lunes, 22 de marzo de 2021

 

“INTERPRETACIONES DE UNA VISITA ESTRATEGICA”

¿Por qué el Papa Francisco visitó Iraq y en especial al líder chiita el Ayatolá Ali Al Sistani?

 

Por Charles H. Slim

Nadie se hubiera imaginado hace tan solo diez años atrás, que el sumo pontifice podría llegar a visitar una nación árabe islámica como Iraq, mucho menos si atendemos al contexto en el que este país se hallaba y aún se halla. El viaje que llevó al Papa Francisco a un país devastado por una ocupación brutal y sumido en una constante espiral de inestabilidad y violencia, demostró un interés estratégico que va más allá del coraje que dicha empresa requería.

A pesar de que desde los medios occidentales se trató de sembrar el temor por la suerte que podría correr la integridad física del Papa, ya se podía advertir las segundas intensiones de estas alegaciones. El mantener la desconfianza y la separación entre el Islam y los cristianos siguen siendo los pilares comunicacionales estratégicos que han sido continuamente fomentados por los sectores neoconservadores anglosajones y los sionistas estadounidenses que buscan beneficiar en último sentido a la geopolítica y los intereses del estado de Israel.

Uno de los argumentos más ventilados por los medios argentinos (especialmente capitalinos) referían a una visita a los fines de atender a una supuesta persecución de los “cristianos” de aquel país, algo que es falso. Adunado a esto, habría que señalar que los pocos católicos que tenía Iraq la mayoría debio huir debido a la violencia generada tras la invasión angloestadounidense de 2003 quedando tan solo los llamados “cristianos coptos” y jazidíes quienes no forman parte de la teología romana. Igualmente y pese a estas inconsencuencias fácticas algunos de estos (des) informadores, trataron de encajar la visita papal a la región autonómica del Kurdistán como una señal en ese sentido, sin advertir -tal vez por ignorancia o por simple malicia- que allí hay una mayoría musulmana sunita que se halla gobernada por una mafia familiar conocida como el “Clan Barzani” que además de cooperar con la invasión de 2003, tiene estrechos y extensos lazos con Tel Aviv, formó parte -junto a la CIA, el Ejército Nakshaiabandi, el MIT turco y otros colaboradores en las sombras-  del embuste del “Estado Islámico” que causó entre otras desgracias las bestiales masacres contra los Jazidíes en Sinjar. 

Estos sectores tampoco dijeron que fueron los milicianos de los grupos chiitas sirios e iraquíes (entre ellos Hesbollah libanes y las Brigadas Hesbollah de Iraq) quienes han protegido a los cristianos de los ataques y el peligro de masacres ejecutadas por las bandas “Wahabi” y mercenarios proxies seudo-islamistas como “ISIS” y “Al Qaeda” entrenados en bases norteamericanas en el desierto de Jordania. Obviamente ello no cuaja con su propaganda.

En aquel sentido, una acción violenta acometida por alguno de los ingenios como ISIS de develada manufactura de la inteligencia occidental (con la colaboración Wahabi saudita), lo hacía muy riesgoso para la ya poco creíble y complicada geopolítica de Washington en la región y para su inestable gobierno títere de Bagdad. Además, en este contexto, el Papa es más útil vivo que muerto en un aparatoso atentado con un falsificado sello “islamista”. Señal de esto fue sin dudas el pacifico y nada perturbada travesía que tuvo el pontifice desde su llegada, su recorrido (incluyendo en helicóptero) y hasta su partida del país.

Recordemos que días antes, las milicias chiitas que bregan por expulsar a los estadounidenses detuvieron sus ataques (que se han venido incrementando) mientras el Papa visitaba el país en señal que no iban a poner en peligro su persona.

Como señalaron muchos, un Papa muy peculiar realizaba una visita nada común. El pontífice de la rama Jesuita, argentino de nacionalidad y con una clara convicción anticapitalista por su cercanía ideológica con el Peronismo histórico, parece a todas luces una extravagancia que nadie (ni cristianos y musulmanes) habría podido profetizar. Y sin dudas lo parece ya que él proviene de un país en donde la crisis es perpetua y la corrupción ya se puede decir que es una cuestión de estado. Además, el Papa sabe muy bien que el Islam es una de las religiones que más va creciendo en el mundo pese, al intento de implantar ese secularismo globalista que Biden y Cia representan y que supuestamente pretenden imponer un gobierno global basado en la razón, el cientificismo y el transhumanismo.

¿Pero por qué visitar la ciudad de Nayab y al líder chiita iraquí el Gran Ayatolá Ali Al Sistani? ¿Por qué no visitar Teherán y entrevistarse con el líder supremo el Ayatolá Jamenei quien es el referente más importante del chiismo actual? Aquí comienzan las suspicacias que para muchos de nosotros representaban un velo oscuro pero que más tarde entendí que no era tal.

Esta visita, lejos de los prejuicios islamófobos que arrecian en su país y que son difundidos desde sectores y personajes que responden a ese ideario sionista, el Papa sabe que los musulmanes y en particular la rama chiita (seguidores del Iman Alí) además de ser una fuerza con un creciente peso e influencia en las relaciones regionales e internacionales, tiene nexos teologicos que ciertamente los sionistas, los neosionistas y las sectas evangelicas que veneran a Israel (y que avanzan en Argentina), aborrecen.

En este sentido, ir a Nayab una ciudad que sufrió el asedio estadounidense tras la invasión y donde se halla la cabeza del chiismo local, representaba un símbolo poderoso de respeto y reconocimiento de hermandad en la fe y la lucha por la justicia. Sin dudas esto fue una demostración del carácter audaz y comprometido del Papa Francisco. En un sentido más teológico la visita de Francisco respondería a un sincero anhelo por conocer las tierras mesopotámicas de la antigua Caldea donde nació la humanidad y en particular la ciudadela de “Ur” lugar donde nació “Abraham”, padre y profeta de las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islamismo) como forma de enviar una señal y un mensaje de llamado a la unidad entre estas creencias.

También sabe que el Islam es una religión que rige todos los aspectos de los creyentes y la política es uno de los más importantes de ellos.  En el actual Iraq esto es una realidad palpable que ha complicado los planes de Washington y por su puesto al corrupto gobierno local. Desde que EEUU y Gran Bretaña invadieron el país en 2003 (violando los preceptos de la Carta de Naciones Unidas y el derecho internacional) las “fatwas” (pronunciamiento sabio) de los lideres religiosos sunitas y chiitas reemplazaron las ordenes ejecutivas y las previsiones legislativas de un gobierno laico nacional. Pese a que los estadounidenses se apresuraron a implantar un gobierno meramente decorativo entregándole la tarea a una secta chiita como “Dawa” que colaboró con la CIA (y que un amplio sector del chiismo local rechaza), -pese al terror implementado- nunca pudieron reestablecer el control social y la obediencia de la población.

Según ha trascendido sobre este viaje, la entrevista que tuvo Francisco con Al Sistani y que duró casi una hora reloj, dejó un sustancial intercambio de posiciones respecto a la actual situación de la injusticia, la violencia y la inequidad económica que viven los pueblos del mundo y que ciertamente Iraq sigue soportando. En este sentido Al Sistani asintió en esto y le recordó que deben cesar las “injusticias, asedios económicos y desplazamientos que sufren muchos pueblos de la región, especialmente el pueblo palestino en los territorios ocupados”, un tema espinoso para el Vaticano pese a que reconoce al Estado Palestino tiene relaciones con Tel Aviv, demostrando el líder chiita que es conteste y coherente con una posición política que choca con el judaísmo “oficial” alineado al ideario sionista y a las políticas inhumanas que hasta hoy día se imponen contra la población palestina.

Sin dudas, Francisco logró conocer la cuna del monoteísmo que une a judíos, cristianos y musulmanes enviando un mensaje de unidad y compromiso por la búsqueda de justicia para evitar el progreso del extremismo pero a su vez, ha recibido un mensaje alto y claro del chiismo iraquí sobre quiénes son los responsables de esa injusticia, de la explotación del extremismo y las desigualdades dando una posición clara, inamovible y no negociable (como tiro de elevación sobre las petromonarquias) de que no puede haber fraternidad, entendimiento y mucho menos acuerdo cuando persista la injusticia y la opresión.

 

 

 

 

 

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