sábado, 12 de marzo de 2022

 

“CASUS BELLI”

Pese a la censura y la intoxicación informativa de Occidente, los argumentos que justificaron la intervención rusa en Ucrania se van conociendo ¿Quién golpea primero, golpea mejor?

 

Por Dany Smith

Antes de que EEUU y sus aliados, en una muestra de lo que ellos entienden por democracia y libertad, cortaran las trasmisiones y noticias de las agencias de noticias rusas, pudimos escuchar como el 24 de febrero último el presidente ruso Vladimir Putin anunciaba el inicio de una Operación especial contra Ucrania basado en una causa que describió en grandes rasgos como de “desnazificación y desmilitarización”.

Los acontecimientos parecían ir más rápido de lo pensado. En este lado del hemisferio sur, pocos sabían lo que realmente sucedía. Incluso muchos argentinos que desde hacía años vivían en Ucrania, no les preocupaba o poco sabían lo que sucedía realmente en el Donbass. Ellos estaban allí por razones de trabajo así que como buenos argentinos, interesarse o mucho menos, comprometerse en los asuntos políticos del lugar estaba fuera de su agenda.

Pero mientras la población ucraniana seguía con su rutina cotidiana y el gobierno de Volodymyr Zelensky jugaba a las escondidas con Rusia, el ejército y la Guardia Nacional de Ucrania estaban preparando en secreto una “gran operación” militar sobre el Donbass que de haberse llevado a cabo podría haber acabado con las dos repúblicas independentistas de Donetsk y Lugansk.

Las evidencias de esto fueron expuestas ante el público por el Ministerio de Defensa ruso el 9 de marzo último, poniendo en perspectiva qué tan inocente fue el gobierno ucraniano en el desencadenamiento de las actuales circunstancias. Según éstas pruebas Kiev tenía planeado lanzar para el 8 de marzo una operación militar masiva sobre el Donbass que seguramente habría sido precedida por la llegada desde Polonia y Rumania de unidades de la OTAN con la finalidad de establecerse de forma permanente.

Una vez allí, cualquier movimiento ruso habría sido utilizado por Washington para justificar en última instancia el estado de alerta DEFCON 1[1] implicando la excusa perfecta para unas negociaciones bajo la condición de una “respuesta nuclear”.

Pero como vimos, Rusia se adelanto a esto y estos condicionamientos están de su lado.

La inteligencia rusa pudo enterarse de estos planes y fue por ello que el presidente Vladimir Putin reconoció de forma meteórica (el 21 de febrero) la independencia de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk. Con este cambio de estatus y con dos nuevos entes estatales que establecerían de forma oficial relaciones con la Federación rusa los planes del gobierno de Volodymyr Zelensky se verían seriamente retrasados. Por lo pronto, seguían con sus respuestas evasivas y sordas a las propuestas del Kremlin para negociar la situación. Si Ucrania lanzaba este ataque, Rusia tendría todos los argumentos para ingresar en apoyo de aquellos nuevos estados pero sería tarde ya que Kiev habría logrado una ventaja táctica que sería consolidada con el apoyo de la OTAN.

Pero esto no fue concebido entre gallos y medias noches. Hay pruebas de que esta operación sobre el Donbass había sido planificada con mucha antelación. La cuestión es ¿Quiénes la planificaron? A primera vista el gobierno de Kiev es quien se puso a la cabeza de esto pero, no lo hizo solo. Como era de suponer, Washington tuvo parte aunque (como lo ha venido haciendo desde hace casi dos décadas) no lo hizo oficialmente. Como en Iraq, Afganistán, Libia y Siria, La Casa Blanca se valió (entre otras) de RAND Corporation, una empresa privada dedicada justamente a prestar “soluciones políticas” y detectar “vulnerabilidades” que sirvan a la planificación estratégica de los gobiernos en Washington. La elaboración en 2019 del plan titulado “Over extending and ‎Unbalancing Russia” deja expuesto no solo este programado ataque contra el Donbass sino también las implicancias que tuvo EEUU en la guerra entre Armenia y Azerbaiyán de 2020 y los disturbios en Kazajistán en 2021.

Cada vez aparecen más evidencias de que el presidente Vladimir Putin tenía poderosos motivos de sobra para detener a Kiev de forma rápida y contundente. Durante años Washington y sus aliados de la OTAN menospreciaron los llamados de Moscú a detener su carrera armamentista expansiva sobre el este y ello involucra las armas de destrucción masiva (ADM). Pero en los últimos ocho años, tras el golpe de estado de 2014 fomentado desde Washington por una revolución de color (gestionada por la Subsecretaria Victoria Nuland y Cía), Rusia vino siendo menospreciada en sus llamados a frenar las agresiones de Kiev sobre los habitantes del Donbass.

Los esfuerzos diplomáticos de Rusia han sido titánicos. Resultado de estos son los Acuerdos de Minsk y a los cuales Kiev desde hace un par de años y por sugerencias de Washington y Londres no ha querido cumplir. Las consecuencias están a la vista y -a diferencia de otras crisis- las causas y sus responsables también. La intervención rusa ha descabezado a las Fuerzas armadas ucranianas, la OTAN ha perdido la estructura militar que disfrazaba tras el ejército ucraniano (incluyendo sus laboratorios de guerra bacteriológica) y la población se ve entrampada en todo este juego sucio. Si ello no fuera poco, Polonia intenta meter aviones “MIG-29” a Ucrania algo que representaría una abierta provocación de la OTAN por lo cual la pregunta sería ¿Cuánto tiempo podía extenderse esta situación?



[1] Es el máximo nivel de alerta. Nunca se ha utilizado. Solo se activaría este nivel ante un inminente ataque contra las fuerzas armadas estadounidenses o contra su territorio por una gran fuerza militar extranjera. En este nivel se autoriza el uso de armas de destrucción masiva.

jueves, 10 de marzo de 2022

 

“UN SUCIO TEATRO BÉLICO”

¿Cuáles son los factores que llevarán a una balcanización de Ucrania y la extensión de la guerra a toda Europa? Los sucios secretos de Washington al descubierto

 

Por Charles H. Slim

La guerra de por sí es una cosa fea, pero al mismo tiempo es un recurso que tienen los estados y las naciones cuando se agotan las vías diplomáticas para resolver una situación.

Quedará para la historia estudiar de forma exhaustiva cuántas veces Moscú intento de forma infructuosa llegar a un acuerdo con EEUU para que detuviera sus despliegues de armas sobre Eurasia, para que Kiev se comprometiera a cumplir con los acuerdos de Minsk, de cuál fue el papel de Washington en estos fracasos y los intereses de la OTAN para ello.

Debemos partir del punto en el cual, la guerra que hoy se esta llevando a cabo en Ucrania en realidad es un enfrentamiento entre Rusia y la OTAN que se vale de los ucranianos y de su territorio para pelearla. La organización atlántica estaba poco a poco extendiendo su metástasis sobre Ucrania y Rusia no podía quedarse sin hacer nada.

Mientras Washington y sus socios de la UE han implementado un bombardeo financiero de saturación sobre la economía rusa con la intención de crear el caos poblacional contra el gobierno, eso no sucedió y por el contrario aún Moscú se reserva intacto su poderío nuclear bajo la manga. Al terror financiero del globalismo occidental (que representa Joe Biden y sus socios globalistas) se le contrapone el terror a una reacción nuclear.

Hoy por hoy y lamentablemente por un tiempo más, toda Ucrania se ha transformado en un teatro de operaciones bélicas que se está saliendo de la convencionalidad de una guerra entre estados para pasar a convertirse en una llamada guerra hibrida donde los bandos se vuelven nebulosos y hasta invisibles, donde las emboscadas, el engaño y los ataques terroristas en las ciudades pasan a ser las principales armas tácticas del campo de batalla.

No decimos nada nuevo y mucho menos, algo que los estrategas rusos no hayan considerado de antemano. Incluso los expertos en inteligencia y reconocimiento jamás se habrían atrevido a vaticinar una campaña fácil y sin las dificultades que un terreno como el de Ucrania podía ofrecer. Pero en esas consideraciones, se debían añadir otros elementos ajenos a los ucranianos e incluso, a toda la región euroasiática. Incluso más, ajenos al hemisferio oriental.

La decisión política de Vladimir Putin claramente se apoyó en la premisa “la mejor defensa es un ataque”.

Pero más allá de las retaliaciones políticas, comerciales y financieras de occidente, Putin sabía que le estaba abriendo la puerta a jugadores muy particulares. Hoy el ejército ucraniano es inexistente y lo que realmente representa una amenaza sobre el terreno son las milicias ultraderechistas (Aidar y Azov) que desde hace años vienen siendo equipadas y asesoradas por instructores occidentales. Junto a ellos operan grupos especiales de asesinos y saboteadores como los “georgianos” (pagados por Washington en Iraq y Afganistán), los mercenarios privados de “Academy” y otra media docena de empresas del mismo rubro se han unido a estas agrupaciones filonazis pintando un panorama muy sombrío para la región.


En los avances del ejército ruso se ha incautado equipamiento turco hallado en suelo ucraniano como el que vemos en estas fotos.


A estos debemos sumar a grupos kurdos quienes bajo la dirección del Mossad israelí han sido parte importante en la desestabilización política en países como Iraq y Siria. También (y ligados a estos) están los llamados “yihadistas” que el mundo conoció bajo denominaciones como “Al Qaeda” y el “ISIS” dos embustes seudo islamistas creados por las agencias de inteligencia angloestadounidenses -bien ensayados en Iraq- y que con apoyo de sus colegas turcos pretendieron rediseñar el Medio Oriente en beneficio de Israel. Todos ellos son expertos en fomentar el caos, el terror y la inseguridad en zonas civiles con la finalidad de convertir en insoportable la vida de los habitantes volviéndolos en parte de sus sangrientos esquemas de propaganda.

Equipo de Comunicaciones ASELSAN de fabricación turca

Mientras la propaganda occidental y en particular la británica pinta a Zelensky como un “prócer”, lo cierto es que poco o nada sabe de estas nefastas injerencias y de lo que causara a toda Europa. Tan variado es el arco de involucrados que incluso se han hallado en el terreno señales de que Turquía estaría enviando (además de sus armas y Drones) a estos grupos de mercenarios. Esto no sorprende ya que Tiyip Erdogan es capaz de cualquier cosa con tal de agradar y ser aceptado en el bloque “judeo-cristiano” que desprecia a Turquía.

Especialistas en fabricar “banderas falsas” y en “operaciones negras” (como los ataques químicos en Siria), con el fin de dar golpes de efecto político y con la desvergonzada participación de la Corporación mediática, trataran de embarrar a los rusos en ataques terroristas contra civiles o de acusarles de querer volar plantas nucleares. Sumado a esto, la comprobada existencia de instalaciones biológicas norteamericanas en Ucrania (de elaboración de agentes virales para la guerra)[1], potencia estos peligros. Ante esto hay que preguntarse ¿Estos esbirros de la OTAN preparan un ataque biológico como señalan algunas fuentes?[2] Vladimir Putin es consciente de estos riesgos y sin dudas ellos fueron parte de las consideraciones para lanzar la “Operación especial”.

Lo vimos en Iraq, Siria y Libia y aún no hemos sido testigos de una rendición de cuentas ante la justicia por esto. Si usted no lo sabe, el Estatuto de Roma también le cabe a EEUU y a sus socios en esas “aventuras” pero se apoyan en tecnicismos para evadir sus responsabilidades.

Pero hoy se escuchan rumores sobre el impulso de supuestas investigaciones del Tribunal de la Haya para que se procesen casos de crímenes de guerra contra el presidente Vladimir Putin ¿Cuándo se planteó algo similar por lo causado en Iraq contra George W. Bush, Tony Blair o Pedro Aznar? Si nos atenemos a todo lo que hemos citado y a los principios procesales y las garantías que debe respetar una instancia judicial (en especial esta), éste organismo no reúne ninguno de ellos ya que -a estas alturas- a nadie le quedan dudas de su dependencia política con la Unión Europea y esta a su vez, de Washington.  

 

 



[1] **ÚLTIMO VIDEO** Rusia le dice a los EE. UU. “Hemos encontrado sus armas biológicas” (VIDEO)

Por Jim Hoft, Publicado el 9 de marzo de 2022 a las 10:32 am, https://www.thegatewaypundit.com/2022/03/breaking-video-russia-tells-us-found-biological-weapons-video/

[2] Video en el que se difunde un informe de ABC News sobre un ataque biológico con COVID en noviembre de 2019. El video se halla disponible en el siguiente link: https://rumble.com/embed/vsi3d0/

lunes, 7 de marzo de 2022

 

“EL OPORTUNISTA”

¿Para qué el premier israelí Naftali Bennett viajó tan presuroso a Moscú? Cuando la mezquindad se disfraza de benevolencia.

 

Por Dany Smith

Mientras la opinión pública mundial sigue bajo la contraofensiva informativa de Washington y sus socios de la OTAN, otros aprovechan las circunstancias para llevar agua a su molino. Uno de ellos es Israel quien no dejara pasar la oportunidad para sacar beneficios de la crisis. Como dice el dicho “a río revuelto ganancia de pescadores”.

El anuncio del viaje del primer ministro israelí Naftali Bennett a Moscú para reunirse con Vladimir Putin y tratar el tema de Ucrania pone en evidencia esto. Para Tel Aviv hay mucho en juego con la actual situación en la que se ve sumergida el gobierno de Putin y como un socio importante de Irán y el protector de Siria, Rusia ha sido un obstáculo para las aspiraciones geopoliticas de Israel en el Oriente Medio.

Desde la postura oficial y para los medios, la visita de Bennett fue en búsqueda de la mediación pero, desde una observación crítica y viendo los antecedentes e intereses contemporáneos existentes, hay claras intensiones de Israel por buscar la salida de Rusia de Siria y asegurarse de que de alguna forma, abandone sus tratos y negocios con la república Islámica de Irán. Sin dudas el momento no podría ser mejor aunque los israelíes saben que Vladimir Putin no es cualquier estadista y mucho menos lo es de un país intrascendente.

Incluso tras esas dos horas y media que duró la reunión, Putin le habría dejado bien en claro cuáles son los motivos para la operación lanzada y cuáles son los objetivos a concretar. Desde una mirada completamente ignorante de la opinión pública occidental, se trató de un intento del mandatario israelí por hacer entrar en razones a su homologo ruso pero hay todo un trasfondo mucho más complejo y oscuro que en parte involucra a Israel y es por eso que entra en escena.

Desde hace tiempo que desde EEUU se vienen gestando operaciones contra los países del este (de la ex URSS) y de forma general sobre toda Eurasia, orientadas a construir un cerco en rededor de Rusia. Las vías para ello son múltiples, pero podríamos reducirlas a dos: El activismo supuestamente pedagógico y desinteresado mediante ONGs que culminan en “revoluciones de colores” y el uso de la subversión extrema (Terrorismo). A simple vista se suele de decir “es EEUU quien está involucrado” pero ello es una generalización errónea ya que para ser exactos quienes están envueltos y comprometidos con todo esto son sus administraciones (tanto republicanas como demócratas) y puntuales socios que operan desde el ámbito privado encubiertos con convenientes máscaras societarias (USAID, la National Endowment ‎for Democracy -NED- y el US Institute for Peace entre los más destacados).

En realidad, Putin no le diría nada que Bennett y su elite sionista no sepan. Ucrania se halla bajo un gobierno filonazi que desde 2014 había degradado a los ciudadanos de origen ruso a una subcategoría privándoles de reconocerles los derechos que todos los ciudadanos ucranianos tienen garantizados en su constitución. Sumado a ello, la persecución y el intento del estado por consolidar estas políticas en Donetsk y Lugansk llevó a que sus pobladores se levantaran en armas para protegerse de un gobierno extraño y hostil plantado mediante el golpe de estado fomentado y dirigido por Washington y la UE.

Sin dudas que Bennett no trato de condicionar a Putin alegando la condición de judío de Zelensky o expresiones similares para intentar manipularle. Para Putin y el estado ruso la condición religiosa del mandatario ucraniano no tiene nada que ver en esto, pero los sionistas a nivel internacional (entre ellos los argentinos) han tratado de hacerlo parecer aquello como algo gravitante pintando al mandatario ruso como el nuevo Hitler. Tal vez esto funcione con la propaganda efectista que los medios llevan adelante sobre la opinión pública en el hemisferio occidental, pero con Rusia no.

Si Bennett pretendiera ir por esa vía simplemente no sabrá como salir. Precisamente el estado ucraniano desde 2014 había sido colonizado por esos sectores de la ultraderecha colocados por una planificación de sectores vinculados muy estrechamente con la oligarquía de la comunidad judía ucraniana, la estadounidense y finalmente a Israel. Que los matones de “Pradvi Sektor” tuvieran la ideología nazi no fue un inconveniente para que el “Mossad” y sus colegas angloestadounidenses cooperaran en el golpe de estado de Febrero de 2014. La utilidad y el realismo está por encima del folklore mediático.

Y si eso no bastara, Bennett no podría explicar cuáles fueron las incumbencias de su predecesor Benjamín Netanyahu y su administración justamente en momentos en que se produjeron los hechos.

Putin le habría dejado bien en claro a su par, que no frenara sus operaciones hasta que no se desarme todo ese andamiaje que responde precisamente a una estructura globalista montada en parte por la secta de los “Straussianos”[1] conformada por reconocidos sionistas angloestadounidenses (como Paul Wolfowitz, Gary Schmitt, Richard Perle, Robert Kagan, Victoria Nuland, Abraham Shulsky entre muchos otros) que a su vez se halla estrechamente ligada a los neoconservadores en Washington. Dos proyectos de estos exponentes que tuvieron nefastas consecuencias para la paz global fueron el Project for the New American Century  -PNAC- de 1994 y el  informe redactado en el ámbito del Institute for Advanced Strategic and Political Studies (IASPS) que preveía nada menos “asesinar a Yasser Arafat”, invadir Iraq  y deshacerse de los palestinos enviándolos allí.

Al mismo tiempo, estos sectores son los mismos que generaron la doctrina de la “guerra permanente” que llevo a el intervencionismo militar (consolidada mediante la doctrina Rumsfeld-Cebrowsky) usando a los derechos humanos como plafón para encubrir sus verdaderos objetivos.  Si Bennett trató de manipular a Putin por ese costado, sin dudas volvió con las manos vacías.

Bajo todas estas consideraciones, suena muy risible las arengas de la administración de Biden de investigar los posibles casos de crímenes de guerra que pueda cometer Rusia en Ucrania.

La decisión de Vladimir Putin no se basa en una mera conveniencia personal o electoralista como a la que acostumbran apelar sus colegas occidentales (tanto en EEUU, Gran Bretaña o Francia). Los altos intereses estratégicos de Rusia se ven comprometidos con este estado de cosas a pocos minutos de Moscú y del cual la OTAN pretende beneficiarse; entonces ¿Por qué Vladimir Putin debería abandonar la seguridad estratégica de su nación y de su pueblo ante los enjuagues políticos de estos sectores intrigistas que hacen de la OTAN su instrumento de dominación global?



[1] Corriente filosófica y política elaborada por el filosofo germano-estadounidense de origen judío Leo Strauss quien entre otras elaboraciones intelectuales fue el sustentador del engaño en la política mediante el romántico eufemismo del “noble engaño”.