jueves, 3 de octubre de 2019



“IMPEACHMENT EN MARCHA
¿Ha llegado el final de la Carrera política de Donald Trump y de ser así, a quiénes beneficia?

Por Charles H. Slim

“No hagan esto peor de lo que ya es”, sentenció la presidente de la Cámara de Representantes la demócrata Nancy Pelosi en momentos que logró el acuerdo para impulsar el juicio político al presidente Donald Trump. Sus insultos y acostumbrados mensajes de Twitter no lo ayudan en nada. La torpeza de Trump de haber realizado una llamada para mantener una conversación impertinente realizando sugerencias poco apropiadas con el premier ucraniano le está pasando cuentas y sus rivales ya comenzaron a explotar su oportunidad para ayudar a desbancarlo de la Casa Blanca.

El escándalo arrecia en los cenáculos de la política doméstica norteamericana y los resentidos sectores demócratas conducidos por la senadora Hillary Clinton están de parabienes y no se detendrán hasta ver la cabeza de Trump en una bandeja. Los antecedentes de Clinton la preceden por lo que esos deseos no son una exageración. Todos los argumentos constitucionales están a disposición de la oposición y bajo el eslogan “el presidente debe rendir cuentas, ya que nadie está por encima de la ley”, la presidente de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi le da un marco de legalidad espectacular a su petición de juicio político que no es más que un linchamiento político.

¿Pero que demuestra este escándalo? En primer término ello demuestra al mundo que la pretendida “mejor democracia del mundo” no lo es tanto. Los engranajes de su compleja y laberíntica estructura estatal funcionan cuando hay determinados intereses involucrados y no en todos los casos.  Segundo, es que lejos del supuesto respeto a las libertades civiles y la siempre negada invasión a la intimidad, la sorpresiva denuncia administrativa que involucra al mismo presidente,  ha demostrado que siempre hay alguien (y no necesariamente un robot) que escucha todo lo que dices y lo usará en tu contra cuando ello lo amerite y sea del interés al gobierno federal. Quizá los expertos y los responsables de la NSA o del servicio secreto de la Casa Blanca pretendan llamarlo “protocolo de seguridad” pero ¿Por qué no funcionó en la misma forma y con la misma celeridad con la administración Bush-Cheney?

No caben dudas de que las comunicaciones que tuvieron George Bush y su vice Dick Cheney con personeros iraquíes como Yalad Alawi, Nouri Al Maliki o el títere afgano Yamil Karsai o incluso, las comunicaciones realizadas con funcionarios propios tan abyectos como el Secretario de Estado Donald Rumsfeld, sus controvertidos Secretarios de Justicia John Ashcroft y Alberto Gonzáles o el jefe de la CIA Richard Tenet, deben estar llenas de entretelones escabrosos vinculados a la “lucha contra el terrorismo” que justificaba la violación sistemática de los derechos humanos de los habitantes de varios lugares del globo ¿Fueron grabadas esas conversaciones?: ¿O acaso estos funcionarios de la Casa Blanca estaban mejor asesorados al momento de abrir la boca por una línea telefónica?

Es algo bastante sospechoso o al menos curioso ver como se inicia esto. 
Hace meses atrás se hizo público la filtración de una fuente interna dentro de la misma Casa Blanca que hablaba de estar trabajando para socavar la administración, una especie de “insurgencia palaciega”. Todo ello acompañado de una campaña político-mediática argumentada sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones que le dieron el triunfo a Trump, iniciando una novela que los medios angloestadounidenses venden como el “Russia-gate”, una tontería que incluso el mismo Vladimir Putin usa para hacer chistes públicamente (https://actualidad.rt.com/ ).

El 25 de julio pasado Trump hace una llamada a Kiev para tener una conversación con su par Volosymyr Zelensky, el tema parece intrascendente hasta que en una parte de esa conversación el presidente estadounidense le solicita al mandatario ucraniano que investigue las actividades del hijo de John Biden en Ucrania. Alguien del otro lado de la línea dijo “Te tengo” y el resto es historia.

Desde el punto de vista de política interior, el hecho no deja de ser más grave que muchas otras inconstitucionalidades cometidas durante 18 años por el propio estado federal contra sus ciudadanos y de otras partes del mundo. Pero, en este caso, hay fuertes intereses oscuros por desbancar cuanto antes a un mandatario muy incómodo y renegado a los lineamientos del Establishment. Está claro que para dicho propósito, todo está disponible y es sacrificable en aras de este objetivo, incluso y de ser necesario, tirando a la basura el poco crédito político de los EEUU ante la opinión pública.

Y es que el supuesto pedido de Trump a Zelensky de que investigue las actividades de su rival John Biden en Ucrania según la sagás inteligencia de Pelosi implicaría la intervención de una potencia extranjera en asuntos internos de la Unión.  Bajo este cargo a Trump le cabría la destitución por el no menor cargo de “traición” lo que implicaría una salida deshonrosa y escandalosa.
Nancy Pelosi

Esto a su vez no lleva a cuestionarnos ¿Quién estaba escuchando la conversación y quién realizo la denuncia?  Ante todo, la cuestión debería ser ¿Es legal escuchar las conversaciones del mismo presidente? Esto da lugar para un largo debate constitucional que pone en evidencia que las garantías y las libertades en los EEUU parecen solo existir en los papeles. 

No olvidemos como hace unas semanas atrás se desató un escándalo por la instalación de los dispositivos de escucha montados por el Mossad israelí en edificios clave en todo Washington incluyendo a la misma Casa Blanca. Al momento no se sabe con precisión como se está procesando esto y es seguro que los responsables de montar esta red (incluyendo al mismo Netanyahu), estén frenando las investigaciones correspondientes.

Sobre esto último no queda claro cuál era el propósito de esta red de escucha. Se podría especular que Tel Aviv podría estar seriamente preocupado por los problemas internos que está pasando su benefactor  o quizá, sea un participe en las intrigas de la oposición demócrata que aspira a ganar las próximas elecciones.

Si el mismo presidente es escrutado en lo que habla telefónicamente con otro mandatario ¿Quién puede imaginarse hasta dónde es violentada la intimidad de los simples ciudadanos no ya estadounidenses, sino del globo? 
Ante ello los estadounidenses entran en cuentas de que están mucho más que desnudos ante su gobierno.

Las denuncias de Snowden nunca fueron un embuste o una exageración de un traidor como lo señalaron los “Halcones” neoconservadores de Washington. Por el contrario, por ser muy reales fue perseguido y debió huir para refugiarse en Rusia al ser condenado a muerte.

Esto al mismo tiempo, ha impulsado los reclamos de asociaciones civiles y sectores políticos en EEUU para que se levanten las restricciones que se habían venido imponiendo al conocimiento público de las llamadas y la preservación de las comunicaciones y reuniones realizadas por el presidente con mandatarios extranjeros en la Casa Blanca (https://nsarchive.gwu.edu ).

La denuncia de esta sugerencia provino de un “informante” de inteligencia anónimo que realizó una meticulosa y extensiva “queja” administrativa ante el Inspector General de la Comunidad de Inteligencia (https://intelligence.house.gov ), un organismo desconocido por la mayoría de los estadounidenses y que compone la interminable telaraña de agencias y departamentos federales de inteligencia que florecieron al amparo de los nada claros ataques del 11 de septiembre de 2001 y del insondable financiamiento autorizado por George W. Bush y su administración.

En este sentido y bajo el amparo de la supuesta violación a la Seguridad Nacional y con ello a la Constitución, los demócratas y en particular la presidente de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y con la complacencia de Hillary Clinton pueden llegar a lograr que Donald Trump y toda su administración (al menos una parte sustancial) sea desalojada de La Casa Blanca y entonces ¿Quién puede llegar a tomar su lugar? O para el caso de que Trump sobreviva como candidato a las elecciones del 2020 ¿Servirá este escándalo para deshacer cualquier posibilidad de que Trump sea reelecto?

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