domingo, 28 de enero de 2024

 

THE TRUMP´S AND HALLEY´S

WATCH UP SHE IS MAN EATER


Por Dany Smith

Para quienes están metidos en el lodo de la política en Washington DC se suele decir que lo más importante en la vida es el poder, el sexo y el dinero dependiendo de cada uno el orden que le dé a cada uno de estos factores.

Sacando cualquier juicio de valor o de moralidad, Washington hace tiempo que se ha convertido en un gran y lujoso prostíbulo para la “elite” política de EEUU en donde es seguro que nadie puede acusar a nadie de estar limpio sobre sus inconfesables “affairs sexuales” que muchas veces involucran y ocultan detrás de supuestos matrimonios ejemplares.

Con el comienzo de la campaña para las presidenciales ya hemos visto como se juega rudo y muy sucio cuando se trata de buscar desbancar al oponente. Lo dijimos mucho antes de que Donald Trump pese a las acusaciones y las rabiosas campañas mediáticas en su contra lograría levantarse y lanzarse como candidato. Incluso tras la última y escandalosa acusación de E. Jean Carroll contra Trump por difamación no lo ha desanimado y al contrario, lo ha usado para mostrarle a los norteamericanos que tan corrupto e influenciable es la justicia en EEUU.

Pero ese intento de ver la paja en el ojo ajeno no es nuevo en este círculo de puritanos y neoconservadores hipócritas. Tan fuera de lugar esta todo que los mismos medios que hacen una novela con Trump se olvidan de las feas y antiguas acusaciones contra el mismo Joe Biden y ni hablemos de los asuntos sucios de Biden junior que lo implican en negocios tan turbios (el asunto Burisma) como en diversiones donde las prostitutas caras y la cocaína no faltaban.

Es por eso que no hay muchos en Washington D.C. y tal vez en todo el arco político de la Unión sin importar que sean Demócratas o republicanos con el culo limpio para evitar ser señalados por viejas rencillas con algún empleado despechado o aún peor, con alguna mujerzuela (o varias a la vez) con la que contrataron sus servicios. O acaso ustedes no se han preguntado ¿Cómo encajaba Jeffry Epstein en este ambiente? Al parecer la sonriente y esbelta Nikki Halley con sus aires de honorable mujer casada con un militar de carrera y de familia tradicional, tampoco es tan transparente como ha pretendido ser.

Realmente poco debería importar si un funcionario es moralmente reprochable o poco convencional en lo referente a su vida sexual, siempre y cuando además de mantenerla entre cuatro paredes cumpla con sus deberes con honestidad y lealtad a los intereses de los Estados Unidos, pero Nikki Halley no parece escapar a esta regla ya que al parecer aquello le ha valido precisamente como peldaño para llegar a donde está hoy.

Nikki una preferida de los viejos neoconservadores y ferviente militante sionista parece que su meteórica carrera estaría más vinculada a su talento en la intimidad que con su vocación de funcionaria pública. Más allá del amarillismo del “Daily Mail” un artículo ventilado el 18 de enero pasado (https://www.dailymail.co.uk/news/article-12970377/Nikki-Haley-cheated-affair-husband-affidavits-witnesses.html ) señala que desde 2007 y por 2010 Niki Halley que se hallaba casada con Michael Haley en momentos que era legisladora por Carolina del Sur, mantenía dos relaciones paralelas con dos tipos como Larry Marchant Jr. y Will Folks, dos cabilderos muy bien conectados con el poder en Washington.

Tal vez sea de mal pensado deducir que tras estas relaciones Halley se convirtió en gobernadora y no mucho tiempo después, salto a la arena de la política federal como funcionaria de la administración de Donald Trump. No sería de extrañar que usando ese mismo razonamiento algunos sospechen que tal vez haya logrado su designación haciendo lo que se conoce como un “casting sábana” ¿Con quién? Eso quedara a consideración de cada uno, pero no es muy difícil de adivinar.

Ella fue la embajadora de los EEUU ante Naciones Unidas y como tal trató de justificar varias situaciones injustificables de la política exterior y muy particularmente de las acciones de Israel en torno a la situación de ocupación sobre la población palestina y sus injerencias en el Medio Oriente. Halley mostraba sus dientes contra las posturas que iban contra los posicionamientos de Washington y muchos la recuerdan por ese ardor.

Otros la recuerdan como una mujer astuta, fría y políticamente ambiciosa a tal punto de bautizarla como “Lucifer” tan peligrosa que la creían con la intensión de reemplazar a Trump.

Otros también la recuerdan por ese ardor solo que en la intimidad de un asiento trasero de un automóvil de un viejo neoconservador y de otros colegas quienes aparentemente han dado testimonio de esa fogosidad.

Con este prontuario que hoy día esta siendo parte de la campaña sucia en su contra, Halley se ha estado ganando la fama de una come hombres, especialmente de los veteranos neoconservadores con conexiones políticas tanto dentro de EEUU como en Israel. Tal vez sea por eso que los sionistas adoran a Nikki y su ferviente lealtad al estado sionista.

Hasta el momento las preliminares contra Trump van mal y ya ha sido derrotada. Igualmente aún falta para que las cosas se consoliden pero, la tendencia puede ir ampliándose y es allí donde la sonriente “mujer de familia” y afable ex colaboradora de Trump puede echar mano a sus mañas para sacar ventajas.

Tal vez quien debiera cuidarse de este sensual y trepidante historial sexual sea su anterior superior ejecutivo y hoy adversario político, si así es, el mismo Donald Trump quien no sería de extrañar algún abogado pagado por los demócratas salga con alguna nueva e imaginativa acusación en su contra y esta vez se trate de nana menos que de…Nikki Halley.

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