a
VETERANOS DE AYER
“KHAFJI”
La batalla terrestre que pudo cambiar el resultado de la guerra del Golfo en 1991
Por
Charles H. Slim
Corría la
primera semana del mes de enero de 1991 y el mundo se hallaba en vilo por la
crisis que se había desatado en el Golfo
Pérsico y que estaba convocando a la fuerza militar más grande de la historia
después de la II Guerra mundial. Los estadounidenses junto a los británicos y
franceses acumulaban en el territorio de Arabia Saudita, tropas y maquinaria
bélica en un número sin precedentes. Saddam Hussein tenía con que afrontar esa
amenaza aunque estaba claro que sus fuerzas eran superadas cinco a uno pero, el
factor político estaba del lado de Iraq que pese a la traición de los gobiernos
árabes de la región (salvo Yemen y la OLP) encontró el apoyo leal e inquebrantable
de los pueblos de cada uno de aquellos.
Igualmente
en occidente se hizo prevalecer la propaganda de la Casa Blanca insistentemente
difundida por la CNN pero controlada de cerca y en forma minuciosa por el
Pentágono y las agencias de inteligencia. La verdad estadounidense no debía
mostrar muertos, sangre ni imágenes que pudieran afectar la moral del público
que miraba la guerra por TV.
Al mismo
tiempo en Washington se ultimaban los argumentos para justificar la guerra
esperada. Nada se hizo por buscar la paz y el papel de la ONU fue simplemente
deplorable. Las propuestas diplomáticas de Bagdad y Moscú para un retiro
inmediato fueron deliberadamente desoídas ya que Washington buscaba el
desenlace bélico. Los estadounidenses
junto a sus aliados (quienes no habían cruzado el océano en vano) lanzaron el ataque inicial a las 00:00hs del
17 de enero y a partir de entonces, la mayor parte de las operaciones fueron
aéreas sin mover a sus unidades terrestres, obviamente por el temor a tener que
enfrentar cara a cara a las tropas iraquíes que eran mucho más veteranas en el
combate en un terreno que los aliados no estaban acostumbrados. Desgastar a las fuerzas iraquíes era la
estrategia del Pentágono y recién allí hacerles frente.
Los
comandantes iraquíes aconsejaron a Saddam contratacar y poner en jaque a Arabia
Saudita y la mejor entrada para ganar terreno era por la frontera sureste,
sobre la costa. La inteligencia iraquí que
operaba tras las líneas enemigas dentro del mismo terreno saudita e incluso en
el mismo centro de comando ubicado en Darham, enviaba periódicamente informes
precisos sobre los movimientos de la Coalición, sus rutas de abastecimiento,
armamento y el despliegue naval que respaldaba las operaciones de los
estadounidenses. Sobre la base de estos
reportes, el Centro de comando en Bagdad ordenó al Tercer Cuerpo del ejército
iraquí que se hallaba ubicado en el sur a que lanzara una contraofensiva para dar aire
a los defensores en Kuwait.
Desde tres
direcciones y a lo largo de la frontera, se lanzaron las divisiones blindadas iraquíes
con la finalidad de capturar la localidad saudita de Khafji, punto de
importancia estratégica y económica. Pese a que los historiadores occidentales
y sus homólogos sauditas obviaron mencionarlo, las tropas iraquíes estaban muy
motivadas y pese al duro castigo aéreo de los estadounidenses y sus aliados lanzaron
sobre el avance de las unidades iraquíes,
aquellos pudieron pasar y capturar la localidad causando un duro revés a
los batallones sauditas, kuwaitíes y de algunos grupos norteamericanos que se hallaban fortificados
en “Al Zabr”. Así lo relata un veterano
iraquí protagonista de aquella batalla quien revestía por entonces como
artillero en la Guardia Republicana.
“En
aquellos momentos me encontraba en “Al Wafrah” (Kuwait) junto a mis compañeros arriba
de mi T-72 en la agrupación mecanizada cuyo nombre clave era “Al Sahawi”,
desplegada al suroeste con la frontera de Arabia Saudita. Según nuestro comandante
la situación en Khafji era relativamente calma aunque se hallaba defendida por
varios batallones de infantería y blindados ligeros sauditas, kuwaitíes y con
algunas unidades norteamericanas desplegadas en la ciudad”, comenta mientras
caminamos por el malecón del puerto sureño de Basora. “El movimiento allí era constante y veíamos
como los aviones “Harrier” británicos hacían patrullas de reconocimiento por
nuestro borde fronterizo, sin acercarse demasiado por temor a nuestras baterías
antiaéreas”. Tras un breve silencio repone; “cuando los americanos lanzan su
agresión en la madrugada del 17 de enero estuvimos alerta e intercambiamos ocasionalmente
fuego de artillería con las posiciones enemigas hasta que el 29 de enero a la
noche se nos ordena movilizarnos hacia adelante, pese a la amenaza de los
aviones que estaban machacando día y noche a Kuwait y a nuestro país”.
“Lo que
menos vimos en nuestra embestida fueron estadounidenses”, comenta con una
sonrisa el rostro; “los jeeps, las armas y equipos eran estadounidenses, pero
no quienes lo usaban” aclaro con énfasis gesticulando con sus manos. Y continuó
con su relato diciendo: “Cruzamos la frontera hacia el desierto y no
encontramos resistencia sino hasta llegar a la ruta 5 que bordea la costa y accede
a Khafji. Allí nos topamos con unos ocho carros “V-150” con los sables cruzados
pintados en su carrocería y los barrimos en apenas una hora. Incluso descendí
del T-72 para echar una mirada a los restos de aquellos y no había un solo
maldito americano”. Esto fue intrigante y le conmine a que continuara con su
relato para lo cual continuo diciendo: “mientras nuestros camaradas penetraban
por el oeste donde no habían demarcaciones, nosotros nos colábamos por la ruta
costera sin encontrar más oposición que la de tanquetas pesimamente apostadas y dos helicópteros “Apache” que nos lanzaban
cohetes desde el horizonte”.
Según sus dichos, en solo unas horas aplastaron a
la defensa saudita y vieron correr una
vez más a las tanquetas kuwaitíes que les apoyaban. Y agrego “para peor de aquellos perros, sus
amigos –las fuerzas de la Coalición- desde
el cielo destruyeron con sus misiles “Maverik” varios de sus carros que se
batían en retirada, causando un verdadero pandemónium. Ahí nos dimos cuenta que los americanos no eran tan
precisos y de cuanto valoraban a sus aliados”, repuso con una mirada en sorna.
“Para
cuando nos adentramos en la localidad, algunos sectores ya habían sido tomados
por nuestros comandos que se habían infiltrado mucho antes.
De los sauditas
solo quedaban sus muertos, sus V-150 y algunos carros LAV-25 que aún tenían
inscripción del Cuerpo de Marines estadounidense, quemándose a los rayos del
sol”. Cuando llegamos a la confluencia de la ruta 5 por un acceso al oeste de
la localidad nos topamos con una brigada de viejos tanques “AMX-30” que no fueron rivales para nuestros tanques
que los abatieron en menos de media hora. Lo que si es cierto que pronto
aparecieron los aviones enemigos “A-10” y causaron varios daños entre nuestras
unidades pero jamás perdimos la iniciativa de avanzar. Es más recuerdo muy bien
como nuestros misiles antiaéreos derribaron dos de estos monstruos”, recuerda
entusiastamente.
“Para
cuando cruzamos la localidad y nos abrimos paso hasta el canal que separa la
ciudad de área de almacenamiento y refinerías de crudo de ARAMCO OIL, nos
detuvimos para escuchar el mensaje de arenga que trasmitió por radio Saddam
Hussein en persona a todas las tropas en acción; allí el fervor se redoblo
y a pesar de que estábamos cansados por
la trajín y habíamos perdido a varios de nuestros camaradas por el camino,
logramos que los sauditas y kuwaitíes que quedaban, huyeran despavoridos hasta
que más tarde volvieron con apoyo norteamericano”.
“Aunque se
ha dicho que nos rendimos en Khafji, ello no fue realmente así.
Lo cierto fue
que mientras algunas fracciones se repartieron por la ciudad para cubrir la
salida nocturna del grueso de las tropas que habíamos quedado dentro, más tarde
supimos que quienes se rindieron fueron nuestros soldados más jóvenes quienes
habían sido apabullados por los bombardeos de la Coalición. En lo que respecta
a mí y a nuestro grupo de combate, pudimos regresar a salvo a “Al Wafrah” donde
seguiríamos hasta nuestra retirada a Iraq.
La
conclusión a que arribo este protagonista de aquella crucial batalla fue que,
sin el poder aéreo desplegado en aquella oportunidad, los sauditas, los
qataríes y kuwaitíes tenían la suerte echada, incluso con el apoyo terrestre estadounidense.
“Sin aviones y su alta tecnología, aquella Coalición no habría sido nada”.
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