sábado, 28 de octubre de 2017

NACIONALISMO ARGENTINO O SEPARTISMO ARTIFICIAL

EN LA MIRA




“CONDUCIENDO A LA GUERRA”

Según se viene sabiendo Benjamín Netanyahu y su gabinete vienen presionando con persistencia y firmeza a La Casa Blanca para que Trump ordene una intervención militar contra Irán y para ello Tel Aviv está apoyándose en las organizaciones sionistas estadounidenses y sus lobbies en el Congreso ¿Cederá Trump a los caprichos políticos del sionismo a costa de los intereses de su propio país?




Por Charles H. Slim
El martes pasado sonaba frenéticamente el teléfono en el despacho del presidente en la Casa Blanca y más tarde se sabría que la llamada era de larga distancia. Tan pronto como Trump fue informado de que había alguien estaba al teléfono que urgía por su atención, dejó sus asuntos en el jardín y fue raudo a atenderlo. Del otro lado de la bocina sonó la voz grave y con el acento de un inglés como el que suelen expresar los israelíes, pudo escuchar el saludo de su homologo benjamín Netanyahu quien demostraba ansiedad en hablar con él.

Lo que se hablo en esa llamada solo quedo para Trump y su interlocutor, pero no se hizo necesario interpretes para descubrir lo que en ella se trato y eso era “qué hacer con Irán”. Las últimas medidas que ha tomado la Casa Blanca poco tienen que ver con la política exterior estadounidense y más bien, están orientadas –como ha sido la costumbre desde 1948- a impulsar planes que solo buscan satisfacer los intereses del estado de Israel. La aplicación de sanciones contra Irán y la búsqueda por deshacer el acuerdo nuclear son solo algunos de los hechos de la administración Trump que han despertado la algarabía del sionismo internacional.

La búsqueda por arrinconar a la república Islámica de Irán viene impulsándose desde todos los puntos del globo donde el sionismo opera bajo sus diversas modalidades.  Esta determinación también se viene viendo en Argentina, especialmente desde ciertos funcionarios del gobierno de Mauricio Macri que bajo el pretexto de la supuesta ilegalidad del Memorando de entendimiento firmado durante el gobierno anterior entre Buenos Aires y Teherán y que los medios nacionales califican como un “Pacto de impunidad”, tratan de culpar a funcionarios iraníes de los atentados cometidos en Buenos Aires.  Esto también ha servido como un elemento más para fabricar un Casus Belli contra Irán y claro, contra el odiado “Partido de Dios” (Hesbollah) que argumente una posible operación militar contra el Líbano.

Durante todos estos meses de presidencia, Trump ha estado sometido a una fuerte presión de los poderosos lobbies judío-estadounidenses que lo venían emplazando como principal objetivo, de cortar todos los nexos con Irán y facilitar el camino a un ataque que degrade su capacidad tecnológica y reduzca al país a una situación similar a ala de Iraq. En apariencias Trump no ha mostrado ningún reparo a estos planes y ello ha sido motivo de congratulación de las 52 principales organizaciones pro-israelíes del país.

Según estamos viendo, Tel Aviv y en especial los sectores sionistas recalcitrantes que apoyan una guerra a niveles impensados contra Irán, no escatiman en recursos para crear situaciones controversiales que les dé el pie para argumentar una agresión a la cual “se vieron obligados a responder”. Lo hemos visto en Siria, con sus bombardeos sobre las fuerzas árabes del ejército e incluso asesinando a generales iraníes y algún que otro comandante de Hesbollah que se hallaban combatiendo a los grupos “wahabíes” y mercenarios entrenados por la CIA. Incluso en momentos que Vladimir Putin visitaba Tel Aviv, la aviación israelí lanzaba ataques contra las tropas sirias como pretendiendo decirle a Damasco “Rusia en realidad no les apoya”. También con tretas mucho más discretas y basadas en el engaño con sangrientos atentados y falsificación de informes realizados por sus servicios de inteligencia civiles y militares sobre uso de armas por parte de Al Assad.  

A nivel político y diplomático lo vimos con la salida de EEUU de la UNESCO en claro apoyo al disgusto de Israel por haberse aceptado en esta organización internacional a Palestina como un miembro con carácter de estado. Pero lo que más molesta a Tel Aviv y su círculo de intelectuales es que esta organización ha elaborado un meticuloso informe sobre los crímenes israelíes contra la población palestina que enfureció a todo el arco político y religioso del sionismo tanto en Israel como alrededor del mundo (Globalresearch.ca. “El primer Ministro israelí…”. https://www.globalresearch.ca/israels-prime-minister-netanyahu-is-leading-us-president-trump-to-war-with-iran/5615249

Para la mayoría de la opinión pública estadounidense, no es una noticia que los intereses israelíes se hallen posicionados por encima de los estadounidenses e incluso que muchos funcionarios de sus carteras más sensibles, han sido escogidos y colocados por sugerencias directas de Tel Aviv y que se retrasmiten por medio de sus organización sionistas estadounidenses. 
El caso de David Friedman un conocido abogado judío estadounidense, especialista en quiebras, es ilustrativo de esto. A pesar de las incompatibilidades que presentaba para tener un cargo público, fue nombrado embajador de EEUU en Tel Aviv.

Pero el hecho más grave que La Casa Blanca que demuestra seguir las directivas de Tel Aviv en lo referente a las ansiadas intensiones de lanza una “guerra preventiva contra Irán” se da por las presiones de Benjamín Netanyahu para que Trump no solo desconozca el acuerdo nuclear firmado por Barak Obama  sino que, además de denunciarlo, siente un precedente bochornoso y peligroso por violar el cumplimiento de un acuerdo internacional. Ello ha desatado un revuelo interno especialmente dentro del Pentágono, donde los generales y asesores estratégicos opinan todo lo contrario a lo que Netanyahu quiere.

Para los generales norteamericanos, lanzar un ataque contra Irán podría tener consecuencias inesperadas. Además no habría motivo para realizarlo ya que el acuerdo funciona.  Otro punto es que, si EEUU violara la firma de dicho acuerdo, estaría arrastrando a los otros seis países que en el marco de Naciones Unidas, firmaron también el acuerdo llevando a Washington a un escándalo político internacional que mellaría aún más la baja imagen que ya tiene. Otra cuestión que plantean los estrategas norteamericanos es que, si se viola el acuerdo, los iraníes restablecerían la producción de modernos sistemas defensivos que dificultaría acciones futuras en la región.  A la par de esto, les daría mayores argumentos a Corea del Norte para seguir con sus programas de misiles nucleares. Otro punto, es la situación geográfica y topográfica de Irán que según varios expertos representaría una pesadilla similar a la de Afganistán y por último, la desconfianza que les ha ganado la interferencia de Israel en las pasadas guerras que tras empujar a sus militares a invasiones impopulares y desastrosas, terminan siendo pagadas con la sangre de soldados estadounidenses.

A la par de todo esto, también esos lobbies han venido presionando para que el gobierno tome medidas contra los “disidentes” internos y cualquier otro ciudadano común que apoye el boicot político y económico contra la economía de Israel que impulsa el llamado BDS y que ha representado una seria molestia para las inversiones en Israel. 


Aunque para ellos sería mucho mejor eliminarlos físicamente, ello es imposible por lo que la metodología está orientada a imponer multas y arrestos por  el tan usado argumento del “antisemitismo”. Los funcionarios clave para que esto pueda pasar, son el yerno de Trump Jared Kushner, el empresario de bienes raíces Jason Greenblatt y la empresaria y actual vocera en Naciones Unidas Nikki Haley, elementos centrales para influir en la alocada cabeza de Trump quien tal vez, en algún momento puede llegar a meter a la Unión en una guerra tan o más desastrosa que las heredadas del Clan Bush.

viernes, 27 de octubre de 2017


OPINION



“FINAL DE EPOCA”

La derrota desastrosa del Peronismo dirigido por Cristina Fernández ha marcado un punto de no retorno en su posición como en las expectativas de aquel proyecto para la Argentina ¿Habrá un nuevo comienzo o solo es el comienzo del fin?




Por Javier B. Dal
El 22 de octubre último, la población argentina tomo una determinación crucial para su futuro tras las elecciones parlamentarias. Fue sin dudas un momento culmine en la dirección que iba a tomar el país, en todos los aspectos, sea en lo interno como en lo externo pero especialmente, en el camino que puede llegar a desandar de ahora en más en el ámbito de la geopolítica.

Argentina venía desde 1983 en una continua cuesta abajo y que, más allá de glorificar al entonces presidente Raúl Alfonsín por ser el presunto artífice de las bondades de la incipiente “democracia” como un sistema de gobierno, en realidad la misma –además de haber sido impulsada por Washington tras el cambio de sus intereses- solo ha servido como argumento recurrente para encubrir la ineptitud, los abusos de derecho, el latrocinio y por supuesto, la corrupción político-estructural de la clase política.

En esos momentos el negocio de la “guerra fría” entre Oriente y Occidente estaba tocando fondo y las necesidades de la Casa Blanca ya no pasaban por eliminar a la subversión comunista de Latinoamérica; ya no hacían falta los regímenes militares para mantener a raya esa amenaza. Los objetivos geoestratégicos de EEUU estaban cambiando rápidamente y debía tomar medidas. Como de costumbre y de un plumazo le bajo el pulgar a los gobiernos militares y permitió que las elecciones de gobiernos civiles volvieran al poder obviamente, siguiendo las directivas del Departamento de Estado. En la Argentina, quienes ocuparían ese sitial serían los mismos que entre cuatro paredes aplaudieron a la Junta militar durante los años de plomo y que luego, tras la venida abajo de aquel estado de cosas, se presentaron como los salvadores y los adalides de la “Democracia”.

Pero lo que nos referimos aquí es a la caída de Argentina en lo que hace a su posicionamiento internacional e incluso regional. Como parte de una comunidad de estados, Argentina perdió progresivamente su peso político y con ello, afecto sus relaciones económico-comerciales a niveles impensados. 
Con una clase política abúlica y autista, el país perdió el norte creyendo que todo podía arreglarse dentro de sus propias fronteras abandonando los grandes temas de estado, improvisando en áreas que no aceptan ligerezas (como inteligencia, área de Defensa y política exterior) o a la sumo, realizando algunas alianzas con sus vecinos más allegados pero nada más.

Esto además de ser una demostración de obtusidad política y falta de previsión ante el mundo globalizado y hostil que se aproximaba, evidenció la pasmosa mediocridad del por entonces proyecto social-demócrata de Alfonsín y Cía que solo se centro en purgas internas de tinte político revanchista para el impacto partidista y el desguace sistemático de las Fuerzas Armadas, brazo imprescindible para darle sustancia a la política exterior. Con ello se debilito la estructura orgánica del estado como un actor saludable y confiable en el contexto internacional convirtiéndolo en lo que metafóricamente podríamos ilustrar como  un mero hablador con brazos escuálidos, tratando de esconder bajo la alfombra de discursos baladíes, los enemigos externos que gravitaban y siguen gravitando sobre los intereses nacionales.

Es que como dijo alguien, “es más fácil destruir que reformar o construir algo nuevo”; y solo a eso se dedicaron durante los últimos 34 años los politiquillos advenedizos que se arremolinaron alrededor del estado para convertirlo en la caja registradora de la cual cobrarse para simplemente no hacer nada trascendental por el común dejando de lado los temas macro-políticos de  la agenda geoestratégica que actualmente son de relevancia ineludible para los intereses de todos los habitantes de la nación.

En apariencias eso fue entendido por Menem en la década de los noventa pero, al poco tiempo revelo que la forma de insertar al país dentro del concierto internacional no era ni la mejor ni la más inteligente. Su alineamiento automático pareció ser la fórmula mágica. Si era la más rápida y hasta se podría decir incluso espectacular, pero con consecuencias que nunca pudo prever y menos aún conjurar. Sin una estructura renovada de sus áreas de inteligencia ( SIDE) que venían desmoronándose tras el gobierno de Alfonsín y con unas Fuerzas Armadas desarticuladas, su gobierno quiso jugar en las grandes ligas de la geopolítica internacional sin haber previsto que se estaba prestando a que ese juego siniestro llegara a su país y causara las consecuencias que todos conocen.

Fue demasiado tarde para cuando Carlos Menem y sus ministros reaccionaron y se dieron cuenta que el país en la situación que se hallaba, estaba desprotegido y vulnerable. Esa negligencia además del daño que causó fue la clara demostración –además del amateurismo- del desguarnecimiento en que el estado nacional se hallaba para mínimamente atender o a lo sumo, detectar  la existencia de planes en curso para realizar atentados como los perpetrados entre 1992 y 1994, ni que hablar de perpetrar la muerte de su hijo y la voladura de “Río Tercero”.

Menem dejo pasar la oportunidad de dar el puntapié para reformar la infraestructura global del estado nacional. Y bien decimos, “dar el puntapié” ya que sus dos gobiernos no habrían alcanzado para que hubiera podido disfrutar de los frutos de un proyecto de largo plazo como ese. Quizá fue por ello, que como le sucede a todos los políticos argentinos, poco le intereso comenzar una obra de la cual no podían disfrutar y menos aún usufructuar; Menem hizo como dijo Luis XV, “Después de mi, el diluvio”. Para ellos el poder es la oportunidad para sacar ventajas partidistas y obtener ganancias personales, nada más.

Para 1999 Menem y su gente eran historia y la Argentina caminaba sobre la cornisa  a punto de caer al abismo. Tras la llegada al poder del gobierno de la Alianza-FREPASO liderada por el presidente Fernando de la Rúa el país esperaba mejoras en la economía y un cambio en los manejos de la política doméstica que tenía la resaca de las fiestas neoliberales con “pizza y champagne”. Eso no ocurrió y ello terminaría con la crisis del 2001 con la huida en helicóptero del presidente De La Rúa.

Tras la acefalia y resuelto el problema de la sucesión, Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz se hace cargo de la presidencia y tímidamente fue escalando en sus ambiciones. Las circunstancias internacionales no podían ser mejores, los mercados internacionales sonreían al mercado exportador y EEUU se hallaba subyugada en guerras lejanas sin darle importancia a la dinámica política que se gestaba en la región y que Hugo César Chávez lideraba en Venezuela. Precisamente y con estas circunstancias, Kirchner comenzó a vislumbrar que podría colgarse del carro de éste populismo “Bolivariano” pero usando a la imagen de Perón para referirse al “proyecto”. 
Pero lejos estuvo de consagrar la “tercera posición” o algo superador, sino que pronto dejo en evidencia que se apoyaría en los sectores de la izquierda “setentista” para sostener su programa mutante e indefinido políticamente que fracturaría a la sociedad.


Luego de  su extraña muerte, Cristina Fernández tomo el mando y como sucede en las venalidades, toda la familia tomo algún sitial en la nueva gestión.  Para ella, las reformas además de partidocráticas y sectoriales fueron meramente cosméticas que ahondaron la “grieta”. Sin saberlo fue el comienzo del fin, tanto para ella como para el PJ (sin distinción entre nacional y provincial) que se plegó a sus desopilantes políticas desintegradoras. Mucho más a la izquierda que su pragmático marido, CFK creyó que con algunos discursos altisonantes y emulando posiciones revolucionarias, reinaría por siempre pero el tiempo demostró que lo que construyo, estaba sustentado en pies de barro y para peor, lo hizo sobre un pantano que ya se ha tragado a la mayor parte de eso llamado “La Campora” . El final de ese “proyecto” ha llegado y con él, el de una época. 

martes, 24 de octubre de 2017

ILM-MIDDLE EAST




“CON LOS DÍAS CONTADOS”

El referéndum promovido por el gobierno del Kurdistán solo fue una pantalla para concretar otros planes que poco tienen que ver con una legítima reclamación de autodeterminación. Tras la determinación de Bagdad de cortar por lo sano, el Clan Barzani y los Talabani se han estrellado contra una desilusionante realidad ¿Y ahora que será de ellos?




Por Horace Husseini  

La proclamación de la independencia del Kurdistán iraquí bajo la égida de la mafia del Clan Barzani fue demasiado prematura, apuntan algunos sectores kurdos que pese a simpatizar con el proyecto no estaban de acuerdo con éste sector feudal, con los métodos implementados y menos aún con los aliados que –y no hay que dejar de señalar- muy interesados apoyaban frenéticamente  detrás de bambalinas. Para actores como Ankara eso fue la gota que rebalso el vaso y en ese sentido no espero para tomar medidas más drásticas (Red Voltaire.org. “La estrategia militar de la nueva Turquía”. http://www.voltairenet.org/article198353.html )

El 25 de septiembre último, el gobierno kurdo encabezado por Mazud Barzani realizó un referéndum para determinar si seguían unidos a la soberanía de Iraq o se separaban para conquistar la mayor ambición política desde comienzos del siglo pasado. Obviamente esto fue rechazado por Bagdad y todo el espectro político iraquí, dejando de lado las fuertes divisiones políticas que aún subsisten luego de la ocupación. El problema no radica en la aspiración kurda sino en las consecuencias que se han trasmitido a los pobladores árabes y cristianos del norte y muy especialmente, en los intereses que se esconden detrás y que no son precisamente del pueblo kurdo. Tal como lo señala el artículo de Therry Meyssan citado antes, una vez proclamada la separación del Kurdistán se concretaría el acuerdo secreto entre el Clan Barzani y Tel Aviv para trasladar una base militar israelí al norte de Iraq.

Aparentemente en Erbil, capital del Kurdistán, creyeron erróneamente que no habría reacciones de Bagdad y si las hubiera, no serían una amenaza de entidad a sus fuerzas ya que las mismas contaban con el apoyo de EEUU y por supuesto, de Israel. Además, las fuerzas iraquíes estaban demasiado entretenidas con el “Daesh” para preocuparse por ellos. Lamentablemente para Barzani y sus comandantes entre los que se hallan mercenarios estadounidenses, británicos e israelíes, eso no sucedió y los iraquíes el martes 17 de octubre tomaron por asalto Kirkuk y las aldeas de los alrededores retirando las banderas kurdas para colocar en los mástiles de los edificios gubernamentales a la bandera nacional iraquí.
Hombres de las milicias chiitas pisando la bandera kurda

Y eso no era lo peor. Lejos de intervenir, los estadounidenses que se hallan en la región solo se redujeron a observar como sus dos “aliados contra el Daesh” se mataban entre ellos. Con relativa facilidad, las tropas iraquíes se abrieron paso y obligaron a los Peshmerga a retroceder más al norte recapturando los campos petroleros y sus instalaciones intactas.

Sobre el papel espectador de los norteamericanos en estas refriegas no es de extrañar. Washington siempre está en todos los bandos y solo se mueve del lado que mejor le convenga y ese es, el que tenga mayor poder. No hay que olvidar de donde salió el “ISIS”, sus bochornosas conexiones con la inteligencia militar estadounidense y sus colegas de la CIA; los aprovisionamientos de armas y equipos, el rescate de altos jefes de esta organización y hasta la concesión de ventajas estratégicas mediante provisión de información de inteligencia para que pudiera moverse con ventaja en el terreno. Tampoco olvidemos que el “Daesh” pudo penetrar en el norte de Iraq en parte por la ayuda de las Peshmerga, que aprovecharon (entre otras cuestiones) para ampliar su jurisdicción y capturar los campos petrolíferos de Kirkuk. 

Si el “Daesh” y sus aliados en Siria hubieran cumplido con la misión de destruir a las fuerzas del estado, los norteamericanos habrían sido un apéndice de esa nueva situación tal cual lo hicieron tras la destrucción de la república Libia,  que al quedar expuesto a la luz de opinión pública y demostrar lo que significo dicha intervención, trata recurrentemente de ser explicado en artículos de editoriales neocon cargados de insustanciales sandeces (Foreign Policy. “America is in denial about Iraq”.  http://foreignpolicy.com/2017/10/18/america-is-in-denial-about-iraq /  )

Otro gran perdedor de todo esto es sin dudas Tel Aviv, quien esperaba tras la farsa del referéndum, establecer relaciones diplomáticas oficiales y una base militar de las FDI en el territorio de la nueva nación separatista y por supuesto, comenzar con Barzani las tratativas sobre sustanciosos negocios vinculados al petróleo de Kirkuk y la compra de territorios para instalar a más de 200.000 israelíes en colonias y Kibbutz. He allí los verdaderos fundamentos de las preocupaciones de Netanyahu y Cia; todo lo referente a las semejanzas genéticas, étnicas y sandeces similares solo son para el relato propagandístico.

Los acontecimientos representan un fracaso para los planes por destruir la soberanía y al estado nación iraquí, tal como lo pretenden hacer actualmente con muy pocas chances en Siria.

Fue así que cuando los milicianos kurdos se interpusieron al ingreso de las columnas de las fuerzas chiitas iraquíes, al ver éstos que pretendían oponerse a deponer sus armas y claramente impulsados por la histórica enemistad por todo lo referido anteriormente, simplemente los pasaron por encima.

Tras ello, las tropas regulares del gobierno iraquí junto a las unidades populares chiitas “Hashd Al Shabi” siguieron con su avance y tras fuertes enfrentamientos, el 20 de octubre capturan la ciudad de Altun Kupri en la provincia de Kirkuk consolidando la postura de Bagdad sobre la ilegalidad del referéndum de la separación.  Otra consecuencia fue la huida en masa de miles de familias kurdas que habían sido implantadas –con la complicidad del Daesh- por el gobierno de Barzani en territorios despojados a los pobladores árabes y cristianos (Red Voltaire.org. “Los kurdos de Iraq se vuelven contra el Clan Barzani”. http://www.voltairenet.org/article198467.html.)

Barzani desesperado y claramente nervioso por los reveces sufridos acuso frenéticamente la supuesta participación de las fuerzas especiales iraníes algo que para su sorpresa, los mismos norteamericanos se encargaron de desmentir. Pues ante ello y el sorpresivo desbande de las Peshmerga de los puntos más importantes de Kirkuk, cabe preguntarse ¿Qué diablos ha ocurrido?

Para tratar de entender todo esto, no perdamos de vista lo que han venido y están actualmente realizando el resto de los actores involucrados en este caos. 
Primero veamos la situación de Turquía quien tras aquel fallido intento de golpe de estad en julio de 2016, generó en el gobierno de Tiyip Erdogan una especie de epifanía que oriento a deshacer los lazos con Washington y acercarse progresivamente a Moscú, lo que ha ido más lejos de lo que a la OTAN puede tolerar. Precisamente en éste acercamiento y en el marco del acuerdo de Astana, Ankara ha venido desarrollando una nueva estrategia de contención en la región y para ello ha emprendido varias acciones sobre el territorio sirio.
Banderas israelies en Erbil

Desde los ingresos sin autorización a las ciudades sirias de Jarabulus y Al Bab, las tropas turcas no han parado en la concreción de sus planes. A diferencia de lo que ocurrió en aquellas oportunidades, hoy Damasco habría concedido éstos despliegues como parte de una estrategia conjunta que además de empujar a los grupos del “Estado Islámico”, sirve para cortar las expropiaciones de territorios a manos de las FDS kurdas, aliados de EEUU quienes actualmente reclaman la tenencia de Raqqa tras haber derrotado a lo que quedaba del “Daesh”. La semana pasada una brigada mecanizada y tropas de infantería cruzaron la frontera y se instalaron en Idlib desatando una nueva controversia entre Ankara y Damasco. Aunque ello es sin lugar a dudas una nueva violación a la soberanía de Siria, el gobierno de Bashar Al Assad entiende que ello es momentáneamente conveniente para la república árabe dado que, ese movimiento corta estratégicamente las ambiciones territoriales de la “Rojava” kurda que es apoyada en el terreno por las fuerzas especiales norteamericanas.  

Este movimiento no fue unilateral. Según las fuentes en la región tras la reunión cumbre entre el presidente iraní Rohani y su homologo turco Tiyip Erdogan celebrada el 4 de octubre en Teherán se habría coordinado el movimiento de tropas como una garantía por mantener la integridad territorial de la república árabe siria mientras que  las Fuerzas Armadas iraníes cerrarían sus fronteras y las rutas aéreas al Kurdistán iraquí desde donde se promueve –obviamente con el apoyo de Washington y Tel Aviv- la desestabilización de Iraq y obviamente de Siria.

Esto no solo ha causado un trastorno a los planes geopolíticos de Washington y Tel Aviv, sino que para peor de males, ha dado lugar al ingreso masivo de inversiones de empresas rusas e iraníes para la reconstrucción del país lo cual significa la firma de millonarios contratos que tendrán años de vigencia y que además de beneficiar al desarrollo de una nueva república, generara el ingreso de ganancias a las economías de dos naciones odiadas por el Establishment anglosajón y sionista.

Esta parte de la realidad en la región ya ha despertado las maliciosas  suspicacias de los Think Tanks y editoriales neoconservadoras siempre un paso adelante para desinformar y propagar todo tipo de inquinas y sospechas para ilustrar una cara negativa de todo lo árabe e islámico (Foreign Policiy.com. “Reconstrucción siria conlleva jugosos contratos para firmas rusas e iraníes”. http://foreignpolicy.com/2017/10/20/syrian-reconstruction-spells-juicy-contracts-for-russian-iranian-firms-china-civil-war/ )


Con este panorama, el Clan Barzani y sus socios Talabani ven cortadas sus aspiraciones que disfrazadas de las que legítimamente reclama el pueblo kurdo, trataron de usufructuar al amparo de los intereses imperiales y colonialistas de potencias extranjeras que solo buscan consolidar sus propios proyectos. Ellos mismos que tras años de una continua instigación para la desintegración de los estados nación árabes y de la cual Barzani y Cía cooperaron gustosamente, hoy han sido abandonados a su suerte (Globalresearch.ca. “Independencia y autodeterminación: ¿Armas para construir un imperio o para la liberación nacional”. https://www.globalresearch.ca/independence-and-self-determination-weapons-for-empire-building-or-national-liberation/5614218