“GEOPOLITICA
Y DERECHOS HUMANOS”
Medio o el fin
de la geopolítica actual ¿O más bien la excusa para concretar otros fines?
Por Charles H. Slim
El mundo debió pasar por dos grandes guerras
mundiales para caer en cuentas de que el valor de la vida humana no tiene
precio. Incluso no hay que olvidar que quienes fueron participes en aquellas
bestiales contiendas, eran vecinos ancestrales (Europa) y otros como los
estadounidenses y los japoneses, actores foráneos que por un motivo u otro se
enroscaron en la lucha. Pero si debemos señalar un motivo en especial de ambos para
sacrificar a miles de sus compatriotas fue sin dudas, el acaparamiento de
recursos y la expansión política.
Las cuentas pendientes y las rencillas de la primera
guerra se cobraron con creces y un salvajismo nunca visto. Algo había que hacer
para cuando se silenciaran las armas y en ese sentido se esbozaron las primeras
ideas sobre una regulación universal entre los estados.
En 1941 ya se estaba tratando la creación de un
organismo internacional (Tratativas en el Palacio St. James y la Carta del
Atlántico) que en base a la colaboración voluntaria viniera a regular las
relaciones entre los estados y fue así que el 1° de enero de 1942 a instancias
de 26 representantes de sus respectivos países se produce la “Declaración de
Naciones Unidas”. Inmediatamente de finalizada la segunda guerra el 26 de junio
de 1945 cincuenta estados nacionales se adhieren y firman la Carta Orgánica de
Naciones Unidas.
Pero, pese a los documentos vigentes, los debates y
los principios que la misma Carta enuncia, la guerra como acto de agresión y
los crímenes que de aquella se producen, no se detuvieron. Por el contrario, se
diversificaron y complejizaron a los fines de que no parezcan una guerra y así
los responsables, escaparan de las amonestaciones de éste nuevo organismo. Para
ello se manipularon los términos y se construyó una justificación para cada
situación; de ese modo, comenzaríamos a escuchar nuevas elaboraciones de términos
como “intervención humanitaria”, “guerra justa”, “guerra preventiva”, “lucha
contra el terror” y una subsecuente catarata de otros términos tendientes a
engañar y convencer a la opinión global.
niño palestino Hadan Shelby asesinado por la FDI |
A partir de ese mismo instante comenzaron a verse
las primeras excepciones, raleos en el abordaje de los hechos, los sesgados
entendimientos de las regulaciones de la Carta y pese a que se trató imponer su
cumplimiento en forma uniforme, franca y equilibrada, las influencias y las
manipulaciones de algunos actores se impusieron llevando a que, tras varios
episodios infames de la historia contemporánea, llegue al día de hoy una
organización con muy poca credibilidad a nivel global.
Se harían evidentes pero silenciados al mismo
tiempo, la impertinente influencia de algunos actores que –inequitativamente- los colocaba por encima de los demás miembros. Pese
a que cada miembro de la organización está sometido en igualdad a la Carta
Orgánica, “algunos son más iguales que otros”. Así veríamos como poco a poco la
impunidad se encaramaba en beneficio de algunos miembros.
Estos desequilibrios pudieron verse ante conflictos
regionales que estallaron a la sombra de la “Guerra fría” (EEUU y el mundo
Libre y la URSS). Desde ese momento la Organización fue rehén de los teje y
maneje geopolíticos de ambas superpotencias y en algunos casos, de algunos de
sus satélites. Y como suele decirse, el hilo terminaría cortándose por lo más
delgado haciendo que el papel de la organización ante acciones cruentas contra
la población civil de países del Tercer Mundo pasaran a la anécdota y la
estadística sin que se procesaran con la firmeza y determinación que se
requería, las responsabilidades de los implicados.
Es cierto que hasta el momento no ha habido una
tercera guerra a escala mundial pero, si reuniéramos los desastres y las
calamidades que algunos conflictos regionales han causado desde la creación de
Naciones Unidas y los que se siguen causando
en la humanidad, aquello no tiene ninguna importancia.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos
firmada en el ámbito de Naciones Unidas en 1948 contempla con claridad
meridiana en su Preámbulo Considerando
que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el
reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e
inalienables de todos los miembros de la familia humana; dejando así en claro
que su alcance es de carácter universal sin restricciones o excepciones
odiosas.
Aunque pareciera clara la letra de la ley, el
espíritu de la misma –a la luz de varios
casos- no revela el mismo alcance, claro, desde el entendimiento de sus
transitorios intérpretes y ejecutores decididamente influenciados por intereses
de algunos de los actores involucrados. La crisis palestina desatada a la luz
de la violenta instauración del estado de Israel en 1948 fue el más emblemático
y contemporáneo al surgimiento de la organización internacional. Incluso, es
una cuestión que aún no ha sido resuelta y actualmente transita por gravísimas
instancias. Las aberraciones vistas en aquel discutido acontecimiento fueron
tan graves que incluso, tras la intervención de Naciones Unidas le costaría la
vida a uno de sus representantes.
¿Pero que se hizo para reprender estos episodios de
violencia con fines intimidatorios? Nada. Y los años fueron pasando y con ellos
las décadas. La guerra de Corea en los cincuentas, Vietnam y las masacres en el
Medio Oriente; las represiones brutales en Europa del Este; las revoluciones y
los golpes de estado en América Latina; el terrorismo de organizaciones no
estatales y el practicado (clandestinamente) por estados nación y
organizaciones para-estatales como un arma más en sus arsenales, han sido
eventos impulsados o desatados –en su
mayor parte- por la injerencia y/o participación de los centros de poder
político y financiero occidentales como eran EEUU, Bruselas y Londres.
chechenos arrastrados por vehículos rusos |
En todo ello, se fue viendo como las empresas y las
organizaciones privadas (bajo las pantallas de ONG) y a la par de los estados, fueron
tomando un papel importante en sus incumbencias en países sumidos en el caos,
con particular injerencia a los aspectos económicos hasta tal punto que se
fueron volviendo imprescindibles para concretar planes y acciones de los gobiernos
intervinientes.
Igualmente no hay que dejar de mencionar la anexión
y las arbitrariedades de China en el Tibet que desde 1950 violan la soberanía
política de un estado independiente, como así también los actos gubernamentales
de Pekín contra las minorías musulmanas.
Tras (aunque no expuesto expresamente para no
incomodar a Washington) las consecuencias de la guerra del golfo en 1991, el genocidio
en Ruanda (1994), la guerra civil en los Balcanes (1991-1995) y las atrocidades
rusas en Chechenia (1994-1999) a instancias de la Conferencia de Roma y por
medio del Estatuto de Roma se decidió en 1998 el establecimiento de la Corte
Penal Internacional en 1998 que como órgano judicial internacional entraría en
vigor el 1° de julio de 2002 a cargo del abordaje, investigación y
procesamiento de crímenes de guerra, genocidio, de agresión y lesa humanidad cometidos por personas
físicas de los estados implicados en cualquiera de estos actos.
La aparición de este órgano, independiente de
Naciones Unidas (no confundir con la Corte Internacional de Justicia), trajo
grandes preocupaciones y consternación a las elites políticas de los países que
estaban y siguen estando profundamente involucrados en varias de las conductas
tipificadas en el estatuto, especialmente a los más influyentes.
Aunque la aplicación del estatuto rige desde
su firma y no es retroactivo a hechos ocurrido antes de su establecimiento,
existen casos que pueden llegar a escapar a este principio y es que, si lo
vemos desde un punto de vista del sentido común y de justicia natural, el
principio de justicia con alcance universal es tan o quizá más valioso que
aquel otro principio.
policias israelies llevándose a una niña palestina |
Más allá de que solamente se persiguen a personas
físicas que han sido acusadas de perpetrar actos que encuadran en las figuras
del estatuto, los estados más comprometidos llevaron adelante varias gestiones diplomáticas
extra oficiales para eludir su involucramiento e incluso, rechazar abiertamente
la vigencia y la competencia de dicha Corte en sus respectivos países e incluso,
para que sus funcionarios no sean requeridos en países que adhieren a la
jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
EEUU fue el principal preocupado por esto. En un
primer momento Washington en 1998 bajo la administración de Bill Clinton jugo
con la consigna de los “Derechos Humanos” como un elemento geopolítico para
señalar lo que estaba pasando en otros países y así justificar una intromisión
en sus políticas internas. Fue en ese sentido que rubrico la firma del Tratado
que creo la CPI. Pero en el año 2000 con la llegada de la administración
republicada de Bush-Cheney el acuerdo no se ratificó y de esa manera, ya se
vislumbraban los motivos para no hacerlo. El paso de los años, demostró que la
negación de jurisdicción de la Corte, era para cubrir situaciones que pronto iban
a ocurrir (por que ya estaban planificadas en el PNAC) y que involucraría a sus
funcionarios y agentes en incontables crímenes de agresión, lesa humanidad y de
guerra en Iraq, Afganistán y Yemen.
De haberse ratificado el tratado los principales
requeridos por aquellos crímenes habrían sido el mismo presidente George W.
Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld y un largo listado de funcionarios
políticos, de inteligencia (CIA, NSA, DIA etc) civiles y militares involucrados en incontables hechos
criminales (en los que se involucran delitos tales como la privación de la
libertad, torturas, abusos y ejecuciones)
no solo en los países aquí nombrados sino también, alrededor del globo
(con los vuelos de la CIA y sus cárceles secretas) y también dentro de los EEUU.
En este sentido ha habido presentaciones judiciales contra los mandatarios
estadounidenses, pero que han sido malogradas como consta en Saleh vs Bush de 2014.
Israel es otro de los grandes opositores a la
competencia de la Corte y las razones son harto evidentes. Tras las denuncias
bien documentadas presentadas por la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Tel
Aviv mediante argumentos bastante febles ha negado en forma enfática y continua
la jurisdicción de la CPI. Incluso, para
tratar de huir de las prosecuciones contra sus funcionarios ha contado con el
velado apoyo de gobiernos y también de réprobos funcionarios de la misma Corte
que como el ex fiscal argentino Luís Moreno Ocampo en algún momento dejo
tranquilos a los funcionarios israelíes al asegurarles tras bambalinas, que “los palestinos no tendrían un caso sólido
contra Israel”.
Justamente, éste fiscal sospechado por actividades
contrarias a sus funciones, fue definitivamente apartado de la CPI tras comprobarse
que tenía vínculos con el lavado de activos en el caso de los “Panamá Papers”.
También es tristemente recordado por su detestable actuación en el asunto de
los crímenes en Libia tras la vergonzosa invasión de la OTAN de 2011 dejando en
evidencia en aquellos momentos, su falta de transparencia e imparcialidad para
abordar todos los casos de violaciones a los derechos humanos que se
presentaban.
En el caso palestino, desde hace años que los
palestinos y medios independientes vienen poniendo en evidencia los crímenes
que el estado de Israel comete contra su pueblo
Apoyado desde décadas por EEUU, el estado judío es
responsable de un número no precisado de crímenes individuales como colectivos –sin contar los realizados en otros países- contra
la población árabe palestina que van desde las detenciones administrativas sin
importar la edad, sexo o condición de los detenidos, las usurpaciones de
territorios y propiedades hasta las golpizas y el asesinato de palestinos a
manos de las FDI, de colonos ultraderechistas y “escuadrones de contraterrorismo”.
Hay también en el haber del estado judío, acusaciones sobre una serie de hechos
gravísimos que implican entre otras cuestiones el tráfico y comercio ilícito de
órganos de jóvenes y niños palestinos que incluso, además de la repulsa internacional
ha sido motivo de denuncias e investigaciones periodísticas dentro de Israel.
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