jueves, 3 de octubre de 2019



“IMPEACHMENT EN MARCHA
¿Ha llegado el final de la Carrera política de Donald Trump y de ser así, a quiénes beneficia?

Por Charles H. Slim

“No hagan esto peor de lo que ya es”, sentenció la presidente de la Cámara de Representantes la demócrata Nancy Pelosi en momentos que logró el acuerdo para impulsar el juicio político al presidente Donald Trump. Sus insultos y acostumbrados mensajes de Twitter no lo ayudan en nada. La torpeza de Trump de haber realizado una llamada para mantener una conversación impertinente realizando sugerencias poco apropiadas con el premier ucraniano le está pasando cuentas y sus rivales ya comenzaron a explotar su oportunidad para ayudar a desbancarlo de la Casa Blanca.

El escándalo arrecia en los cenáculos de la política doméstica norteamericana y los resentidos sectores demócratas conducidos por la senadora Hillary Clinton están de parabienes y no se detendrán hasta ver la cabeza de Trump en una bandeja. Los antecedentes de Clinton la preceden por lo que esos deseos no son una exageración. Todos los argumentos constitucionales están a disposición de la oposición y bajo el eslogan “el presidente debe rendir cuentas, ya que nadie está por encima de la ley”, la presidente de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi le da un marco de legalidad espectacular a su petición de juicio político que no es más que un linchamiento político.

¿Pero que demuestra este escándalo? En primer término ello demuestra al mundo que la pretendida “mejor democracia del mundo” no lo es tanto. Los engranajes de su compleja y laberíntica estructura estatal funcionan cuando hay determinados intereses involucrados y no en todos los casos.  Segundo, es que lejos del supuesto respeto a las libertades civiles y la siempre negada invasión a la intimidad, la sorpresiva denuncia administrativa que involucra al mismo presidente,  ha demostrado que siempre hay alguien (y no necesariamente un robot) que escucha todo lo que dices y lo usará en tu contra cuando ello lo amerite y sea del interés al gobierno federal. Quizá los expertos y los responsables de la NSA o del servicio secreto de la Casa Blanca pretendan llamarlo “protocolo de seguridad” pero ¿Por qué no funcionó en la misma forma y con la misma celeridad con la administración Bush-Cheney?

No caben dudas de que las comunicaciones que tuvieron George Bush y su vice Dick Cheney con personeros iraquíes como Yalad Alawi, Nouri Al Maliki o el títere afgano Yamil Karsai o incluso, las comunicaciones realizadas con funcionarios propios tan abyectos como el Secretario de Estado Donald Rumsfeld, sus controvertidos Secretarios de Justicia John Ashcroft y Alberto Gonzáles o el jefe de la CIA Richard Tenet, deben estar llenas de entretelones escabrosos vinculados a la “lucha contra el terrorismo” que justificaba la violación sistemática de los derechos humanos de los habitantes de varios lugares del globo ¿Fueron grabadas esas conversaciones?: ¿O acaso estos funcionarios de la Casa Blanca estaban mejor asesorados al momento de abrir la boca por una línea telefónica?

Es algo bastante sospechoso o al menos curioso ver como se inicia esto. 
Hace meses atrás se hizo público la filtración de una fuente interna dentro de la misma Casa Blanca que hablaba de estar trabajando para socavar la administración, una especie de “insurgencia palaciega”. Todo ello acompañado de una campaña político-mediática argumentada sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones que le dieron el triunfo a Trump, iniciando una novela que los medios angloestadounidenses venden como el “Russia-gate”, una tontería que incluso el mismo Vladimir Putin usa para hacer chistes públicamente (https://actualidad.rt.com/ ).

El 25 de julio pasado Trump hace una llamada a Kiev para tener una conversación con su par Volosymyr Zelensky, el tema parece intrascendente hasta que en una parte de esa conversación el presidente estadounidense le solicita al mandatario ucraniano que investigue las actividades del hijo de John Biden en Ucrania. Alguien del otro lado de la línea dijo “Te tengo” y el resto es historia.

Desde el punto de vista de política interior, el hecho no deja de ser más grave que muchas otras inconstitucionalidades cometidas durante 18 años por el propio estado federal contra sus ciudadanos y de otras partes del mundo. Pero, en este caso, hay fuertes intereses oscuros por desbancar cuanto antes a un mandatario muy incómodo y renegado a los lineamientos del Establishment. Está claro que para dicho propósito, todo está disponible y es sacrificable en aras de este objetivo, incluso y de ser necesario, tirando a la basura el poco crédito político de los EEUU ante la opinión pública.

Y es que el supuesto pedido de Trump a Zelensky de que investigue las actividades de su rival John Biden en Ucrania según la sagás inteligencia de Pelosi implicaría la intervención de una potencia extranjera en asuntos internos de la Unión.  Bajo este cargo a Trump le cabría la destitución por el no menor cargo de “traición” lo que implicaría una salida deshonrosa y escandalosa.
Nancy Pelosi

Esto a su vez no lleva a cuestionarnos ¿Quién estaba escuchando la conversación y quién realizo la denuncia?  Ante todo, la cuestión debería ser ¿Es legal escuchar las conversaciones del mismo presidente? Esto da lugar para un largo debate constitucional que pone en evidencia que las garantías y las libertades en los EEUU parecen solo existir en los papeles. 

No olvidemos como hace unas semanas atrás se desató un escándalo por la instalación de los dispositivos de escucha montados por el Mossad israelí en edificios clave en todo Washington incluyendo a la misma Casa Blanca. Al momento no se sabe con precisión como se está procesando esto y es seguro que los responsables de montar esta red (incluyendo al mismo Netanyahu), estén frenando las investigaciones correspondientes.

Sobre esto último no queda claro cuál era el propósito de esta red de escucha. Se podría especular que Tel Aviv podría estar seriamente preocupado por los problemas internos que está pasando su benefactor  o quizá, sea un participe en las intrigas de la oposición demócrata que aspira a ganar las próximas elecciones.

Si el mismo presidente es escrutado en lo que habla telefónicamente con otro mandatario ¿Quién puede imaginarse hasta dónde es violentada la intimidad de los simples ciudadanos no ya estadounidenses, sino del globo? 
Ante ello los estadounidenses entran en cuentas de que están mucho más que desnudos ante su gobierno.

Las denuncias de Snowden nunca fueron un embuste o una exageración de un traidor como lo señalaron los “Halcones” neoconservadores de Washington. Por el contrario, por ser muy reales fue perseguido y debió huir para refugiarse en Rusia al ser condenado a muerte.

Esto al mismo tiempo, ha impulsado los reclamos de asociaciones civiles y sectores políticos en EEUU para que se levanten las restricciones que se habían venido imponiendo al conocimiento público de las llamadas y la preservación de las comunicaciones y reuniones realizadas por el presidente con mandatarios extranjeros en la Casa Blanca (https://nsarchive.gwu.edu ).

La denuncia de esta sugerencia provino de un “informante” de inteligencia anónimo que realizó una meticulosa y extensiva “queja” administrativa ante el Inspector General de la Comunidad de Inteligencia (https://intelligence.house.gov ), un organismo desconocido por la mayoría de los estadounidenses y que compone la interminable telaraña de agencias y departamentos federales de inteligencia que florecieron al amparo de los nada claros ataques del 11 de septiembre de 2001 y del insondable financiamiento autorizado por George W. Bush y su administración.

En este sentido y bajo el amparo de la supuesta violación a la Seguridad Nacional y con ello a la Constitución, los demócratas y en particular la presidente de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y con la complacencia de Hillary Clinton pueden llegar a lograr que Donald Trump y toda su administración (al menos una parte sustancial) sea desalojada de La Casa Blanca y entonces ¿Quién puede llegar a tomar su lugar? O para el caso de que Trump sobreviva como candidato a las elecciones del 2020 ¿Servirá este escándalo para deshacer cualquier posibilidad de que Trump sea reelecto?

martes, 1 de octubre de 2019


“CREATING INSECURITY”
How will neoconservatives and their Zionist allies push the Trump Administration to create instability in the Persian Gulf as a door to aggression against Iran?

By Charles H. Slim
None of the movements that the US has made in the Middle East has been improvised. Each and every one of them has been planned at least thirty years in advance and in each of them the interest of Tel Aviv has been involved. An excuse was needed and suddenly there was one adjusted to the needs of the moment; all very convenient! The plans to destabilize Syria come from 1983 in full administration of Ronald Reagan and the dismantling of Iraq undoubtedly became apparent from the moment that the Islamic revolution occurred in Iran in 1979 (in the middle of the Jimmy Carter administration). Simply, the "Establishment" of Washington never had a sincere and transparent policy with Arab and Islamic governments and those who believed them in their good auspices fell under a stab. Contemporary history accounts for it.

The US was never an impartial third party in the Arab-Israeli conflict, although this had already been denounced since the early 1980s, when, while mediating to carry out the Camp David agreements, it sent substantial military and economic aid to Israel. Even their actions (naval bombardment of Syrian facilities) against Lebanon in 1983 were more aimed at improving the situation of Israelis in the region than responding to Washington's exclusive interests. At that time some clueless in the Pentagon were questioning: What are we doing there?

If it is true that this was a response to the blasting of the Marines barracks in Beirut that forced the American withdrawal, but it was certainly not the only excuse. Although Secretary of State Cyrus Vance made sincere efforts to establish true ties for a solution to the Arab-Israeli conflict, other dark currents moved in the opposite direction below the same White House that were led by the malicious security adviser Zbigniew Brzezinski.

For Vance, that was like paddling against the current and his efforts to solve a regional problem that maintained instability without a continuity solution and that really worried Jimmy Carter, seemed to fall into nothingness. The truth was that everything Carter had done Reagan and his "Falcons" threw it away.

Those actions justified by the then Secretary of Defense Caspar Weinberger caused many civilian casualties but the control of the press and the ideological loyalty of the companies that made it up, ensured - as expected - silence or in the worst case the contempt and the relativization of those consequences.

In the same 1983, while the White House emissary Donald Rumsfeld visited Damascus, the CIA was already taking the first steps to destabilize the Syrian Arab Republic which, under the Hafez Al Assad government, represented one of the most dangerous rivals for stability From Israel. The same position was taken secretly with Iraq and plans to destabilize it accelerated with the 1990 crisis when Israel saw the golden opportunity to definitively overthrow the Arab country. Here too, Rumsfeld played the role of the White House emissary, bringing Saddam Hussein the promise of military aid to curb Iran.

From there, Iraq would have chemical weapons provided by American and European laboratories which it would use against Iranians and Kurds not only for possessing them but also, because the White House gave its approval. But when Hussein stopped being useful, they simply cooled relations.

Here Washington under the blind and despite the strong role he played with Saddam Hussein's government to try to end the Iranian revolution, he decided it was time to get rid of him and his potential in the region. Ronald Reagan's containment policy had expired. The USSR was no longer a strategic threat and therefore, the gigantic Iraqi army that strikes the clarification was not needed, it bothered Israel.

The crisis between Kuwait and Iraq in 1990 was no accident. That was followed closely by the Americans, so much so that the CIA manipulated the parties and made sure that the Jeddah talks failed. Next step, I manipulate the United Nations and after assuring the failure of any type of negotiation I create an “armed Coalition” that served to cover an interventionist military offensive made up of resolutions of the organism.


Plans to disrupt Syria had to be postponed and efforts centered on Iraq that after two catastrophic wars and its invasion in 2003 was reduced to a failed state. The plans for Syria were retaken by the massive agitation operation in North Africa in 2010 that culminated in the destruction of Libya, another feared enemy of Israel and an annoying cousin of the Gulf monarchs.

Today it is Iran's turn although it is true to mention it, attempts to disrupt it come from the very assumption of Ayatollah Khomeini. But the last ten years until this part the attempts have become more cruel and shameless, and the dirty hand of Israeli intelligence and its western colleagues has been proven in several of these events. The nuclear issue and the development of missiles were central to the excuses for establishing policies of political and economic destabilization, thereby skipping all known international legislation.

Although Tehran demonstrated its willingness to defuse the nuclear situation by signing a memorandum with President Barak Obama called "Joint Comprehensive Action Plan" JCPOA, Trump under the influence of the American Zionist Lobby that reports directly to Tel Aviv, I finish without consultation. It was the sign of the irreducible Israeli influence in the White House and its desperation to try to corner the Iranians so that they no longer have the inescapable political and military influence that hinders their expansionist ambitions in the region.

Iran has put an end to Washington's claims by demonstrating that the concerns they claim from there are not sincere since if they were sincerely concerned about nuclear proliferation in the region they have not taken a single measure against Israel's nuclear arsenal.


As it has been seen throughout the year, attempts to create a Casus Belli against Tehran that involved third countries fell into failures. The sabotages of oil tankers that tried to be enlightened to alleged attacks by the "Iranian Revolutionary Guard", despite the Anglo-Saxon media agitation, failed to move public opinion. The last attempt to recreate an incident that justified a US military intervention was the bombing of the ARAMCO refineries in Saudi Arabia that was initially awarded to the “Hutie” resistance in Yemen and then to a missile launch from Iranian territory. This served as an excuse for Washington to request the cooperation of its European and Arab allies to form a "Coalition" but without finding much enthusiasm and several refusals to participate.

And although the influences of Tel Aviv and Washington on the United Nations are undeniable, they could not avoid the firm opposition of the Russian Federation and China in the Security Council.

This led to the administration of Donald Trump trying a new strategy trying to use the United Nations Charter before an alleged "danger of navigation" through the Strait of Hormuz, forming a new naval Coalition - composed of some of its allies - called “Operation Sentinel” with the presumed purpose of providing security for navigation in the waters of the Persian Gulf that is nothing other than the veiled preparation of future hostile actions. This shows that beyond what types like John Bolton are no longer in the administration does not mean that the neoconservative and Zionist influence does not last on the White House agenda

viernes, 27 de septiembre de 2019



CAMBIOS GEOPOLÍTICOS
Argentina está pasando por grandes cambios internos que auguran el regreso del rancio izquierdismo setentista ¿Influirá de algún modo en la geopolítica regional?

Por Javier B. Dal
Quienes en Argentina vienen hablando de la “grieta” no parecen equivocarse en su percepción pero tal vez no han sido demasiado precisos al momento de describir en cuantos pedazos fragmenta aquella al país. Y es que, según se puede advertir hay un sector que no quiere saber más nada con el Macrismo, otros que detestan a los Kirchneristas y otros que no quiere a ninguno de estos sectores. La crisis es severa y la polarización crece día con día.

Tras la ponencia del presidente Mauricio Macri ante la Asamblea de Naciones Unidas el martes 24 de septiembre pasado, a la vista de la situación en su país, a los presentes les quedo mucho menos claro cuál puede ser el rumbo que puede tomar su país después de las elecciones de octubre.

Las circunstancias en las que se daba esta presentación ante el foro no podían ser peores. Mientras Macri y su comitiva llegaban a New York, en Buenos Aires las protestas que bloqueaban las calles de Buenos Aires, la inflación que está superando todos los techos previsibles y la agitación cambiaria por el temor a una disparada del dólar, pintaba un escenario muy difícil de disimular ante el mundo. Sumado a esto, las reticencias del FMI por desembolsar los 5.400 millones de dólares para poder estabilizar las cuentas con sus acreedores, pone al país en un borde muy peligroso para la estabilidad socio-económico-financiera.

Su ponencia fue más un llamado de auxilio que otra cosa. Tratando de dar sustento a un supuesto logro en su política exterior estrechamente vinculada a los intereses políticos del Departamento de Estado norteamericano y de otros países aliados, Macri intento validar su gobierno como un actor preponderante para su particular visión de multilateralismo en política exterior. Una vez más, aposto por tratar de mostrar una importancia política que no tiene. Subiéndose una vez más al discurso anti-Maduro y anti-iraní, clamo veladamente a sus benefactores (Washington y Tel Aviv) por un salvavidas para su fracasada gestión.

Pero el mundo y en particular EEUU e Israel tienen sus propios problemas para atender. Y es que con dilemas mucho más complejos y vinculados a disputas de intereses políticos regionales e internos, los estadounidenses y sus aliados israelíes tienen demasiado de que ocuparse para voltear a ver las mismas y acostumbradas incoherencias de un país que pareciera marchar sobre una cinta rodante en reversa. Donald Trump se está viendo arrinconado por el escandaloso asunto “Biden-Ucrania” que por estas horas alimenta los argumentos de los demócratas para impulsar en su contra el Impeachment y por otra parte Netanyahu pese a sus ventajas electorales está sumergiendo al estado judío en una peligrosa espiral de violencia que puede llevar a que se cumplan los vaticinios de Henry Kissinger.

Macri solo es un funcionario pasajero y en lo que respecta a los convenios y acuerdos de seguridad que Buenos Aires firmo con ambos estados, no hay vuelta atrás y no hay posibilidades de que otro gobierno de orientación contraria –aún Kirchnerista- se atreva a desconocerlos. En este sentido tanto Cristina Fernández como Alberto Fernández no son los revolucionarios que pretenden hacer creer y saben bien donde les aprieta el zapato y es por ello, que cerraran la boca y harán lo que Washington decida. En lo referente a la propuesta económica de Alberto Fernández de implementar una “solución a la uruguaya” parece tener más un fin efectista que una posible concreción en la realidad.

Ambas partes han demostrado desconocer sus propias promesas y es por ello que hay mucha incertidumbre. Lo único que puede reconocérsele a Macri es que al menos es coherente con su ideología anglófila y filosionista mientras que sus opositores, más allá de sus estridentes discursos, en realidad carecen de cualquier ideología.

A diferencia de Argentina, sus vecinos se hallan por lejos en una situación socio-económica mucho más estable. Brasil con Bolsonaro pese a su controvertida personalidad, el país no para de crecer; Chile con sus limitaciones territoriales tiene una economía saneada y en expansión que sigue tejiendo sus relaciones geoestratégicas con Gran Bretaña y EEUU; Uruguay con su estabilidad socio económica se ha convertido en uno de los destinos para los argentinos que comienzan a abandonar el país ante el posible regreso del “Peronismo K” y Perú pese a su agitado pasado marcado por el terrorismo senderista y la corrupción política, es un ejemplo de estabilidad económica y política.

En lo estrictamente regional, la participación de Argentina en el “Grupo de Lima” como foro de agitación política y aplicación de sanciones (respaldada por Washington) contra Venezuela, está en dudas de continuar.  A la par de ello, mientras Macri hablaba de Venezuela ante el foro, el presidente venezolano Nicolás Maduro llegaba a Moscú para entrevistarse con el premier ruso Vladimir Putin demostrando que Caracas tiene una agenda política comprometida y definida para el futuro. Ambas partes acordaron una ayuda mutua de cooperación entre ambos países.  

Por el contrario, la Argentina aún no tiene una agenda geopolítica determinada y menos aún, propia.

La mencionada “inserción inteligente” del presidente argentino al mundo claramente no fue tal. Macri solo reedito la política de relaciones carnales con Washington y las hizo extensivas a Tel Aviv llevando en éste último caso a profundizar la colaboración (bajo los argumentos de los atentados de 1992 y 1994) por consolidar los intereses geopolíticos de Israel en Medio Oriente como en el Cono Sur. A la ya presencia e injerencia en el área de inteligencia (monitoreando ilegalmente las redes sociales), Tel Aviv desde su asunción ha remitido asesores militares y personal civil que operan en la región. La prueba de esto está en las lanchas israelíes “Shaldag” con sus respectivas tripulaciones que deambulan por las aguas de los Ríos Paraná, Paraguay de la Plata y las tropas estadounidenses que se mueven libremente por el país.

Otra es el encubrimiento gubernamental sobre las implicancias en el hundimiento del submarino “ARA San Juan” en 2017 que en algún momento, si Macri abandona el gobierno debiera ser motivo de investigaciones independientes con seguras consecuencias para los funcionarios políticos y militares participes en esto. Y hay que aclarar que “debiera” por el hecho de que el posible regreso de un gobierno integrado por el Kirchnerismo es dudoso que se avoquen a realizar alguna investigación de este tipo.

El actual papel de la Argentina en el concierto internacional y en particular en la región es bastante incierto. Más allá de las declamaciones de Mauricio Macri sobre la situación política interna de Venezuela, su gobierno y el país que representa no puede condicionar ni mucho menos intimar a otros estados a cumplir ley alguna si no tiene con qué para respaldar sus palabras. 
En éste último sentido, su reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas sigue siendo tan vacío como intrascendente para Londres.

Lo cierto es que la posible salida de Macri del poder, en teoría, llevara a que Argentina se reincorpore al club de los países “no alineados a Washington” pero en condiciones altamente desfavorables y en circunstancias muy complicadas para que puedan reeditarse las posturas ampulosas y seudo-revolucionarias de Cristina Fernández y el motivo de ello es porque no hay dinero. Como sea, ello creara, aunque se trate de disimular o incluso nada gravitante, un giro geopolítico en la región.

sábado, 21 de septiembre de 2019



“GEOPOLITICA
Y  DERECHOS HUMANOS”
Medio o el fin de la geopolítica actual ¿O más bien la excusa para concretar otros fines?


Por Charles H. Slim
El mundo debió pasar por dos grandes guerras mundiales para caer en cuentas de que el valor de la vida humana no tiene precio. Incluso no hay que olvidar que quienes fueron participes en aquellas bestiales contiendas, eran vecinos ancestrales (Europa) y otros como los estadounidenses y los japoneses, actores foráneos que por un motivo u otro se enroscaron en la lucha. Pero si debemos señalar un motivo en especial de ambos para sacrificar a miles de sus compatriotas fue sin dudas, el acaparamiento de recursos y la expansión política.

Las cuentas pendientes y las rencillas de la primera guerra se cobraron con creces y un salvajismo nunca visto. Algo había que hacer para cuando se silenciaran las armas y en ese sentido se esbozaron las primeras ideas sobre una regulación universal entre los estados.

En 1941 ya se estaba tratando la creación de un organismo internacional (Tratativas en el Palacio St. James y la Carta del Atlántico) que en base a la colaboración voluntaria viniera a regular las relaciones entre los estados y fue así que el 1° de enero de 1942 a instancias de 26 representantes de sus respectivos países se produce la “Declaración de Naciones Unidas”. Inmediatamente de finalizada la segunda guerra el 26 de junio de 1945 cincuenta estados nacionales se adhieren y firman la Carta Orgánica de Naciones Unidas.

Pero, pese a los documentos vigentes, los debates y los principios que la misma Carta enuncia, la guerra como acto de agresión y los crímenes que de aquella se producen, no se detuvieron. Por el contrario, se diversificaron y complejizaron a los fines de que no parezcan una guerra y así los responsables, escaparan de las amonestaciones de éste nuevo organismo. Para ello se manipularon los términos y se construyó una justificación para cada situación; de ese modo, comenzaríamos a escuchar nuevas elaboraciones de términos como “intervención humanitaria”, “guerra justa”, “guerra preventiva”, “lucha contra el terror” y una subsecuente catarata de otros términos tendientes a engañar y convencer a la opinión global.
niño palestino Hadan Shelby asesinado por la FDI

A partir de ese mismo instante comenzaron a verse las primeras excepciones, raleos en el abordaje de los hechos, los sesgados entendimientos de las regulaciones de la Carta y pese a que se trató imponer su cumplimiento en forma uniforme, franca y equilibrada, las influencias y las manipulaciones de algunos actores se impusieron llevando a que, tras varios episodios infames de la historia contemporánea, llegue al día de hoy una organización con muy poca credibilidad a nivel global.

Se harían evidentes pero silenciados al mismo tiempo, la impertinente influencia de algunos actores que –inequitativamente- los colocaba por encima de los demás miembros. Pese a que cada miembro de la organización está sometido en igualdad a la Carta Orgánica, “algunos son más iguales que otros”. Así veríamos como poco a poco la impunidad se encaramaba en beneficio de algunos miembros.

Estos desequilibrios pudieron verse ante conflictos regionales que estallaron a la sombra de la “Guerra fría” (EEUU y el mundo Libre y la URSS). Desde ese momento la Organización fue rehén de los teje y maneje geopolíticos de ambas superpotencias y en algunos casos, de algunos de sus satélites. Y como suele decirse, el hilo terminaría cortándose por lo más delgado haciendo que el papel de la organización ante acciones cruentas contra la población civil de países del Tercer Mundo pasaran a la anécdota y la estadística sin que se procesaran con la firmeza y determinación que se requería, las responsabilidades de los implicados.

Es cierto que hasta el momento no ha habido una tercera guerra a escala mundial pero, si reuniéramos los desastres y las calamidades que algunos conflictos regionales han causado desde la creación de Naciones Unidas  y los que se siguen causando en la humanidad, aquello no tiene ninguna importancia.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos firmada en el ámbito de Naciones Unidas en 1948 contempla con claridad meridiana en su Preámbulo Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana; dejando así en claro que su alcance es de carácter universal sin restricciones o excepciones odiosas.

Aunque pareciera clara la letra de la ley, el espíritu de la misma –a la luz de varios casos- no revela el mismo alcance, claro, desde el entendimiento de sus transitorios intérpretes y ejecutores decididamente influenciados por intereses de algunos de los actores involucrados. La crisis palestina desatada a la luz de la violenta instauración del estado de Israel en 1948 fue el más emblemático y contemporáneo al surgimiento de la organización internacional. Incluso, es una cuestión que aún no ha sido resuelta y actualmente transita por gravísimas instancias. Las aberraciones vistas en aquel discutido acontecimiento fueron tan graves que incluso, tras la intervención de Naciones Unidas le costaría la vida a uno de sus representantes.

¿Pero que se hizo para reprender estos episodios de violencia con fines intimidatorios? Nada. Y los años fueron pasando y con ellos las décadas. La guerra de Corea en los cincuentas, Vietnam y las masacres en el Medio Oriente; las represiones brutales en Europa del Este; las revoluciones y los golpes de estado en América Latina; el terrorismo de organizaciones no estatales y el practicado (clandestinamente) por estados nación y organizaciones para-estatales como un arma más en sus arsenales, han sido eventos impulsados o desatados –en su mayor parte- por la injerencia y/o participación de los centros de poder político y financiero occidentales como eran EEUU, Bruselas y Londres.
chechenos arrastrados por vehículos rusos

En todo ello, se fue viendo como las empresas y las organizaciones privadas (bajo las pantallas de ONG) y a la par de los estados, fueron tomando un papel importante en sus incumbencias en países sumidos en el caos, con particular injerencia a los aspectos económicos hasta tal punto que se fueron volviendo imprescindibles para concretar planes y acciones de los gobiernos intervinientes.

Igualmente no hay que dejar de mencionar la anexión y las arbitrariedades de China en el Tibet que desde 1950 violan la soberanía política de un estado independiente, como así también los actos gubernamentales de Pekín contra las minorías musulmanas.

Tras (aunque no expuesto expresamente para no incomodar a Washington) las consecuencias de la guerra del golfo en 1991, el genocidio en Ruanda (1994), la guerra civil en los Balcanes (1991-1995) y las atrocidades rusas en Chechenia (1994-1999) a instancias de la Conferencia de Roma y por medio del Estatuto de Roma se decidió en 1998 el establecimiento de la Corte Penal Internacional en 1998 que como órgano judicial internacional entraría en vigor el 1° de julio de 2002 a cargo del abordaje, investigación y procesamiento de crímenes de guerra, genocidio, de agresión  y lesa humanidad cometidos por personas físicas de los estados implicados en cualquiera de estos actos.

La aparición de este órgano, independiente de Naciones Unidas (no confundir con la Corte Internacional de Justicia), trajo grandes preocupaciones y consternación a las elites políticas de los países que estaban y siguen estando profundamente involucrados en varias de las conductas tipificadas en el estatuto, especialmente a los más influyentes. 
Aunque la aplicación del estatuto rige desde su firma y no es retroactivo a hechos ocurrido antes de su establecimiento, existen casos que pueden llegar a escapar a este principio y es que, si lo vemos desde un punto de vista del sentido común y de justicia natural, el principio de justicia con alcance universal es tan o quizá más valioso que aquel otro principio.
policias israelies llevándose a una niña palestina

Más allá de que solamente se persiguen a personas físicas que han sido acusadas de perpetrar actos que encuadran en las figuras del estatuto, los estados más comprometidos llevaron adelante varias gestiones diplomáticas extra oficiales para eludir su involucramiento e incluso, rechazar abiertamente la vigencia y la competencia de dicha Corte en sus respectivos países e incluso, para que sus funcionarios no sean requeridos en países que adhieren a la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.

EEUU fue el principal preocupado por esto. En un primer momento Washington en 1998 bajo la administración de Bill Clinton jugo con la consigna de los “Derechos Humanos” como un elemento geopolítico para señalar lo que estaba pasando en otros países y así justificar una intromisión en sus políticas internas. Fue en ese sentido que rubrico la firma del Tratado que creo la CPI. Pero en el año 2000 con la llegada de la administración republicada de Bush-Cheney el acuerdo no se ratificó y de esa manera, ya se vislumbraban los motivos para no hacerlo. El paso de los años, demostró que la negación de jurisdicción de la Corte, era para cubrir situaciones que pronto iban a ocurrir (por que ya estaban planificadas en el PNAC) y que involucraría a sus funcionarios y agentes en incontables crímenes de agresión, lesa humanidad y de guerra en Iraq, Afganistán y Yemen.

De haberse ratificado el tratado los principales requeridos por aquellos crímenes habrían sido el mismo presidente George W. Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld y un largo listado de funcionarios políticos, de inteligencia (CIA, NSA, DIA etc) civiles  y militares involucrados en incontables hechos criminales (en los que se involucran delitos tales como la privación de la libertad, torturas, abusos y ejecuciones)  no solo en los países aquí nombrados sino también, alrededor del globo (con los vuelos de la CIA y sus cárceles secretas) y también dentro de los EEUU. En este sentido ha habido presentaciones judiciales contra los mandatarios estadounidenses, pero que han sido malogradas como consta en Saleh vs Bush de 2014.

Israel es otro de los grandes opositores a la competencia de la Corte y las razones son harto evidentes. Tras las denuncias bien documentadas presentadas por la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Tel Aviv mediante argumentos bastante febles ha negado en forma enfática y continua la jurisdicción de la CPI.  Incluso, para tratar de huir de las prosecuciones contra sus funcionarios ha contado con el velado apoyo de gobiernos y también de réprobos funcionarios de la misma Corte que como el ex fiscal argentino Luís Moreno Ocampo en algún momento dejo tranquilos a los funcionarios israelíes al asegurarles tras bambalinas,  que “los palestinos no tendrían un caso sólido contra Israel”.

Justamente, éste fiscal sospechado por actividades contrarias a sus funciones, fue definitivamente apartado de la CPI tras comprobarse que tenía vínculos con el lavado de activos en el caso de los “Panamá Papers”. También es tristemente recordado por su detestable actuación en el asunto de los crímenes en Libia tras la vergonzosa invasión de la OTAN de 2011 dejando en evidencia en aquellos momentos, su falta de transparencia e imparcialidad para abordar todos los casos de violaciones a los derechos humanos que se presentaban.

En el caso palestino, desde hace años que los palestinos y medios independientes vienen poniendo en evidencia los crímenes que el estado de Israel comete contra su pueblo

Apoyado desde décadas por EEUU, el estado judío es responsable de un número no precisado de crímenes individuales como colectivos –sin contar los realizados en otros países- contra la población árabe palestina que van desde las detenciones administrativas sin importar la edad, sexo o condición de los detenidos, las usurpaciones de territorios y propiedades hasta las golpizas y el asesinato de palestinos a manos de las FDI, de colonos ultraderechistas y “escuadrones de contraterrorismo”. Hay también en el haber del estado judío, acusaciones sobre una serie de hechos gravísimos que implican entre otras cuestiones el tráfico y comercio ilícito de órganos de jóvenes y niños palestinos que incluso, además de la repulsa internacional ha sido motivo de denuncias e investigaciones periodísticas dentro de Israel.