domingo, 19 de diciembre de 2021

 

“EL DERECHO A MORIR EN EL OLVIDO”

La tragedia humanitaria que se vive en varios puntos del globo evidencia la perfidia y la hipocresía de las autoproclamadas democracias occidentales y de Naciones Unidas

 

Por Charles H. Slim

Los derechos humanos son palabras que están en boca de todos los medios, políticos y gobernantes de occidente, en especial de Washington pero, pocos son quienes los respetan en toda su amplitud. Estos derechos son inherentes a toda la raza humana (sin distinciones odiosas) y así se habrían comprometido a promover y proteger organismos internacionales como Naciones Unidas creados supuestamente para terminar con las arbitrariedades pero, la historia contemporánea nos informa todo lo contrario.

Millones de personas anónimas ha debido abandonar sus hogares sus terruños y dejar atrás toda su historia por la persecución, la miseria y la muerte. Pese a la firma de la Carta de Declaración Universal de los Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948 que debía poner una valla las brutalidades que se vieron tres años antes, ello no se respetó. El caso de los palestinos expulsados a punto de fusil entre 1946 a 1948 por las milicias sionistas es uno de los escándalos históricos que aún no ha sido resuelto por la “Comunidad internacional” y que el actual régimen que ocupa Palestina pretende extender con las usurpaciones de todos los territorios árabes. 

El fenómeno de los refugiados y los desplazados no solo continuó sino que se ha agravado de forma escandalosa en el nuevo siglo y los responsables de todo ello parecen no darse por aludidos ¿Quiénes han sido los promotores de la generación de estas catástrofes humanitarias?

La destrucción de Libia en 2011 por la OTAN no sola trajo la miseria y la inestabilidad a la vida de sus habitantes sino también la instauración del caos general, la inseguridad y en dicho marco el establecimiento de negocios sucios como la esclavitud y el tráfico de personas quienes pasaron a ser la mercancía de las bandas que a diario cruzan personas de a miles intentando cruzar a Europa. Dentro de este siniestro circuito también se producen violaciones, abusos y el tráfico de niños para ser vendidos en redes de prostitución tanto en el Golfo Pérsico como dentro de la Unión Europea.

Dentro de este marco de cosas la intermediación de Naciones Unidas ha sido alevosamente contradictoria. Tras autorizar (por presiones de Hillary Clinton) mediante la resolución 1973/11 la intervención militar de la OTAN (y con la participación de grupos terroristas Takfiristas) que causo todo este desastre humanitario, posteriormente y ya destruida toda la infraestructura del país la ACNUR trata de contener una situación que no puede ser resuelta Pero ¿Quién diablos puede explicar esto? Tal solo en 2018 se registraron 2000 personas ahogadas (hombres, mujeres y niños) por tratar de cruzar el Mediterráneo y ello, no hay que olvidarlo, fue instigado desde occidente ¿Cómo puede Naciones Unidas explicar esto?, ¿Acaso la intervención no era para salvaguardar a los civiles? Los resultados dejaron en claro que para nada.

Algo similar se vio en Siria, donde olas de refugiados debieron abandonar el país para ser alojados en campamentos provisorios en Jordania y Turquía con todas las precariedades y los peligros que ello conlleva. Millones de sirios abandonaron su país para refugiarse en lugares tan lejanos como Argentina para tratar de reiniciar una nueva vida.

La tragedia que deben vivir se ve multiplicada por varios factores que los vuelven aún más vulnerables. La infiltración de bandas de asesinos y grupos terroristas apoyados desde incluso países como los que alojan a los refugiados, convirtió en una encerrona para los mismos civiles que escapaban de las bombas y los supuestos rebeldes sirios.

La justicia sigue siendo una gran ausente en todo esto. A la ya compleja situación en la que se involucran actores de variadas nacionalidades y que actúan bajo cubiertas que distorsionan sus identidades, se suman las presiones a la Corte Penal Internacional (CPI) y otras instancias internacionales por parte de los estados propulsores de estas agresiones.

Como lo hemos dicho antes, se trata de una odiosa y elástica interpretación sobre el alcance de los derechos humanos que los gobiernos responsables y por intermedio de los medios han logrado mantener en el margen de conocimiento de la opinión pública mundial. Cuando sirve para manipular los sentimientos colectivos direccionado a golpear convenientemente a algún actor político se deja entrever esta realidad ¿Recuerda aquella imagen de ese pequeño niño sirio con pantaloncitos azules y remera roja que apareció ahogado boca abajo en las playas de Turquía en 2015?, ¿Por qué cree usted que se hizo viral esa triste imagen?

Los medios occidentales no tardaron en señalar su proveniencia siria para de esa manera, culpar de esta tragedia al “malvado” Bashar Al Assad, quien por ese momento era el blanco de una campaña feroz para demonizarlo con la evidente intensión de recrear una dinámica como fue puesta a rodar contra Iraq en 2003 y Libia en 2011. Mientras Obama y su Secretario de Estado Hillary Clinton se hacían los compungidos ante los medios, sus agencias de inteligencia y el Pentágono cada uno organizando a sus propios grupos profundizaban sus operaciones clandestinas dentro de Siria. Ni al Departamento de Estado norteamericano ni a la CNN, ni mucho menos a la BBC británica le importaba la muerte de los niños sirios. Solo se interesaron en este caso por una cuestión de oportunidad y nada más.

Era un niño llamado Alan Kurdi que como miles de sus compatriotas trataban de huir de la violencia que había sido llevada por grupos proxies apoyados por occidente (como “Jabbat Al Nusra, ESL, el Estado Islámico” entre otros) que con apoyo de algunas monarquías del Golfo, Francia y de Israel, buscaban destruir la república árabe siria y partir su territorio bajo un esquema confesional delineado de antemano en Washington.

Estos planes fracasaron y hoy por hoy los mismos que llevaron el caos a Siria ha reestablecido relaciones con Damasco. Ciertamente que París, Washington y Londres busquen hoy día congraciarse con Siria no paga ni pagará el daño causado. Pero los ciudadanos sirios que resistieron esta maquiavélica planificación no olvidan ni cuales fueron esos gobiernos (entre ellos el Saudita) que se ensañaron contra ellos ni el lamentable papel de Naciones Unidas que no hizo nada para frenarlos.

 

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario