miércoles, 31 de enero de 2024

 

LA GUERRA DEL ESTRECHO

¿Por qué es una pésima idea escalar el conflicto contra Yemen en el Mar Rojo? Cuando ni la razón ni la moral asisten a Washington y a sus aliados

 

Por Charles H. Slim

Todo sea por el bien de Israel! ... claman rabiosos los sionistas en Washington D.C., pero ¿Hasta dónde y a qué precio? Entre el 22 y el 23 de enero serán uno de esos momentos que los burócratas de la administración norteamericana querrán olvidar y es que ese día una flota de destructores que escoltaban dos buques de carga estadounidenses que pretendían cruzar por el estrecho de Bab Al Mandeb se convirtió en uno de los escenarios que ningún almirante ni asesor del Pentágono creyó que podía ver.

Por las radios de los puentes de cada una de las unidades estadounidenses sonaron las advertencias de los vigilantes costeros yemeníes emplazando a los buques de carga y sus custodios a dar la vuelta o atenerse a las consecuencias. Es muy probable y que haciendo honor al típico carácter arrogante del americano, aquello haya arrancado alguna carcajada de la oficialidad de los puentes hasta que vieron a lo que se enfrentaban.

La respuesta a esa arrogancia fue rápida y certera. Misiles balísticos que los Huties calificaron como “navales apropiados” fueron lanzados contra las fragatas estadounidenses que custodiaban al buque OCEAN JAZZ contratado por Washington, en momentos que pretendía ingresar a las aguas del Golfo de Adén. El intercambio de fuego fue sin precedentes digno de un documental bélico. Según el mando de la resistencia yemení, tuvieron éxito en impactar sobre el buque en cuestión e incluso causando daños en una de las fragatas estadounidenses. Inmediatamente el NAVCENT desmintió furiosamente esta versión.

El solo hecho de que una batería de misiles haya partido desde sus lanzaderas ya representa una demostración de audacia y poder ante los sistemas de alerta temprana y sofisticados software de guerra electrónica de los buques estadounidenses salvo que...los misiles “apropiados” sean de nueva generación y ello signifique a su vez muy difíciles de interceptar.

Sin dudas que quienes mejor sabrán informar sobre las características de estos misiles son los oficiales de los buques que formaron parte de la escaramuza naval. Incluso más. Fuentes anónimas de la Inteligencia Naval habrían reportado que el nivel de peligro para el grupo de tareas es tan alto que simplemente bastó decir; “Washington, We have a serious problems”.

Como fuera que haya sido, La Casa Blanca había creído que con los bombardeos sobre Saná y algunas bases de “Ansar Allah” iban a moderar a los yemeníes. Error estratégico de Biden, uno más en lo que va de su presidencia. Siguiendo esta lógica el gobierno británico se aventuro a seguir ciegamente a los estadounidenses y ahora comprueban para su desagrado y consternación que las cosas son más difíciles que lo especulado. Ante semejante impotencia y como era de esperar Biden implemento su primera batería de sanciones administrativas contra “Ansar Allah” promulgando la Orden Ejecutiva 13224 que la declara “Terrorista Global” ¿Qué pretende esta medida? Estigmatizar a los Huties y a los yemeníes en general para que los demás estados, organizaciones o particulares que tienen relaciones de cualquier clase y/o realizan transacciones se alejen de ellos como si tuvieran la peste.

Tal vez esto haya funcionado antes, en especial con naciones latinoamericanas como Cuba y Venezuela, y los países árabes como Iraq en los noventas o Siria actualmente, pero hoy hemos visto como una batería de infernal de sanciones similares emitidas por Washington contra Rusia no le han hecho mella y por el contrario rebotaron como una pelota de goma que les dio en su propia cara.

Una vez más hay que remarcar las diferencias entre lo que sucedió entre 1990 y 1991 en el Golfo Pérsico y lo que hoy sucede en el Mar Rojo. En aquellos años EEUU y su ladero británico aprovecharon las ventajas que le ofrecía la supremacía militar con la que contaban tras el descalabro de la URSS y las ambivalencias políticas con las que descaradamente Naciones Unidas ayudo a ganar tiempo para preparar lo que se llamaría la Operación Tormenta del Desierto. En aquel momento Bush, el Departamento de Estado y sus generales del Pentágono ya tenían decidida una guerra se retiraran o no los iraquíes. Entonces pregúntense ¿Qué moralidad hubo en ese entonces?

Los Huties no son las fuerzas iraquíes de Saddam Hussein ni Yemen es el Iraq de 1990. Lo estadounidenses pareciera que no entendieron las diferencias y es por eso que fracasaron en su primer intento de castigar a los yemeníes. Los europeos que no quisieron unirse al grupo naval intuyen que nada bueno vendrá de esa intervención. No solo hay determinación en los Huties por continuar bloqueando el tráfico de buques israelíes o de otras banderas que vayan a puertos de la Palestina ocupada, han demostrado que pueden lidiar con la armada angloestadounidense utilizando con una pericia asombrosa los misiles balísticos con los que cuentan.

Pero las presiones sobre Washington no solo provienen de Tel Aviv sino del agravamiento del flujo comercial visto en los faltantes de implementos y materiales para ciertas industrias europeas producto de lo que sucede en el Mar Rojo. La escalada angloestadounidense contra Yemen podría agravar la ya pésima situación económica de la UE la cual ya acusa un descenso en la actividad productiva y por ende laboral nacida de la aventura en Ucrania que está derrapando por un desfiladero.

La presión que la resistencia islámica está imprimiendo sobre los estadounidenses tanto en Siria como en Iraq estaría determinando que Joe Biden tome muy enserio el retiro de sus tropas algo que los neoconservadores y los lobbies sionistas como AIPAC ya están resintiéndolo como un supuesto “triunfo de Irán”. Si la influencia iraní coopto lo que hoy puede llamarse gobierno en Bagdad fue gracias a invasión de 2003 y la sangrienta limpieza en la sociedad iraquí gestionada por la CIA con el beneplácito de Tel Aviv durante toda la ocupación y también por ese monstruo llamado “ISIS” creado como una continuidad de la farsa de “Al Qaeda” (para justificar su estancia en ambos países), entonces ¿Quién es el verdadero responsable de todo esto?

Al mismo tiempo, las implicancias morales por este apoyo a Israel que le cuesta más dinero público a las arcas del tesoro, dejan muy mal parado a los EEUU ya que no hay discusión alguna sobre la criminalidad con la que Netanyahu y su estado mayor están actuado en Gaza. EEUU sigue enviando miles de millones de dólares en armas, bombas y repuestos para cooperar con el genocidio que se está cometiendo. Biden, Sullivan y por supuesto Blinken lo saben muy bien y como dice el refrán “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.

Washington está solventando los gastos de armamento a granel con el cual las FDI están asesinando indiscriminadamente y con un sadismo inimaginable a simples habitantes palestinos, aun cuando existan en el régimen sionista muchos extremistas que consideran en sus retorcidas mentes matar a todos los palestinos, ese no debería ser el espíritu de un buen estadounidense ¿Hay reamente buenos estadounidenses en el gobierno?

Es por eso que si Biden no da un paso atrás en su locura de querer abrir otra guerra y esta vez con Yemen solo para apoyar a su amigo “Bibi”, avísenle a este viejo pederasta y a los sionistas que lo están acompañando que los yemeníes podrán ser pobres, verse desastrados y escuálidos con armas portátiles que deberían estar en un museo pero tienen algo que no tienen los israelíes que siguen a Netanyahu ni los puritanos que les secundan en EEUU y eso es, la razón y la moral del por qué luchar.

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 29 de enero de 2024

 

OPERANDO PARA

TEL AVIV

¿Por qué, cómo y quiénes están tratando de instalar la lucha geopolítica de Tel Aviv en Argentina?

 

Por Yossi Tevi

Es siempre muy importante no perder la memoria sobre los hechos y situaciones que dieron origen a problemas que extendidos en el tiempo por no haberse resuelto en su debido momento, se pierden por efecto del maremágnum de la vida cotidiana. Esto tiene especial importancia en la política y mucho más en la geopolítica de los países.

En la Argentina esto es un problema crónico. Aquí los ciudadanos suelen verse impactados por un suceso y hasta llegar a sobreactuar las consecuencias del mismo, pero con el paso del tiempo ya perdieron noción total de lo sucedido. Podríamos decir ligeramente que es un pueblo de memoria frágil o desinteresada, pero en realidad no es tan así ya que quienes deberían preservar esa memoria para resolver esos asuntos (sus gobiernos), de costumbre la pierden o alteran la dinámica de los hechos.

En Argentina hasta antes de 1990 la situación de relaciones con los países árabes y en particular con el mundo árabe-islámico era relativamente pobre (pese a la gran comunidad sirio-libanesa) y solo se basaba en algún que otro intercambio comercial pero no más. Se podía decir que era una relación cordial pero no muy cercana. Con Irán se mantenían fluidas relaciones comerciales vinculadas al comercio del crudo e incluso con intercambio de tecnologías en el campo nuclear, estando fuera de discusiones los problemas políticos internos que ambos países sufrieron dentro de sus fronteras.

Pero curiosamente con la llegada en 1989 de un gobierno neoliberal de un peronista llamado Carlos Menem de ascendencia siria, el país se alineo sin cortapisas a la geopolítica de Washington. Fue un movimiento oportunista en momentos que el Muro de Berlín era derribado y en un mundo donde supuestamente morían las ideologías. Rápidamente y sin que nadie lo advirtiera el país descendía por la rampa que desembocaba al campo de batalla en favor de la geopolítica de supremacía estadounidense en la cual se involucra muy íntimamente la de Israel.

A partir de allí comenzaron a enturbiarse las ya de por si parcas relaciones exteriores con el mundo oriental en especial con árabe-islámico llegando a la cúspide de la obsecuencia con la adhesión voluntaria del gobierno de Menem con la política exterior de Washington y un paralelo acercamiento a Israel.

La participación argentina en la guerra del Golfo Pérsico de 1991 solo fue una anécdota ruidosa de este alineamiento y una ventana para que ciertos intereses oscuros usaran este país desguarnecido y de muy baja seguridad para arreglar ciertos asuntos. Es sabido que ciertas agencias de inteligencia cuando dirimen sus asuntos o envían mensajes lo hacen en lugares muy bien determinados y entre las formas para enviarlos se encuentran los ataques terroristas.

Así los argentinos se desayunaron con la explosión de la embajada de Israel en la mañana de marzo de 1992 que los sionistas locales acusaron automáticamente y sin la menor prueba a un supuesto complot palestino de la OLP apoyado por elementos nazis locales, una tesis tan descabellada como falto de seriedad, pero que en el medio de la consternación y el caos, fue muy útil plantar para los sionistas que ya asomaban por los medios. En ese momento (no se sabe si deliberadamente) ni los órganos del estado o algún investigador independiente se molestó en mirar con detenimiento que estaba ocurriendo en Oriente Medio y más precisamente dentro de la estructura política de Israel (con las tensiones entre la ultraderecha liderada por Yitzak Shamir y las conversaciones impulsadas por Yitzak Rabin con la OLP para concretar un estado palestino). De haberse tomado en consideración este escenario, hubiera puesto mucha luz en un asunto tan oscuro y sucio como lo sucedido en Buenos Aires.

Tan obstruidas estuvieron las investigaciones que los perpetradores de este ataque tuvieron la seguridad que las instituciones del país eran altamente permeables a las sugerencias externas (informes de la CIA y Mossad) y por ende, fácilmente manipulables. Si el mismo gobierno no tenía herramientas operativas propias (SIDE) para recabar y producir información de lo que realmente había pasado y prevenir futuros ataques ¿Qué clase de poder podía tener? Así, se produce en julio de 1994 otro ataque contra la mutual judía de la AMIA y una vez más, con total ligereza desde ciertos medios se trata de argumentar que los autores fueron “árabes”, en especial palestinos de la “Jihad Islámica” o del “Hesbolá” libanés.

Para el ciudadano de a pie las diferencias no eran advertibles ya que se trata de un tema muy complejo, hasta en cierto sentido un tabú y el único elemento que los interconecta es su etnia árabe. A base de esa odiosa y maliciosa generalización fue como se trató de instalar en la mentalidad colectiva de los argentinos que los árabes-islámicos eran los culpables de aquello y de todo lo que viniera.

En estos hechos la acusación genérica, infundada y odiosa surge evidente ya que los desinformadores de la época (especialmente del periodismo) daban por igual a la “Jihad Islámica” un grupo de la resistencia de origen palestino que el grupo libanés “Hesbolá” demostrando para quienes conocen el tema una ignorancia total o más bien, un despropósito deliberado en la forma de acusar.

Desde entonces y propiciado por el gran desconocimiento del público argentino de la situación en Palestina, Israel a través de su brazo político local la DAIA, ha usado estos ataques para reclutar partidarios no para hallar la verdad de lo ocurrido sino para militar en su agenda geopolítica que se centra en buscar destruir la potencialidad nuclear de Irán. Con ese propósito Israel hoy por hoy en Argentina con un gobierno abiertamente alineado a su geopolítica y un presidente con rasgos mesiánicos, estos embustes podrían escalar peligrosamente.

Eso es lo que se vio con un video adulterado en su traducción sobre el líder de Hesbolá el Sayyed Hassan Nasrallah en el cual y hablando en árabe saluda con las formas islámicas al profeta y su familia. Pero en una traducción simultánea y artificiosa con letras amarillas lo que se dice es diferente y falso. Brevemente, se alude a una amenaza que habría proferido Nasrallah contra el gobierno de Milei algo que no surge de la traducción veraz.

Este bulo ya vino preparado desde Beirut, emitido por MTV Líbano que es manejado por un viejo amigo de Tel Aviv y Washington D.C. llamado Samir Farid Geagea, un libanés de origen cristiano con un largo historial de operaciones sucias y terrorismo contra sus propios hermanos libaneses. Él es uno de los ejemplos de un sionista no judío y paradigmáticamente árabe que hace los trabajos sucios de Israel. Entre sus especialidades estuvo el fabricar atentados (Op. Falsa bandera) para tratar de culpar a los musulmanes libaneses y a los sirios. Geagea formó parte de las falanges cristianas financiadas por Israel que entre otras bestialidades, masacraron bajo la complaciente vista de Ariel Sharon y sus hombres a los palestinos en el campo de refugiados de Sabrá y Chatila. No es algo nuevo ver esta clase de árabes que la inteligencia israelí llama “agentes negros” y precisamente los usan para esta clase de operaciones, lo peligroso es que operen con sus artimañas justamente en Argentina.

El episodio de Geagea no es nuevo en Argentina y solo es la demostración de que los sionistas están cooperando activamente con la agenda política de Tel Aviv destinada a generar odio hacia los musulmanes y en especial contra los chiitas que su mayoría habitan en Irán. El momento en que se busca esto es altamente peligroso. Hemos visto como un sector de los medios capitalinos, abiertamente sionistas, quienes continuamente señalan a Irán (sin más pruebas que sus argumentos enredados) como el responsable de los atentados de 1992 y 1994, han tratado de generar este odio inflando bulos que luego se comprueban ser falsos.

Ya hace unos años atrás, el mismo Sayyed Nasrallah envió una advertencia a Buenos Aires sobre los planes de Washington con la colaboración de Arabia Saudita para instalar en la región células del “Daesh” que es un programa seudo-islamista armado por la CIA y sus socios entre los que estaban la Muthabarat saudita entre 2012 y 2014 para tratar de derrocar a Bashar Al Assad en Siria.

domingo, 28 de enero de 2024

 

THE TRUMP´S AND HALLEY´S

WATCH UP SHE IS MAN EATER


Por Dany Smith

Para quienes están metidos en el lodo de la política en Washington DC se suele decir que lo más importante en la vida es el poder, el sexo y el dinero dependiendo de cada uno el orden que le dé a cada uno de estos factores.

Sacando cualquier juicio de valor o de moralidad, Washington hace tiempo que se ha convertido en un gran y lujoso prostíbulo para la “elite” política de EEUU en donde es seguro que nadie puede acusar a nadie de estar limpio sobre sus inconfesables “affairs sexuales” que muchas veces involucran y ocultan detrás de supuestos matrimonios ejemplares.

Con el comienzo de la campaña para las presidenciales ya hemos visto como se juega rudo y muy sucio cuando se trata de buscar desbancar al oponente. Lo dijimos mucho antes de que Donald Trump pese a las acusaciones y las rabiosas campañas mediáticas en su contra lograría levantarse y lanzarse como candidato. Incluso tras la última y escandalosa acusación de E. Jean Carroll contra Trump por difamación no lo ha desanimado y al contrario, lo ha usado para mostrarle a los norteamericanos que tan corrupto e influenciable es la justicia en EEUU.

Pero ese intento de ver la paja en el ojo ajeno no es nuevo en este círculo de puritanos y neoconservadores hipócritas. Tan fuera de lugar esta todo que los mismos medios que hacen una novela con Trump se olvidan de las feas y antiguas acusaciones contra el mismo Joe Biden y ni hablemos de los asuntos sucios de Biden junior que lo implican en negocios tan turbios (el asunto Burisma) como en diversiones donde las prostitutas caras y la cocaína no faltaban.

Es por eso que no hay muchos en Washington D.C. y tal vez en todo el arco político de la Unión sin importar que sean Demócratas o republicanos con el culo limpio para evitar ser señalados por viejas rencillas con algún empleado despechado o aún peor, con alguna mujerzuela (o varias a la vez) con la que contrataron sus servicios. O acaso ustedes no se han preguntado ¿Cómo encajaba Jeffry Epstein en este ambiente? Al parecer la sonriente y esbelta Nikki Halley con sus aires de honorable mujer casada con un militar de carrera y de familia tradicional, tampoco es tan transparente como ha pretendido ser.

Realmente poco debería importar si un funcionario es moralmente reprochable o poco convencional en lo referente a su vida sexual, siempre y cuando además de mantenerla entre cuatro paredes cumpla con sus deberes con honestidad y lealtad a los intereses de los Estados Unidos, pero Nikki Halley no parece escapar a esta regla ya que al parecer aquello le ha valido precisamente como peldaño para llegar a donde está hoy.

Nikki una preferida de los viejos neoconservadores y ferviente militante sionista parece que su meteórica carrera estaría más vinculada a su talento en la intimidad que con su vocación de funcionaria pública. Más allá del amarillismo del “Daily Mail” un artículo ventilado el 18 de enero pasado (https://www.dailymail.co.uk/news/article-12970377/Nikki-Haley-cheated-affair-husband-affidavits-witnesses.html ) señala que desde 2007 y por 2010 Niki Halley que se hallaba casada con Michael Haley en momentos que era legisladora por Carolina del Sur, mantenía dos relaciones paralelas con dos tipos como Larry Marchant Jr. y Will Folks, dos cabilderos muy bien conectados con el poder en Washington.

Tal vez sea de mal pensado deducir que tras estas relaciones Halley se convirtió en gobernadora y no mucho tiempo después, salto a la arena de la política federal como funcionaria de la administración de Donald Trump. No sería de extrañar que usando ese mismo razonamiento algunos sospechen que tal vez haya logrado su designación haciendo lo que se conoce como un “casting sábana” ¿Con quién? Eso quedara a consideración de cada uno, pero no es muy difícil de adivinar.

Ella fue la embajadora de los EEUU ante Naciones Unidas y como tal trató de justificar varias situaciones injustificables de la política exterior y muy particularmente de las acciones de Israel en torno a la situación de ocupación sobre la población palestina y sus injerencias en el Medio Oriente. Halley mostraba sus dientes contra las posturas que iban contra los posicionamientos de Washington y muchos la recuerdan por ese ardor.

Otros la recuerdan como una mujer astuta, fría y políticamente ambiciosa a tal punto de bautizarla como “Lucifer” tan peligrosa que la creían con la intensión de reemplazar a Trump.

Otros también la recuerdan por ese ardor solo que en la intimidad de un asiento trasero de un automóvil de un viejo neoconservador y de otros colegas quienes aparentemente han dado testimonio de esa fogosidad.

Con este prontuario que hoy día esta siendo parte de la campaña sucia en su contra, Halley se ha estado ganando la fama de una come hombres, especialmente de los veteranos neoconservadores con conexiones políticas tanto dentro de EEUU como en Israel. Tal vez sea por eso que los sionistas adoran a Nikki y su ferviente lealtad al estado sionista.

Hasta el momento las preliminares contra Trump van mal y ya ha sido derrotada. Igualmente aún falta para que las cosas se consoliden pero, la tendencia puede ir ampliándose y es allí donde la sonriente “mujer de familia” y afable ex colaboradora de Trump puede echar mano a sus mañas para sacar ventajas.

Tal vez quien debiera cuidarse de este sensual y trepidante historial sexual sea su anterior superior ejecutivo y hoy adversario político, si así es, el mismo Donald Trump quien no sería de extrañar algún abogado pagado por los demócratas salga con alguna nueva e imaginativa acusación en su contra y esta vez se trate de nana menos que de…Nikki Halley.

jueves, 25 de enero de 2024

 

A PALESTINIAN STATE IS POSSIBLE

Despite all Zionist attempts to appropriate their territories and erase the identity of the Palestinian nation, the perseverance in resistance seen with the operation “Al Aqsa Flood” and the treachery of the extremist Jewish regime in Tel Aviv against the population of the Gaza Strip, mark a point of no return to the construction of a Palestinian nation state


By Sidney Hey

Perhaps I need reminding again, but Israel has already lost the war in which it sought to push the Palestinian inhabitants of the Gaza Strip into the Sinai desert. While the merciless bombardment of Gaza's remaining rubble continues, the IDF has not succeeded in securing the ground and already hundreds of its troops have been killed and thousands of wounded populate its hospitals.

On the border with Lebanon, things are no better. In recent weeks, attacks by the Shiite resistance group “Hesbollah” have not only caused heavy casualties and the displacement of its settlers, but also caused extensive damage to the military communications and electronic intelligence infrastructure that it has deployed from the high points of the border. Israel has limited itself to bombing southern Lebanese villages, killing civilians. In response to this was the devastating strike a few days ago on the Air Command Centre base on Mount Meron.

The big loser is Netanyahu and his ultra-right wing Zionist associates aligned mainly with the settlers in the illegal settlements who are seeing their American benefactors letting go of their hand. Another loser is the administration of the duplicitous and ambiguous Joe Biden who emptied virtually the treasury to provide all the weapons, bombs and extra funding Israel needed for what his advisors believed would be a crushing campaign against “Hamas”.

As for the role of the US, Biden, like every president who has occupied the White House, has done nothing but play the ambiguous role of false mediator with the Palestinians, and today, faced with the evidence of the grave situation in which his partner Netanyahu finds himself, he pretends to play the role of peacemaker when in reality he has never been one.

Netanyahu and his general staff led by the lunatic Yoav Gallant believed that by causing an exemplary massacre on the civilian population he would lower the morale of the fighters of the “Ezzedin Al Qassam” Brigades, “Al Quds” and the Marxists of the PFLP, opening the way for an easy entry of their soldiers who in turn would push the Palestinians into Egypt. But, bad news. After 109 days of attempts and systematically blowing up every Palestinian building and house, the resistance persists and to make matters worse, it is spreading from other points.

Perhaps what marks this failure most is how, despite the systematic campaign of assassinations against journalists covering indiscriminate Israeli attacks in Gaza, the world has been able to see and witness the twisted “morality” boasted about in Tel Aviv and by its supporters elsewhere in the world. Netanyahu has many things to explain to his people (among them who financed Hamas) and a very specific one that is linked to the so-called “Operation Jericho Walls” and its link to the bizarre permission for the Palestinian resistance to penetrate on the morning of 7 October 2023 over every one of its fortifications.

In an effort to clean up these inconsistencies and eliminate eyewitnesses to what was done and is still being done in the strip, Netanyahu and his supporters believed that as before, by buying the silence of the media in the West and conditioning governments, there would be no questioning.

But what was carried out by the IDF is so unjustifiable and humanly repudiatory that international political pressure is very difficult to handle for the Zionist lobbies that have influence over the media in the West, including within the US Congress. This irrationality has even caused the death of several hostages, and this has exceeded the patience of the Israelis, who can take no more.

This has undoubtedly encouraged Tel Aviv to offer a ceasefire plan. At the same time, the United Nations has made an urgent appeal to address the issue of a Palestinian state. It was in this context that UN Secretary General Antonio Guterrez announced that the Palestinians have the right to a state of their own, an announcement that fell like a stalactite shower not only on Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu and his “kosher” supporters on the Jewish ultra-right but also on Zionist militants and pro-Israeli supporters around the globe.

Another impact that Israel undoubtedly felt is that the Palestinians are not alone in the struggle and this is something that “Hesbollah” from Lebanon and “Ansar Allah” from Yemen and the Iraqis have brought home to them.

As was to be expected, the claims and accusations came in an attempt to explain this strategic-political catastrophe and, of course, Washington pointed the finger at Iran as the alleged backer of “Hamas”, a simplistic conclusion devoid of evidence that we have heard before and which is followed to the letter by all the obsequious governments in the hemisphere and fed with false reports by the Zionists who operate from the media and the intelligentsia in each of these countries. 

Another US failure lies in the failed attempt to intimidate the Yemenis into stopping their actions against ships transporting goods to Israeli ports. Not only do the bombings fail to intimidate the “Huties”, but the disinformation used to manipulate global public opinion is not convincing. The captains of ships of various nationalities who cross the Red Sea without being harassed know this all too well.

In addition to all this and Israel's unsustainability in its veiled plan to exterminate the Palestinian population of the Gaza Strip, both Washington and Brussels have dramatically changed their position by suggesting to a Netanyahu committed to Zionist extremism the need to recognise the Palestinians as a state. Will he pay the political costs for the war crimes and crimes against humanity they are proven to be committing?

For the time being, South Africa's presentations, joined in South America by Brazil, Chile, Bolivia and Venezuela, do not contain the ambiguity and shades of grey with which other states tend to express themselves. The case of Argentina is emblematic in this respect, and although today the existence of an openly Zionist government in Buenos Aires should put state policy on a predictable and lasting track.

Equally and beyond this, the possibility of an Arab-Palestinian state has never been closer.