viernes, 10 de junio de 2016

EN DEBATE



“ARGENTINA: ¿CUÁL ES SU POSTURA ANTE EL TERRORISMO S.A.?”

 Cuál es la agenda del gobierno de Mauricio Macri en uno de los temas más importantes y peligrosos para la nación



Por Pepe Beru y Charles H. Slim
Aunque la respuesta pareciera obvia, la pregunta del título de nuestro artículo es más difícil de responder de lo que usted piensa.  Seguramente y con mucho acierto dirá que el gobierno argentino comprometido con la paz y en cumplimiento de las obligaciones que surgen de la Carta orgánica de Naciones Unidas y Blablabla, condena y se opone a que la violencia del terrorismo avance a costa de las vidas miles de inocentes etcetcetc. Ahora bien. Usted con mucha razón puede preguntarse ¿Qué quiere decir todo ese palabrerío; nuestro gobierno condena al terrorismo como una entelequia fantasmagórica a la cual se le ha puesto el mote de “islámica” sin ahondar en quienes realmente están promoviendo esta táctica? 

Sin lugar a dudas, el tema le queda muy grande a la clase política de un país como Argentina que pese a jactarse de haber pasado por una etapa negra como fue el “terrorismo de estado” (entre 1976-1983), solo ha servido de muletilla a su clase política para victimizarse cuando ven peligrar sus intereses. Es algo demasiado peligroso para abordarlo y  a la vista de los que se arrogan alguna representatividad parecen muy poco dispuestos a implicarse para echar luz y buscar frenar estas nuevas variantes de un terrorismo que bien podríamos llamar “franquiciado”.

Aquí dejaremos de lado los conceptos meramente políticos e ideológicos que los diferentes autores pretenden imponer ya que estamos viendo faz operativa.

El principal problema radica en que las fuentes que informan sobre “el terrorismo”, son las que  abrevan de y solo de  fuentes occidentales; más precisamente de las estadounidenses y sus colegas israelíes auto-declarados como “expertos” en la materia. Tan conocedoras de esta “táctica sucia” y que es verdad había sido explotada por los grupos insurgentes árabes durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, los cierto es que tanto el “Mossad” como sus colegas de la “CIA” la incorporaron a sus arsenales como un arma más para concretar los objetivos de sus gobiernos.  

Más allá de que aquellas agencias pueden ser harto criticadas por las complicidades puestas en evidencia en lo que ha venido comprobando contra Iraq, Siria y lo visto en Yemen, se dejan de lado –y en forma claramente deliberada- a las fuentes mejor informadas y con experiencia real en el campo de batalla como lo señalan algunos periodistas de investigación, que son las árabes,  que han venido experimentando en carne propia estas siniestras operaciones  (v.  http://www.voltairenet.org/article192151.html ).

A la altura de las circunstancias la no consideración de las fuentes árabes como proveedoras de conocimiento de cómo se estructura, financia y opera ese “terrorismo”, se hace evidente que persiste una clara discriminación que es histórica en aquellos sectores occidentales que menosprecian al mundo árabe-islámico, pero además,  acompañada de una evidente arbitrariedad maliciosa que busca mantener en el relato la versión de que el fenómeno implica únicamente a elementos y organizaciones mentadas por cerebros  árabes e islámicos, es decir, existen intereses en perpetuar la versión de que cada hecho que ocurre “debe ser autoría de los musulmanes”.  Baste señalar que esto último implica una clara falacia y que si bien los medios masivos occidentales han venido haciendo lo imposible por sostener el relato de “Al Qaeda” como el “gran mal” o el precursor del terrorismo islámico de los últimos quince años, desde las revueltas fomentadas en el norte de África en 2010 todo eso se derrumbó ante la mirada impávida de investigadores que pudieron comprobar que todo aquello era un enmarañado embuste.

Desde unas décadas antes, era recurrente oír a lo “especialistas” –obviamente occidentales- decir que agrupaciones como la OLP, luego el HAMAS en Palestina  y el ”Hesbolá” libanés eran el ejemplo de terrorismo sin contextualizar donde operaban y cuáles eran  y siguen siendo sus causas. Pero sucedió que éstas tácticas fueron adoptadas por las agencias como las israelíes quienes  tienen los más antiguos precedentes en el ejercicio del terrorismo moderno desde mediados de los años cuarentas ( Haganá, Pandilla Stern y Palmach).

Precisamente tras el incidente de las Olimpiadas de Munich en 1972,  donde el grupo palestino “Septiembre Negro” asesino a varios atletas israelíes, Golda Meir ordenó al Mossad su propia campaña de terror que incluyó entre sus métodos, el  asesinato, atentados con bomba y accidentes simulados, como venganza por aquel acto.  Otros de los precedentes del fomento de organizaciones extremistas, fue sin dudas el llevado a cabo dentro de los territorios ocupados, que surgió en 1967 con el apoyo clandestino del Mossad a los islamistas palestinos  que  tras formar la “Jihad Islámica”,  sirvió de obstáculo al nacionalismo militante que encabezaba Yasser Arafat.  

A la par de esto y mientras a finales de la década de los setentas se señalaba con el dedo a los árabes como los únicos ejecutores del terrorismo, Washington por intermedio de la CIA ya estaba trabajando en la creación de lo que a comienzos de la década de los ochentas se conocería como el programa “Al Qaeda” (The Base), que se implantaría en Afganistán para crear obstáculos a la presencia soviética.  Fue allí donde el entonces Consejero de seguridad de Carter, Zbigniew Brzezinski viajó a ese país en 1979 para establecer contacto con quien dirigiría a los “Muyahidines” que entrenaban los asesores de la “Agencia”, que era nada más ni nada menos que el mismo Osama Bin Ladem un agente saudita en la nómina.

Entre tanto en Centro América sumida en los tironeos de la guerra fría, los talentos de aquellas agencias gubernamentales fueron volcados para asesorar y entrenar a los bestiales cuerpos de seguridad de los dictadores militares de Honduras, El Salvador y Guatemala que entre otras novedades, pusieron en ejecución los llamados “escuadrones de la muerte” que se cobraron miles de vidas inocentes.  Esta parte de la historia fue muy retaceada por los continuos gobiernos argentinos –sin diferencias entre militares y civiles- que prefirieron tomar la versión “oficial” de lo que los medios angloestadounidenses suelen ventilar como “información seria”.

Con lo que se ha venido viendo desde el 11 de septiembre del 2001 hasta aquí, esas posturas ya no se sostienen.  Desde las incongruencias advertidas de este evento por investigadores independientes pasando por las mentiras que fundaron la invasión a Iraq en 2003 admitidas por el mismo presidente George Bush y Cía, hasta el embuste político y propagandístico que artificiosamente los medios anglosajones llamaron Primavera Árabe por el 2010 y que terminaron mostrando sus reales propósitos en Siria, advertimos que todo ha sido una vil mentira.

Se puede ver como aquel terrorismo de grupos aislados de tipo celular y con financiamiento limitado, paso a ser cooptado por las agencias de inteligencia y manipulado a voluntad. Y no solamente por las ventajas políticas que ofrece esta táctica, sino también por el fabuloso negocio que viene detrás de él.

Pero para quienes aún siguen sosteniendo alguna duda sobre lo que planteamos en cuanto a los verdaderos impulsores de la nueva ola de terror que, bajo la máscara de la franquicia “ISIS” pretenden desde el 2014 establecer una relación  al “Islam”, le invitamos a que razonen las siguientes situaciones que se han venido dando tanto en Siria, como en otros países árabes que ocupan la región.  Primero que todo, cuando se produjo el ataque del 11/S  inmediatamente, se le puso una cara y nombre al presunto responsable de aquel hecho. Cuando las preguntas comenzaron arreciar y las investigaciones de sujetos independientes comenzaron a poner en duda la versión oficial del gobierno, primero se saco de los medios al tan nombrado Bin Ladem y cuando las preguntas eran imposibles de responder por La Casa Blanca, en mayo del 2010 “se orquestó una supuesta operación para asesinarle y lanzar su cuerpo al mar”.

Lo mismo ocurriría con otro supuesto líder de otro de los embustes fabricados por la CIA y la inteligencia militar estadounidense en Iraq, el jordano “Abu Musab Al Zarqawi que los medios anglosajones bautizaron como el líder de “Al Qaeda-Iraq” que en realidad era un programa de contrainsurgencia creado e insertado por el ex general David Howell Petreaus allá por el 2004 como una manera de frenar la resistencia armada iraquí que había sobrepasado las expectativas de los analistas del Pentágono. Los principales objetivos de estas células integradas por extremistas y asesinos profesionales reclutados por la CIA para operar en Iraq, radicaba en crear la confusión entre los grupos de la resistencia que además de crear la desconfianza entre la población, buscar distanciar a los sectores chiitas de los sunitas, estos últimos los más organizados y con grandes caudales de apoyo material y simpatía popular.  Entre algunas de las “hazañas” de estos criminales, estuvieron las famosas decapitaciones de extranjeros que jamás tocaron a un solo soldado o marine estadounidense. Algunos de estos rehenes habían sido ejecutados dentro de la cárcel de Abu-Graib bajo el control norteamericano por lo cual, las preguntas comenzaron a fluir por doquier y el silencio reinó en Washington.

Estábamos siendo testigos de un terrorismo como arma de manipulación y desinformación,  una mezcla que con el terror que implica su práctica, servía para crear una circunstancialidad acorde a los intereses de los invasores y que era “que los iraquíes eran terroristas y que EEUU hacía bien estar allí”.

Pese al daño causado mediante sangrientas operaciones que impostaban como ejecutadas por la resistencia, el grueso de la población iraquí indistintamente de ser sunitas, chiitas, cristianos o kurdos, sabían que ello no era así. Incluso estaban al tanto que “Al Qaeda-Iraq” como el tan mencionado especialmente por medios como la CNN, FOXNEWS y otros del fantasma Zarqawi, no eran parte de la resistencia que se movía en la clandestinidad.  Cuando ésta franquicia falló en los propósitos y comenzó a ser vista como una sospechosa entelequia que respondía más a EEUU que los iraquíes que buscaban sacudirse a los invasores y justamente en medio de una creciente oposición a la guerra dentro de EEUU, en mayo del 2006 un avión lanzó un misil sobre una vivienda en la localidad de Baqba matando entre otras personas al “famoso Al Zarqawi” lo que además de dar un gran golpe de efecto mediático, respaldo muy convenientemente la impopular administración de Bush.  Nunca pudieron explicar cómo sabían con tanta precisión el paradero del “supuestamente” más importante líder de aquel embuste denominado como “La Base”.  La realidad era, que tanto la CIA como el Pentágono supieron siempre donde podían hallarlo.

Aquel hecho represento el fin de la operatividad de esa supuesta célula iraquí de “Al Qaeda” que curiosamente además de no atacar a los invasores, no tenía componentes iraquíes. Al mismo tiempo pero en el sur, se pudieron comprobar que varios supuestos ataques con coches bomba contra mercados y edificios de organizaciones chiitas, que públicamente se le achacaba a la resistencia sunita de “Saddam”,  estaban montadas por la inteligencia militar británica e incluso, tras fallar en colocar un camión con una tonelada y media de explosivos en medio de una poblada barriada de Basora, al ser advertidos por los transeúntes, dos hombres que bajaron de ese camión pretendiendo escapar para detonarlo a distancia, tras aprehenderlos descubrieron bajo sus “Kufiyyas” los rostros de dos hombres blancos caucásicos, dos ingleses que pretendían hacerse pasar por árabes.

El hecho fue tan revelador como escandaloso. En aquella oportunidad esos dos agentes de la inteligencia británica fueron detenidos por las fuerzas policiales colaboracionistas y trasladados al cuartel de inteligencia de Basora para  interrogarlos. No pasaron un par de horas  cuando una brigada mecanizada de los “Royal Marines” tomo por asalto el edificio para rescatar a sus dos hombres y antes de irse, destruir los archivos iraquíes.  Pese al intento, ese episodio dejo a las claras de que los invasores eran la tercera pata en la guerra sucia que se estaba desarrollando.  

Fue precisamente en Iraq como en Afganistán donde la combinación entre “contratistas civiles” –mercenarios de empresas privadas- , fuerzas especiales y grupos organizados por la CIA –y agencias aliadas- fructificaron y ensayaron a costa de la vida de los pobladores, el mejoramiento de sus tácticas para que, hoy en Siria e Iraq bajo los ropajes de “Al Nusra” y el “Daesh”  sus acciones encubiertas imposten una creíble autoría islámica.

Tras concretar la invasión de Libia en 2011 se pudo ver como a espaldas del conocimiento público “Al Qaeda” hizo pie y con el apoyo de la OTAN, logro despedazar al país creando zonas libres para creación de bases de entrenamiento de mercenarios que bajo asesoramiento de elementos británicos y franceses  saldrían más tarde hacia Siria para tratar de derrocar el gobierno de Bashar Al Assad. Cuando fracasaron pusieron en marcha el despliegue del “Daesh”  que ya se estaba entrenando en campamentos regenteados por elementos norteamericanos en el desierto entre Jordania e Iraq. Obviamente todo estaba bien planificado.

En menos de dos años, en los medios se comenzó a hablar del “Jihadismo” como “libertadores” para destituir al tirano Assad  y tratar de cubrir la podredumbre que se ocultaba detrás de todo ello. Recordemos que apenas unos meses atrás, desde el Líbano el Jeque Hassan Nasrala (Líder de Hesbolá) denunció los planes sauditas de extender el financiamiento de esta mecánica en Latinoamérica.

En últimos informes provenientes de Siria se han revelado las descaradas incursiones de comandos y acciones aéreas de aviones israelíes para bombardear blancos en su territorio. Pero además y lo más chocante fue el  descubrimiento de operaciones de comandos israelíes para rescatar a miembros de “Jabbat Al Nusra” que se hallaban rodeados en Alepo y Quneitra, grupo ligado a “Al Qaeda” y aliado a la franquicia del “ISIS”. A todo ello, las ayudas logísticas y de provisión de armas por parte de aviones estadounidenses y británicos a favor del “ISIS” en Iraq han dejado sin base de sustentación la tan mentada por Washington “guerra contra el terrorismo”. En medio de todo esto, el gobierno argentino ignorante de la situación geopolítica actual y sin muestras de tener una política propia, parece coquetear con Washington y Tel Aviv sin tomar conciencia de cuáles pueden ser las consecuencias que se traen bajo el pocho estos oscuros pretendientes.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario