lunes, 22 de marzo de 2021

 

“INTERPRETACIONES DE UNA VISITA ESTRATEGICA”

¿Por qué el Papa Francisco visitó Iraq y en especial al líder chiita el Ayatolá Ali Al Sistani?

 

Por Charles H. Slim

Nadie se hubiera imaginado hace tan solo diez años atrás, que el sumo pontifice podría llegar a visitar una nación árabe islámica como Iraq, mucho menos si atendemos al contexto en el que este país se hallaba y aún se halla. El viaje que llevó al Papa Francisco a un país devastado por una ocupación brutal y sumido en una constante espiral de inestabilidad y violencia, demostró un interés estratégico que va más allá del coraje que dicha empresa requería.

A pesar de que desde los medios occidentales se trató de sembrar el temor por la suerte que podría correr la integridad física del Papa, ya se podía advertir las segundas intensiones de estas alegaciones. El mantener la desconfianza y la separación entre el Islam y los cristianos siguen siendo los pilares comunicacionales estratégicos que han sido continuamente fomentados por los sectores neoconservadores anglosajones y los sionistas estadounidenses que buscan beneficiar en último sentido a la geopolítica y los intereses del estado de Israel.

Uno de los argumentos más ventilados por los medios argentinos (especialmente capitalinos) referían a una visita a los fines de atender a una supuesta persecución de los “cristianos” de aquel país, algo que es falso. Adunado a esto, habría que señalar que los pocos católicos que tenía Iraq la mayoría debio huir debido a la violencia generada tras la invasión angloestadounidense de 2003 quedando tan solo los llamados “cristianos coptos” y jazidíes quienes no forman parte de la teología romana. Igualmente y pese a estas inconsencuencias fácticas algunos de estos (des) informadores, trataron de encajar la visita papal a la región autonómica del Kurdistán como una señal en ese sentido, sin advertir -tal vez por ignorancia o por simple malicia- que allí hay una mayoría musulmana sunita que se halla gobernada por una mafia familiar conocida como el “Clan Barzani” que además de cooperar con la invasión de 2003, tiene estrechos y extensos lazos con Tel Aviv, formó parte -junto a la CIA, el Ejército Nakshaiabandi, el MIT turco y otros colaboradores en las sombras-  del embuste del “Estado Islámico” que causó entre otras desgracias las bestiales masacres contra los Jazidíes en Sinjar. 

Estos sectores tampoco dijeron que fueron los milicianos de los grupos chiitas sirios e iraquíes (entre ellos Hesbollah libanes y las Brigadas Hesbollah de Iraq) quienes han protegido a los cristianos de los ataques y el peligro de masacres ejecutadas por las bandas “Wahabi” y mercenarios proxies seudo-islamistas como “ISIS” y “Al Qaeda” entrenados en bases norteamericanas en el desierto de Jordania. Obviamente ello no cuaja con su propaganda.

En aquel sentido, una acción violenta acometida por alguno de los ingenios como ISIS de develada manufactura de la inteligencia occidental (con la colaboración Wahabi saudita), lo hacía muy riesgoso para la ya poco creíble y complicada geopolítica de Washington en la región y para su inestable gobierno títere de Bagdad. Además, en este contexto, el Papa es más útil vivo que muerto en un aparatoso atentado con un falsificado sello “islamista”. Señal de esto fue sin dudas el pacifico y nada perturbada travesía que tuvo el pontifice desde su llegada, su recorrido (incluyendo en helicóptero) y hasta su partida del país.

Recordemos que días antes, las milicias chiitas que bregan por expulsar a los estadounidenses detuvieron sus ataques (que se han venido incrementando) mientras el Papa visitaba el país en señal que no iban a poner en peligro su persona.

Como señalaron muchos, un Papa muy peculiar realizaba una visita nada común. El pontífice de la rama Jesuita, argentino de nacionalidad y con una clara convicción anticapitalista por su cercanía ideológica con el Peronismo histórico, parece a todas luces una extravagancia que nadie (ni cristianos y musulmanes) habría podido profetizar. Y sin dudas lo parece ya que él proviene de un país en donde la crisis es perpetua y la corrupción ya se puede decir que es una cuestión de estado. Además, el Papa sabe muy bien que el Islam es una de las religiones que más va creciendo en el mundo pese, al intento de implantar ese secularismo globalista que Biden y Cia representan y que supuestamente pretenden imponer un gobierno global basado en la razón, el cientificismo y el transhumanismo.

¿Pero por qué visitar la ciudad de Nayab y al líder chiita iraquí el Gran Ayatolá Ali Al Sistani? ¿Por qué no visitar Teherán y entrevistarse con el líder supremo el Ayatolá Jamenei quien es el referente más importante del chiismo actual? Aquí comienzan las suspicacias que para muchos de nosotros representaban un velo oscuro pero que más tarde entendí que no era tal.

Esta visita, lejos de los prejuicios islamófobos que arrecian en su país y que son difundidos desde sectores y personajes que responden a ese ideario sionista, el Papa sabe que los musulmanes y en particular la rama chiita (seguidores del Iman Alí) además de ser una fuerza con un creciente peso e influencia en las relaciones regionales e internacionales, tiene nexos teologicos que ciertamente los sionistas, los neosionistas y las sectas evangelicas que veneran a Israel (y que avanzan en Argentina), aborrecen.

En este sentido, ir a Nayab una ciudad que sufrió el asedio estadounidense tras la invasión y donde se halla la cabeza del chiismo local, representaba un símbolo poderoso de respeto y reconocimiento de hermandad en la fe y la lucha por la justicia. Sin dudas esto fue una demostración del carácter audaz y comprometido del Papa Francisco. En un sentido más teológico la visita de Francisco respondería a un sincero anhelo por conocer las tierras mesopotámicas de la antigua Caldea donde nació la humanidad y en particular la ciudadela de “Ur” lugar donde nació “Abraham”, padre y profeta de las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islamismo) como forma de enviar una señal y un mensaje de llamado a la unidad entre estas creencias.

También sabe que el Islam es una religión que rige todos los aspectos de los creyentes y la política es uno de los más importantes de ellos.  En el actual Iraq esto es una realidad palpable que ha complicado los planes de Washington y por su puesto al corrupto gobierno local. Desde que EEUU y Gran Bretaña invadieron el país en 2003 (violando los preceptos de la Carta de Naciones Unidas y el derecho internacional) las “fatwas” (pronunciamiento sabio) de los lideres religiosos sunitas y chiitas reemplazaron las ordenes ejecutivas y las previsiones legislativas de un gobierno laico nacional. Pese a que los estadounidenses se apresuraron a implantar un gobierno meramente decorativo entregándole la tarea a una secta chiita como “Dawa” que colaboró con la CIA (y que un amplio sector del chiismo local rechaza), -pese al terror implementado- nunca pudieron reestablecer el control social y la obediencia de la población.

Según ha trascendido sobre este viaje, la entrevista que tuvo Francisco con Al Sistani y que duró casi una hora reloj, dejó un sustancial intercambio de posiciones respecto a la actual situación de la injusticia, la violencia y la inequidad económica que viven los pueblos del mundo y que ciertamente Iraq sigue soportando. En este sentido Al Sistani asintió en esto y le recordó que deben cesar las “injusticias, asedios económicos y desplazamientos que sufren muchos pueblos de la región, especialmente el pueblo palestino en los territorios ocupados”, un tema espinoso para el Vaticano pese a que reconoce al Estado Palestino tiene relaciones con Tel Aviv, demostrando el líder chiita que es conteste y coherente con una posición política que choca con el judaísmo “oficial” alineado al ideario sionista y a las políticas inhumanas que hasta hoy día se imponen contra la población palestina.

Sin dudas, Francisco logró conocer la cuna del monoteísmo que une a judíos, cristianos y musulmanes enviando un mensaje de unidad y compromiso por la búsqueda de justicia para evitar el progreso del extremismo pero a su vez, ha recibido un mensaje alto y claro del chiismo iraquí sobre quiénes son los responsables de esa injusticia, de la explotación del extremismo y las desigualdades dando una posición clara, inamovible y no negociable (como tiro de elevación sobre las petromonarquias) de que no puede haber fraternidad, entendimiento y mucho menos acuerdo cuando persista la injusticia y la opresión.

 

 

 

 

 

sábado, 20 de marzo de 2021

 

“SOUTH ATLANTIC  II”

¿Por que el Primer Ministro británico Boris Johnson busca reforzar el área de la defensa con una ambiciosa inversión y promesas de despliegues militares globales? ¿Cómo se halla la Argentina ante esta situación?

 

Por Charles. H. Slim

La Patagonia es uno de los territorios vírgenes más vastos de Sudamérica y por ello muy ambicionados por intereses externos, pero para los gobiernos pasatistas argentinos, siempre ha estado relegado al fondo del cajón y ello ha venido creando situaciones que ya no pueden ser ocultadas. Parte de aquellas son la actual situación de ausencia y descontrol en las aguas y las islas del Atlántico sur que le cuestan por año al estado argentino miles de millones de dólares por el zaqueo y espoliación de sus recursos ictícolas a manos de flotas pesqueras que superan diez a uno en número de los navíos de la Armada Argentina.

Desde 1982 hasta esta parte la situación de ésta importante región del país insular ha sido pendular y ello se ha debido a las cambiantes y hasta contradictorias decisiones que cada gobierno político vino tomando sobre esta situación. Al finalizar la guerra por las islas Malvinas lejos de reorganizarse y aprender de las lecciones políticas y militares de dicho evento, la clase gobernante y en particular, el gobierno radical del presidente Raúl Ricardo Alfonsín trabajó a brazo partido para sepultar los reclamos soberanistas sobre las islas y lo peor de todo, ayudo (mediante un proceso claramente exagerado y tendencioso) a debilitar el brazo armado de la nación haciéndole a Gran Bretaña un favor impagable para sus aspiraciones geopoliticas en la región.

Margaret Thatcher no podría haber estado más agradecida por esta situación. Sin dudas que en privado y cuando se reunía con sus asesores de defensa y con sus comandantes “Margie” reconocería que quien más ayudó a Gran Bretaña para retener las islas Malvinas no fue el régimen chileno de Pinochet sino el gobierno radical de Alfonsín.

Hoy pareciera que el gobierno de Alberto Fernández -un emulo de Alfonsín- (impulsado por una ambición populista meramente electoral) pretendería profundizar los reclamos soberanos a base de un supuesto plan estratégico que tendría como fin, recuperar por las vías de la ley internacional y haciendo valer sus derechos históricos, con alguna planificación paralela que involucra la necesaria reconstrucción de Fuerzas Armadas con capacidad de sostener una posición política semejante y en último caso, afrontar la amenaza que plantearía la extensión de los despliegues británicos en la región.

La situación de las islas ocupadas manu militari, es una cuestión de hecho y las palabras no la van a cambiar. Incluso las bases legales existentes no bastan para negociar en paridad. Esto último representa para el Foreing Office mero “paper working”. Aquí hacen falta políticas audaces y pro activas tendientes a balancear una clara desventaja geopolítica para la Argentina. En este contexto su canciller Felipe Solá ha salido al cruce de las últimas declaraciones del Primer Ministro Boris Johnson quien frente a la Cámara de los Comunes expresó el 16 de marzo pasado la necesidad de una Revisión Integrada de Seguridad, Defensa (incluyendo el traslado de material bélico nuclear), Desarrollo y Política Exterior que afectará sin dudas a la situación de las Islas Malvinas y todo el Atlántico sur. Esto llevo a que la cancillería argentina se levantara clamando que Londres sigue tratando los temas de sus territorios de ultramar con una mentalidad colonialista, como si alguien creyera que el proceso BREXIT iba a calmar o cambiar la característica política que les llevó a ser un imperio.

Por el contrario, las aspiraciones de Gran Bretaña en este contexto (y sin importar la actual situación con el COVID) serán mucho más ambiciosas y agresivas que tendrá entre otros objetivos, retener a como de lugar sus posesiones de ultramar. Es en este sentido que los analistas y comentaristas argentinos que perfilan sus posiciones pro británicas hablando de que Londres no tiene intensiones amenazantes simplemente no quieren ver la realidad.

De esta manera, los buques y submarinos de la Royal Navy (y la de sus aliados estadounidenses) no han detenido sus operaciones en todo el Atlántico sur que además de evidenciar el ejercicio imperturbable de su política colonial, condiciona de forma amenazante el tránsito de los navíos y aviones de bandera argentina.

Durante todo este tiempo Londres ha desinterpretado y hasta ha ignorado de forma olímpica los reclamos argentinos y prueba de ello son sus continuos esfuerzos por fortificar las islas (con un sistema de misiles “Sky Saber” proveído por Israel a travez de un empresario argentino). En cierta medida ello es entendible (pero no justificable) y esto se explica por la simple razón de que Argentina no representa una amenaza real para sus intereses ni tiene un peso especifico propio para plantarse en una negociación. En el Foreign Office saben que los chillidos de los argentinos no son más que una molestia para los oídos y nada más. El gobierno argentino no está en posición de impulsar negociación, introducir algún tipo de condiciones ni mucho menos tiene el poder para apoyarlas. Ni siquiera tienen un consenso dentro de su propio gobierno para establecer relaciones serias con la Federación rusa para permitir un emplazamiento que pudieran comprometer estratégicamente a la guarnición de “Mount Pleasant”. En resumen, los británicos no ven en la política de la actual gestión argentina motivo de preocupación alguna.

Eso desde lo político. En lo que viene siendo el ejercicio del poder militar como brazo extensivo de ejecución de las políticas de estado, en principio Argentina hace tres décadas que ha venido en franca decadencia en sus Fuerzas Armadas y hoy se puede asegurar que carece de un sistema defensivo real que pueda oponerse a una operación relámpago de la “Real Armada” y sus aliados de la OTAN. Esto se puede deducir de la pobre infraestructura de su ejército terrestre, de la carencia de navíos en la Armada y el desguace de su Fuerza Aérea que por falta de material y aviones no ha podido ser empleada para el necesario transporte logístico que demanda el acarreo de las vacunas contra el COVID 19 desde Rusia o China. Con este estado de cosas, no hay posibilidad de que Buenos Aires tenga un peso creíble en una mesa de negociaciones con Gran Bretaña.

Sinteticamente, los argentinos no controlan sus propias aguas y prueba de ello fue lo sucedido en 2017 al submarino “ARA San Juan”, asunto que aún está sin resolución.

No es posible llevar adelante una política estratégica sin una doctrina, un planeamiento estratégico y un objetivo previamente trazado. El problema central que existe se resume en una pregunta ¿Cuál es la geopolítica que pretende Argentina? Hasta el momento no hay respuesta conocida. El voluntarismo ha demostrado ser una medida poco inteligente para gobernar y mucho más para manejar asuntos complejos ya que ello trae consecuencias indeseables. Tal vez haya funcionado en procesos revolucionarios de comienzos y mitad del siglo XX, pero hoy ello ya no es posible de recrear. Esto lo menciono por un aparente intento de algunos elementos del gobierno de Fernández por construir poder usando aquel principio anacrónico creyendo de forma errónea que viven en la Rusia pre-revolucionaria de 1917, o en la China de Mao o incluso en la revolución castrista. Al parecer varios de los mismos funcionarios que habían estado en el gobierno de CFK, han caido en cuentas que no pueden jugar a la revolución sin arriesgarse con decisiones adultas y con riesgos verdaderos.

La capacidad de reacción de la clase política argentina ha demostrado ser más lenta que lo que cualquiera podría imaginar. Al parecer debieron pasar tres décadas para que entendieran que los problemas no se van con solo mirar a otro lado. Creer que deshacerse de las Fuerzas Armadas y de su estructura de inteligencia iba a resolver el problema de los derechos humanos y que con ello hacían una contribución al pacifismo es la demostración una supina estupidez que obviamente, los británicos celebraron con mucho entusiasmo.  Incluso muchos de los actuales funcionarios de gobierno, fueron parte en aquella ilusión menemista de la “inserción al primer mundo” o la de creer que el alineamiento automático con Washington llevaría al país al progreso económico y a formar parte de las grandes ligas mediante una “alianza extra-OTAN”. Aún más, como lo hemos venido viendo, gran parte de los actuales componentes han sido partícipes en el desmembramiento del área de la defensa y con ello, culpables del actual debilitamiento militar-estratégico que impacta no solo en el desguarnecimiento de los intereses en el Atlántico sur sino en el poder de negociación con el cual un estado debe contar en el juego de una verdadera real politik.

Al respecto, las especulaciones de que Boris Johnson y su gabinete  hallan realizado estos anuncios preocupados por los últimos anuncios del Ministerio de Defensa argentino Agustin Rossi sobre posibles adquisiciones de la industria rusa y china, es algo que carece de asidero dado que en “WhiteHall” y el Foreign Office están seguros de que solo son bravuconadas y nada más. Solo habrá que esperar para ver si Londres cumple con los anunciones de Johnson y refuerza con armas nucleares su arsenal en Malvinas. Si ello sucede, Buenos Aires ya no tendrá chances de recuperación alguna.

 

 

sábado, 13 de marzo de 2021

 

“INVOLUTION POLICY?”

What are the changes that are taking place and those that can be seen in the short term in the Middle East due to the abuses of a strategic US ally? Who are its beneficiaries?

By Ali Al Najafi

The implementation by the US State Department of the “Kashoggi Ban” has given rise to a series of comings and goings between Washington and Riyadh that seem to show the wear and tear of a relationship that has lasted 75 years and that is has seen framed in situations as rugged and dark as they have been the clandestine cooperation with the CIA against its own Arab brothers -against Iraq, Libya and Syria-, the unclear events of September 11, 2001 -which link the royal family and the Bushes- and the same assassination within the Saudi legation in Turkey in October 2018 of the Saudi journalist and “The Washington Post” columnist Yamal Kashoggi How could Washington turn its back on someone who for decades has participated in issues that would politically complicate the United States and What do you know about so many dirty deals?

For decades and especially since September 2001, Riyadh and Washington have been united by a symbiotic relationship that many could not explain. In reality, that relationship was highly secret, due to its highly strategic value. From the media of the time (since the second half of the 20th century) there was not much interest in deepening these relationships since they were conditioned by the secrecy and intrigue of the years of the “Cold War”. Not only the strategic importance of oil forged this union. During an important part of this time, a closed silence was maintained about the true connections that existed between both partners and the consequences that they brought for their own brothers from neighboring secular Arab countries. Even more. Long before the so-called “Abrahamic Agreement” between the United Arab Emirates and Israel took shape, Riyadh already had contacts with Tel Aviv that were aimed at conspiring against the revolutionary Arab governments in the region.

In this sense, Washington always let all the abuses and bestialities of Riyadh pass. The White House could accuse promoting sanctions against a government that allegedly violated human rights but at the same time covered up the inequalities, torture and beheadings that the Saudi regime led -and still carries out-. And it is that how could he annoy one of his best suppliers of Arab agents to form the jihadist militias and subversive groups “Wahabi” useful for Washington that would star in bloody charades such as “Jabbat Al Nusrah” in Syria and the “Islamic State” (ISIS) in Iraq?

Biden during his campaign has shown his presumed interest in civil liberties, immigration, respect for human rights and under these motivations he has not hesitated to criticize his predecessor in dealing with the rugged Kashoggi affair, who undoubtedly protected the Saudi royal family and in particular the discolous crown prince Mohamed Bin Salman of the political and legal consequences resulting from such a brutal crime, proven to be carried out by a “Special Team”.

What was committed by that “special group” within a consular legation in a foreign country, due to the characteristics of what was executed and how it was carried out, would cause nausea to any unsuspecting person who, without distinguishing it from political or ideological implications, was a witness to a scene as terrifying as the one that happened. Yamal Kashoggi entered the consulate in Istanbul to carry out a procedure and ended up leaving in pieces. How could this be explained? In this way the “Saudi experts” have made it clear that they are expert butchers and just as efficient as their Mossad partners; and if not, who can forget that murder in a lavish hotel in Dubai back in January 2010? Like the stealthy Saudis, the “team of Mossad assassins” tried to get out of their job clean but were caught by the security cameras of the hotel complex and that turned into one of the hardest embarrassments to get around for Tel Aviv.

The same happened with the Kashoggi removal and disappearance operation.

It should not be forgotten that as soon as the case was exposed to the public knowledge Riyadh and the paid media in the Gulf tried to free the royal family of any responsibility in the case, the questions of the public opinion did not stop being asked. But true to their Zionist colleagues, the officials in Riyadh were not taken for granted. So shameless was his stance before the public that they only need to say that Kashoggi fell in the lobby and cut his limbs himself. But the technology of the security cameras (like the Israelis) ended up revealing all that sinister operation and in the face of the fait accompli there was no alternative but to accept the blame, but not so much. Averting the gaze to the “Special Security Team” who would have acted on their own or other arguments as little credible as this, made public opinion in general and independent journalists in particular see themselves as insulted in their intelligence.

The obsequious sectors in the US also came to carry out damage control, who, in addition to the good and historical businesses that link them, have extensive relationships that could be seriously affected if Saudi Arabia falls from grace. If this strategic Arab ally loses credibility and respect in the region and what little it has left at the international level, where will the US get jihadists and mercenaries for its hoaxes? In short: A joint effort so that the Kashoggi affair does not reach beyond a few international media and for a short time. How to do it?

For this they had the inestimable support of their hidden partners, the Israelis who have very good and extensive experience (thanks to influences and money) in manipulating sources and Western news traffic to try to cut the reality of what they committed for 70 years to the present against the Palestinian population. They are also a key piece in hiding the continuous provocations and desecrations against Palestinian cemeteries and holy buildings such as the “Al Aqsa” and “Omar” mosques. In this sense, that those (the Saudi royal family) have custody of the holy places of Islam in “Kaaba” and “Mecca” and present themselves as seekers of a political solution to the situation of the occupation of Palestine seems nonsense. Reality reveals that Riyadh is biased on the matter and, worse, officiates against the interests of the Palestinian Arabs.

Another front that has already fallen is the war against Yemen, which despite massive US and Israeli support, has already been lost by Riyadh. With this in view, we can intuit that Saudi Arabia has lost the opportunity to become the ruler of the region, demonstrating in turn, that despite the inexhaustible source of money provided by oil extraction, it can be used to buy the best tanks and missiles. Americans or paying the most professional mercenaries in the market is not enough to win a geopolitical seat. Today the White House is in talks to resume talks with Tehran not only to reactivate the “5 + 1” nuclear Treaty but also (and perhaps most importantly) to try to remove it from the influence of Moscow with the possibility of negotiate a likely and tempting proposal for Iran as the ruler of the entire region.

But Tehran does not lose sight of the fact that the current US State Department in addition to Secretary of State Anthony Blinken is made up of elements such as Victoria Nuland, Wendy Sherman and even Susan Rice, fervent Zionist activists within the US political and governmental structure who have promoted during their previous periods, all kinds of sanctions and plots against Iran in which the Saudis were inscribed with great interest. That is why the Iranians are already preparing to cover their ears to these possible siren calls of the Biden administration.

However, the political circumstances have changed ostensibly and they are clearly adverse`s to Saudi interests and especially to the personal pretensions of Mohamed Bin Salman. Someone advised the crown prince very badly, there is no doubt about that. They made him believe that he could behave like a “tough man” (Top guy) in the neighborhood -which some delusions tried to match Saddam Hussein- without anyone holding him accountable for it. Perhaps his intelligence advisers, widely influenced by his American and Israeli colleagues (with whom they have been cooperating closely since 2010), blinded him to reason or perhaps more precisely manipulated him to do what was convenient for them; Or perhaps (and most certainly), he has been a victim of his arrogance that has led the kingdom to the brink.

Anyway, today the Biden administration seems to want to get rid of this alliance or at least show the world that it wants to do it or perhaps pretend that there will not be the same relationship that it had been enjoying until the Trump administration. From a metapolitical perspective, it could be said that the hour of payment has come for Salman and his adventures falling into accounts that -as happened to Saddam- was only a disposable resource.

 

domingo, 7 de marzo de 2021

 

“COMO RETOMAR EL MUNDO”

A pesar de que EEUU se encuentra en una profunda crisis social y política que la ha puesto en una encrucijada como nación, la administración Biden ha decidido retomar la política de conquista global

Por Charles H. Slim

Cuando Biden y Harris tomaban posesión en la Casa Blanca y los medios hacían un show épico de ello, vi lo que sucedía en Oriente Medio, en Eurasia y en el Mar de la China y allí me di cuenta que todo iba a cambiar, pero no precisamente para mejor.

No paso mucho para que todos pudieran advertir que el transhumanista e internacionalista Joe Biden, mantendrá el Status Quo de situaciones tales como la desestabilización de Siria, el extrangulamiento financiero contra el Líbano y el Stand By de un estado Palestino mientras al mismo tiempo reabriría la carrera por retomar el control hegemónico de todo el globo. Ahora el lema de La Casa Blanca es “America is Back” (EEUU ha regresado) lo que se puede interpretar de varias formas. Usted se habrá hartado durante los últimos cuatro años de escuchar criticas de los demócratas y de los partidarios de Clinton y Biden contra Donald Trump por haber cerrado a los EEUU al mundo, de no respetar los derechos y las libertades civiles de sus ciudadanos, de violentar a los inmigrantes, de abandonar las organizaciones internacionales como la ONU (más puntualmente el Consejo de Derechos Humanos), alejarse de los socios europeos y de la OTAN o cosas parecidas, pero, ¿Què cree usted que está haciendo él ahora?

En lo que hace a su política interna Biden ya comenzó a callar los medios que puedan molestar a su administración. De ese modo se advierte la violación constitucional al derecho a la libre expresión. Mediante el muy discutible argumento de la desinformación (que ha sido una de las herramientas del gobierno federal) los demócratas han comenzado las presiones para que canales de televisión y sitios de internet cierren sus trasmisiones.

Donald Trump adopto una postura “Jacksoniana” y por ese motivo, tuvo como principio de su administración el lema “America primero” como una forma por tratar de reconstruir una deteriorada situación económica-social y financiera interna que ciertamente no logró revertir e incluso, se ha profundizado con la violencia racista de carácter estructural. Al mismo tiempo  fue un dolor de cabeza para el Establishment político y financiero al que Biden y la elite política estadounidense pertenecen, cortando los presupuestos de defensa, reduciendo sensiblemente las movilizaciones militares y las operaciones encubiertas de la CIA en el exterior que bajo la pantalla de la “Lucha contra el terrorismo” (que implica la fabricación de bulos islamofobos como Al Qaeda e ISIS) son parte vital en la maquinaria de conquista del proyecto “Rumsfeld/Cebrowski y además de ello, un formidable negocio para las Corporaciones privadas que se forran de dinero con sus contratos con el gobierno.

Consecuente con esto, Biden firmo sin más miramientos la orden para lanzar ataques contra las milicias de la resistencia chiita iraquí que luchan en Siria, bajo el pretexto de que estaban detrás de los ataques contra objetivos estadounidenses en Iraq. En razón de verdad, el Pentágono ni mucho menos el Departamento de Estado pudieron acreditar con la debida certeza y las pruebas en la mano la autoría acusada. Esto ya es un comienzo bastante negativo para un presidente que se presentaba en sus postulaciones electorales como respetuoso del derecho internacional y de la paz. 

Lo cierto es que en lo que respecta a Iraq y toda la región, EEUU necesita volver a tener una presencia destacable ya que tiene pendiente dos objetivos estratégicos que son, destruir a Siria y desarmar a Irán. Justamente apenas hace unos días el Papa Francisco estuvo en la región puntualmente en Iraq y tras dar un mensaje de reconciliación se reunió con el principal líder del chiismo el Ayatola Ali Al Sistani en la ciudad de Nayab siendo este encuentro el primer acercamiento entre la iglesia Catòlica y uno de los destacados representantes del Islám chiita en un país devastado por la cruenta invasión de 2003 y su inmediata ocupación por una potencia “judeo-cristiana”.

Pero volviendo a los planes de Washington, queda claro que no podrá concretar sus objetivos solo. Tampoco podría llevarlos adelante con la ayuda de su más enconado aliado, Israel ya que la elite que conduce al estado judío tiene su propia agenda y en la cual -desde hace tiempo se sabe- no está incluida La Casa Blanca. Muchos indicios dan cuenta de esto entre los cuales están, la reorganización del Consejo Nacional de Seguridad (CSN) y el planificado aumento del presupuesto de la defensa que ya se refleja en el Departamento de Defensa. Es por ello que Biden y su gente han regresado al plan orquestado por Barak Obama allá por 2015 en el cual la república Islámica de Irán tiene un papel central para la región y ello significa que Washington regresará al Tratado Nuclear 5+1 que significó una distención entre las partes y la cooperación de Teherán para lograr contener la expansión del monstruo yihadista del “Estado Islámico” creado por la CIA -para desestabilizar Siria- con la estrecha cooperación de Francia (especialmente de empresas privadas como Lafarge), del MIT turco y sus colegas de las petromonarquìas del Golfo Pérsico.

Para lograr este propósito Biden y sus asesores deberán maniobrar de forma cuidadosa y sin apresuramientos ya que ello concita (además de rechazos por parte del influyentes Lobie pro-israelí dentro del Congreso), la   oposición de Israel y un alto riesgo geopolítico a mediano y largo plazo. En este sentido las posibilidades de que se produzcan sabotajes, interferencias y obstáculos a semejante planificación es muy alto. De esta manera, Biden y su administración pretenderían darle a los iraníes el papel del “gendarme de la región que Henry Kissinger le dio al régimen del Sha Reeza Palevi en los años setentas del siglo XX solo que esta vez, tratando de evitar que Rohani y sus partidarios traten de establecer una aspiración imperialista “Safávida” que se extienda desde el Líbano hasta el Cáucaso.

Esto último al mismo tiempo supone el apartamiento de Arabia Saudita y el final del apoyo estratégico que durante décadas había venido recibiendo desde Washington de forma casí incondicional. Sobre esto el Secretario de Estado norteamericano Anthony Blinken ha emitido apenas unos días la llamada “Declaraciòn Kashoggi” que es la prohibición de visado a funcionarios de gobiernos que no respeten a sus opositores, como una forma de evadir públicamente las presiones internacionales que se han venido ejerciendo para que se investigue el asesinato y desaparición del periodista Yamal Kashoggi. Referente a esto, el anuncio de un posible procesamiento judicial en un tribunal alemán del Principe heredero Bin Salman por el asesinato, descuartizamiento y desaparición en 2018 del periodista opositor, ha movilizado a todo el reino estableciendo la incertidumbre sobre la suerte del joven príncipe y las consecuencias para la Casa Real. Recièn ahora la CIA (la misma que enmudeció con Trump sobre este hecho) hace unos dás ha informado que estuvo al tanto de la sangrienta operación llevada adelante por sus socios de la Mukhabarat saudita con lo cual, Salman quedaría irremisiblemente comprometido en el crimen.

En lo que respecta a las relaciones con la Federación rusa se ha visto como Biden muestra un lenguaje confrontativo y hasta personal contra su homologo Vladimir Putin que se complementa con nuevas medidas sancionatorias contra el comercio ruso y el restablecimiento de las relaciones plenas con la OTAN con la intensión de retomar el liderazgo político y militar occidental con la nada oculta intensión de penetrar en el núcleo euroasiático que complique la situación geopolìtica no solo de Rusia sino también de China. En este último caso, las actividades navales en el Mar Meridional se vieron incrementadas desde la asunción del mandatario norteamericano por lo que ya se puede advertir que las maniobras de la flota estadounidense, generará el incremento de las tensiones con Pekín.

Con respeto a Latinoamerica, Biden parece que cumplirá con su promesa de “mirar hacia la región” pero al parecer ello no tendrá el carácter positivo con el que se lo anunció y muchos medios obsecuentes lo presentaron. No pasó una semana desde que ocupaba el Salón Oval que ya se posiciono sobre el tema de Venezuela denostando al gobierno de Nicolás Maduro Moros (a quien llamo dictador) y dejando en claro que reconoce a Juan Guaildo (un títere del Departamento de Estado norteamericano) como el presidente interino algo que a la luz de la ley internacional y de los precedentes que se han venido conociendo desde estos últimos años, es una verdadera incoherencia. También se están advirtiendo más avances en la región con el posible regreso de una base militar estadounidense a Panamá lo que ya ha puesto en alerta a los panameños que aún olvidan la brutal invasión estadounidense de 1989.

Como podemos ver, nada ha cambiado con la salida del populista Donald Trump. Inlcuso màs, pareciera que aún resta por ver lo peor. El problema es que al parecer Joe Biden ir más allá que su predecesor y llevará una política exterior agresiva que no estará exenta de acciones de carácter militar directas sin ya, encubrir la participación de su país tras grupos “proxies” o de mercenarios (de empresas de Seguridad Privada) dirigidos por la CIA como lo hace en Iraq y Siria. Sin dudas hay posibilidades ciertas de que haya una posible intervención militar contra el país caribeño.