miércoles, 10 de noviembre de 2021

 

“DEJAME REIR ANTES DE ACOSTARME”

¿Qué es lo que realmente representan y cuáles son los propósitos de las cumbres del G-20 y la COP26 de Glasgow?

Por Charles H. Slim

Sin lugar a dudas la tragedia, el cinismo y la desigualdad marcan el compás de la realidad política actual pero, me he dado cuenta que si dejo que influyan sobre mi cerebro, ganaran la partida y me convertiré en otro de los borregos del corral global.

Las parodias de las cumbres en el G-20 y la del Cambio Climático en Glasgow no pueden causar otra cosa que una gran carcajada. Dos estafas que los medios enaltecen como sucesos trascendentes y de vital importancia que no solo no han arrojado ninguna conclusión cierta de cómo encarar y resolver los actuales problemas que han sido causados, por los mismos anfitriones de ambas parodias.

Los campeones de la “democracia” de occidente (EEUU, Gran Bretaña y la UE) no solo han demostrado ser una farsa con sus insidiosas y violentas intervenciones en el exterior -y como protectores de otras injusticias- sino también una estafa para sus propios habitantes dentro de sus propias fronteras. Son la representación del liberalismo plutócrata que se enriquece mediante la emisión sin respaldo generando burbujas con créditos dibujados electrónicamente. Siguen siendo una estafa ya que han sido ellos quienes durante décadas tras fomentar el consumismo (para lo cual acapararon la industria del petróleo y la energía nuclear) devastaron países enteros para apropiarse de los recursos naturales como la panacea del capitalismo y la especulación financiera convirtiendo al planeta en un basurero. Sobre esto último no hay que perder de vista el continente de basura flotante que navega a la deriva en el océano pacifico.

Para colmo de males la aparición del COVID 19 ha causado un cataclismo en las relaciones humanas y en especial en lo referente a las relaciones del trabajo y la producción. El lado positivo de esto fue sin dudas exponer a la luz pública el desequilibrio social preexistente en sociedades jactanciosas y una creciente crisis en el empleo que ha generado una masa de desocupados que buscan ser contenidos mediante programas de estímulo como el caso de la economía circular orientados a lograr Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por medio de la cual se trata de preservar el medio ambiente.

El desarrollo de la COP26, organizada por Gran Bretaña, que promueve la disminución de la contaminación que produce el llamado efecto invernadero bajo el atemorizante argumento de que hay riesgo de una extinción inminente no tiene otro propósito que lavarles la cara a los mismos intereses y gobiernos que con sus industrias, el desarrollo y utilización de armamentos de destrucción masiva han contaminado extensas regiones del planeta. Pero esta hipócrita inconsecuencia (a la que se presta una vez más Naciones Unidas) se potencia aún más con el dato referente a que, también son estos mismos países los que poseen arsenales nucleares, químicos y biológicos capaces de borrar en un minuto cualquier rastro de vida sobre el planeta.

Estas cumbres no son más que grandes circos para el consumo de la opinión pública y no tienen ningún efecto sobre los problemas que dicen tratar. Ni Joe Biden ni Boris Johnson van a frenar sus industrias (entre ellas la armamentística) ni mucho menos sus campañas de expasionismo geopolítico (que suelen terminar con conflictos armados con las calamidades humanas resultantes) porque les preocupe el “cambio climático”. Por el contrario. En la actual crisis económico-financiera enmarcada por la psicosis del COVID que sacude a sus sociedades por el aumento del desempleo en un sistema consumista que ya no da las ganancias que supo dar décadas antes, están buscando cubrirse ante el gran cambio de paradigma que irremediablemente se dará.

Señales de esta severa crisis han comenzado a brotar en el seno mismo del poder estadounidense. El consumismo como estrategia de crecimiento económico ya estaba agotado pero la aparición de la pandemia le dio la zanjadilla definitiva. Ante la crisis de desempleo por la caída de la producción interna producto de los contagios de COVID, Biden (emulando al odiado Trump) ha tratado de poner en marcha el “compre nacional” que evitaría las importaciones de productos de la UE y de otras regiones. Según algunas fuentes esto fue rechazado por las Corporaciones de la defensa y sus lobistas en el Congreso y el Pentágono ya que ello afectaría al complejo industrial armamentístico que obligaría a romper los millonarios contratos de defensa con sus homólogos europeos. Como podemos ver, no son tan cristalinas ni nobles las intenciones que se dicen representar.

Es por la inutilidad de estas cumbres que la Federación Rusa y China no han participado. Incluso más. Ello revela que ambas naciones no necesitan de este sistema en decadencia y prueba de ello son el crecimiento en las relaciones bilaterales que apuntan a establecer un paradigma económico-financiero y comercial propio.

En este tipo de cumbres se está buscando otra cosa que nada tiene que ver con proteger el medio ambiente y la sustentabilidad de un nuevo sistema de producción o cosas por el estilo. Es muy probable que de los arreglos que se están llevando a cabo en Glasgow hasta el 12 de noviembre salgan nuevas estructuras en forma de agencias intergubernamentales que harán la pantomima de trabajar para combatir el calentamiento global pero que en realidad (además de crear más empleos burocráticos) buscaran crear nuevas regulaciones y la promoción de créditos para adaptar los medios de producción existentes que emparche un sistema que produce bienes que ya o todos tienen o nadie quiere adquirir y de esa forma contener la catástrofe de un sistema de producción que no da más.

La excusa del interés por el “Cambio Climático” y el “Calentamiento Global” son también pantallas para generar y tapar otros negocios muchos de ellos de estricto beneficio para ciertas personas. Estas consignas son parte de una estafa científica que el ex vicepresidente norteamericano Al Gore desde finales de la década de los noventas exploto con sus conferencias alrededor del globo. Aparentando ser un convencido y preocupado por los problemas de la polución, Al Gore no hizo más que poner a rodar una agenda que Barak Obama impulsaría en 2005 con la puesta en marcha el “Protocolo de Kioto” sobre Cambio Climático que curiosamente, EEUU no adhirió. Al Gore se llenó los bolsillos con sus disparatadas teorías y predicciones entre las cuales estuvo aquella que con el cambio de milenio (como parte de un ardid para beneficiar la industria informática) se produciría una catástrofe cibernética con el Y2K que nunca sucedió.

Como lo señalan los antecedentes contemporáneos, los verdaderos intereses de la clase política de los polos anglosajones se esconden por debajo del tapete y es por ello que la opinión pública tiene la tarea de dilucidar cuál es el negocio real que se enmascara detrás de estas pantomimas.

 

 

domingo, 7 de noviembre de 2021

 

“GUERRA HIBRIDA EN LA PATAGONIA”

Hay un proceso de descomposición geopolítico en la Patagonia que puede escalar a niveles imprevistos ¿Quiénes pueden estar detrás de esto y Cuáles son sus fines?

Por Javier B. Dal

Tal vez no haya mejor dicho para la situación que se está desarrollando en la Patagonia aquel que reza “no hay peor ciego que el no quiere ver”, como un reproche a los gobiernos y a las clases políticas de ambos lados de la cordillera de los Andes. Era algo que se estaba previendo desde hace mucho tiempo pero que los aficionados que ocupan los puestos de gobierno han desdeñado por varias razones es cierto, pero una de ellas es sin dudas su total ignorancia y falta de atención a la peligrosa evolución de la contemporánea geopolítica global.

Las reivindicaciones político-territoriales que vienen haciendo agrupaciones indígenas “Mapuches” han ido evolucionando de forma disímil según vemos la realidad chilena o la argentina. En el caso de Chile se trata de un conflicto primigenio, que viene arrastrándose desde hace décadas y que se ha ido agravando a medida que el estado ha tratado de combatirlos. En el lado argentino la intensidad no ha sido la misma y recién apenas unos años con los ataques contra propiedades particulares y estatales fueron conociéndose más el activismo de estos supuestos grupos de esta etnia.

Podemos asegurar que existe un conflicto y que el mismo tuvo su origen en la Araucanía (donde viven los indios araucanos) del lado chileno entre los indígenas y el estado nacional que por una cuestión estratégica (y no hace mucho) se ha trasladado a territorio argentino pero que por la impericia o quizás respondiendo a otros intereses, el estado nacional argentino lo ha dejado prosperar. Por el contrario las actividades de inteligencia y contrainteligencia del estado chileno a cargo de la Unidad de Inteligencia Operativa Especializada de carabineros (UIOE) entre otras, centradas en la Araucanía e incluso sobre territorio argentino han sido continuas. Incluso más. Algunas de ellas han estado salpicadas de escándalos por la elaboración de operaciones sucias protagonizadas por personajes con posibles nexos con la inteligencia británica. Por el contrario y desde el lado argentino, el abordaje que se hace del mismo es ciertamente insignificante y miope sin querer ir más allá de lo que esto involucra.

Sospechamos que la clase política de las dos grandes alineaciones partidarias con aspiraciones de gobernar las próximas décadas (JUNTOS POR EL CAMBIO y FRENTE DE TODOS) son contestes y por diferentes vías cuidan a los intereses que se esconden en las sombras y es por ello que no harán nada por resolver este fabricado conflicto. Una de las pistas que sugieren esto radica en la firma del tratado Minero Chileno-Argentino del 23 de marzo del 2000 (Según ley 25243) por el cual se estableció un “Área de Operaciones” que se halla administrada de forma autónoma y sin la injerencia legal de los gobiernos de ambos estados por un órgano administrativo para la extracción minera de oro, plata, cobre y otros metales preciosos, por parte de empresas mineras trasnacionales de la Corona británica.

Así están las cosas. Una poderosa organización político-militar indigenista que bajo la denominación C.A.M[1].  (con la injerencia de miembros de la agrupación marxista MIR[2] y del FPMR[3]) opera en Chile y ha extendido su influencia a la Patagonia argentina mediante una subsidiaria conocida como la R.A.M[4]. que como se sabe, desde 1996 tiene sus oficinas de difusión y propaganda en Gran Bretaña. Para peor en el caso argentino, estas organizaciones con orientación separatista reciben la colaboración y apoyo de funcionarios del gobierno nacional (ex Montoneros y ERP) lo que de por sí es un grave e imperdonable contrasentido.

Justamente y atendiendo a estas colaboraciones, se puede intuir quienes son los que están detrás para impulsar y apoyar materialmente las aspiraciones separatistas usando el maquillaje indigenista apoyado sobre un libreto basado en un reduccionismo ideológico que se ha utilizado para azuzar odios interconfesionales dentro del mundo árabe-islámico. El interés británico sobre la Patagonia y su proyección sobre la Antártida es ineludible y es por ello que el Foreign Office por intermedio del MI-6 opera con gran interés para ablandar la región. Sobre ello aclaremos que muchos de estos “revolucionarios setentistas” (incluyendo a la reconvertida Patricia Bullrich) fueron cooptados para operar en la región por la CIA, el MI-6 y sin dudas por el Mossad israelí. Es por ello que no se ven tratamientos medulosos y con observaciones críticas más allá de insignificantes personajes como el líder Jones Huala o cualquier otro sujeto que los medios locales alumbren como el único responsable.

Antes que todo, dejemos de lado las rumiaciones interesadas de sectores y personajes con tendencias anglófilas y pro-sionistas que desde los medios (tanto chilenos como argentinos) tratan de argumentar, mediante teorías que no son otra cosa que notorias cortinas de humo hablando del involucramiento de guerrilleros de la FARC[5] colombiana y elementos “bolivarianos”, de la ETA[6] vasca o los más delirantes (aunque muy interesados en persistir en ello), a la participación del Hamas[7] palestino, de kurdos y de los iraníes.

En esto último tanto la derecha conservadora chilena como los sionistas argentinos coinciden en poner el acento en el involucramiento de Venezuela e Irán en el apoyo de estas guerrillas indígenas un argumento que proviene del recalcitrante racismo e islamobofia que les identifica.

Por el contrario, los más interesados en diseccionar la región han quedado en evidencia no solo por su presencia ocupando ilegalmente territorio argentino como sucede con las islas Malvinas, Georgias y Sandwiches del sur sino también por sus incursiones exploratorias bajo maquillajes inofensivos como son los “mochileros sin fronteras” buscan establecer posibles “yishuv”[8] patagónicas. He allí donde radica el interés por fomentar y de ser necesario crear las diferencias grupales y de ese modo atomizar las lealtades nacionales.

A pesar de los esfuerzos de las embajadas de Gran Bretaña y de Israel en Buenos Aires por instalar este tipo de bulos, la experiencia en el desarrollo de estos enjuagues sucios dentro de otros países para sus propias agendas geopolíticas es amplia y nefasta en las cuales precisamente han sido los protagonistas en ponerlas en desarrollo. Iraq, Siria, Yemen, actualmente en el Cuerno de África (en especial en Sudán) y Asia son ejemplo de la implementación de estas tácticas.

El ejemplo más patente de la fabricación y puesta en marcha de una guerra híbrida la vimos con el ISIS en 2014. Una fuerza de combate impostando mediante sus exóticas vestimentas y simbología una pertenencia al Islam, armada y movilizada con recursos provistos por varias monarquías árabes del golfo que fueron direccionadas por la CIA y sus colegas militares del Pentágono para que ocupara la región fronteriza iraquí y desde allí aliviar las operaciones de las bandas pseudo-yihadistas que estaban asolando a Siria con la finalidad de derrocar al gobierno de Bashar Al Assad.

Hoy por hoy son los indígenas del cono sur su material de trabajo y de no advertirse rápidamente esta clara intención de construir un conflicto híbrido y de baja intensidad en la Patagonia, el peligro del intervencionismo militar bajo algún pretexto avalado por Naciones Unidas está a la vuelta de la esquina.

 

 

 



[1] Coordinadora Arauco-Malleco fundada en 1998 y con su área de operaciones en la Araucanía al sur de Chile.

[2] Movimiento de Izquierda Revolucionario fundado en Chile.

[3] Frente Patriótico Manuel Rodriguez

[4] Resistencia Ancestral Mapuche en operaciones en la provincia de Río Negro y Chubut desde mediados de 2016.

[5] Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia fundadas en 1964 y actualmente desmovilizadas para participar en la política.

[6] Euskadi Ta Askatasuna que significa “País Vasco y Libertad” fue una organización independentista que buscó la separación de España creada en 1958 y disuelta en 2018.

[7] Entusiasmo, es la significación que identifica al Movimiento político y militar de la Resistencia islamista palestina contra la ocupación israelí fundada en 1987 y que aún se mantiene activo en Gaza.

[8] Son Asentamientos judíos que conforman avanzadas para la instauración de comunidades más grandes tal como las preexistentes en Palestina antes de la llegada de las organizaciones sionistas.

viernes, 5 de noviembre de 2021

 

“BUSCANDO EL DESBALANCE”

Ucrania sigue siendo protagonista en el mapa de Europa del este no como una supuesta víctima de Rusia sino como agresor e incumplidor de acuerdos para el alto al fuego ¿Quiénes envalentonan a Kiev?


Por Charles H. Slim

Lejos de las editoriales de los medios de occidente y en particular los anglosajones están las últimas incursiones de las fuerzas ucranianas contra las milicias independentistas del Donbass quienes utilizando novedosas tácticas rompieron con la tregua auspiciada por Rusia en los acuerdos de Minsk.

Es cierto que aquí en Sudamérica y particularmente en la Argentina muy poco se tratan los temas de la geopolítica en oriente (o al menos poco interés hay en estudiarlos) y creo que deliberadamente, mucho menos cuando aquella se relaciona con la realidad geopolítica que se refiere a la Federación rusa. Esta tendencia peculiarmente rusofoba tiene un claro origen que radica en la inocultable influencia británica que existe en la intelectualidad y ciertos medios en Buenos Aires. Sin dudas hay una expectativa de mantener en la ignorancia a la opinión pública de la región para que luego se coman los relatos y la intoxicación informativa de los medios locales subordinados al Conglomerado angloestadounidense.

El 26 de octubre último un aparato no tripulado se acerco furtivamente y sin ser advertido a la línea de contacto que separa a las fuerzas ucranianas de las fuerzas de las repúblicas populares de Donetz y Lugansk. Unos segundos después una de las piezas de artillería de las milicias que defienden Lugansk resulto impactada por un misil dejándola inutilizada. La sorpresa y el mutismo inundo a los gobernantes de la región despertando la alarma entre los pobladores ante una posible ofensiva de Kiev.

Había sido el ataque de un sofisticado Dron (Bayraktar) de origen turco que había sido entregado a Kiev como parte de los lotes de armas que EEUU y la OTAN vienen proveyendo para contra restar la influencia rusa. Como se puede ver, la provisión por Turquía (miembro de la OTAN) de estos ingenios puede desatar cortos circuitos con Rusia con quien en el pasado ha metido la pata en Siria.

La aparición de estos aparatos también dejan en evidencia un cambio en el balance de fuerzas en detrimento de las milicias del Donbass que a su vez implican una amenaza indirecta a la seguridad de las fronteras rusas que se ven constantemente asediadas por maniobras e incursiones de la OTAN.

Durante el 2020 y en los ejercicios militares conjuntos de comienzos de año entre Kiev y la OTAN, las tropas ucranianas -bajo asesoramiento- habrían aprendido a manejar estos sofisticados juguetes.

La inserción de estos Drones en el conflicto significaría la probable pulverización de las milicias defensivas de las repúblicas de Lugansk y Donetsk que protegen a la población ruso parlante del Donbass que desde el golpe de estado en Kiev de febrero de 2014 se ve asediadas por un gobierno ultraderechista filonazi. Sobre esto último no hay que olvidar el papel crítico que tuvo la embajada estadounidense y la misma Secretaria de Estado de aquel entonces, Victoria Nuland en la promoción los disturbios en la plaza Maidan en la que tiradores anónimos (mercenarios extranjeros coordinados por agentes occidentales) parapetados en edificios próximos dispararon de forma alternada y sin escrúpulos contra manifestantes y la policía.

Aquello se dio en el marco de un golpe blando orquestado desde Washington que buscaba tomar el control de la Península de Crimea lo que le daría a EEUU y a la OTAN el dominio total del Mar Negro, un espacio estratégico para acceder a Rusia por el sur. Esto fue abortado por la rápida decisión política de Moscú que aprovechando las circunstancias creadas por los mismos agitadores y las comprobadas implicancias de Washington en la agitación en la región, intervino rápidamente en Crimea desarmando la posibilidad de que las guarniciones militares leales a Kiev le abrieran las puertas a la OTAN. Semanas más tarde y por medio de un plebiscito la población de Crimea se reintegraría a la Federación rusa.

El ataque con este Dron hizo recordar el sorpresivo inicio de las hostilidades en Nagorno Karabaj en 2020 (en el cual hubo implicancias de la inteligencia británica) que culminaría en una calamitosa guerra en la que las fuerzas armenias fueron barridas y prontamente derrotadas por el armamento moderno (incluidos los Drones de reconocimiento y ataque) con que contaba Azerbaiyán provisto por Israel y Turquía. Una vez más se connotaría la injerencia de Washington valiéndose de terceros actores (cada uno de ellos con sus propias agendas) para despegarse de las críticas diplomáticas y las condenas internacionales.

Lo mismo estamos viendo en Ucrania solo que a diferencia de aquel escenario en Nagorno Karabaj, el estado ruso se halla preparado para anticipar y frenar tales intentos. En este sentido, la administración de Vladimir Putin ha sido preponderante para estas previsiones.

Pero este ataque que fue oficialmente reconocido por Kiev no solo viola el alto al fuego firmado en el memorando de 2014 sino que además de desafiar la autoridad de la OSCE -en la que participan EEUU y el Reino Unido- es un abierto acto de agresión que el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas prohíbe bajo la amenaza de imponer sanciones a consideración de un de por sí muy cuestionado Consejo de Seguridad. Solo con la seguridad de que no recibirían ningún reproche internacional, el gobierno ucraniano se habría atrevido a este ataque. Pero ¿Quiénes les habrán dado esa seguridad?

Pero también podríamos sospechar que esto fue una especie de advertencia, una jugarreta psicológica para desmoralizar a los independentistas del Donbass que se traduciría en un mensaje como “podemos golpearlos sin que nos vean venir”. O incluso también es posible que se haya tratado de una “Black Op.” ejecutada por una agencia de inteligencia que busco desencadenar una escalada que involucrara a Rusia y que los militares ucranianos públicamente hicieron suya para no quedar en ridículo.

No hay dudas que la administración de Joe Biden se halla detrás. Para el actual gobierno norteamericano Rusia es el adversario geopolítico más importante a contrarestar, aún más que China. Con Pekín trata de abordarlo mediante otra estrategia más suave y envolvente intentando alejarlos de la Federación rusa. Como se puede ver en el despliegue que Washington esta realizando en varios escenarios, la paz no es la regla sino establecer terceros actores con un poder de acción discrecional en su propio beneficio.

 

 

 

 

martes, 2 de noviembre de 2021

“ANTES DEL COLAPSO”

De separatistas Mapuches al G-20, el cambio climático y un final abierto

En un idílico paraje de bosques y montañas en la Patagonia argentina, donde cualquiera diría que es su lugar de tranquilidad y recogimiento en un mundo agitado, se ha instalado la violencia y el terror creando esa sensación de que nada volverá a ser como antes. La provincia de Río Negro y una parte de la de Chubut se ha convertido en el centro de operaciones de un supuesto grupo de Mapuches que bajo el pretexto de reclamaciones ancestrales, llevan adelante acciones criminales contra los bienes y los pobladores de las zonas más atractivas de la provincia.

Así en El Bolsón y la Laguna Mascardi los incendios premeditados contra viviendas y vehículos han ido creciendo sin que las autoridades provinciales ni menos aún las federales sepan cómo controlarlo. Para peor la situación general tras el aislamiento ha empeorado las condiciones socio-económicas de todos los argentinos que, sumado a la inoperancia del gobierno federal y de sus aún más que inoperantes ministros de seguridad y del interior, irrita y desespera a gran parte de una población que ya no confía en nadie.

Es una combinación altamente volátil que puede generar otra cosa mucho peor si el gobierno de Alberto Fernández no toma el asunto enserio.

Y es que tras el atentado del 22 de octubre pasado contra el Club Andino Piltriquitrón en El Bolsón, la respuesta del gobierno federal por este hecho y tras el pedido de auxilio de la gobernadora Arabela Carreras fue cuando menos escandalosamente hilarante. Los argentinos ya pueden ir intuyendo que pueden esperar de un gobierno que antepone tecnicismos burocráticos y pseudo constitucionales para darles seguridad. La RAM es una organización que se dirige desde una oficina en Bristol, Gran Bretaña ¿Acaso hay alguna duda de quiénes podrían estar respaldando estas acciones? No olvidemos que el gobierno anglófilo de Mauricio Macri poco pudo aportar a una solución sobre el tema y creemos francamente que ello radico (y sigue radicando) en este delicado factor británico involucrado. Como dice un colega que justamente vive en Londres “todos tienen el culo comprado”.

Este asunto es un síntoma de la debilidad y la ineficacia de un estado que se halla desgobernado y sin dirección. Cuando alguien no ocupa su lugar, otros lo harán. En el mundo actual, nada esta desconectado y esta violencia separatista de tintes indigenistas con las reveladas injerencias externas no asombra a quienes ya hemos visto estos mismos actores (Foreign Office y el Departamento de Estado) quienes manipulando y agitando los conflictos interétnicos y religiosos en otras latitudes, terminaron por desmembrar países.

Esta más que claro que el ejercicio de la soberanía política del estado argentino se advierte muy condicionado o incluso más, inexistente. Los comportamientos de los gobernantes de turno así lo demuestran. La situación de inseguridad en la Patagonia que es rehuida de atender por el propio gobierno nacional se enmarca en un contexto altamente complejo que los mismos políticos argentinos (incluyendo a la oposición anglófila y pro-sionista) no pueden resolver. De este modo cualquier argentino puede pensar que si la Nación le negó asistencia a una gobernadora para combatir estas agresiones ¿Qué puede esperarnos a nosotros?

En resumen de cuentas hay un gobierno que no gobierna. Y ello ha quedado muy claro desde hace tiempo. Este gobierno evita por cualquier medio hacer frente a situaciones en las que deba imponer decisiones en pro del interés general y mucho menos hacer valer el monopolio de la fuerza estatal. El bochorno del funeral de Maradona en la Rosada aún esta fresco en la memoria de muchos.

Los argentinos y en particular sus políticos aún mantienen viva la tara de confundir la autoridad con la represión de los setentas (una trampa psicológica de la que ahora son prisioneros), una excusa que servido en parte para desmembrar las instituciones del país pero sin construir otras nuevas. Con el viejo truco de “derechos para todos” los políticos que llegan a la función del estado se olvidan de sus responsabilidades mediante un razonamiento mudo y tácito que sería algo así como “deberes para nadie”.

Con el correr de los años se ha generado una espiral viciosa entre impunidad, juegos sucios y subvenciones que apuntan a mantener una calma temporal entre el gobierno y los grupos extorsivos como los mapuches de la RAM y muchas otras organizaciones sociales que además de subsidios cuentan con apoyatura ideológico partidaria de funcionarios del mismo gobierno que en teoría debe responder ante y para todos los ciudadanos.

La demagogia ha llegado a tal punto que son las minorías quienes dictan la agenda pública a un gobierno que para peor, no gobierna.

La convulsión y la precariedad institucional es un continuo en la Argentina pero con el actual gobierno en medio de la actual crisis global, ello le agrega el condimento de una total imprevisibilidad. El país esta endeudado de tal manera que nadie puede creer que pueda cumplir con sus obligaciones. Pero esto supera a Fernández y su gente, aunque ello no les exime de sus contemporáneas responsabilidades. La escandalosa maniobra del ex presidente Macri para evitar declarar como imputado en la causa de espionaje a los familiares de la tripulación del submarino “ARA San Juan” es el recordatorio de que el “sistema” no es confiable. Y eso lo saben muy bien fronteras afuera y las empresas privadas o incluso gubernamentales que tratan de invertir se cuestionan con mucha razón cuál es el grado de seguridad jurídica que puede ofrecer un país semejante.

En lo que respecta a la administración de Fernández poco o nada ha mejorado esta situación. Son muchos los argentinos que descreen de la administración de justicia y mucho más cuando esta debe investigar a los políticos y sus negociados. Las señales de La Casa Rosada al respecto no son claras y poco ayudan a dar certezas de cambios. El aumento de la violencia criminal urbana y del narcotráfico dejan en evidencia la falta de una real política criminal. Para peor, el mismo presidente suele entrar en groseras contradicciones apenas termina de dar un discurso y eso ya no es posible de ocultarlo al público. Muchos asesores de otros gobiernos saben que cuando Alberto Fernández sonríe no está diciendo la verdad y cuando abraza a su interlocutor y se sonríe más te vale olvídate lo que te haya dicho.

La concurrencia de Fernández a la cumbre del G-20 se da en medio de estas complejas circunstancias y pese a la precaria posición que tiene frente al resto de sus colegas presentes, buscando desesperadamente la bendición del manda más (Joe Biden) del encuentro mediante una breve audiencia o a lo menos, una fotografía que le dé un aval ante los acreedores internacionales. Lamentablemente, Argentina como pretenso país emergente poco ha demostrado alguna vocación por emerger y más bien, como se ven las cosas (con ejércitos de desocupados y piqueteros subsidiados que poco quieren colaborar con reestructurar su país) va camino a sumergirse aún más en la anomia y la desorganización política que sin dudas ayudara a que intereses externos, por un puñado de dólares tomen el control absoluto de la infraestructura de un maltrecho y corroído estado nacional.

Hay muchas necesidades no satisfechas para los argentinos, la mayoría que por el orden público que representan (la seguridad y la defensa) son competencia del estado nacional que deben ser resueltas o terminaran siendo abordadas por organizaciones para-estatales con apoyo externo ¿Acaso la seguridad pasará a manos de empresas privadas trasnacionales o quizás peor, a manos de estructuras de otros estados?

En este contexto, el mandatario de un gobierno supuestamente “peronista” (que no se sabe bien lo que significa hoy día) con incoherencias discursivas constantes y faltas a la verdad en sus discursos más que escandalosas y en vísperas de elecciones legislativas el 14 de noviembre con pronósticos poco favorables, poco o nada puede conducir a una certidumbre sobre cuáles serán sus políticas para sacar al país del atolladero en que está y eso no puede predecir algo positivo.