miércoles, 15 de septiembre de 2021

 

 

“CONTRATERRORISMO TERRORISTA”

El fracaso de una política sucia que se sustentó en una falsa narrativa ¿Habrá las investigaciones judiciales correspondientes?

 

Por Dany Smith y Yossi Tevi

Una de las palabras más antisonantes y recurrentes que se han escuchado desde Washington en estos últimos 20 años ha sido la de “contraterrorismo” que en teoría describe una política de estado para combatir al terror. Desde el 11  de Septiembre de 2001 ésta política fue globalizada pero, a la luz de los acontecimientos de estos años, de las inconsecuencias que han ido saliendo a la luz y de un larguisimo historial de arbitrariedades ejecutadas por el estado norteamericano contra la libertad, la dignidad y la vida misma de millones de seres humanos, hace necesario que tratemos de responder a una simple pregunta ¿Puede combatirse al terror con más terror?

Pero no solo en esta pregunta radica la contradicción del discurso de la administración de Bush-Cheney. La apelación a la supuesta búsqueda de promover la democracia en todo el mundo mientras sus fuerzas militares y de inteligencia practicaban (o por intermedio de terceros) la tortura y el asesinato de forma sistemática e incontrolada dejaba al discurso “democrático” vacío de credibilidad.

Cuando George Bush y sus lugartenientes entre ellos el jefe de la CIA Richard Tennet y el entonces Secretario de Defensa Donald Rumsfeld lanzaron la cacería contra los supuestos responsables del 11/S (supuestos ya que los supuestos 19 terroristas de origen saudita que habrían secuestrado y se habrían inmolado abordo de los aviones estaban vivos), aprovecharon la agitación emotiva y el desconcierto que reinaba entre la ciudadanía que, azuzada desde los medios, solo pedía venganza sin detenerse a reflexionar que ello, sin las pruebas certeras de esas acusaciones y del daño que se causaría sería un salto al vacío para toda la Unión. Y así fue. El velado contubernio entre la CIA con el Talibán y “Al Qaeda” (que al mismo tiempo implicaba a Arabia Saudita) y las reveladas mentiras sobre las excusas alegadas por Bush (en falsos informes del MI-6 y la CIA) para invadir Iraq sentenciaron a muerte la credibilidad de todo esto.

Cuando EEUU en noviembre de 2001 invade Afganistán lo primero que hace a su llegada es comenzar a desplegar equipos especiales que se encargaran de capturar e “interrogar” a los prisioneros sin importar un comino si eran hombres, mujeres o niños y mucho menos respetar sus derechos ni su humanidad. Lo mismo se hizo cuando se invadió Iraq en 2003 y fue allí donde estas prácticas se hicieron tan comunes, variadas y extensas que a pesar de que se filtraron muchos documentos que pusieron en evidencia estas aberraciones, aún no se conoce el verdadero alcance de todo aquello. Es innegable que existe mucha más información comprometedora (en especial de sesiones grabadas en video) que está sepultada en lo más profundo de los archivos de la CIA y del Pentágono y que el Establishment no permitirá que vea la luz del día.

Pero esta argumentada “lucha contra el terror” no solo abarcó estos escenarios. La prédica mesiánica de George W. Bush (apoyada por los Evangelistas neosionistas y los rabinos sionistas) se extendió a todo el mundo y para ello los equipos de la CIA no tuvieron límite alguno para concretar acciones delictivas que como tales, se llevaron bajo cubierta y con la cooperación de las agencias de inteligencia de los mismos países donde las realizarían.  Fue así como se desplegaría esta “lucha contra el terrorismo”, aplicando terror sobre los que en muchos casos no existía comprobación alguna de su participación en actividades semejantes o incluso, participación en actividades políticas que los implicara ideológicamente. Esto dejó entrever que los prejuicios y la tendenciosidad fueron los rectores de esta cacería.

¿Existía alguna orden judicial? Para nada. Y si la hubiera habido ningún juez norteamericano habría tenido competencia, la legalidad ni la legitimidad para ordenar semejantes operativos violatorios de los derechos humanos.

Desde Canadá hasta Australia (estrechos y viejos aliados en esta oscura cruzada), pasando por países árabes como Jordania y Libia y de allí hasta ciertos países del este de Europa, la cooperación de sus agencias de inteligencia en estos secuestros, práctica de torturas y el aporte de sus territorios para albergar “cárceles secretas” de la CIA, marca la magnitud de esta infraestructura siniestra. No olvidemos que en muchos de estos países en donde se llevaban adelante todo tipo de aberraciones, torturas físicas y psicológicas contra los sospechados, las autoridades políticas mantuvieron absoluto silencio cuando se reportaban la desaparición de alguna persona que en realidad había sido abducida por la CIA.

En una gran parte de estos casos los sujetos marcados para estas faenas sucias dignas de la Gestapo Nazi y de la antigua KGB estalinista, los criterios de sospecha pasaban por un solo elemento en común: Todos eran musulmanes.

En este período ser musulmán y ser pillado hablando contra EEUU o poniendo en dudas sus acciones era el pasaporte a ser chupado por un equipo de la CIA sin importar donde estuviera. El terror estaba ahí donde existieran ansias por agradar a EEUU. Si un clérigo islámico criticaba desde el púlpito las acciones de EEUU en Iraq y Afganistán podía ser candidato a un viaje gratis a Guantánamo o peor aún, a una de esas “cárceles secretas” en lugares tan ignotos y contradictoriamente lejanos como podrían ser Azerbaiyán, Tailandia (donde presto servicios la joven agente Gina Haspel) o Polonia. En muchos otros casos, su mezquita sería volada por los aires por supuestos extremistas que en realidad eran, equipos de asesinos y mercenarios disfrazados alquilados por la inteligencia militar angloestadounidense y sus colegas de las agencias civiles de inteligencia.

Como vemos, el terror fue la consigna y la práctica para “luchar” contra el terror. La aplicación extendida de la tortura, las humillaciones y violaciones contra miles de iraquíes y ciudadanos musulmanes de otras latitudes no podía sino generar más odio. Muchos de esos eventos en los que se documentaron esas sesiones de “interrogación” visualizaban atroces prácticas en hombres, mujeres y adolescentes -por lo aberrante que se veía- habrían sido destruidos por orden del presidente Barak Obama. Combatir el terror aplicando la misma receta era como querer apagar un incendio con fuego.

Muchos sheiks e imanes (sunitas y chiitas) no advertían (o quizá no les importaba) que entre los concurrentes a su Mezquita, si era dentro de los EEUU había infiltrados del FBI, si era en la Unión Europea sus homónimos del MI-6, la DGSE o la BND y si era en otro país árabe o de otros países los alcahuetes de la CIA que por simpatía política, islamofobia o una remuneración de nómina lo entregarían sin chistar.

En Iraq esta táctica sucia fue ampliamente usada por la inteligencia militar, sus colegas de la CIA y sus socios israelíes quienes (encubiertos entre los contingentes norteamericanos operando en centros de detención) encontraron la oportunidad de oro para sacar información de oficiales del Baath y a su vez desquitarse por la décadas de haber frenado las ambiciones regionales de Israel. Además, los israelíes venían con una amplia experiencia medico científica en el diseño y práctica de métodos sádicos para infringir dolor físico y psíquico que venían experimentando durante mucho tiempo con los palestinos.  Fue así como muchos clérigos sunitas iraquíes en Bagdad fueron arrestados, otros asesinados y otros desaparecidos por llamar a resistir a los invasores.

La Shin Bet que es la policía secreta israelí al igual que su homónima externa Mossad, posee entre su personal especializado para torturar a médicos, psicólogos y psiquiatras que han diseñado ingeniosos sistemas de torturas y abusos que buscan destruir la pisque y la personalidad de los detenidos dejándolos como muertos vivos.

Así conocimos en 2004 las aberraciones que se cometían en “Abu Graib” que solo fue una muestra de una amplia infraestructura y un elaborado plan sistemático para limpiar a la oposición iraquí que tras un maquillaje mediático de cadenas como CNN y FOX NEWS, se trató de minimizar estas aberraciones de cara a la opinión pública. Al mismo tiempo y a puertas cerradas, el escándalo amenazaba con hundir a la administración Bush-Cheney llevo a que los datos de la cadena de mando militar implicada fuera censurada de los documentos (encubrimiento) por el gobierno estadounidense. Esta filtración que se sospecha fue realizada por una agencia de inteligencia aliada (respondiendo a los intereses de su estado), profundizó la brecha en la ya cuestionada imagen de un EEUU que se auto percibía como un líder en el respeto a los derechos humanos y las libertades.

Sin dudas que esta imagen terminó por venirse abajo tras el impulso de la agresión en 2011 contra Siria y el clandestino involucramiento de las agencias norteamericanas en la aparición de la farsa de ISIS en 2014 que recordemos, estaba comandada por un personaje ficticio creado por la CIA (y con el cual en 2013 se había reunido el senador John Mc Cain en Siria) y que tras un acuerdo secreto con la agrupación iraquí del Ejército Naqshaianbandi (liderado por Ibrahim Izzat Al Duri), el MIT turco y el Clan Kurdo de los Barzani, movilizaron sus esfuerzos para establecer en Iraq una zona libre para que grupos apoyados por EEUU y la UE pudieran operar libremente contra Damasco y al mismo tiempo deshacerse del inconveniente régimen de Nouri Al Maliki.  

Como puede advertirse, la denominada “lucha contra el terrorismo” era una cortina de humo que tapaba otros objetivos geopolíticos. Fue así que tras cambiar las prioridades de Washington en 2018 el por entonces Secretario de Defensa de Trump, el general James “Mad Dog” Mattis determinó que esa lucha había culminado. Del título de aquel eslogan surge su inconsistencia dado que, el terrorismo como tal no es una ideología ni tampoco parte de una religión (como se trata de ligar con el Islam), es una táctica de guerra que se ha usado desde tiempos inmemoriales y que desde hace tiempo quienes dicen combatirla también la utilizan.

domingo, 12 de septiembre de 2021

 

“FARSA Y NEGOCIOS PROSPEROS”

La creación y la difusión mediática de una épica engañosa a partir de los hechos del 11/S ha tratado de tapar y acallar las preguntas sobre las verdaderas implicancias internas. En este 20º aniversario los medios siguen a la carga en este intento

 

Por Charles H. Slim

El tan publicitado aniversario de los ataques del 11/S de 2001 no podría estar más guionado y bien apegado al relato de una versión gubernamental plagada de huecos e incoherencias que reclamados desde sectores de la misma ciudadanía estadounidense el gobierno jamás han querido aclarar. Por el contrario, por estas horas cunden por los medios adeptos a esta línea argumentativa, los homenajes a los caídos, víctimas de un crimen atroz pero que no fue perpetrado por los que los medios, ateniéndose a pie juntillas lo que Washington ha instaurado como versión oficial, comentan con tanta elocuencia.

En los medios argentinos y en unos más que otros, el “simplonismo” y el reduccionismo informativo disfrazado de análisis filosóficos apabulla por su estridencia. No hace falta nombrar a sus difusores, ya se sabe muy bien quienes son los grandes e incondicionales admiradores de la “democracia” que además de pasar por alto este tipo de enjuagues, miran para otro lado cuando se usa la tortura, el crimen, la intervención militar y la guerra de ocupación para -según estos personajes- instaurar las libertades a los pueblos.

Dentro de EEUU hay millones de simples ciudadanos norteamericanos que son conscientes de esto y pese a las contrariedades y las dificultades que ello les trajo, no han callado sus voces. Contrariamente a estos ciegos e ignorantes relatores argentos de la propaganda del Departamento de Estado norteamericano (muchos de ellos obsecuentes a sueldo o congraciados por un empleo en EEUU), han perseverado en sus cuestionamientos a lo que hoy por hoy Washington y estos sectores “norteamericanoides” tratan de establecer como una épica o más bien como, una “cruzada contra el terror” poniendo en el mismo saco y de forma deliberada (por sus posturas pro-israelíes) a los embustes de “Al Qaeda” e “ISIS” con organizaciones de la resistencia islámica como “Hamas” y “Hesbollah”.

Sin considerar los objetivos geopolíticos que persigue Washington, muchos se siguen preguntando ¿Pero que hubo detrás de los eventos del 11/S? Para muchos la respuesta es, el complejo industrial militar del terror que hoy conocemos como “Homeland Security”. Esto nos lleva a considerar lo que costo al erario público la construcción de este mega sistema de vigilancia para-militar e inteligencia dentro de los mismos EEUU que se interconecta con los asuntos exteriores. El presupuesto del Departamento de Defensa es recurrentemente señalado como opaco, algo incongruente para una pretendida democracia. Los contratistas de defensa y las empresas privadas de seguridad se han enriquecido de forma obscena al amparo de este evento y es legítimo a la distancia que se dude de todo lo que les llevo a la cumbre. Como diría cualquier comerciante “un negocio redondo”.

La tragedia del 11/S sirvió entre otras cosas para imprimir dinero sin control que (además de financiar a la gigantesca burocracia gubernamental creada a la sombra de este evento nada claro) terminaron en manos de unos pocos empresarios. Así, y al mismo tiempo con el desencadenamiento de la llamada “guerra contra el terrorismo”, se puso en marcha un fabuloso negocio de retroalimentación en el que el gasto militar y el absorbido por la Comunidad de inteligencia se duplicó hasta un 20% del gasto federal ¿De dónde salía ese dinero? Bien, como lo señalan varios analistas económicos y financieros norteamericanos ese dinero salía de los bolsillos de los ciudadanos quienes fueron exprimidos por el gobierno llevando a que grandes polos fabriles y de negocios quebraran si remedio. Por supuesto que para ellos ninguna ayuda de los bancos. El dinero que se imprimía a granel en el Departamento del Tesoro iría a y solo a las manos de los bancos privados quienes a su vez se los entregaban (entre otras) a las grandes corporaciones de la defensa.

Los medios masivos fueron y siguen siendo consecuentes para apoyar a las corporaciones de la industria militar que se enriquecen con las guerras. Son usinas para desperdigar sospechas y temor que inflaman los espíritus de las personas y a la vez justifican las corrosivas políticas que el gobierno aplicara tanto sobre otros como sobre ellos.

En lo que respecta a los eventos del 11/S estos medios nunca han profundizado en los oscuros hechos y curiosas las circunstancias que rodearon los ataques (como la reunión en la misma mañana del 11 de septiembre de los senadores Goss y Graham con el jefe de inteligencia pakistaní Mahmud Ahmed, la inexplicada ausencia de restos de algún  avión en la demolición en el Pentágono, o el incidente de los jóvenes israelíes que festejaron las caídas de las torres en New Jersey para citar algunos) ¿Cómo se explican las convenientes mudanzas de oficinas comerciales y en otras la ausencia de sus principales gerentes en aquella mañana? ¿Quién cobro el seguro por el siniestro de las Torres?, ¿Cuáles fueron los beneficios financieros de este crimen para el propietario del complejo “Silverstein Propierties”? o, ¿Por qué la bóveda del subsuelo en donde se guardaban miles de archivos y documentos gubernamentales de carácter confidencial -tras ser explorada por los equipos de rescate federales- se halló abierta y vaciada antes de las demoliciones?

Ante este nuevo aniversario que los medios tratan de encaramar como un ataque artero y sorpresivo de un enemigo externo encarnado en el “terrorismo islámico” en particular de la organización “Al Qaeda” la cual tiene un origen e historia ligada a la CIA, los libre pensantes deben seguir cuestionando estos claros intentos por manipular y reescribir la historia. Ante esto otras preguntas recurrentes han sido ¿Cómo la CIA y el resto de las agencias federales no pudieron prevenir este evento? y ¿Cómo supieron los empresarios y el mismo propietario del WTC que debían vaciar sus oficinas con unos días de anticipación?

 

 

sábado, 11 de septiembre de 2021

 

“FINANCIAL

REALPOLITIK”

In the shadow of the 9/11 attacks, who and how benefited from the war in Afghanistan?

By Dany Smith

The experience of Afghanistan is a demonstration of how the border of political power and international legality is crossed to achieve unilateral geopolitical objectives. What happened last August 15 reflects not only the military and political failure of another powerful invader but also the dark background that dragged the US and its Atlantic partners into a situation that still has no clear resolution.

The flight that could be seen in the media was the end, the death of a geopolitical process led by Washington and supported by its NATO allies that buried the hegemonist expectations of the United States that were sealed with the words of President Joe Biden himself who saying “Our mission in Afghanistan was never aimed at building a nation. He never aimed to create a unified and centralized democracy”. He put a political epitaph on the already peeling image and political credibility of American democracy.

With this, it is clear that Washington is neglecting what in the last twenty years it had argued to support the invasion in 2001 and that later it continued to be sustained with the administration of Barak Obama in which Biden was an official. Trump denounced these inconsistencies and the futility of this war, focusing on the unacceptable economic costs, claiming that it was a bottomless hole for the treasury's finances. Certainly Trump was telling the truth and the proof of this is the 85,000 million dollars invested in assembling and equipping a paper army. Biden tried to detach himself from both extremes and chose to go off on a tangent by making a reckless decision (although not a rash one) that undoubtedly hides a trap.

Now in light of this US speech, it is clear to the whole world that Washington never sought freedom and democracy for Afghans, something that in the face of the facts (and as was also evidenced in Iraq) was quite little credible due to the visible consequences they caused on humanity (not excluding women) from Afghans.

Was the US seeking to win this war? Although the question seems puzzling and even illogical, it is important to answer to explain what has been pursued in this occupation. This forces us to ask another question and she is Why is a war unleashed? As Carl Von Clausewitz said “War is not simply a political act, but a true political instrument, a continuation of political relations, a management of them by other means.” Pentagon strategists may have considered this classic definition at the time, but most likely politicians in Washington did not. In a sense they did not need to consider it since this German author's conception of war was already non-existent and anachronistic. That concept was adapted to the needs of the realpolitik conceived by the advisers of the second half of the 20th century such as Henry Kissinger and George Kennan and much less for sinister minds of the circle of the Republican administration of Bush-Cheney such as those of the Secretary of Defense Donald Rumsfeld, Under Secretary of Defense Paul Wolfowitz and the entire circle of schemers of American neoconservatism and Zionism.

Considering these actors and the real objectives pursued by the interventions in Afghanistan and Iraq, the answer has a variety of nuances but that can be encompassed in a single definition: Profits in chaos. Here in the US no one can be surprised by this answer since the evidence of what it financially represented for a handful of political gangsters -including contractor companies-, the Pentagon and the CIA with their inevitable derivations to Wall Street, leaves far below the tearful propaganda that today from the media tries to move public opinion by an imposition of concern for the freedom of Afghan women.

And it is that when did they say something about those same women who were murdered or raped by members of the ISAF or their henchmen of the "Afghan Special Groups"? Unless your concern only goes through a group of those women, those who voluntarily were part of the apparatus and benefited from the collaborationist system. It is known that in the same American embassy in Kabul and in the Bagram military complex, a few nights before the fall, the Americans had large sex and drug orgies in which prostitutes and members of local LGTB groups participated that -and it is worth the It is worth underlining- they are financially and politically supported by the US as a cultural disintegration tactic in the Islamic world (part of the Transhumanist Globalist plan of Biden and Harris).

It is not only a question of mere accommodating hypocrisy, but also of cooperating with the desperate efforts of the US State Department not to lose the little trust that remains in its collaborators who are still trapped in Kabul. So blatant is the propaganda that even when the Taliban was a proven creature of the CIA, the Anglo-Saxon media tries to dissociate the comparisons that have been made of the flight from Afghanistan with the analogy to South Vietnam in 1975 with questions such as How can Are you comparing the two situations? As some articles in the neo-conservative “Think Tanks” admonish, trying to make the reader believe that in addition to being wrong, the North Vietnamese were not as bad as the Taliban.

Precisely these Think Tanks and the media conglomerate are making an effort to wash the face of this political and military catastrophe to Washington's ambitions.

This failure in turn has revealed an internal tugging between the CIA and the Department of Defense that is as or more damaging than the Taliban. Look if not, how for two decades Washington and the Western media have tried to convince public opinion that "Islamist terrorism" was the cause of all the misfortunes in America and the world, but shortly after walking down that path, they began to notice the dirty folds of American politics. There is still nothing clear in the days of 9/11, despite the fact that at all times from the power and through the media the story is retouched trying to patch up the incongruities of the official account.

Unexpectedly, that served to reveal the true face of American democracy and its interrelationship with other partners in the design and construction of transnational enemies such as "Al Qaeda" and "Islamic State" that would fulfill a long-term strategic purpose in planning that " New American Century ”and that was, to install perpetual chaos in the Middle East and Central Asia that would also benefit the state of Israel.

So who created and fed the terrorists or the "moderate rebels"? When the Department of Defense did not approve an arms consignment or the assistance of personnel for training clandestine groups, the CIA was there to cover the requirement. When something was too dirty for the politicians in the White House, there were guys like Tenet, Brenan or Mrs. Haspel who with that proven and particular contempt for Muslims, would not hesitate to carry out the orders entrusted to them.

What we saw in Afghanistan, those thousands of tanks and weapons "abandoned" at the bases and airfields for the Taliban to seize, was already seen in Iraq in 2014 without the Iraqis realizing that this was part of a larger hoax. On both sides, these intelligence agencies of the same US state competed to see who was better at their tasks while the Iraqis and Afghans brought the blood.

In the shadow of this, the invaders gave birth to a new caste that today we know as the "collaborationists" who live in opulence and under the tutelage of the invader until he is expelled or flees as happened with the servants of the capital. These are the same ones we saw running after US planes in August to flee Kabul. But the most interesting members of this infamous caste are the politicians who like Jamil Karsai and his lieutenants laid a red carpet for the occupiers while the CIA and its Drones massacred civilian settlers in remote northern villages or a few kilometers from Kabul, tortured The prisoners.

Of course, the silence and cooperation of characters like Karsai and Ghani earned him the reward of a comfortable life free from the controls of a law that was dictated by the occupant. From there on, bribery and corruption reigned in all the institutions set up by Anglo-Americans. In this universe of corruption and money with no known origin, local and US political and military officials benefited who, taking advantage of the circumstances, turned the war into a profitable business.

The case of Generals Standley Mc Chrystal and Mike Flynt is one of them. Mc Chrystal after being fired, after amassing a fortune difficult to explain with a salary as a public servant, jumped into business life contributing his military knowledge for private corporations. Then his pupil, General Flynt as head of counterterrorism (Delta Force and Seals) for Afghanistan and Iraq in the Obama era - whom he personally despised - and sheltered by Donald Trump, put into practice his recalcitrant Islamophobia on the humanity of Muslims with the heinous consequences very well documented. Along with these dirty tasks, he would have enriched himself so treacherously that, after the bank where he maintains his accounts and credit cards was made public, he decided to suspend them. It is assumed that part of that money came from the funds destined for the reconstruction of the country which, as also happened in Iraq, were never invested for those purposes and ended up in the hands of corrupt civilian and military officials.

On the other hand, that would not be the only source of the funds that enriched the former general since it is well known that the momentum of these wars moved and continues to move flows of black money from arms trafficking, drugs and all kinds of merchandise for smuggling. Within this dirty scheme, the equipment and weapons that the US and other European countries provided to the police and the regular Afghan army were involved, which later, due to the mysteries of life, ended up in the hands of the Taliban or other groups. Managing black money funds is one of the prerogatives of this murky universe. This is where military intelligence and their CIA civilian colleagues meet.

As you can see, morale does not exist in the usual display of these actors and their Afghan collaborators were not going to be better. It was for this reason that when the US announced its withdrawal, the Afghan regular army was rapidly disbanding. In addition to not being made up of the supposed 300,000 men who appeared on the payroll (only half were real), the troops of the collaborationist army did not have the spirit or the moral to face an adversary highly motivated and convinced of their objectives. Where did millions of dollars go, the equipment and weapons for those ghost soldiers? To the pockets of collaborationist commanders and political officials.

But Afghan officials weren't the only ones benefiting from this futile war. As in Iraq, the Pentagon and other US agencies were implicated in lavish scams. The cases of retired general Joseph F. Dunford Jr and retired general John R. Allen are another example of how, after leaving public service, state officials were absorbed by private arms companies such as “Gruman”, “Lockeed Martin Co” and others that closed bulky defense contracts to supply the troops deployed in both Iraq and Afghanistan.

In light of these antecedents, we can conclude that what prevails in this warmongering adventure is a nihilistic realism or rather, a stark and racist realism aimed at obtaining (apart from geopolitical objectives) in each stratum of those involved (government, companies and agencies) , economic gains according to their positions in power.

 

 

domingo, 5 de septiembre de 2021

 

“UN ESTADO INERME”

El avance de Chile sobre aguas territoriales argentinas ha hecho emerger las inconsistencias políticas y la desidia de los gobiernos argentinos ¿Cuáles son las causas y cuáles serán las consecuencias?

 

Por Charles H. Slim

Si hay algo que es dañino y peligroso para los intereses de una nación es el falso discurso de pacifismo que pregonan ciertos sectores de la política argentina. Durante treinta y siete años este mantra de un pacifismo lelo y pernicioso ha calado hasta los huesos de la estructura de un estado nación como la Argentina que hoy, ante las circunstancias de un nuevo desafío a su soberanía acusa un estado desprovisto de herramientas que denota el total abandono de sus intereses estratégicos.

La ampliación de la plataforma marítima chilena que traspasa los 67º 16´por un decreto del presidente Sebastián Piñera ha puesto en evidencia el oportunismo chileno aprovechando el famélico estado de las capacidades materiales y políticas del estado argentino. No hay doctrina ni planificaciones y mucho menos personal adiestrado con los elementos necesarios para afrontar este desafío, Pero ¿Quiénes han sido los artífices para llegar a esta situación?  Ello queda evidente en los últimos veinte años de sistemático desmantelamiento y abandono de la defensa, promovido por sectores de la partidocracia quienes en la mayoría de los casos -salvo los liberales y los sionistas locales- no se daban cuenta que le hacían el juego al Foreign Office quien a su vez presionó a que los gobiernos de turno llevaran adelante. Aún queda como testimonio de esta situación la impune situación del submarino “ARA San Juan” que estuvo rodeada de toda clase de irregularidades tanto en las investigaciones judiciales como las tareas de búsqueda (desplazando a Rusia), que con la intervención de Londres y el Comando Sur, fueron enterradas bajo un manto de un encubrimiento con alcances internacionales.

“En 1978 ambos países estuvieron a punto de entrar en guerra por el Canal de Beagle y en ese momento el movimiento de tropas fue masivo. En aquellas circunstancias de bipolaridad entre el Este y el Oeste a la OTAN no le convenía un enfrentamiento entre dos socios hemisféricos y fue por ello que Washington gestionó en secreto la presurosa intervención del Vaticano”

Si la determinación política chilena ha sido una medida arbitraria o contraria a la ley internacional marítima y a los tratados que ambas partes habían sido firmados en 1984 tras el diferendo por el “Canal del Beagle”, es meramente anecdótico y no hace a la cuestión principal. Chile se ha apropiado de una porción de la superficie marítima y de su plataforma atlántica (algo que tiene consecuencias económicas, políticas y geopolíticas) y la Argentina no tiene cómo y con qué para responder.

A la par de esto, la actual administración política en Buenos Aires como todas sus predecesoras trata de barrer bajo la alfombra la posición geopolítica y estratégica de la Argentina en el cono sur enmarcada en una situación que se halla comprometida por una ocupación británica en las islas del atlántico sur que a su vez tiene una histórica y estrecha relación de interés y estrategia común con Chile (que cabe recordar apoyó a Gran Bretaña en la guerra de 1982).

En una mezcla de insidia política, candidez y amateurismo la clase política desactivo todos sus programas de defensa que ponían a raya no solo a las ambiciones de un vecino como Chile sino a las residuales preocupaciones de Londres por un posible roce con Buenos Aires que pudiera darles problemas en el Atlántico sur. No solo Alfonsín comenzó con el desmantelamiento de los cuadros de las Fuerzas Armadas y perjudico la imagen política de las mismas y de la causa Malvinas ante la opinión pública, la llegada del neoliberalismo-peronista de Carlos Menem fue sensiblemente más perjudicial ya que fue en su gestión que además de continuar aquella tarea, en 1992 entregó a EEUU (y a los británicos) sus proyectos aeronáuticos y el desarrollo del misil Cóndor I y II que estaban listos para su uso. Estos últimos eran una de las preocupaciones más serias para Chile ya que estaban al tanto de las capacidades y alcance que esos misiles tenían.  

El actual estado de indefensión del país es producto de una conjunción de factores que confluyen a que ello se vuelva irreversible. Desde la época inquistorial anti militarista del gobierno de Alfonsín pasando por la era de la banalidad y corrupción menemista hasta la desidia apoyada en ideologismos pretéritos (del setentismo) promovidos por el kirchnerismo y una etapa descaradamente anglo-sionista del gobierno de Macri, llegamos a que hoy por hoy no exista una razonable operatividad de las Fuerzas Armadas con una capacidad suficiente y acorde para disuadir las amenazas externas como lo es la apropiación de una porción del territorio.

"El desarrollo del Misil Cóndor fue uno de los programas más ambiciosos y desarrollados de la industria aeronáutica nacional que lo hacía único y de punta en todo el Cono sur. Tan excepcional era que las expectativas de su desempeño en teatros de operaciones reales se confirmaron durante la guerra entre Irán e Iraq (1980-1988)" 

Incluso más. En el actual contexto internacional en el que las intervenciones político-militares son una realidad constante, la desestabilización por agentes y organizaciones trasnacionales que persiguen fines geopolíticos y económicos juegan como máscaras para gobiernos que se ocultan detrás de ellos, el abandono del área de la defensa inteligente es un error estratégico imperdonable que incluso le cabría a sus responsables políticos y militares el cargo de traición a la patria que prevé el artículo 29 de la Constitución argentina.  

Sumado a esto, las tratativas y discusiones que se han iniciado en el senado argentino no están ajenas a controversias y discusiones baladí que poco ayudan a resolver un tema tan sensible. Aquí también se reflejan las divisiones partidarias en política exterior entre quienes buscan una condena firme a las acciones trasandinas y aquellos que minimizan el avance sobre sus aguas territoriales. Una cosa en la que ambos coinciden es en la de “no hacer nada”. Más allá de quienes son unos y otros queda en claro la falta de una política exterior coherente y unificada que deja entrever un estado nación sin poder real para proteger sus intereses estratégicos y que con el paso del tiempo le reportaran mayores pérdidas en su economía.

Pero más allá de las palabras y los discursos políticos la realidad en el terreno, los hechos son lapidarios. A la ya de por sí apropiada de hecho de una zona económica austral argentina se verá también de hecho la ampliación de la jurisdicción marítima chilena que estará cargo de la Quinta Zona Naval de la Armada de guerra chilena con base en Puerto Montt y ello a su vez significará el dominio y control de dicho espacio marítimo a cargo de navíos de guerra. En este contexto y cuando los buques argentinos pretendan ejercer su soberanía sobre estas aguas ¿Quién protegerá a las embarcaciones argentinas ante el hostigamiento de navíos chilenos?

La pregunta hace tiempo que tiene una respuesta y ello se ve en la imposibilidad de que Argentina pueda ejercer su soberanía para controlar sus espacios acuáticos del atlántico de la pesca foránea y del tránsito naval con diversos propósitos incluyendo claro, el militar. A la falta de vocación política (condicionada por los Tratados de Madrid de 1989 y 1990 que el actual gobierno no se atreverá a revocar) se suma la falta de material para afrontar las tareas de vigilancia y seguridad aeronaval que requiere el extenso litoral marítimo que tiene el país, Buques obsoletos (muchos de origen británico) sin reparar, falta de aviones y helicópteros navales modernos de interdicción temprana (con capacidad antibuque), de aviones para inteligencia electrónica (tipo AWACS) y la carencia de un desarrollo de un sistema integral de defensa en el área naval da como resultado y consecuencia el aprovechamiento de un vecino con históricas pretensiones territoriales.

"La adquisición de unidades navales australianas Clase Adelaide por sus características y los objetivos tácticos representan una amenaza palpable para la soberanía de los mares argentinos" 

Por el contrario, Chile ha venido reforzando y mejorando sus adquisiciones navales que superan en calidad y cantidad a las que actualmente pudiera reunir la Armada Argentina. En 2020 Santiago adquirió a Australia dos fragatas clase “Adelaide” HMAS “Newcastle” y HMAS “Melbourne” que reemplazaran sus unidades antiguas unidades “Clase L” adquiridas a Holanda. Sumado a esto, la adquisición de misiles antibuque y Drones espía de fabricación israelí pone en consideración las implicancias de Tel Aviv en los asuntos de la región. Incluso en lo referente a la composición de sus fuerzas de tareas, el equipamiento convencional, armamento y transporte adoptado, revelan que se han adaptado a las nuevas tácticas de la guerra naval contemporánea en la que la infantería de marina toma -tanto en el equipamiento como en la composición de la tropa- un papel importantísimo para cumplir con objetivos estratégicos en teatros de operaciones como los islotes y los archipiélagos del sur.

En este sentido el estado chileno se ha embarcado en negociaciones y contrataciones con empresas europeas y canadienses para la adquisición de nuevas unidades anfibias equipadas para las actuales necesidades de la guerra electrónica moderna. Una de estas contrataciones involucra a la empresa canadiense VARD MARINE que proporcionará unidades de transporte de tropas de asalto, con capacidad de albergar una tripulación a bordo de 21 oficiales y hasta 80 efectivos de tropa con capacidad de autonomía suficiente para misiones en puntos aislados.

A contracara de esto, la Argentina no tiene una sola inversión con entidad suficiente como para poder hacer frente a las mejoras tecnológicas y de equipamiento de su vecino.

El punto solo refleja la indefensión de un estado que en las últimas décadas ha dilapidado sus recursos en costear la burocracia partidista y clientelista que ha convertido al país en un estado del que vive la casta política administrando un territorio habitado por simples sujetos que viven del asistencialismo y las subvenciones del estado. Obviamente que a ello han contribuido los medios de información y varios de sus periodistas insignes quienes a lo largo de estas décadas han trabajado a dos bandas acomodándose convenientemente al poder y las circunstancias de turno.  

Ciertamente y más allá de que hay un estado de indefensión crónico al cual han contribuido los mismos que hoy ocupan la Casa Rosada, las consecuencias de ello de seguir así, irán más allá de esta franja marítima y dejará a las próximas generaciones un problema de cual no tendrá ninguna solución negociable.