domingo, 12 de septiembre de 2021

 

“FARSA Y NEGOCIOS PROSPEROS”

La creación y la difusión mediática de una épica engañosa a partir de los hechos del 11/S ha tratado de tapar y acallar las preguntas sobre las verdaderas implicancias internas. En este 20º aniversario los medios siguen a la carga en este intento

 

Por Charles H. Slim

El tan publicitado aniversario de los ataques del 11/S de 2001 no podría estar más guionado y bien apegado al relato de una versión gubernamental plagada de huecos e incoherencias que reclamados desde sectores de la misma ciudadanía estadounidense el gobierno jamás han querido aclarar. Por el contrario, por estas horas cunden por los medios adeptos a esta línea argumentativa, los homenajes a los caídos, víctimas de un crimen atroz pero que no fue perpetrado por los que los medios, ateniéndose a pie juntillas lo que Washington ha instaurado como versión oficial, comentan con tanta elocuencia.

En los medios argentinos y en unos más que otros, el “simplonismo” y el reduccionismo informativo disfrazado de análisis filosóficos apabulla por su estridencia. No hace falta nombrar a sus difusores, ya se sabe muy bien quienes son los grandes e incondicionales admiradores de la “democracia” que además de pasar por alto este tipo de enjuagues, miran para otro lado cuando se usa la tortura, el crimen, la intervención militar y la guerra de ocupación para -según estos personajes- instaurar las libertades a los pueblos.

Dentro de EEUU hay millones de simples ciudadanos norteamericanos que son conscientes de esto y pese a las contrariedades y las dificultades que ello les trajo, no han callado sus voces. Contrariamente a estos ciegos e ignorantes relatores argentos de la propaganda del Departamento de Estado norteamericano (muchos de ellos obsecuentes a sueldo o congraciados por un empleo en EEUU), han perseverado en sus cuestionamientos a lo que hoy por hoy Washington y estos sectores “norteamericanoides” tratan de establecer como una épica o más bien como, una “cruzada contra el terror” poniendo en el mismo saco y de forma deliberada (por sus posturas pro-israelíes) a los embustes de “Al Qaeda” e “ISIS” con organizaciones de la resistencia islámica como “Hamas” y “Hesbollah”.

Sin considerar los objetivos geopolíticos que persigue Washington, muchos se siguen preguntando ¿Pero que hubo detrás de los eventos del 11/S? Para muchos la respuesta es, el complejo industrial militar del terror que hoy conocemos como “Homeland Security”. Esto nos lleva a considerar lo que costo al erario público la construcción de este mega sistema de vigilancia para-militar e inteligencia dentro de los mismos EEUU que se interconecta con los asuntos exteriores. El presupuesto del Departamento de Defensa es recurrentemente señalado como opaco, algo incongruente para una pretendida democracia. Los contratistas de defensa y las empresas privadas de seguridad se han enriquecido de forma obscena al amparo de este evento y es legítimo a la distancia que se dude de todo lo que les llevo a la cumbre. Como diría cualquier comerciante “un negocio redondo”.

La tragedia del 11/S sirvió entre otras cosas para imprimir dinero sin control que (además de financiar a la gigantesca burocracia gubernamental creada a la sombra de este evento nada claro) terminaron en manos de unos pocos empresarios. Así, y al mismo tiempo con el desencadenamiento de la llamada “guerra contra el terrorismo”, se puso en marcha un fabuloso negocio de retroalimentación en el que el gasto militar y el absorbido por la Comunidad de inteligencia se duplicó hasta un 20% del gasto federal ¿De dónde salía ese dinero? Bien, como lo señalan varios analistas económicos y financieros norteamericanos ese dinero salía de los bolsillos de los ciudadanos quienes fueron exprimidos por el gobierno llevando a que grandes polos fabriles y de negocios quebraran si remedio. Por supuesto que para ellos ninguna ayuda de los bancos. El dinero que se imprimía a granel en el Departamento del Tesoro iría a y solo a las manos de los bancos privados quienes a su vez se los entregaban (entre otras) a las grandes corporaciones de la defensa.

Los medios masivos fueron y siguen siendo consecuentes para apoyar a las corporaciones de la industria militar que se enriquecen con las guerras. Son usinas para desperdigar sospechas y temor que inflaman los espíritus de las personas y a la vez justifican las corrosivas políticas que el gobierno aplicara tanto sobre otros como sobre ellos.

En lo que respecta a los eventos del 11/S estos medios nunca han profundizado en los oscuros hechos y curiosas las circunstancias que rodearon los ataques (como la reunión en la misma mañana del 11 de septiembre de los senadores Goss y Graham con el jefe de inteligencia pakistaní Mahmud Ahmed, la inexplicada ausencia de restos de algún  avión en la demolición en el Pentágono, o el incidente de los jóvenes israelíes que festejaron las caídas de las torres en New Jersey para citar algunos) ¿Cómo se explican las convenientes mudanzas de oficinas comerciales y en otras la ausencia de sus principales gerentes en aquella mañana? ¿Quién cobro el seguro por el siniestro de las Torres?, ¿Cuáles fueron los beneficios financieros de este crimen para el propietario del complejo “Silverstein Propierties”? o, ¿Por qué la bóveda del subsuelo en donde se guardaban miles de archivos y documentos gubernamentales de carácter confidencial -tras ser explorada por los equipos de rescate federales- se halló abierta y vaciada antes de las demoliciones?

Ante este nuevo aniversario que los medios tratan de encaramar como un ataque artero y sorpresivo de un enemigo externo encarnado en el “terrorismo islámico” en particular de la organización “Al Qaeda” la cual tiene un origen e historia ligada a la CIA, los libre pensantes deben seguir cuestionando estos claros intentos por manipular y reescribir la historia. Ante esto otras preguntas recurrentes han sido ¿Cómo la CIA y el resto de las agencias federales no pudieron prevenir este evento? y ¿Cómo supieron los empresarios y el mismo propietario del WTC que debían vaciar sus oficinas con unos días de anticipación?

 

 

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