jueves, 8 de septiembre de 2016


NACIONAL



“EXPIONAJE VARIADO Y SALVAJE”

Como décadas de descalabro y corrupción de la inteligencia argentina ha propiciado la inseguridad actual.




Por Braulio Vergamo
A pesar de que los políticos argentinos no lo hayan notado, la Argentina se encuentra inmersa en una realidad que Europa vivía hace ya cuarenta años antes, en la cual las agencias de inteligencia convirtieron a dicho espacio geográfico, como el campo de batalla por excelencia de las disputas entre los gobiernos de las dos superpotencias de aquel entonces, agencias de inteligencia y grupos armados clandestinos. Eran los años de la guerra fría y el negocio del espionaje abarcaba casi todos los negocios ilícitos que cualquiera pudiera imaginarse.  Recientemente parece que la administración de Mauricio Macri parece haber advertido que su país se halla en una situación de anarquía en el campo de la inteligencia, llevando a que lo que fue la SIDE (hoy AFI) y muchos de sus elementos se hallen dispersos trabajando para el mejor postor, aplicando sus conocimientos –que en muchos casos son amplísimos- que además de ser dirigidos a negocios ilegales, vulneran el derecho a la intimidad de los ciudadanos.

Lejos de las opiniones de los charlatanes y opinologos que saturan las pantallas de televisión, el tema del espionaje en el país tiene diferentes escalas y es tan complejo que muy bien de resucitar el novelista y periodista británico Ian Fleming, de visitar la Argentina podría escribir varios volúmenes de historias con diferentes “Bonds gauchescos”.  Y es que como dice aquella letra de la canción….”aunque no lo veamos, el espía siempre está” obviamente refiriéndonos a los ojos y oídos indiscretos que diariamente –y especialmente desde hace 16 años hasta hoy- escudriñan nuestras vidas y comunicaciones personales.

Pero el mundo del espionaje carece de ese romanticismo y aquel glamour que las novelas de Fleming destilaban; por el contrario, es una dimensión oscura de la realidad que vive en el bajo fondo de los estados, entremezclados en todos los estratos de la sociedad y sin los límites claros de lo legal o ilegal. En la Argentina el tema de la “inteligencia” más conocido como los “servicios”, es de larga data. Casi siempre ha sido pintado como una cuestión exclusivamente de las Fuerzas Armadas, tratando engañosamente de vincularlo a los gobiernos militares como origen y fin de los mismos servicios, pero ello es una falacia. Los gobiernos “democráticos en adelante han sido prolíficos en usar a los “servicios” para los fines más alejados de sus propósitos operativos para los cuales fueron creados.

Pese a la estructurada y puntillosa diagramación legal de la rama de la inteligencia nacional (ley 25520) las pésimas administraciones pasatistas y los escarceos políticos a la que se le sometió de continuo, la convirtieron como han señalado algunos viejos personajes de ese mundo, en  las cloacas del estado.  Y ello no significa que antes no lo fueran solo que, antes estaban al servicio de los intereses nacionales.

Casi nunca escucharan que los radicales se hagan cargo de su desastrosa administración en el área de la SIDE durante el gobierno de Alfonsín en la década de los ochentas, entregándola a agencias extranjeras para su supuesta remodelación, una decisión estratégica y política horrible.  Peor aún, no escucharan autocriticas de los menemistas que además de colaborar aun más para su inorganicidad, la entregaron en bandeja a las agencias como la CIA, el Mossad israelí y a los de la DGSE francesa quienes la volvieron un colador que vertía más información al enemigo que al gobierno que la requería.

Igualmente los noventas están lejos como sus caducos funcionarios, que como el caso del ex jefe de la SIDE del gobierno de Menem,  Miguel Ángel Toma tratan hoy de explicar lo inexplicable en torno a las explosiones en la Embajada de Israel y la AMIA, cuando al momento de estar a cargo de dar respuestas, jamás dieron alguna coherente. Pero muchos jóvenes con mentalidad renovada y razonamiento criterioso han comenzado a preguntarse ¿Pero de que pueden hablar estos dinosaurios de la política cuando en su momento, no supieron resolver los problemas que acuciaron a la seguridad y defensa del país? Y la respuesta sería que, nunca estuvo en sus funciones velar por la seguridad y la defensa del país. Recordemos sino al mismo Miguel Ángel Toma cuando expresaba muy suelto de cuerpo que “el país debía dejar de tener Fuerzas Armadas”, como parte de una aspiración –obviamente política externa- de colocar a la Argentina bajo la tutela militar de la OTAN.

A tal grado de descalabro se llevo a esta vital área del estado, que no es posible de creer que se hayan podido llevar a cabo dos episodios como los de la embajada de Israel y la AMIA, o la voladura de Río Tercero en Córdoba o el asesinato del hijo del presidente, sin que lo supieran sus servicios de inteligencia.

De esta manera y con una progresiva degradación del campo de la inteligencia nacional, llegamos a nuestros días con escándalos como fue el insólito asesinato de un fiscal federal supuestamente protegido en un piso alto en medio de la capital, la revelación de la identidad del jefe de operaciones de la SI (Jaime Stiusso), las presuntas operaciones de la inteligencia militar sobre periodistas y políticos ordenadas por el general César Milani, la progresiva filtración de droga por los canales aduaneros que albergan mafias señeras que se vinculan con otros negocios negros del contrabando internacional que no pasan inadvertidos para la inteligencia lo que demuestra una gran impunidad política.

La era del gobierno Kirchnerismo dejó abierta la puerta a la creación de grandes cuadros de buchones e informadores rentados que entremezclados entre militantes de la Campora y organismos del estado, llevó a que lo que quedaba de la SIDE (SI) pasara a ser prácticamente un órgano partidario más del FPV dejando en claro que ello no significó devolverle la independencia operativa que cortaría con la influencias y el enquiste operativo de agencias extranjeras. Y si no baste recordar el escándalo del masivo espionaje que, usando la plataforma de la embajada británica en Buenos Aire, venía realizando el MI-6 en las narices del gobierno.

Precisamente y sobre la operatividad de las agencias de inteligencia externas en el país, el  año pasado tras el escandaloso caso del fiscal Nisman y toda la misteriosa circunstancialidad que lo acompaño –entre ellos, la aparición y huida del agente israelí Patcher-, ha quedado muy en claro cómo, además de los diversos sectores de colaboradores locales con intereses extranjeros en el país,  la CIA, el Mossad y el MI-6 se mueven con total comodidad no solo en el ámbito territorial sino dentro de la misma estructura gubernamental.

Pero todo este caldo de intriga hoy se ha desparramado en todo el espectro de la vida política no solo nacional sino también la provincial y la municipal.  El negocio de los “buchones” hace tiempo que ha superado las fronteras de los servicios para tareas gubernamentales.  Solo recordemos como en el mismo salón de gobierno en la Casa Rosada,  a comienzos del mes de marzo se habían descubierto micrófonos instalados en dos despachos, que habían sido colocados por manos anónimas lo que preanunciaba el operar de terceros actores  tras bambalinas.

Como no citar a los falsos equipos de trabajo de servicios públicos, los técnicos de empresas telefónicas e internet que enmascarados como simples empleados, se cuelgan de postes telefónicos o abren cajas terminales para interceptar líneas determinadas para obtener información en forma subrepticia. Pese a que la tecnología ha evolucionado al grado de que ya no se requiere de interceptar físicamente un cable telefónico o incluso hacerlo desde la central de telefonía –y más allá de que haya o no orden judicial-,  es un método que se sigue empleando.

Pero la intriga y las confabulaciones también tienen desarrollo en el  escenario provincial, especialmente la de Buenos Aires, donde con un ramillete de mafias que se interconectan a todos los niveles de la sociedad, hallan involucrados a sectores policiales bonaerenses, de la justicia, sectores ministeriales que a su vez se conectan con los escalones del submundo del narcotráfico, trata de blancas, armas y muchos asuntos sucios más. Es por eso que no debería sorprender a nadie, que la misma gobernadora María Eugenia Vidal haya sido amenazada tan íntima e impunemente como se pudo ver en el pasado mes de agosto.

De esta manera se articulan ingeniosos mecanismos que tienden a generar estereotipos y posibles causantes de ese caos controlado, que achacado al problema de la inseguridad local, sirven a propósitos políticos y estratégicos externos como acostumbradamente viene sucediendo con los llamados “terroristas” , que con mucha soltura los medios y algunos insignes periodistas, gustan difundir con notorio agrado cuando aquellos son de origen árabe, musulmán o libanés.

Obviamente que cuando al país ingresan elementos de las agencias como la CIA o el Mossad israelí o militares de esas nacionalidades, archi comprometidos en todo tipo de crímenes de lesa humanidad como son las torturas, las violaciones, asesinatos de civiles y las limpiezas étnicas, que son los revelados orquestadores del “ISIS” y todo el descalabro montado en Siria, no hay comentarios por aquellos periodistas y sus medios que suelen acusar a sus propios paisanos como “malos”  (v. http://www.radiojai.com.ar/online/notiDetalle.asp?id_Noticia=71737 ) .

En uno de estos claros ejemplos del operar xenófobo, pudo verse en Bahía Blanca cuando tres funcionarios egipcios que habían llegado con el buque cerealero Sea Biscuit al puerto de Ingeniero White en agosto pasado, fueron presentados por los medios como “terroristas árabes” que estaban siendo seguidos en forma encubierta por la Policía Federal y los servicios, denotando las claras connotaciones arabofobas y antisemitas que dejan al descubierto a los recurrentes autores intelectuales detrás de esos “informes de inteligencia” elaborados en Washington y Tel Aviv (v. http://www.lanueva.com/la-ciudad/875923/hablaron-los-egipcios-que-son-investigados-por-terrorismo-en-bahia-blanca.html ).

En el mismo sentido y como parte de la misma estrategia de generar la desconfianza y el caos, no se debe perder de vista el incremento de la violencia delictiva que, además de ser inflada mediáticamente, causalmente estos mismos sectores del periodismo con orientación ideológica muy clara, forma parte de una táctica de desestabilización de baja intensidad con claros fines políticos que puede evolucionar peligrosamente a otros niveles.


Hay una atmosfera de desconfianza en todos los niveles del gobierno y ella se ha extendido a la sociedad toda, donde nadie está seguro de quien tiene a su lado o si a quien le esta confiando un secreto, luego será sorprendido con que esa conversación había sido grabada con increíble nitidez. Para colmo de males, la seguridad interior está en manos de  personajes funcionales a Washington. Ni que hablar de los llamados “corrillos” o chismes de pasillos que abundan e intoxican la vida política de los municipios bonaerenses más importantes.  Se tratan de “operadores” de la más baja calaña, pero operadores al fin que tienen en la mayoría de los casos, una recompensa económica o favores de aquellos (adquisición de terrenos, ventajas locativas, automotores etc) que les mandan a cumplir con esas tareas.

domingo, 4 de septiembre de 2016


EN DEBATE



“ASIA SOCIA”

Cómo Asia en general y China en particular, son la esperanza para las relaciones estratégicas de Argentina




Por Charles H. Slim
Actualmente el mundo pasa por una galopante recesión económica que no discrimina entre potencias y economías emergentes, lo que ha quedado en claro luego de la crisis desatada por la súbita salida del reino Unido de Gran Bretaña de la Unión Europea intentando entre otras cuestiones, reflotar a la Libra esterlina como la moneda de cambio comercial en Europa y el mercado asiático. Pero para varios analistas esta decisión que fue impulsada por los ultra-nacionalistas británicos y apoyada en secreto por los conservadores de la alta sociedad londinense,  fue un arrebato afiebrado y no muy bien calculado que puede traer peores consecuencias que el haberse quedado en la Unión Europea.

Y Argentina no escapa a esta crisis que no tiene pausa. Pese a que su abúlica clase política no ha variado mucho pese al cambio de gobierno,  las promesas de Mauricio Macri para reactivar la economía de su país parecen no cuajar y es muy posible que en las actuales circunstancias en que se halla el mundo, tenga que hacer mucho más de lo prometido para conseguir compromisos contantes y sonantes de inversores extranjeros.

Aun pareciera que el colectivo de los argentinos en general pero quizá más importante, sus políticos en particular, no han entendido que su país (Argentina) ha dejado de ser aquella coqueta quince añera pretensiosa –y pretendida- que solo baila con el más lindo y adinerado de la fiesta. Para ellos habría que colgarles un cartel que diga: “NOTICIAS DE ÚLTIMO MOMENTO…ni tú eres aquella joven pretensiosa ni quedan candidatos lindos en este baile”.

En esta metáfora, podemos personalizar a los candidatos a EEUU, la Unión europea en crisis, Rusia y China. Acostumbradamente, la pretensiosa Argentina gusto de bailar junto a EEUU quien le hizo todo tipo de promesas pero ninguna duro más de una noche. Igualmente a ella (Argentina) solo le interesaban los dólares de ese galán sin dar nada a cambio. Ello no fue así y Argentina debió dar mucho más de lo que aquel le  dio a ella. Pero con el paso de los años, el maquillaje político de EEUU fue cayéndose hasta dejar a la vista, ese matón psicópata que matara a cuantos se le crucen para enriquecer a la economía doméstica.  Hoy EEUU se encuentra con una economía inmóvil atacada de una grave recesión que solo obtiene utilidades, de la guerra.

Si aquello fuera grave, aun falta considerar el factor más importante en todo esto y es nada menos que, la desangrada economía norteamericana que tal como lo sostienen varios analistas, se halla sustentada en meros bancos de datos electrónicos, simples cifras digitalizadas que en realidad, no cuentan con respaldo físico para sostener el valor del dólar. No hay dinero en las bodegas de la Reserva Federal que respalden los números que dibujan en la banca de Wall Street. En este sentido, cabe recordar que los EEUU ha venido desde el 2008 en una espiral recesiva que aunque algunos han vaticinado que a finales del 2015 había comenzado a repuntar, lo cierto es que para lo que va del 2016, la realidad de la producción netamente estadounidense y de su PBI ponen en evidencia que no solo la recesión no acabo sino que peor aún, se ha agravado.

Por su parte la UE se halla jaqueada no solo por la salida del Reino Unido y la misma recesión mundial sino también por una galopante corrupción que escandalosamente puede comprobarse en las más diversas áreas económicas, financieras y políticas del bloque (v. http://www.globalresearch.ca/corruption-in-the-european-union-scandals-in-banking-fraud-and-secretive-ttip-negotiations/5543935 )

De esta manera, las sociedades anglosajonas ( y las de países como Argentina) han dejado prácticamente de consumir y el gasto promedio de los ciudadanos con ingresos medios, provenientes de empleos bien remunerados, ha venido cayendo desde comienzos del 2016.  Lo único que produce EEUU es conflictos bélicos y crisis regionales lo que a la altura de las circunstancias queda claro de que no es casual. Su industria armamentística es prolífica en ganancias que solo beneficia a un minúsculo sector empresarial. 
Como la plaga de langostas que ha arrasado regiones enteras, EEUU busca nuevas plazas para saciar sus necesidades.

En ese sentido se ha venido viendo como los ojos de los “Think Tanks” se han posado en forma sostenida sobre la realidad político-económico y social de los países asiáticos, especialmente en los que bordean a la gran China Popular, buscando horadar su estabilidad. De este modo mediante las consabidas argucias de políticas de ayuda a los países necesitados,  apoyo humanitario y supuestas larguezas pinatadas de buena voluntad,  Washington ha venido operando en forma de ONGs con intensiones mucho más interesadas que las que promueven.

Pero lo que ha movido a Washington a las fronteras más extremas de Asia, es sin lugar a dudas, el miedo a que  China se convierta en la potencia económica emergente que logre imponer su moneda de cambio para el comercio en el continente asiático, su extensión al Medio Oriente, al África y muy posiblemente a Latinoamérica.  Las maniobras militares que ha venido desarrollando la marina estadounidense en las aguas del Mar Meridional de la China no son casuales y apuntan a ese respecto. Aprovechando las diputas marítimas históricas que tiene China con sus vecinos, especialmente con Filipinas y Vietnam, le dieron el pie a EEUU para moverse agresivamente en la región tratando de entablar con estos países, relaciones políticas apoyadas en preconceptos orientados a una desconfianza con el gigante asiático.  Precisamente con estas expectativas es que Obama realizó una gira por Laos, para tratar de revivir la propuesta comercial que trate de absorber a los países que bordean a China (v. “La recarga de la batería de Asia”. https://www.foreignaffairs.com/articles/laos/2016-09-01/recharging-asia-s-battery )

Lo que nos informa todo esto, es una clara esquizofrenia en la política norteamericana que demuestra un nerviosismo imposible de ocultar y que claramente se vio potenciado por el acercamiento de Pekín a Damasco lo que obstaculiza aún más los planes por derrocar a Bashar Al Assad. Torpe y desesperadamente trata de condicionar la política exterior de Pekín acudiendo al uso del garrote; eso es un claro error que puede tener efectos contra producentes para Washington y quienes  aún le secundan.

Sobre esto último, el gobierno de Buenos Aires debería preguntarse ¿Cómo podemos seguir siendo tan obsecuentes con Washington cuando sus políticas agresivas, además de ser repudiables, perjudican a nuestras relaciones con países amistosos como el de China?  Obviamente que para que alguien en el gobierno de Macri o más bien el mismo Mauricio Macri pudiera responder este cuestionamiento, debería tener la suficiente independencia política para poder responderla sin consecuencias.  Igualmente hay que remarcar la inteligente agenda del presidente Macri, que partió rumbo a China para participar de la cumbre del G-20 para gestionar una mayor inserción de capitales chinos en Argentina.

Claro que muchos señalaran que EEUU ha tendido su mano a la Argentina, tras la última visita de John Kerry quien trasmitió a Mauricio Macri la intensión de su país de que empresas norteamericanas llegaran a la Argentina para invertir y hacerse cargo de varias áreas de la prestación de servicios públicos o la de ofrecer una ayuda a la reestructuración de las Fuerzas Armadas, pero aún son promesas sin muchas expectativas. 

Igualmente sería importante y un avance en el criterio de visión estratégica de Buenos Aires, si va más allá de las acostumbradas y abusivas relaciones con los intereses anglosajones que cada gobierno ha maquillado bajo los tintes de relaciones bilaterales o de gobierno a gobierno.  Se requiere claramente una política firme y sostenida que ponga por delante los intereses nacionales por los que desde el norte se señalan.

Y ello no está dirigido a una política agresiva o descortés con los estadounidenses, sino a plantear que hay situaciones, políticas y propuestas que no convienen al país, simplemente eso; a practicar una real politik

Muchos podrán decir, ello es muy fácil de decir pero muy difícil de hacer ya que es ahí donde para algunos surge la pregunta ¿Cómo lo tomará Washington? o ¿No se enojarán en La Casa Blanca? , recordando aquel señero y anglófilo politólogo argentino Carlos Escude convertido últimamente al judaísmo.

Sin dudas Argentina tiene muchos argumentos históricos para mantenerse a una distancia prudente de EEUU pero si hay una principal que deba preocupar a los sectores de la producción y el consumo argentinos, esa es la búsqueda de imponer el TTP “Tratado TransPacífico que pondría en mano privadas a los mecanismos  de control del estado, dejando al arbitrio de las mega corporaciones y empresas, condicionar al estado a que garantice sus ganancias y su ajenidad a los reclamos que realicen los usuarios y consumidores de dicho estado.  Brevemente, ello sería que si Argentina firmara este engendro, las empresas multinacionales que operan y operaran en el país, especialmente las prestadoras de servicios públicos –de lamentables prestaciones por cierto- no podrían ser “molestadas” por las quejas del llano poblacional sin que ello repercuta en consecuencias para el estado nacional; ello sería, que la empresa en cuestión podrá demandar al estado por esas molestias.

Hoy por hoy EEUU no está en posición de presionar a nadie. Y si no véase como fue la recepción de Obama en el G-20 en donde no faltaron cruces verbales y contratiempos (v. http://mundo.sputniknews.com/asia/20160904/1063244105/presidente-eeuu-dificil-visita-china.html )

China y Rusia se han opuesto a esta extensión del TTP dado que, ambos países han llegado a acuerdos bilaterales para el desarrollo del comercio regional, quitándole fuerza a la supuesta necesidad y ventajas que aquel tratado conlleva para los países adherentes.  Hasta ahora vemos que Argentina no ha pisado la trampa y su gobierno parece haberse dado cuenta que el mundo no se reduce a EEUU y la UE y de que tanto China como Rusia son dos plazas estratégicas para el comercio y socios muy interesantes para el desarrollo de varias áreas del estado nacional que aún no han sido atendidas.  

VETERANOS DE AYER




“OPERACIONES BÉLICAS”

A 26 años de la zarpada del grupo T.88 al Golfo Pérsico, la historia confirma la real naturaleza de su misión




Por Pepe Beru

Pese a que han pasado ya veintiséis años de la partida de la misión naval argentina a las aguas del Golfo Pérsico, el tiempo no ha hecho olvidar dicha participación y menos aún, el carácter de aquella operación que representó al final de cuentas, la presencia argentina en el escenario conflictivo más remarcable y terrible de finales del siglo XX y que aún a nuestros días sigue más vigente que nunca.

Pareciera que tanto los jefes de la Armada Argentina como los representantes políticos de aquella época –y obviamente los actuales-, han sido atacados por una aguda amnesia que no les permite acordarse de cuáles fueron las circunstancias fácticas, jurídicas y políticas en que dichos buques de guerra fueron enviados a las aguas del Golfo Pérsico.  Y es que a razón de verdad, de esclarecerlas llevaría a que se deban reparar varias situaciones que han sido mantenidas bajo el tapete de la historia.

La versión oficial que aún subsiste en los empolvados anaqueles de los archivos del Congreso, de la Armada y del Archivo General de la Nación  relata que el envío de las naves al Golfo fue por un  “mandato de Naciones Unidas” para el “mantenimiento de la paz”; para empezar, ambas son dos grandes falacias.  

Cuando se produjo la llamada “Crisis del golfo” tras el ingreso de tropas iraquíes al emirato de Kuwait el 2 de agosto de 1990, Buenos Aires se hallaba en intensas gestiones para seducir a Washington con miras a que trajeran inversiones privadas con el objeto de reflotar un país casi quebrado.

Por esas casualidades del destino, una misión del ministerio de defensa encabezada por el entonces ministro Humberto Romero se hallaba en Washington a la sazón de entrevistarse con George H. Bush y el entonces Jefe del Estado Mayor Conjunto el general Collin Powell, para supuestas tratativas sobre la situación de las FFAA argentinas carentes de repuestos de varias unidades de fabricación norteamericana y sobre la situación del proyecto “Cóndor”. Justamente en esos momentos, estalló la crisis lo que supuestamente obligo a que Bush y Powell partieran raudos a Arabia Saudita, dejando a la comitiva argentina para ser atendida por el vicepresidente y funcionarios intermedios.

Pero más allá de estas casualidades y bajo el influjo informativo de la versión oficial de Washington, el gobierno de Menem sin analizar las verdaderas implicancias y sin considerar claramente los alcances de lo que podría devenir una participación militar en el Medio Oriente, se comprometió a participar junto a lo que “EEUU decidiera”.  Si bien el gobierno argentino argumentó la salida de los navíos el destructor “ARA Alte. Brown” y la  corbeta “ARA Spiro”,  supuestamente conminadas por resoluciones de Naciones Unidas, ha quedado claro que ello no justificaba jurídicamente la remisión de una “misión de combate” como la que representó el grupo de tareas T.88.I que desde su ingreso al Teatro de Operaciones en el Mar Rojo comenzó con actividades que en el derecho internacional de la guerra  representan actos hostiles contra una nación soberana. Esto último hay que subrayarlo, ya que no hubo un mandato de “paz” o una resolución de carácter vinculante del Consejo de Seguridad para  emprender dichas acciones.

Aquella ocasión, representó para el gobierno de Menem la oportunidad para dar el salto a lo que él y sus seguidores neoliberales llamaban el “primer mundo” y para ello extendió un cheque en blanco a la Casa Blanca para que dispusieran como lo iban a cobrar.  El verdadero trasfondo del envío de éste grupo de batalla no fue otro que el seguir una agenda de política externa que obsecuencia mediante, no midió consecuencias y una de ellas sería, la situación de los efectivos que habían sido enviados a lo que terminó siendo una guerra alta intensidad.

Es a partir de aquella situación de hecho en la que más de quinientos hombres de la Armada Argentina se vieron involucrados primeramente en actividades hostiles como fue el bloqueo económico y de mercancías a la república árabe de Irak, que fueron involucrándose en lo que en la jerga militar se denominan “operaciones militares” que no fueron, ni simuladas ni de mero apoyo simbólico a los esfuerzos de la Coalición Aliada como algunos desinformados trataron de argumentar a lo largo de estos años.

En esa situación  y en consideración a las tecnologías militares que se hallaban disponibles en aquel entonces, vale la pena recordar que los peligros de la inserción de ambas naves dentro de un estrecho Teatro operacional –en cuanto a las distancias físicas- como el que representó el espacio acuático del Golfo Pérsico, duplicaron los peligros a los que se vieron expuestos los combatientes de la “Coalición”  y por ende los marinos argentinos.  Con solo unos cientos de kilómetros de anchura del Golfo, el margen de maniobrabilidad ante amenazas navales lo hacía prácticamente nulo. Y esto solo refiriéndonos a los “peligros  convencionales” (misiles, minas y sabotajes) que muy bien pudieron haber causado estragos en el grupo ALFIL I.  

Uno de los peligros con que convivieron los argentinos fue, la de tener que operar en aguas plagadas minas que habían quedado de la guerra entre Irán e Irak y que aún permanecían activas.  El dato revela que el grupo de tareas se vio involucrado en aguas próximas a las operaciones bélicas que se llevaban sobre Kuwait e Iraq. Es más, según los documentos de las unidades navales de la Coalición agrupadas en el NAVCENT, revelan que tanto el “ARA Brown” como el “ARA Spiro”, realizaban tareas de custodia y patrulla del grupo de ataque liderado por el portaaviones estadounidenses “USS-Midaway” desde donde se lanzaban constantes operaciones aéreas que bombardearon posiciones iraquíes en Kuwait y que llegaban a Bagdad. Y la posición señalada no era para nada relajada ya que, según se especulo recurrentemente por los estrategas en Dahram, si Irán se salía de la neutralidad en la que se había posicionado y pasaba a dar su apoyo a Bagdad,  el principal blanco a la vista hubiera sido el portaaviones y todo su grupo entre ellos, los barcos argentinos.

Secuelas navales 1991

Igualmente y más allá de aquellas ponderaciones –de las cuales los marinos no estaban al tanto- el grupo ALFIL I cumplió su misión de batalla y permaneció en actividad hasta el cese de las hostilidades. Si no fueron alcanzados por el fuego del bando iraquí solo fue una cuestión fortuita ya que, las posibilidades estuvieron servidas.

Ahora bien, pese a ello, los marinos argentinos no han sido debidamente reconocidos por sus méritos en el fragor de esas jornadas, algo que a la vista de la distancia histórica, representa una inconsecuencia que los deja injustamente discriminados en consideración de aquel evento bélico y del reconocimiento que recibieron sus camaradas de las armadas involucradas.  En este sentido, pareciera que el gobierno de Menem creyó que podía exponer a los recursos del estado nacional –incluyendo a los humanos-, sin reconocer puntos específicos que hacen a lo estrictamente material y  jurídico, sacrificables bajo el erróneo eslogan “Por la Patria o la Paz internacional”. Creyendo equivocadamente que al no haber habido bajas, sus efectivos no eran dignos de reconocimiento y menos aún de alguna compensación por los servicios prestados, les dio las gracias,  una apretada de manos al anterior Jefe del Estado Mayor de la Armada y adiós.

Sin dudas se trató de una avivada política que los jefes de estos hombres dejaron pasar. Pero esta omisión del entonces gobierno menemista no desapareció por el paso del tiempo y mucho menos ha perdido legitimidad en cuanto al fondo del reclamo de cada uno de los miembros de las dotaciones actuantes. Para que se entienda la mecánica de este proceder, los marinos argentinos deben recordar lo que lastimeramente ocurrió con sus camaradas del Ejército Argentino, quienes si habían sido enviados bajo el pabellón de Naciones Unidas como “Cascos azules” a Croacia entre 1991 a 1995 y que algunos de ellos, al ser alcanzados por fuego de los contendientes, regresaron heridos o con severos daños.  Ese mismo gobierno les dijo “que no les debían nada” y ahí se terminó el tema (v. http://www.lanacion.com.ar/488110-la-paz-que-no-llega-br-cascos-azules ) aunque más tarde, la justicia les hizo lugar a sus reclamos.

También habría que recordar, hasta donde estaba dispuesto aquel gobierno menemista con tal de agradar a Washington y lograr de ese modo, aquella demorada promesa de convertir a la Argentina en un país aliado de la OTAN, que en 1998 le ofreció a Washington enviar nuevamente tropas contra Irak, pero esta vez,  enviando tropas de tierra  (. LA NACIÓN. “Menem se alineo contra Saddam”. http://www.lanacion.com.ar/87298-menem-se-alineo-contra-saddam)

Para ir concluyendo, queda claro que si aquellos marinos que participaron activamente en las tareas de combate dentro del Teatro de Operaciones de lo que se conoció como “guerra del Golfo” entre 1990 y 1991, su posición con respecto a esos cascos azules es claramente disímil ya que, las dotaciones del grupo ALFIL I estuvieron involucrados con una de las partes (Coalición) lo que la legislación internacional reconoce a los combatientes de una guerra derechos inherentes a tal condición, mientras que los llamados “cascos azules” están llamados por un mandato de la ONU a separar a las partes del conflicto. Que esto no haya querido ser visto por el gobierno es una cosa, pero ello no significa que no exista ese derecho latente a ser reconocidos como “veteranos” con todos los derechos patrimoniales inherentes a la calidad de tal.