viernes, 30 de junio de 2017


NACIONAL



“ENTRE TANTO”

Una desusada visita del embajador británico a la Casa Rosada ha llamado la atención y se sospecha que Londres pretende acelerar una solución rápida para la cuestión Malvinas, obviamente a su entero favor.





Por Charles H. Slim
Justamente en momentos que los medios se veían saturados con el relanzamiento de Cristina Fernández en la cancha Arsenal y los inmediatos operativos de la justicia sobre puntos estratégicos de la caja de financiación del campo “Popular” , bajo la más absoluta discreción y sin levantar el polvo el embajador británico Mark Kent se reunía con el encargado de los Asuntos Estratégicos de la Casa Rosada en momentos previos al tratamiento por el Comité de descolonización de Naciones Unidas de la situación de las islas Malvinas, Sandwiches y Georgias del sur.

La visita de Kent no fue casual ni menos aún desinteresada. Aprovechando el revuelo pre electoral que existe en el país y las continuas controversias entre el gobierno y una multi fracturada oposición peronista, el Foreing Office ha dado el primer paso para tratar de engatusar a un gobierno políticamente agradable aunque nada confiable. Londres está muy interesado en tratar de cerrar la cuestión Malvinas aprovechando la coyuntura político-económica del gobierno argentino, la más propicia que pudo haber habido desde que Menem estuvo en el poder allá por la década de los noventas.

Según algunas fuentes, los argumentos esgrimidos por Kent estaban dirigidos a minimizar los hechos del pasado y tratar de hacerle creer a Buenos Aires de que quienes tienen la última palabra en el asunto de la soberanía, son los Kelpers, un argumento tan falas como políticamente irreal.

Actualmente, el gobierno Kelper ha estado quejándose de que Buenos Aires no ha cumplido con las promesas de levantar las restricciones de vuelos desde el continente que especialmente, fastidian sus negocios.  El ánimo hostil de los isleños fue demostrado a las últimas delegaciones de argentinos que fueron a visitar el cementerio de caídos que para colmo, se vio enturbiado con el accionar político deleznable de personajes que han puesto en duda la identidad de los soldados allí yacentes.

A todo esto, los isleños siguen trabajando en su lobbie en Londres buscando presionar al gobierno para que obligue a la Argentina a cumplir con los compromisos llegados en la Declaración Conjunta firmada en 2016.  Según había trascendido, el representante Kelper Mike Summers plantearía esto ante Naciones Unidas.

Londres mantiene una base naval y aérea de vital importancia no solo para Gran Bretaña sino también para la OTAN, por lo cual de verse en la necesidad de reforzar dicha posición, contara con el abierto apoyo de esa organización. Igualmente, ellos especulan con la necesidad política de obtener de los Kelpers una autodeterminación política que les permita cambiar el estatus de las islas y volverlas algo así como, socios extra-OTAN.

Desde hace décadas que la población implantada de las islas, está gestionando sus propios recursos para lograr la autonomía política y que se basará –sin lugar a dudas- en la conformación de una pequeña armada, bien pertrechada y por supuesto alineada a la Real Armada británica. Las prospecciones petroleras en San Carlos y el cobro del canon de pesca en aguas argentinas representan algunos de los fondos con los cuales se sustentaría una fuerza que con el rótulo “defensiva”, que estaría constituida por mercenarios profesionales muy posiblemente de alguna empresa de seguridad privada (Contratista) norteamericana.

Entre tanto, Londres seguirá siendo la cara visible de las negociaciones y solo buscara ganar tiempo para que los Kelpers logren organizar coherentemente algún plan concreto.

Las gestiones de Kent se ven además, inmersas en una crisis política dentro de su propio país, el cual se está viendo sacudido por una variedad de problemas que han jaqueado al débil gobierno de Theresa May quien se halla en el centro de la tormenta por el Brexit, los extraños ataques terroristas adjudicados al “ISIS”, los ataques xenófonos e islamofobos que ha generado entre otras víctimas a las siete calcinadas en la “Torre Grenfell”, agitando aún más el ya convulsionado estado social de Gran Bretaña.

Queda claro que Londres ya no tiene el margen de maniobra como lo supo tener en todo el siglo XX y su temor más evidente radica en el control de la información el cual, ya no tiene.  Convencer a su población de que Gran Bretaña es un reino de benevolencias y que las maldades son foráneas ya no convencen ni a los pequeños los kínder Garden.  El trabajo de los medios alternativos y de las redes sociales en abrir los ojos a los simples ciudadanos ha causado un terremoto en los círculos del poder británico que no para sacudir a sus estamentos.

En este marco es que Londres pretende arreglar –para su provecho- la cuestión en Malvinas dado que la misma encierra un problema mucho más importante que la inexistente amenaza militar argentina o de organizaciones irregulares que puedan reivindicar dicha soberanía. No. Hay en el espectro geoestratégico y político una seria preocupación por los vientos de guerra que se están levantando por las caprichosas políticas de Donald Trump y que van en curso de colisión con Rusia y China.

Hay en estos momentos una escalada diplomática que en cualquier momento puede pasar al ámbito militar, especialmente, con un posible chispazo en Siria, donde EEUU y sus aliados (en especial Israel) están haciendo todo lo posible por provocar un enfrentamiento que culmine con una intervención directa, y en caso de que ello pase, habrá una extensión del conflicto a todo el globo.

Y es en ese marco, que Gran Bretaña como miembro de la OTAN, tiene la responsabilidad de mantener el control del cuadrante de las aguas del Atlántico sur y la Antártida.

Desde el final de la guerra en 1982, las Islas Malvinas pasaron a ser parte de los puntos estratégicos más importantes de la OTAN en el hemisferio sur. Precisamente y en ese plan, Argentina no debe rearmar (en el sentido verdaderamente operativo) sus Fuerzas Armadas o de hacerlo, volverse dependientes de EEUU o países como Francia y Alemania como forma de garantizar el control de su fuerza.

Por lo que se ha venido viendo, el gobierno argentino sigue estos lineamientos al pie de la letra y aunque se ha visto que las FFAA han recibido el material que necesitaban para restablecer su operatividad, el mismo es relativamente viejo y pertenece precisamente a estos países (aliados de Londres) sin que se haya podido concretar, el acceso a material y tecnología que realmente pueda marcar una diferencia cualitativa al momento de ejercer una real defensa de la soberanía tanto en lo político como en lo militar.


A esto, hay que señalar los preparativos que habría en curso para desmontar el radar aéreo de Comodoro Rivadavia, que ejerce un control y vigilancia del espacio aéreo austral, para ser trasladado a nada menos que a la provincia de Córdoba sin que se hayan conocido razones técnicas y estratégicas para semejante medida.  Lo que no quedan dudas es que con esto, los cielos del sur y del atlántico sur estarán a merced y total control de la base aérea de Port Stanley desde donde se manejaran los itinerarios y vuelos de todo el sur sin consultar a Buenos Aires. 

martes, 27 de junio de 2017



EN LA MIRA



“FALSA LIBERACIÓN”

Cuáles son los verdaderos objetivos de los grupos que EEUU apoya en Siria e Iraq. Actualmente los pobladores sirios e iraquíes siguen siendo masivamente desplazados de sus territorios por las milicias kurdas y de mercenarios apoyados por Washington. Entonces ¿liberación o colonización?




Por Charles H. Slim

La crisis y la terrible guerra que azota a Siria e Iraq no parece tener un fin inmediato y ello por el simple motivo de que los que se presentan como los “libertadores” de las poblaciones que han estado ocupadas por grupos como el “Estado Islámico” (entre muchos otros), a su retirada, vienen siendo el blanco de una venganza impiadosa, de desplazamientos forzados y de saqueos de sus territorios por parte de quienes la prensa occidental pinta comúnmente como “víctimas” relegando maliciosamente a la realidad de los pobladores árabes de la región.

Se trata de los grupos kurdos como el YPG que luego de haber venido luchando junto con las fuerzas árabes sirias para expulsar a los grupos como “Al Nusra” y “Daesh” del suelo sirios, terminaron alineándose  a los intereses de EEUU y Tel Aviv, quienes desde décadas habían venido trabajando bajo cubierta –junto a otros clanes kurdos- para sabotear a los gobiernos árabes de la región. Para los árabes e incluso para los persas esto no es una novedad. Los políticos y los jefes tribales kurdos  son parte de una realidad e idiosincrasia propias que ha variado en cada época y en cada etapa de la historia política de la región pero siempre manteniendo un objetivo: Crear el Kurdistán.

Durante décadas los kurdos han venido reclamando su propio estado, una entidad con base física especialmente ubicado entre Turquía, Siria, Iraq y parte de Irán. Pero estas reclamaciones fueron llevadas a la violencia armada por grupos aislados y hasta minúsculos (apoyados por Tel Aviv) que solo representaban un pequeño porcentaje de la población kurda, dispersa e integrada armónicamente con los países que los cobijan.

Fue durante la época de la guerra fría que grupos como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán PKK compuesto por kurdos turcos de orientación marxista liderado por Abdulla Ocalan y acérrimo enemigo del estado turco, (el cual a su vez es aliado de EEUU y la OTAN), comenzó en 1984 una guerra que tiene lugar hasta nuestros días. Al mismo tiempo y esas mismas épocas, los kurdos iraquíes que ocupaban una pequeña región en el norte de Iraq, fueron tejiendo relaciones y estableciendo con unos peculiares aliados, los israelíes quienes usarían a los kurdos para desestabilizar los nacionalismos árabes.

Cuando occidente y más precisamente los medios masivos han discurrido sobre “el problema kurdo” o se han referido como los “pobres kurdos”, se han ocupado de historias parciales y aunque ellas han sido verdaderas no representan una tragedia tan grande como la que han venido soportando los árabes de la región; mucho menos se han detenido a discursar sobre las cuestiones intrinsecas que albergan tales rivalidades.

Tanto en 1991 como en 2003, el papel de los clanes kurdos iraquíes fue tan crucial como sangriento. En ambas oportunidades, los jefes tribales como Masud Barzani quien lideraba el PDK y Jalal Talabani del UDK, explotaron la oportunidad para derribar al gobierno de Bagdad en búsqueda de expandir sus dominios territoriales con especial interés en capturar los ricos campos petroleros de Kirkuk que eran parte del interés económico del otrora estado iraquí.

Para esto nefastos personajes, ayudar a los estadounidenses y británicos fue fundamental en la carrera (entre otras cuestiones) por materializar el ideario de un estado kurdo dentro de sus propias concepciones (entre las cuales esta, el no reconocer a los kurdos sirios, turcos y persas).

Pero hay que ser justos y no meter en la misma bolsa  a todos los kurdos. Los artífices de las políticas de conveniencia y cooperación con intereses foráneos a costa de los árabes y de sus propios hermanos han sido elucubradas por algunos de estos jefes tribales tan o más corruptos, que los beduinos “Wahabi” que reinan en la península arábiga, protagonistas de toda la catástrofe que vienen sustentando contra Siria. Entonces ¿A dónde apuntan estas relaciones?

Claramente que va rumbado a los negocios, los negocios sucios en los cuales las mafias y las agencias de inteligencia se entremezclan en una intoxicante trama de contrabando de petróleo, armas, personas, drogas hasta las más horribles cosas que alguna vez alguien podría haberse imaginado.  En esto no hay distinciones entre árabes, kurdos, persas o turcos; menos aún entre cristianos (kurdos yazidies), musulmanes sunitas (kurdos), chiitas, quienes interactúan con protestantes anglosajones y claro, judíos israelíes.

Todo esto no se ha borrado de la memoria colectiva árabe, mucho menos de la iraquí la cual pago con mucha sangre por las desavenencias y compulsas negociales entre tipos como Barzani, Suleimani, Hussein y Talabani. En la actitud y acciones de esos kurdos no hubo un puro ideario libertario y menos aún, un improvisado plan por concretar una autonomía regional que Bagdad le había concedido cuando apoyo a Barzani (pese al episodio del ataque con Gas Sarín en 1988) en su lucha contra los partidarios de UDK. Y usted se preguntara ¿Cómo que Saddam Hussein apoyo a Barzani contra sus propios hermanos kurdos? Así fue y a pesar de que la pila de muertos podría tapar un paisaje completo, no se puede cubrir la verdad.

Pero la ambición siempre pide más, y más aún en hombres sin escrúpulos que firman con la mano lo que luego borran con el codo. Igualmente, Saddam Hussein sabía cómo tratar con este tipo de sujetos y por ello fue implacable con sus aspiraciones a costa de los intereses del estado nacional iraquí lo que le valió al mismo tiempo, el acendrado odio de los kurdos liderados por Barzani y la admiración de los árabes iraquíes sin distinciones (sunitas, chiitas, cristianos). Fue por ello que Barzani y sus lugartenientes no dudaron en venderse a estadounidenses e israelíes.

Cuando los anglosajones invadieron el país, Barzani fue uno de los primeros en poner a sus Peshmerga a las órdenes de las tropas estadounidenses quienes además de entregar a sus propios vecinos, colaboraron en las redadas y operaciones que asesinaron a varios miles de pobladores en el marco de la llamada campaña de “desbaatización” implementada por las operaciones de “contrainsurgencia” diseñadas por el general David Petreaus y agencias de inteligencia como la CIA y sus oportunistas colegas israelíes que hicieron de las suyas “extraoficialmente”. En ese marco siniestro, miles de iraquíes fueron encarcelados, torturados, asesinados y desaparecidos mientras los kurdos festejaban esta desgracia.

Demasiado odio y frustraciones acumuladas para una amplia franja de pobladores del centro norte de Iraq. Fue así que al mismo tiempo que se oficializaban los levantamientos en 2013, el “Daesh” comenzaba a asomar su nariz en algunas revueltas de Al Anbar, provincia donde los colaboracionistas había oprimido a la población hasta el escarnio.  Sin dudas, los estadounidenses aprovecharon esta situación para introducir al “Daesh” recargado y de esa manera, establecer una base de operaciones contra Damasco desde territorio iraquí y a su vez, patear del poder al títere Nouri Al Maliki que, además de molestar a los intereses políticos de Barzani, venía fastidiando a Washington.

Tal como lo sospecharon muchos, el “Daesh” y su proyecto de “Califato” no era más que un embuste que funcionaría con una población desesperada y que recibiría sin preguntas, la liberación del yugo de los criminales de Bagdad. Incluso esta agrupación no hubiera podido capturar la mitad de Iraq sin la inestimable ayuda de los grupos opositores como el “Ejército Islámico de Iraq” y “El Ejército Nakshaiabandi” entre otros. Hoy el “Daesh” ya no existe en estos lugares, y los pobladores que estuvieron bajo su jurisdicción actualmente se hallan en las garras de dos terribles opresores, las fuerzas chiitas de Bagdad y las milicias kurdas (ambos  ayudados por y al servicio de EEUU),  que presentados por la prensa occidental como “libertadores”, están cobrándose por las acciones de aquella ficción implantada por la inteligencia estadounidense e israelí.

Por lo pronto, Ankara aplaude esto y ve con mucho interés que el problema kurdo se resuelva a costa de la soberanía siria y para ello, empuja y alienta este proceso.

Poco a poco, las banderas negras del “Daesh” y de “Al Nusra” que flameaban en las cercanías de Raqqa están siendo reemplazadas por las amarillas del “YPG” anunciando una nueva pesadilla para los árabes de región en la que los norteamericanos son sus principales orquestadores.


Es por ello que los árabes de la región tanto de Siria como del centro norte de Iraq y en especial los pobladores de Mosul, poco pueden festejar la llegada de fuerzas oportunistas que han vendido su propia identidad por unas cuantas monedas de oro y que trataran de arrebatar a la soberanía siria una importante franja de territorios con su capital en Raqqa.