martes, 27 de octubre de 2020

 

“EL FIN DEL CAPITALISMO”

Es una cuestión de tiempo para que el sistema financiero inmoral y corrupto colapse ¿Significara el final del capitalismo financiero?

 

Por Charles H. Slim

Actualmente, todo el globo se ve sacudido por una Pandemia (de un  virus nada natural) que por los cambios obligados en los hábitos y relaciones interpersonales  ha destruido el sistema productivo y sin dudas la forma de gobierno occidental. Los centros de poder en particular Washington y Londres están sometidos a este temblor que desde comienzos del año sacude sus estructuras que de no adaptarse a los cambios podrían colapsar en cualquier momento.

En esta dinámica entra los EEUU (desde 2001 con derechos civiles restringidos por un estado con poderes especiales) que de cara a las próximas elecciones y con proyecciones de un posible regreso de los demócratas a la Casa Blanca, muchos auguran que pese a los cambios prometidos, nada cambiara. En lo que hace a la economía, la situación lejos de remontar empeora y ello está arrastrando a la mermada popularidad de Donald Trump quien si dudas ha sido la expresión más visible de un capitalismo financiero.

Igualmente señalemos que la crisis también afecta a las potencias orientales como Rusia donde puertas adentro, ha comenzado a fracturarse aún más las ya tensas relaciones entre los sectores “liberales” (de la opulencia financiera) y los “patriotas” (quienes conforman el común de la población y los estamentos medios del estado) poniendo en duda el liderazgo de Putin.

Las idas y venidas en lo que fue el periodo de la globalización neoliberal (que finalizó por 2016), EEUU y sus socios trataron de reconvertir sus economías tomando iniciativas “pragmáticas” que terminaron afectando de forma crítica a las poblaciones de algunos países, para extenderse luego a ciertos bloques regionales y hoy por hoy al resto del mundo.

La pugna comercial por control de los mercados existente con la China Popular, ha llevado –pese a sus secretas sociedades y acuerdos- a que se genere una polaridad que sin dudas puede catalogarse de un estado de guerra virtual que podría evolucionar en un enfrentamiento bélico por el dominio del indo-pacifico.

La dominación militar que intento EEUU (al amparo de su anunciado Nuevo Orden Mundial) fracasó y su rechazó llevó a que las personas de todas partes del mundo se avocaran a bregar por cortar con la silenciosa dominación económica. De ese modo, los gobiernos que se habían venido ciñendo a las directivas que provenían de Washington y que afectaban a sus economías, comenzaron a verse en jaque por las masivas protestas de sus ciudadanos quienes conscientes de la extorsión existente,  hartos de las desigualdades a favor de las empresas y de los intereses estadounidenses que sus gobiernos toleraban, marcarían el comienzo de una nueva era.

En este sentido, la instauración de este confinamiento eterno además del descontento y el hastío generalizado, profundizó la crisis de gobernabilidad y ahondo la desconfianza de los ciudadanos hacia la clase política que convertida en gobierno, terminan haciendo todo lo contrario a lo que en el periodo preelectoral se comprometieron hacer.

En Argentina esto es una historia repetida y actualmente, el país se halla en la cornisa del abismo en manos de un presidente tan incoherente como carente de objetivos estratégicos para el desarrollo de su país. Tratando de contentar a los sectores financieramente poderosos –muchos de ellos con raíces en el exterior- y al mismo tiempo contener a la base popular (en la que se cuenta la clase media que le confío su voto) que se hunde ante la incertidumbre económica y financiera, lo muestra como un esquizofrénico a punto de colapsar.  En realidad lo que Alberto Fernández no quiere revelar es que su país (endeudado y condicionado) no puede desarrollarse con potenciales propios y solo debe aceptar el papel impuesto de ser un mero reservorio o zona franca de los intereses financieros globales. Sumado a ello y con mucho disimulo debe soportar las presiones de su vice presidente CFK que por todos los medios (incluyendo los ilegales e inconstitucionales) trata de escapar a los procesamientos judiciales en su contra.

Al mismo tiempo su gobierno se ve involucrado en las usurpaciones de terrenos públicos y privados que pretendería reformular el sentido de la propiedad privada. Ello ha causado indignación en una amplia franja de argentinos que desencadenó un fenómeno pocas veces visto, salvo para causas nacionales como “Malvinas”, como ha sido la de generar manifestaciones populares masivas que tras ganar las calles y sin identificación partidaria, reclama a su gobierno nacional que respete los derechos consagrados en la Constitución.

Dentro de EEUU vimos el estallido de indignación popular ante el brutal asesinato del ciudadano negro George Floyd (convertido en un símbolo del habitual abuso policial estadounidense) que dio nacimiento a un movimiento político espontaneo denominado “Black Matter” que al mismo tiempo, reimpulsó y sacó a la luz a los movimientos racistas y fascistas locales que curiosamente simpatizan con las políticas de Trump. Ello visualizó la hipocresía de la administración federal (que usa las palabras libertad y democracia pero no las ejercita) y la fractura interna existente en la sociedad norteamericana que sin exageraciones (y a la luz de los antecedentes), se halla al borde de una guerra civil. Las próximas elecciones en noviembre que engañosamente se presentan como una alternancia entre el proteccionismo de Trump o la supuesta apertura de Biden no resolverán esto ya que se trata de situaciones (el racismo y la violencia) estructurales del “estado profundo” de la Unión.

En Europa las prolongadas y desiguales relaciones con Washington han cosechado un creciente activismo político apartidario que ha venido reclamando a sus gobiernos (que dicen una cosa pero hacen otra) cortar con aquella situación inequitativa y que con la actual administración en la Casa Blanca ha empeorado con el proteccionismo económico impuesto por Trump.

La aparición de los “Chalecos Amarillos” en Francia fue un ejemplo de todo ello. Y a pesar de que comenzó por la unión de los trabajadores (al margen de los sindicatos) aglutinados a base de consignas patrióticas, con el paso del tiempo fue siendo infiltrada y terminó siendo controlada por sectores del troskismo y anarquistas que le quito el fuerte componente de legitimidad con el que nació. Igualmente Macron sigue siendo duramente escrutado por los franceses quienes se mantienen en un estado pre revolucionario.

El desarrollo productivo de los EEUU nunca pensó en mejorar las condiciones de vida de sus propios habitantes, tampoco la de otros países y mucho menos, perder capital en sus emprendimientos para instaurar un “siglo estadounidense”. Actualmente el desmoronamiento de su economía se revela en la creciente desocupación que va a la par, de la descarada especulación financiera que opera desde “Wall Street”.

A nivel macro la globalización neoliberal de finales de los ochentas sirvió para que muchas empresas y trasnacionales norteamericanas cerraran sus fábricas en EEUU y se radicaran en regiones con mayores expectativas de ganancias netas sin tener que afrontar los costos de mano de obra  y hasta las molestias sindicales como sucedía en casa.

Así encontraron en China esa mano de obra barata y disponible las 24 horas dándole a las empresas ganancias colosales que con el paso del tiempo pasaron de ser capitales productivos a capitales financieros. Aquello dio paso a la especulación dejando como una de las pocas consecuencias positivas, la penetración de sus productos en el mercado Euroasiatico compitiendo rudamente con los japoneses.

Lo cierto fue que, todo tiene un fin y aquella estrategia de diversificar la industria en lugares que eran factibles para abaratar costos tuvo su final. Para comienzos del milenio en EEUU la especulación y el fraude financiero escalaban hasta el cielo con los escándalos de la llamada “burbuja financiera” que además de engañar a los consumidores, llenaron de dinero a especuladores y banqueros de la más diversa estofa. Recuerden sino aquel escandalo de “ENRON”, una importante empresa de energía eléctrica que por los manejos fraudulentos de sus CEO y sus ejecutivos termino en 2001 en la bancarota. A esto se le sumaría la propuesta de George W. Bush de financiamiento privado para el acceso a la vivienda que tras fabricarse una gran “burbuja inmobiliaria”,  terminó estallando en septiembre de 2008 causando una crisis financiera similar a la de 1929.  

La Reserva Federal, los bancos y los principales usureros de “Wall Street” (que se benefician con el dinero de aquel) son parte de toda esta estafa cuya principal contribución es la de “crear montos” virtuales de dinero que, si bien aparecen en la pantalla de una cuenta informatizada, no están físicamente disponibles. En resumen de cuentas, el sistema capitalista estadounidense ha devenido en una verdadera e institucionalizada (y muy sofisticada) estafa Ponzi.

Las seguridades que el sistema capitalista construía y ofrecía a sus ciudadanos y que con tanto esfuerzo los medios masivos se encargan de recordar como parte de una política de interés general, ya no convencen. La seguridad social, la sanitaria y la jurídica como se ha visto, no están al alcance de todos y las diferencias de clases agravadas por la discriminación racial, es una realidad muy molesta para los intelectuales internacionalistas pro-estadounidenses. El “sueño americano”  hace tiempo que dejo de existir y  en las ctuales circunstancias solo se trata de un discurso falaz y ajeno a la realidad sobre el cual se sostenía el sistema.

Como fue la farsa de la lucha contra el terror que llevo a desastrosas guerras, el sistema financiero solo ha dado el dinero a los bancos para que estos lo terminen entregando a dos o tres corporaciones que financiaran sus propios negocios.  De esta manera, tanto la guerra (como un gran emprendimiento y generador de capital)  como las inversiones financieras han sido parte de la charada americana disfrazada de progreso. El trasfondo ha sido la obtención de ganancias astronómicas mediante el zaqueo y el apoderamiento de recursos como el petróleo. A pesar de ello, el excedente de estos saqueos no financian a las clases trabajadoras y más desposeídas ni incentivan a las micro empresas norteamericanas, entonces ¿Puede seguir existiendo éste capitalismo parasitario?

 

 

jueves, 22 de octubre de 2020

 

“THE DECEPTION BEHIND THE DECEPTION”

Why do some experts say that there could not have been a cunning attack on Beirut?

 

By Dany Smith

When last August a portentous explosion exploded in Beirut, so brutal that it could be heard on the island of Cyprus, many came out to speculate the possible causes and a few others - very few - to point out strange circumstances surrounding the event. As soon as that tragedy transcended through images captured by ordinary citizens from various angles of the city and even from the high seas, the questions began to be asked almost immediately: Were they accidental explosions or was it the product of an attack with an artifact nuclear? And if this last hypothesis had been true, who could it be?

The truth and beyond the real cause of this - in addition to the human catastrophe - caused an economic one that ended up demolishing the country to institutional precariousness that leaves it at the mercy of the highest bidder.

Beyond the occasional expression of joy from an extremist deputy in the Israeli Knesset or the gratitude of ultra-Zionist rabbis at the “Wailing Wall”, everything shows a well-planned and deliberate implication.

The circumstances to carry out a similar action were propitious to mask its purposes and its authors. The social and economic upheaval had been shaking Lebanon to such an extent that as in Argentina the population demanded "that everyone leave" their rulers accused of "corrupt and lazy", it made it very easy to be taken by surprise. The coup also helped to deepen the economic and financial crisis in the population that places the small state in serious trouble. His situation is critical and therefore easy to condition.

Other elements that aroused the attention of the curious and more observers led them to pose questions that would haunt such issues as the mushroom shape of the explosion (and the thermal rings warned), the extensive expansive wave that it demonstrated and the crater that it left in the site where it had its epicenter.

An important strip of Lebanese (without distinguishing between Muslims and Christians) did not hesitate to look at their neighbor Israel as responsible for this and without a doubt, there was no reason not to think about it. The past actions of the Mossad and its military intelligence against the small country of cedars with its intention to create controversy and aversion against “Hesbollah”, added to its continuous instigation and participation in what happens in Syria (launching bombings and supporting mercenaries), leave a more than justifiable sense of collective suspicion of Israeli authorship.

The antecedent to the spectacular and never solved murder of Rafiq Hariri in 2005 is another trace of the use of a sophisticated device that could not be explained with any conventional explosive.

Hariri convoy blow up

Before Tel Aviv said a single word, its employees around the globe and activists in the service of the Western media were quick to come out to disengage Israel from this. In fact, they did not believe it themselves but they are not in that task to discern the truth but to misinform and charge for it.

Despite efforts to distract global public opinion by arguing the accidental explosion of an agrochemical deposit (in a country without agriculture) based on Ammonium Nitrate badly collected or even triggered by a spark from fireworks, several photographs began to circulate on the network and as soon as they signaled a deliberate action behind that event, Tel Aviv through its desert-based cyberwar army (which it shares with the US), with which it illegally monitors and intercepts the internet networks of all the world, the sources began to poison. In reality, the tasks to confuse and misinform had begun before this happened with the obvious purpose of ridiculing the hypotheses that are presented today.

But the terrorist act existed and the Pentagon generals and President Donald Trump himself confirmed that Beirut had been attacked. So, if the agrochemical warehouse "foisted on Hesbolla" to manufacture their attacks - as some argued - how did they do it? It is clear that this chemical element does not react with a spark or even a flare as shown in the movies. Someone tried to present the case under this guise but the charade was exposed.

Several photographs began to circulate internally showing how an apparent missile of particular characteristics, which-supposedly-had been captured in several frames, something very good to be true. But apparently these magnificent shots were tricky elaborations and were only part of the hoax. Some of them were montages of images that precisely sought that effect, to create the doubt, Is it false or is it real? If they dared to intoxicate the information by rolling these photos, what did they try to cover up?

Accompanying this media campaign to deflect suspicions, the Gulf Arab media excelled (once again) in the task. For years now, the Saudi and Emirati media have revealed their scandalously pro-Israel biased view that has exposed secret relations between them.

For some experts in nuclear weapons, it was a question of the use of a last generation tactical weapon which –because of its size- can be mounted on a simple camera, that is to say a little bigger than a hand. Given this, the possibilities that the vehicle for this device may have been a missile become another possibility to investigate. And who are the states that have this sophisticated technology? It has long ceased to be a secret that Israel is the only state with a nuclear arsenal that threatens regional stability. Nor is it a secret that your scientists have long been improving the use of nuclear material for military use with astonishing Machiavellian achievements.

According to some experts who visited the port of Beirut with their radiation counters, they lightly concluded that it could not have been an attack with a missile or a tactical nuclear weapon since there were no signs of abnormal levels of radiation. Well. They were sure that with these explanations and a few photos for public relations, the case would be closed and the annoying questions that annoyed Netanyahu and his people would end, but that would not be the case.

Some even dared to compare the devastation of what happened in Oklahoma in 1995 to explain that the cause of the explosion was Ammonium Nitrate.

A crater almost 165 feet deep is a very difficult detail to hide. If we consider real the version of the explosion caused by a very convenient combination of certain elements and circumstances, how could that deposit of almost 3000 tons of agrochemicals be uniformly and compactly detonated? It does not look like a fireworks accident as some experts have concluded. For this question there is no clear answer.

 

sábado, 17 de octubre de 2020

 

“PAPEL ESTRATEGICO”

Cuál puede ser papel estratégico de un país como Argentina con más de treinta años de una degradación socio-económico política y completamente indefenso

 

Por Charly H. Slim

Cuando se vino abajo el Muro de Berlín en 1989, no solo marco el comienzo del fin para la Unión Soviética sino también, la crisis existencial para EEUU como el autodenominado “líder del mundo libre” y su brazo armado trasnacional como es la OTAN. En ese momento comenzaron a fabricarse tesis e hipótesis conflictivas que justificaran la existencia y operatividad de esas voraces infraestructuras militares que en apariencias habían quedado sin rivales.

Allí comenzó una nueva era caracterizada por la interconexión comercial y cultural que se conocería como la “Globalización neoliberal” y por medio de la cual (y en teoría), se beneficiarían los países subdesarrollados al amparo de los centros financieros mundiales ¿Qué papel jugó Argentina y cómo ha evolucionado desde aquel entonces hasta el presente?

La respuesta es tan descorazonadora que sería mejor no decirla. Aquella ola neoliberal que vino propulsada por la imposición brutal –con intervenciones militares y embargos económicos- del “Nuevo Orden Mundial” declamado en 1991 por el presidente George H. Bush, para Argentina solo fue una época pasajera que lejos de crear un estado pequeño y eficiente solo lo corrompió más. Pero en aquel entonces el país terminaba la década de los ochenta con una hiperinflación tras un ineficiente gobierno radical que obligo al presidente Raúl Alfonsin a adelantar las elecciones. Sumado a eso, la conflictividad política tras años de disputas para desmantelar las Fuerzas Armadas como parte de una política de revancha y “desmalvinización” (mediante la vituperación de sus veteranos) impulsada por los sectores de la izquierda del partido radical –representada por la Coordinadora- (muy satisfactoria para Londres) y que fue continuamente fogoneado desde los medios capitalinos, terminaron por debilitar aún más a un país que había salido de una traumática guerra con la OTAN.

El trauma colectivo vino muy bien a la clase política, en especial a los miembros de los dos partidos mayoritarios (Radicales y Justicialistas) quienes aprovecharon la convulsión existente para estratificar su propio sector a los fines de conquistar el poder dejando de lado los objetivos estratégicos del estado, ignorando la realidad y evolución internacional imperante y entregando los destinos del país a la deriva.

Bajo la excusa de la democracia se consolido un sistema ineficiente y corrupto que no hizo más que, horizontalizar –si así podemos decirlo- los negociados y las prebendas que tradicionalmente se hacían dentro del estado.  Los controles estatales desaparecieron y la libertad se confundió con libertinaje. Fue sin dudas, el comienzo del fin para ese pretendido desarrollo bajo ese liberalismo anglosajón importado de la Gran Bretaña de Thatcher y los EEUU de Ronald Reagan que proponía al mercado como el artífice de las economías exitosas.

Así los argentinos para comienzos de 1989 entregaron sus esperanzas en un gobierno “peronista-neoliberal” (una mutación políticamente extraña) liderado por Carlos Menem, un caudillo norteño que bajo el argumento de llevar al país al “primer mundo” (alejando al país del Tercermundismo) y demostrando un gran amateurismo, arrastro al país a los peligrosos juegos geopolíticos que los estadounidenses y sus socios (entre ellos Israel) juegan desde hace mucho tiempo. Y sino lo cree así ¿Acaso se analizó las causas de la crisis entre Iraq y Kuwait que culminó en la guerra de 1991?

No creemos que se haya analizado nada. Menem solo trato de colocar al país en una geopolítica de la cual no sabía nada y por ende sin prever las consecuencias. Y de haber existido algún informe de la Secretaría correspondiente, sobre la situación geopolítica del Golfo Pérsico en aquel entonces, solo debe haber estado fundado en fuentes informativas anglosajonas. En conclusión, no hubo una decisión basada en criterios propios y su segumiento en lo que Washington determino como política a seguir, solo se trato de un mero alineamiento automático.  

Similar situación devino tras los atentados terroristas en Buenos Aires entre 1992 y 1994 que con servicios de inteligencia sin dirección ni objetivos estratégicos y una estructura gubernamental filtrada por la corrupción, permitió que sus verdaderos autores aún sigan impunes pese a tratar desde ciertos sectores interesados –de forma infundada y maliciosa- de culpar a sectores árabes islámicos, creando un odioso antecedente de islamofobia en el hemisferio.

Todo ello ha puesto en evidencia la ausencia del estado inteligente y el total desinterés por construir uno, que fue entregado por el gobierno de Menem a esas potencias extranjeras para que piensen por el. Sumado a ello, el paulatino abandono de la exigencia y la degradación de la educación pública y su cooptación partidaria (mediante una pléyade de sindicatos) ha terminado por distorsionar  la preparación de los futuros ciudadanos quienes a su vez, se ven asediados por el veneno de las drogas (un gran negocio especialmente en la provincia de Buenos Aires) que hace tiempo y por la misma corrupción política, penetró en las escuelas primarias ¿Y qué ha hecho el estado sobre esto?

Bajo esas directrices, no podía desarrollarse potencialidad alguna y no solo el pueblo no podrá prosperar por una economía condicionada por las continuas crisis financieras (con prestamos impagables) y un sistema impositivo inviable, sino que sus gobiernos solo serán un mero marco decorativo en la Casa Rosada y simples administradores de los intereses externos que realmente manejan al país ¿Qué futuro podía tener un país bajo esta situación?

La respuesta se puede ver hoy treinta años después y ella es contundente. Un país devastado por la corrupción política y el ingente gasto público, la inflación desmedida (con un Banco Central que actualmente imprime 100 mil pesos por segundo) y comprometido financieramente con el FMI y el Banco Mundial no puede más que ser una lamentable marioneta de las decisiones de otros. Ello a su vez ha tenido una profunda repercusión sobre el desarrollo de una buena parte de la ciudadanía que hoy por hoy, sumida en el sopor de la abulia y el conformismo (modelado por el punterismo político), solo aspira a vivir a costa del subsidio (IFE) pagado por un estado clientelar.

Las protestas callejeras que se han estado viendo en los últimos meses contra el gobierno de “Frente de Todos”, no es el renacimiento de alguna corriente “republicana popular” como algunos señalan (casualmente liberales anglofilos), son más bien una reacción espasmódica,  la demostración de una situación económica asfixiante que ya no parece distinguir entre clases.

En política exterior, Argentina sigue en la contingencia y la ambivalencia diplomática claramente guionada desde Washington y otros estados aliados a su geopolítica. El caso de Venezuela es ilustrativo de ello y su posicionamiento cíclico condicionado por el gobierno que circunstancialmente ocupa la administración general de la nación, demuestra acabadamente la ausencia de una geopolítica propia y consecuente con sus intereses.

Actualmente el gobierno de Alberto Fernández, con muchas ambivalencias y contradicciones, parece  inclinarse por una presumida sociedad geopolítica con China, mediante un alineamiento similar pero matizado al realizado por Menem con EEUU allá por 1990 ¿Será el reequipamiento militar con material chino parte de esto?

Igualmente es importante señalar que –tal como sucedió con EEUU- no hay sociedad posible ya que Argentina (mucho peor que en 1990) no tiene capacidad ni el poder (por la pérdida del monopolio de la fuerza) de proponer sus propios puntos de vista a la potencia asiática que dicho sea de paso, depreda impunemente los mares australes sin la minina queja de la Casa Rosada. Y es que ¿Cómo podría un país débil obligar a las flotas pesqueras chinas para que no pesquen en sus aguas australes?

Al mismo tiempo, la base china de inteligencia electrónica que opera en “Baja del Agrio” en la provincia del Neuquén, sigue siendo una incognita para el estado argentino ya que no tiene la potestad de que se le informe de las tareas que se llevan a cabo dentro de sus instalaciones y si se le informase algo, corroborar la información que se entrega sería algo bastante complejo para el gobierno argentino.

A la sombra de estas circunstancias  si no hay cambios sustanciales en la mentalidad de la clase política argentina, el único papel que puede jugar el país (y tal como lo viene realizando desde 1990)  es la de un mero expectador y un servil de los intereses foráneos que dicho sea de paso y en este caso, el gobierno de Fernández parece confundir “simpatía” con intereses estratégicos al no advertir que los intereses chinos (en lo referente a lo exterior) coinciden en varios aspectos con Gran Bretaña y sin lugar a dudas es con quien negocia su presencia marítima en el Atlántico sur.

 

miércoles, 14 de octubre de 2020

 

“EL PODER DE LA PERSUACIÓN”

El conflicto de Nagorno Karabaj  puede ser la oportunidad para que la Federación rusa haga valer su peso propio dentro del Grupo de Minsk

 

Por Dany Smith

Cuando por finales de septiembre estallaron los combates entre armenios y azeríes en sur del Cáucaso, muchos analistas especularon que sería muy difícil detener los enfrentamientos y sentar a las partes en una mesa de conversaciones. Ambos y cada uno por merito propio han demostrado que más allá de las causas territoriales y políticas que fundan sus reclamos, existe una aversión viceral que los enceguece hasta el punto de no querer entender razones. Tal como en una pelea de perros, ambos se trenzarían en una lucha encarnizada y no se soltarían hasta desangrarse.

Obviamente hay interesados en que esto se produzca y trabajan en ello para que este conflicto se perpetúe en el tiempo.

Como vimos, desde occidente solo se hicieron exclamaciones meramente retoricas y sin sentido. Tanto Washington como París (como miembro del Grupo de Minsk) no estaban ni están a la altura de poder ofrecer soluciones inteligentes para concluir con un conflicto tan complejo. Al mismo tiempo, los oportunistas de siempre que como los buitres, merodeaban los campos para hacerse de los restos esparcidos en el campo de batalla, se lanzaron sobre su presa. Uno de ellos, el primer ministro turco Recep Tiyip Erdogan quien anteponiendo las ambiciones geopolíticas de una Turquía expansionista (predecesora del Imperio Otomano), no ha medido las consecuencias de apoyar a uno de los contendientes como lo es Azerbaiyán.

Para despejar algunas conjeturas sobre las razones de este apoyo, digamos que, la faz cultural y religiosa –por ser ambos musulmanes- no es la principal razón que mueve a los turcos sunitas a dar su apoyo a los chiitas azeries. Su apuesta se centra en la importancia energética que revitse Azerbaiyán.

Tampoco lo han hecho los israelíes quienes antes de que esto se desatara enviaron al menos dos portentosos aviones de transporte “Iluyin-Il76” cargados de armamento  con destino a Bakú. Claramente –a las estrechas relaciones secretas entre Israel y Azerbaiyán-  hay en esta muy lucrativa operación comercial, un trasfondo geopolítico que importa a Netanyahu y su gabinete,  que al parecer también ha sido refrendado por el ministro de defensa Beny Gantz.

Ciertamente que gracias al gobierno de Bakú, el Mossad israelí puede operar libremente sobre Irán y es por ello que no puede dejar de retribuirle con su apoyo bélico. Pero los israelíes no solo están apoyando a los aseríes. Es muy probable que el Mossad también se halle operando tanto dentro de Armenia como en el corazón de la república separatista de Artsaj con el fin, sea cual fuere el desenlace, no perder una ventaja estratégica dentro de la región. 

Igualmente no seamos crédulos y digamos que son varias las agencias de inteligencia foráneas que operan en la zona y cada una de ellas, bregando por establecer lazos y alianzas estratégicas que respondan a los intereses de sus respectivos países. Igualmente es advertible que los objetivos de Tel Aviv están más allá de su tan clamado “derecho de defensa”, argumentado recurrentemente para justificar sus acciones violentas que amplian la inseguridad. Sus objetivos incluso van más allá de buscar un acceso estratégico sobre Irán teniendo como una de sus prioridades más importantes, el arsenal nuclear de Pakistán.

Vladimir Putin esta conciente de estas intensiones y no permitirá estos despliegues maliciosos.

Rusia es uno de lo principales interesados en detener las hostilidades y mucho más, en frenar la injerencia turca la cual entre otras cuestiones, ha insertado en la zona unos 4000 mercenarios traídos desde Siria, los mismos que reciben el apoyo y entrenamiento en la base de las fuerzas especiales estadounidenses en “Al Tanf”, al sudeste de Siria. Aunque hoy Erdogan estaría maniobrando por su cuenta y distanciado de Washington, no olvidemos que en 2014 fue uno de los socios principales en el despliegue del “Estado Islámico”  impulsado la CIA durante la administración de Obama.

La intervención diplomática de Rusia ha dado un giro esperanzador para esta situación aunque ello no ha obstado a que ambas partes sigan cayendo en las provocaciones mutuas que tratan de reactivar la dinámica de una guerra abierta. Y es que la intransigencia es notable pese a que el 10 de octubre a instancias del canciller ruso Serguei Lavrov se acordó un alto al fuego. Los armenios no pretenden devolver los altos de Nagorno Karabaj y los azeríes –tras treinta años de infructuosas tratativas- no creen que puedan recuperar esos territorios con negociaciones.

Hay mucho en riesgo y Vladimir Putin lo sabe muy bien. La estabilidad regional está en juego y junto a ella, la prosperidad para que puedan desarrollarse nuevos emprendimientos comerciales vinculados a la explotación del gas y el petróleo. En ese sentido, el Kremlin no permitirá que se importen juegos sucios que intenten recrear escenarios de un caos perpetuo pero controlado (como ya lo vemos en el Oriente Medio y el Norte de África) que –bajo el argumento de la seguridad mutua- busca la injerencia  de la OTAN en la región con la finalidad de contener a Rusia y a China.

Tan solo hace unas semanas, la intervención de Moscú logro frenar revueltas callejeras en Bielorusia que estaban siendo apoyadas desde occidente explicitando las amenazas que acechan a la estabilidad regional.

Es una situación muy compleja ya que, Rusia y EEUU son miembros del “Grupo de Minsk” (de la OSCE) y es dudoso que puedan hallarse coincidencias que no se vean interferidas por sus desacuerdos geopolíticos. En último sentido, la actual postura de la Casa Blanca, por la aparente postura “Jacksoniana de Trump”, poco le interesaría entrometerse en el conflicto.

Pero existen motivos para dudar de esa apatía. Los movimientos que ha estado haciendo EEUU en estas últimas semanas, revelan la puesta en marcha de planes para establecer alianzas estratégicas con países árabes del norte africano y euroasiáticos con fines hostiles hacia las iniciativas geopolíticas rusas y chinas en esas regiones.

En lo referente al conflicto en el Cáucaso sur, Rusia es el único actor regional con autoridad reconocida que puede sentar a las partes a una mesa de negociaciones y persuadirles a llegar a un acuerdo a los fines de mantener una estabilidad razonable. Ello quedo comprobado tras el llamado de Putin a un alto al fuego aun si solo durara unas horas, marco la diferencia en comparación con las gestiones de sus colegas occidentales.