viernes, 11 de noviembre de 2022

 

 

“RETOMAR LA INICIATIVA POR LA LIBERACIÓN”

¿Podrá la Liga Árabe retomar el papel para el que fue creada y dar el apoyo que los palestinos necesitan para afrontar el ascenso al poder en Israel del extremismo judío?

 

Por Charles H. Slim

El pragmatismo ha sido el gran telón por detrás del cual, se han escondido las reivindicaciones nacionales, las reclamaciones humanitarias y por supuesto, los crímenes de guerra y lesa humanidad que se han venido cometiendo contra los árabes palestinos (semitas) en los últimos setenta años hasta el presente. Esta situación es un verdadero y continuado crimen antisemita ejecutado de forma sistemática por un terrorismo de estado ocupante.

Los palestinos no son víctimas, son luchadores contra una de las injusticias más grandes del siglo pasado y han demostrado con mucha sangre derramada, dolor y sufrimiento infringido por un estado arbitrariamente implantado por occidente, que no abandonaran sus reivindicaciones.

En apariencias, el estado de Israel y su poderoso lobbie político-mediático y financiero con sustento en el mundo anglosajón (con presencia en el Congreso norteamericano, en los medios y en la banca) además de frenar las investigaciones (de incontables crímenes cometidos por sionistas de varias nacionalidades) ante la Corte Penal Internacional, han logrado cooptar a los árabes, pero eso no es tan exacto. Primero que todo, distingamos con cuidado de quienes hablamos cuando nos referimos a los “árabes”. Los ciudadanos árabes comunes sin distinción de su clase social ven a la causa palestina como “la madre de las causas árabes”, algo que algunos de sus gobernantes hace tiempo han transado por meros intereses financieros.

En razón de verdad y para ser más precisos, quienes han traicionado esta causa son las opulentas monarquías árabes del Golfo, tal vez con una honrosa mención distintiva de Kuwait que, pese a ser una monarquía, ha sido constante en sus críticas a Israel y en el apoyo a la causa palestina. No se puede decir lo mismo de Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y obviamente Arabia Saudita el puñal más artero y ensangrentado a costa de traicionar a sus hermanos árabes de Iraq, Siria, Yemen y Libia. En este último sentido ¿Por qué cambiaría su proceder artero para con los palestinos?

Pero a pesar de que estas monarquías y Sudán han receptado el llamado “Acuerdo Abrahámico” para establecer relaciones con el estado de Israel, los ciudadanos de a pie en cada uno de estos reinos no se ven ni se sienten obligados por ese engendro, nacido de negociaciones a puertas cerradas entre el yerno sionista de Donald Trump, Jared Kushner y sus socios neoconservadores, el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y otros personeros del estado sionista. Pese a ello, la voz de los árabes del común no ha tenido un órgano de reverberación (y mucho menos en los medios) que exprese esto y mucho menos que exponga su oposición.

En Arabia Saudita (gran socio de EEUU) no sería saludable oponerse a esto. Pregunten a la familia de Jamal Kashoggi si no lo creen. Es sabido como la brutalidad y arbitrariedad de las fuerzas policiales del príncipe heredero Mohamed Bin Salman, al momento de acallar reclamaciones que molesten a Tel Aviv no ha dudado en encarcelar a los palestinos que se hallen fortuitamente en el reino.

Así mismo y pese a que son monarquías absolutamente represivas (y en eso nada tiene que ver el Islam), son las principales socias en las maniobras geopolíticas regionales de la “democracia” estadounidense, lo que siempre ha representado un contra punto difícil de tragar y explicar para las relaciones públicas del Departamento de Estado (‎‎en especial la “Public Diplomacy and Public Affairs”) y La Casa Blanca. Lo mismo sucedió con Saddam Hussein en los ochentas, cuando era útil para frenar a los iraníes fue elogiado por Washington. Cuando el presidente iraquí comenzó a reclamar compensaciones por esa guerra a los jeques y lo peor de todo, cuando expuso su intención de crear un mercado petrolero por fuera del dólar, paso a ser el demonio y a partir de ese momento, las monarquías árabes pasaron a colaborar con entusiasmo contra Iraq y contra cualquier otro hermano descarriado (como Libia).

Estos regímenes ciertamente no han sido la voz de los árabes, sino todo lo contrario. En 1945 cuando se fundó la Liga árabe se esperaba que cumpliera con esas expectativas, en particular cuando en 1952 Gamal Abdel Nasser representante del nacionalismo árabe toma el poder. Pero tan pronto Nasser cae en desgracia, la liga comenzó a demostrar su disfuncionalidad como familia y ello fue bien aprovechado por Gran Bretaña -con estrechos vínculos de la época colonial- lo que a su vez represento un acceso para que el sionismo (nacionalismo judío) -otro socio secreto de los británicos en épocas del protectorado de Palestina- operara desde dentro contra sus principales enemigos árabes que precisamente no eran las monarquías.  

Durante las últimas décadas, el papel de la Liga Árabe ha brillado por su inutilidad. Es más, su disfuncionalidad producida por desencuentros, rencillas tribales e intrigas inoculadas por los anglosajones lo convirtió en un testigo abúlico e impotente de las agresiones, invasiones y violaciones masivas de los derechos humanos por quienes (casualmente) insertaron y hoy sustentan a un estado teocrático (no democrático) y de Apartheid que estará capitaneado por extremistas judíos de la extrema derecha como Itamar Ben Gvir quien junto a sus seguidores han cometido todo tipo de crímenes y profanaciones contra los palestinos cristianos y  musulmanes por igual.

Ben Gvir es un reconocido racista y claramente antisemita ya que su odio por los árabes canalizado en sus constantes arengas a “matar a los árabes” y su entusiasta apoyo a los crímenes de los colonos judíos cometidos contra los palestinos, hace tiempo ha puesto en problemas al relato de la propaganda sionista, recurrentemente etnocentrista  y victimista mostrando a los israelíes como los únicos bajo una persecución antisemita.

Sin lugar a dudas, la ausencia en este foro de liderazgos fuertes como lo fue Yasser Arafat para los palestinos, Saddam Hussein para Iraq y una parte del mundo árabe y obviamente Mohammar Al Gadafi para los libios ha facilitado el avance del Apartheid israelí.

Pese a ello esta peligrosa realidad no pasa desapercibida para el ciudadano común del mundo árabe. Los sionistas han ido muy lejos y están cebados de impunidad, no tanto por su poder sino más bien por la desunión que -desde adentro de algunos gobiernos árabes incluido al Fatah de Abbas- han sabido manipular entre los árabes. En el caso de Palestina una de sus armas secretas más valiosas ha sido usar a los “árabes israelíes” como agentes para infiltrarse en las aldeas, secuestrar o asesinar a otros palestinos señalados por Tel Aviv. Para Israel ha sido fácil crear estas aberraciones ya que, sembrando por décadas la miseria, la precariedad y la desconfianza entre los palestinos y no le cuesta nada comprar por unas cuantas monedas a estos verdaderos apostatas.

Según algunos indicios, tras dos años sin sesionar, la Liga pareciera estar retomando ese espíritu inicial, recobrando fuerzas y dispuesta a abandonar ese pragmatismo revulsivo para tomar los riesgos que un posicionamiento político conlleva enfrentar las posiciones de EEUU y su aliado Israel.

Coincidiendo con las elecciones llevadas a cabo en el ente sionista, los 22 representantes de los países árabes (y con la ausencia de Siria) se reunieron en donde contaron con la visita del Secretario general de Naciones Unidas Antonio Gutiérrez quien llamó a la unidad y ratificando el compromiso de la organización para terminar con la ocupación israelí.

Tal vez él no lo sepa, pero muchos de los presentes (en especial las monarquías) han sido funcionales para dicha situación. Contrariamente a ello, Siria que ha sido un incondicional en el apoyo a la causa palestina se vio segregado desde 2011 -impulsado por estos jeques corruptos- por el complot urdido por EEUU y sus socios de la OTAN tratando de recrear el caos que ya habían desatado en Libia en 2011. Al parecer estos colaboradores han perdido la influencia que supieron tener.

En el mes de julio pasado el ministro de relaciones exteriores de Argelia Ramtane Lamamre condenó esa situación en Palestina haciendo renacer las esperanzas de volver al camino del cual la Liga se había apartado. El foro árabe debe volver a retomar el compromiso debido y seguir de forma comprometida, la situación de los palestinos. De igual forma, Gutiérrez, como buen burócrata a sueldo en un organismo que es alojado en suelo estadounidense, actuó bien su papel.

Igualmente, no se deje engañar. Los mismos representantes árabes presentes seguramente no lo hicieron. Gutiérrez -como se dice acá en Argentina- solo hablaba “para la tribuna” ya que, pese a tocar un tema sensible a la familia árabe-islámica como es la Liberación de Palestina, no ha demostrado la misma preocupación en otros asuntos que afectan a los árabes como ser los saqueos de granos de trigo y los crímenes que hoy por hoy las tropas estadounidenses y sus esbirros kurdos (apoyados por Israel) llevan a cabo en el norte de Siria y menos aún, con el desastre humanitario que Washington con sus socios europeos, siguen cometiendo al impedir la llegada de fertilizantes rusos al África, causado una merma en las cosechas. Cuando EEUU se ve involucrado el “gatopardismo” de Naciones Unidas apesta y es cuando más hay que pensar en una nueva estructura deliberativa internacional que atienda los problemas sin parcialidades ni excepcionalidades odiosas.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

 

“HACIA UN DESDOBLAMIENTO INTERNACIONAL”

Los esfuerzos de Washington por obstaculizar la labor de los representantes rusos ante Naciones Unidas ¿Podría traer más dolores de cabeza que alivio para los anglosajones?

Por Dany Smith

Dos siluetas encorvadas que venían con sus manos alzadas en señal de rendición son imágenes que todos los días se registran en el frente ucraniano. En este caso, eran dos sobrevivientes de lo que quedo de un grupo de asalto enviado por Kiev en la llamada contraofensiva contra Rusia. Se trataba de Igor y Vasili, dos jóvenes reclutas ucranianos de un regimiento especial muy bien pertrechado, conducido por “asesores británicos” que había sido destinado a infiltrarse en cercanía de la central eléctrica de Kajovkaya en Khersón. La fortuna hizo que sobrevivieran a la respuesta de las tropas rusas. Con sus caras deformadas por la frustración y la fatiga exclamaron a sus captores “Fuimos enviados al matadero” dijo uno de ellos mientras los trasladaban a un camión. Para alguien que lo ve desde afuera se pregunta ¿Hasta cuándo seguirá esta guerra?

La evidencia del apoyo occidental y en particular de EEUU y Gran Bretaña está regado por todos lados. En lo que va de la guerra, las tropas rusas y las ucranianas de la RPD y de la RPL han capturado incontable variedad de fusiles de asalto entre los que hay SCAR L belga, SA80 británicos, FAMAS francés y claro, las infaltables AK-47 en todas sus versiones. Sumado a ello, cientos de piezas de misiles anti tanque FGM-48, antiaéreas MANPAD, los lanza misiles estadounidenses HIMARS y vehículos varios donados por algunos miembros -especialmente alemanes, polacos y británicos- de la OTAN.

En ocasión de rechazar esta malograda infiltración, los Drones kamikaze rusos lograron abatir un sistema de misiles de fabricación estadounidense HIMARS y junto a los restos humeantes, yacían los equipos de radio, algunos Drones de reconocimiento y pertrechos gentileza de la “Royal Navy” demostrando la estrecha implicancia de elementos británicos.

La nueva estrategia conducida por el general ruso Sergei Surovikin apodado “Armagedón”, responsable de haber aplastado a los “yijadistas” reclutados por los turcos y coordinados por occidente para destruir a Siria, está dando resultados y con creces. Los ucranianos leales a Zelensky están desesperados y como forma de contra restar esto, tratan de crear una catástrofe humanitaria atacando centros de abastecimiento de agua potable, plantas de energía eléctrica y lo más peligroso, a la Central nuclear de Zaporiye con tal de crear un impacto mediático, todo ello sin dudas, bajo la dirección de la polifacética democracia angloestadounidense.

A pesar de que estas evidencias han sido puestas sobre la mesa ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (como los laboratorios de Guerra Biológica estadounidenses), el interés por abordar la situación con la debida imparcialidad brilla por su ausencia. Esto vuelve a poner en discusión una vez más, la neutralidad del organismo que hace tiempo ha fracasado por constituir un sistema de seguridad internacional y velar al respeto de la Carta orgánica que con solo ver lo que viene sucediendo desde hace treinta años hasta el presente con mucha seguridad podemos decir, no se respeta.

Como principio de cuentas, hoy más que nunca ha quedado a la vista la indeseable e ilegítima influencia que tiene su anfitrión sobre Naciones Unidas, es decir los EEUU, país que es parte en acciones desestabilizadoras, agresiones bélicas de todo tipo y propulsor de la inestabilidad alrededor del mundo.

En realidad, hace tiempo que muchos mascullaban en los rincones de este organismo y en los de muchos gobiernos de varios estados parte, que había que hacer reformas que le dieran a las facultades del foro, verdaderas prerrogativas (obligatorias) que estén por encima de todos los miembros (incluyendo a los EEUU) sin las odiosas excepciones que ya conocemos.

Ello ha causado un grave daño a la imagen de este organismo y también a la legalidad internacional, aún más que las agresiones y latrocinios que se han venido registrando en los últimos treinta años hasta esta parte. No es posible que el anfitrión cabildee con total descaro, en favor o no de ciertas votaciones, se ejerzan presiones o se impulsen complots o censuras contra los miembros catalogados por las partes interesadas como “indeseables”.

No es un secreto de que EEUU ha estado jugando un juego cínico y esquizofrénico en el cual haciendo gala de su influencia política y financiera (dado que es el que más dinero pone para el mantenimiento de la ONU), se comporta como juez y parte restando credibilidad al foro.

Ya a comienzos del 2000 el entonces presidente venezolano Hugo César Chávez clamaba a bocajarro y frente a multitudinarias audiencias como fue en la ponencia ante el foro en septiembre de 2005 la necesidad de cambiar el lugar de sede y reformar Naciones Unidas. Chávez tuvo la valentía de denunciar crímenes y las arbitrariedades que EEUU y socios como Israel cometían ante la vista pasiva de la llamada “Comunidad internacional” y por ello, se ganó la admiración de unos, pero también el odio de los sectores más oscuros y tenebroso de esos estados. Y es que, a la vista de grandes injusticias internacionales harto comprobadas ¿Puede seguir teniendo legitimidad semejante ente para señalar a los estados miembros cuáles son los lineamientos para la paz?

Estas inconsecuencias se vienen reiterando hoy día contra Rusia, que bajo la excusa de la guerra en Ucrania y anteponiendo una verdadera propaganda sesgada en la que (como no podía ser de otra manera) no se muestra las injerencias -que desde 1996- tiene la OTAN, se ha estado poniendo obstáculos y barreras administrativas a los representantes rusos en el foro. Ante esto, la Federación Rusa ha enviado a cada uno de los miembros de Naciones Unidas una carta denunciando este proceder arbitrario y abusivo que viola entre otras obligaciones, lo previsto en la Resolución 76/122 de la Asamblea de Naciones Unidas. De esta forma y aprovechando su condición de país anfitrión, las autoridades estadounidenses vienen negando el visado y poniendo trabas burocráticas a cada uno de ellos en momentos que (casualmente) EEUU pretende impulsar reformas en la Carta de Naciones Unidas que excluirían a Rusia de su membrecía.

Es posible que de prosperar semejante engendro administrativo, Rusia lleve adelante la constitución y construcción de un foro mundial alternativo que más allá de cualquier juicio de disvalor que desde la maquinaria mediática occidental pueda llegarse a formular, creará un hito revolucionario e histórico que de prosperar cambiará el equilibrio geopolítico y geoestratégico del mundo y en dónde podrán ventilarse asuntos que hasta hoy, son imposibles plantear ante la ONU.

domingo, 6 de noviembre de 2022

 

“CAMBIOS NO CAMBIANTES”

Pese a que por un apretado margen Ignacio Lula Da Silva logró llegar a la presidencia de Brasil, los resultados lejos están de haber desbancado el liderazgo y la influencia política de Jair Bolsonaro. Ello alienta a los partidarios de Trump en los EEUU y a la vez autoengaña a los populistas argentinos

 

Por Charles H. Slim

Los resultados en las elecciones de Brasil que han encumbrado a un revindicado Lula Da Silva y que a su vez ha cortado las aspiraciones reelectivas del actual presidente Jair Bolsonaro, para muchos pareciera ser un cambio de época que viene a señalar -para bien o para mal- un aparente reposicionamiento estratégico en el cono sur. La importancia de Brasil como estado es gravitante y no hay otro entre sus vecinos que tenga un estado con el orden estructural y grado de competitividad que este a su par en la región y eso está más allá de las pueriles especulaciones sobre “derechas o izquierdas”. 

Claramente esta situación Argentina no puede ni siquiera imaginársela. Su actual situación institucional deja mucho que desear para ser considerado un estado competente y por lo que se ve, su clase política (gobernante y de oposición) no parecen ser la mejor opción para cambiar la situación. Más allá del presuroso y “espontaneo” viaje del presidente Alberto Fernández para saludar al ganador, eso no le da la paridad que en alguna época los río platenses llegaron a tener. Incluso se dice que el mismo Lula quedó sorprendido de ver al sonriente Fernández ya que, más allá de la efusividad que destaca al mandatario argento, ambos en lo político, hoy por hoy, no tienen muchos puntos de encuentro.

Para ser sinceros, ni Lula es un rabioso militante de izquierdas (que en algún momento pudo ser) ni Fernández es (ni fue jamás) el peronista que dice ser. Para describirles de una forma simpática este encuentro no hay mejor título al ver ese cuadro, que el de “dos picaros sinvergüenzas”, rememorando esa fabulosa película cómica de 1988 sobre dos estafadores interpretada por los magníficos actores Steve Martin y Michael Caine. 

Pero más allá de los nombres, la situación del Brasil en la región no verá alteraciones en lo que respecta a la macro economía y el impulso de las políticas comerciales con alcance internacional. A contrario de Argentina, los gobiernos brasileros trabajaron indistintamente de filiaciones políticas partidistas, por mantener en orden las cuentas, colocar los productos nacionales, estableciendo contactos y compromisos políticos en bloques competitivos con la finalidad de ampliar el acceso a mercados más amplios y exóticos como el asiático mediante su membrecía en el BRICS. Incluso vemos como la creciente presencia de inversiones y relaciones comerciales chinas ha catapultado las preocupaciones y movimientos del Departamento de Estado norteamericano que ha tratado infructuosamente de condicionar las políticas del gobierno de  Bolsonaro precisamente por la solidez institucional del estado.

En resumen de cuentas, el estado brasileño sigue en pie, es administrado más allá de la ideología del mandatario de turno y funciona con una aceptable normalidad.

Por el contrario, los argentinos durante tres décadas se han bamboleado de un lado a otro y sus políticas exteriores han quedado rehenes de los colores políticos que pasaron por su Casa Rosada. El hoy proclamado “estado presente” es solo un eslogan vacío. En lo comercial se quedaron atrás marcando el paso y por visiones miopes, prejuiciosas y cortoplacistas nunca se trazaron políticas y relaciones comerciales audaces como las que el estado brasilero estableció con Asia y Eurasia.

Si lo vemos desde el ángulo discursivo con contenido político (presuntamente opuesto al capitalismo liberal anglosajón), los Kichneristas de CFK podrían haber establecido con Rusia y China relaciones de preferencia; pero una cosa es lo que se dice ser y otra lo que se es ¿Cuál es la diferencia entonces con el Brasil? La primera es que no se personifica en el mandatario de turno, pero la más sustancial es que Argentina carece de infraestructuras estratégicas como son los puertos de aguas profundas, los aeropuertos e incluso la falta de desarrollo defensivo que además de la fuerza, es necesaria a los fines proveer seguridad a una cada vez más insegura realidad internacional. Pero lo peor, es que -como estado- no tiene un concepto propio de su política estratégica y ello se refiere a cómo quiere estar parado en el mundo. Y la conclusión es muy clara: A los gobiernos argentinos la camiseta les queda muy grande.

La competitividad del estado brasilero está por fuera de los mezquinos y contingentes intereses de un partido político determinado. Esto no significa que no haya corrupción en la vida pública del Brasil. La diferencia en el manejo del erario público es capital. Allí no se mezclan ni se confunden las temáticas del estado, sacando del presupuesto dineros de un área estratégica para tapar agujeros y reivindicaciones sociales. Hay contrafuegos institucionales que funcionan y -más allá de las denuncias contra sus instituciones- la estabilidad institucional y la seguridad jurídica (algo que en la Argentina no existe) en Brasil queda de manifiesto.

A pesar de que hay un fuerte enfrentamiento ideológico por la polaridad existente entre la corriente de derecha (con gran apoyo de las iglesias evangelistas y neosionistas) que sigue a Jair Bolsonaro y la que representa el ex mandatario Lula Da Silva que se ubica ideológicamente del otro lado y más allá del disgusto que los primeros sufrieron por el regreso de Lula al poder, los pilares estratégicos del estado siguen en pie y no se verán afectados.

En cuanto a lo que se ve de Argentina, el futuro inmediato no revela nada nuevo e incluso es seguro que será la reedición de lo mismo de los últimos veinte años.

En síntesis, el Brasil tiene un estado cimentado y en funcionamiento mientras que Argentina esta parado sobre barro y con una clase política atrasada en discursos antiquísimos y llevando aún al día de hoy, los muertos de su pasado a la rastra para generar empatías y votantes. Sin dudas que a Brasil con Lula o sin él, un país como Argentina con semejante tara además de no ser un socio fiable, es un lastre que frena su expansión comercial y es por eso que el Mercosur hace tiempo está muerto y enterrado.