domingo, 5 de septiembre de 2021

 

“UN ESTADO INERME”

El avance de Chile sobre aguas territoriales argentinas ha hecho emerger las inconsistencias políticas y la desidia de los gobiernos argentinos ¿Cuáles son las causas y cuáles serán las consecuencias?

 

Por Charles H. Slim

Si hay algo que es dañino y peligroso para los intereses de una nación es el falso discurso de pacifismo que pregonan ciertos sectores de la política argentina. Durante treinta y siete años este mantra de un pacifismo lelo y pernicioso ha calado hasta los huesos de la estructura de un estado nación como la Argentina que hoy, ante las circunstancias de un nuevo desafío a su soberanía acusa un estado desprovisto de herramientas que denota el total abandono de sus intereses estratégicos.

La ampliación de la plataforma marítima chilena que traspasa los 67º 16´por un decreto del presidente Sebastián Piñera ha puesto en evidencia el oportunismo chileno aprovechando el famélico estado de las capacidades materiales y políticas del estado argentino. No hay doctrina ni planificaciones y mucho menos personal adiestrado con los elementos necesarios para afrontar este desafío, Pero ¿Quiénes han sido los artífices para llegar a esta situación?  Ello queda evidente en los últimos veinte años de sistemático desmantelamiento y abandono de la defensa, promovido por sectores de la partidocracia quienes en la mayoría de los casos -salvo los liberales y los sionistas locales- no se daban cuenta que le hacían el juego al Foreign Office quien a su vez presionó a que los gobiernos de turno llevaran adelante. Aún queda como testimonio de esta situación la impune situación del submarino “ARA San Juan” que estuvo rodeada de toda clase de irregularidades tanto en las investigaciones judiciales como las tareas de búsqueda (desplazando a Rusia), que con la intervención de Londres y el Comando Sur, fueron enterradas bajo un manto de un encubrimiento con alcances internacionales.

“En 1978 ambos países estuvieron a punto de entrar en guerra por el Canal de Beagle y en ese momento el movimiento de tropas fue masivo. En aquellas circunstancias de bipolaridad entre el Este y el Oeste a la OTAN no le convenía un enfrentamiento entre dos socios hemisféricos y fue por ello que Washington gestionó en secreto la presurosa intervención del Vaticano”

Si la determinación política chilena ha sido una medida arbitraria o contraria a la ley internacional marítima y a los tratados que ambas partes habían sido firmados en 1984 tras el diferendo por el “Canal del Beagle”, es meramente anecdótico y no hace a la cuestión principal. Chile se ha apropiado de una porción de la superficie marítima y de su plataforma atlántica (algo que tiene consecuencias económicas, políticas y geopolíticas) y la Argentina no tiene cómo y con qué para responder.

A la par de esto, la actual administración política en Buenos Aires como todas sus predecesoras trata de barrer bajo la alfombra la posición geopolítica y estratégica de la Argentina en el cono sur enmarcada en una situación que se halla comprometida por una ocupación británica en las islas del atlántico sur que a su vez tiene una histórica y estrecha relación de interés y estrategia común con Chile (que cabe recordar apoyó a Gran Bretaña en la guerra de 1982).

En una mezcla de insidia política, candidez y amateurismo la clase política desactivo todos sus programas de defensa que ponían a raya no solo a las ambiciones de un vecino como Chile sino a las residuales preocupaciones de Londres por un posible roce con Buenos Aires que pudiera darles problemas en el Atlántico sur. No solo Alfonsín comenzó con el desmantelamiento de los cuadros de las Fuerzas Armadas y perjudico la imagen política de las mismas y de la causa Malvinas ante la opinión pública, la llegada del neoliberalismo-peronista de Carlos Menem fue sensiblemente más perjudicial ya que fue en su gestión que además de continuar aquella tarea, en 1992 entregó a EEUU (y a los británicos) sus proyectos aeronáuticos y el desarrollo del misil Cóndor I y II que estaban listos para su uso. Estos últimos eran una de las preocupaciones más serias para Chile ya que estaban al tanto de las capacidades y alcance que esos misiles tenían.  

El actual estado de indefensión del país es producto de una conjunción de factores que confluyen a que ello se vuelva irreversible. Desde la época inquistorial anti militarista del gobierno de Alfonsín pasando por la era de la banalidad y corrupción menemista hasta la desidia apoyada en ideologismos pretéritos (del setentismo) promovidos por el kirchnerismo y una etapa descaradamente anglo-sionista del gobierno de Macri, llegamos a que hoy por hoy no exista una razonable operatividad de las Fuerzas Armadas con una capacidad suficiente y acorde para disuadir las amenazas externas como lo es la apropiación de una porción del territorio.

"El desarrollo del Misil Cóndor fue uno de los programas más ambiciosos y desarrollados de la industria aeronáutica nacional que lo hacía único y de punta en todo el Cono sur. Tan excepcional era que las expectativas de su desempeño en teatros de operaciones reales se confirmaron durante la guerra entre Irán e Iraq (1980-1988)" 

Incluso más. En el actual contexto internacional en el que las intervenciones político-militares son una realidad constante, la desestabilización por agentes y organizaciones trasnacionales que persiguen fines geopolíticos y económicos juegan como máscaras para gobiernos que se ocultan detrás de ellos, el abandono del área de la defensa inteligente es un error estratégico imperdonable que incluso le cabría a sus responsables políticos y militares el cargo de traición a la patria que prevé el artículo 29 de la Constitución argentina.  

Sumado a esto, las tratativas y discusiones que se han iniciado en el senado argentino no están ajenas a controversias y discusiones baladí que poco ayudan a resolver un tema tan sensible. Aquí también se reflejan las divisiones partidarias en política exterior entre quienes buscan una condena firme a las acciones trasandinas y aquellos que minimizan el avance sobre sus aguas territoriales. Una cosa en la que ambos coinciden es en la de “no hacer nada”. Más allá de quienes son unos y otros queda en claro la falta de una política exterior coherente y unificada que deja entrever un estado nación sin poder real para proteger sus intereses estratégicos y que con el paso del tiempo le reportaran mayores pérdidas en su economía.

Pero más allá de las palabras y los discursos políticos la realidad en el terreno, los hechos son lapidarios. A la ya de por sí apropiada de hecho de una zona económica austral argentina se verá también de hecho la ampliación de la jurisdicción marítima chilena que estará cargo de la Quinta Zona Naval de la Armada de guerra chilena con base en Puerto Montt y ello a su vez significará el dominio y control de dicho espacio marítimo a cargo de navíos de guerra. En este contexto y cuando los buques argentinos pretendan ejercer su soberanía sobre estas aguas ¿Quién protegerá a las embarcaciones argentinas ante el hostigamiento de navíos chilenos?

La pregunta hace tiempo que tiene una respuesta y ello se ve en la imposibilidad de que Argentina pueda ejercer su soberanía para controlar sus espacios acuáticos del atlántico de la pesca foránea y del tránsito naval con diversos propósitos incluyendo claro, el militar. A la falta de vocación política (condicionada por los Tratados de Madrid de 1989 y 1990 que el actual gobierno no se atreverá a revocar) se suma la falta de material para afrontar las tareas de vigilancia y seguridad aeronaval que requiere el extenso litoral marítimo que tiene el país, Buques obsoletos (muchos de origen británico) sin reparar, falta de aviones y helicópteros navales modernos de interdicción temprana (con capacidad antibuque), de aviones para inteligencia electrónica (tipo AWACS) y la carencia de un desarrollo de un sistema integral de defensa en el área naval da como resultado y consecuencia el aprovechamiento de un vecino con históricas pretensiones territoriales.

"La adquisición de unidades navales australianas Clase Adelaide por sus características y los objetivos tácticos representan una amenaza palpable para la soberanía de los mares argentinos" 

Por el contrario, Chile ha venido reforzando y mejorando sus adquisiciones navales que superan en calidad y cantidad a las que actualmente pudiera reunir la Armada Argentina. En 2020 Santiago adquirió a Australia dos fragatas clase “Adelaide” HMAS “Newcastle” y HMAS “Melbourne” que reemplazaran sus unidades antiguas unidades “Clase L” adquiridas a Holanda. Sumado a esto, la adquisición de misiles antibuque y Drones espía de fabricación israelí pone en consideración las implicancias de Tel Aviv en los asuntos de la región. Incluso en lo referente a la composición de sus fuerzas de tareas, el equipamiento convencional, armamento y transporte adoptado, revelan que se han adaptado a las nuevas tácticas de la guerra naval contemporánea en la que la infantería de marina toma -tanto en el equipamiento como en la composición de la tropa- un papel importantísimo para cumplir con objetivos estratégicos en teatros de operaciones como los islotes y los archipiélagos del sur.

En este sentido el estado chileno se ha embarcado en negociaciones y contrataciones con empresas europeas y canadienses para la adquisición de nuevas unidades anfibias equipadas para las actuales necesidades de la guerra electrónica moderna. Una de estas contrataciones involucra a la empresa canadiense VARD MARINE que proporcionará unidades de transporte de tropas de asalto, con capacidad de albergar una tripulación a bordo de 21 oficiales y hasta 80 efectivos de tropa con capacidad de autonomía suficiente para misiones en puntos aislados.

A contracara de esto, la Argentina no tiene una sola inversión con entidad suficiente como para poder hacer frente a las mejoras tecnológicas y de equipamiento de su vecino.

El punto solo refleja la indefensión de un estado que en las últimas décadas ha dilapidado sus recursos en costear la burocracia partidista y clientelista que ha convertido al país en un estado del que vive la casta política administrando un territorio habitado por simples sujetos que viven del asistencialismo y las subvenciones del estado. Obviamente que a ello han contribuido los medios de información y varios de sus periodistas insignes quienes a lo largo de estas décadas han trabajado a dos bandas acomodándose convenientemente al poder y las circunstancias de turno.  

Ciertamente y más allá de que hay un estado de indefensión crónico al cual han contribuido los mismos que hoy ocupan la Casa Rosada, las consecuencias de ello de seguir así, irán más allá de esta franja marítima y dejará a las próximas generaciones un problema de cual no tendrá ninguna solución negociable.

 

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