interés geopolítico, comienza a asomarse al conocimiento público.

Como bien lo explico Escudé en la entrevista al medio “La Voz u la opinión”, a las agencias de inteligencia como la CIA, el Mossad y el MI-6 poco o nada les importa investigar la comisión de hechos como los atentados; no es para eso para las que fueron creadas; por el contrario, la historia contemporánea y una extensa compilación de pruebas demuestran que están al servicio de todo lo contrario. Ello lo hemos podido ver muy claramente a lo largo de todos estos años con las incontables y nefastas acciones de estas agencias en varios lugares del globo.

Precisamente tras haber instigado desde los lobbies de presión sionistas como AIPAC la invasión y ocupación de la república árabe de Iraq, los esfuerzos de las mismas agencias fueron protagonistas en el derrocamiento de Mohammar Al Gadafy en Libia en 2011 y tras instalar el caos, se centraron en tratar de destruir a Siria y por extensión bajo fuertes presiones de Israel llevar a la misma suerte a Irán.

Los procesos por descomponer al tejido social del país persa vienen siendo apoyados desde el mismo día que Khomeini tomo el poder y se fue acelerando en forma progresiva en los últimos quince años hasta esta parte con movimientos populares bastante sospechosos y que desde occidente se bautizaron como “revoluciones de color”, siendo la última la “revolución verde”, un intento de derrocar al gobierno iraní acaecida en 2009 durante la administración Obama. http://foreignpolicy.com/2018/02/09/the-trump-teams-blinkered-obsession-with-the-iran-deal-is-poisoning-the-well/ 

Aquel fracaso fue cargado al mismo Obama por no haber profundizado una posible intervención militar bajo los argumentos de la “violación de los derechos humanos” por la represión de las fuerzas estatales contra los manifestantes, fue tomado como la perdida de una oportunidad de oro para desbancar a Irán como potencia nuclear en ascenso.  Esto fue una clara e ilegitima injerencia en los asuntos políticos internos de un país soberano, algo que actualmente acusa sin los menores argumentos a Rusia.

En los momentos en que se produjeron los atentados, se lanzaron acusaciones para todos lados. Las primeras versiones hablaban de “nazis”, al poco tiempo señalaron a la “OLP” o a grupos extremistas islámicos palestinos como la “Jihad Islámica y al “Hamas”, pero no paso mucho para que esas hipótesis se vinieran abajo. En el relato fallaba claramente la posibilidad de una colaboración sine quanon para que estos grupos hubieran podido actuar.
En ese sentido y en búsqueda de dar una explicación lógica que no se saliera de la pista “árabe-islámica”, los argumentadores de estos relatos dirigieron sus miradas a la odiada (por Tel Aviv) República Árabe Siria con la cual mantenían un estado de guerra permanente.

Pero también hubieron muchos puntos oscuros sobre los argumentos oficiales direccionados a culpar a una conexión árabe-siria y que cuando se hizo imposible de probar la llamada “pista siria”, los “expertos de la CIA y el Mossad”  que colaboraban “desinteresadamente” con la SIDE, redirigieron conveniente y artificiosamente sus acusaciones contra los chiitas libaneses e iraníes.

Tras años de encubrimiento y complicidades que van desde el mismo presidente Carlos Menem y sus principales personeros pasando por varios personajes de la misma comunidad judía y de muchos otros provenientes de la seguridad, la justicia y el periodismo nacional, hoy no quedan dudas de que detrás de aquellos atentados hubo algo más que una rivalidad entre “árabes-islámicos e israelíes”.

Pero ¿Desde cuándo se impulso el interés de Washington y Tel Aviv por acusar a Teherán de los atentados en Buenos Aires? Curiosamente, las sugerencias de la CIA y el Mossad habían comenzado desde el 2002  dándole letra a la entonces SIDE bajo la presidencia de Eduardo Duhalde  (Página/12. “Galeano ya tiene en su poder el informe de la SIDE sobre la AMIA”. https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-15771-2003-01-23.html ) y que un tiempo después se incorporaron materialmente al expediente judicial cuando Néstor Kirchner era presidente.


A pesar de ser un cuento muy bien elaborado, el informe presentado no dejaba de ser un cuento. Precisamente, es el punto de vista de Escudé con esta obra y que se agrega a otras investigaciones independientes que se habían realizado años antes y que, con las conclusiones a las que arriba en ésta nueva obra, ha dividió a la misma comunidad judía, pareciendo arrojar definitivamente por la borda aquella tesis que alinea como culpables Ad Hoc al Hesbolla libanés y a la república de Irán ¿Se han cansado los judíos honestos de las manipulaciones de los sionistas que los usan para su propósitos?.