sábado, 15 de diciembre de 2018


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VETERANOS DE AYER 


“KHAFJI”

La batalla terrestre que pudo cambiar el resultado de la guerra del Golfo en 1991


Por Charles H. Slim
Corría la primera semana del mes de enero de 1991 y el mundo se hallaba en vilo por la crisis que se había desatado  en el Golfo Pérsico y que estaba convocando a la fuerza militar más grande de la historia después de la II Guerra mundial. Los estadounidenses junto a los británicos y franceses acumulaban en el territorio de Arabia Saudita, tropas y maquinaria bélica en un número sin precedentes. Saddam Hussein tenía con que afrontar esa amenaza aunque estaba claro que sus fuerzas eran superadas cinco a uno pero, el factor político estaba del lado de Iraq que pese a la traición de los gobiernos árabes de la región (salvo Yemen y la OLP) encontró el apoyo leal e inquebrantable de los pueblos de cada uno de aquellos.

Igualmente en occidente se hizo prevalecer la propaganda de la Casa Blanca insistentemente difundida por la CNN pero controlada de cerca y en forma minuciosa por el Pentágono y las agencias de inteligencia. La verdad estadounidense no debía mostrar muertos, sangre ni imágenes que pudieran afectar la moral del público que miraba la guerra por TV.

Al mismo tiempo en Washington se ultimaban los argumentos para justificar la guerra esperada. Nada se hizo por buscar la paz y el papel de la ONU fue simplemente deplorable. Las propuestas diplomáticas de Bagdad y Moscú para un retiro inmediato fueron deliberadamente desoídas ya que Washington buscaba el desenlace bélico.  Los estadounidenses junto a sus aliados (quienes no habían cruzado el océano en vano)  lanzaron el ataque inicial a las 00:00hs del 17 de enero y a partir de entonces, la mayor parte de las operaciones fueron aéreas sin mover a sus unidades terrestres, obviamente por el temor a tener que enfrentar cara a cara a las tropas iraquíes que eran mucho más veteranas en el combate en un terreno que los aliados no estaban acostumbrados.  Desgastar a las fuerzas iraquíes era la estrategia del Pentágono y recién allí hacerles frente.

Los comandantes iraquíes aconsejaron a Saddam contratacar y poner en jaque a Arabia Saudita y la mejor entrada para ganar terreno era por la frontera sureste, sobre la costa.  La inteligencia iraquí que operaba tras las líneas enemigas dentro del mismo terreno saudita e incluso en el mismo centro de comando ubicado en Darham, enviaba periódicamente informes precisos sobre los movimientos de la Coalición, sus rutas de abastecimiento, armamento y el despliegue naval que respaldaba las operaciones de los estadounidenses.  Sobre la base de estos reportes, el Centro de comando en Bagdad ordenó al Tercer Cuerpo del ejército iraquí que se hallaba ubicado en el sur  a que lanzara una contraofensiva para dar aire a los defensores en Kuwait.

Desde tres direcciones y a lo largo de la frontera, se lanzaron las divisiones blindadas iraquíes con la finalidad de capturar la localidad saudita de Khafji, punto de importancia estratégica y económica. Pese a que los historiadores occidentales y sus homólogos sauditas obviaron mencionarlo, las tropas iraquíes estaban muy motivadas y pese al duro castigo aéreo de los estadounidenses y sus aliados lanzaron sobre el avance de las unidades iraquíes,  aquellos pudieron pasar y capturar la localidad causando un duro revés a los batallones sauditas, kuwaitíes y de algunos grupos  norteamericanos que se hallaban fortificados en “Al Zabr”.  Así lo relata un veterano iraquí protagonista de aquella batalla quien revestía por entonces como artillero en la Guardia Republicana.

“En aquellos momentos me encontraba en “Al Wafrah” (Kuwait) junto a mis compañeros arriba de mi T-72 en la agrupación mecanizada cuyo nombre clave era “Al Sahawi”, desplegada al suroeste con la frontera de Arabia Saudita. Según nuestro comandante la situación en Khafji era relativamente calma aunque se hallaba defendida por varios batallones de infantería y blindados ligeros sauditas, kuwaitíes y con algunas unidades norteamericanas desplegadas en la ciudad”, comenta mientras caminamos por el malecón del puerto sureño de Basora.  “El movimiento allí era constante y veíamos como los aviones “Harrier” británicos hacían patrullas de reconocimiento por nuestro borde fronterizo, sin acercarse demasiado por temor a nuestras baterías antiaéreas”. Tras un breve silencio repone; “cuando los americanos lanzan su agresión en la madrugada del 17 de enero estuvimos alerta e intercambiamos ocasionalmente fuego de artillería con las posiciones enemigas hasta que el 29 de enero a la noche se nos ordena movilizarnos hacia adelante, pese a la amenaza de los aviones que estaban machacando día y noche a Kuwait y a nuestro país”.

“Lo que menos vimos en nuestra embestida fueron estadounidenses”, comenta con una sonrisa el rostro; “los jeeps, las armas y equipos eran estadounidenses, pero no quienes lo usaban” aclaro con énfasis gesticulando con sus manos. Y continuó con su relato diciendo: “Cruzamos la frontera hacia el desierto y no encontramos resistencia sino hasta llegar a la ruta 5 que bordea la costa y accede a Khafji. Allí nos topamos con unos ocho carros “V-150” con los sables cruzados pintados en su carrocería y los barrimos en apenas una hora. Incluso descendí del T-72 para echar una mirada a los restos de aquellos y no había un solo maldito americano”. Esto fue intrigante y le conmine a que continuara con su relato para lo cual continuo diciendo: “mientras nuestros camaradas penetraban por el oeste donde no habían demarcaciones, nosotros nos colábamos por la ruta costera sin encontrar más oposición que la de tanquetas pesimamente apostadas  y dos helicópteros “Apache” que nos lanzaban cohetes desde el horizonte”. 
Según sus dichos, en solo unas horas aplastaron a la defensa saudita  y vieron correr una vez más a las tanquetas kuwaitíes que les apoyaban.  Y agrego “para peor de aquellos perros, sus amigos –las fuerzas de la Coalición- desde el cielo destruyeron con sus misiles “Maverik” varios de sus carros que se batían en retirada, causando un verdadero pandemónium. Ahí nos  dimos cuenta que los americanos no eran tan precisos y de cuanto valoraban a sus aliados”, repuso con una mirada en sorna.

“Para cuando nos adentramos en la localidad, algunos sectores ya habían sido tomados por nuestros comandos que se habían infiltrado mucho antes. 
De los sauditas solo quedaban sus muertos, sus V-150 y algunos carros LAV-25 que aún tenían inscripción del Cuerpo de Marines estadounidense, quemándose a los rayos del sol”. Cuando llegamos a la confluencia de la ruta 5 por un acceso al oeste de la localidad nos topamos con una brigada de viejos tanques “AMX-30”  que no fueron rivales para nuestros tanques que los abatieron en menos de media hora. Lo que si es cierto que pronto aparecieron los aviones enemigos “A-10” y causaron varios daños entre nuestras unidades pero jamás perdimos la iniciativa de avanzar. Es más recuerdo muy bien como nuestros misiles antiaéreos derribaron dos de estos monstruos”, recuerda entusiastamente.

“Para cuando cruzamos la localidad y nos abrimos paso hasta el canal que separa la ciudad de área de almacenamiento y refinerías de crudo de ARAMCO OIL, nos detuvimos para escuchar el mensaje de arenga que trasmitió por radio Saddam Hussein en persona a todas las tropas en acción; allí el fervor se redoblo y  a pesar de que estábamos cansados por la trajín y habíamos perdido a varios de nuestros camaradas por el camino, logramos que los sauditas y kuwaitíes que quedaban, huyeran despavoridos hasta que más tarde volvieron con apoyo norteamericano”.  

“Aunque se ha dicho que nos rendimos en Khafji, ello no fue realmente así. 
Lo cierto fue que mientras algunas fracciones se repartieron por la ciudad para cubrir la salida nocturna del grueso de las tropas que habíamos quedado dentro, más tarde supimos que quienes se rindieron fueron nuestros soldados más jóvenes quienes habían sido apabullados por los bombardeos de la Coalición. En lo que respecta a mí y a nuestro grupo de combate, pudimos regresar a salvo a “Al Wafrah” donde seguiríamos hasta nuestra retirada a Iraq.

La conclusión a que arribo este protagonista de aquella crucial batalla fue que, sin el poder aéreo desplegado en aquella oportunidad, los sauditas, los qataríes y kuwaitíes tenían la suerte echada, incluso con el apoyo terrestre estadounidense. “Sin aviones y su alta tecnología, aquella Coalición no habría sido nada”.

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