viernes, 10 de junio de 2016

EN DEBATE



“ARGENTINA: ¿CUÁL ES SU POSTURA ANTE EL TERRORISMO S.A.?”

 Cuál es la agenda del gobierno de Mauricio Macri en uno de los temas más importantes y peligrosos para la nación



Por Pepe Beru y Charles H. Slim
Aunque la respuesta pareciera obvia, la pregunta del título de nuestro artículo es más difícil de responder de lo que usted piensa.  Seguramente y con mucho acierto dirá que el gobierno argentino comprometido con la paz y en cumplimiento de las obligaciones que surgen de la Carta orgánica de Naciones Unidas y Blablabla, condena y se opone a que la violencia del terrorismo avance a costa de las vidas miles de inocentes etcetcetc. Ahora bien. Usted con mucha razón puede preguntarse ¿Qué quiere decir todo ese palabrerío; nuestro gobierno condena al terrorismo como una entelequia fantasmagórica a la cual se le ha puesto el mote de “islámica” sin ahondar en quienes realmente están promoviendo esta táctica? 

Sin lugar a dudas, el tema le queda muy grande a la clase política de un país como Argentina que pese a jactarse de haber pasado por una etapa negra como fue el “terrorismo de estado” (entre 1976-1983), solo ha servido de muletilla a su clase política para victimizarse cuando ven peligrar sus intereses. Es algo demasiado peligroso para abordarlo y  a la vista de los que se arrogan alguna representatividad parecen muy poco dispuestos a implicarse para echar luz y buscar frenar estas nuevas variantes de un terrorismo que bien podríamos llamar “franquiciado”.

Aquí dejaremos de lado los conceptos meramente políticos e ideológicos que los diferentes autores pretenden imponer ya que estamos viendo faz operativa.

El principal problema radica en que las fuentes que informan sobre “el terrorismo”, son las que  abrevan de y solo de  fuentes occidentales; más precisamente de las estadounidenses y sus colegas israelíes auto-declarados como “expertos” en la materia. Tan conocedoras de esta “táctica sucia” y que es verdad había sido explotada por los grupos insurgentes árabes durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, los cierto es que tanto el “Mossad” como sus colegas de la “CIA” la incorporaron a sus arsenales como un arma más para concretar los objetivos de sus gobiernos.  

Más allá de que aquellas agencias pueden ser harto criticadas por las complicidades puestas en evidencia en lo que ha venido comprobando contra Iraq, Siria y lo visto en Yemen, se dejan de lado –y en forma claramente deliberada- a las fuentes mejor informadas y con experiencia real en el campo de batalla como lo señalan algunos periodistas de investigación, que son las árabes,  que han venido experimentando en carne propia estas siniestras operaciones  (v.  http://www.voltairenet.org/article192151.html ).

A la altura de las circunstancias la no consideración de las fuentes árabes como proveedoras de conocimiento de cómo se estructura, financia y opera ese “terrorismo”, se hace evidente que persiste una clara discriminación que es histórica en aquellos sectores occidentales que menosprecian al mundo árabe-islámico, pero además,  acompañada de una evidente arbitrariedad maliciosa que busca mantener en el relato la versión de que el fenómeno implica únicamente a elementos y organizaciones mentadas por cerebros  árabes e islámicos, es decir, existen intereses en perpetuar la versión de que cada hecho que ocurre “debe ser autoría de los musulmanes”.  Baste señalar que esto último implica una clara falacia y que si bien los medios masivos occidentales han venido haciendo lo imposible por sostener el relato de “Al Qaeda” como el “gran mal” o el precursor del terrorismo islámico de los últimos quince años, desde las revueltas fomentadas en el norte de África en 2010 todo eso se derrumbó ante la mirada impávida de investigadores que pudieron comprobar que todo aquello era un enmarañado embuste.

Desde unas décadas antes, era recurrente oír a lo “especialistas” –obviamente occidentales- decir que agrupaciones como la OLP, luego el HAMAS en Palestina  y el ”Hesbolá” libanés eran el ejemplo de terrorismo sin contextualizar donde operaban y cuáles eran  y siguen siendo sus causas. Pero sucedió que éstas tácticas fueron adoptadas por las agencias como las israelíes quienes  tienen los más antiguos precedentes en el ejercicio del terrorismo moderno desde mediados de los años cuarentas ( Haganá, Pandilla Stern y Palmach).

Precisamente tras el incidente de las Olimpiadas de Munich en 1972,  donde el grupo palestino “Septiembre Negro” asesino a varios atletas israelíes, Golda Meir ordenó al Mossad su propia campaña de terror que incluyó entre sus métodos, el  asesinato, atentados con bomba y accidentes simulados, como venganza por aquel acto.  Otros de los precedentes del fomento de organizaciones extremistas, fue sin dudas el llevado a cabo dentro de los territorios ocupados, que surgió en 1967 con el apoyo clandestino del Mossad a los islamistas palestinos  que  tras formar la “Jihad Islámica”,  sirvió de obstáculo al nacionalismo militante que encabezaba Yasser Arafat.  

A la par de esto y mientras a finales de la década de los setentas se señalaba con el dedo a los árabes como los únicos ejecutores del terrorismo, Washington por intermedio de la CIA ya estaba trabajando en la creación de lo que a comienzos de la década de los ochentas se conocería como el programa “Al Qaeda” (The Base), que se implantaría en Afganistán para crear obstáculos a la presencia soviética.  Fue allí donde el entonces Consejero de seguridad de Carter, Zbigniew Brzezinski viajó a ese país en 1979 para establecer contacto con quien dirigiría a los “Muyahidines” que entrenaban los asesores de la “Agencia”, que era nada más ni nada menos que el mismo Osama Bin Ladem un agente saudita en la nómina.

Entre tanto en Centro América sumida en los tironeos de la guerra fría, los talentos de aquellas agencias gubernamentales fueron volcados para asesorar y entrenar a los bestiales cuerpos de seguridad de los dictadores militares de Honduras, El Salvador y Guatemala que entre otras novedades, pusieron en ejecución los llamados “escuadrones de la muerte” que se cobraron miles de vidas inocentes.  Esta parte de la historia fue muy retaceada por los continuos gobiernos argentinos –sin diferencias entre militares y civiles- que prefirieron tomar la versión “oficial” de lo que los medios angloestadounidenses suelen ventilar como “información seria”.

Con lo que se ha venido viendo desde el 11 de septiembre del 2001 hasta aquí, esas posturas ya no se sostienen.  Desde las incongruencias advertidas de este evento por investigadores independientes pasando por las mentiras que fundaron la invasión a Iraq en 2003 admitidas por el mismo presidente George Bush y Cía, hasta el embuste político y propagandístico que artificiosamente los medios anglosajones llamaron Primavera Árabe por el 2010 y que terminaron mostrando sus reales propósitos en Siria, advertimos que todo ha sido una vil mentira.

Se puede ver como aquel terrorismo de grupos aislados de tipo celular y con financiamiento limitado, paso a ser cooptado por las agencias de inteligencia y manipulado a voluntad. Y no solamente por las ventajas políticas que ofrece esta táctica, sino también por el fabuloso negocio que viene detrás de él.

Pero para quienes aún siguen sosteniendo alguna duda sobre lo que planteamos en cuanto a los verdaderos impulsores de la nueva ola de terror que, bajo la máscara de la franquicia “ISIS” pretenden desde el 2014 establecer una relación  al “Islam”, le invitamos a que razonen las siguientes situaciones que se han venido dando tanto en Siria, como en otros países árabes que ocupan la región.  Primero que todo, cuando se produjo el ataque del 11/S  inmediatamente, se le puso una cara y nombre al presunto responsable de aquel hecho. Cuando las preguntas comenzaron arreciar y las investigaciones de sujetos independientes comenzaron a poner en duda la versión oficial del gobierno, primero se saco de los medios al tan nombrado Bin Ladem y cuando las preguntas eran imposibles de responder por La Casa Blanca, en mayo del 2010 “se orquestó una supuesta operación para asesinarle y lanzar su cuerpo al mar”.

Lo mismo ocurriría con otro supuesto líder de otro de los embustes fabricados por la CIA y la inteligencia militar estadounidense en Iraq, el jordano “Abu Musab Al Zarqawi que los medios anglosajones bautizaron como el líder de “Al Qaeda-Iraq” que en realidad era un programa de contrainsurgencia creado e insertado por el ex general David Howell Petreaus allá por el 2004 como una manera de frenar la resistencia armada iraquí que había sobrepasado las expectativas de los analistas del Pentágono. Los principales objetivos de estas células integradas por extremistas y asesinos profesionales reclutados por la CIA para operar en Iraq, radicaba en crear la confusión entre los grupos de la resistencia que además de crear la desconfianza entre la población, buscar distanciar a los sectores chiitas de los sunitas, estos últimos los más organizados y con grandes caudales de apoyo material y simpatía popular.  Entre algunas de las “hazañas” de estos criminales, estuvieron las famosas decapitaciones de extranjeros que jamás tocaron a un solo soldado o marine estadounidense. Algunos de estos rehenes habían sido ejecutados dentro de la cárcel de Abu-Graib bajo el control norteamericano por lo cual, las preguntas comenzaron a fluir por doquier y el silencio reinó en Washington.

Estábamos siendo testigos de un terrorismo como arma de manipulación y desinformación,  una mezcla que con el terror que implica su práctica, servía para crear una circunstancialidad acorde a los intereses de los invasores y que era “que los iraquíes eran terroristas y que EEUU hacía bien estar allí”.

Pese al daño causado mediante sangrientas operaciones que impostaban como ejecutadas por la resistencia, el grueso de la población iraquí indistintamente de ser sunitas, chiitas, cristianos o kurdos, sabían que ello no era así. Incluso estaban al tanto que “Al Qaeda-Iraq” como el tan mencionado especialmente por medios como la CNN, FOXNEWS y otros del fantasma Zarqawi, no eran parte de la resistencia que se movía en la clandestinidad.  Cuando ésta franquicia falló en los propósitos y comenzó a ser vista como una sospechosa entelequia que respondía más a EEUU que los iraquíes que buscaban sacudirse a los invasores y justamente en medio de una creciente oposición a la guerra dentro de EEUU, en mayo del 2006 un avión lanzó un misil sobre una vivienda en la localidad de Baqba matando entre otras personas al “famoso Al Zarqawi” lo que además de dar un gran golpe de efecto mediático, respaldo muy convenientemente la impopular administración de Bush.  Nunca pudieron explicar cómo sabían con tanta precisión el paradero del “supuestamente” más importante líder de aquel embuste denominado como “La Base”.  La realidad era, que tanto la CIA como el Pentágono supieron siempre donde podían hallarlo.

Aquel hecho represento el fin de la operatividad de esa supuesta célula iraquí de “Al Qaeda” que curiosamente además de no atacar a los invasores, no tenía componentes iraquíes. Al mismo tiempo pero en el sur, se pudieron comprobar que varios supuestos ataques con coches bomba contra mercados y edificios de organizaciones chiitas, que públicamente se le achacaba a la resistencia sunita de “Saddam”,  estaban montadas por la inteligencia militar británica e incluso, tras fallar en colocar un camión con una tonelada y media de explosivos en medio de una poblada barriada de Basora, al ser advertidos por los transeúntes, dos hombres que bajaron de ese camión pretendiendo escapar para detonarlo a distancia, tras aprehenderlos descubrieron bajo sus “Kufiyyas” los rostros de dos hombres blancos caucásicos, dos ingleses que pretendían hacerse pasar por árabes.

El hecho fue tan revelador como escandaloso. En aquella oportunidad esos dos agentes de la inteligencia británica fueron detenidos por las fuerzas policiales colaboracionistas y trasladados al cuartel de inteligencia de Basora para  interrogarlos. No pasaron un par de horas  cuando una brigada mecanizada de los “Royal Marines” tomo por asalto el edificio para rescatar a sus dos hombres y antes de irse, destruir los archivos iraquíes.  Pese al intento, ese episodio dejo a las claras de que los invasores eran la tercera pata en la guerra sucia que se estaba desarrollando.  

Fue precisamente en Iraq como en Afganistán donde la combinación entre “contratistas civiles” –mercenarios de empresas privadas- , fuerzas especiales y grupos organizados por la CIA –y agencias aliadas- fructificaron y ensayaron a costa de la vida de los pobladores, el mejoramiento de sus tácticas para que, hoy en Siria e Iraq bajo los ropajes de “Al Nusra” y el “Daesh”  sus acciones encubiertas imposten una creíble autoría islámica.

Tras concretar la invasión de Libia en 2011 se pudo ver como a espaldas del conocimiento público “Al Qaeda” hizo pie y con el apoyo de la OTAN, logro despedazar al país creando zonas libres para creación de bases de entrenamiento de mercenarios que bajo asesoramiento de elementos británicos y franceses  saldrían más tarde hacia Siria para tratar de derrocar el gobierno de Bashar Al Assad. Cuando fracasaron pusieron en marcha el despliegue del “Daesh”  que ya se estaba entrenando en campamentos regenteados por elementos norteamericanos en el desierto entre Jordania e Iraq. Obviamente todo estaba bien planificado.

En menos de dos años, en los medios se comenzó a hablar del “Jihadismo” como “libertadores” para destituir al tirano Assad  y tratar de cubrir la podredumbre que se ocultaba detrás de todo ello. Recordemos que apenas unos meses atrás, desde el Líbano el Jeque Hassan Nasrala (Líder de Hesbolá) denunció los planes sauditas de extender el financiamiento de esta mecánica en Latinoamérica.

En últimos informes provenientes de Siria se han revelado las descaradas incursiones de comandos y acciones aéreas de aviones israelíes para bombardear blancos en su territorio. Pero además y lo más chocante fue el  descubrimiento de operaciones de comandos israelíes para rescatar a miembros de “Jabbat Al Nusra” que se hallaban rodeados en Alepo y Quneitra, grupo ligado a “Al Qaeda” y aliado a la franquicia del “ISIS”. A todo ello, las ayudas logísticas y de provisión de armas por parte de aviones estadounidenses y británicos a favor del “ISIS” en Iraq han dejado sin base de sustentación la tan mentada por Washington “guerra contra el terrorismo”. En medio de todo esto, el gobierno argentino ignorante de la situación geopolítica actual y sin muestras de tener una política propia, parece coquetear con Washington y Tel Aviv sin tomar conciencia de cuáles pueden ser las consecuencias que se traen bajo el pocho estos oscuros pretendientes.


martes, 7 de junio de 2016

ILM-MIDDLE EAST




“PELIGROSA POLITICA DE LA PERFIDIA”

Hasta donde pueden disimularse las arbitrariedades de Israel sobre la población palestina



Por  Horace Husseini
Se suele decir que la política es el arte de lo posible, una definición popular que en lo que va del siglo ha sido interpretada de todas las formas impensadas. Pero más allá de las interpretaciones como actividad que busca propender a desarrollar hechos que beneficien a los habitantes de un país, se le ha dado orientaciones tan útiles como siniestras.  En lo que hace a la política internacional y en especial a la que lleva adelante Israel en la región del Medio Oriente, se halla continuamente teñida de sangre con la cual se sacian los intereses nacionalistas y sionistas que la dirigen.

A la altura de las circunstancias ya no es una discusión de cuáles son los intereses reales que mueven al ente israelí y a sus partidarios para prevalecer a cualquier precio sobre la población nativa y ante sus enemigos  vecinales y claramente se puede resumir en un interés meramente inmobiliario.

Si alguien pensaba que podía haber algo peor que el gobierno ultraderechista de Netanyahu, solo hay que esperar lo que será con la incorporación de sus nuevos aliados de la más recalcitrante derecha sionista del partido Bayit Yehudi.  La incorporación de los extremistas al gobierno ya ha encendido las alarmas tanto dentro como fuera del estado.

Aunque muchos traten de impostar sorpresa por el giro a la ultraderecha del gobierno de Netanyahu, lo cierto es que Tel Aviv desde que se instaló en tierra de Palestina en 1948, ha pasado por encima de los nativos árabes como si de hormigas se tratara. Que la llegada del ultraderechista Avigdor Lieberman al gobierno de Netanyahu cause críticas en los círculos internos de la política del estado judío no es una noticia nueva.  La personalidad de éste político israelí es tan revulsiva para unos, como adorada para otros. Hay que partir de que para los israelíes de la derecha a la izquierda política, los palestinos son una molestia para conquistar sus fines que nada más ni nada menos, persiguen el adueñarse de sus tierras. 

El regreso de Lieberman no es una novedad ya que éste mafioso ultraderechista había sido parte del gobierno de Bibi hace unos años.  La única novedad en su regreso está en que ocupará nada menos que la cartera de defensa, un área que en manos de un fanático ultranacionalista predice más derramamiento de sangre palestina y la posibilidad de una guerra abierta en ciernes contra algún vecino árabe.

A pesar de que Netanyahu ha pasado por encima de quienes se han opuesto a continuar con las expropiaciones de territorios palestinos e incluso reprimiendo y encarcelando a manifestantes pacifistas israelíes que se oponen a ello, los viejos métodos de imponerse con la mano de hierro le ha traído muchos dolores de cabeza y muy mala prensa internacional. Intentando ablandar esa imagen de un régimen de “Apartheid” en pleno siglo XXI y hasta de un fascismo que muchos judíos honestos no dudan en denunciar, Tel Aviv ha recurrido a personajes como Moshe Kahlon  un sonriente ministro del partido Likud que a pesar de su llamativa sonrisa, tiene las mismas intensiones que Bibi  y sus secuaces (v. http://www.veteranstoday.com/2016/06/04/uri-avnery-the-day-of-the-rhinos/ )

Cuando se suele habla de Israel como “la democracia del Medio Oriente” que una parte de la intelectualidad occidental la ensalza como un ejemplo en la región, falta hacer una pequeña aclaración; es una democracia solo para judíos.  Más allá de las continuas discriminaciones que los sionistas y los ultraderechistas israelíes suelen explicitar verbalmente o más directamente con sus brutales acciones contra hombres, mujeres y niños palestinos,  existe en la política expansionista del estado judío un sentimiento de presumida “superioridad moral” que les da autorización a masacrar a cualquiera que amenace sus intereses a los cuales, disfrazan tras slogans como “derecho a la defensa y la subsistencia”, con discutibles interpretaciones de sus sagradas escrituras o acudiendo a las manipulaciones culposas sobre aquel holocausto durante la segunda guerra mundial.

Ante tantas barbaridades que se han venido acumulando a lo largo del tiempo, ha desatado focos de conciencia en algunos sectores de ésta sociedad que  se suelen identificar con sectores pacifistas y de la izquierda que han venido causando cortos circuitos que se han materializado en protestas internas que no han terminado bien. Pero si bien estas movilizaciones populares tengan un verdadero interés por la paz, no puede decirse lo mismo de la clase política.

Por medio de estas supuestas compulsas internas dentro de Israel, se trata de hacerle creer a una cada vez más ávida y descreída opinión pública mundial –especialmente la occidental- que hay matices dentro del ideario racista del sionismo que abogan por buscar la paz con algún grado de justicia con los palestinos. De este modo algunos señalan que los sionistas de la derecha son muy diferentes a los sionistas de la izquierda intelectual y viceversa. La historia de la existencia de éste ente demuestra que ello no es real. Si ha habido algunos raptos de conciencia por las calamidades que el gobierno israelí cometía y sigue cometiendo a costa y nombre de los judíos del mundo, en realidad son solo honrosas excepciones que se reducen a muy pocos individuos, tal el caso de Yitzac Rabin asesinado por un extremista judío  en 1996 por osar escuchar los reclamos palestinos.  Y es que si hubiera realmente alguna preocupación de una masa importante de israelíes sobre la situación de los árabes-palestinos, simplemente el estado de Israel sería internamente inviable.

Pero las acciones de Israel no se limitan a las fronteras de los territorios ocupados. Sus acciones encubiertas de diferente índole e intensidad han abarcado no solo a los países árabes vecinos (Yemen, Siria, Iraq, Dubai entre otros) sino incluso en varios países occidentales. Actualmente se ha visto como la inteligencia y unidades militares asisten a las bandas mercenarias que asolan Siria, sin mostrar el mínimo escrúpulo. 

Durante décadas las acciones criminales de sus servicios de inteligencia tanto civiles como militares, quedaban cubiertas por las dudas que otorga la actuación clandestina  y la tan conveniente ocultación de los medios masivos anglosajones que respondiendo a intereses y lealtades que financian sus corporaciones, trataron de mantener miles de muertes bajo la alfombra de la historia.

El actual escenario de inestabilidad que gravita en torno a Yemen, Siria e Iraq ha sido  la oportunidad de oro para Tel Aviv en reimpulsar con mayor vigor sus operaciones contra el eje de la resistencia “árabe-islámica” que no se limita solamente a la lucha armada sino que además cuenta con una extensa faceta política que tiene como principal representante político al Partido de Dios (Hesbolá) del Líbano. En el caso del Yemen hay que señalar que Israel colabora en forma ardua y de varias formas en dicho escenario  proveyendo todo tipo de apoyo a los esfuerzos sauditas por aniquilar a la oposición yemenita que encabezan los combatientes chiitas de la tribu Hutie. Uno de las principales asistencia ha sido la aérea que según informes de la ONU, han tenido como blancos sistemáticos a escuelas y hospitales (v. http://www.globalresearch.ca/u-n-blacklists-saudi-arabia-coalition-for-killing-children-in-yemen/5528905 ).

También ha sido comprobado como Tel Aviv ha estado actuando bajo cuerda con grupos como “Jabbat Al Nusra”  y otras agrupaciones que son asistidas por la CIA que además de tener vinculaciones con “Al Qaeda”, sirven para propósitos e intereses no árabes. Nada de ello tiene el menor cariz democrático y menos aún legal pero, se suele aún escuchar a los principales medios anglosajones y círculos intelectuales del sionismo  internacional  con gran cobertura mediática –muchos de ellos no judíos ni israelíes- que el “terrorismo islámico” es una amenaza global de la cual Irán es su promotor. Si no fuera por sus poderosos contactos que mantiene dentro del  Status Quo norteamericano que le posibilitan entre otras cosas, saltar por encime a las leyes internacionales, hace tiempo que Israel estaría atosigado por las sanciones. 

En Argentina el tema de Palestina por influencia de los poderosos intereses sionistas que existen en el país, trata de guardarse bajo la alfombra del olvido y los pocos argumentadores en pro de las bestiales políticas israelíes contra la población árabe-palestina son tan obvios en su exudar un auténtico antisemitismo –dado que los árabes son semitas- que son aconsejados para que no se traben en entuertos públicos que embarran más a la posición de Israel.  Otros desde sus posiciones religiosas y que casualmente han encontrado cobijo en cargos públicos en el actual gobierno, tratan de desviar la atención y encubrir su adhesión al sionismo alegando que “aquel tema está muy lejos” pero a su vez –y contradictoriamente- levantando sus voces críticas  cuando Argentina reconoció el derecho del pueblo palestino a su estado independiente. Solo algunos intelectuales honestos y estudiosos del complejo geopolítico del Medio Oriente –entre ellos Pedro Brieger- han tratado el tema con la altura y con la mayor enjundia sin posicionarse en un panfleterismo parcial.

Con estos precedentes y desde una mirada en retrospectiva veremos que Israel lejos ha estado de buscar la paz con el pueblo palestino al cual últimamente algunos intelectuales, se han atrevido a cuestionar su existencia. Tal vez por estas continuas idas y venidas en las que Tel Aviv juega al gato y al ratón con los representantes de la débil ANP, ha llevado a una idea que parece desagradar bastante al círculo de los sionistas más recalcitrantes.  Se trata de la iniciativa propuesta por el gobierno francés –al cual hay que señalar como un notable  pro-Israel-   de que funcionarios de terceros países, lleven adelante en París las discusiones para el arribo a una paz duradera entre israelíes y palestinos.  Ahora bien ¿Por qué a Tel Aviv le desagrada tanto la idea? Pues la respuesta es muy clara. Se trata de que mientras ha mantenido las conversaciones directas y cerradas con la ANP, Tel Aviv ha podido manipular las mismas a gusto y cuando llegaban a intersticios que no parecían culminar en beneficio a las posiciones de Israel, simplemente ellos pateaban el tablero y ahí acababa todo.  

Para ser breve y mientras la región se desangra por la proliferación de grupos de mercenarios que curiosamente solo atacan a los árabes, lo que Israel sigue haciendo  y aprovechando estas convenientes circunstancias es hacer valer más que nunca la política de la “zanahoria y el garrote, una práctica que revela que tan democrático es el proceder de sus políticas de estado ocupante.




viernes, 3 de junio de 2016

EN LA MIRA




“EL REGRESO AL SUDESTE  ASIÁTICO”

Cómo la retirada de EEUU del Medio Oriente está demostrando un progresivo cambio de su geopolítica más orientada al sudeste asiático




Por Charles H. Slim
Hace cincuenta y cinco años atrás, los Estados Unidos llevaron al sureste de Asia bajo la excusa de la democracia y el peligro del Comunismo,  una de las guerras más espantosas del siglo XX, en la cual se realizaron todo tipo de masacres y se utilizaron las más letales armas que los americanos tenían en sus costosos arsenales.  Pese  a la desastrosa experiencia de Corea, los norteamericanos insistieron en sus intensiones de imponer sus reglas en la región.  Fue por allá en los finales de la segunda guerra mundial cuando Japón perdió el control de la Indochina,  paso a ser reocupada por los colonialistas franceses quienes a la vista y vivencia de los pobladores de esa región, no representaron ninguna diferencia con los imperialistas nipones.

Triunfantes en el tren de los aliados, Francia no perdió el tiempo y trató de recobrar sus joyas en Asia y África, volviendo a las políticas de su acostumbrado colonialismo pero, esta vez mucho más condicionados por la erección de Naciones Unidas y del emerger de un poder imperial que les limitaría sus agendas liderado por los EEUU que se convertiría en el líder de lo que ellos mismos se autodenominaron como “el mundo libre”.  En ese marco y con la influyente presencia china y británica en Saigón, los franceses desembarcaron en la que llamaban Indochina pero que más tarde conoceríamos como Vietnam, tratando de reconquistar  sus dominios, especialmente  al norte que se había plegado a un gobierno de signo comunista que liderado por el cerebro de la resistencia durante la guerra mundial Ho Chi Min, estaba claramente apoyado por Pekín.

Para ser breves, tras sus infructuosos esfuerzos los franceses deberían salir humillados para entender que no tenían cabida en aquel lugar tras la derrota de 1956 en Die Dien Fu en la cual, se causó grandes bajas y la pérdida material de importancia para la potencia colonial en decadencia.  Por su parte la fuerza del “Vietmin” debió pagar un alto precio por esta victoria doblando el número de bajas francesas y sus heridos. 

 Tan pronto finalizó esta lucha y tras los acuerdos de Ginebra Vietnam se dividió en una parte norte con capital en Hanoi bajo el control del Partido Comunista Vietnamita (VietCom) y el sur, con capital en Saigón bajo el control del emperador Bao Dai quien estaba respaldado desde las sombras por Washington. 

Precisamente por estas influencias políticas que oficiaba el Departamento de Estado y que operaba la flamante CIA en el terreno, lograron colocar en el poder a un autócrata llamado Ngo Dinh Diem quien –y bajo el consejo de Washington- rechazó los acuerdos de paz con lo cual dio rienda suelta a una campaña de represión y persecución de los sectores opositores –especialmente al Comunismo local- que llevó a un deterioro paulatino de la situación político y social interna de  la región.  Sin dudas, es el antecedente de las intervenciones unilaterales con la aplicación de los llamados “programas para la democracia” que causarían nada menos que “diez mil días de guerra” con un saldo de más de dos millones de muertos, un millón de lisiados y centenares de miles de heridos.

Luego de unas cuantas décadas de olvido y tras haber se concentrado en el Medio Oriente durante las dos últimas décadas, Washington y sus aliados de la OTAN vuelven a la carga con planes de poner sus pies en el sureste asiático tratando seguramente de contener al avance chino y controlar más de cerca al impredecible gobierno de Corea del Norte que al día de hoy es uno de los países que tiene capacidad lanzar misiles nucleares.  Igualmente Washington nunca se quedó quieto y uno de sus principales objetivos durante la última década ha sido tratar de meterse al bolsillo a la India para usarla como colchón contra  la influencia de China. Una de las formas ha venido siendo mediante la asistencia para paliar la sequía más importante que azota a la región y para lo cual EEUU se ha ofrecido gentilmente a prestar auxilio.

Mientras tejen sus redes en esta parte de la región, Washington y sus socios se hallan en un interminable Stand By en Afganistán donde las noticias malas no paran de llegar.

Por otra parte, no olvidemos que en los tres últimos años, la OTAN ha venido incrementando su presión sobre las fronteras rusas incluso, interviniendo clandestinamente en los procesos políticos de los países vecinos que como fue con el golpe de estado gestado en Ucrania del 2014 que coloco a un gobierno pro-occidental, pretendió acceder a su territorio para instalar una base en la puerta trasera de Rusia.

Como siempre, los argumentos principales para esto son los “derechos humanos”, la “democracia” y los peligros de la “proliferación nuclear” pero hoy todos saben muy bien que esas son solo monsergas para los medios y nada más.  El interés se centra en tratar de desalentar el impulso de una bolsa petrolera rusa con sede en San Petersburgo desarticular  y también la prometida bolsa china de Shangai que amenazan la supremacía del dólar en mercado del crudo, teniendo como blanco más importante  al BRICS que se ha convertido en una amenaza comercial real para los negocios del eje Washington-Londres y la UE que podría reducirse a los intereses del  G-7.  

Fue de ese modo que Obama al firmar en 2015 el acuerdo del TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica)  que incluso abarca a Chile, tratara de boicotear  la expansión de la floreciente economía china que puede extenderse por América Latina gracias al BRICS.  Sin dudas que ante el incremento de estas amenazas,  fue que Rusia y China firmaron  acuerdos de cooperación comercial y un  acuerdo de seguridad  que comenzó a tener vigencia en mayo del 2015 y que abarca desde la seguridad aeroespacial, la terrestre hasta la de los mares que bañan a ambas naciones lo que ha perjudicado notablemente las operaciones navales de la OTAN.

En el caso del sudeste de Asia las excusas no cambian y los métodos tampoco. Como táctica recurrente para desarrollar estas planificaciones, se centran en ir desde lo pequeño hasta lo más grande; en este caso, centrarse en las situaciones político-sociales de pequeños países como Myanmar, Brunei, Camboya, Timor Oriental  Malasia y Laos, donde Washington hace esfuerzos  para ingresar –especialmente por medio de ONGs- y desde el campo de la cultura, las finanzas, el comercio y la política, busca ingenierizar una corriente contraria a la influencia regional de China Popular. 

La mecánica se orienta a cortar en pequeños pedacitos a la región y tratando de manipular a las corrientes étnicas de cada uno de estos pequeños estados, seccionar  lo más posible la lealtad nacional que aglutina a sus habitantes y de ese modo, comprarse las lealtades de esas minorías que, una vez cooptados, pasaran a ser sus aliados dentro de toda la región. Se trata de la misma dinámica empleada en el Medio Oriente en donde podemos ver como recurrentemente desde comienzos de 1991, se hizo incapie en abordar a las minorías dentro del mundo árabe-islámico, para que, mediante influencias políticas operadas por Washington e Israel, grupos como los Kurdos, los chiitas y últimamente a los cristianos acepten voluntariamente separarse de la comunidad inter étnica que antes de su intervención los congregaba. En aquellas jornadas, el interés por el petróleo y el posicionamiento geopolítico de EEUU dentro de la región  movilizó la guerra de 1991 y terminó con la invasión de Iraq en 2003.  Tras ello, EEUU logró acaparar el acceso al petróleo y establecer estratégicas bases militares y de inteligencia cercanas a Irán pero también, cercanas a Rusia. 

Apenas unos días atrás, Obama realizó una gira al Lejano Oriente teniendo como principales escalas a Japón y Vietnam a éste último, levantándole el embargo de armas estadounidenses que tenía desde hace décadas evidentemente con la intensión de ganarse el apoyo de Hanoi que mantiene disputas marítimas con el gigante chino, pero también para que abandone su cooperación técnico-militar que mantiene con Rusia  y sin lugar a dudas que además se vea tentado a adherir al TPP.


Hoy, mientras una parte de la flota de la OTAN maniobra provocadoramente en aguas del Mar Meridional de China y realiza ejercicios navales que claramente se orientan a que China los vea (mientras toma cartas en el asunto), las maniobras de gestación de fisuras en las comunidades del sudeste mediante las conocidas ONG que con la fachada de ayudas sin fines de lucro o con la máscara de la ayuda humanitaria o incluso la llegada de inversiones, siguen su curso buscando instalar doctrinas que en apariencias no parecen tener finalidades políticas y menos aún pro-estadounidenses, van llevando a los habitantes que aceptan estas “ayudas” a que poco a poco terminen agradeciendo a Washington y sus amigos de occidente por cosas que ya les estaba proveyendo su propio estado nada más que con otro color. 

miércoles, 1 de junio de 2016

EN LA MIRA

“GOLPE QUIRÚRJICO EN BRASIL”
Cómo la posible destitución de Dilma Roussef puede achacase al éxito de un golpe blando



Por Javier B. Dal


El pasad viernes 13 de mayo, Dilma Rousseff  hasta ese momento era la presidente de la República Federativa del Brasil. En unas horas el Congreso de ese país, reunido en pleno resolvió su juicio político por supuestos actos de corrupción, algo de lo cual para muchos  brasileños no solo es inverosímil sino incluso, es una total mentira. Aunque pareciera obra de la casualidad, cada uno de los gobiernos “progresistas” –obviamente cada uno con sus propios matices- que se habían venido resistiendo a las interferencias de Washington y de sus aliados, han venido cayendo como en una escalera de dominó que a su vez, revela una causa y al acto que la ha creado.

En el pasado siglo, en las décadas de los 50s, 60s y 70s los golpes de estado eran gestados por agencias occidentales como la CIA, el MI-6  y sus colegas militares del Pentágono, quienes cumpliendo con planes que se habían diseñado en las grandes cocinas de la política en Washington dirigidas por hombres como Zbigniew Brzezinski y Henry Kissinger, que además de ser fervientes sionistas, lograron engatusar a los sectores opositores en los países objetivos para que hicieran el trabajo sucio que ellos dirigirían desde las sombras.

Pero desde los noventas las tácticas han cambiado y Washington ha variado sus recetas para imponerse en la región, salvo claro algunas excepciones (ej. Granada 1982 y Panamá 1989). Cuando los gobiernos militares que ellos mismos promovieron e instalaron dejaron de servir, crearon las condiciones para que se restablecieran los procesos electorales obviamente, tutelados por una ideología económica y política conocida como el “neoliberalismo”.  Los gobiernos que surgieron de estas amañadas situaciones históricas, se fueron deteriorando a tal grado, que las clases políticas que se cebaron de las estructuras nacidas al amparo de supuestas democracias, se volvieron ricos de la noche a la mañana creyéndose que eran los dueños de los derechos de los ciudadanos.

Los noventas fueron la década de los monigotes neoliberales más estridentes;  personajes que como Menem, Collor de Mello o Fujimori,  fueron arrimados al poder para establecer un bloque neoliberal en la región que compartiera y adhiriera a las directivas de Washington y a su vez, asegurar el dócil cumplimiento de los pagos y los planes financieros del FMI y el Banco Mundial.  Fueron jornadas de entrega total del patrimonio nacional mediante privatizaciones tan discutidas como poco transparentes; sectores estratégicos como la exploración y explotación de los recursos energéticos (Gas, Carbón y Petróleo), servicios públicos e incluso la defensa fueron privatizados bajo las excusas de que serían más rentables.

El fracaso de esas jornadas no tardó en verse antes de que terminara la década y la mayoría de estos “administradores” demostraron que además de la subalternidad hacia los intereses de los organismos financieros, eran terriblemente corruptos lo que llevo al hartazgo de los  pueblos por lo cual varios de ellos terminaron yéndose prácticamente por la ventana del baño.

Parecía que esos años habían sido lo suficientemente aleccionadores como para que los pueblos no repitieran los mismos errores en los que habían incurrido en los noventas.  Tras el escándalo que ha rodeado el pedido de Impeachment de la presidente brasileña Dilma Rousseff, muchos han señalado una autoría intelectual foránea detrás de todo esto, llevando a que el vice Michel Temer ocupe transitoriamente el poder hasta tanto se resuelva la situación de la suspendida mandataria.

De este modo el presidente del PMBD ha dado rienda suelta a las medidas de privatización de casi todas las áreas sensibles de la industria nacional y de los principales centros de generación de energía del Brasil. Para muchos esto ha ido demasiado rápido para un vice transitorio; para otros, ésta celeridad es algo muy conveniente que lograra estabilizar el déficit financiero que afecta a la nación carioca. Pero más allá de esto, al parecer la celada contra Rousseff  y su gobierno trata de tapar una red más grande y sucia que involucra a muchos de los que señalan con el dedo acusador en el Congreso.

Tal como lo habíamos señalado antes, Dilma Rousseff no es una carmelita descalza ni nada por el estilo, pero están surgiendo indicios de que, entre otras cuestiones, habría sido  desplazada por sus molestas investigaciones sobre los desmanejos en el caso denominado “Lava Jatos” , en las cuales el ministro de Planificación Romero Jucá aparecería estableciendo contactos indiscretos con  diplomáticos norteamericanos y brasileños. Esto surgió tras la publicación de unos audios que tras ser ventilados no tardaron en causar revuelo y controversias entre los brasileños.

Desde el inicio se sospecho que el juicio político impulsado contra Rousseff era más bien una maniobra de “Golpe blando” que, hay que señalar, fue ingenierizado por el filosofo y político estadounidenses Gene Sharp a mediados de la década de los noventas en los y adoptado por los laboratorios de la inteligencia estadounidense  y que se viene ensayando desde el primer día que se comenzaron a erigir los primeros gobiernos de carácter progresistas en la región, siendo el primero en experimentarlo el gobierno de Hugo César Chávez en Venezuela allá por abril del 2002, con éxito contra  el gobierno de Manuel Zelaya de Honduras en 2007, el impulsado y fracasado contra Evo Morales en Bolivia en 2008, contra el gobierno de Correa de Ecuador en 2010 y que también fracaso,  contra el gobierno de Lugo en Paraguay en 2012 que fue exitoso, demostrando que a partir de ahora, la información y en especial la de carácter reservada y sensible para cada gobierno, además de estar al descubierto para esos ojos indiscretos, podía ser utilizada en cualquier momento contra ellos mismos.

Obviamente no deben quedar dudas sobre la injerencia que organizaciones como el G-7 tienen en estas maniobras para alterar la institucionalidad de países y bloques que puedan amenazar a sus negocios. Por si acaso a usted no le ha quedado claro, desde hace una década el G-7 ha venido siendo el foro de países selectos donde se decide a quien le irá bien y a quien mal, especialmente desde el 2013 cuando Vladimir Putin volvió a comandar la Federación rusa que entre otras políticas corrosivas para sus intereses, ha impulsado contra viento y marea el desarrollo del BRICS, en el cual Brasil es un socio vital para la extensión del bloque en todo Latinoamérica.  

La nueva modalidad de golpe, reviste sobre la base del espionaje puro y duro, usando los datos sensibles que son extraídos por la interceptación de comunicaciones privadas para muchas veces manipulados y lanzarlos al conocimiento público buscando como principal efecto, la indignación de las masas populares de un país. Como se puede ver lo que se busca es manipular las emociones y las reacciones del colectivo de una nación usando como principal elementos de estos planes, temas muchas veces irrelevantes que sirvan para desviar la atención de las políticas centrales, usando a los medios masivos de difusión como hilo conductor de estas operaciones para desgastar la adhesión popular del gobierno atacado.

Hay en este tipo de operaciones mucho de  vileza y obviamente, el atropello claro de los derechos que hacen a la intimidad de las personas, de la confidencialidad de sus correspondencias sean estas postales, telemáticas o digitales, sean de particulares o del mismo presidente. No es posible aceptar como algo normal que una agencia extranjera se entrometa gratuitamente en el sistema de un país soberano para escuchar y grabar a sus habitantes cuando nadie les dio la autorización para ello, por más poderosa que sea. Esto quedó comprobado cuando allá por el 2013, un informe filtrado por el ex agente de la NSA Eduard Snowden reveló que en la misma capital de Brasil había hasta unas 16 bases de espionaje regenteadas por la NSA y sus colegas de la CIA, enfocadas a la tarea de “recopilación de Información”.  Es sin lugar a dudas que por medio de estos escudriñamientos indebidos  se logro obtener el material para fabricar una causa contra Rousseff. Pero lo peor de todo, es que ella misma sabiéndolo no quiera reconocer aquel involucramiento.

A pesar del éxito en la promoción del “Impeachment”, en la región pocos son los gobiernos que se han atrevido a señalar una maniobra como la denunciada y como es el caso de Evo Morales desde Bolivia ha expresado su “indignidad” ante el atentado contra la democracia y la estabilidad económica del Brasil que de caer en manos de los tecnócratas del renovado neoliberalismo del siglo XXI, sumirán a toda la región bajo el ya conocido eje anglosajón Washington-Londres y la UE.


Tal como lo señalan varios analistas independientes, la maniobra  es parte de una estrategia (de entre las variadas –v. http://www.voltairenet.org/article191966.html ) que tiene objetivos velados y que buscan destruir la estructura del bloque BRICS en la cual, Brasil es uno de los miembros estratégicos para los intereses de Rusia y China especialmente ya que, el país carioca es una de las potencias comerciales e industriales del Cono sur.  Con Michel Temer en el poder, es muy seguro que llegue a disolver sus vínculos con el bloque lo que sin dudas será aplaudido por Wall Street y el Departamento de Estado y del Tesoro de los EEUU.