domingo, 19 de diciembre de 2021

 

“EL DERECHO A MORIR EN EL OLVIDO”

La tragedia humanitaria que se vive en varios puntos del globo evidencia la perfidia y la hipocresía de las autoproclamadas democracias occidentales y de Naciones Unidas

 

Por Charles H. Slim

Los derechos humanos son palabras que están en boca de todos los medios, políticos y gobernantes de occidente, en especial de Washington pero, pocos son quienes los respetan en toda su amplitud. Estos derechos son inherentes a toda la raza humana (sin distinciones odiosas) y así se habrían comprometido a promover y proteger organismos internacionales como Naciones Unidas creados supuestamente para terminar con las arbitrariedades pero, la historia contemporánea nos informa todo lo contrario.

Millones de personas anónimas ha debido abandonar sus hogares sus terruños y dejar atrás toda su historia por la persecución, la miseria y la muerte. Pese a la firma de la Carta de Declaración Universal de los Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948 que debía poner una valla las brutalidades que se vieron tres años antes, ello no se respetó. El caso de los palestinos expulsados a punto de fusil entre 1946 a 1948 por las milicias sionistas es uno de los escándalos históricos que aún no ha sido resuelto por la “Comunidad internacional” y que el actual régimen que ocupa Palestina pretende extender con las usurpaciones de todos los territorios árabes. 

El fenómeno de los refugiados y los desplazados no solo continuó sino que se ha agravado de forma escandalosa en el nuevo siglo y los responsables de todo ello parecen no darse por aludidos ¿Quiénes han sido los promotores de la generación de estas catástrofes humanitarias?

La destrucción de Libia en 2011 por la OTAN no sola trajo la miseria y la inestabilidad a la vida de sus habitantes sino también la instauración del caos general, la inseguridad y en dicho marco el establecimiento de negocios sucios como la esclavitud y el tráfico de personas quienes pasaron a ser la mercancía de las bandas que a diario cruzan personas de a miles intentando cruzar a Europa. Dentro de este siniestro circuito también se producen violaciones, abusos y el tráfico de niños para ser vendidos en redes de prostitución tanto en el Golfo Pérsico como dentro de la Unión Europea.

Dentro de este marco de cosas la intermediación de Naciones Unidas ha sido alevosamente contradictoria. Tras autorizar (por presiones de Hillary Clinton) mediante la resolución 1973/11 la intervención militar de la OTAN (y con la participación de grupos terroristas Takfiristas) que causo todo este desastre humanitario, posteriormente y ya destruida toda la infraestructura del país la ACNUR trata de contener una situación que no puede ser resuelta Pero ¿Quién diablos puede explicar esto? Tal solo en 2018 se registraron 2000 personas ahogadas (hombres, mujeres y niños) por tratar de cruzar el Mediterráneo y ello, no hay que olvidarlo, fue instigado desde occidente ¿Cómo puede Naciones Unidas explicar esto?, ¿Acaso la intervención no era para salvaguardar a los civiles? Los resultados dejaron en claro que para nada.

Algo similar se vio en Siria, donde olas de refugiados debieron abandonar el país para ser alojados en campamentos provisorios en Jordania y Turquía con todas las precariedades y los peligros que ello conlleva. Millones de sirios abandonaron su país para refugiarse en lugares tan lejanos como Argentina para tratar de reiniciar una nueva vida.

La tragedia que deben vivir se ve multiplicada por varios factores que los vuelven aún más vulnerables. La infiltración de bandas de asesinos y grupos terroristas apoyados desde incluso países como los que alojan a los refugiados, convirtió en una encerrona para los mismos civiles que escapaban de las bombas y los supuestos rebeldes sirios.

La justicia sigue siendo una gran ausente en todo esto. A la ya compleja situación en la que se involucran actores de variadas nacionalidades y que actúan bajo cubiertas que distorsionan sus identidades, se suman las presiones a la Corte Penal Internacional (CPI) y otras instancias internacionales por parte de los estados propulsores de estas agresiones.

Como lo hemos dicho antes, se trata de una odiosa y elástica interpretación sobre el alcance de los derechos humanos que los gobiernos responsables y por intermedio de los medios han logrado mantener en el margen de conocimiento de la opinión pública mundial. Cuando sirve para manipular los sentimientos colectivos direccionado a golpear convenientemente a algún actor político se deja entrever esta realidad ¿Recuerda aquella imagen de ese pequeño niño sirio con pantaloncitos azules y remera roja que apareció ahogado boca abajo en las playas de Turquía en 2015?, ¿Por qué cree usted que se hizo viral esa triste imagen?

Los medios occidentales no tardaron en señalar su proveniencia siria para de esa manera, culpar de esta tragedia al “malvado” Bashar Al Assad, quien por ese momento era el blanco de una campaña feroz para demonizarlo con la evidente intensión de recrear una dinámica como fue puesta a rodar contra Iraq en 2003 y Libia en 2011. Mientras Obama y su Secretario de Estado Hillary Clinton se hacían los compungidos ante los medios, sus agencias de inteligencia y el Pentágono cada uno organizando a sus propios grupos profundizaban sus operaciones clandestinas dentro de Siria. Ni al Departamento de Estado norteamericano ni a la CNN, ni mucho menos a la BBC británica le importaba la muerte de los niños sirios. Solo se interesaron en este caso por una cuestión de oportunidad y nada más.

Era un niño llamado Alan Kurdi que como miles de sus compatriotas trataban de huir de la violencia que había sido llevada por grupos proxies apoyados por occidente (como “Jabbat Al Nusra, ESL, el Estado Islámico” entre otros) que con apoyo de algunas monarquías del Golfo, Francia y de Israel, buscaban destruir la república árabe siria y partir su territorio bajo un esquema confesional delineado de antemano en Washington.

Estos planes fracasaron y hoy por hoy los mismos que llevaron el caos a Siria ha reestablecido relaciones con Damasco. Ciertamente que París, Washington y Londres busquen hoy día congraciarse con Siria no paga ni pagará el daño causado. Pero los ciudadanos sirios que resistieron esta maquiavélica planificación no olvidan ni cuales fueron esos gobiernos (entre ellos el Saudita) que se ensañaron contra ellos ni el lamentable papel de Naciones Unidas que no hizo nada para frenarlos.

 

 

 

jueves, 16 de diciembre de 2021

 

“CUMBRE BORRASCOSA”

Por qué la cumbre por la democracia organizada por Joe Biden no significa nada

 

Por Dany Smith

La Cumbre por la democracia convocada por el presidente estadounidense Joe Biden el 9 de diciembre pasado, ha dejado un sabor a nada, algo que era esperable. Se trató sin dudas de un nuevo intento del marketing de la Casa Blanca para alinear a los países tras suyo usando una supuesta dicotomía entre “democracia” y “autoritarismo” colocándose como líder la primera y a Rusia, China y otros estados como miembros del segundo grupo.

Se trata de una nueva novela de “buenos y malos”, un refritado de la maniquea política exterior de Washington que mucho daño ha traído al mundo y que desde el 2001 con la administración republicana de George W. Bush y todo el arco neoconservador, sembró el caos y la inestabilidad en el Medio Oriente causando como efecto dominó una interminable oleada de refugiados sobre Europa y una catástrofe humanitaria. 

Precisamente, desde aquella época Washington además de haber mentido a su propio pueblo y al mundo sobre los argumentos que fundaban esa “guerra contra el terrorismo” (un fabuloso negocio para la industria armamentística y la Comunidad de Inteligencia), ha sido artífice de la violación de la ley internacional (mediante guerras preventivas y ocupaciones ilegales) y de los derechos humanos de millones de seres humanos. Sobre esto curiosa y odiosamente casi de forma contemporánea se ordena el traslado de Julian Assange a los EEUU lo que significará quedar en manos de los mismos verdugos que sus informes denunciaron. El detalle no es menor y por el contrario, sumado a todas las arbitrariedades y brutalidades que quedaron expuestas con el movimiento “Black Lives Matters”, hace a este otro precedente ineludible para tomar en serio a semejantes propuestas.

Con esta convocatoria Biden ha tratado de comprometer a sus interlocutores en una nueva mística global que trata de recrear las épocas de la guerra fría que enfrentaba al bloque de la libertad encabezado por EEUU que representaba a occidente y al bloque soviético oriental dirigido por aquel entonces desde Moscú. Pero, la misma propuesta también ha demostrado ser poco consecuente con esas intenciones.

Según Biden, EEUU debe hacer frente a las autocracias que avanzan en el mundo, un discursillo que en Argentina ha sido tomado como bandera por embaucadores y filibusteros intelectuales que escondiendo sus verdaderas filiaciones ideológicas se presentan como “republicanos populares” o estridencias similares para denunciar a los presuntos autócratas dejando de lado, todas las arbitrariedades y reales violaciones a los derechos humanos que cometen ciertos estados.

¿Quiénes son los democráticos y quiénes los autócratas? Esta debería ser la primera cuestión a responder. Desde ya debemos decir que esta respuesta es muy difícil de precisar. Y es que si revolvemos entre los aliados de Washington veremos varios casos que despertarían la confusión. Si la democracia es la principal preocupación de Biden y Cía ¿Qué podría decir el mandatario norteamericano de colegas como Erdogán en Turquía, de Vicktor Orban en Hungría o del primer ministro israelí Naftali Bennet para nombrar a los más salientes? Si ellos están en la lista de este club selecto no es precisamente por respetar los derechos humanos ni mucho menos, la ley internacional. La única cuestión del por qué ellos son miembros es por ser aliados estratégicos de los EEUU y nada más.

Estos tres ejemplares no parecieran encajar en el ideario que Biden vende al mundo. Primero, el mandatario turco Recept Riyip Erdogan quien además de sus antiguas vinculaciones con las redes terroristas que se extienden por el Cáucaso (que trataron de complicar a Rusia tras el desmoronamiento de la URSS) y que desde el 2011 (con la cooperación de la OTAN) bajaron al norte de África y Oriente Medio, vinculadas a la Hermandad Musulmana (creada por Gran Bretaña en el siglo XX),  lleva en su haber incontables denuncias por violaciones a los derechos humanos sin contar las agresiones a Siria e Iraq y su implicancia en el surgimiento y apoyo del “Estado Islámico”. No hay que olvidar que Erdogan ha sido un cooperador central en la agenda geopolítica de Washington contra Siria y un aliado estratégico para los atlantistas.

El respeto o no de los derechos humanos es una cuestión de hecho que no puede disfrazarse con meros discursos o con coloridas cumbres.

El caso de Viktor Orban no dista mucho de su colega turco. Un ultranacionalista que presentado por Washington como un “demócrata liberal” detesta a los inmigrantes, coopera para mayor injerencia de occidente en la región y que abiertamente se alinea contra Rusia, es uno de los socios estratégicos para la OTAN y es por ello, que se hace la vista gorda a sus abusos. Junto a Polonia y Ucrania, por estos días ambos están facilitando los movimientos de la OTAN en torno a las fronteras de la Federación rusa. Pero a pesar de este dejar hacer, los anglosajones le profieren a su gobierno y a los húngaros en general un trato ciertamente despectivo.

Que podría decirse del actual primer ministro israelí Naftali Bennet que los palestinos no sepan. Un extremista sionista que se cree iluminado y que considera a su pueblo “superior” y por ello puede suprimir con total impunidad a otros. Un sujeto que no ha tenido el mínimo escrúpulo en sentenciar públicamente que “matar árabes no trae consecuencias”, dejando bien en claro el racismo que lo ilustra pero que también es representativo de una buena parte de los israelíes que ocupan Palestina. Como tal es quien encabeza un estado que instiga y ejecuta cruentas acciones contra otros estados (bombazo a Beirut) con ambiciones colonialistas y expansionistas que oprime a la población árabe-palestina por lo cual tiene en su haber incontables casos de violaciones a los derechos humanos y en el cual además, la tortura es legal.

Pero más allá de estos contradictorios ejemplares a los que quizá incluya en el argumento de los retrocesos democrácticos, si en realidad Biden estuviera interesado en la promoción de la “democracia” la cumbre debería haberse realizado en un ámbito en el que todos, incluyendo a los que arbitrariamente discrimina como “autocracias”, tuvieran la posibilidad de dar sus puntos de vista sobre su preocupación.

Con esto a la vista se puede intuir que lo único que está buscando la administración demócrata es tratar de alinear a sus colegas europeos quienes están pasando por una agitada transición política que como se ha visto con los acercamientos franco-italianos amenaza con terminar con la UE y con ello, restar adherentes a la OTAN,

Como han señalado algunos polítologos, más allá de la esterilidad de esta cumbre la misma ha servido para dejar en claro que Washington tiene una concepción muy propia de lo que entiende por “democracia” y pese a las arbitrariedades que ha cometido en el presente siglo no ha cambiado nada.

domingo, 12 de diciembre de 2021

 

“UN SOCIO NADA FIABLE”

¿Qué influencia puede tener sobre Argentina el resultado de las elecciones en Chile? Cuando el pasado te condena

 

Por Javier B. Dal

Cuando la FACH colaboró en las operaciones de infiltración de comandos del SAS en Río Grande (Operación Plum Duff) durante la guerra de 1982, Buenos Aires trató de mantenerlo en secreto aunque muchos soldados y lugareños fueron testigos involuntarios de aquella traición que expuso el oportunismo no solamente del General Augusto Pinochet Ugarte, sino del estado Chileno. Pero esta no sería la única puñalada trasandina y más cerca en el tiempo lo veríamos en 2017 con las sospechosas implicancias en el ataque al submarino “ARA San Juan”.

Desde las épocas de la Confederación, las tribus araucanas organizadas por militares chilenos que ya estaban influenciados por Londres, cruzaban la cordillera para robar ganado y saquear puestos de avanzada de la gobernación de Buenos Aires. Eso se terminó cuando el Brigadier General Juan Manuel de Rosas decidió armar brigadas armadas con rifles “Winchester” adquiridos a los EEUU que corrieron a estos malones hasta el otro lado de los Andes terminando con el negocio y con las ambiciones de hacerse con los vastos territorios patagónicos.

El recelo chileno es tan extenso como su angosto estado. Todos sus intentos por expandirse al este fracasaron no solo por los obstáculos naturales y la infranqueable cortina de rocas que presenta la cordillera sino y quizá lo principal, por el celo de los pueblos fronterizos guiados por hombres tan apegados al terruño, de carácter sanguíneo y de tozuda convicción, fogueados por la guerra contra los realistas. El puerto de Buenos Aires era en el siglo XIX el más austral y como tal, paso obligado para la navegación comercial proveniente de Europa y eso opacaba a Santiago.

Su intrascendencia contrastaba con la importancia de Buenos Aires que recibía mayor atención en cuestiones comerciales vinculados con la agro ganadería y también el comercio de las telas. La Corona británica advirtió esto y puso manos a la obra para sacar ventajas. A lo largo de las décadas esos recelos fueron muy bien explotados por el Foreign Office que como siempre, mediante sus conspiradores (actualmente institucionalizados en el MI6) y sus variadas mascaras con las que opera en la región tiende los hilos a dos bandas siempre para beneficio de “Su majestad”.

Los negocios están primero y poco le importaba (y le importa) a Londres quien ocupe la casa de la moneda. Fue por ello que el MI6 y sus colegas hemisféricos apoyaron la empresa de Pinochet y luego mientras oficialmente Chile se declaraba neutral en la guerra de Malvinas, clandestinamente la junta militar chilena prestaba colaboración a las operaciones británicas.

Los militares chilenos eran inmisericordes con sus conciudadanos al momento de actuar. Si alguien no acataba una orden de alto simplemente era acribillado, o si alguien trataba de resistirse podía morir a golpe de culatazos. Eso lo sabían muy bien en Londres y en especial el Foreign Office pero, el régimen de Pinochet era estratégico para sus intereses geopolíticos.

Eso no quería decir que la diplomacia entre Santiago y Londres se viera afectada. Por el contrario, las reclamaciones de Westminster al régimen militar chileno eran una tapadera ante la opinión pública de las buenas y convenientes relaciones existentes que se llevaban por debajo de la mesa. Son dos dimensiones completamente separadas.

Si bien Londres imposto públicamente una cierta crítica a nivel diplomático por el golpe de estado de Pinochet en 1973 y recibió a muchos refugiados que huían de Chile, el MI6 colaboro con gran entusiasmo y en coordinación con la CIA y la ASIS australiana con la DINA para coordinar acciones represivas en Chile y el resto del Cono sur. Incluso, la inteligencia chilena a cargo del General Manuel Contreras fue la que con el asesoramiento del MOSSAD ejecuto el atentado con una bomba lapa contra Orlando Letelier en Washington sin que aquello hubiera despertado algún reclamo oficial contra Tel Aviv.

La ayuda dada por Chile a Gran Bretaña en 1982 fue reconocida personalmente al mismo Pinochet por Margaret Thatcher tal como vemos en la fotografía de 1998. Esta es la simbología de una relación que perdura hasta el presente.

En la década de los ochentas, las preocupaciones de Londres por manifestaciones nacionalistas en Argentina con los alzamientos “carapintada” de 1987 y el ascenso político del ex Teniente Coronel Aldo Rico estrecharon aún más la colaboración entre la por ese entonces Central Nacional de Informaciones (CNI) y el MI6. Otro que compartía preocupaciones era Israel, muy interesado en la situación del programa de misiles “Cóndor” al cual se habían unido Egipto e Iraq y que según algunas fuentes, fue desarrollado y utilizado en operaciones reales por Iraq contra Irán. Con la asunción en 1989 de Carlos Menem a la presidencia, se desactivo el proyecto y entrego toda la información a EEUU causando un suspiro de alivio en Londres y Santiago de Chile.

Actualmente y tras años de una estabilidad política y económica admirable, Chile pareciera que tendrá un presidente de la extrema derecha que además de refrendar estas relaciones con Londres, lo hará en detrimento de la Argentina. Los comentarios del candidato ultraderechista José Antonio Kast dejan en claro que hay cuentas a saldar con su vecino. Hay en esto un motivo de seria preocupación para Buenos Aires que va más allá de los cacareos de personajes funcionalmente intrascendentes como Estela de Carloto o funcionarios de segunda línea del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Pero Kast no es la única amenaza por venir. Incluso él por su ideario no es el único que podría representar relaciones más tirantes con la Argentina. La extrema izquierda liderada por el candidato Gabriel Boric es la cara de una misma moneda. Desde hace tiempo que Chile es una amenaza para la integridad territorial y económica de Argentina solo que no existe un liderazgo político en Buenos Aires que se atreva a reconocerlo. Santiago de Chile tiene una política de estado para con su vecino y no la cambia con cada presidente que asume. Chile a diferencia de la Argentina cuenta con un estado planificado y una infraestructura económica tolerablemente aceptable mientras que en Argentina no hay una economía sana, el estado es tan deficiente y extenso que ya se puede decir que carece de forma y para financiarlo requiere de una carga tributaria insoportable.

Mientras Chile tiene una organización institucional predecible y un camino geopolítico bien trazado, Argentina sigue en el limbo de la medianía (interna y externa) y ello (como lo vemos desde hace 38 años) no lo lleva a ninguna parte.

Desde 1982 todos los gobiernos argentinos han abandonado los asuntos estratégicos del estado y ello ha repercutido en un deficiente desarrollo macroeconómico que actualmente se ha vuelto endémico. Una educación cada vez más deficiente y mediocre ha redundado de forma directa en la incapacidad de crear polos de desarrollo tecnológico propio a fin de trazar estrategias para un crecimiento competitivo real. También ha redundado en una mediocridad dirigencial incapaz de planificar políticas externas con una orientación geopolítica propia y duradera que resuelva la actual crisis estructural. Sumado a ello, el mantenimiento de viejos discursos que solo buscan limpiar la cara de sus propias responsabilidades no ayuda a salir adelante.

Otra deficiencia argentina es la ceguera de sus políticos. Creen que no atender o no ver una situación, la misma dejara de existir. Esto en referencia a la situación de ocupación británica en el Atlántico sur en la que Chile presta cooperación y que sin dudas, es un asunto que le queda muy grande a toda la clase gobernante que desde 1983 viene ocupando el poder. Este dejar hacer le ha costado al estado argentino -entre otras cuestiones- perder el control de sus aguas jurisdiccionales en el atlántico sur y con ello la pérdida de miles de millones de dólares anuales por el zaqueo pesquero, la explotación de recursos petrolíferos y el no cobro de impuestos de pesca.

En perspectiva, queda claro el desbalance institucional entre uno y otro estado. Mientras el estado chileno es consecuente con su agenda estratégica para la región, el estado argentino no sabe a donde va. En este sentido Chile tiene una conciencia clara de cómo proteger sus recursos y de ser posible, acceder a los de sus vecinos y para ello lleva adelante las inversiones que sean necesarias. Sobre ello, la libre maniobrabilidad de su Armada sobre los mares del sur patagónico que se enmarcan en los últimos avances sobre la plataforma marítima argentina, deja en claro como la política de estado chileno va por un lado y la partidaria por otro.

Sobre esto mismo, la participación de Chile en este escenario es innegable y Buenos Aires pocas o mejor dicho ninguna medida ha implementado para contra restar dicha presencia. Precisamente, la herramienta con la cual el estado argentino debería implementarla (Armada) está prácticamente inoperante gracias a la clase política que gobierna. Pero aún peor. La clase política es completamente obtusa y carente de visión para entender la gravedad de esto y de las consecuencias a mediano plazo.  Al contrario de esto, Chile tiene muy clara su intensión en el sur y cuenta para ello con un músculo bien ejercitado y una determinación con respaldo político más allá del partido que ocupe el gobierno.  

Para finalizar, el estado chileno es un obediente subalterno de Washington mientras que la Argentina como una veleta de vientos va y viene y hoy por hoy se ve bajo un gobierno “progresista” (nada realista) que dice una cosa, hace otra y al público termina diciendo otra muy diferente. Es por ello que no importa quien gane las elecciones en Chile, sea la ultraderecha de Kast o la ultraizquierda de Boric, cualquiera que sea el triunfador respetara la estabilidad institucional y con ello toda su planificación geopolítica que comparte con Gran Bretaña teniendo como vecino a un estado en crisis, sin identidad ni orientación política ni mucho menos, una geopolítica clara.

 

 

 

jueves, 9 de diciembre de 2021

 

“REACTIVANDO EL ENCONO”

¿Por qué ISIS está retomando fuerza en Iraq?¿ A quién beneficiaría su reaparición? La unidad iraquí nacional sigue siendo el peligro más preocupante para Washington y Tel Aviv

 

Por Ali Al Najafi y Zeynav Azalanay

Tal vez sea necesario volver a recordar que cuando los EEUU retiro de Iraq a sus tropas en octubre de 2011, no lo hizo sin un plan B. Obama no le iba a devolver a los iraquíes su soberanía política ni mucho menos el control de los activos petroleros que tras la invasión de 2003 ellos se apoderaron. Solo se trató de una retirada estratégica, un cambio cosmético para dar paso a otra forma de ocupación basado en la creación de un caos controlado a distancia mediante nuevas estructuras de agentes agresivos y desestabilizadores que se encargarían de mantener en estado de coma al país.

Nada nuevo en la historia de cómo procede la “democracia” del norte contra quienes considera enemigos. Pero en el caso del mundo árabe islámico en general y en de Iraq en particular, el desprecio por la vida de los musulmanes ha quedado ampliamente documentada y grabado en el inconsciente popular de todos los iraquíes.

El programa de contrainsurgencia implementado desde 2006 por el General David Petraeus y los escuadrones de la muerte ideados por el embajador John Negroponte no bastaron para “democratizar” a los iraquíes pero si sirvió para crear un caos y la desconfianza mutua entre las comunidades chiitas y sunitas de Iraq. La táctica era simple: Grupos de hombres disfrazados (mercenarios) como árabes con sus caras tapadas con “kufiyas” o simplemente con máscaras, armados con fusiles AK-47 y unos lanza cohetes RPG-7 que atacaran sitios públicos de una y otra comunidad era suficiente para crear esa atmosfera. Otra era la de estacionar vehículos cargados con explosivos para causar masacres colectivas que tuvieran trascendencia internacional ¿Cuál era el objetivo de semejante crimen? Construir una aparente guerra civil y con ello la necesidad de justificar la estancia de las tropas de ocupación.  Un dato que cierra estas pérfidas tácticas era que cuando se retiraban de uno de estos ataques, estos falsos muyahidines debían gritar bien alto “Allah Hu Akbar” (Dios es grande) para darle mayor credibilidad a estos hechos.

Pero los iraquíes desde el inicio se dieron cuenta de esto y a pesar que sus voces estaban silenciadas por el terror imperante que implementaban los ocupantes con la cooperación de un gobierno títere, no se olvidan de estos embustes.

Aún lo recuerda Munir Ubeidi H. un hombre sunita de mediana edad de Bagdad que en aquellos momentos tenía una despensa en cercanías de lo que hoy es el barrio de “Ciudad Sadr” y recuerda que hasta la llegada de los invasores no existían rencillas con sus vecinos por cuestiones de religión. Incluso me muestra unas fotografías de sus hermanas que estaban casadas con dos hombres chiitas de Karbala y que tras la llegada de los estadounidenses y los británicos fueron asesinados en circunstancias nunca aclaradas.

“En realidad nadie se creyó eso de Al Qaeda y menos que Saddam los respaldara”, me dijo con una sonrisa que entremezclaba un poco de ironía y amargura por todo lo sucedido. Continuando con su relato me dijo “Incluso cuando comenzaron los atentados contra las mezquitas de ambas comunidades, muchos de nosotros nos reuníamos sin vernos las caras para distinguirnos entre sunitas y chiitas y ninguno de nosotros creía que esto era cosa de iraquíes”. En aquellos días muchos Shiej sunitas fueron arrestados, torturados y asesinados. Pero también muchos otros clérigos chiitas tuvieron la misma suerte y en ambos casos la mayoría se oponían al Status Quo ocupante.

Lo mismo nos decía Ali Akbar J. un vecino chiita de la populosa Ciudad Sadr que en 2003 con veintiún años de edad estaba tratando de terminar sus estudios en la Universidad de Bagdad. Las bombas, las razias y el terror implantado en las calles desde la llegada de los invasores complico sus planes. “La vida se volvió un infierno con los americanos y sabíamos que lo único traerían serían sus trucos sucios y muerte”, me afirmaba con firmeza mientras gesticulaba con su mano derecha. Para él no había dudas de que muchos oficiales del Baas de Saddam se vendieron a los ocupantes y pasaron a servir a esas operaciones de “contrainsurgencia”. Para ambos la aparición de “ISIS” en 2014 fue parte de los engaños de Washington y en los cuales por supuesto, colabora Israel.

A pesar que las editoriales de occidente y en particular de EEUU y Gran Bretaña siguen dando su amañada versión de lo que ocurre en Iraq argumentando que ello es producto de la “influencia de Irán” y de los “planes de Irán” o de las “maquinaciones de los Ayatolas en Teherán” cierto es que, la cruda realidad existente (miseria, corrupción, crímenes, drogas) se la deben a los angloestadounidenses y a nadie más.

Los análisis que suelen hacerse sobre la situación de Iraq están teñidos de parcialidad, claro oscuros y un gran recorte en la trama de los hechos claramente destinados a borrar la aberración que significó una invasión basada en argumentos falsos y mentiras que para peor, se convirtió en una ocupación bestial de la que ningún medio en occidente se atreven a profundizar.

Suenan en cierta forma hilarantes las alegaciones angloestadounidenses al fomento de la democracia, las preocupaciones por la participación popular en las elecciones o el tan trillado tema de los derechos de la mujer que vale recalcarlo, en las épocas de Saddam Hussein se respetaban de forma acabada (algo que no hacían ni hacen los socios de las petromonarquías del Golfo). Los invasores no le devolvieron el poder al pueblo sino le dieron el gobierno a verdaderos grupos criminales quienes continuaron con las bestialidades y las arbitrariedades que llevaban adelante sus tropas y agencias de inteligencia.

 Y es que pareciera que los redactores de medios en sendos países se olvidan como los batallones de inteligencia militar, la CIA y sus colegas británicos (con la siempre presente mano de Israel) introdujeron elementos disociadores como sin dudas el fue el agente jordano Abu Muzab Al Zarqawi quien había sido un activo de la CIA en Afganistán y con él toda una cadena de impostores y mercenarios que debían destruir a la resistencia nacional por dentro. 

Tampoco se debe olvidar que fueron los norteamericanos quienes (impostando una supuesta preocupación mediática) usaron a los chiitas iraquíes para tratar de eliminar todo vestigio del nacionalismo baasista de Saddam pero solo hallaron en los militantes de las sectas pro-iranies como la “Dawa” y “Badr” los mejores esbirros para concretar esos planes.

Para peor, además de colaboracionistas incapaces estos esbirros demostraron ser mucho más corruptos, arbitrarios y brutales que los nacionalistas del Baas entonces ¿Cuál ha sido la mejora de ese cambio? Los únicos que se han beneficiado con esto son los EEUU y sus aliados (entre ellos Israel) y para nada esto contempla a los iraquíes.

El respeto por los derechos humanos sigue siendo un gran agujero negro en este país. Son incontables los casos de detenciones, torturas y hasta desaparición de activistas que han denunciado las brutalidades del régimen. A pesar de haberse constatado graves violaciones y crímenes contra los opositores a los colaboracionistas de turno, Washington siempre ha hecho la vista gorda por el simple hecho de que le son serviles a sus propósitos. Sumado a esto el proceso político existente en el país es un fraude desde su origen y por ello claramente ilegitimo. Desde 2003 solo gobiernan mafias en Bagdad y ninguna de ellas ha instaurado algo similar a la tan clamada democracia y mucho menos ha beneficiado la vida de los iraquíes. Las únicas libertades existentes bajo este estado de cosas son la de hacerse ricos para los gobernantes y sus allegados y la de morirse de hambre para los ciudadanos comunes. Y Washington ha tolerado esto porque es funcional a sus planes. Solo cuando en Bagdad se han querido salir del carril de lo que a EEUU le importa, las marionetas han sido sigilosamente escarmentadas (con la repentina aparición de ISIS).

Todo el andamiaje electoral (insertado en 2005) es de autoría anglosajona y son precisamente asesores norteamericanos y británicos quienes alimentaron el sectarismo de aquel entonces y que actualmente, en este marco de cataclismo político apelan a profundizar el faccionamiento dentro de los partidos manipulando los procesos electivos con intención de mantener el Status Quo de control. Pese a ello, no han logrado los objetivos en su grado más óptimo.

Hay una gran tensión entre la administración títere y Washington que se ve alimentada por el creciente clamor popular que urge a la salida completa de los estadounidenses que pone en riesgo esa relación simbióticamente sucia y siniestra de necesidades reciprocas de las cuales que los iraquíes de a pie están fuera. Lo sucedido en Afganistán en septiembre pasado ese ideario. A medida que crecen las demandas para esta salida aumentan los ataques reivindicados por el “ISIS” ¿No les parece muy conveniente?

Las voceadas preocupaciones sobre la corrupción, la violencia estatal y la falta de transparencia en los manejos tiránicos de las marionetas de turno son una mera actuación teatral. Lo mismo en referencia a la miseria y la desigualdad social que casualmente viene creciendo sin pausa desde 2003 y que ha sido motivo de las continuas manifestaciones callejeras y la desconfianza de la juventud con todo lo que se vincula al gobierno.

La seguridad es inexistente y ello por el simple motivo de que las áreas sensibles como inteligencia, policía y cuerpos de seguridad interior se hallan filtradas y tironeadas por facciones que responden a la CIA o al VEVAK iraní. La administración de justicia es una extensión de esta situación y es por ello que nada es investigado. El país es una mera apariencia. Fue por ello que los israelíes junto a sus socios de la CIA pudieron dirigir y concretar en la misma capital el asesinato de Soleimani y Muhandis e incluso montar charadas como el último intento de asesinato en noviembre pasado contra el actual títere de Bagdad.

Gran Bretaña y EEUU han venido tratando  (mediante una colonización institucional) de fagocitar a la sociedad iraquí pero el experimento no les ha salido como esperaban. La miseria, el desempleo y el abandono de los sectores más desprotegidos son el pan de cada día. Las preocupaciones y las supuestas ayudas de Washington y Londres son solamente artilugios y maquillaje que tratan de tapar una situación insostenible. Los iraquíes en general pero los chiitas en particular hace rato se dieron cuenta del embuste y ellos mismos saben separar la paja del trigo.

La gran mayoría es consciente que reeditar la violencia interreligiosa con embustes como “ISIS” es funcional a Washington y a Israel y es por ello que están atentos a los acontecimientos.

Pese a la miseria sembrada por la ocupación y que mantienen sus colaboracionistas como el actual Primer ministro Mustafa Al Kadhimi, los chiitas iraquíes prefieren seguir a referentes creíbles quienes como el clérigo chiita Muqtadar Al Sadr han enfrentado a los invasores, manteniendo su postura a lo largo de los años y al mismo tiempo se mantienen al margen de la influencia de Teherán.