sábado, 17 de octubre de 2015

VETERANOS DE AYER


“AQUEL EXTRAÑO GOLPE MORTAL EN DAHARAN”


La versión de lo que realmente puedo ocurrir encubierta por la censura militar de entonces


Por. Charles H. Slim

No importa que hayan pasado 25 años de la llamada guerra del Golfo Pérsico; en una mirada retrospectiva, siguen habiendo varios hechos que en su momento carecieron de una explicación creíble. Uno de ellos fue el ocurrido el 25 de febrero de 1991 con  la caída de un supuesto misil “SS-Scud”  en medio del Cuartel General estadounidense en “Darahan”, Arabia Saudita.  Las investigaciones oficiales encargadas por el Pentágono alegaron que se trato en un fallo en el software del sistema antimisiles “Patriot” que no pudo interceptarlo, pero nunca quisieron develar cómo un misil que presumiblemente no tenía guía, pudo haber impactado con tanta precisión en el centro desde donde se dirigían parte de las operaciones estratégicas.

Una de las características salientes de este conflicto radico en la preponderancia y hasta la exagerada confiablidad que se puso en la electrónica, como factor determinante para golpear al enemigo. Quien puede olvidarse cuando por la CNN se podían ver los misiles “Hell-fire” llegado a un blanco en Bagdad o sobre un tanque en Kuwait. Los generales sentados en sus refrigeradas salas de sus comandos en Arabia Saudita entre risas y café, celebraban los exitosos golpes contra la maquinaria de Saddam pero, pronto comenzaron a ver que había ciertos imponderables que no se habían previsto. Uno de estos era que, los ojos electrónicos de las cabezas de los misiles no sabían distinguir entre un verdadero tanque T-55 o una maqueta de goma que poblaron varios frentes falsos entre Kuwait e Iraq.

Igualmente y con la seguridad de que esos bochornosos episodios no serían ventilados por la cadena de Peter Arnet –titular de la CNN- , especialmente comprado por el Departamento de Estado para difundir un producto refinado para el consumo de la opinión pública estadounidense que además de mostrarles superioridad, no  evidenciaba bajas inocentes. También era un mensaje  para los que buscaran desafiar a los EEUU en su meteórico ascenso como única potencia hegemónica mundial,  diciéndoles algo así como que sus armas eran infalibles y no habría rival para ellos.

Tal como habíamos visto en una publicación anterior (v. VETERANOS DE AYER : LA PELIGROSA TAREA  DE LOS HELICOPTEROS EN EL TOK 1991) la guerra psicológica desarrollada por el pentágono a través de la CNN, pudo tapar varias realidades que no convenían a los intereses políticos y geoestratégicos de Washington. De haberse sabido que un misil supuestamente “inteligente” de varios millones de dólares era burlado por una maqueta o un viejo camión disfrazado como un sistema “Roland”, hubiera costado cuando menos, el puesto del jefe de contrainteligencia del CENTCOM y el despido de todos sus subordinados.

Y aunque estos hechos fueron reportados y evaluados por los analistas militares y de inteligencia, lejos estuvieron de arreglarlo y siguieron recomendando a la “pata electrónica”, como la mejor herramienta de reconocimiento de blancos y el futuro en las guerras que vendrían en adelante.

Este enamoramiento con la guerra electrónica alcanzó a la inteligencia, que con dispositivos novedosos, sensores y visores infra rojos y los ojos vigilantes de los aviones AWACS y satélites del NORAD,  se dejaron de lado a los viejos métodos del espionaje humano. Los jóvenes oficiales de inteligencia militar a cargo del MARCENT, claramente ebrios de soberbia no respetaban la historia de sus predecesores  y en algunas oportunidades solían comentar, “que a esos generales que siguen pensando en patrullas de reconocimiento habría que mandarlos a un museo”.

Era cierto que este factor, fue preponderante para que los estadounidenses y la Coalición aliada que les acompaño en la aventura, sacaran algo de ventaja sobre los iraquíes, aunque estos también tenían sus propios métodos y “dispositivos” bajo la manga.  De esta manera los aviones  estadounidenses y estaciones de poder montadas en Arabia saudita,  Jordania, Turquía  y tal vez en Omán, triangularon una red electrónica de interferencia y corte de las comunicaciones de todo Kuwait e Iraq como parte de las operaciones de “Engaño” y en aprestos de tantear las reacciones del enemigo.

De esta manera, el comando aliado había confiado sus fuentes de información a y solo a lo que los aviones espía, de reconocimiento –Drones lanzados desde portaaviones- y en especial a las imágenes que recopilaba la red de satélites que enviaba constantemente –y cuando el clima ayudaba- imágenes del terreno para que fueran procesadas por los analistas en los Comandos de operaciones y a su vez fueran comunicadas a las diversas unidades que esperaban ordenes para moverse. Realmente, las imágenes eran muy claras e incluso sugerentes pero, muchas de ellas terminaron reflejando lo que Saddam había querido que vieran.  Uno de esos casos –y que, como muchos más,  fueron  sepultados bajo la absoluta censura- fue  el ataque aéreo con ocho toneladas de bombas, a una supuesta columna de tanques T-72 y vehículos blindados a 40 millas al norte de la localidad saudita de “Al Ruqi” del lado kuwaití. El informe fechado el 28 de enero que señaló una avanzada de 20 tanques de origen ruso T-72 que seguramente eran de la “Guardia Republicana”  y diez vehículos acorazados de transporte, provenía de las fotografías obtenidas por un reconocimiento de un Drone que, fue ratificado por la información de los sistemas NORAD.  La columna parecía estar estacionada y no se detectó nada sospechoso. Cuando se estudiaron fotografías inmediatamente posteriores al ataque, las evidencias  eran contundentes: “pedazos de goma de maquetas ardiendo y humeantes se derretían en las arenas de aquel lugar”. Algunas fuentes indiscretas habían revelado las reacciones de algunos de los jefes de USMC, como fue el caso del Brigadier “Brute” Kurlak encargado de reforzar el norte del teatro calificaba de imbéciles a los que ordenaban esos ataques sin verificar los blancos.

Pero sus contrapartes sin las ventajas tecnológicas como las vistas, pero con la ventaja de moverse en terreno familiar, siguieron con los viejos métodos de la inteligencia de campo e incluso, operaron en las narices de las tropas de la coalición en medio del centro de operaciones que se había montado en Riyahd. 

 Uno de las operaciones que se endilgó al error electrónico del software de los Patriot, fue el ataque con un supuesto misil Scud sobre el Comando general de EEUU en la base de Darahan que causó –no las 28 muertes oficialmente informadas- dos centenares de bajas.  Otro caso fue el ataque con otro presumible “Scud” sobre el puerto de Al Jubail, donde con precisión milimétrica voló un moderno sistema de misiles costeros emplazados en las inmediaciones, pero que nunca se informó sobre ese detalle.

Pero el suceso acaecido en Darahan, fue particularmente preciso como dañino, que encendió las alarmas –silenciosas por supuesto- de la red de inteligencia y contrainteligencia en todo el teatro de operaciones y que se estrecho incluso, sobre las unidades navales en operaciones.  El hecho ha tratado de ser borrado de los records y de los documentos históricos, tratando de dejarlo olvidado como un hecho fortuito y azaroso de los iraquíes. Pero en realidad, algunas fuentes habían indicado que dicho ataque había sido guiado y que en realidad lo que cayó no fue un simple misil “SS-Scud”, sino uno de los misiles “Al Bakr” con cabeza de 250 kgm y guía inteligente que habían desarrollado los iraquíes.

Recordemos que éste misil había sido el producto de los trabajos entre ingenieros egipcios e iraquíes a partir del proyecto “Cóndor” argentino que tras ser abandonado por los técnicos argentos, continuo desarrollándose en Egipto y tras sus terminaciones se entregaron a Saddam Hussein unos cuantos prototipos llamados “Al Badr” que a su vez, fueron reformados para darles más alcance y precisión. Esto último habría sido logrado, aprovechando el desarrollo de una guía inercial que tenía el vector argentino, adaptándolo a una versión iraquí.

En esos avances habían colaborado estrechamente los ingeniosos técnicos norcoreanos que habrían proporcionado un diseño híbrido que facilitaba la adaptación de componentes altamente precisos con mecanismos rudimentarios para los alerones direccionales. Además de ello, Pyon Yang había proporcionado el polígono de pruebas ideal para uno de los objetivos que se estaban buscando con el desarrollo de un misil naval de la largo alcance, un proyecto ambicioso y que preocupó mucho a los israelíes.

Según informes de inteligencia ( en 1987) durante la guerra con Irán, los iraquíes habían probado la efectividad de este modelo perfeccionado del primitivo “Cóndor” sobre puertos e instalaciones iraníes con regular éxito. No obstante, era muy probable que los técnicos iraquíes y europeos que colaboraron en el complejo misilistico “SAAD 16”, pudieran haber logrado una guía de señal análoga codificada.  Un dato que no debe dejarse pasar es que varias compañías europeas e incluso norteamericanas posibilitaron  esos desarrollos. Así la “Aircraft Research Association”, “Tencom Ltd”, “MBB” entre una media docena de empresas más, pusieron los equipos y la tecnología para l desarrollo de vectores en aquel complejo. 

Precisamente en este programa, según algunas fuentes que ratifican documentos últimamente hallados, los ingenieros iraquíes  habían desarrollado un sensor que a modo de radio faro, guiaría al misil sin el mínimo error.  Pero para que funcionara había que colocar este dispositivo en el blanco a donde debía llegar el misil.

Para algunos expertos, las células de la inteligencia iraquí operando en Arabia saudita pudieron acceder al edificio mismo del Comando de operaciones de la base de Daharan en donde habrían depositado discretamente, dicho sensor que para la época habría tenido el tamaño de un maletín. Incluso la señal emisora de dicho circuito pudo haber causado interferencias en los programas de los sistemas de misiles Patriot que alegaron los militares.

Según muchos militares destacados en esa ciudad, el caos era total. EL movimiento de vehículos y  personal  no solo de estadounidense sino de árabes sauditas, era constante y muy difícil de controlar. A pesar de que había varios retenes de guardia militar y una seguridad  estrecha en los perímetros y dentro del complejo de la base, la ida y venida de oficiales militares de todas las fuerzas occidentales que participaban en las operaciones y de militares sauditas, qataríes, jordanos e incluso pakistaníes, era imposible de controlar.

Tras el ataque las fuerzas militares norteamericanas cercaron el área y no se permitieron ojos indiscretos que supervisaran las tareas de rescate entre los escombros del edificio. Por la forma en que demolió las instalaciones, muchos estuvieron de acuerdo de que aquel misil no solo estuvo precisamente guiado sino que incluso, no habría sido un simple “Scud”. Los restos hallados en los escombros y en las inmediaciones del edificio mostraron que la carcasa del fuselaje de aquel misil era similar al de los misiles soviéticos pero su antigüedad, revelaba que era relativamente nuevo algo que indicaba dos cosas: Era de fabricación propia de Iraq dado que hacían unos tres años que no se adquirían de la URSS los Scud,  por lo cual, no había sido entregado por los rusos.

Había sido un golpe táctico devastador, tanto que fue imposible encubrirlo a la prensa dado que había habido miles de testigos que vieron y oyeron como, tras desatarse e ensordecedor sonido de las sirenas de ataque aéreo,  una portentosa explosión sacudió  a la localidad y que fue seguida por otras más producto de material explosivo de instalaciones anexas. Ante la imposibilidad de silenciar el hecho, los mandos entregaron la exclusiva a la CNN que se encargaría de minimizar las consecuencias informandoentre otras cosas, la ridícula cifra de 28 bajas.  Según testimonios que se habían mantenido anónimos, pudieron ver llegar el misil desde la zona portuaria de “Al Khobar” a unos cuantos kilómetros al este y luego escuchar un tremendo estruendo seguido de un hongo de fuego impresionante.  Esto además de causar sorpresa en los militares y los encargados de inteligencia, mostró que los misiles de Saddam no solo podían llegar lejos sino que podían elegir con precisión sus blancos.

Para los analistas de información y de las capacidades que realmente tenía Iraq en ese momento, lo ocurrido en “Al Jubair” y en “Darahan” podía ser el preludio de un ataque masivo sobre su joya naval en el Golfo, la base de “Bahrain” situada muy cerca del último ataque, lo que hizo erizar los pelos de la nuca a los principales responsables de la operación de la Tormenta del Desierto.   


           

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