viernes, 21 de mayo de 2021

 

“POLITICA DE LA RESTRICCION”

Cuando además de la falta de recursos y políticas de estado no existe imaginación. El dilema interminable de un estado no administrado

 

Por Pepe Beru

El anuncio presidencial del jueves 20 de mayo no sorprendió a nadie. Una vez más un Alberto Fernández, con un tono monocorde y forzando una impostación que pretendía proyectar preocupación y a la vez decisión para afrontar la situación imperante, repitió lo que ya había dicho un año atrás; volver a fase uno. Solo faltaron los aplausos y las risas editadas para este nuevo “sketch” de un gobierno de comedia.

A pesar de que no sorprendió su anuncio de un renovado encierro para “todos y todas”, no habían pasado dos días aún cuando éste mismo presidente ante los cuestionamientos y la severa crisis socio-económica que parece ir a ninguna parte, aseguraba que no volvería a la fase uno. Esto no solo demuestra la falta de palabra del mandatario sino también el origen de su falta de autoridad que destaca su gobierno.

Una vez más, el encierro es la política de estado para tratar de combatir un virus que las vacunas y en especial la rusa SPUTNIK V tienen un 90% de efectividad. Entonces ¿Por qué el gobierno no se ha provisto con las suficientes dosis para no llegar a la presente situación? No olvidemos que allá por diciembre del 2020 este mismo presidente aseguraba que para enero 2021 llegarían 10 millones de vacunas. Pero eso no sucedió por varias causales que el mandatario no pareció prever; otra muestra de falta de organización para atender esta crisis. Promesas y más promesas rotas que no ayudan a que su gobierno y mucho menos su persona tenga algo de credibilidad.

Estas falencias son captadas y capitalizadas por los anglófilos de los medios locales que no hay que olvidar, se encargaron durante todo el año que paso, por vilipendiar la capacidad de las vacunas rusas por el solo prurito rusofobo de origen británico al que adscriben y en un intento lobista por posicionar a las vacunas de los laboratorios americanos y europeos.

Es muy posible que en Moscu hallan establecido prioridades para la producción y distribución de sus vacunas que, pese a la agresiva campaña mediática de medios y periodistas anglófilos que campean en el país, no afectarían los acuerdos establecidos con Buenos Aires. Pero no sería de extrañar que Valdimir Putin y su gabinete ante las constantes pruebas de falta de decisión, seriedad y organización de sus colegas argentinos halla determinado que estos no eran lo suficientemente fiables como para ser parte de esas prioridades. Solo por un momento usted haga este ejercicio mental: Imagine que los rusos hubieran acordado entregar 10 millones de dosis, las cuales acopiarían en hangares del aeropuerto internacional de “Sheremetievo” a condición de que los argentinos vinieran a buscarlas en un convoy aéreo de cuatro aviones de transporte debidamente acondicionados para la tarea ¿Cree usted que estaban en condiciones los argentinos para cumplir con esta clausula contractual? Y la siguiente pregunta es ¿Por qué no podrían haber cumplido? Por la falta de cantidad de aparatos, repuestos y protocolos militares para ejecutar una operación semejante.

La ausencia de una Fuerza Aérea con capacidades razonables para operar en un país de la extensión de la Argentina es algo de lo que la clase política y en particular la coalición gobernante son responsables. El único avión de esas características que aún mantienen es una minúscula flota de seis aviones C-130 “Hércules” que pese a no ser precisamente un aparato ideal para estos menesteres (por falta de refrigeración centralizada), es mucho más viable que un avión de línea. Si Fernández y Cia imaginaban que los rusos o los chinos les iban hacer un “delivery” de vacunas a domicilio, se equivocaron muy mal demostrando que además de improvisados, poco o nada conocen sobre lo que sucede fronteras afuera.

Pero tampoco se imagine usted que si los anglófilos de “CAMBIEMOS” y los proto sionistas del “PRO” hubieran estado en el poder aquí hubieran ido mejor las cosas. Olvidenlo, su obsecuencia fue tan notable como su ineficacia para administrar. La experiencia del gobierno de Macri, en rasgos generales y centrándonos en lo que hace al estado nación, dejó bien en claro que no fueron mejores ni lo serían en un futuro.

El principal problema que se ha reportando para la Argentina en esta crisis es su falta de material para operar. Mientras otros países en los primeros días de esta crisis sanitaria trabajaban de forma ingente y agresiva por conseguir recursos para llevarlos a sus respectivos países, el gobierno argentino y la clase política toda solo se avocaba a realizar inacabables comentarios, discursos en programas de TV y especulaciones que terminarían en más de un año de confinamiento para no resolver nada. Como se pudo ver, no hubo lugar para los hombres y mujeres de acción quienes podrían haber marcado la diferencia ante tanto discurso flemático.

Los nuevos anuncios de un renovado confinamiento no hacen otra cosa que augurar dos posibilidades: Profundizar la crisis socio-económica o mermar de forma imperceptible e inútil la llamada circulación del virus, o incluso ambas al mismo tiempo. Ciertamente que el virus no circulará, pero mucho menos desaparecerá manteniendo a las personas dentro de un espacio cerrado; por el contrario se potenciaría. Sin dudas existe un prurito por encerrar e inmovilizar a los ciudadanos que va más allá del interés meramente sanitario.

Si hay algo de lo cual muchos argentinos están cansados es de este gobierno de médicos e infectólogos, los mismos agoreros de la muerte y de visiones apocalípticas que campearon por los medios televisivos y radiales el año pasado y que ante las nuevas circunstancias, retoman protagonismo. Incluso más, los mismos consumidores de esos medios ya están cansados de presentadores y periodistas diletantes con notorios visos de operadores de este gobierno galeno que lo único que busca es sembrar el terror y la culpa en cada uno de ellos.

La mayor parte de la población, aunque demuestra una excesiva abulia y ausencia de voluntad por hacer valer sus derechos ante los atropellos gubernamentales, esta harta de estas soluciones que no solucionan nada y que despiertan acciones rebeldes de carácter individual. Es a esto último lo que Alberto Fernández y su gobierno temen de forma pasmosa, pero al mismo tiempo temen ejercer el monopolio de la fuerza estatal por un simple motivo: Elecciones en puerta. Igualmente, cabria preguntarse y ante las evidencias científicas ¿Qué peligro representa un sujeto que camina solo al aire libre sin agruparse o con propósitos similares?, ¿Si alguien desea salir a tomar aire será perseguido por el estado? Estas cuestiones son las que movilizan a los espíritus libres.

Y son estas rebeldías individuales las que horadan la ya de por si lábil autoridad del gobierno y que dicho sea de paso aclaremos, aquellos rebeldes no responden a la oposición política tan inoperante, no creíble y falta de representatividad como quienes los bendicen en los medios.

Como siempre he dicho, se trata de un nuevo paso atrás del cangrejo. Así es la historia cíclica de este país y quede claro, que no es la culpa del país sino más bien, de una cultura que se ha venido desarrollando desde 1983 hasta el presente de falsas dicotomias y excesivas atribuciones que terminaron por comerse las bases de una ya muy discutida institucionalidad republicana. Es por ello que cuando se oyen desde algunos atriles de las empresas mediáticas a intelectuales y periodistas que se rasgan las vestiduras por la actual situación haciendo alarde de ser los representantes de un (carcajadas) “republicanismo popular”, poniendo en evidencia en sus posiciones una ineludible discriminación sinofoba, rusofoba y claro, islamófoba, por lo cual poca entidad pueden tener para ser tomados en serio.  Igualmente, eso no hace mejor al actual gobierno ni mucho menos.

 

 

 

domingo, 16 de mayo de 2021

 

“UNA  POLITICA MESIANICA”

Hasta cuando se sostendrá la diabólica lógica de que unos son más elegidos que otros

 

Por Charles H. Slim y Yossi Tevi

Hace dos semanas atrás gavillas de judíos ultraderechistas armados con sus fusiles semiautomáticos provistos por las FDI y por los dineros de los donantes sionistas occidentales, como los chacales, comenzaron a merodear la barriada palestina de “Sheikh Jarrah” en el norte de Jerusalén con sus nada buenas intensiones. No paso mucho para saber que los palestinos no estaban equivocados. Tal como lo esperaban los vecinos árabes, estos salteadores regresaron días después con más refuerzos y esta vez con la intensión de apropiarse de sus hogares. Esto que ocurre aquí en “Sheikh Jarrah” no es nuevo para los palestinos. Hace años que Tel Aviv y en especial desde que Donald Trump dio su apoyo expreso a las políticas de “Apartheid” de Benjamín "Bibi" Netanyahu, ha estado impulsando (con mucha discreción) a estos sectores extremistas para que y por todos los medios posibles, vayan apropiándose de las casas y propiedades de los palestinos en Jerusalen con la cobertura de las fuerzas policiales y militares del estado.

Sumado a esto, las continuas usurpaciones de territorios y aldeas demolidas para ser ocupados por asentamientos judíos financiados por grandes corporaciones y emprendimientos occidentales dan un marco y trasfondo a la impunidad de una violencia que no cesa. Es ante estas violentas y arbitrarias circunstancias que debemos preguntarnos y ¿Por qué no pueden defenderse los palestinos?, ¿Deben tolerar pasivamente que les opriman, roben y maten?

Muchos y muy graves son los hechos que ha causado esta política de voracidad expansionista, típica de los estados europeos colonialistas del siglo XIX y comienzos del XX con la cual paradigmaticamente se rige el sionismo y que como de costumbre sostiene la política angloestadounidense. Este sostén se ha visto en las últimas declaraciones del presidente Biden y su Secretario de Estado Anthony Blinken (administración que presume ser el faro de la democracia) señalado por una fracción del Congreso liderada por la representante demócrata por Michigan Rashida Tlaib quien señaló entre otras consideraciones que “en ningún momento se ha reconocido la humanidad de los palestinos”, demostrando que incluso en los EEUU no hay lugar para las connivencias y llana tolerancia con las que Israel contaba en el pasado.

Un niño palestino muerto 

Tampoco existe en Gran Bretaña unanimidad para justificar las presentes acciones de Israel, donde hasta los sectores conservadores que históricamente y en alguna medida sostuvieron sus pasadas arbitrariedades, hoy usan palabras tales como “represalia desproporcionada” que tanto fastidian a los sionistas sudamericanos, en particular a los argentinos y que expresamente fustigaron en el posicionamiento del gobierno argentino. Pero los británicos no hacen esto por razones de humanidad o de empatía sino, porque ven en la continuidad de estas atrocidades peligrar la vigencia de los “Acuerdos Abrahamicos” firmados por Israel con algunos países árabes en especial los del Golfo con quienes Londres tiene grandes intereses.

Los eventos que han desatado esta espiral de violencia tuvieron origen en las constantes agresiones y usurpaciones de casas en Jerusalen y que vienen agravándose desde que Donald Trump en diciembre de 2017 concedió a Israel y de forma arbitraria el título de capital. A partir de allí las bandas de colonos ultraderechistas que están respaldadas por fuertes influencias políticas y financieras externas, dieron rienda suelta a sus actividades terroristas contra la población palestina.  No hay argumentos que la justifiquen, mucho menos los que apelan a los pretendidamente sacados de la escatología religiosa que para decirlo de una forma entendible y grosera para quienes no conocen el origen de todo esto, se resumiría en un argumento que se basa en que “Dios les habría otorgado un titulo inmobiliario sobre toda Palestina”, una inconsecuencia convertida en teología imposible de probar. Sin dudas esto es tan mesiánico e injustificable como aquellos que poniendo al Islam por delante, matan en nombre de Dios.

Los mismos sionistas europeos que operaron desde comienzos del siglo XX para ir filtrándose en Palestina y por medio del terror subvertir el protectorado británico y comenzar a ganar terrenos árabes, sabían que estaban robando y matando a sus propietarios por lo cual era esperable una reacción en su contra, tal como sucedería en la revuelta de1936 y como se produciría en 1948 tras una larga lista de crímenes (con masacres como en Deir Yassin), la matanza en Qibla en 1953, Sabra y Chatila en 1983 y muchas otras que llegan hasta nuestros días. Incluso el mismo Ben Gurión reconoció que esto era lo menos que podían esperar por robar los territorios de los palestinos.

La impotencia y la ira reinan entre los palestinos quienes se ven entrampados en un laberinto siniestro, administrado por un estado teocrático (porque Israel según su constitución es un estado Judío) que no tiene escrúpulos al momento de pasar por encima de los derechos humanos de los palestinos. Ante la evidencia de los hechos esto es innegable. Al día presente los palestinos se hallan a merced ya no solo de las fuerzas militares de ocupación y sus siniestros cuerpos de inteligencia como el “Shin Bet” sino también, por grupos de enmascarados quienes vestidos de negro y movilizados en vehículos sin chapa identificatoria atacan y secuestran a los palestinos en la vía pública. Los palestinos saben muy bien que son estos “colonos”, quienes son ingresados por Tel Aviv en un plan de hacer una guerra demográfica con el claro objetivo de “judeizar” los territorios sostenida con la ideología mesianica del sionismo que se simplifica en el “Eretz Israel” (Gran Israel). 

Desde que Yasser Arafat murió en 2006 los palestinos han quedado huérfanos de un liderazgo político con suficiente fuerza y entereza para plantarse ante Israel. Hoy por el contrario solo existe una administración meramente decorativa a cargo de un hombre viejo y sin consenso que se ha transformado en una mera marioneta de los juegos políticos de Tel Aviv.   

En occidente y en particular en los medios argentinos nada se dice de todo esto, algo que no asombra si vemos quienes son los que manejan las empresas dedicadas a la información y el entretenimiento local. Nada nuevo en estas posiciones obsecuentes y faltas de imparcialidad que no desaprovechan oportunidad (movidos por una advertible islamofobia) para tratar de conectar a Irán con todo lo que ocurre. Precisamente, para distraer y entretener a la opinión pública de estas execrables acciones, están quienes bajo la tarea de comunicadores y especialistas de estos lares, difunden una imagen apegándose a la línea política de la embajada de Israel y EEUU cambiando el ángulo de los hechos, relativizando los daños humanos contra los palestinos e incluso invirtiendo la secuencia de inicio de los mismos.

Con la acostumbrada métrica del relato de los “agredidos” y los buenos de una película, los informadores argentinos (medios y periodistas) no dicen nada de las acostumbradas brutalidades que acomete el ejército israelí contra los civiles y mucho menos los actos delictivos de los “colonos” quienes dicho sea de paso, se comportan como hordas de matones armados, compuestas por judíos extremistas llegados de varios países incluyendo a la Argentina. Todo esto viene sucediendo desde hace décadas, pero como las arbitrariedades que viene cometiendo Israel mediante estos colonos (que no son árabes-israelies) con los crímenes que han cometido en “Sheik Jarrah” han llegado al summum de lo intolerable, como diría alguien “el olor es demasiado apestoso como para poder taparlo” acuden a sofismas e incluso a la intimidación indirecta haciendo alegorías a lo poco conveniente que es para el país criticar a Israel, esto último en alusión a la posición del gobierno argentino ante esta situación.

Para escenificar el cuento mediático y darle ese aburrido y acostumbrado cariz victimista al que hicieron un culto los sionistas, el cambio de las palabras y los significados es central para decir algo que se asemeja a la realidad, pero con una intensión completamente diferente.  Estos informadores (con la obvia venia de sus empleadores) colocan como dice el refrán “el carro adelante del burro” y así cambian la realidad de los hechos como una forma de justificar lo injustificable. Durante años y cuando no existía internet, fue fácil para los gobiernos de Tel Aviv, para los militantes sionistas y para sus adeptos en los medios, desinformar sobre hechos similares e incluso, ocultarlos deliberadamente. Muchos crímenes cometidos al amparo de la oscuridad y la complicidad de occidente quedaron sepultados como muchos palestinos enterrados en fosas comunes. Desde aquellas masacres de Hebrón en 1994 y las cometidas en Belen en 1999 difundidas por canales de televisión regionales y el asalto de las FDI al barco con ayuda humanitaria a Gaza el 31 de mayo de 2010 que fue trasmitido en vivo por internet sin que los israelíes supieran que estaban siendo vistos por millares de internautas, llevó a que sus cerebros en inteligencia y seguridad tomaran nuevos recaudos y plantearan otras estrategias mediáticas para tratar de reducir el impacto de “excesos” similares.

En 2018 en la llamada movilización del retorno que llevó miles de palestinos a marchar a la cerca colocada por Israel para aislar a la Franja de Gaza de los demás territorios palestinos, sus soldados hirieron y mataron a decenas de palestinos sin que ello hubiera desatado un solo comentario en los medios y mucho menos en el gobierno argentino de ese entonces. En esos eventos se pudo comprobar que los tiradores israelíes disparaban a las piernas (de hombres, mujeres o niños) con municiones prohibidas por las Convenciones internacionales con la sádica intensión de dañarlos de por vida. El desagradable efecto de estas balas expansivas era la voladura literal de sus pies o parte de sus piernas con lo cual, actualmente hay varios cientos de mutilados y lisiados palestinos que dan testimonio de esta brutalidad inexcusable. Obviamente, nada de esto se quiso mostrar en los medios argentinos y en el que de algún modo se trato el tema, algunos de estos informadores con un velado prejuicio islamófobo, que coinciden con el ideario sionista, no dudaron en demostrar su candente parcialidad pro-israelí justificando esas execrabilidades con los argumentos más inverosimiles que alguien se podía tragar.

Según estos lamentables pero esperables desinformadores han acusado a “Hamas” y a otros grupos de la resistencia de haber sido quienes iniciaron los ataques “lanzando misiles” y que Israel se vió empujado a responder, algo que además de taimadamente malicioso es rotundamente falso.  Primero que todo, las golpizas, las usurpaciones y las profanaciones a la Mezquita “Al Aqsa” que se vienen ejecutando desde hace años son soportadas a costa de la sangre de los palestinos. En lo referente a los medios y su particular forma de describir los hechos, hay que precisar que los palestinos no tienen misiles en el sentido estricto del termino (Proyectil Autopropulsado con carga explosiva dirigido por medios electrónicos) sino cohetes artesanales (construidos por ellos mismos) que solo es un vector sin guía alguna con una carga explosiva (a la cual se le agrega metralla casera como clavos y vidrios) que es impulsado por un motor de combustible sólido.

A su vez Israel, además de misiles con alta sofisticación tecnológica y mortíferas cargas explosivas (con sus propias metrallas incluidas), no duda en bombardear a las poblaciones urbanas de Gaza con armas químicas como son las bombas de fósforo blanco y mucho menos con obuses de artillería de 155 mm que además de tener ojivas con “Uranio empobrecido” (veneno radiactivo) sin dudas carecen de cualquier guía que les de precisión y por ello caen al azar. Estos señalamientos se hacen tras desafortunados comentarios de algunos obsecuentes representantes de la política argentina que condenaron a “Hamas” por usar cohetes sin guía y justificando a Israel porque según sus puntos de vista “por lo menos usan misiles guiados” queriendo explicar que solo “matan terroristas”, una falacia maliciosa insostenible.

Familia Kilani muerta en Gaza

Hay en estos detalles una desproporción y un despropósito que pretenden maquillar detrás del artificioso uso de las palabras y claro, de argumentos tirados de los pelos, toda la destrucción y la calamidad humana que ya causó el estado de Israel. La ocupación militar y la opresión imperante de este estado sobre los palestinos que ya cumple siete décadas es imposible de justificar. No permitir a los palestinos resistirse a estas políticas racistas y de limpieza étnica es ir contra un derecho humano universal, mucho más cuando el agresor está muy bien definido y éste se aprovecha de la desproporción material y su impunidad política (proveídas especialmente por EEUU) con la que cuenta. Un costoso misil balístico o uno guiado por láser que cuesta más de 20 millones de dólares lanzado desde un avión F-16 es algo incomparable a un cohete “Qassam” de elaboración casera en talleres palestinos o incluso de otros adquiridos externamente ¿Qué defensa tienen los palestinos contra estos costosos ingenios de la industria militar israelí? O incluso también ¿Qué propósito militar tiene bombardear las oficinas de medios informativos árabes o incluso occidentales que están cubriendo los hechos en el terreno?

Ante estos cuestionamientos escucharemos respuestas que rayan el cinismo negando la realidad de estas desproporcionalidades y en otros casos, sintiéndose ofendidos muchos de los representantes de la posición israelí ante las evidencias, muestran fastidio y el silencio.

A contraposición de ello, desde hace años que los aviones israelíes vienen bombardeando la Franja de Gaza sin que estos mismos medios informativos y sus insignes presentadores, hallan levantado un solo comentario sobre las horrendas consecuencias causadas entre la población civil palestina. Cuando matar con bombas y misiles se ha hecho políticamente malo para las relaciones públicas, Israel no ha dudado ni duda de usar otros métodos más silenciosos y cobardes. O sino por ejemplo, ¿Cómo podrían explicar el corte de suministro de agua potable por el gobierno israelí a la Franja de Gaza e incluso, el envenenamiento de la misma con toxinas que enferman a sus consumidores, en especial a los niños? Mucho menos se atreven a explicar la real situación existente que no es la de una guerra (como gustan hablar), sino de una ocupación y una continua usurpación de territorios que además de arbitraria, es contraria a las normas del derecho internacional y a las previsiones de Naciones Unidas. Simplemente, hay una visión escandalosamente parcial y para peor, fanática pro-israelí de lo que sucede allí.

Hace ya bastante tiempo que los israelíes y en particular estas bandas de colonos extremistas, vienen provocando, causando daño y muerte a los palestinos. Sin dudas que estos criminales son una avanzada “proxie” de las deleznables agencias de inteligencia y cuerpos “antiterroristas” de Israel, esas mismas que se especializan en secuestrar, golpear y torturar a hombres, mujeres y niños utilizando tácticas sucias y la complicidad de los gobiernos anglosajones para cubrirlos políticamente; sin dudas, son una contribución al respeto de los derechos humanos de los que se jactan muchos de estos sionistas (pro-israelies no judíos) en las entrevistas en cadenas de televisión.

Una vez más y como lo han hecho en otras oportunidades, los israelíes bombardearon sin piedad la Franja de Gaza teniendo como blancos escuelas, mezquitas y centros de salud. Uno de los ataques aéreos demolió parte de las instalaciones del hospital “Hala Shawa” ubicado al norte de la franja. En cada uno de estos ataques murieron niños y mujeres que no tuvieron la mínima oportunidad pero esto, es algo que Israel ya ha cometido con anterioridad confiado de que contara con la impunidad que le proporciona su influencia. La pregunta que deberíamos hacernos es ¿Hasta cuándo se podrá soportar esta impunidad de un estado que se cree con una especie de superioridad moral para pasar por encima de la ley y los derechos humanos ajenos?

 

domingo, 9 de mayo de 2021

 

“EL DIA DESPUES DE LA

PANDEMIA”

¿Adónde va la Argentina después de la Segunda ola de COVID?

Por Charles H. Slim

Sin dudas que la pandemia de COVID-19 pasará pronto, incluso hay regiones del mundo que ya están saliendo con éxito de esto, pero muchos otros aún siguen en una espiral de agravamiento que no vislumbra un final. En otros prevalece la incertidumbre y la improvisación que parece demostrar que no hay nada cierto sobre cuándo podrán recobrar la normalidad. Como sea, esta crisis pasará y cada uno de estos estados deberán retomar las riendas de sus asuntos estratégicos si no quieren se absorbidos por las políticas de las potencias globales. Y es en este marco que nos debemos preguntar ¿A cuánto se halla la Argentina de salir de esta crisis? y ¿Cuáles son los asuntos estratégicos que deberá atender de forma inmediata si pretende seguir existiendo?

Mientras los países más desarrollados han logrado controlar en alguna medida las retaliaciones y mutaciones de este virus, otros siguen sin saber como podrían afrontar una complicación sanitaria sin que termine por agotar sus calamitosas economías domésticas. Argentina está en este último caso. Pese a tener una pasada historia de excelencia académica en sus universidades públicas como reconocida productora de cerebros que han aportado conocimientos y adelantos en la ciencia y la tecnología contemporánea, la mayoría de sus exponentes han terminado migrando y entregando sus elaboraciones intelectuales a empresas extranjeras o incluso a otros gobiernos ¿Motivos? Mejores expectativas para su desarrollo profesional y de vida, vastos recursos para sus investigaciones y claro, ganancias económicas inesperables en un país como Argentina.

Pese a ello, el país sigue teniendo muy buenos profesionales en área pública que, condicionados por las falencias estructurales y de escasos recursos, hacen lo que pueden para afrontar la presente crisis.

Muchos otros han decidido no desarraigarse manteniéndose en el país pese a que terminarían confinados a una vida opaca, mediocre y carente de horizontes sin más aspiraciones que la de tener un empleo oscuro y rutinario de oficina en alguna que otra dependencia pública a la espera de cumplir los años de aportes que le proveerá un retiro con una magra jubilación. En síntesis, este es el resumen de lo que sucede con quienes podrían aportar valor al país, atrapados por una mentalidad de una occidante mediocridad que desde hace décadas y al amparo de una clase política mezquina y mediocre corroe a las estructuras del estado. Con este tipo de pensamiento conformista -apoyado y alentado por el llamado sector progre- en un país que se ha quedado atascado en el pasado con ideologismos perimidos y nada prácticos, al país solo le espera que algún otro poder de afuera termine por llenar ese vacío de poder que sus gobernantes y sus intelectuales no han logrado fabricar. La pugna por ello ya está en marcha y es patente quienes son los principales contendientes.

La crisis global por esta pandemia ha dejado al desnudo la desarticulación del estado nacional argentino producto de décadas de una creciente corrupción, ineficacia por carencia de una planificación con visión estratégica, ausencia de personal ejecutivo para tales objetivos y de materiales para concretar las tareas que se deben encarar. El estancamiento en el desarrollo y mejoramiento de sus infraestructuras aero portuarias advertida en los últimos tiempos revela una miopía en la visión de los gobernantes sobre adónde debe ir el país, algo que queda patente con la impunidad de flotas pesqueras foráneas que ingresan sin el menor obstáculo en aguas territoriales para zaquear (con millonarias perdidas económicas) los recursos pesqueros de los mares del sur. También lo advertimos por la falta de aviones militares de carga especializados para misiones logisticas (con el espacio y el acondicionamiento optimo) con los cuales -y en el marco de la pandemia- se habría agilizado la urgente búsqueda y transporte de las vacunas provenientes de Rusia y China. Y esto último, producto de una política deliberada generada por revanchismos ideológicos de los sectores setentistas que enmascarados en organismos sociales inspiraron al gobierno Kirchnerista a desarmar estas infraestructuras y redirigir recursos a financiar sus “emprendimientos” bajo el rotulo de los “derechos humanos”. En resumen de cuentas: Un estado descalabrado que vive en la improvisación.

¿Y por qué cree usted que pasa eso? Por el simple motivo de que no hay un estado serio y organizado que dirigido por una clase política con sentido de pertenencia nacional y vocación de servicio este dispuesto a invertir tiempo y recursos para planificar políticas estaduales estratégicas de largo alcance necesarios para ponerlos en desarrollos. Y es que claramente los cuadros burocráticos están más bien ocupados por favoritismos políticos que por capacidad en sus miembros. Pero también hay que remarcar que hay otro factor preponderante involucrado en esto. La visible degradación de la calidad educativa y de sus instituciones que se viene advirtiendo desde una década y media a hoy, especialmente en los niveles elementales, que se han convertido con el paso de los años en fuente de militancia partidaria y de empleo para punteros políticos, sindicalistas de abultadas barrigas y educadores holgazanes que han demostrado estar más preocupados por sus puntajes y salarios que por el contenido de su enseñanza.

Como contrapartida de esto, los niños de las últimas generaciones vienen aprendiendo poco y lo peor, es que, por efecto de las nada novedosas técnicas educativas, pierden el poco interés por aprender algo, que se revela por la creciente deserción en los niveles primario y secundario. Todo ello agravado por la actual situación de pandemia que ha tomado a la presencialidad de la educación (concurrir al colegio) como un riesgo epidemiológico que (si bien es real la circulación del virus) en realidad es solo una excusa conveniente de un gobierno débil y carente de autoridad que trata de establecer (mediante el miedo y la culpa) un control mínimo sobre la población en momentos críticos de la economía y la subsistencia de las familias.

Del otro lado se presenta una casta de supuestos reveladores de la verdad absoluta que compuesta por autodenominados “republicanos demócratas” (ya que quienes no piensan como ellos son calificados de autócratas), solo aglutinan embusteros y arribistas de corte liberal que todos los días despliegan un discurso de pretendida superioridad moral de tinte europeista. A razón de verdad y más allá de sus sesgos, no parecen advertir que incluso sus admirados sistemas europeos y por supuesto el estadounidense, son débiles y permeables ante los monstruos comerciales representados en las Megacorporaciones farmacéuticas que hoy por hoy pulsean entre ellas y con los mismos estados a la vez por el control de acceso a las vacunas para toda la humanidad.

Ello demuestra su ignorancia o más bien, el intento por tapar o al menos disfrazar la cruel realidad internacional con monsergas pasadas de moda y que los mismos “demócratas” anglosajones nunca respetaron. Son los inconsecuentes que (además de haber sido parte del pasado de ésta desaguisada república) atinan a presentar argumentaciones literarias y sofismas muy coloridos pero políticamente muy poco prácticos y de sospechosa tendencia anglosajona que se observan en algunas situaciones de la vida nacional, como son las manipulaciones que desde ciertos medios e informadores de esta calaña, llevan adelante sobre las reales finalidades que Gran Bretaña persigue con la identificación de soldados argentinos muertos en Malvinas. Para estos sectores es la demostración de un altruista y sincero interés británico por los derechos humanos de los familiares. Ciertamente si los británicos estuvieran tan interesados (y conmovidos) en estas identificaciones, deberían también bregar por revelar los miles de mercenarios nepaleses muertos que tras usarlos como carne de cañón -según fuentes confidenciales- yacen de a miles en fosas comunes en ambas islas, escavadas y tapadas por los mismos ingleses.

Es de ese modo como buscan horadar -manipulando los sentimientos de las familias- las bases de una reivindicación que por su carácter eminentemente nacional y que aglutina a todos los argentinos más allá de banderías políticas, podría convertirse en una piedra angular del renacimiento nacional argentino. El solo imaginarse esto les da escalofríos.

Pero este intelectualismo liberaloide dispara sobre lo que ellos creen que son las bases del nacionalismo. Su blanco predilecto es el peronismo pero ello solo es una cortina de humo ya que ¿Qué es el peronismo en la actualidad? Nada en absoluto. No podrías hallar en el actual gobierno un solo “peronista” que respete las bases que conforman el justicialismo que como lo he dicho en varias oportunidades, es una pieza de museo sepultada bajo el polvo de la historia. Incluso el mismo Alberto Fernández miente cuando dice “soy peronista” ya que quienes le conocen saben que es un viejo operador de las “roscas” carente de cualquier compromiso ideológico. En realidad, el objetivo puntual de aquellos liberales pro-sajones y filosionistas es demoler el de por sí atomizado ideario nacional que de reorganizarse -más allá de los estériles partidismos- con un apoyo estratégico de potencias como China y Rusia puede estorbar seriamente las planificaciones geopoliticas que Londres y en particular la administración de Boris Johnson ansía, en el marco por resucitar las glorias del desaparecido imperio británico, extender su influencia de cara a instalarse en el continente todo.

La dirección y destino del estado nación argentino parece estar fuera de las manos de los argentinos particularmente en el actual gobierno, salvo que sus dirigentes (al menos una parte) y una masa critica de sus habitantes no se dejen engañar por estos predicadores del republicanismo y más bien sean ellos mismos quienes hagan valer sus derechos pero también señalen con vehemencia a sus gobernantes las obligaciones constitucionales a las que se deben, logren torcer el curso de los acontecimientos para recuperar el espíritu de un destino común como nación soberana.

 

domingo, 2 de mayo de 2021

 

“¿CUÁL ES LA DEMOCRACIA QUE IMPORTA?”

La historia política norteamericana de los últimos treinta años a esta parte ha dejado en claro que muchos términos que se usan y abusan en los discursos de sus gobernantes poco o nada son respetados en su acepción real. En ese sentido ¿Qué es la democracia para EEUU?

Por Javier B. Dal

Cuando en algunas circunstancias solemos escuchar la invocación de la palabra “democracia” ya sospechamos que será para justificar alguna política o proceder que terminara en resultados que no se condicen con su etimología. Mayormente sus principales invocadores son los funcionarios de gobiernos anglosajones, principalmente los estadounidenses quienes han pretendido hacérsela suya, como si se tratara de una marca registrada a la cual nadie más que ellos tienen derecho a interpretar, pero ¿Ello es realmente así?

La democracia es un estilo de vida para unos, un sistema de gobierno para otros o la combinación de ambas y básicamente significa la organización política a cargo de una mayoría que ha sido electa en una votación libre. Pero esto es la teoría clásica devenida de los griegos del siglo VI (a.c.) ya que como tal en lo que ha sido su ejercicio en la vida política contemporánea en occidente, poco o nada tiene que ver con el término de aquel entonces. Así bajo los ropajes de una “sagrada” institucionalidad, la democracia norteamericana (de carácter representativo por colegios electorales) se ha convertido en una marca registrada, un negocio político rentable de una élite política que sin distinciones entre demócratas y republicanos solo busca sus propios beneficios siendo la corrupción la fuente de estos. En especial quienes han producido y alimentado esto es la élite político-financiera-especulativa anglosajona que ha dado extendidas, certeras y tangibles pruebas de que poco le importa respetar la libertad de elección de sus propios habitantes y mucho lo que otros pueblos y sus habitantes puedan hacer. Incluso ello ha demostrado que más que demócratas son parte de una plutocracia (gobierno de los ricos) que -además de llenarse los bolsillos propios- solo beneficiarán a quienes colaboren y beneficien a sus negocios e intereses.  Más bien, han usado el termino “democracia” para argumentar y tratar de justificar doctrinas egocentristas que sustentaran las acciones violentas y calamitosas que -como ha quedado extensamente demostrado- persiguen otros fines vinculados al control estratégico de rutas comerciales, potenciales mercados y la apropiación de los recursos energéticos.

No hay democracia en instituciones infectadas de racismo, en discursos y arengas de odio contra otras religiones, o en presumidas “cruzadas del bien contra el mal”, mucho menos en “guerras preventivas” ni que decir en los “asesinatos preventivos” urdidos a las sombras de burócratas decisores que nadie conoce -y que nadie a votado- y que solo tienen como fundamento único frases mesiánicas como aquella nefasta expresada por el presidente George W. Bush para condicionar el pensamiento del colectivo diciendo “o estas con nosotros o con los terroristas” que implicaba aceptar las bestialidades que se cometían en sus agresiones externas. Mucho menos puede alegarse el liderazgo o el autoproclamado “faro de la democracia” cuando no se respeta ni garantiza la búsqueda de justicia para crímenes de rango universal que tipifica el Estatuto de Roma y que debe procesar sin interferencias la Corte Penal Internacional.

Desde el final de la Segunda guerra mundial (1945), EEUU y sus aliados en especial Gran Bretaña, han sido protagonistas de todo tipo de actos que van a contramano de la democracia. Sin dudas que los complots y los golpes de estado orquestados a lo largo de la mitad del siglo XX contra gobiernos en Latinoamérica y Asia no son una tarjeta de presentación muy democrática que digamos. 

Contradictoriamente, uno de los fundamentos para cambiar sistemas de gobierno en otras regiones que hemos venido viendo desde aquel entonces y que aún se intentan al presente con maniobras más discretas y silentes como son las banderas falsas y operaciones negras, es precisamente alegar las bondades de la democracia, pero ¿Qué tiene de democrático apelar a subversión, el engaño mediante falsas banderas, la intervención política y económica (mediante sanciones comerciales), la agresión militar y la violación de los derechos humanos contra quienes optan por otros sistemas políticos? Lo mismo deberíamos reflexionar con las privaciones de libertad y de sus derechos humanos contra aquellos investigadores que como Julian Assange han puesto en evidencia estas incongruencias con el discurso político y propagandistico anglosajón.

Ultimamente el lineamiento bajado desde La Casa Blanca a cargo de Joe Biden, apela al paradigma que funda un supuesto nuevo peligro de alcance global que requiere la intervención de EEUU y que es levantado por los obsecuentes demócratas de la región (en particular de Brasil y Argentina), quienes lo presentan como una presumida pulseada entre la “democracia y la autocracia”, que a la vista de aquellos antecedentes, es un planteo tan falso y simplista que resuena como un oxímoron. Si en realidad esa es la nueva disyuntiva cabría preguntarse si aliados como Turquía y Arabia Saudita ¿Serán autocracias buenas? Y es que, promover la democracia a punta de fusil, bombas, las torturas y la desinformación para eliminar a quienes molestan, va a contramano de esta concepción.

Hay en esta concepción anglosajona de la democracia, de tinte liberal, una severa inconsecuencia que ya lleva en lo que va del milenio millares de muertos y la producción de crisis humanitarias que no ayudan precisamente a dar credibilidad en dicho sistema. Y sino usted pregúntese ¿Qué bondad podría ver un niño en un país que luego de ser bestialmente agredido por quienes se auto perciben democráticos, matado a su gente e invadidos por un ejercito de ocupación, termina secuestrando, torturando y matando a sus padres y sumiéndole a él y a todos a quienes conoce en seres miserables sin futuro? Remover gobiernos para implantar la democracia con bombas y tanques no es una fórmula precisamente democrática.

Supuestamente, la democracia liberal apela a la libre participación y elección de los representantes, a la pluralidad de opiniones y a la defensa de la libertad de expresión pero, como lo señale antes, agredir a naciones soberanas, fomentar el caos e incluso llevarlo a la práctica con el uso del terrorismo (como herramienta de presión política), la fabricación de guerras para remover esos gobiernos que molestan a sus intereses pero que las poblaciones de otras naciones han elegido, choca con esa supuesta prerrogativa democrática ¿Por qué un burócrata de turno en Washington decide quién y cómo va a gobernar una nación que no es la suya a miles de kilómetros de los EEUU? Esto es como suelen decir los mismos estadounidenses, insane.

Cuando George W. Bush y su colega británico Tony Blair argumentaron falsamente (sobre la base de informes de inteligencia mentirosos) la tenencia de armas de destrucción masiva en Iraq, sus principales caballitos de batalla para persuadir a la opinión pública que les observaba, fue que debían intervenir y de esa manera “llevarían la democracia a los iraquíes” y que aquellos, agradecidos, les recibirían con flores y aplausos entre otras mentiras que pronto quedarían expuestas. La brutalidad de los primeros días de esa invasión en 2003 dejó miles de civiles sepultados bajo los escombros y ello solo sería el comienzo de una siniestra estrategia ya planificada conocida de la “guerra perpetua”. El derrocamiento del gobierno del Partido Baas fue seguido por una campaña sangrienta y clandestina de “desbaatización” que además de orquestada por la CIA y otras agencias aliadas, no fue otra cosa que la persecución y eliminación física de todos aquellos por el solo merito de ser partidarios del nacionalismo árabe y que se oponían a la intervención angloestadounidense y al gobierno colaboracionista que pusieron los mismos invasores. Muy democrático ¿No lo cree usted?

Incluso los mismos mafiosos de la secta “Dawa” encabezados por el primer ministro Nouri Al Maliki colocados al mando en Bagdad por el Departamento de Estado de Bush no querían saber nada de la democracia de la que CNN y los medios masivos estadounidenses vendían coloridamente al mundo. Incluso más, los mismos militares y equipos de la CIA que trabajaron para armar y entrenar las bandas armadas que denominaron “Cuerpos de Seguridad” fueron incisivos y terminantes en cómo ejecutar los objetivos para destruir a la resistencia y ello lo vimos en los infames ejemplos (expuestos por la difusión en internet) de violaciones a los derechos humanos en los campos de concentración y torturas de “Guantánamo” en Cuba, “Abu-Graib” y “Campo Bucca” para citar los más horrendos y conocidos.  

No amigos, ciertamente que no hay nada de democracia en todo esto y mucho menos en lo que EEUU continuó y continúa orquestando en la región. No se olvide usted, que aún no hay explicaciones a los contubernios y jamás negadas conexiones entre “Estado Islámico” con las fuerzas especiales militares y sus agencias de inteligencia que (denunciadas por testigos iraquíes y sirios) pudieron conocerse gracias a la ya cuestionada libertad que ofrecía el internet. Indudablemente que el Establishment en Washington acuso recibo de esta etapa negra y buscó sin éxito enterrarla en lo más profundo del jardín de la Casa Blanca, pero ello no funcionó. Los muertos siguieron y siguen saliendo a la luz como una maldición que afea y mancha con el color rojo sangre la ya pésima imagen de una nación con un sistema político archicorrupto que por la desigualdad social-económica y el racismo estructural que lo infecta, va camino a la implosión social.

La promoción de la democracia al estilo norteamericano ha ido variando con el paso de los años, en especial con sus metidas de pata en el exterior. Cuando en Washington se dieron cuenta que los relatos de los medios masivos como CNN y FOX ya no servían para tapar las inconsecuencias de sus administraciones, en particular las masacres colectivas como las cometidas en Iraq y Afganistán que se filtraban anonimamente por internet, ni surtían efecto sus reinterpretaciones para reducir el impacto sobre la opinión pública, pasaron a diversificar sus estrategias para tratar de lavarse las manos poniendo en manos privadas (Empresas de seguridad) ciertas áreas de la defensa. Por cierto, las próximas intervenciones externas no serán como las ya vistas, sino que se apoyaran en una combinación de ciberataques, Drones remotos y empleo de novedosos sistemas robóticos para reemplazar (al menos en parte) un costoso ejército de ocupación.

Hoy por hoy, la mentada democracia no existe y mucho menos en los EEUU. Incluso uno de los objetivos planteados por el flamante presidente Joe Biden para “proteger la democracia” es controlar la información; es decir, todo aquello que ponga en aprietos a Washington será catalogado como desinformación. Desde 2001 quienes se autoproclaman como faro de este sistema de gobierno y de las libertades que el mismo conlleva, han ido creando cerrojos, controles y filtros ilegales en las comunicaciones que desde entonces hasta la actualidad (y bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo), han ampliado de forma abusiva y desmesurada las facultades de intervención e invasión de la intimidad por parte del estado a niveles insospechados y que en los últimos años se enmarcan en la llamada “Ciberseguridad” que a modo de un sofisticado sistema panóptico ciberelectrónico, está mas dedicado a espiar lo que hacen, hablan, opinan y monitorear a dónde van los ciudadanos del común alrededor del globo, que vigilar actividades extremistas.

El control ideológico y de la información que circula en el ciberespacio es la principal finalidad de esta presumida política en un discutido marco democrático que cabe dejar claro, no distingue entre demócratas y republicanos, claramente no. Sobre ello recordemos si no, la administración demócrata de Barak Obama (supuestamente mejoradora de la administración republicana de Bush-Cheney) en 2010 fue protagonista junto a Gran Bretaña y Francia de la brutal intervención sobre Libia jactándose entre otras cuestiones de haber asesinado a su presidente Mohammar Al Gadafy. Y eso no fue todo. En mayo de 2011 la promesa de un cambio para “América” llevó adelante dos hechos más, tan controversiales como discutibles en lo que hace a la vida democrática y el respeto por la autodeterminación.

El 2 de mayo de 2011 el presidente Obama anunciaba la muerte de Osama Bin Ladem en una operación secreta que -tras intrusar en la soberanía de Pakistán- además de increíble y nunca verificable, su versión se hallaba rodeada de insalvables inconsistencias y situaciones que la asemejan más a una película bélica hollywoodense que a un hecho real. Unos días después de este anuncio, más precisamente el 16 de mayo el Departamento de Estado a cargo de Hillary Clinton publicó un documento titulado “Estrategia Internacional para el Ciberespacio” en el cual, además de proponer herramientas de ejercicio de policía de contenidos en el ciberespacio se parece más un manual de fundamentos de un pretendido deber moral de los EEUU para custodiar al mundo que otra cosa. Uno de los principales fines de esto era y sigue siendo sin dudas controlar el tráfico informativo, criminalizar a los difusores, fuentes informativas y a periodistas que además de contradecir las políticas de “Seguridad nacional” de la Casa Blanca, compliquen los intereses norteamericanos en el exterior. Con esto a la vista, está muy claro que la democracia y en particular la libertad de pensamiento está en peligro, pero no por obra y gracia de “autocracias” Asiáticas (China y Corea del Norte) o Euroasiáticas (Rusia) como tanto gusta a Washington acusar sino, por los mismos y contradictorios procederes en lo que incurre su propio sistema que se halla claramente corrompido y al servicio final del Establishment norteamericano.